sábado, 29 de marzo de 2014

Ni el sexo ni la muerte

"Ni el sol ni la muerte se pueden mirar fijamente."  
François de la Rochefoucauld.


"El sexo es un sol; el sexo es un abismo. Pero solo es un sol para nosotros, no para la naturaleza o en sí mismo. Solo ilumina a cada uno desde el interior (aunque el deseo se de sobre otro), y solo a los que mantiene vivos. Por eso el sexo del otro todavía nos deslumbra más, por este incendio que enciende o reaviva en nosotros, que repercute y que redobla, y que nos esconde su origen. Es como la noche en pleno día, como un abismo de luz: es el abismo del deseo -el mío, el del otro-, que convierte en sol, para aquel que ama o que desea, algunos centímetros cuadrados de piel o de mucosa... Freud tenía razón al hablar de instinto de vida. El orgasmo o la muerte ya llegarán más temprano que tarde."


Ficha: "Ni el sexo ni la muerte. Tres ensayos sobre el amor y la sexualidad", André Compte-Sponville, editorial Paidós, 319 páginas, ISBN: 978 8449 327612

Hacía ya más de un año que no me adentraba en una obra de este filósofo francés, llegué a crear una etiqueta en este blog con su nombre debido a mis frecuentes lecturas de obras suyas, sin duda alguna que ha sido para mí un referente en lo que a lecturas de ensayos de filosofía se refiere desde que comencé a interesarme por el tema a finales de 2.011. 

Comencé su lectura con la que seguramente es su mejor obra "Pequeño tratado de las grandes virtudes", uno de esos trabajos con vocación de clásico imperecedero cuya lectura considero más que imprescindible para cualquier buen aficionado a la filosofía, sobre todo a los neófitos en el tema como es mi caso y máxime en estos tiempos donde leer, no digamos ya escribir, un tratado sobre moral parece más que pasado de moda.


Ninguna de mis lecturas posteriores estuvo a la altura de la mencionada, aunque todas me gustaron; ni ese breve pero intenso ensayo titulado "La felicidad desesperadamente", ni esa obra un tanto desordenada y errática de sus comienzos "Sobre el cuerpo", o ese bonito y recomendable ensayo de introducción a la filosofía titulado "Invitación a la filosofía", ni por último siquiera esa excelente recopilación de artículos publicados bajo el sugerente título de "El placer de vivir".


Por ese motivo no pude sino mirar con indiferencia esta reciente obra suya, mis lecturas de este filósofo estaban tomando un claro cariz "descendente", si bien con altibajos, me saturaba ya el bueno de André, tenía la impresión de que era un filósofo que nada nuevo me podía ofrecer ya, que esto era más de lo mismo... de ahí que demoré mi adquisición y lectura de este libro durante más de un año. Tras su lectura puedo corroborar esa intuición, porque salvo alguna sorpresa y momento agradable creo que es un filón que puedo dar por agotado. Naturalmente siempre me quedará la relectura de sus interesantes trabajos, posiblemente alguno tenga más interés en segundas y aún terceras relecturas tal y como sucede con cualquier ensayo ... pero ¿quién dedica tiempo a las relecturas teniendo tanto por leer aún? :-), la vida es demasiado corta, el tiempo apremia y las energías y ganas por leer prefiero que me pillen siempre con material "fresco" del que por fortuna, realmente muy buena fortuna,  dispongo en abundancia. 

¿Qué tenemos aquí? tres ensayos sobre el amor y la sexualidad más la transcripción de dos conferencias relacionadas, más o menos más adelante lo veremos, con este tema principal... casi nada. De hecho podríamos contar dos ensayos realmente más las conferencias porque el tercero aunque tiene un origen diferente no deja de ser una extensión del segundo, con el que coincide en temática, estilo y nivel de comprensión. 


El amor.
El primer ensayo, titulado "El amor", no es más que la transcripción y reelaboración de una conferencia que el autor ha dado en numerosas ocasiones y que en su casi totalidad solamente extrae las ideas principales del último capítulo del "Pequeño tratado de las grandes virtudes", el dedicado precisamente al tema del amor... los mismos conceptos, la misma estructura y las mismas ideas elaboradas para la exposición oral. Un texto donde las ideas fluyen armoniosamente, abundan las referencias al lector (u oyente en su versión oral) y donde nos encontramos con el mejor ejercicio de estilo del que es capaz el filósofo galo, lo que no es decir poco... lo malo, pues que naturalmente para los lectores de la obra citada no vamos a encontrarnos con nada nuevo o sorprendente, simplemente más de lo mismo. 

El amor es analizado desde la peculiar perspectiva filosófica del autor, nada de coqueteos con la sociología ni con la biología o neurología... uno de los puntos fuertes, y también limitaciones, del filósofo francés es que nunca se mete en un terreno donde no pise firme, en ese aspecto y a pesar de su indudable maestría no estaría de más que tomase nota de autores modernos como Richard David Precth y su enorme "El amor. Un sentimiento desordenado", pero que le vamos a hacer Sponville es de otra generación, de otra escuela y otro método.

El amor en su faceta platónica de "Eros", el amor en su faceta de alegría y disfrute "philos" con el sello de Aristóteles, Spinoza y algún otro... y finalmente el amor como sentimiento de bondad universal en su versión cristiana de "ágape". El amor de lo que falta, el de lo que se tiene o disfruta y el que se ofrece de forma incondicional. Sobre estos tres caballos de batalla versa este primer ensayo, el más bonito y fácil de leer... aunque por desgracia para nada original.

Destacar el acierto de esta división, su enfoque práctico, su siempre acertada revisión de los clásicos... Sponville da toda una lección de filosofía griega sobre el tema, y la luz que arroja sobre este tema tan apasionante como complejo. Tengo no obstante que señalar las deficiencias del capítulo dedicado al "amor universal" o "ágape" en terminología greco-cristiana, y es que aunque más adelante en el libro con ocasión del tema de la espiritualidad el autor se confiesa seguidor de la vertiente espiritual del budismo... por eso mismo echo en falta que a la hora de tratar el tema del amor como sentimiento universal no haya casi ni una mención al tema de la compasión budista, ni siquiera al tema de la benevolencia confuciano... centrándose principalmente en la visión judeocristiana. Ya se que estamos en Europa, que también el que escribe ha sido educado, como todos, en esa tradición... pero es una ausencia muy notoria e injustificable por alguien que se supone versado en el tema. Por eso para mí de los tres capítulos el dedicado al "ágape", al "amor sin orilla" tal y como bellamente lo define André es el que al final tengo la impresión de que le falta algo... de que se queda cojo.

Muy buena por otra parte su insistencia en incluir el amor marital, y el de pareja dentro de la categoría "philia", porque habitualmente solemos encuadrarlo en el apartado "eros" o amor pasional de aquello que nos falta, de lo que se busca o persigue... en fin, si en su momento ya me pareció que el último capítulo del Pequeño tratado era lo mejor del libro con diferencia (y eso que el resto de la obra pone el listón muy alto), de nuevo he vuelto a disfrutar con su lectura. 

Ni el sexo ni la muerte.
Entramos ahora en la parte más densa, extensa e importante del libro, la parte que por sí sola justifica su compra y a la que nos ha preparado la lectura del primer ensayo... aunque posee un origen similar como tema de una conferencia aquí se nota mucho la mano del autor al reelaborar el texto porque es imposible que declamara oralmente este trabajo, por muy experto que fuera su auditorio... es tanta la densidad de ideas, la cantidad de citas y la elaboración de los argumentos que está muy claro para mí que hay mucho trabajo "a posteriori". 

El ensayo está dividido en varios capítulos, siendo el primero el dedicado a la sexualidad, el autor desde el principio nos recuerda que es un filósofo, de hecho este ensayo en forma de conferencia tuvo a un público especializado en sexología clínica como oyente... de ahí que las referencias a la biología, medicina o naturaleza física humana solo son tangenciales, se habla lo justo, y sí mucho en cambio del tema de la sexualidad en la filosofía. Si el amor ha sido tratado en innumerables ocasiones por los filósofos a lo largo de la historia no ha ocurrido lo mismo con este tema tan fundamental como el de la sexualidad humana. Aun así C.Sponville tirará de todo tipo de referencias para sostener sus argumentos y su exposición del tema sin caer en la repetición ni el aburrimiento en ningún momento. Temas como el sexo como función y facultad, como pulsión o instinto, el tema de la obscenidad y la transgresión, su relación con el cuerpo y con la espiritualidad... en este primer capítulo se dedica a definir el campo de estudio y sus límites, sus definiciones. En el segundo ofrece toda una historia de la sexualidad a lo largo del desarrollo de la filosofía, de nuevo Platón, pero también San Agustín, Epicuro, Spinoza... y sobre todo Montaigne, el ensayista gascón será citado abundantemente por C. Sponville... tanto de hecho que el propio autor pedirá disculpas por ello ¡disculpas aceptadas naturalmente !, pues pocos escritores pre-modernos han dicho tanto y con tanta lucidez sobre el tema. 

Tras tocar el tema del deseo, sexualidad vinculada a eros, de la sexualidad vinculada a philia... toca entrar en el pesimismo filosófico de la mano de Schopenhauer, me ha hecho mucha gracia que Sponville le ponga el epíteto de "platónico" ... precisamente es con sus diatribas contra Platón con lo que empieza su peculiar historia de la filosofía, no me cabe la menor duda de que el gruñón y malhumorado filósofo germano hubiera reaccionado con inusitada violencia verbal ante la colocación de dicho sambenito... pero aun siendo chocante no puedo menos que estar de acuerdo con André en este aspecto, si el platonismo deviene en pesimismo, pues solo se ama con pasión aquello que no se tiene... entonces entramos de lleno en Schopenhauer cuando afirmaba que la vida "oscila siempre entre el deseo y el tedio"... tal vez sea cierto pero en medio de ambas se encuentra también la alegría y el disfrute por lo que se tiene ;-). Tras Schopenhauer llegará Feuerbach y su deificación de la pulsión sexual y Nietzsche con sus polémicas, y en buena parte equivocadas, ideas sobre la "guerra de sexos". Para redondear y terminar con el tema de la sexualidad a través del pensamiento de los filósofos y alterando deliberadamente el orden cronológico C. Sponville termina con una interesante , y sorprendente, exposición de las ideas sobre el tema de Emmanuel Kant y es que su precepto "usa al prójimo como si fuese un fin en sí mismo y no un medio" y aquel que reza "obra de tal forma que de tu comportamiento fuera deseable extraer una ley universal" vienen muy al pelo en el tema de la sexualidad... 

Definido el campo, esgrimidas ideas en uno y otro sentido... ahora queda bucear en los aspectos más oscuros y polémicos de la sexualidad, el tercer capítulo se dedica al erotismo, para comenzar el mismo se afronta el tema de la violación, la prostitución y la pornografía... ¿quién dijo alguna vez que la filosofía era aburrida o desapegada de asuntos terrenales? ... el erotismo como trasgresión, algo ineludible, el tema de nuevo del deseo y el disfrute y como estos no entran en contradicción según el autor, la diferenciación del sexo en el ser humano como hecho cultural, por oposición al sexo de los animales, de ahí eso que llamamos erotismo solo presente en el ser humano. El tema del pudor y la moral, el sexo visto como algo delictivo o pecaminoso... el sexo como espectáculo, el erotismo y la mística... aunque el tema da para mucho me extrañaría que ningún lector curioso quedase defraudado, al menos en esta vertiente, la filosófica. 

"Es la grandeza del hombre, tanto para lo mejor como para lo peor. Solo un ser parlante es capaz de decir banalidades, barbarismos o solecismos. Pero, por otro lado, solo él puede respetar la lengua, mimarla, maltratarla, enfrentarse a ella, jugar con ella, trabajarla y disfrutar de ella. Es lo que se llama etilo. También es preciso tener algo que decir: el cerebro, y no la lengua, lo decide. De la misma manera, solo un ser moral es capaz de vicios, de crímenes y de barbarie. Pero solo él puede jugar con las prohibiciones que se impone, o que le han impuesto, alimentar con ellas sus deseos y sus fantasías, y de esa forma reforzarlas, refinarlas, regularlas, seleccionarlas, disfrutar de ellas, y eso es, cuando se trata de sexualidad, lo que llamamos erotismo. También aquí es preciso tener algo que desear o amar: el cuerpo, y no la moral, es quien lo decide. Si no fuéramos capaces también de lo peor, ¿sería lo mejor tan deleitoso?"

De nuevo entramos en temas platónicos en el último capítulo de este interesante ensayo donde se analiza el fenómeno del deseo, maldición para algunos, parte indisociable de la naturaleza humana para otros, y por supuesto en relación con el sexo... objeto donde los haya de deseo. La temática se repite, y se le termina dando tantas vueltas que me cuesta trabajo pensar en un lector que termine tras la lectura del mismo con más hambre y curiosidad sobre el tema, en su vertiente filosófica claro, porque sobre la otra... la biológica, social, médica y cultural hay estanterías llenas en las secciones sobre el tema. 

En el tercer ensayo entramos en el tema del amor en relación con la amistad y el amor en pareja, diferencias y similitudes entre uno y otro, veremos que no hay una frontera clara y que ambos se entremezclan, algo que ya sabíamos claro. De nuevo el tema de la pasión, el tema de la virtud, el tema del deseo y sus límites... aunque distinto no hay nada en este pequeño ensayo que no haya sido tocado ya en los dos anteriores y podría formar parte de un apéndice tanto de uno como de otro.


El amor y Dios.
El libro termina con dos conferencias sobre el amor en su vertiente mística o religiosa, una centrada en la figura de Blaise Pascal y otra en la de Simone Weil... dos filósofos franceses en los que Compte-Sponville es un consumado experto. 

Comentar únicamente que me ha parecido la parte menos conseguida del libro, la más prescindible... si hasta ahora nos habíamos encontrado con una exposición de ideas ágil y amena en su primera parte, y más densa y trabajada en la segunda, ahora nos encontramos a un autor que pasa voluntariamente a un segundo plano, demasiadas veces en mi opinión, para ceder protagonismo a sus filósofos examinados. Blaise Pascal en alguna ocasión escribió en contra del amor propio e incluso en contra de todo amor que no esté dirigido a Dios... dicha idea que parece contradictoria será trabajada y explicada minuciosamente por André en esta conferencia, aclarándonos el por qué. Para mí hay dos "Pascales"... el científico y matemático y el filósofo, en este último hay también dos vertientes, un filósofo con una gran y aguda visión de la naturaleza humana que me parece admirable, y un místico... que ya no me parece tan grande. Lo siento pero la visión espiritual desde el prisma y el filtro del cristianismo se me atraganta, se me atraganta también la teología y la beatería... y es precisamente ese Pascal enfervorizado y místico el que se nos presenta. C. Sponville es manifiestamente ateo, pero eso no le priva de meterse en las arenas movedizas y el lodazal de la teología... confieso que he leído este capítulo con mortal aburrimiento y desidia, nunca el escritor francés me había producido tanto esta sensación de tedio hasta la náusea. Cuestión de gustos supongo.

Más interesante, mucho más, es el capítulo segundo de estos apéndices donde se analiza la figura de la gran filósofa y mística francesa Simone Weil, ya en su momento me atreví con la lectura de su singular "A la espera de Dios", tengo que confesar que para un agnóstico aficionado a la filosofía sus ideas sobre la espiritualidad y Dios me parecen interesantes, y sobre todo porque esta mujer fue un ejemplo en vida de todo aquello en lo que creía, es raro por desgracia ver a un filósofo cuya vida coincide plenamente con sus ideales pero así era Simone, una judía que rehusó el bautismo aunque poseía un gran fervor religioso, filósofa platónica, defensora de los pobres y los oprimidos, marxista y revolucionaria... toda una "santa roja" que estaría en los altares si las circunstancias de su vida hubieran sido otras. André hablará sobre la particularidad del amor a Dios defendido por Simone, sobre sus ideas de la ausencia de Dios en el mundo... y de su pasión y amor por la muerte que por desgracia llevó hasta sus últimas consecuencias. Coincido con André en la atracción que este confiesa por la filósofa que él explica de forma muy bonita comparando su filosofía con un faro que brilla en la noche, atrae, se distingue de lo demás... y a su vez nos avisa de la existencia de la costa y los arrecifes. Mezcla pues de atracción y repulsión, de una idea de la espiritualidad que para nada es compartida ya que André es agnóstico, materialista y un enamorado de la vida... mejor sin duda amar la vida que la muerte, la ausencia y la nada que parecía adorar Simone, por muy bellas y singulares que fuesen sus ideas.

~ ~ ~ ~ ~


En una entrevista concedida por André Compte-Sponville a la revista "Filosofía Hoy" en relación con la presentación de este libro, la entrevistadora terminaba concediendo el epíteto de "seductor" a su entrevistado, es fácil estar de acuerdo, seguramente no hay otro filósofo que con unas referencias tan limitadas, siempre cita a los mismos autores que habitualmente no pasan de la decena, saque tanto partido. Y hasta ahora no me he encontrado con otro con mejor estilo a la hora de exponer sus ideas, erudición la justa, nada de pedanterías, consideración con el lector, nada de jerga técnica... pero sí densidad de ideas, muchos razonamientos lógicos y siempre a un nivel asequible. No me extraña nada que sea capaz de llenar auditorios enteros en sus conferencias... algo que sin duda será motivo de crítica de los filósofos más "serios", pues vale, probablemente a estas alturas está ya bastante lejos de aquellos que están en vanguardia pero tengo claro que es de los autores más interesantes y asequibles.
 
Lo mejor: Todo lo bueno y lo malo de este filósofo francés condensado en un solo libro. Si el lector es aficionado a la filosofía y posee ya algún libro de André haría bien en echarle un vistazo a este. Desde luego que si nunca ha leído nada del mismo haría bien en comenzar con otra obra menos densa y ambiciosa.

Lo peor: Demasiadas repeticiones y refritos de ideas presentes en otros libros, demasiadas citas, demasiada exposición continuamente interrumpida por referencias a tal o cual pensador, demasiadas vueltas sobre lo mismo... muy buen estilo pero en ocasiones al servicio de la pura dispersión y divagación sin objetivo semejante a la carrera de un hamster en su rueda, vueltas y más vueltas sin llegar a ninguna parte; uno de los atractivos de la filosofía, sin duda, pero también termina cansando. Por mi parte doy por concluida con esta obra la lectura y el repaso a los libros del autor galo... hay luces mucho más brillantes en el firmamento filosófico.



No hay comentarios:

Publicar un comentario