lunes, 16 de julio de 2012

El mundo sin nosotros

 "El firmamento será siempre azul, y la Tierra perdurará y reverdecerá en primavera. Pero tú, hombre, ¿cuánto tiempo vivirás?".

Gustav Mahler. La canción de la Tierra.


 Ficha: "El mundo sin nosotros", autor Alan Weisman, editorial Debolsillo, 388 páginas, ISBN: 978 84 9989560 4

Érase una vez un periodista, llamado Alan Weisman, que escribió un artículo a comienzos de la pasada década rememorando los años transcurridos tras el accidente nuclear de Chernóbil, en 1.986, donde hacía alusión a los cambios experimentados en la zona contaminada en torno a la trístemente célebre central nuclear. Y como desde entonces tras haber sido abandonada y privada de toda presencia humana y aún contaminada por la radiación y el plutónio la naturaleza parecía no haberse visto afectada gravemente por aquellas terribles condiciones e incluso a la fauna salvaje parecía haber vuelto a la zona... el artículo por lo visto causó sensación y un tiempo después su editor le hizo la siguiente pregunta "¿que pasaría si los humanos desaparecieran simultáneamente de todas partes?", este libro es el intento de responder a esa pregunta.

No todos los escritores pueden presumir de tener una obra suya comentada en exclusiva en la Wikipedia, y de forma extensa además, el libro que comento en este blog ha sido una de los ensayos más exitosos de los últimos años, publicado con gran éxito en los Estados Unidos, aquí teneis el enlace a  "El mundo sin nosotros" como podeis comprobar es un artículo de lo más completo que disecciona muy bien el contenido del libro.

Weisman tuvo que pasar años documentándose de forma exhaustiva para escribir esta obra, ha viajado a la zona desmilitarizada de la isla de Chipre y la península de Corea, a Panamá, a Inglaterra, a Texas, a la frontera entre Polonia y Bielorrusia, desde las nieves del ártico en Canadá hasta la sabana africana del parque nacional de Serengueti en Kenia. Entrevistas con paleontólogos, cosmólogos, químicos, ingenieros, responsables de parques naturales... el trabajo de campo y el esfuerzo de documentación de Weisman ha sido impresionante, cabe preguntarse cuanto material ha debido quedar fuera para evitar que el libro se hiciese interminable.

El libro no solamente nos habla del "día después" a una hipotética desaparición humana y la repercusión que ello tendría en la vida del planeta, geografía y clima ... sino también como el ser humano ha ido modificando el entorno y como ha influido decisivamente en la configuración actual del mundo, dividiendo continentes, extinguiendo especies, arrojando CO2 a la atmósfera en cantidades inmensas, talando bosques, inundando el océano con plásticos, edificando kilómetros y kilómetros cuadrados de hábitats artificiales de cemento y hormigón, allanando montañas, cambiando las especies animales y vegetales en todas partes... ¿que pasaría con todo eso si el ser humano desapareciera? ¿como ha cambiado en el pasado? ¿como eran la vida salvaje y los bosques antes de nuestra irrupción en la historia del planeta? ¿desaparecerían nuestras huellas? ¿como? ¿cuanto tiempo llevaría?... 


Este aparentemente breve, no llega a las cuatrocientas páginas, pero denso ensayo nos sorprende una y otra vez... nos sorprende cuando su autor nos indica en tantas ocasiones la fragilidad de cosas del entorno humano que consideramos sólidas y difíciles, si no imposibles, de cambiar... y nos habla acerca de la rapidez con la que la naturaleza, lenta pero tenaz, constante e invencible sigue su curso y nada la detiene. Ante todo es un toque de atención y una lección de humildad. No somos tan importantes, no somos tan poderosos, no somos tan fuertes ni tan letales como nosotros mismos creemos... por muchos agujeros que hagamos en el fondo de la balsa en la que navegamos esta simplemente escorará, nos arrojará por la borda y seguirá su curso. 

Seguramente es la lección más reveladora del libro, el mundo ha cambiado muchas veces antes de que nosotros estuviésemos en él, y lo va a seguir haciendo, con o sin nuestra ayuda, la vida no termina con la raza humana... aunque esta se empeñe en estinguir a una buena parte de sus compañeros de viaje. Obras humanas tan impresionantes como las ciudades, las refinerías, los puentes, los canales, las centrales nucleares... todo ello es como un barquito de papel navegando en el océano. Ese impulso vital del que nosotros también somos parte y que nos ha llevado desde las copas de los árboles hasta el espacio seguirá su curso. 

Sorprende conocer la rapidez con la que la naturaleza cambiaría el entorno que conocemos y como la vegetación invadiría las ciudades, como las grandes obras de ingeniería colapsarían por falta de mantenimiento y como se propagarían los incendios químicos y radiactivos, sorprende comprobar la fragilidad de todo ese entramado y sorprende más aún conocer la rapidez con la que la naturaleza se adapta y la tenacidad con la que la vida vuelve a resurgir una y otra vez. Dióxido de carbono que vuelve al océano y de este a las conchas calcáreas de los moluscos... metales pesados que vuelven a infiltrarse en la corteza terrestre, goteras que devienen en grietas y terminan derrumbando tejados, puentes de acero que se vienen abajo por una falta de mantenimiento que comienza por una pintura descascarillada... centrales nucleares ardiendo por la evaporación de los circuitos de refrigeración, refinerías en llamas, rebaños de vacas y ovejas pasto de los depredadores, ratas de alcantarilla llevadas rápidamente a la extinción por falta de residuos humanos que devorar, cucarachas que se extinguen con nosotros en los climas más fríos por falta de calefacción... si, verdaderamente es una pena ;-)

Puede parecer un tema triste, desagradable y pesimista... pero realmente creo que es justo al revés. No es que el autor sugiera que una desaparición humana del planeta fuese algo positivo para el conjunto de la biodiversidad, sino que esta, tal y como la conocemos, aunque está gravemente amenazada por la contaminación derivada de las actividades humanas ha estado realmente mucho más amenazada en el pasado y aun así... ha sobrevivido y no solo eso, sino que se ha multiplicado. De forma que aun en el peor escenario posible, el escenario de nuestra propia auto-extinción, algo nada improbable por desgracia, ello solo supondría nuestro fin, pero no el fin del planeta y ni mucho menos de la vida. 

Este hecho, terrible para nosotros pero indiferente para la gran mayoría de la vida sobre el planeta, solo sería un capítulo más en la historia de los grandes cambios y extinciones... en mucho menos tiempo del que creemos el mundo quedaría irreconocible, en unos pocos miles de años a un visitante del espacio exterior le costaría trabajo encontrar vestigios de nuestro paso por el planeta. No se vosotros pero yo me voy más tranquilo de este mundo sabiendo no solamente que todo va a continuar sino que además ir a mejor entra dentro de lo posible.

"Las convulsiones y presiones lo transformarán en algo distinto. Como ocurrió con los árboles enterrados en pantanos hace mucho tiempo: fue el proceso geológico, y no la biodegradación, el que los convirtió en petróleo y carbón. Quizás las altas concentraciones de plástico se conviertan en algo parecido. A la larga se transformarán. El cambio es el signo distintivo de la naturaleza. Nada permenece inalterable".
Dr. Anthony Andrady.



Lo mejor: Un ejercicio impresionante de imaginación y de documentación, narrado en un estilo directo y ameno no dejará indiferente a nadie. Una lectura obligada para todo aquel que ande interesado en temas de ecología y divulgación científica, no es fácil encontrar obras con un enfoque original y que además terminen siendo verdaderamente instructivas, este libro lo es en grado sumo. Agradará tanto a los lectores de ensayos y obras de divulgación como a todos aquellos aficionados a las obras de ficción... el libro tiene un pie a cada lado, ficción especulativa a la par que el rigor informativo de un periodista no especializado en nada pero que ha contado con el asesoramiento de un elenco impresionante de técnicos y especialistas, el capítulo final dedicado a "agradecimientos" a diferencia de lo que sucede en otras obras es de lectura obligada.


Lo peor: No existe nada perfecto, el libro no abarca todas las posibilidades ni todo lo que hay en el mundo humano... por ejemplo el capítulo dedicado a los mares está incompleto ¿que pasa con los barcos?. Las simpatías y aversiones particulares del autor han dejado su huella y deja claro que no siente demasiado afecto por los gatos ;-) aparte de demostrar ignorancia en lo que se refiere a la dieta de los pequeños felinos domésticos. Los ejemplos propuestos para la desaparición de las ciudades y las construcciones humanas están demasiado centradas en sus queridos USA... faltan más datos concretos sobre el deterioro de las construcciones de ladrillo más habituales de otras latitudes por no hablar de las ciudades de climas más templados, aunque el ejemplo del destino de Nueva York no deje de ser impresionante. Una putada comprobar que el bronce es de los materiales más resistentes al paso del tiempo... ¿imaginais una ciudad entera convertida en colinas cubiertas de vegetación ?... y que como único vestigio de nuestro paso solo se preservan esas horripilantes esculturas de las rotondas, mejor no estar ahí para comprobarlo ;-)




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