"Pregunta: En todos los libros se dice que uno necesita que le guíe un Guru.
Respuesta: "El Guru no hará más que decir lo que yo estoy diciendo ahora. No te va a dar nada que tú ya no tengas. Nadie puede alcanzar algo que ya no se tenga. Además si en algún momento consigue algo exterior, se le irá igual que le llegó. Lo que llega también se acaba yendo. Lo único que permanece es lo que siempre está ahí. El Guru no te puede dar nada nuevo, algo que tú no tengas ya. Lo único que se necesita es eliminar la noción de que no estamos establecidos en el Atman. Siempre somos el Atman, sólo que no nos damos cuenta."
Ficha: "Sé lo que eres", Enseñanzas de Sri Ramana Maharshi recopiladas y editadas por David Godman, ediciones de José J. Olañeta e Índica Books, 262 páginas, ISBN: 978 849 7163 064
Tras tantos libros de pensadores y ensayistas de corte decididamente pesimista leídos y comentados aquí en estos últimos años, Cioran, Schopenhauer, Alberto Domínguez o Ligotti por nombrar unos pocos, me apetecía seguir leyendo sobre temas relacionados con la espiritualidad y el tema de la no-dualidad. Leer una obra como esta es como entrar a una habitación a oscuras y encender una luz, para ver acto seguido cómo se esconden corriendo las cucarachas y demás alimañas, simplemente no resisten el contacto con la luz. Seguirán por ahí ocultos en los rincones, eso es seguro, pero nunca aparecerán mientras la habitación esté bien iluminada.
Tras tantos libros de pensadores y ensayistas de corte decididamente pesimista leídos y comentados aquí en estos últimos años, Cioran, Schopenhauer, Alberto Domínguez o Ligotti por nombrar unos pocos, me apetecía seguir leyendo sobre temas relacionados con la espiritualidad y el tema de la no-dualidad. Leer una obra como esta es como entrar a una habitación a oscuras y encender una luz, para ver acto seguido cómo se esconden corriendo las cucarachas y demás alimañas, simplemente no resisten el contacto con la luz. Seguirán por ahí ocultos en los rincones, eso es seguro, pero nunca aparecerán mientras la habitación esté bien iluminada.
El libro que comento hoy aquí fue publicado originalmente en 1.985 y editado en 2.005 por esta pequeña editorial, se mantuvo la traducción original del inglés aunque que hay otra versión del mismo de Ignitus Ediciones publicada en 2.007 y que contiene una traducción actualizada. David Godman fue durante años bibliotecario del templo y centro de estudios erigido en honor a Ramana Maharshi, y en los años ochenta editó este libro para recopilar lo mejor de las enseñanzas del sabio hindú, uno de los pensadores y difusores fundamentales de la corriente del Vedanta Advaita en el siglo XX junto con Nisargadatta Maharaj. Si hay información en la red y editada en forma de libros sobre un sabio del Vedanta es precisamente sobre Ramana Maharshi, su historia, enseñanzas y perfil humano son tan súmamente atractivos que será difícil que en el futuro exista ningún maestro espiritual semejante a él, en bastantes cosas es realmente único.
Todavía recuerdo cuando vi este libro en un centro comercial, hace ya doce años, estaba comprando otro de la misma temática, no recuerdo ya si sobre Vedanta Advaita o Budismo, cuando uno de los vendedores mientras me atendían en mi compra lo tomó en sus manos y me lo ofreció para que le echara un vistazo, "mire lo que nos acaba de llegar, es una maravilla", me dijo mientras esbozaba la mejor de sus sonrisas... no lo adquirí en ese momento, pero tomé buena nota. No lo hice porque entonces me pareció un poco elevado de precio, y sobre todo porque ya me había bajado mucha información de la red sobre Ramana Maharshi y había leído ya bastante sobre el mismo. Aun así no pude evitar comprarlo cuando semanas o meses más tarde lo vi colocado en la estantería... tengo debilidad por los libros en papel y aquel me parecía bastante accesible, había intentado leerme las conversaciones completas de R. Maharshi que todavía hoy se pueden encontrar y descargar sin problema y me apetecía algo con formato más manejable. Fue una buena compra, sin duda, el libro ha estado durmiendo en mis estanterías todos estos años, sin embargo, tras su reciente lectura puedo afirmar que las palabras de aquel vendedor no eran en absoluto exageradas. Desde que comencé su lectura hace una semana puedo ponerlo sin género de dudas en la lista de los mejores libros que he leído sobre Vedanta Advaita, al mismo nivel, e incluso por encima del ya comentado en este blog recientemente, "Paz y armonía en la vida cotidiana" de Ramesh Balsekar, lo que no es decir poco.
Ramana Maharshi.
En 1.896 un joven estudiante hindú de dieciseis años llamado Venkataraman abandonó a su familia y tras correr algunas peripecias llegó a la población de Tiruvannamalai situada muy cerca de las faldas de Arunachala, una montaña considerada sagrada por el hinduísmo desde hacía siglos y sobre la que había oído hablar el joven. Su propósito era convertirse en un ermitaño en aquel lugar y pasar el resto de su vida en oración y meditación. Semanas antes había tenido una singular experiencia en casa de su tío, en la ciudad de Madurai, obsesionado y sugestionado con el tema de la muerte una idea se había fijado en su cabeza, iba a morir pronto y no podía hacer nada por evitarlo, de modo que subió a un dormitorio en el primer piso, se tumbó en la cama y simplemente comenzó a pensar cómo sería estar muerto. Venkataraman debido a su corta edad no había recibido una formación religiosa demasiado exhaustiva, provenía por supuesto de un entorno donde se vivía la religiosidad... pero sin ser un especialista ni mucho menos en esos temas, no era un ignorante ni un desconocedor de la religión de su familia y su entorno, pero estaba muy lejos de ser un entendido o un fanático religioso.
Allí tumbado en aquella cama su imaginación le hizo suponer cómo debía ser la experiencia de estar muerto, y tuvo por algún motivo, la conciencia de que en él había algo más que no podía extinguirse con el fallecimiento de su cuerpo físico, eran las ideas que le habían llegado a través de su educación religiosa... pero que ahora de alguna forma se establecían en él de forma permanente a través de una experiencia. Lo que otros buscadores espirituales se pasan la vida buscando de forma activa, casi siempre sin conseguirlo, él lo había logrado casi sin proponérselo. Solamente pudo hablar de lo que ocurrió aquel día varios años después cuando rememoraba su despertar espiritual y el porqué de su viaje a Arunachala.
Desde aquel momento todo había cambiado para él, intentó disimular y llevar una vida normal, pero sabía que era imposible, había atisbado lo que para él era su verdadera naturaleza, se había "establecido en el Atman de forma permanente", tal y como diría cualquier maestro de la tradición del Vedanta Advaita, y lo había hecho de forma causal, sin necesidad de maestro o guía alguno... de igual forma que existen los grandes talentos innatos para la música, las matemáticas, los idiomas o la danza él tenía un don y una genialidad para los aspectos espirituales del ser humano, fue un caso singular y completamente atípico. Cuando años después le preguntaba cual había sido su Guru, siempre decía que si acaso había sido la montaña Arunachala, aunque también reconocía que nunca tras la experiencia en la casa de su tío hubo diferencia alguna en su percepción del mundo, fuese antes o después de llegar a Arunachala, si hubo algo parecido a una Realización del Ser, establecimiento en el Atman o iluminación esta se había producido antes de su llegada.
Allí tumbado en aquella cama su imaginación le hizo suponer cómo debía ser la experiencia de estar muerto, y tuvo por algún motivo, la conciencia de que en él había algo más que no podía extinguirse con el fallecimiento de su cuerpo físico, eran las ideas que le habían llegado a través de su educación religiosa... pero que ahora de alguna forma se establecían en él de forma permanente a través de una experiencia. Lo que otros buscadores espirituales se pasan la vida buscando de forma activa, casi siempre sin conseguirlo, él lo había logrado casi sin proponérselo. Solamente pudo hablar de lo que ocurrió aquel día varios años después cuando rememoraba su despertar espiritual y el porqué de su viaje a Arunachala.
Desde aquel momento todo había cambiado para él, intentó disimular y llevar una vida normal, pero sabía que era imposible, había atisbado lo que para él era su verdadera naturaleza, se había "establecido en el Atman de forma permanente", tal y como diría cualquier maestro de la tradición del Vedanta Advaita, y lo había hecho de forma causal, sin necesidad de maestro o guía alguno... de igual forma que existen los grandes talentos innatos para la música, las matemáticas, los idiomas o la danza él tenía un don y una genialidad para los aspectos espirituales del ser humano, fue un caso singular y completamente atípico. Cuando años después le preguntaba cual había sido su Guru, siempre decía que si acaso había sido la montaña Arunachala, aunque también reconocía que nunca tras la experiencia en la casa de su tío hubo diferencia alguna en su percepción del mundo, fuese antes o después de llegar a Arunachala, si hubo algo parecido a una Realización del Ser, establecimiento en el Atman o iluminación esta se había producido antes de su llegada.
Una vez allí se despojó de sus pertenencias y encontró un lugar, un templo consagrado al dios Shiva, en la falda de la montaña en el que cobijarse y pasar el día entero en meditación, absorto completamente en sí mismo y en el pozo insondable de serenidad que había encontrado, no hablaba con nadie, apenas comía o bebía, se mantenía con vida gracias a la generosidad de los lugareños que se apiadaban de él o que compartían su comida con él a modo de limosna las veces que salía de su refugio y mendigaba por Tirunnavamalai, su aspecto estos primeros años debía ser bastante impresionante... se dejó crecer los cabellos y las uñas, en ocasiones pasaba tantas horas absorto en meditación que los insectos le picaban y comían trozos de sus piernas... debió sin duda llamar la atención también gracias a su corta edad y allí, en un ambiente sumamente piadoso pues la colina era un lugar habitual de peregrinación al estar consagrada al dios Shiva, el cual según una leyenda la había hecho surgir del suelo como una columna de fuego. En aquellos días y aún ahora Arunachala era uno de los grandes centros sagrados de la India. Pronto se congregó una pequeña comunidad de creyentes a su alrededor que fue creciendo paulatinamente. La etapa mejor conocida de R. Maharshi fueron sus últimos 25 años de existencia, cuando la comunidad que le rodeaba se había establecido hasta establecer un centro permanente que hoy aún existe y lleva su nombre.
Gente de toda la India le visitaba, su fama cruzó fronteras y desde los años 30 se convirtió en el sabio más popular del país, el mismísimo Gandhi le recomendó a uno de sus ministros que fuese a visitarle, "ve a verle, no necesitas ni hablar con él, permanece en su presencia y verás cómo simplemente con eso comienza a inundarte una gran paz". En sus comienzos como maestro y guía espiritual simplemente se limitaba a permanecer en silencio, siempre dijo que el silencio era la mejor enseñanza, sin embargo llegó un punto en que se dio cuenta de que el silencio no era suficiente y que muchos peregrinos que buscaban una guía necesitaban de sus enseñanzas mediante la palabra. Para entonces hacía tiempo que R. Maharshi había dejado de ser el joven prácticamente ignorante y se había consagrado a la lectura y estudio de textos sagrados... lo demuestran la transcripción de sus respuestas a las cuestiones formuladas por la gente que le visitaba, Ramana conocía ya muy bien las principales escrituras del Vedanta, los Upanishad, el Bhagavad Gita, la obra de Shánkara y otros textos religioso hindúes como los Yoga-sutras de Patanyali, principalmente aunque en sus enseñanzas hace muchas más referencias, está claro que era un erudito, aunque sabía mejor que nadie cómo ir al corazón de cualquier cuestión planteada y "podar" de todo artificio y elementos innecesarios a sus respuestas. La sencillez y la precisión de las mismas es simplemente maravillosa.
Sé lo que eres. Sea lo que usted es.
Hay como comenté antes numerosos escritos que recogen las enseñanzas de Ramana Maharshi, este posee varias ventajas sobre todos los demás que he visto, en primer lugar hay una selección que se centra en las cuestiones más importantes, se evitan en la medida de lo posible las repeticiones innecesarias, han sido vueltas a traducir muchas de las conversaciones para dotar a las enseñanzas del sabio hindú de un carácter más cercano al original, y también se han ordenado temáticamente.
La fórmula funciona, las conversaciones dan la impresión de haber sido sostenidas de forma ordenada en el tiempo, hay sensación de fluidez y continuidad, también el hecho de que el orden escogido para presentar los temas no sea casual y David Godman haya ordenado los temas en función de su importancia, comenzando por el fundamental "El Atman", verdadero cimiento no solamente de las enseñanzas de Ramana sino del Vedanta, continuando con el tema de la autoindagación, el método ideado y difundido por Ramana, fruto de su propia experiencia, y que consideraba la vía más directa para la "Realización del Ser", o establecimiento permanente en la conciencia del Atmán, el cual había sido precisamente el camino que él mismo había seguido y que no hay que confundir, como a mí me pasó durante mucho tiempo, con el método de autoindagación denominado "Vichara" muy antiguo y tradicional en el Vedanta. También se habla del camino de la devoción y de la meditación del Yoga como experiencias que sirven para preparar el terreno a esa comprensión última. El libro habla también del Guru y la importancia y el papel de un verdadero maestro espiritual, la vida y el papel en el mundo del buscador espiritual, tanto cuando todavía no ha alcanzado la sabiduría como si llega a su meta... y por supuesto de temas accesorios como la reencarnación, la ley del karma, la naturaleza de Dios, el papel del sufrimiento y finalmente concluye con el tema del libre albedrío.
El libro no solamente contiene una recopilación de preguntas y respuestas ordenadas temáticamente, sino que al comienzo de cada parte el propio David Godman escribe unas introducciones, verdaderamente interesantes, que nos aclaran mucho de lo que más adelante vamos a leer y que también sirven a modo de advertencia cuando en el texto vamos a encontrarnos con aparentes contradicciones. Todo queda claro, todo cae dentro de cierta lógica y la verdad el texto en sí es una verdadera delicia, instructivo e imprescindible para cualquier interesado en el tema.
Tengo que destacar que más allá de la profundidad o la veracidad de lo que en él se expone queda muy clara la profunda humanidad de un ser verdaderamente excepcional. Como muy bien expresa Ramiro Calle en la introducción de uno de sus libros "sobre casi todos los maestros espirituales hay también una leyenda negra, no es el caso de Ramana Maharsi". Era tal cual se mostraba, de él dijo Carl Gustav Jung "Ramana es el espacio más en blanco de una página en blanco", o como una devota que le conoció y veneró en vida, "él era el sol y nosotros somos sus rayos". De carácter apacible, paciente, puntual, responsable... se levantaba antes del alba para ayudar en la cocina del centro espiritual donde vivía y atendía a sus visitantes personalmente sin hacer distinción alguna de su rango, casta o posición social. Sabía además ajustar el nivel de su respuesta a la capacidad del que le formulaba las preguntas, eso hacía que, como muy bien apunta David Godman, pareciera en ocasiones dar respuestas contradictorias... algo que se entiende cuando se examina la pregunta en su contexto. Lo que es verdad es que era un hombre con una enorme paciencia y cuyo principal esfuerzo en ocasiones consistía en hacer comprender al que le formulaba las preguntas lo absurdo o inadecuado de las mismas... en verdad que le llegaba gente muy perdida o con la cabeza llena de supersticiones y malas interpretaciones de los textos sagrados. Él sabía muy bien reconducir las preguntas y hacer ver al que se acercaba con dudas lo que era la cuestión fundamental, el reconocimiento de nuestra verdadera naturaleza y el mejor método, en función del nivel o preferencias de cada buscador, de conseguirlo.
Decían que las únicas veces que le veían perder los estribos, o experimentar algo semejante al enfado, era cuando advertía que le estaban dando a él un trato de privilegio. Para un gñani, o un sabio en la tradición Vedanta, todos los seres humanos, "iluminados" o no, poseen la misma importancia, no hay distinción entre sabios e ignorantes... y si hubo un sabio, un un santo y un "iluminado" en el siglo XX en la India ese fue precisamente Ramana Maharshi.
"La realidad es simplemente la pérdida del ego. Destruye el ego buscando su identidad. Como el ego no es ninguna entidad, se esfumará automáticamente y resplandecerá la realidad por sí sola. Éste es el método directo, mientras que todos los otros métodos sólo se pueden realizar reteniendo el ego. En todos esos caminos surgen muchísimas dudas y siempre queda por responder la pregunta final de "¿Quién soy yo?". Sin embargo, en este método la pregunta final es la única que se plantea desde un principio, no hace falta práctica espiritual alguna para embarcarse en esta búsqueda.
No hay misterio más grande que este: que, siendo la realidad, intentamos alcanzar la realidad. Pensamos que algo está ocultando nuestra realidad y que debemos destruirlo para poder alcanzarla. Es ridículo. Llegará el día en que tú mismo te reirás de tus esfuerzos del pasado. Eso que existirá el día que te rías ya existe aquí y ahora"
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Decían que las únicas veces que le veían perder los estribos, o experimentar algo semejante al enfado, era cuando advertía que le estaban dando a él un trato de privilegio. Para un gñani, o un sabio en la tradición Vedanta, todos los seres humanos, "iluminados" o no, poseen la misma importancia, no hay distinción entre sabios e ignorantes... y si hubo un sabio, un un santo y un "iluminado" en el siglo XX en la India ese fue precisamente Ramana Maharshi.
"La realidad es simplemente la pérdida del ego. Destruye el ego buscando su identidad. Como el ego no es ninguna entidad, se esfumará automáticamente y resplandecerá la realidad por sí sola. Éste es el método directo, mientras que todos los otros métodos sólo se pueden realizar reteniendo el ego. En todos esos caminos surgen muchísimas dudas y siempre queda por responder la pregunta final de "¿Quién soy yo?". Sin embargo, en este método la pregunta final es la única que se plantea desde un principio, no hace falta práctica espiritual alguna para embarcarse en esta búsqueda.
No hay misterio más grande que este: que, siendo la realidad, intentamos alcanzar la realidad. Pensamos que algo está ocultando nuestra realidad y que debemos destruirlo para poder alcanzarla. Es ridículo. Llegará el día en que tú mismo te reirás de tus esfuerzos del pasado. Eso que existirá el día que te rías ya existe aquí y ahora"
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De propina, tal y como acostumbro, pongo aquí algunos enlaces interesantes:
El artículo en no-dualidad.info donde se muestra un extracto de un libro que establece una interesante analogía entre la filosofía de R. Maharshi y la visión actual del mundo derivada de la la ciencia.
Y finalmente la entrada de la página "Biblioteca espiritual" para bajarse un buen número de obras sobre Ramana en PDF. Allí también se encuentra este libro aunque siempre voy a recomendar buscarlo y obtenerlo legalmente en papel tal y como yo mismo hice. Vale la pena.
Conclusión: Ramana Maharshi solamente tenía una idea, un mensaje, "sé lo que eres", bien sea a través de la acción desinteresada, el camino de la devoción, la meditación y el yoga o la autoindagación, camino que él mismo recomendaba como el más efectivo porque de hecho era el que él mismo había seguido, el quid de la cuestión está en comprender nuestra verdadera naturaleza, una vez alcanzada esta "comprensión" todo lo demás cae por su propio peso, dudas sobre el sentido de la vida, cómo vivir, acerca de lo que está bien o mal, cómo ser felices... para el sabio hindú todo se resumía a una sola cuestión. Mientras existiera la ilusión de ser una entidad completamente autónoma y separada del mundo y no se tomara contacto con nuestra verdadera naturaleza, eterna, inmutable y dichosa, el sufrimiento y los problemas estaban garantizados, pues esa cuestión estaba en la raíz misma de toda nuestra infelicidad.
La clave era naturalmente en cómo adquirir esa comprensión, cómo desvelar los velos de ignorancia que nos envuelven y vislumbrar esa naturaleza serena y eterna que está en el sustrato mismo de nuestra conciencia y que para él tenía indudablemente un carácter sagrado y una naturaleza que podríamos llamar "divina". ¿Objecciones?, muchas... tendría que darle la razón a todo aquel que opine que el Vedanta comienza la "casa por el tejado", cuando R. Maharshi tenía que opinar sobre cuestiones éticas por ejemplo su discurso bajaba muchos grados, aunque en modo alguno había contradicción entre su vida y enseñanzas. De hecho la misma era ejemplar en muchos aspectos, pero a diferencia de otros maestros que compaginaron vida familiar y profesional con la vida contemplativa y de marcado carácter espiritual, Ramana solamente fue una cosa en su vida, justo lo que siempre quiso ser, siendo su ejemplo tan curioso y particular que imitarle resulta impensable, pero ahí quedarán para siempre sus enseñanzas.
"A los hombres les encantan las mujeres, odian a las serpientes y les dan igual la hierba y las piedras que hay al borde del camino. Dichos juicios de valor constituyen la causa de todo el sufrimiento que hay en el mundo. La creación es como una higuera: llegan los pájaros para comerse sus frutos o refugiarse bajo sus ramas; los hombres se refrescan a su sombra, pero puede que algunos se ahorquen colgándose de ella. Sin embargo, el árbol sigue llevando su vida tranquila, sin que le afecte ni sea consciente de todos los usos que se hacen de él. Es la mente humana la que crea sus propias dificultades y, después, se pone a pedir ayuda a lágrima viva."
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