miércoles, 19 de marzo de 2014

Ciencia, filosofía y racionalidad

Ficha: "Ciencia, filosofía y racionalidad", autor Jesús Mosterín, editorial Gedisa, 329 páginas, ISBN: 978 84 9784 76 6

Esta misma semana sostuve una discusión con una compañera de trabajo por culpa de la filosofía, ella se lamentaba de la pérdida de tiempo que le supuso estudiar dicha materia en el instituto debido a que "era algo completamente inútil que no sirve para nada", lamentablemente no conseguí hacerle cambiar de parecer porque algo de razón tenía... de hecho yo mismo opinaba lo mismo en mis tiempos de estudiante, lo que ocurre es que algunos seguimos evolucionando con el tiempo..., pero bueno eso es ya otra historia.

Traigo esta anécdota aquí porque posiblemente si hiciésemos una encuesta donde preguntásemos al ciudadano de a pie cual de las materias de estudio considera más inútiles e innecesarias seguramente la filosofía ganaría por goleada, probablemente seguida por la religión, aunque tras la última reforma educativa por lo visto esta última se la considera más importante... Nadie en cambio consideraría a la ciencia en general y mucho menos a cualquiera de sus ramas de conocimiento, matemáticas incluidas, como innecesarias y prescindibles, todo lo contrario. 

La ciencia y las aplicaciones tecnológicas que esta posibilita son vistas como las materias más importantes y necesarias tanto en el momento presente como de cara al futuro, en detrimento a las denominadas "humanidades", filosofía incluída. Hay sin embargo un detalle a menudo olvidado y es que tanto la ciencia como la filosofía formaron en el pasado un cuerpo unificado de conocimiento, una sola materia, de hecho la ciencia moderna como tal vio la luz cuando se separó de la filosofía y la teología a comienzos del siglo XVII, con Galileo y a través de su método empírico teorizado por Bacon y otros comienza a seguir su propio camino, lleno de triunfos espectaculares que han cambiado decisivamente el mundo hasta nuestros días... sin embargo nunca ha conseguido separarse completamente de su origen filosófico, por mucho que ambas parezcan en cuanto a materia, ámbito de aplicación, metodología y alcance completamente distintas.

Ya tuve la ocasión de comentar aquí en este blog la obra "La vida bajo escrutinio" del profesor Antonio Diéguez, un libro centrado en la filosofía de la ciencia en su vertiente biológica, lleno de datos interesantes sobre la Evolución, la definición de la vida, la genética... asuntos de hondas repercusiones filosóficas que mostraban la íntima unión entre la filosofía y la ciencia al tratar esta última temas que son, o deberían ser, materia de estudio no solo de científicos y gentes de ciencia sino también de filósofos por sus profundas implicaciones.

No hay por lo tanto una separación perfectamente clara y definitoria entre ciencia y filosofía, incluso alguna definición leída por mí hace tiempo "ciencia: búsqueda de aquellas verdades verificables por métodos empíricos, filosofía: búsqueda de la verdad por métodos no experimentables" se queda corta. La filosofía de cada época se ha visto siempre muy influenciada por el conocimiento científico, o que podríamos llamar científico, del momento. La ciencia no solamente produce conocimientos que llevan a desarrollar aplicaciones tecnológicas en todos los campos, sino que también dichas aplicaciones y dichos conocimientos cambian nuestra forma de apreciar el mundo, de definir y experimentar la realidad de cada época... y ahí entramos de lleno en el terreno de la filosofía. 

Jesús Mosterín en esta obra se centra en ambas materias de conocimiento, la ciencia y su método, y la filosofía con su visión totalizadora que a su vez proporciona objetivos y dirección a la ciencia en un sentido amplio:

"Una ciencia ayuna de filosofía corre el riesgo de quedar reducida a técnicas y rutinas desabridas y de corto vuelo. Una filosofía  alejada de la ciencia con frecuencia degenera en mera palabrería y verborrea, en la que las citas y los juegos de palabras no logran restablecer el contacto con la realidad"

El tercer elemento presente en el título, la racionalidad, será usado a guisa de bisagra para establecer una unión entre ambas. Racionalidad entendida como estrategia de optimización en la consecución de objetivos, como una búsqueda permanente de atajos y caminos más directos en pos de nuestras metas. Solamente a dicho aspecto, la racionalidad, y su relación con la ciencia y la filosofía dedicará tres capítulos de este libro. 

Mosterín es un firme defensor de una filosofía en íntima relación con la ciencia y con sus ámbitos de aplicación, una filosofía con sus pies firmemente anclados en la lógica, la precisión y la claridad expositiva, sin excesos ni retóricas de ningún tipo, sin pérdida de contacto con la realidad... muy diferente de esa otra filosofía especulativa tan centrada en el lenguaje y tecnicismos, oscura y verborréica empeñada en darle vueltas a los límites del lenguaje y perderse en una maraña de capas y capas de conceptos cada vez más alejados de la realidad y solo comprensibles por los expertos en la materia... no es extraño que siendo este el aspecto más visible de la filosofía académica de los últimos tiempos haya terminado empañando la visión que popularmente se tiene de esta rama del conocimiento. Quizás no sea para tanto y también esta filosofía especulativa desligada por completo, de momento, del mundo de la ciencia tenga también su valor y pueda aportar cosas interesantes... pero está claro que al menos para este gran filósofo, porque Jesús Mosterín es indudablemente una de nuestras mejores cabezas pensantes, la filosofía y la ciencia han de ir de la mano en su explicación del mundo y el universo en el que hemos visto la luz y donde vamos a morir.

La relación entre ciencia y filosofía, la ciencia y su método, los principales protagonistas de la misma y su relación con la filosofía, la teoría, la experimentación, la observación y detección, los límites del conocimiento, la nanotecnología, la física cuántica, el principio antrópico en cosmología, la obra de Albert Einstein, la labor de Karl Popper como filósofo de la ciencia más grande del siglo XX, la figura de Thomas Kuhn y su historia de la ciencia, la figura de Rescher... el libro proporciona a todo lector interesado en ciencia y su relación con el pensamiento filosófico todo un "banquete" de datos, historias, definiciones, explicaciones, notas biográficas... trae además algunas entrevistas sumamente interesantes al autor publicadas en un periódico chileno y recogidas por primera vez en un libro, aparte de una sumamente interesante a Karl Popper, el gigante de la filosofía de la ciencia fue entrevistado en 1.989 por el autor, la transcripción de dicha entrevista ha sido para mí uno de los puntos más fuertes y sorprendentes del libro... 

Si el libro antes mencionado de Antonio Diéguez me dejó al final con un sabor agridulce en el sentido de que me hubiera gustado ver al autor mojarse más en el asunto de la relación entre los descubrimientos y avances científicos, aunque fuera solamente en su campo, el de la biología, y sus implicaciones en la filosofía y la concepción del mundo y del hombre; en este caso con el libro de Jesús Mosterín me ha sucedido justamente lo contrario, por fin encuentro una obra donde se muestre a la filosofía en relación con la actualidad de los descubrimientos de la ciencia, a la que será seguramente, le pese a quien le pese, la filosofía del futuro, no solamente una rama particular de la misma, tal y como sucede ahora con la filosofía de la ciencia, sino a la FILOSOFÍA con mayúsculas, aquella que lejos de ser ninguneada y canibalizada por la ciencia, como alguno augura, se constituirá en fiel aliada y compañera de viaje de la ciencia, si es que alguna vez ha dejado de serlo claro; un viaje que no tiene fin porque tampoco tiene final la búsqueda de la verdad ni tiene límites el conocimiento humano.

Por si alguien tiene curiosidad, aquí pongo un enlace a una interesante entrevista publicada por JotDown muy relacionada con el contenido de este libro.  


Lo mejor: Un trabajo excelente, cualquier aficionado lector a obras de divulgación científica podrá disfrutar con la lectura de este libro, muy recomendable también para los habituales lectores de obras de contenido filosófico, no digamos ya si se buscan además obras que conecten ambas ramas del saber. Por mi parte ha sido todo un descubrimiento y no tengo la menor duda de que leeré más obras de este gran pensador hispano más adelante, no todos los días se encuentra uno una unión tan perfecta y agradable entre claridad expositiva, sentido común y profundidad de pensamiento, he disfrutado con el libro.

Lo peor: La dificultad de la lectura es muy variable, hay capítulos y partes del libro que se leen de un tirón con suma facilidad, y otras que requerirán una lectura atenta y reflexiva... me han parecido especialmente árida, y quizás también algo excesiva en extensión, la parte dedicada a la crítica al principio antrópico. Me hubiera gustado que el autor tocara también el tema de la ética en relación con los avances médicos y biológicos... hay mucha, muchísima más materia de la expuesta aquí por Jesús para ilustrar la relación entre ciencia y filosofía, si bien también entiendo que al estar centrado el libro en la cosmología y las ciencias del Universo, en relación con sus leyes tanto en lo infinitamente grande como en lo pequeño, eran temas que podían quedar fuera de la temática del mismo.

Algunas partes dedicadas a la lógica, una de las especialidades de J. Mosterín, pueden dar dolor de cabeza ;-)... y no termino de tragarme ese término horripilante de "humanes" ideado por el autor, ¿no era más sencillo y elegante usar el término "ser humano" para evitar confusiones entre hombre (especie humana) y hombre (macho humano)?. Creo que es ir demasiado lejos en pos de la claridad y la precisión de los términos, uno de los estandartes personales de este filósofo.

1 comentario:

  1. Gracias por tu parafraseo resumido, el libro es muy interesante para mi gusto según tu opinión.
    Me agrada mucho el hecho de que hayan personas como tú, que inciten a los demás a leer lo que es de su propio agrado.

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