sábado, 21 de diciembre de 2013

Elogio de la lentitud

Ficha: "Elogio de la lentitud", Carl Honoré, ediciones RBA, 230 páginas, ISBN: 978-84-7871-249-6

El año entra ya en su recta final y me dispongo a comentar aquí casi el penúltimo libro de este año, tan fructífero en el terreno de las lecturas y tan especial para mí por motivos personales. 

Lo hago con este breve y bonito ensayo del polifacético escritor escocés Carl Honoré, todo un personaje. Periodista, licenciado en Historia y Lengua Italiana, ex-asistente social, articulista de alguno de los más prestigiosos diarios de los EEUU... en estos últimos años se ha especializado en la escritura y publicación de una serie de libros centrados en un mismo tema, el llamado "slow movement", un conjunto amplio y heterogéneo de asociaciones repartidas por todo occidente que abarcan las más diversas actividades humanas, todas ellas con un mismo denominador común: la lentitud.

El autor relata como hace varios años tuvo una revelación personal, una especie de epifanía, sobre la forma en la que estaba conduciendo su vida. Cada día una de las últimas tareas que hacía cuando estaba en casa era ir a acostar a su hijo pequeño y contarle un cuento antes de que se durmiera... tan ajetreada y estresante era su vida en aquel momento que incluso en esa tarea, tan entrañable e íntima, seguía inoculado por el virus de la velocidad... tenía la costumbre de saltarse frases y párrafos enteros cuando le leía los cuentos, lógicamente el crío que se sabía muy bien los mismos protestaba... de forma que lo que tenía que ser un momento tan bonito entre ambos se convertía en un forcejeo de egos, uno queriendo terminar cuanto antes para centrarse en otras tareas y el otro deseando prolongar el momento. Un día vio en un periódico un anuncio de un libro de cuentos que resumía tanto las historias que aseguraba que se leían cada una en menos de un minuto... "ya está, me lo compraré y asunto resuelto", pensó... para a continuación darse cuenta de que algo estaba mal en su vida si había llegado a ese extremo. No compró el libro, y a partir de ese momento comenzó a interesarse por el tema del "slow movement" que aunque ya conocido apenas había despertado su interés hasta el momento. Sus investigaciones, viajes y entrevistas con representantes del mismo por varios países, concretamente Italia, su gran bretaña natal y los EEUU es de lo que trata este libro.

Slow movement trata fundamentalmente de asociaciones y organizaciones que esgrimen como estandarte los beneficios de la lentitud, toda una filosofía de vida centrada en aquel dicho castellano que tan bien expresara nuestro inmortal Baltasar Gracian "despacito y buena letra, el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas" .En el campo del arte culinario por ejemplo, uno sin duda alguna de los más perjudicados por el estresante ritmo de vida occidental, es donde mejor se puede observar el cambio entre una comida bien elaborada donde los cocineros se han tomado su tiempo y por supuesto donde los comensales también participan de esa lentitud a la hora de degustar la misma... con la horripilante "fast food" de las ajetreadas ciudades, sencillamente es que no hay color.

El ejercicio físico también tendrá su correspondiente "versión lenta" a través de una serie de gimnasios donde los tradicionales ejercicios de pesas con tandas a velocidad normal se ven sustituidos por ejercicios de resistencia a ritmo lento que potencian la fuerza, más que modelar el físico. La salud se verá también inmersa en esta nueva moda de lentitud a través de las nuevas terapias donde prima la atención personalizada y los llamados tratamientos "holísticos". Naturalmente actividades como el yoga y la meditación en sus distintas modalidades también tienen su espacio en el movimiento de la lentitud, así como el más moderno pilates... mención aparte merecen actividades de naturaleza "calmada" como la horticultura y la jardinería, incluso algo tan aparentemente retrogrado y pasado de moda como el punto y las labores tradicionalmente asociadas a las amas de casa tienen también mucho que decir.

Más allá de este tipo de ocupaciones que tratan de ofrecer un oasis de calma en medio de la frenética actividad cotidiana podemos también encontrar las llamadas "ciudades lentas", pequeñas localidades que se han sumado a esta moda ofreciendo una serie de facilidades para el ciudadano que desea sumergirse en un modo de vida más humano, rico y saludable. Ciudades con más zonas peatonales, con restricciones a la velocidad y al tráfico rodado, con mercados y actividades al aire libre... nada del otro mundo para un habitante de nuestro país pero algo novedoso si tomamos como referente el estilo de vida anglosajón, ellos están por lo tanto redescubriendo aquello que por fortuna en la Europa continental no se ha olvidado todavía. Aquí en el momento en que uno se aleja de las grandes urbes queda sumergido la mayoría de las veces en un ambiente diferente donde todavía se puede disfrutar de una actividad tan simple como caminar... la proliferación de actividades como el senderismo desde hace algo más de una década, actividad que practico personalmente desde hace algunos años y que recomiendo a todo el mundo, pueden ser un buen síntoma de esta huida de la rapidez.

El libro termina con una abundante bibliografía e información sobre las distintas actividades que podríamos encuadrar en el movimiento slow... el mismo está salpicado de anécdotas, historias relacionadas con diferentes estudios sobre la lentitud, la percepción del tiempo y la importancia de vivir de otra forma abarcando temas tan aparentemente dispares como la salud, la educación, la música... algunos apartados del mismo poco o nada dirán a un habitante hispano de una pequeña, más o menos, localidad como donde yo vivo. Sin embargo hay temas como el musical que han constituido una pequeña sorpresa y me han hecho ver de otra forma algunas obras de los clásicos.

Probablemente uno de los elementos más importantes del mensaje que Carl Honoré nos quiere transmitir, es de que no se trata de combatir la velocidad "per se", de que esta es necesaria para bien o para mal en muchas actividades, de que las prisas son componente fundamental de la vida, al igual que la calma. De lo que se trata en definitiva es de encontrar el "tempo" apropiado, de no correr por correr y de distinguir precisamente entre todo aquello donde la prisa y la velocidad es necesaria, y aquello donde el apresuramiento se torna en vicio indeseable. Por lo tanto no estamos ante un libro para gente con sangre de horchata ni para vagos, al contrario, más bien se trata de intentar vivir mejor, ser más eficaces con nuestro tiempo libre, con nuestro trabajo y con nuestra vida. En definitiva, pisando el freno y disfrutando de la lentitud cuando ello sea algo imprescindible. Sin duda alguna que es un mensaje que sigue teniendo una gran validez y que dificilmente, como todas las grandes verdades, tendrá fecha de caducidad.

En este enlace podemos ver una charla TED protagonizada por el autor donde precisamente habla, rápidamente a un ritmo frenético ;-), de las virtudes de la lentitud:  "Elogio de la lentitud" recomiendo su visionado a cualquier curioso interesado en los libros de este autor.


Lo mejor: Un libro agradable y sencillo de leer, abunda en ejemplos y casos tomados de la vida cotidiana, entrevistas a los diferentes protagonistas de este movimiento que trata de cambiar nuestra visión del ritmo al que hay que vivir y sobre todo constituye una buena colección de excelentes consejos e ideas sobre el disfrute de la existencia. No es extraño que el libro haya tenido desde la fecha de su publicación, 2.004, un notable éxito que le ha llevado a ser traducido y reeditado constantemente. Desde entonces su autor sigue trabajando en el mismo tema y con el mismo éxito... muestra de la importancia del cambio que en él propone.


Lo peor: Para muchos será un simple conjunto de verdades de perogrullo redactado con más o menos ingenio. Es difícil que aquellas personas que más lo necesitan, aquellas que como su autor deberían poner freno a la actividad alocada de su vida se molesten siquiera en leerlo. La lectura como actividad calmada que es, o debería ser para ser provechosa, suele ser eludida por los adictos a las prisas y la adrenalina... por regla general solo un toque de atención en forma de dolencia física, del tipo que sea, suele funcionar a modo de advertencia. Carl Honoré es por tanto una persona muy afortunada si no llegó a ese extremo... camino llevaba desde luego si todo lo que nos cuenta es cierto.


5 comentarios:

  1. El elogio de la lentitud tiene que hacerse a ritmo lento ¿no? (XLMP)

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  2. Supongo que el autor de "El elogio de la lentitud" se tomaria mucho tiempo para escribirlo ¿no? (Luis Manteiga Pousa?

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    1. No creo que le dedicara más tiempo al ensayo que el que se puede tomar habitualmente para escribir un libro de este tipo, tampoco es un libro exhaustivamente documentado o escrito con una habilidad especialmente sobresaliente. Lo que está claro es que debió reflexionar sobre el tema durante años y tomarse su tiempo antes de ponerse a escribir, eso sin duda, y seguramente es indiferente el tema al final. Un buen libro, y este lo es, lleva siempre su tiempo.

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  3. La lentitud es buena...a veces. Cada día, cada momento, tiene su propio afán.

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