miércoles, 19 de agosto de 2009

Diarios de las estrellas


Ficha: "Diarios de las estrellas: viajes", "Diarios de las estrellas: viajes y memorias", autor Stanislaw Lem, Ediciones B, colección punto de lectura. Páginas 256 y 322, ISBN: 84 663 0001 5 y 84 663 0002 3.

Inmerso en los calores de la estación estival he vuelto a retomar la lectura del que ha sido desde siempre mi género literario preferido, la Ciencia Ficción, eligiendo estas dos novelas del genial escritor polaco, ambas forman una unidad de lectura, imprescindible para los buenos aficionados al género y más allá de otras obras contemporáneas galardonadas con prémios Hugo y Nébula que llenan las estanterías y que solo ofrecen bonitos fuegos de artificio y el juego del "más difícil todavía" a un lector solo interesado por la mera distracción, nada que objetar a ello, Lem en estas y otras obras nos propone una visión muy diferente ante cuya calidad no pasan los años ¿cuantos de los éxitos de la Ciencia Ficción de los noventa y la presente década resistirán tan bien el paso del tiempo?.

Lem hizo añicos la habitual frontera entre este maravilloso aunque limitado género de la ciencia ficción y la literatura "mainstream" . Con la inevitable referencia de aquel clásico conocido por todos "Los viajes de Gúlliver" nos presenta un personaje principal, un astronauta y viajero incansable del cosmos de temperamento irascible de nombre Ijon Tichy, seguramente un juego de palabras entre una de las lunas de Júpiter, Io, y el astrónomo inglés del siglo XVI Tycho Brahe en cuyo honor se ha bautizado uno de los cráteres de la luna.

Con la excusa de narrarnos las peripecias de este personaje Lem aprovecha, y siempre en clave de humor a veces verdaderamente corrosivo, para mostrarnos sus ideas acerca de la vida, la historia del hombre, la filosofía y la naturaleza humana. Su forma de escribir esta obra nos recuerda de forma deliberada a un estilo clásico, hay constantes cambios de registro, una riqueza de vocabulario y una imaginación desbordante, habitualmente se termina cada capítulo con una conclusión no siempre demasiado halagueña sobre el género humano.

Es inolvidable el viaje por los agujeros gravitacionales que ocasiona la duplicación del presente, llega un punto en que el lector termina tan confundido como el pobre astronauta incapaz de ponerse de acuerdo ni siquiera consigo mismo, o el viaje que narra la expedición de espionaje al país de los robots donde la computadora enloquecida de una nave espacial ha fundado un estado de robots... son fábulas desbordantes de imaginación y sentido del humor con una habitual segunda lectura ya no tan graciosa.

Destaco también que sin duda alguna el principal blanco de las burlas de Lem en esta obra es el género de la ciencia ficción... Ijon fríe bistecs en la pila atómica de la nave, limpia el parabrisas de la cabina de navegación sin resultado alguno ya que es la sombra de un mundo que se acerca lo que ha tomado por mancha... el cachondeo es interminable, que nadie espere detalladas y sofisticadas descripciones de tecnología o verosímiles cuadros de civilizaciones alienígenas. En la habitual división entre ciencia ficción "hard", con aires de seriedad y verosimilitud científica habitualmente carente de sentido del humor, y la "soft" donde prima la idea sobre el fondo o medio empleado para mostrarla Lem se situa en este extremo justo hasta donde es posible llevarlo, su obra en general y especialmente en este caso usa el relato de ficción como mero trampolín de sus ideas filosóficas consiguiendo una mezcla verdaderamente singular de chanza y chirigota-profunda reflexión sobre la naturaleza humana.

Conforme pasan los capítulos la narración se va volviendo más filosófica y de más hondo calado, el último capítulo de "Diarios de las estrellas: viajes", el viaje vigésimo, es simplemente un ejercicio de imaginación impresionante, la historia del universo y de la humanidad condensados en unas pocas páginas llenas de un humor ácido y descacharrante a la altura del mejor Terry Prachet, autor que sin duda ha debido de leer asiduamente a Lem.

El segundo libro abandona las peripecias viajeras y el tono ligero del primero para embarcarse en cuestiones más profundas continuando con el tono del último capítulo, el viaje vigesimo primero es todo un ensayo sobre la idea de Dios y el hombre narrado en forma de historia de un mundo donde la libertad del individuo ha sido llevada a su máxima expresión... ideas de hondo calado y que más allá de la burla, la distracción y el pasar el rato, que uno espera encontrar en una novela, te golpean de la forma más insospechada, al igual que Ijon el lector se quedará sin palabras al final del mismo.

En la última parte la dedicada a "las memorias" en vez de encontrarnos con más relatos de viajes se nos presenta toda una galería de científicos chiflados que conoce Ijon mientras escribe los relatos de sus andanzas cósmicas, en ellos y de forma permanente se nos presenta el tema del alma, la naturaleza del ser humano, de que es lo que podemos considerar vida inteligente etc etc, y sin abandonar en ningún momento la ironía sutil en ocasiones, burda y descarada en otras, Lem no deja títere con cabeza en esta obra, no hay posibilidad de quedar indiferente ante la misma.

Bien por Lem, un autor que no solamente sabía escribir maravillosamente sino que además era un gran filósofo que sabía imbuir en sus obras temas absolutamente serios y profundos en medio de las situaciones más imaginativas y disparatadas, sin duda alguna que es uno de esos clásicos de la literatura que merece la pena visitar una y otra vez.

Lo mejor: Una obra con vocación de clásico, narrada en un tono fabulesco, plena de imaginación, un riquísimo vocabulario con abundantes, apabullantes diría yo, segundas lecturas, destinada a perdurar como un clásico de la ciencia ficción por siempre jamás, recomendable además para todas aquellas personas interesadas en la obra de este gran escritor aunque no sean aficionados al género. De verdad que vale la pena adentrarse en el peculiar mundo del genial polaco, uno no deja de sorprenderse a cada paso.

Lo peor: A través de la ironía y la burla se destila un profundo pesimismo en las instituciones políticas y religiosas de nuestro tiempo, pasado presente y futuro, pero también hacia la misma naturaleza humana, es así como yo al menos lo siento... para Lem no hay esperanza, no tenemos remedio. Los aficionados más puristas a la ciencia ficción, sobre todo aquellos acostumbrados a obras de escritores más recientes es posible que no valoren positivamente estas novelas, su estilo deliberadamente fabulesco y arcaizante chocará con la habitual narrativa actual más propia de un guión cinematográfico que de la verdadera literatura. A veces la narración se pierde y se hace tan densa que cuesta trabajo abrirse camino, no es una obra fácil a pesar de su formato.

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