miércoles, 17 de diciembre de 2014

Reflejos del Edén






"Nuestro exilio del Edén nos permite reflexionar. Nos permite hacer una reflexión sobre nuestros orígenes y nuestras relaciones con otras criaturas, sobre el bien y el mal y, en último término, sobre la posibilidad de que estemos provocando nuestra propia extinción. Nuestros inocentes parientes póngidos, que no han abandonado nunca el Paraíso, no tienen que cargar con este conocimiento y con la responsabilidad que conlleva. Al asomarnos a los ojos serenos y atentos de un orangután vemos, como a través de una serie de espejos, no solo la imagen de nuestra propia creación, sino también un reflejo de nuestra alma y un Edén que una vez fue nuestro. Y de vez en cuando, fugazmente, durante un nanosegundo apenas, pero con una intensidad cuya profundidad conmueve, reconocemos que no hay separación entre nosotros y la naturaleza. Y se nos permite ver los ojos de Dios"


Ficha:  "Reflejos del Edén", Biruté Marija Filomena Galdikas, editorial Pepitas de calabaza, 644 páginas, ISBN: 9788415862031

Existe un tipo bastante raro de personas que parece que vienen al mundo con una misión, desde muy jóvenes tienen muy claro lo que quieren ser en la vida y enfocan todos sus esfuerzos en esa dirección, poseen además una fuerza de voluntad inquebrantable y una enorme fe y confianza en sí mismas, no importa los retos que tengan que afrontar, nunca se rinden, y superan obstáculos que parecen imposibles para la gran mayoría.

Biruté M.F. Galdikas pertenece sin duda alguna a ese tipo humano, enfocado además para mayor gloria de la humanidad a un noble objetivo, el estudio y la preservación de los orangutanes de Borneo y su medio natural. A finales de los sesenta Biruté era una estudiante canadiense, de padres lituanos, que se encontraba en la Universidad de California terminando sus estudios de antropología donde conoció al célebre investigador, arqueólogo y paleoantropólogo Louis Leakey. Biruté estaba obsesionada con la investigación de los grandes primates en su medio natural, por aquel entonces Leakey había ya apadrinado en 1.960 a la británica Jane Goodall, que trabajó primero para él como secretaria, en sus investigaciones de campo sobre chimpancés en su entorno salvaje, posteriormente en 1.963 Leakey haría lo mismo con la norteamericana Dian Fossey aunque esta se centraría en el estudio de los gorilas... quedaba una tercera especie de grandes primates por estudiar, los orangutanes, ese era por aquel entonces el sueño de Biruté, convertirse en una nueva Jane Goodall, investigadora a la que admiraba profundamente.

Leakey que demostró tener un ojo excepcional para calibrar el talento y las cualidades humanas necesarias para investigaciones de este tipo con grandes primates, nunca tuvo la menor duda de que debía apoyar a aquella terca estudiante, algo debió de ver en ella sin duda para darse cuenta de que con Biruté se podía completar el estudio sobre los grandes simios, algo que Leakey consideraba fundamental para comprender mejor también de paso los inicios de la evolución humana, el que era específicamente su campo. 

A pesar del decidido apoyo del científico británico a la que con el tiempo se convertiría en el tercer "ángel de Leakey" el camino no fue fácil y tuvieron que transcurrir más de dos años para que finalmente una exhultante Biruté Galdikas, acompañada de su marido Rod Brindamour al que había conocido en la universidad, pusieran el pie en la isla de Borneo, Kalimantan en indonesio, y se encaminaron hacia el que durante años sería su base, el que bautizaron como "campo Leakey" en honor a su mentor, situado en el parque natural de Tanjung Puting.

Los viajeros que hoy visitan Borneo, la tercera isla más grande del mundo tras Groenlandia y Nueva Guinea, con una superficie superior a la suma de la Península Ibérica y Grecia, se encontrarán con un país muy diferente al que llegaron Biruté y Rod en 1.971. La isla por aquel entonces estaba cubierta en su mayor parte por un denso bosque tropical, solo su parte costera estaba habitada, estando casi todo el interior prácticamente vacío de presencia humana a excepción de unas pocas aldeas diseminadas de la etnia nativa insular, los dayakos, que por aquel entonces estaban siendo desplazados por colonos procedentes de otras islas más pobladas... proceso que continuaría posteriormente y que unido a la masiva deforestación, la mayor de los tiempos modernos con proporciones incluso más grandes que la sufrida por la selva amazónica, junto con la construcción de carreteras, nuevos asentamientos humanos y plantación de campos de cultivo configuran el Kalimantan de hoy en día.


Nada que ver con aquella selva impenetrable surcada de cenagosas vías fluviales que constituían el único medio de comunicación con el interior. Si uno mira el mapa y localiza el campamento Leakey verá que la población más cercana, Kumai, está a pocos kilómetros río abajo... sin embargo a efectos prácticos los intrépidos investigadores estaban casi abandonados a su suerte en medio de la jungla. El libro es prolijo en detalles de la vida cotidiana en el campamento, las incursiones por la jungla en busca de orangutanes, la onmipresente lluvia, los insectos, los caminos por la foresta embarrados y encharcados plagados de sanguijuelas, los mosquitos y la malaria... unas condiciones de vida que hacían que un simple y rústico lecho seco junto a una palangana y un balde con agua fresca parecieran el no va más del confort.

Definitivamente, había que tener mucho valor... unos ovarios/testículos como huevos de avestruz para afrontar el reto de vivir, no ya durante días, semanas o meses... sino de años, en un lugar como este. Añadamos los interminables trámites burocráticos, la necesidad imperiosa de aprender la lengua indonesia, la lucha denodada contra las compañías madereras y por velar que se cumpliera la ley, la inevitable soledad y aislamiento... el intento continuado de salvar no solamente a los orangutanes sino sobre todo de salvar su entorno natural, la convivencia con los mismos en el campamento, que se fue llenando paulatinamente de "refugiados" liberados del cautiverio.

El libro escrito y publicado por Biruté en 1.994 resume sus 23 años, en aquel entonces, de experiencia en el estudio y la observación de los orangutanes y su denodada lucha personal a favor de la conservación de la selva tropical. Toda una epopeya que el libro relata hasta en sus más mínimos e íntimos detalles. A pesar de todos los elementos propios de una aventura y donde sería muy sencillo convertirse en protagonista absoluto Biruté nunca olvida el objetivo principal, el estudio de estos enigmáticos primates. Ellos serán, más que su labor de investigación, más que su lucha heroica, los protagonistas.


En 1.971 los orangutanes eran un misterio, era ya conocida su gran inteligencia, característica que comparten con los chimpancés, nuestros ancestros zoológicos más próximos y los gorilas... sin embargo había algo que no cuadraba en la ecuación. Chimpancés y gorilas son simios muy sociables que viven organizados en clanes, la compleja iteración social era por aquel entonces, y creo que también ahora, la explicación más plausible sobre el porqué de su gran inteligencia... sin embargo los orangutanes son simios solitarios, los machos son agresivos, solitarios y territoriales, los jóvenes inmaduros también viven la mayor parte del tiempo en soledad, y las hembras con sus crías también viajan solos por la selva. Hay contacto entre sus miembros, de otra forma no existirían, pero siempre de forma ocasional... y sin embargo no parecen mucho menos inteligentes que sus primos chimpancés y gorilas. Cuando Biruté llegó a Borneo nadie había podido observar a los orangutanes en libertad durante mucho tiempo, estudios puntuales, instantáneas... un puzzle al que le faltaban la mayoría de las piezas era todo lo que se poseía. La valerosa investigadora ayudada en los primeros años por su no menos esforzado y valiente marido, desvelaron tras décadas de observación el misterio de la  inteligencia del gran simio pelirrojo, unas sorprendentes conclusiones que se servirán al lector como la guinda de un pastel al final del libro.

Capítulo a capítulo, el magnífico libro editado por "Pepitas de calabaza", una editorial con menos proyección que un Cinexín según reza en su web, nos hace partícipes de su aventura personal y científica, con más de seiscientas páginas llenas en ocasiones de una gran intensidad y dramatismo, capítulos enteros dedicados a un simio o grupo de simios en particular y los pormenores de su observación y la relación con la investigadora, como poco a poco la "humanidad" de estos animales va penetrando y calando en la psicología de la antropóloga canadiense y esta va implicándose más y más a título personal. Son conmovedores los fragmentos del libro dedicados al cuidado de los orangutanes en el campamento, como tuvo que hacer de "madre" para muchos de ellos y cargar con los simios a todas partes... uno se pregunta donde está el límite de la paciencia de esta gran mujer, de este ser extraordinario digno de subir a los altares o de ser beatificado, si su causa, que no su entrega y espíritu de sacrificio, hubiera sido otra.



Mención aparte merece su homenaje a su querida Dian Fossey, archiconocida gracias al film "Gorilas en la niebla" y su lucha por la preservación de los gorilas de montaña, el reconocimiento al papel del gran Louis Leakey, sin el cual le hubiera sido mucho más difícil poner un pie en aquella isla, y por supuesto a Jane Goodman, verdadera pionera en los estudios de campo de los grandes simios. Biruté es mucho menos conocida que estas otras investigadoras y este libro, y su secuela en forma de documental protagonizado entre otros por la propia Galdikas, "Born be wild", en cierta forma hacen justicia a su figura y su trabajo.
Lo mejor: Un libro excelente donde resuena de forma incesante un amor y una pasión por la naturaleza fuera de lo común, y donde además se nos hace partícipes de los problemas que conlleva su conservación de una forma completamente realista. Es un libro por otra parte con múltiples niveles, el relato de una epopeya humana, una historia personal, la problemática del estudio de los grandes simios en su hábitat natural, la filosofía de la investigación de campo y los límites de la intervención humana, las conclusiones de un estudio de décadas de obstinado y difícil seguimiento de unos animales extremadamente difíciles de observar, la implicación emocional al convivir cada día con unos animales complejos y fascinantes... estoy seguro que ningún lector aficionado a estos temas quedará decepcionado.


Lo peor: Llevada por su pasión por la investigación Biruté en ocasiones describirá con tal lujo de detalles y de forma tan pausada sus vivencias en la selva con los orangutanes que en alguna que otra vez se nos escapará un bostezo... tengo la sensación de que al libro le sobraban más de cien páginas, siendo generoso, aunque también es verdad que en sus dos últimos y maravillosos capítulos es fácil tener también la sensación de que el tedio bien valió la pena, al menos así lo he vivido yo ;-).


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