lunes, 6 de febrero de 2017

La vida de los elfos


"Con todo, María cultivaba la religión de la poesía a diario, cuando subía a los árboles y escuchaba el canto de las ramas y las hojas. Había comprendido muy pronto que los otros se movían por el campo como ciegos y sordos para quienes las sinfonías que ella escuchaba y los cuadros que abarcaba no eran sino ruidos de la naturaleza y paisajes mudos. Recorriendo los campos y los bosques, estaba en contacto permanente con flujos materiales, trazados impalpables pero visibles que le mostraban los movimientos y las radiaciones de las cosas, y si en invierno le gustaba ir a los robles de la hondonada del campo vecino, era porque a los tres árboles también les gustaba el invierno y esbozaban vibrantes estampas que ella veía y de las que sentía las pinceladas y las curvas como si fueran grabados encarnados en los aires".




Ficha: "La vida de los elfos", Muriel Barbery, Seix Barral, 296 páginas, ISBN: 978 8432 229961

Nueve años tardó Muriel Berbery en publicar su última novela, tras el éxito de “La elegancia del erizo”, uno de los libros más leídos de la pasada década y que finalmente vio su versión cinematográfica en 2.009, una adaptación muy correcta aunque menos rica en detalles que la novela como cabría esperar. 

En 2.015 dio la sorpresa con la publicación de “La vida de los elfos”, una novela muy diferente a todo cuanto había escrito anteriormente. Aquellos que esperaban una especie de continuación de la anterior, o al menos, una obra al menos en la misma línea se vieron sin duda sorprendidos. 







Adquirí hace poco esta novela al verla salir en edición de bolsillo, ya tuve en mis manos la primera edición y el tema de la misma no acabó de convencerme, le vi un punto un poco raro y preferí esperar a su salida en una edición más barata “por si acaso”, tras leerla tengo que decir que hice lo correcto… porque si bien la obra de la escritora francesa posee puntos muy fuertes, también adolece a mi juicio serios defectos, si la famosa y renombrada novela anterior es una obra que se puede recomendar a casi todo el mundo sin demasiados reparos, pues cuenta una historia interesante y original, en este caso Muriel se ha descolgado con una obra más ambiciosa, que según la autora tendrá continuación, y con la que pretende poco menos que pasar a la historia de las letras francesas. 


Es curioso porque ambas obras son como dos polos opuestos, la anterior, su gran éxito y la que le ha dado la solvencia económica para dedicarle tiempo a esta otra, era una novela que básicamente se hizo popular, al menos en Francia, por el efecto “boca a boca”, la mejor publicidad posible, esta otra en cambio ha atraído a los lectores, como a mí, fundamentalmente por llevar su firma, la “nueva novela” de Muriel Barbery ha sido el gancho principal… el resultado es irregular en mi opinión tal y como voy a explicar en las líneas siguientes.

Aquí tenemos una historia de corte fantástico, no una protagonizada por personajes insólitos pero anclados en la realidad, sino una historia cuyo trasfondo fantástico e imaginario, “de cuento”, forma parte de su misma esencia. Hay una raza de seres, los elfos… como vemos de momento originalidad = 0, que conviven con los humanos y que aunque poseen una naturaleza semejante y externamente no se distinguen en nada de los humanos corrientes forman una raza aparte. Son seres que poseen unas características únicas que los hacen vivir en una relación más estrecha con la naturaleza… porque la naturaleza descrita por Barbery es una naturaleza donde la magia no ha desaparecido, hay profecías, misterios, conexión entre los seres… ese mundo mítico y mágico de la niñez donde transcurren los cuentos, y es que esta novela no es otra cosa que un cuento para niños, ¿o quizás para adultos?, alargado en extensión pero sin duda impregnado de ese mismo espíritu. 


Los elfos se relacionan con seres humanos que ignoran por completo su naturaleza, algo ven en ellos que es diferente pero habitualmente no saben qué. Estos serían a sus ojos como personas dotadas de una especial gracia y encanto, habitualmente no se relacionan a nivel íntimo con seres humanos y si esto ocurre no suelen engendrar descendencia… pero mira por donde de las relaciones entre elfos y humanos han nacido de forma insólita dos niñas, Clara y María, ambas con la misma edad, separadas al nacer y enviadas a dos lugares distintos de Europa donde se crían en entornos rurales y apartados. La naturaleza dual de dichas niñas que participan por igual tanto en naturaleza humana y élfica les aportan una serie de cualidades únicas. Se acerca un conflicto entre humanos, elfos y otros elfos “malignos” donde la supervivencia de la raza humana estará en juego, y en dicho conflicto las niñas debido a sus cualidades únicas, capaces de tender puentes entre ambos mundos, tendrán un papel especial. El libro básicamente transcurre durante la infancia de las pequeñas hasta la edad de doce años.

Hasta aquí puedo contar porque básicamente este es todo el argumento… la clave de esta singular obra de Barbery estriba no solamente en la naturaleza de la historia, de corte fantástico, sino en el “como” está narrada… y aquí es donde podemos disfrutar de sus buenas cualidades, que las tiene y son brillantes. 

La escritora ha tratado de escribir una novela como “de otra época”, forzando al lenguaje una y otra vez a crear belleza… no quiero ni imaginar la papeleta que ha tenido en sus manos la traductora al castellano, muy buena la labor de Palmira Feixas, para poder reflejar con un poco de esplendor todos los brillos y matices elaborados por la escritora francesa en la narración de principio a fin. La acción es lenta, las más veces prácticamente inexistente, abundan las descripciones, las historias laterales, las miradas al pasado, la abundancia de metáforas y figuras poéticas es constante, no me extraña esa inspiración que tuvo la autora mientras vivía en Japón y paseaba por los jardines de Kyoto, si existe un pueblo en el mundo amante y a la vez necesitado de la belleza ese es el japonés, basta que uno entre en Google y busque “jardines de kyoto”, aunque valdría cualquier otra localidad japonesa, para encontrarse con un torrente de imágenes de una belleza que le deja a uno sin palabras… y solamente son fotos ¿cómo podríamos intentar transcribir esa sensación a palabras?, bueno, Muriel al menos intenta lo imposible.

De modo que retirada momentáneamente de la escritura, merced al tremendo éxito editorial de su anterior novela, de la que se vendieron más de cuatro millones de ejemplares y se tradujo a 40 idiomas, Barbery concibió una obra muy distinta… estoy seguro que habrá encantado a muchos lectores, no necesariamente a los que eran ya aficionados al género fantástico, como ejemplo pongo aquí un enlace de “Papel en blanco” donde uno de los autores del blog alaban la novela a la que ponen poco menos que a la altura de una obra maestra. Reconozco que en cuanto a la búsqueda de la belleza, originalidad en la forma y calidad literaria poco hay que decir, Muriel deseaba escribir una obra “de verdad”, el problema para mí es que creo que se le va bastante la mano en ese aspecto y descuida el que para mí es sin duda el elemento fundamental de una novela… el buen hacer del escritor a la hora de narrar una historia. 

Lo siento pero no he visto agilidad y buen pulso narrativo por ningún lado, la novela me ha arrancado unos cuantos bostezos y un deseo cada vez más fuerte de terminarla. El relato comienza con fuerza, a las pocas páginas uno cae rendido y se consigue perfectamente meter al lector en la historia y engancharle con un gran despliegue de efectos… metáforas, imágenes poéticas, recreación de un mundo peculiar. De las dos partes, finalmente interconectadas, me quedo a todas luces con las partes del relato que transcurren en torno a María y ese pueblecito de la Borgoña… en mi opinión muy por encima de la parte del relato que atañe a Clara en Roma. 

Pero llega un momento en que uno asiste a un relato donde hay cosas que se le escapan, que el autor hace de un modo u otro trampas, intenta intrigar al lector a base de darle migajas por un lado, callar mucho y marear la perdiz por otro… lo siento pero creo que la narración es demasiado irregular. La mayoría de los personajes de la acción en Roma me parecían planos y sin sentido, alguno en cambio exquisitamente descrito... de forma absurda y sin que viniera a cuento. En mí no ha crecido por momentos la emoción o el deseo de ver un desenlace tal y como le ha ocurrido al colaborador del blog que he mencionado antes, he llegado a la última parte, esa que parece a priori tan emocionante, entre un bostezo y otro… y es que ha llegado un punto en la narración donde la perplejidad, el verse completamente perdido, el desear terminar aquello han sido mis experiencias con este libro. No he dejado a medias su lectura por pura cabezonería. La intención de la autora es noble, su empeño colosal... pero lo siento, creo que la buena literatura fantástica es otra cosa, aquí uno corre el peligro de quedar como las moscas atrapadas en miel. 

Recomendar únicamente a cualquier lector que desee aproximarse a esta obra escoger una página al azar y comenzar a leer... no hace falta más para quedar prendado de la obra, o bien, pensar que aquello es un plomo, orlado de bonitas flores y adornos, aromático inclusive, pero un auténtico plomo.

Lo mejor: En mis tiempos de estudiante de EGB me enseñaron que para comentar una obra literaria había que hacer fundamentalmente dos apartados, el fondo y la forma, nada que objetar en ninguno de los dos apartados a la novela de la escritora francesa, hay lirismo, poesía, "buen rollo", un mensaje de amor al mundo, a la naturaleza... azúcar a capazos vamos, lo que la convierte sin duda en una obra singular en estos tiempos que corren. Seguramente y de algún modo era también una obra necesaria, y también una obra valiente a su manera, debido a la ruptura que ocasiona con lo anteriormente escrito por la autora. Esta debió poner mucho de sí misma en la narración, apuesto que ha tenido presente muchas historias de su niñez y elementos relacionados con su modo de ver el mundo al nivel más íntimo posible, y eso es bueno.

Lo peor: Demasiadas lagunas, algunas se llenan, otras no, se juega demasiado con el despiste del lector, se le esconden demasiadas cartas, se le deja un poco desamparado. Está bien no explicar todo, sin duda el camino más seguro y directo al aburrimiento, pero también queda claro que el camino va a ser lento y sinuoso, que hay tal empeño en crear una determinada atmósfera y en recrearse una y otra vez en este mundo particular que eso se convierte en lo más importante, dejando la historia principal, el misterio que envuelve a las dos niñas, a un lado. Uno tiene la sensación de quedar enredado en una tela de araña de la que no ves como salir, llega un punto en que parece que la divisa de intentar ser original en la forma a toda costa le termina pasando factura a la narración. Creo que me pensaré bastante leer la continuación si al final se publica ;-).


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