martes, 3 de junio de 2014

El sentido de la vida y las respuestas de la filosofía

"Bien, aquí se acaba la película. Ahora, éste es el sentido de la vida. (Le entregan un sobre. Ella lo abre.) Gracias, Brigitte. (Ella lee.) ... Bueno, no es nada especial. Procurad ser agradables con la gente, evitad comer grasas, leer un buen libro de vez en cuando, dad algún paseo y procurad vivir juntos en paz y armonía con la gente de todos los credos y naciones."

Monty Python. El sentido de la vida
 
Ficha: "El sentido de la vida y las respuestas de la filosofía", Julian Baggini, Ediciones Urano, 206 páginas, ISBN: 84 7953 601 2

Nos cuenta Douglas Adams en su novela de ciencia ficción en clave de humor "Guía del autoestopista galáctico" que hubo hace mucho una civilización sumamente avanzada que diseñó el ordenador más poderoso jamás concebido, al mismo le fue formulada una pregunta sobre "el sentido de la vida, el universo y todo lo demás"... tras siete millones y medio de años de profundos cálculos la respuesta del mismo fué un "escueto"... 42. 

No, el ordenador no estaba estropeado, simplemente la pregunta había sido formulada de forma incorrecta y este es precisamente uno de los pilares de la filosofía desde sus inicios, la correcta formulación de todo tipo de preguntas, pero especialmente aquellas que consideramos fundamentales, aquellas que se relacionan con el sentido más profundo de nuestra existencia.

Este es el punto de partida del breve ensayo del conocido filósofo y divulgador británico Julian Baggini, en este blog ya pude comentar hace tiempo un par de obras suyas, sumamente interesantes, "Más allá de la noticia", que trataba el tema de la manipulación informativa y el imprescindible "La trampa del ego", un ensayo excelente sobre el tan controvertido tema de eso tan nombrado y a la vez tan misterioso llamado "ego" o conciencia de sí mismo. Como podemos comprobar al igual que mi admirado Richard David Precth, Julian Baggini no tiene reparos en meterse en terrenos relativamente no-filosóficos, como la política, la ciencia o la psicología, sin duda un aliciente más para leer sus libros.

Lo primero que me chocó del mismo fue verlo formando parte de una editorial prolija, y casi centrada, en temas relacionados con el mundo de la espiritualidad, uno no esperaría ver un ensayo puramente filosófico en su nómina, sin embargo la conexión del tema fundamental del libro, el sentido de la vida, con la espiritualidad es muy fuerte... de ahí que finalmente, y sobre todo tras leer alguno de sus capítulos, no pueda sino alabar el acierto de la editorial al incluir este título. De hecho es uno de esos libros con los que me encuentro de nuevo con una paradoja... que las personas a las que más podría recomendar el mismo dificilmente se animarían a su lectura, hay un capítulo que se lo recomendaría a más de un aficionado a la meditación, espiritualidad oriental y práctica del yoga, por supuesto con todo mi cariño :-).

¿Existe algo que podamos llamar "sentido de la vida"?, ¿si existe tiene su búsqueda sentido?... el autor no se refiere a un significado para alguien en particular sino a un significado válido para todo el mundo, ¿existe tal cosa?, ¿es una ilusión?... bueno, sobre lo que podría ser, o más bien, sobre lo que definitivamente NO ES, es de lo que trata el libro. El autor, hay que aclararlo, se centra en la vida humana, aquella que podemos examinar desde dentro, se centra también en la visión particular de la filosofía, en su metodología y su lógica buscando siempre el asidero de la razón, esto también es importante dejarlo claro, nunca nos vamos a encontrar con una visión desde el punto de vista de la ciencia, de la religión, de la mística... aunque tanto la mística como la religión tendrán su espacio en el libro naturalmente, aunque vistas desde fuera, desde el punto de vista filosófico.

Comenzamos con una visión de la vida como algo puramente mecanicista y materialista... jamás mejor expresado mejor que en las impactantes palabras de Bertrand Rusell "En el mundo visible, la Vía Láctea es un diminuto fragmento; dentro de este fragmento, el sistema solar es una mancha infinitesimal, y de la mancha nuestro planeta es un punto microscópico. En ese punto, diminutos grumos de agua y carbón impuro, de complicada estructura, con cualidades físicas y químicas algo inusuales, se van arrastrando unos cuantos años, hasta que se disuelven de nuevo en los elementos de los cuales se componen". La vida desde este punto de vista no puede tener significación alguna en sí misma pero por eso mismo queda abierto el camino a la dotación de significado por parte de cada ser humano, una especie de página en blanco que nos corresponde rellenar... y es que el autor consigue demostrar convincentemente que la ausencia de un plan original no implica necesariamente una ausencia de sentido, entendido este también como "dirección", al igual que poseer un origen claro tampoco nos libraría de la angustia de la existencia. Muy bueno el ejemplo de Frankestein, que aunque sacado de la literatura posee su innegable fuerza... el monstruo conoce a su creador y conoce para qué fue creado... y aun así no se libra de sufrir. La búsqueda de sentido de la vida en el pasado y en la naturaleza del ser humano se encuentra con un callejón sin salida.

Más adelante el libro se interna en el camino opuesto, la búsqueda de sentido en el futuro, en una finalidad determinada... algo que se encuentra ineludiblemente con la realidad de la muerte, en esta parte del libro Julian se esfuerza por demostrar que una vida enfocada en el futuro, en un logro por alcanzar que tal vez no llegue nunca y que encima si llega ¿que nos resta entonces sino morir?, no puede ser la respuesta. Naturalmente esto choca con las creencias religiosas en una vida más allá de la muerte, a las mismas les dedica un capítulo entero donde deja bien claro que tampoco ahí está la solución y que los problemas que se generan en torno a ese hipotético sentido, desde el punto de vista de la filosofía, son incluso mayores: posibilidad de una existencia divina pero sin trascendencia humana tras la muerte, existencia etérea sin un ser superior, contradicciones y diferencias entre distintos credos religiosos, problemas que solamente pueden ser atajados mediante el salto en el vacío que representa la fe... y que tampoco está exento de problemas tal y como lo demostró maravillosamente Soren Kierkegaard en su ensayo "Temor y temblor", o sin ir más lejos nuestro gran Unamuno en "El sentido trágico de la vida".

El libro hace una exposición detallada en una serie de capítulos sobre distintas opciones a la hora de buscarle significado a la existencia. La vida como dedicación a los demás, la vida como entrega a una causa noble en favor de la humanidad, la vida como una búsqueda de la felicidad, la vida como una lucha incesante en la búsqueda del éxito del tipo que sea, la vida como una atención constante al momento presente y una búsqueda continua de nuevas sensaciones, carpe diem,  y finalmente la vida como un camino hacia la denominada iluminación espiritual y la pérdida del ego, la tan ansiada fusión con el cosmos que preconizan los místicos orientales y que recibirá una atención especial del filósofo británico.

"No estoy diciendo que toda idea con algún valor tenga que ser producto de un argumento racional. Lo que digo es que la discusión racional es con mucho la mejor manera de examinar las ideas. En el momento en que alguien dice que lo que piensa no puede discutirse o debatirse, por supuesto no queda nada que decir ni en lo que pensar. Por eso no me disculpo por no discutir ni pensar más sobre estas ideas. Puede que parezca despectivo, pero creo que es tan sólo aceptar la afirmación de que una idea no puede expresarse en serio mediante el lenguaje: es inútil tratar de discutir lo que no se puede decir. Es como intentar beberse una sinfonía"

La vida vivida como un "sinsentido" y los límites de la racionalidad ocuparán la parte final del libro, con un apartado dedicado a las emociones y particularmente al amor. El autor nos proporcionará como punto y final su conclusión... nada sorprendente por otra parte, el tema queda completamente abierto a la interpretación del lector, la búsqueda no ha terminado y se invita a seguir indagando en el mismo.


Lo mejor: Breve, conciso, escrito con un lenguaje sencillo y carente por completo de tecnicismos, completamente enfocado en el lector no habitual de temática filosófica pero a la vez profundo y no exento de alguna que otra dificultad, el capítulo quinto sobre la dedicación a la humanidad en abstracto me ha parecido con diferencia el más "filosófico" y difícil con diferencia. El libro se lee con relativa facilidad, salvo en alguna que otra parte como la mencionada, y en general creo que se consigue el objetivo de tratar de realizar una exposición de este tema lo más amplia y simple posible. Desde luego no es el mejor libro de este filósofo aunque lo considero bastante recomendable.

Lo peor: Baggini intenta abarcar demasiado a la vez ser breve y encima hacerse de entender por todo el mundo... el resultado es desigual, creo que por una parte se agradece el esfuerzo del autor y por otra parte termina sabiendo a poco, algún capítulo simplemente sobra y hay alguno, especialmente en ciertos temas, donde se notan demasiado los particulares afectos y desafectos del filósofo, el trato dado al mundillo de la autoayuda, "new age" y nueva espiritualidad es bastante agrio y contundente. Lo dicho, hay capítulos que merecerían una extensión mucho mayor, en ocasiones también me parece que el autor más que buscar una respuesta intenta desengañar al lector sobre las posibles falsas respuestas en que este haya podido pensar... lo cual termina resultando poco reconfortante a pesar de la almibarada conclusión final. Resumiendo, uno se queda igual o peor que al principio, aunque eso sí... el viaje ha valido la pena.


2 comentarios:

  1. Excelente reseña, lo leí y me hizo reflexionar muchas mas cosas que venia pensando y me di cuenta de otras, me encanta en estos tipos de libros.

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  2. Excelente reseña, lo leí y me hizo reflexionar muchas mas cosas que venia pensando y me di cuenta de otras, me encanta en estos tipos de libros.

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