lunes, 29 de junio de 2015

La invención del reino vegetal


Ficha: "La invención del reino vegetal", Aina Serra Erice, editorial Ariel, 445 páginas, ISBN: 978 843 441 9469

En más ocasiones de las que quiero reconocer me dejo llevar por el aspecto de un libro a la hora de escogerlo para echarle una ojeada, fue sin duda el caso de este bonito ensayo de la bióloga Aina S. Erice. A la vuelta de esa hermosa portada aparece también la imagen y unas palabras del conocido filósofo y ensayista José Antonio Marina, a estas alturas un viejo conocido de este blog, que ha patrocinado esta primera obra, la cual forma parte de un proyecto aún más ambicioso... la plasmación por escrito de un detallado compendio de ese orden artificial ideado por Aristóteles, la división del mundo humano en esos tres reinos, el animal, mineral y vegetal.

Para este último ha encontrado sin duda a una autora idónea para la tarea, y es que el mundo vegetal, tal y como nos va a demostrar Aina a lo largo del libro es tan extenso, complejo y posee tantas y tantas facetas que uno no sabe muy bien por donde comenzar. A priori lo vegetal parece poco atractivo cuando se le compara con las inagotables sorpresas, maravillas y complejidades del mundo animal, los vegetales son algo así como los parientes más básicos, pobres y deslucidos del mundo vivo... sin embargo basta con echar una ojeada a nuestro alrededor para darnos cuenta de que están por todas partes.

Este es un libro que he leído tomándome mi tiempo, en contra de mi habitual costumbre devoradora, no he tenido prisa en terminarlo, en ocasiones la cantidad de datos me abrumaban y no quería saturarme, en otras simplemente era que el tema escogido, siempre en el ámbito de la relación histórica entre la humanidad y el mundo vegetal, me interesaba bien poco, supongo que cada lector tendrá una experiencia diferente. A pesar de todo no ha sido este un viaje exento de sorpresas, los lectores curiosos, especialmente los aficionados a la botánica y a la historia encontrarán muchas cosas de su interés. 

Lo mejor de todo es que durante las semanas en las que he tenido este libro a mano ha ido cambiando mi percepción de ese mundo vegetal que tanto apasiona a la autora. Tengo la fortuna de vivir en una ciudad donde no se puede eludir la presencia de las plantas, hay multitud de jardines y "zonas verdes", pero es que además vivo desde que nací en las afueras de la misma, rodeado de campos de cultivo, zonas residenciales ajardinadas y huerta... alguna vez he estado de paso por alguna ciudad más "urbana" y realmente no creo que sean sitios ideales para vivir, es curiosa la facilidad con la que aceptamos la silenciosa presencia vegetal, que suele pasar inadvertida, y en cambio como la echamos de menos cuando esta nos falta. Tras la lectura de este libro será ya imposible ver el mundo vegetal de la misma forma que antes. 


Quienes hipotéticamente hiciesen un ejercicio de imaginación sobre el tema e intentasen anticipar los asuntos de los que hablaría un libro que versara sobre la relación de las plantas y la civilización humana, ni se acercarían a lo que Aina consigue mostrar en este libro. El mismo constituye todo un pulso de erudición y documentación... las plantas como alimento, como material de construcción, su uso en tintes, su utilización como medicinas, plantas y flores como ornamento, plantas como musas de la inspiración artística o religiosa, plantas como moneda, como tejido, como soporte para la escritura, la historia de la domesticación de las especies vegetales... los ángulos desde los que observar la relación hombre-plantas son infinitos e inagotables. Tanta erudición no ha evitado algún que otro desliz que incluso un neófito en el tema como yo he podido detectar: Pues no, un gusano de seda no ingiere en sus 40 días de vida 600 kg de hojas de morera, la fuente está mal ya que como muchos habitantes de la huerta de Murcia donde es tradición, he tenido algunos de estos bichos y puedo asegurar que la docena que crié hace unos años por capricho  consumieron entre todos una cifra que ni se acercaba ;-)... no se donde ha consultado esa información pero está mal de plano. Tampoco hay una rueca en la bandera de la India actual, el símbolo representa el "chakra de Ashoka", aunque si la hubo antes en una bandera independentista que tuvo poca vida.



Minucias aparte, el libro es una preciosidad, basta hojear unas cuantas páginas para quedar encantado por su esmerada presentación, la cantidad de grabados y fotografías que lo salpican de principio a fin, la variedad de los temas tratados... uno se da cuenta hasta que punto hemos transformado el planeta y como casi toda la vida vegetal que tenemos a nuestro alcance lleva las indelebles huellas de la acción humana. Me ha interesado especialmente la parte final referida a la historia de los grandes estudiosos de la botánica, no conocía, entre otras muchísimas cosas la verdad, la afición por Darwin por la botánica, o el que hubiesen existido de forma paralela diversos métodos de nomenclatura para los nombres técnicos. 

Aquí tenéis un enlace al blog personal de Aina con más información sobre el libro y cosas relacionadas con el mundo de las plantas. De obligada visita para sus lectores.

Lo mejor: Un libro interesante, plagado de datos sobre el mundo vegetal, la botánica y la antiquísima relación entre el ser humano y las plantas, una fusión que podríamos llamar "antropobotánica" que leyendo el trabajo de Aina S. Erice bien merecería figurar como especialidad-puente en los estudios de biología y antropología. El lector habitual de ensayos disfrutará con los conocimientos divulgados por la autora, y sin duda también con su forma, tan amena y cercana, de narrarnos esa aventura cuyo inicio comenzó hace ya muchos miles de años. Otro de sus puntos fuertes es la sección de bibliografía final y el índice, se palpa de principio a fin la ilusión y el trabajo que ha puesto la autora en esta obra, su generosidad con los lectores es algo que no puedo pasar por alto.

Lo peor: La amplitud de los temas abarcados hace que sea complicado mantener el interés por igual, como comentaba antes hay partes del libro que se me han hecho más monótonas que otras, a pesar de la inteligente división en partes de la obra y su subdivisión en capítulos fácilmente abarcables, "leíbles" y perdón por el "palabro" ;-), donde se nota el esfuerzo de Aina para hacer accesible la obra. Aunque parezca una herejía recomiendo saltarse el prólogo de José Antonio Marina y dejarlo para el final... no es nada personal, pero la verdad es que si no se lee tampoco pasa nada.


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