martes, 29 de mayo de 2012

Heidegger y un hipopótamo van al cielo

"Pero de repente surgió otro obstáculo: contemplar nuestra popia muerte nos dió un susto de muerte. No podíamos mirar a la señora de la guadaña cara a cara sin sentirnos aterrados y echarnos a temblar; aunque tampoco podíamos apartar la vista. Ah, la muerte: no se puede vivir ni con ella ni sin ella."



Ficha:  Heidegger y un Hipopótamo van al cielo, Thomas Cathcart y Daniel Klein, Editorial Planeta, 258 páginas, edición de bolsillo, ISBN:9788408005087.

Cathcart y Klein son dos licenciados en filosofía, bastante entrados ya en años, autores de varios libros de divulgación filosófica en clave de humor, suyos son también "Platón y un ornitorrinco entran a un bar" y "Aristóteles y un armadillo van a la ciudad", insólitos títulos como insólita es la forma de presentar al lector la filosofía, huyendo de toda seriedad pero a la vez respetando el rigor de las ideas que se exponen, no en vano ambos autores son considerables especialistas en el tema, no se acercan al pensamiento filosófico desde la perspectiva de un aficionado, ni mucho menos. Cathcart además ha trabajado como gerente de un hospital en Portland y ha dirigido un hospicio para enfermos de sida. Daniel Klein aparte de licenciado en filosofía es autor además de una treintena de libros y ha sido guionista de programas cómicos de televisión para los que escribía chistes. Ambos son amigos por lo visto desde hace más de cincuenta años y seguramente se lo han pasado en grande escribiendo este libro.

Escribir un libro de divulgación filosófica en clave de humor sobre el tema de la muerte parece así de pronto como el más dificil todavía, para más "inri" ambos autores no son precisamente unos jovencitos de modo que es un asunto que tienen más que presente y sobre el que han debido reflexionar mucho, y seguramente llegado a la conclusión de que no vale la pena tomarselo demasiado en serio. 

Aclaro aquí, antes que nadie se mese los cabellos y exclame ¡pero como se pueden tomar a broma ese tema!, que el libro en ningún momento aborda la muerte desde el punto de vista de la pérdida de un ser querido, pues aunque relacionado este sería otro tema muy diferente, sino que enfoca el tema de la muerte como suceso personal con el que tarde o temprano nos enfrentaremos todos, un asunto que la mayoría preferimos ignorar y que poco a poco, conforme vamos cumpliendo años y vamos viendo desaparecer a gente a nuestro alrededor, vemos que tarde o temprano nos tocará a nosotros... es entonces cuando uno empieza a hacerse preguntas y se encuentra con las distintas "respuestas" posibles al gran enigma, de eso va este libro.

La primera parte nos enfrenta así de sopetón con la angustia ante la visión de la muerte como una terrorífica entrada en la nada, ¿que hacer con esa angustia? ¿se puede evitar? ¿sirve para algo positivo?... de esta sensación de angustia y las estrategias para negarla y meter la cabeza bajo la arena como dicen, falsamente, que hacen los avestruces va este primer tramo del libro. La "autoanestesia", el encerrarse en uno mismo, el perderse en las trivialidades de la vida, llenar la agenda de objetivos y vivir volcado en asuntos externos para no pensar, realizar una actividad artística con la esperanza de que dicha obra nos suceda... y la más eficaz de todas, la respuesta que dan los existencialistas, afrontar diréctamente la angustia y la ansiedad, sin remedios de ningún tipo, vamos mirar a la muerte cara a cara... opción solo para audaces y que por lo visto es la mejor, si es que se puede soportar.

La segunda parte se dedica al momento presente que ha sido identificado por algunos filósofos, tanto de occidente como de oriente, con la verdadera eternidad. En la tercera se habla del tema del alma y la opinión que han tenido distintos pensadores y filósofos a lo largo de la historia en la vertiente tradicional religiosa, con los añadidos de la reencarnación, el cielo y el infierno. La cuarta trata del tema del espiritismo y los mensajes del más allá, junto con las experiencias cercanas a la muerte. La quinta parte trata el tema del suicidio. La sexta nos habla de los intentos de la ciencia por burlar a la muerte con asuntos tales como la criogenia, la clonación o el volcado de nuestros recuerdos y nuestra mente en circuitos de ordenador. La séptima parte al final nos habla de las conclusiones... que no pienso exponer aquí claro, el que tenga curiosidad ya sabe lo que tiene que hacer ;-).

El libro es muy ameno, no hay espacio para el aburrimiento, apenas se topa uno con un párrafo "serio" de poco más de una página cuando salta una anécdota, un chiste, una viñeta de humor gráfico o la simpática historia del imaginario diálogo entre los autores y un vecino que supuestamente recibe las enseñanzas que conforman el contenido del libro... vamos una "perita en dulce", se lee en un periquete.

"Heidegger y un hipopótamo llegaron a las Puertas del Cielo y san Pedro les dijo:
- Escuchad, hoy sólo tenemos espacio para uno. De modo que aquel de vosotros que me responda mejor a la pregunta "¿Cuál es el sentido de la vida?" pasará el primero.
Y Heidegger dijo: - Pensar el ser en sí explícitamente requiere despreocuparse del ser hasta el punto de que sólo se base e interprete en términos de seres y para seres como su base, como en toda la metafísica. 
Pero antes de que el hipo pudiera musitar una sola palabra, san Pedro le dijo: - ¡Hoy es tu día de suerte, hipo! -"


Lo mejor: Un librito muy ameno y no exento de interés, de lectura más que fácil, y que a pesar de estar escrito en clave de humor no deja de tocar prácticamente todos los aspectos de ese tema tan sombrío, por mucho que se quiera "endulzar", que muestra que no todos los aspectos de la muerte son malos y que aunque parezca un triste consuelo es en el fondo la muerte la que da valor a la vida. Bien por los autores capaces de emprender la escritura de algo que tanta gente evitaría leer.


Lo peor: Que maldita la gracia que tiene... y que el sentido del humor de los norteamericanos me sigue pareciendo demasiado ingenuo y soso comparado con el de aquí, dificilmente, aunque hay "gente pa tó", el lector español esbozará más que una ligera sonrisa con la mayoría de las gracietas plasmadas en el libro. Evidentemente no estamos ante una obra seria de filosofía... y esto podría ser una virtud según como se mire.






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