lunes, 22 de septiembre de 2014

Una historia secreta de la consciencia

"... mientras se mantenga un halo de misterio en torno a nuestra experiencia subjetiva, siempre existirán individuos como yo, que consideren que todo el proyecto científico de explicar la consciencia está mal encaminado. Para nosotros, explicar la consciencia sería lo mismo que "explicar" una cantata de Bach o los girasoles de Van Gogh. ¿Quién querría hacer tal cosa? Y en todo caso, ¿cómo podría hacerse y de qué serviría semejante explicación?"

Ficha: "Una historia secreta de la consciencia", Gary Lachman, ediciones Atalanta, 455 páginas, ISBN: 978 849 4094 149

Supe de la existencia de este libro a través de un artículo de la revista "Filosofía Hoy", donde se presentaba como una especie de historia "alternativa" de ese elemento tan misterioso y escurridizo llamado consciencia. Los temas esotéricos y el ocultismo no son precisamente algo que me guste y este libro en principio despedía un ligero "tufillo" a magufadas varias y charlatanería... aun así decidí adquirirlo y leerlo porque tocaba un tema que en alguna ocasión me ha interesado mucho. 

Hace años tuve la ocasión de leer algunos libros del filósofo y psicólogo norteamericano Ken Wilber, esa mezcla de psicología, espiritualidad y filosofía oriental me tuvo realmente enganchado durante bastante tiempo. Aunque posteriormente mis gustos como lector evolucionaron a otros derroteros, nunca ha dejado de interesarme el tema de la psicología y los estudios sobre la conciencia, tanto en su vertiente más ortodoxa y científica como en los terrenos más ambiguos y resbaladizos, aunque también fascinantes, del mundo de la espiritualidad.


Gary Lachman no es un escritor del montón, lo primero que sorprende de su biografía es ver su mutación de músico de rock a escritor. Bajista, letrista y miembro de la primera formación del grupo de rock "Blondie" allá por el año 1.975, guitarrista posteriormente del grupo de  Iggy Pop... como curiosidad lo podemos ver en este enlace tocando el bajo en un vídeo de un conocidísimo tema de este legendario grupo neoyorquino. Su carrera como músico fue bastante breve y pronto comenzó a ser más conocido como escritor, siempre en el ámbito del ocultismo, la espiritualidad y el misticismo.

Desde 1.996 se convirtió en escritor profesional y aparte de numerosos artículos de colaboración con revista como "The guardian", ha publicado ya casi una veintena de libros. De toda esta amplia producción literaria en castellano solo tenemos traducidos dos títulos, esta "Historia secreta de la consciencia" y una biografía del filósofo y místico Rudolf Steiner, ambos en la misma editorial caracterizada no solo por la temática filosófico-espiritual, entre otras, sino también por lo cuidado de sus publicaciones. 


Lachman desde el comienzo nos deja muy claro su objetivo y el tema principal del libro, defender una visión diferente de la consciencia, ese elemento tal y como escribía antes tan escurridizo y dificil de definir, pero a la vez tan importante, tanto, que ante la dificultad que entraña su definición precisa hay incluso científicos y algún que otro filósofo que se niegan a reconocer su existencia. El autor se rebela contra la idea de que ese agregado de pensamientos, emociones y sentimientos junto con nuestro sentido del "yo" que llamamos de forma habitual consciencia pueda ser definido y reducido a una mera serie de intercambios químicos y eléctricos entre las neuronas del cerebro, niega la idea de que la consciencia no sea más que una especie de epifenómeno o un fenómeno emergente semejante "al vapor que se desprende de un líquido en ebullición". La consciencia pese a su inmaterialidad es real, no niega que la misma esté ligada al cuerpo físico y al cerebro, pero se niega a que dependa en exclusiva de este. Para Lachman la conciencia forma parte intrínseca de la vida y como tal evoluciona con esta... al igual que existe una graduación en la complejidad de las formas de vida existe también una graduación en la consciencia, esta ha evolucionado en el pasado junto con las formas materiales y biológicas que la soportan y seguirá evolucionando en el futuro... en vez de considerar a la consciencia un mero subproducto fruto de la complejidad cerebral la ve como una entidad, eso sí inmaterial, que de alguna forma guía la evolución.

Como vemos y aunque la idea se de de tortas con la ciencia ortodoxa, en algún sentido es más una cuestión de matices... Lachman nunca defiende, al menos en este libro, la existencia independiente de la conciencia respecto a su medio material, la vida biológica, pero se niega a que la misma vaya un paso por detrás de la evolución y desarrollo físico. Sería la conciencia más bien la que evoluciona por su cuenta y fuerza con su evolución la configuración del cuerpo, la mente humana y por supuesto la historia y el mundo tal y como lo conocemos... aquí ya entramos en palabras mayores y evidentemente pisamos un terreno oscuro y peligroso. El autor es un hombre instruido y extremadamente culto, no me ha quedado la menor duda tras leer su libro. Posee además una exquisita sensibilidad artística, seguramente derivada en parte de su antigua carrera de músico y su afición a la música clásica, a la que hace referencia en distintas ocasiones durante el ensayo, pero me da la impresión que en su afán de explicar lo, todavía, inexplicable se deja llevar y va un poco lejos por decirlo suavemente.

Visiblemente molesto por ese intento de apropiación, y también de negación, por parte de la ciencia del fenómeno de la consciencia, nos expone las ideas de un variopinto grupo de pensadores que a lo largo de casi dos siglos han ofrecido una versión diferente a la científica... aunque habría que aclarar que la ciencia no ha ofrecido una sola explicación al problema de la consciencia. La misma ha sido en ocasiones simplemente negada, otras veces reducida a simples procesos físicos y solo ahora con las modernas investigaciones neurológicas empieza a ser, aunque eso sí muy ligeramente todavía, comprendida. El mercado abunda de tratados sobre el cerebro, psicología y la búsqueda del yo, de los pensamientos, las emociones... etc etc... como alguna vez comenté aquí una vez, hablamos de un enorme continente desconocido del que apenas se han cartografiado sus costas. Como simple muestra nombrar tan solo la obra de Antonio Damasio "En busca de Spinoza" ya comentada aquí.

"Para los materialistas, lo primero es la materia, y lo segundo la consciencia; para la tradición contraria, lo primero es la consciencia. Es más, para la tradición contraria, la consciencia no es un estático producto del cerebro, sino una presencia viva y en evolución cuyo desarrollo puede seguirse a lo largo de varios períodos históricos. Nadie habla de una evolución de la bilis, en el sentido de que en su interior haya potenciales y posibilidades aún por descubrir. En cambio, para la historia secreta de la consciencia, la idea primordial es que los seres humanos, tal como son, no constituyen el punto final de una evolución, y que su consciencia, tal como es, no es un estado definitivo alcanzado por casualidad."

Tomando esa idea central de la consciencia como un proceso en permanente cambio, imbricado en la vida pero en modo alguno derivado de la misma de forma secundaria como un subproducto, se nos presentarán una galería de curiosos, y en ocasiones semi desconocidos, pensadores y filósofos que han sido más o menos defensores de esta idea... eso sí en muy diversas formas y también en su mayoría añadiendo a esta idea central una mezcla de "inspiraciones", divagaciones y chifladuras de lo más variopinto. Porque en la larga relación de pensadores cuya obra e ideas son desgranadas por Lachman encontramos un poco de todo... filósofos conocidos y respetados, independientemente de que uno comulgue o no con sus ideas, como Henry Bergson, uno de los grandes pensadores del siglo XX bastante maltratado por la posteridad, junto con figuras bastante más discutibles como Madame Blavatsky y la Sociedad Teosófica y P. D. Ouspensky. 

Sorprende el doble rasero del Sr. Lachman al ser tan crítico con la ciencia, convirtiendo los excesos de una parte de la misma y el cientificismo en una generalización completamente injusta, y en cambio la manga ancha con la que trata los temas esotéricos... me pregunto porqué motivo, si tal y como reconoce en una parte del libro que la consciencia y su evolución difícilmente pueden ser seguidas y estudiadas por la ausencia de pruebas materiales, presta oídos y difunde ideas peregrinas y absurdas sin el menor asomo de crítica. No es de recibo hacerse eco de las "revelaciones" y desvaríos de alguno de estos personajes, simplemente porque apoyan una idea que él mismo tiene... alguien dijo una vez que debíamos tener una mente abierta, pero no tanto como para que se nos salgan los sesos... Sea como fuere tras una introducción verdaderamente interesante el libro va perdiendo fuelle y la lectura se ve salpicada con mil y un disparates procedentes de esta irregular cuadrilla de pensadores como los ya mencionados y otros entre los que sobresale la enigmática y fascinante figura de Rudolf Steiner.

El ensayo nos relata la vida y obra de este singular filósofo, ocultista, escritor y tremendamente complejo y polifacético personaje. Empeñado en dotar a las investigaciones sobre la consciencia del rigor del método científico fue autor de una ingente obra que Lachman ha tratado de resumir y señalar en este libro... como ya comenté anteriormente hay otra obra en esta misma editorial del mismo autor que se centra en la extraña figura de este filósofo inclasificable. Para los propósitos del libro que ahora nos ocupa Lachman sobre todo se centrará en sus ideas de la evolución de la consciencia y en su peregrina teoría de las fases de la evolución de la misma, fases que haría coincidir con el nombre de distintos planetas y que desvaríos aparte, que los hay, muchos y de grueso calibre en cuanto el Sr. Steiner se mete en cuestiones históricas, no deja de ser seguramente el primer intento serio de ofrecer una explicación coherente de esta singular evolución. Aunque por desgracia con demasiadas mezclas pseudohistóricas, mitológicas y esotéricas como para tenerlo siquiera en cuenta. Es de agradecer la voluntad de hierro de Lachman de hacernos partícipes de tales desvaríos porque debajo de todo ese montón de basura se encuentra el "leiv motiv" del libro, la idea de la evolución de la consciencia... aunque reconozco que estuve a punto de abandonar la lectura en este punto, y es que mi capacidad de aguante tiene un límite.

Lo confieso, tras superar la primera y la segunda parte del libro abordé la tercera parte ya desilusionado y con la idea de que había tirado mi dinero al adquirir este libro. Es tal la cantidad de "paja" y desvaríos de las teorías expuestas que me empezaba a ronda la idea de ponerme a leer otra cosa... afortunadamente Lachman se ha dejado lo mejor para el final y este atípico ensayo comienza a rendir dividendos justo en este momento. Es la parte más "filosófica" aquella en la que el autor pone más de si y no se limita a exponer solamente las ideas de otros en una secuencia interminable de datos que llegan a aburrir, sino que se "moja" y comienza a elaborar y recrear unas ideas que consiguen captar la atención y donde asoma, a pesar de lo controvertido del tema, frecuentemente el razonamiento crítico y el sentido común. 

"Un hacha rota no son dos simples escombros. El hacha y la estatua son materia imbuida de espíritu, no como fuerza o energía que penetra la materia, como en el caso de las cosas vivas, sino como impronta de la imaginación humana. Es la mente abriéndose paso por el mundo material. Y a través de esas improntas de la mente podemos seguir rastreando la evolución de la consciencia"

La evolución de la consciencia en el pasado, la evolución de la misma a lo largo de la vida humana, los estadios regresivos de la misma, la evolución hacia estadios superiores, las especulaciones sobre la consciencia humana en la prehistoria, ideas controvertidas sobre la antigüedad de algunas construcciones... esta parte del libro aunque al igual que anteriormente también difunde algunas ideas heterodoxas y bastante cuestionables como la de la supuesta extrema antigüedad de la esfinge según una teoría hoy ya refutada, o la de descubrimientos anacrónicos en el yacimiento de Laetoli en África... el Sr. Lachman en su defensa de una versión alternativa de la consciencia y de su supuesta evolución cae en el error de prestar espacio y credibilidad a estudios que no por estar apartados de la ortodoxia científica resultan por ello más "creibles". A pesar de todo esta manía por sembrar la duda y "meter cicaña" no deja de tener su lado positivo y dar interés al libro. Por ejemplo sus insinuaciones de que la consciencia humana, más allá del puro conocimiento, en otros tiempos tuvo una naturaleza muy diferente a la nuestra no deja de tener su encanto y por alguna razón me resulta una idea muy creíble. También me resultó bastante interesante la idea de explorar la consciencia de otras épocas a través del lenguaje y sus metáforas.

Interesante es también la parte dedicada a la representación del mundo en la mente a través del primer filtro de los sentidos, el posterior del cerebro y finalmente el foco de atención de la consciencia. No son ideas originales del autor ni muchísimo menos, aun así no deja de resultar ingenioso el modo en que las utiliza para seguir apoyando su teoría de la consciencia como creadora del mundo, idea frecuente en la espiritualidad oriental y en las filosofías de la contracultura y que Lachman maneja con habilidad. Hay todo un despliegue, en ocasiones brillante, de ideas en esta parte del libro, seguramente la mejor con diferencia. Una de las virtudes de este ensayo es sin duda la gran cantidad de referencias a autores relacionados, más o menos, con el tema. El libro constituye toda una guía de pensadores heterodoxos y sorprendentes. La erudición mostrada por el autor nos llevará a examinar la figura y la obra de otro singular escritor.



El novelista Colin Wilson, un escritor también desconocido para mí es uno de los descubrimientos que brinda este libro. A pesar de la gran diversidad de los temas que trata en sus obras, tanto de ficción como de no ficción, será en su faceta de explorador de la consciencia humana, en ocasiones también de su lado más oscuro y siniestro, el motivo por el que figura en este libro.

Sus investigaciones en relación con la mentalidad de la época del romanticismo mostradas en el ensayo, junto con alguna que otra obra de ficción, lo convierten en una figura de lo más interesante... aunque serán sus ideas sobre el funcionamiento de la consciencia expuestas por Lachman lo más reseñable: la naturaleza humana, su incapacidad para la satisfacción y su dependencia de estímulos externos que no obstante pueden ser "puenteados" a través de la concentración y estímulo de la mente en sí misma... la obra y habilidades de determinadas personas desde luego parece confirmar esta teoría. Más cuestionable es en cambio la llamada "facultad X" por Wilson que consiste en la trascendencia a través de la mente del tiempo y el espacio... entramos ya en los nebulosos terrenos de magufos y charlatanes, no obstante me he propuesto acercarme a alguna de las obras de C. Wilson un año de estos... sus investigaciones históricas sobre la historia de los crímenes y su relación con la evolución de la consciencia y la archiconocida pirámide de las necesidades humanas de Abraham Maslow es demasiado atractiva para ignorarla ;-)



La quinta y última parte del libro se centra en la idea, de nuevo, de la evolución de la consciencia a través de la obra de otro personaje singular, el filósofo Jean Gebser. Tras un comienzo contundente y apasionante, que nos ofrece un supuesto "punto de inflexión" de la actual y predominante mentalidad lógica-racional a través de la excursión campestre y la ascensión a una montaña del poeta italiano Petrarca... un punto de partida de lo más extraño, entramos de lleno en la obra magna de Gebser. Su voluminoso tratado sobre la evolución de la consciencia humana, "Origen y presente", con una grandiosidad que recuerda a la filosofía de Hegel nos trae una especie de historia de la consciencia, plena de elucubraciones históricas aunque de sentido mucho menos fantasioso que las de Steiner, donde se hablará de los distintos estadios de la consciencia a través de la historia y también en relación con el propio desarrollo del individuo desde su nacimiento hasta su edad adulta. Como no podía ser de otra forma el Sr. Chapman nos ofrecerá datos y más datos biográficos y notas sobre la obra de Gebser, su pensamiento y sus influencias... Lo más interesante en el caso de Gebser es que en los estadios de la consciencia que describe no se queda solamente en el momento actual sino que también teoriza sobre cual sería el siguiente paso de la consciencia humana. Los estadios "arcaico" donde hay un todo indiferenciado, semejante a la consciencia animal y también a la consciencia de la primera infancia, deja paso al estado mágico, donde todavía no existe el yo pero ya hay al menos un "nosotros", para dar paso al estado mítico más avanzado en relación a la individualidad pero todavía firmemente anclado en la mentalidad de grupo y la comunión con el entorno. El estado mental-racional sería el siguiente escalafón y es el estado mental que apareció ya en tiempos históricos en el primer milenio AC. Es el estadio actual... "emergimos como criaturas que por primera vez sentían que se encontraban en el mundo teniendo que valerse por sí solas. Nos convertimos en agentes que tomaban decisiones por sí mismos, como egos conscientes capaces de actuar". 

El actual estado de consciencia estaría por así decirlo en crisis y decadencia, algo largamente anunciado desde hace muchos años y que basta con mirar alrededor para darnos cuenta de que si bien en algunos aspectos, como la ciencia y la tecnología, la humanidad progresa más que nunca, en otros hay un evidente estancamiento. La salvación vendría, según Gebser, idea también apoyada por Lachman en este ensayo, de la emergencia de un nuevo estado de consciencia colectivo, la llamada "estructura integral". Una idea sobre la que inciden varios pensadores, como el mencionado anteriormente Ken Wilber, sin duda influido por la obra de Gebser. Especulativamente hablando, como en casi todo lo que se comenta en el libro la verdad, vendría a ser este estado como una especie de ampliación de la perspectiva... una visión de conjunto que trae de vuelta elementos ya superados de la consciencia como el sentimiento de unidad con el cosmos y la visión mística de la que hablan las religiones junto con la capacidad analítica del estadio actual. No consiste en una regresión a un estado anterior y una vuelta a la "inocencia" que seguramente nunca existió, sino una trascendencia que incluya lo mejor de estadios anteriores... me quedo al final con la crítica de Lachman a los tiempos actuales con sus prisas, la fragmentación de la atención, la hiperactividad, la superficialidad, el exceso de información y la ausencia de una capacidad eficiente de filtrado y de clasificación para distinguir entre lo útil y lo irrelevante... a modo de metáfora y epílogo optimista habría que decir que una pelota arrojada contra el suelo necesita chocar con este antes de volver a ascender :-)

"El propio Gebser avisó de que más vale no abrigar grandes expectativas. Como dijo en uno de sus últimos libros, el mundo nunca volverá a ser un paraíso. Si llegase a serlo, su existencia se volvería ilusoria. No nos engañemos ni sucumbamos a falsas esperanzas. El mundo no mejorará demasiado, tan sólo será un poco distinto, y tal vez sepa valorar un poco más las cosas que realmente importan. Ahora que comienza un nuevo milenio, en una época en que el misterio de las cosas, y no solamente la consciencia, se desvanece bajo la luz mal dirigida de la explicación, un posible futuro que sepa valorar un poco más las cosas que realmente importan es algo hacia lo que siempre debemos aspirar"


Lo mejor: Un libro complejo y fascinante, bien escrito y repleto de información sobre esa "historia secreta de la consciencia" que más que secreta habría que decir, ignorada, creo que en gran parte por buenos motivos... lo que no quiere decir que no hayan enseñanzas e ideas interesantes en la misma. Muy recomendable para lectores extremadamente curiosos y de mentalidad abierta a los que no les importe descender a las espesuras mostradas por Gary Lachman, eso sí, hay que armarse de bastante  paciencia, aviso. Los amantes de temas esotéricos o donde se mezcle la espiritualidad y la psicología no deberían perderse este trabajo que además tiene la virtud de dar a conocer a numerosos autores que podrían resultar interesantes si se quiere seguir ahondando en el tema.

Lo peor: No creo que convenza a nadie, que no esté ya convencido de antemano sobre la teoría esgrimida acerca de la evolución de la consciencia. Lachman, así como otros escritores situados en la misma onda no hacen más que aprovechar la gran laguna de desconocimiento, un impresionante abismo más bien, que se alza entre el mundo material tal y como lo conocemos hoy día y el mundo interior de la subjetividad humana... para apuntarse a una especie de "todo vale" que termina restando credibilidad a sus trabajos. El despliegue de nombres, ideas, datos biográficos, referencias cruzadas y especulaciones que pueblan sus páginas no es lectura que se pueda recomendar a cualquiera. Por otra parte el autor pretende hacer un estudio completo y riguroso del tema y termina añadiendo demasiada paja e información irrelevante. En ocasiones resulta difícil mantener el interés y seguir el hilo del caótico mundo de las ideas que el autor desarrolla en la obra. 

2 comentarios:

  1. Y la filosofía ortodoxa no es pura especulación ?????
    Se agradece tu crítica, algo es algo; difícil encaje tiene el contenido de este libro si no abrimos un poco nuestra perspectiva, como diría Gebser.

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  2. Pues si, hay una parte importante de la filosofía ortodoxa que es pura especulación teñida de subjetividad y a la que se puede criticar con todo el derecho del mundo, y también creo que el contenido del libro tiene partes muy válidas e interesantes.

    Lo que si echo en falta en muchas ocasiones es un poco más de espíritu crítico por parte del Sr. Lachman, da la impresión de que en esa búsqueda de una historia alternativa a la consciencia mínimamente coherente abre un cajón de sastre donde parece que entra bien cualquier cosa y eso en mi opinión termina haciéndole un flaco favor a la teoría sobre la evolución de la consciencia que intenta defender en el libro.

    Creo que en ocasiones consigue justo lo contrario de lo que pretende, aunque sea de forma involuntaria... y me remito a lo dicho en el artículo "mente abierta si, pero no hasta el punto de que se nos salgan los sesos" ;-)

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