viernes, 25 de enero de 2013

El hereje y el cortesano

Ficha: "El hereje y el cortesano", Matthew Stewart, editorial Bibloteca Buridán, 347 páginas, ISBN: 978 849 6831193


El 18 de noviembre de 1.676 Gottfried Wilhelm Leibniz se presentaba ante la casa de Baruch Spinoza en La Haya, fue el encuentro entre los dos filósofos más grandes del siglo XVII, con el permiso de Descartes. 

Ambos poseían una reputación bien diferente, Spinoza fue excomulgado por la comunidad judía a la que pertenecía a la edad de veinticinco años y había visto encarcelar y asesinar a algunos de sus amigos, él mismo había sido objeto de un intento de asesinato años atrás conservando hasta el final de sus días el abrigo con la marca de la cuchillada que le lanzó un desconocido en un callejón. Excomunión, intento de asesinato, amenazas de todo tipo...  había conseguido la hazaña de poner de acuerdo a judíos, católicos y protestantes... todos le odiaban, había sido calificado por un teólogo como "el hombre más impío y peligroso del siglo", un obispo le dedicaba las siguientes palabras "este hombre loco y malvado que merece ser encadenado y azotado", este era el efecto de la publicación de su obra "Tratado teológico-político" que le llevó a renunciar a publicar nada más en vida, aunque seguía escribiendo y mostrando sus trabajos entre sus amigos de forma casi clandestina, en alguna de sus cartas aparece un sello hecho acuñar por él junto a la firma con la palabra "caute" ... cuidado. No solamente él corría peligro y tenía que ser precavido también todo aquel que tuviese tratos con su persona corría el peligro de ser considerado "spinozista" y tener problemas. Y eso a pesar de vivir en la liberal y progresista Holanda, mejor no imaginar que hubiera ocurrido con él de haber vivido en Alemania o en España.

Vivía en soledad en un estudio alquilado a un pintor y su familia, pasaba las horas de luz puliendo lentes, oficio en el que alcanzó gran maestría, y las noches leyendo y reelaborando sus escritos, especialmente su "Ética demostrada según el orden geométrico", su mejor obra, que solo sería publicada tras su muerte. A pesar de contar solo con 44 años de edad Spinoza intuía que su muerte no estaba ya demasiado lejana, sufría de tuberculosis, una enfermedad que agravada por las condiciones de su trabajo mantenía casi en secreto.

 Leibniz en cambio había viajado a Londres y París, frecuentado la corte francesa, y estaba al servicio del elector de la ciudad alemana de Maguncia, había realizado notables contribuciones a las matemáticas, construido la primera máquina de calcular, elaborado un plan político para alejar la influencia francesa de Alemania y realizado todo tipo de trabajos de investigación en las ramas más dispares del saber, algo que iba a ser constante a lo largo de su vida. Llevaba una vida de marcado carácter público, siempre al servicio de algún poderoso noble. 

Leibniz había quedado impresionado por algunas de las ideas de la filosofía de Spinoza y había sabido ver mejor que nadie lo que anunciaban... la desaparición del papel de Dios en el ordenamiento político, el inicio de una nueva era moderna donde la idea de Dios ya no tenía cabida. Aunque es cuestionable si el gran pensador alemán era un hombre devoto, nunca dió muestras de ello, si que estaba en cambio convencido de la utilidad y la necesidad del papel de la fe y la religión en la vida política como base del orden moral, algo que la filosofía de Spinoza hacía saltar por los aires al afirmar la inexistencia de un Dios personal. Para Spinoza no existía un creador del universo separado de su obra sino que este estaba inmerso en la misma, "Deus sive Natura", Dios o la naturaleza, era su idea principal... solo una sustancia, solo un ser inmanente causa de sí mismo con infinitos modos de extensión que constituyen el universo. Por lo tanto no existe un Dios al que dirigirse para rezar, solo hay un Dios, la naturaleza, y a este le somos indiferentes, siendo toda la moral y las religiones meras construcciones del intelecto humano.

Cuando tuve este libro por primera vez en mis manos pensaba que me encontraría con una obra muy diferente, con una especie de ensayo novelado sobre lo "que pudo ser". Se conoce muy poco del encuentro entre estos dos colosos del pensamiento, la reputación de Spinoza era tan terrible y Leibniz dependía tanto del buen nombre de la suya que posteriormente al encuentro el filósofo alemán llegó a negar haberse entrevistado con Spinoza, o a comentar que su encuentro fue casual porque se "encontraba de paso" y que la conversación que tuvo con él fue trivial o que si hubo algún contenido filosófico en la misma este era de tan poca calidad que no merecía la pena molestarse en refutarlo siquiera... todo mentira. Leibniz estuvo tres días en La Haya y fue allí ex profeso para entrevistarse con Spinoza en un intento desesperado de hacerle recapacitar, de mostrarle la importancia de Dios en el orden universal... no sabemos que ocurrió realmente, pero está demostrado que ambos conversaron por extenso durante tres días. Ese encuentro marcaría para siempre la obra filosófica de Leibniz hasta la obsesión y seguramente fue el gérmen de su obra capital "Teodicea", un monumental y original sistema filosófico donde trataba de otorgar un papel capital a Dios en el mundo moderno.

El libro es realmente una biografía de ambos filósofos donde se examina su vida y su obra y el paralelismo entre ambas, nos va a mostrar paso a paso y con todo lujo de detalles la relación entre ambos... el porqué Leibniz fue a ver a Spinoza y la huella de este en su obra posterior. Son dos personajes fascinantes, muy diferentes entre sí, con unas vidas apasionantes, sobre todo la de Leibniz "el último genio universal" como fue calificado. Spinoza es el arquetipo de filósofo entregado a su obra, es la viva imágen de la honestidad intelectual y de compromiso con las ideas que defiende, llevó siempre una vida austera, entregada a su trabajo y sus estudios, ausente de toda pretensión y búsqueda de notoriedad, estaba intelectualmente por encima de todos los pensadores de su época y lo sabía, ello le bastaba. Leibniz vivió siempre volcado en el exterior, buscando incesántemente la fama y el apoyo de los poderosos, no hubo rama del saber donde no realizase aportaciones y dejó tras de sí una obra impresionante de más de 150.000 hojas manuscritas que hasta la fecha ha sido imposible recopilar y publicar de forma completa. El epíteto que nuestro Cervantes dedicó a Lope de Vega llamándole "mónstruo de la naturaleza" es perfectamente aplicable a Leibniz, poseedor de un talento y una capacidad de trabajo sobrehumanos.

El tiempo ha tratado a ambos de manera desigual, como muy bien apunta Fernando Savater, "a Leibniz solo le leen ya los técnicos, Spinoza en cambio sigue siendo popular". Leibniz intuyó cual iba a ser el rasgo preponderante de la modernidad y no se atrevió a dar el paso... Spinoza quemó sus naves y valientemente ofreció un sistema filosófico completamente nuevo, original y de acorde con la mentalidad no ya de su época, dominada todavía por la superstición y el fanatismos, sino más acorde con la mentalidad de los tiempos por venir.

"Leibniz fue un hombre cuyos errores tuvieron una dimensión tan acentuada como sus virtudes. Pero fue su ambición, su vanidad, y sobre todo su insaciable y muy humana menesterosidad lo que hace que su obra sea tan emblemática para la especie. Con la promesa de que la superficie cruel de la experiencia oculta una verdad más hermosa y agradable, un mundo en el que todo sucede por una razón y para bien, el glamouroso cortesano de Hannover se convirtió en el filósofo del hombre común y corriente. Si Spinoza fue el primer gran pensador de la era moderna, luego probablemente Leibniz debería ser considerado como el primer ser humano de la misma"

"Spinoza, por otro lado, fue señalado desde el primer momento como una rara avis. Teniendo en cuenta su extraña autosuficiencia, su inhumana virtud, y su desprecio por la multitud, la cosa no podía haber sido de otro modo. Pero el mensaje de su filosofía no es que sepamos todo lo que hay que saber; es más bien que no hay nada que no pueda ser conocido. La enseñanza de Spinoza consiste en que no hay ningún misterio insondable en el mundo; ningún más allá únicamente accesible mediante revelación o epifanía; ningún poder oculto capaz de juzgarnos o de afirmarnos; ninguna verdad secreta sobre nada. Hay solamente la lenta y constante acumulación de muchas pequeñas verdades; y la más importante de estas es que no necesitamos esperar nada más para encontrar la felicidad en este mundo. Es una filosofía para filósofos, que son tan poco comunes ahora como lo han sido siempre"

Lo mejor: Un relato fascinante, denso y exhaustivo sobre la vida y obra de los dos filósofos más grandes del XVII, irónicamente calificados ambos de "racionalistas" por oposición a Hume y Locke aunque el libro mostrará la falacia de incluir a los dos en el mismo lado. Cualquier interesado en la historia de la filosofía disfrutará con este magistral ensayo, una joya.

Lo peor: El libro posee una dificultad de lectura variable, entre la facilidad y amenidad con la que nos narra la vida de ambos filósofos a la "espesura" del correlato de su pensamiento, en ocasiones no es una lectura fácil. Es una pena que un libro como este se encuentre ya descatalogado.


2 comentarios:

  1. spinoza no es un filosofo solo para filosofos, lo es para cualquier ciudadano

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    1. También creo que las líneas generales y las conclusiones de su filosofía sí que son para cualquiera, aunque se revistan en ocasiones de una forma que posiblemente no lo sea tanto. Se mire como se mire la Ética es un libro que demanda un considerable esfuerzo, y eso ya no es para cualquiera.

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