lunes, 13 de julio de 2015

Desconexión y otros ensayos

"La civilización occidental dejó de existir después de la Segunda Guerra Mundial. Vivimos en un cadáver que se agita como una rana muerta en un cable con corriente. Los síntomas de un colapso total han entrado en su interior y han determinado el contenido y el rumbo de la poesía y la canción. Es un error hablar de canción protesta o de poesía protesta. La protesta implica una posibilidad de rectificación, se produce dentro de una cultura. Con la larga lista de terrores que hemos ido acumulando, la protesta se ha convertido en alienación y la alienación en una separación total. La guerra es permanente. Sólo cambian los campos de batalla y las bajas."


Ficha: "Desconexión y otros ensayos", Kenneth Rexroth, editorial Pepitas de Calabaza, 245 páginas, ISBN: 978 84 93636777

De nuevo otro libro de esta editorial de Logroño, a esta paso me van a tener que hacer accionista de la empresa, y no será el último ya que tienen un catálogo de lo más interesante, en relación con mis gustos claro.

Hace unos meses tuve la fortuna de comentar aquí otro libro del mismo autor, "Cita con los clásicos" de Kenneth Rexroth me pareció no solamente un excelente libro de reseñas de libros sino casi podría decir el "summun" de este subgénero dentro del ensayo, a pesar de algunas particularidades me parecía que nadie podía estar a la altura de este autor a la hora de comentar libros y ya desde ese momento se constituía en un referente para mí obligado en el tema. 

El caso es que la editorial donde está publicado tenía otra obra dedicada a este desconocido erudito norteamericano que parecía haber leído y reflexionado sobre los libros y la literatura más que nadie, todo un "supermán" de las letras. Si había algún libro que recopilara ensayos suyos bien estaría echarle un vistazo a ver si mi opinión de este gigante seguía siendo igual de buena.

Tras leer, en ocasiones con dificultad, esta colección de breves ensayos suyos, prologada extensamente por un paisano contemporáneo suyo, Ken Knabb, que además le conoció en persona y tuvo la gran suerte de ser alumno suyo. Tengo que decir que salvo algunos momentos verdaderamente brillantes de Rexroth, la introducción de Knabb es lo mejor del libro. Sería complicado encontrar una mejor y más cuidada presentación... que viene a ocupar el primer tercio del libro. Durante su lectura me preguntaba si lo que vendría a continuación de la misma tendría la misma calidad... Knabb nos proporciona todas las claves para entender la figura y la obra de este singular personaje del que espero que se publiquen en el futuro más obras en nuestra lengua.

La literatura y la vida, la espiritualidad y el misticismo, la sociedad y la posibilidad de una revolución son los tres grandes ejes que vertebran la vida y obra del poeta, erudito y pensador libertario norteamericano, y serán brillantemente expuestos por Knabb, es más cualquier futura edición de artículos, ensayos o poemas de Rexroth podrían perfectamente prescindir de presentación alguna teniendo en cuenta el magnífico trabajo de su devoto ex-alumno.

Tras esta primera parte del libro se sucederán los ensayos, en general de breve extensión, donde podremos ver como brilla a gran altura la erudición y la inteligencia de un ensayista capaz de remontar los más altos vuelos:

Así veremos desfilar el ensayo, en realidad la transcripción de una conferencia, sobre poesía y la posición de un poeta en la sociedad... desvelándonos las claves del porqué del choque de los poetas, al menos de los buenos, con el statu quo imperante en cada época. Un ensayo aún interesante a pesar de la fecha remota de su publicación, 1.936, pero tan desfasadamente ingenuo que dudo mucho que el mismo Rexroth suscribiera algunas de sus ideas treinta años después. La sola mención de la poesía en este siglo XXI como elemento transgresor casi da risa... aunque pensándolo bien quizás no se trate solo de una muerte sino de una hibernación, dejémoslo ahí.

El ensayo sobre Henry Miller me ha parecido tan sumamente bueno que solamente por él, por esas 11 páginas, valía la pena ya comprar el libro. No he leído nada de este archiconocido autor americano, pero me da vergüenza escribirlo aquí y en cambio haber leído bastante de Paul Auster por ejemplo... uno de estos días me embarcaré en una de sus obras. El caso es que la obra de este autor maldito y prohibido, al menos en su tiempo, le da pie a comentar el elemento de la realidad y su tratamiento en la obra de Miller... leyendo a Rexroth en este ensayo me doy cuenta que aunque llevo toda mi vida leyendo literatura realmente no he leído una mierda, con perdón, ni entendido nada. 

"La literatura es un mecanismo de defensa social. Acuérdate otra vez de cuando eras niño. Lo más probable es que creyeras que al crecer encontrarías un mundo de verdaderos adultos -esa clase de personas que hacen que funcionen las cosas- y también que entenderías cómo y por qué funcionan. [...] En cambio, a medida que han ido pasando los años, te habrás dado cuenta, por tus experiencias más o menos amargas, de que esas personas ni existen ni han existido jamás en ningún lugar. La vida no es más que un enredo, los adultos no son sino niños más altos y menos espabilados que han ganado en estupidez y resentimiento, y nadie sabe qué es lo que consigue que funcione, como un todo esto. Pero nadie descubre el pastel"

Ese era al parecer el principal mérito de Miller según Rexroth, "descubrirle el pastel", al lector, y hacerlo además sin contemplaciones y sin medias tintas desde el principio.

En el siguiente ensayo sobre Mark Twain, K. Rexroth sale al paso de ciertas opiniones retorcidas que insinuaban que el gran escritor americano era esquizofrénico... y dejará bastante probada la opinión contraria, que Twain realmente era bastante más sano que la sociedad en la que le tocó vivir. En el siguiente, "Regreso a los orígenes de la literatura" que data de 1.970, viene a decir que en nuestros tiempos la verdadera poesía hay que buscarla en la música y concretamente en la obra de los canta autores principalmente pero también en otros estilos musicales (de su tiempo claro)... el despliegue de referencias, autores, obras y estilos musicales mostrados por Rexroth simplemente apabulla a cualquiera, ni de coña se le puede seguir el paso, sería necesario un estudio de años para simplemente entender todas las comparaciones y cada una de sus afirmaciones... seguramente este es el punto más fuerte, y más flojo del libro.

El ensayo que da título al libro, "Desconexión: El arte de la generación Beat" es simplemente el "despiporre" ... no se me ocurre calificarlo de otra forma, destinado a los lectores tan eruditos como él, a los estudiosos de filología americana, y en definitiva a la gente de su tiempo cuya cultura se acercase ligeramente a la suya o que simplemente hubiera vivido envuelta en todas estas referencias culturales... no obstante, para un lector español no precisamente con una cultura amplia como un servidor, perderme en este marasmo interminable de nombres, corrientes artísticas, direrentes artes, referencias cruzadas que dan botes atrás y adelante entre las décadas y los siglos no ha carecido de interés, un Rexroth "descocado" puede agotar, doy fe que seguirle los pasos es poco menos que imposible... y sin embargo, algo tiene que te engancha al texto y te hace intentar ir tras él, aunque sea al trote con la lengua fuera. En definitiva lo que viene a decirnos Rexroth, si es que he entendido algo, es que es inevitable la desconexión entre el artista y su tiempo, que a todo creador de arte sincero le tiene que embargar antes o después la sensación de hastío y de estar "descolocado" respecto al tiempo en el que vive, da igual si pinta cuadros, escribe o toca el saxofón... vamos que la sinceridad siempre se da de bruces con la mascarada oficial. Los amantes de la filosofía aplicada a las artes se pueden dar un buen atracón-empacho con este ensayo ;-)

Tras este "opus magnum" del libro nos encontramos con un ensayo sobre el jazz... sesudo, extravagante y sobre todo erudito, en fin... no me gusta nada ni me ha gustado nunca ni me gustará este estilo musical, pero leer sobre el mismo me ha deparado alguna que otra sorpresa. Rexroth parece sumarse a la condena que ya se daba en su época sobre el mismo... sobre como dejó de ser una música de masas para quedarse reducida a un público elitista por la radicalidad de sus intérpretes que despreciaron músicas más accesibles, y como fueron perdiendo poco a poco su impronta original. En fin un ensayo solo apto para musicólogos, en mi opinión la rama del estudio de las artes menos interesante de todas, aunque te guste la música.

Los movimientos estudiantiles de su época serán analizados en su siguiente ensayo "Los estudiantes toman las riendas", junto con el ensayo dedicado a Miller y otro que comentaré a continuación, me parece el más interesante. Las ideas libertarias de Rexroth y sus simpatías, nunca exentas de una inteligente crítica, por los movimientos estudiantiles de su época, un temprano año 1.960, quedan perfectamente expuestas, eso sí, con su sinuoso y aparentemente anárquico estilo.

El breve ensayo "Carta desde San Francisco", resume el clima de actividad intelectual que se dio en aquella ciudad a orillas del Pacífico en los años cincuenta. Dará paso a otro ensayo más personal, y más centrado en una figura, aquí veremos al Rexroth más irónico y más humano, en mi opinión gana muchos puntos cuando se centra en un autor o en una obra concreta en vez de divagar tanto... el protagonista en esta ocasión es la filósofa y escritora francesa Simone Weil, de la cual tuve el placer de comentar aquí un libro hace ya tres años "A la espera de Dios", Rexroth no escribió un ensayo sobre Weil para alabar su obra o su persona... sino para todo lo contrario, en unas pocas páginas nos retrata a una mujer neurótica, obsesionada, de mente brillante pero de visión distorsionada, que ha sido elevada casi a los altares con el paso de los años, seguramente la hubieran beatificado si no se tratase de una judía marxista que rehusó el bautismo, aunque compuso algunas de las páginas más hermosas y agudas sobre Dios que se han escrito nunca... Rexroth la pone en su sitio, no sin confesar antes su admiración y respeto por ella y su tormento interior, y seguramente le lanza sus dardos porque Simone Weil no es un caso aislado de búsqueda de Dios por el camino equivocado:

"Sólo ese consejo podría haberla salvado. Sólo el darse cuenta de la verdad -tan difícil de conseguir para un aventurero religioso-, de que nadie está obligado a ser más santo de lo que en realidad ha de ser, podría haberle aportado una verdadera iluminación. Era desafiantemente impermeable a este tipo de cosas"

Tras el cariñoso "tirón de orejas" a la gran filósofa francesa, el libro llega a su recta final con sendos ensayos sobre temas espirituales, uno sobre el escritor judío Martin Buber, por el que el autor confiesa una gran admiración, eso sí a su modo, destripando y diseccionando su obra con una profundidad y un método que dan miedo, y otro más breve sobre el "gnosticismo" y su origen en la historia. Si al lector le quedaba alguna remota duda de si lo que afirma Ken Knabb en el prólogo es o no cierto dicha duda queda definitivamente despejada. 

Lo mejor: Una excelente introducción a la vida y la obra de un personaje irrepetible junto con una cuidada selección de sus mejores ensayos. Erudición, inteligencia, pasión, honestidad y ante todo una demostración impresionante de lo que verdaderamente significa vivir por y para la cultura. 

Lo peor: Una inmersión profunda en la cultura norteamericana de la primera mitad del siglo XX, imposible seguirle los pasos, imposible verificar cada afirmación... libros como este requieren de una de dos cosas, o bien una erudición extraordinaria por parte del lector, algo seguramente también extraordinariamente poco común, o bien, un acto de fe en el autor, en su buen juicio, en su correcta documentación y sentido común, porque nos vamos a encontrar con un sinfín de afirmaciones en las que vamos a tener que "creer" a pies juntillas... y quizás sea esa la clave de la fascinación de libros como este, que nos hablan de tantas y tantas cosas que no sabemos, de autores que no hemos leído y que no leeremos, que nos hablan en definitiva de un mundo ya desaparecido y muerto. Algo que no será del gusto de la mayoría.

En definitiva, solo para los lectores que hubieran disfrutado con su "Cita con los clásicos" y que se hubieran quedado con ganas de más, mucho más. El que avisa no es traidor, Rexroth es un hueso duro de roer contra el que incluso buenos y experimentados lectores se pueden romper los dientes. Hay otras obras más sencillas, y no peores desde luego, para introducirse en la obra de este gigante... vamos que no quiero que nadie que se aventure en este blog me venga luego con quejas ;-).


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