sábado, 31 de diciembre de 2016

Voces de Chernobíl

"Si el libro que leemos no nos despierta como un puño que nos golpeara en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿Para que nos haga felices? Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos, si fuera necesario, escribir nosotros mismos los libros que nos hagan felices. Pero lo que debemos temer son esos libros que se precipitan sobre nosotros como la mala suerte y que nos perturban profundamente, como la muerte de alguien a quien amamos más que a nosotros mismos, como el suicidio. Un libro debe ser como un pico de hielo que rompa el mar congelado que tenemos dentro."

Franz Kafka a Oskar Pollak, carta de 1.904



Ficha: "Voces de Chernóbil. Crónica del futuro", Svetlana Alexiévich, Random House colección Debolsillo, 406 páginas, ISBN: 9788 49062 4401

Dicen que una imagen vale por mil palabras, yo mismo lo creía hace años, y la verdad es que cuando lees obras como esta que comento hoy aquí, en este último día del año, te das cuenta de que pocas veces se ha dicho una estupidez más grande que esa.

Como la gran mayoría de los lectores supe de la existencia de la obra de esta periodista bielorrusa solamente después de que le fuera concedido el premio Nobel en 2.015, el mercado editorial español se lanzó a reeditar, y a editar también, sus principales obras, seguramente ya habían sido editadas con anterioridad en castellano, pero en mi caso nunca me llamaron la atención ni por supuesto las vi nunca en los montones de "novedades" que las librerías suelen mostrar como gancho al alcance de la mano.

Durante más de un año hojeé curioso sus libros, sin decidirme a adquirir ninguno, vi que en todos ellos había una unidad temática, la descomposición de la URSS principalmente, pero también obras que nunca hubieran podido salir a la luz antes de 1.990... e incluso que todavía parece que levantan ampollas, de hecho Svetlana Alexiévich sigue despertando animadversión tanto en su país, Bielorrusia, donde este libro por ejemplo sigue prohibido, como en Rusia por su postura crítica ante el presidente Vladimir Putin. En sus entrevistas deja bien claro que el camino hacia la democracia de Rusia como de las ex-repúblicas es largo y complicado, no bastaba con echar a los comunistas del poder, pues muchos de los resortes dictatoriales y la mentalidad de la gente de un estado totalitario siguen todavía en pie, aunque no ondee la bandera de la hoz y el martillo en los edificios gubernamentales.

Así que empecé por este, un libro de bolsillo, económico, traducido a más de 20 idiomas, un libro que tan solo por los testimonios que recoge y por lo que significa hubiese merecido no uno sino varios premios Nobel. De hecho me da la impresión de que después de la concesión del Nobel en 2.015 a Svetlana ya solo pueden conceder premios Nobel en plan "coña marinera"... el ejemplo lo tenemos este año.


Lo que cuenta Svetlana Alexievich en este libro va más allá de lo que cualquier escritor podría relatar, va más allá del sufrimiento y del horror... llega a comunicar cosas que no se pueden ni expresar. Y lo hace porque en el formato escogido, y típico de esta escritora y periodista, se limita a recoger los testimonios de personas que vivieron, y siguen viviendo, aquel horror indescriptible, mujeres de "liquidadores" fallecidos, políticos, científicos, niños, ancianos campesinos, exiliados, habitantes clandestinos de la zona de exclusión, militares, fotógrafos, médicos... todo un coro de testimonios, en ocasiones uno cree que ha leído lo más fuerte que podía haber leído en toda su vida... hasta que el siguiente testimonio le hiela la sangre en las venas. Todos los ángulos, todas las variantes, todo el espectro del horror, del sufrimiento, de la maldita estupidez humana... y más, mucho más de lo que se pueda imaginar, quien piense que sabe todo lo relativo a esa catástrofe que se puede saber no puede ni imaginar lo que se va a encontrar en este libro. Hay documentales en Youtube, uno especialmente interesante que muestra el estado actual de la zona de exclusión... uno lo ve todo tan verde y tan lleno de vida (excluyendo la vida humana) que siente como la esperanza surge... pero es una sensación engañosa y traidora, la radiación no se ve... las imágenes en este caso solo son la punta del iceberg.




Realmente hubo dos catástrofes aquel 26 de abril de 1.986, la primera un accidente en una central nuclear, la segunda un pueblo atrapado en un régimen autoritario que se comportó de una forma criminal e irresponsable, estúpida en grado sumo, y que empeoró la situación y acarreó más desgracias que las que hubiese podido haber en cualquier otro país del mundo, exceptuando alguno otro de la misma calaña. Naturalmente es fácil decir, y esa es la versión oficial, que el sacrificio de miles salvó a millones. La preocupación inmediata de las autoridades fue siempre evitar que cundiera el pánico, evitar las injerencias del exterior, evitar que se cuestionara al régimen, fingir que todo estaba bajo control... vamos lo que cualquier régimen autoritario haría, aunque es fácil llevarse las manos a la cabeza ante tanta incompetencia criminal, de verdad que los niveles de la misma llegaron a extremos imposibles de imaginar, también es fácil imaginar cual sería la actuación de muchos gobiernos... en nuestro país también hay centrales nucleares, ya sabemos que son más seguras que las soviéticas... pero me gustaría saber si existe algo parecido a un protocolo de seguridad para casos de un accidente nuclear, y si este posee los medios y recursos suficientes como para ponerse en marcha de forma inmediata... mejor no pensar en ello ¿verdad?, la URSS lo tenía... pero estaba pensado para el caso de una guerra nuclear, no para un accidente de lo que para ellos eran las centrales más seguras del mundo... o eso decía su propaganda. 

Lo cierto es que Chernóbil destapó la caja de Pandora y mostró mejor que ningún otro acontecimiento las mentiras y la vacuidad del estado soviético, demostró que allí no había nada más que propaganda y engañabobos... que no obstante la población se había tragado y asimilado durante décadas, Chernóbil fue un duro despertar a la realidad, pues los átomos y la radiación nada entienden de política y de mentiras. Por eso aún hoy hay secretismo con mucho de lo ocurrido aquel nefasto 1.986, por eso se destruyeron miles de documentos, por eso treinta años después apenas hay libros sobre el tema... porque es de una magnitud tan monstruosa que lo más cómodo es mirar a otro lado.




Svetlana pasó diez años preparando el material de este libro, dándole forma, el libro se publicó en 1.997, esta es una nueva edición que data de 2.005, un año antes del vigésimo aniversario, que imagino que fue ampliada y revisada por la autora, además de añadirle un epílogo nuevo y extender un poco el prologo con información actualizada. Su aportación al relato básicamente se centra en escoger los testimonios, añadir notas de página cuando la situación lo requiere, añadir comentarios entre corchetes para aludir al estado anímico de su entrevistado... y poco más, este testimonio coral por lo tanto va más allá de lo que cualquier historiador pueda recoger y ampliar con datos y cifras, quien quiera empaparse de los detalles de los hechos y el porqué del accidente tiene a su disposición información de sobra... lo que no encontrará es justo lo que Svetlana recoge en su libro. Y es que todavía seguimos sin digerir lo ocurrido hace treinta años en aquella central... habría un segundo capítulo de la historia con lo ocurrido en Fukushima en Japón en 2.011... me pregunto si a estas alturas somos conscientes del peligro que encierra la energía nuclear de uso "pacífico", ni es el tema de este libro ni tampoco de este blog... ya lo sabía, pero ahora tras leer el libro de Svetlana cada vez que alguien comente lo "segura" que es la energía nuclear me va a dar la risa.

Poco más que añadir, a este comentario, una recomendación al visitante ocasional ¡léelo! ... si crees que has leído algún buen ensayo en tu vida o que has leído algo realmente terrible o espeluznante, no tienes ni idea. Tampoco es un libro pesimista en el fondo... al fin y al cabo nos muestra los testimonios de supervivientes, pero hay una diferencia con los testimonios de los supervivientes de un campo de concentración, de una catástrofe convencional o de una guerra, una diferencia fundamental.

El subtitulo del libro lo dice todo "Crónica del futuro", porque Chernóbil NO es un episodio cerrado, un accidente nuclear se asemeja a arrojar una piedra al centro de un lago en calma... puedes medir y precisar donde ha golpeado el guijarro en la superficie, pero el golpe no solamente se produce en ese punto determinado, se crean ondas en el agua que se expanden más y más afectando a toda su superficie... estamos sufriendo todavía las consecuencias de esa expansión, solo cuando haya pasado mucho más tiempo, varias generaciones, se podrán conocer en toda su extensión las dimensiones de la tragedia, y al igual que en lo ocurrido en Fukushima nos encontramos con la misma política de silencio por parte de las autoridades, la misma actitud de mirar para otro lado... porque seguramente lo que se ve si uno gira la cabeza y mira de frente es demasiado horrible. Esa es la mirada que Svetlana comparte con sus lectores, dar voz a las personas que nunca pudieron hablar sobre lo ocurrido... no hay palabras para describir el estremecimiento que le embarga a uno cuando lee algunos testimonios, te das cuenta de que el dolor y el sufrimiento humano posee más caras de lo que uno imagina. 


Ya el primer capítulo con ese testimonio de la viuda de uno de los bomberos que acudió a la central a apagar el incendio de la fatídica noche del 26 de abril, un capítulo donde se mezclan a partes iguales, el horror, el sufrimiento, la muerte y el amor... a uno se le ponen las tripas del revés, y eso es solo el "aperitivo", no hay, no puede haber ningún lector indiferente a esta obra, si la lees te vas a conmover, salvo que seas un robot claro... te conmoverás como padre, como amante de los animales, como persona sensata, como conocedor de la ciencia... hay muchos nervios pulsados por los testimonios, algunos dolorosos, en ocasiones también uno se echará a reír... una risa macabra, propia del humor negro, pero que también forma parte de lo mismo. Hay cien maneras distintas de sentirse mal con este libro, incluso de mover la cabeza y pensar ¡no puede ser cierto! ¡no es verdad lo que estoy leyendo! ¡no podían ser tan estúpidos!... la sensación es aterradora, lo aseguro, y lo peor de todo es que la tragedia sigue tan viva hoy treinta años después, de que Chernóbil es el futuro que nos espera.

"Al despedirnos nos dieron un apretón de manos y nos entregaron un certificado en que expresaban su agradecimiento por nuestra entrega. Mi padre recordaba y contaba sin parar. La última vez que regresó del hospital nos dijo -Si sobrevivo, adiós a la química y a la física. Dejaré la fábrica. Solo trabajaré de pastor-.

 Mamá y yo nos hemos quedado solos. No iré a estudiar al instituto técnico, como quiere mi madre. Al que fue mi padre. Tengo un hermano pequeño. Le gusta jugar a Chernóbil. Construye un refugio, cubre de arena el reactor... O se viste de espantapájaros y corre detrás de la gente y los asusta: -Uh, uh, uh... ! ¡Soy la radiación! ¡Uh, uh, uh...! ¡Soy la radiación!. Aún no había nacido cuando ocurrió aquello"



Lo mejor: Un ensayo impresionante, brutal, que no dejará a ningún lector indiferente, un libro que cumple todas las características esgrimidas por Kafka en la cita con la que encabezo este comentario, y que hay que leer, si o si, vamos si uno es un lector mínimamente serio.

Lo peor: Que Chernóbil sigue vivo... que viendo las medidas de seguridad, la construcción de un nuevo sarcófago (que solo estará operativo 100 años) y el desastre posterior de Fukushima, así como la apertura de nuevas centrales nucleares uno se da cuenta de que no hemos aprendido nada, y de que la irresponsabilidad de los políticos mezclada con la ausencia de ética de muchos hombres de ciencia, ya que esta no se ocupa de lo que está bien o mal... solo de la "verdad", me da la risa de nuevo, políticos irresponsables y hombres de ciencia ciegos forman un cóctel verdaderamente letal que volverá a explotar antes o después. Te puede pasar lo que a uno de los protagonistas del libro, lo que a mí, que ya se le han quitado para siempre las ganas de leer ciencia ficción, y de que te das cuenta de que el ser humano no tiene remedio, que somos la especie más estúpida de la evolución. 

2 comentarios:

  1. A esta mujer la he ido dejando dejando, así a lo tonto. Pasa el tiempo y no he leído nada suyo. Gracias por recordarme este título.
    Tu reseña anima a leerlo, desde luego.
    Un abrazo

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  2. A mi me pasó lo mismo, desde 2.015 llevaba viendo sus libros en las estanterías, la temática era interesante pero no me decidía a leerla, ha sido leer este, el más fácil de encontrar y el más barato, y engancharme... de hecho ya ando vigilando cada semana a ver cuando están disponibles en la biblioteca de Murcia para volver a leer el próximo. He ojeado "El fin del homo soviéticus" y parece excelente, sin desmerecer nada a este. Creo que su obra es fundamental para entender que pasaba en la URSS y sobre todo que ocurre ahora en la Rusia de Putin, sin duda ese que comento va a ser una de mis lecturas "estrella" de este año :-). No me extraña que tras el Nobel de literatura a esta mujer anden realizando premios-chorra como el de este año, si hay un escritor en el mundo que se lo merece es Svetlana Alexiévich. ¡Saludos y enhorabuena por tu blog! ultimamente está que se sale :-).

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