viernes, 15 de junio de 2012

La fuerza de existir

"Fallecí a la edad de diez años, una bella tarde de otoño, bajo una luz que daba ganas de vivir eternamente"


Ficha: La fuerza de existir, Michel Onfray, editorial Anagrama Colección Argumentos, 228 páginas, ISBN: 9788433962690

Era algo inevitable que en mi recorrido por la obra de los filósofos y pensadores contemporáneos tarde o temprano me topara con Michel Onfray. No fue en este caso un encuentro casual a través de la red, ni tampoco a través de alguna reseña de libros en la revista Filosofía Hoy, aunque alguna había leido y olvidado... simplemente me dí de bruces con algunos de sus libros en la Biblioteca Regional en la sección de filosofía... y es que un autor de éxito con más de treinta títulos en su haber tiene forzosamente que haber dejado un rastro imposible de ignorar.

Este que aquí comento me pareció una buena opción como muestra de su pensamiento, no en vano lleva el subítulo de "Manifiesto hedonista", un manifiesto, una declaración de intenciones... a ver que tenía que contarme. Dejé para más adelante su "Antimanual de filosofía", su "Tratado de ateología" y esa historia alternativa de la filosofía dividida en tres tomos. con tales títulos será inevitable que vuelva a leer más obras de este autor... sobre todo si me dan la oportunidad, como en este caso, de leerlas "de gorra" :-).

Pues sí, toda una declaración de intenciones, una declaración apasionada y contundente no exenta de valentía. Porque es valentía lo que se necesita para bucear en el pasado y mostrarnos parte de la historia de su vida, de esa infancia dura y dolorosa con la que tuvo que lidiar y que tras una buena cantidad de obras publicadas se decide por fin a relatar en este libro. ¿A cuento de qué hablarnos ahora de esa historia en un libro de filosofía?... pues a modo de ejemplo, Onfray es un filósofo materialista, enemigo acérrimo de todo mundo de ideas platónico y de toda idea de trascendencia, para él es la materia, el cuerpo y todo lo existente en sí, lo inmanente (palabra que usa frecuentemente y que me obligó a consultar el diccionario) es toda la realidad y la vida de un filósofo es también la historia y el porqué de su filosofía. Imposible separar al hombre y su vida de las ideas pues, imposible no usar la própia vida como ejercicio filosófico.

"Cuatro años, cuatro inviernos interminables, cuatro veces doscientos cincuenta días de gelidez y de hiel, mil días ante el cadáver putrefacto de mi infancia. A los catorce años, tengo mil años... y la eternidad a mis espaldas".

Esa muerte que nos anuncia a la edad de diez años se refiere a su abandono por parte de sus padres, más bien por parte de su madre, en un horfanato... allí pasaría cuatro años, cuatro dolorosos años que se llevaron como tributo buena parte de su infancia y le marcaron para toda la vida. Y aunque no lo afirme diréctamente es esa durísima experiencia, de abandono y sumisión a una irracional disciplina y trato cruel por parte de los "hermanos salesianos", una historia de terror más que una narración idílica y nostálgica, tal y como suelen ser las historias sobre la niñez contadas a través de la distancia de los años. 

" Para no morir a causa de los hombres y su negatividad, para mí existieron los libros, luego la música, en una palabra, el arte, y sobre todo la filosofía. La escritura le puso el broche de oro a ese conjunto. Treinta libros después, tengo la impresión que debo ordenar mis palabras."


Ese solo será el arranque de este libro, un largo prefacio de más de cincuenta páginas narrado con maestría y de forma sobrecogedora... afortunadamente no solamente le ajusta las cuentas a ese demencial sistema educativo basado en la disciplina y el miedo, también le servirá para reconciliarse con su madre a la que seguramente debió de odiar durante años por haberle abandonado, a ella le dedica el libro.

"Maduramos, en verdad, cuando ofrecemos a los que nos arrojaron a los perros, sin saber lo que hacían, un gesto de paz necesario para llevar una vida sin resentimientos..., un gasto de energía demasiado costoso. La magnanimidad es una virtud de adultos"

A partir de ese momento el libro se divide en capítulos temáticos donde el filósofo francés nos expone sus ideas más importantes sobre su "manifiesto hedonista" en función del tema abordado. Comienza con una revisión de la historia oficial de la filosofía y nos explica como se ha dado preponderancia a una serie de filósofos en detrimento de otros, ignorados deliberadamente, y como esa historia oficial de la filosofía, blanco de sus ataques en distintos libros, nos muestra siempre lo mismo a través del tiempo. La defensa del mundo de las ideas platónico, la dualidad cuerpo-alma o cuerpo-mente, el desprecio por la vida terrenal y el mundo de la carne, las ideas de trascendencia como si hubiera que avergonzarse de esta naturaleza humana y solo fuesen reseñables aquellas que buscan elevarse sobre el mundo material. 

Punto a favor para Platón y su antecesor Sócrates, para Aristóteles, para la escolástica medieval, para Descartes... incluso para Kant aunque ya su filosofía empieza a apuntar en sentido contrario. Condena de los pre-socráticos a los que se desprecia sistemáticamente, bien para los estóicos que preconizan la paz interior a base de soportar las penalidades de la vida pero condena, y vilipendio para los epicúreos por ensalzar el placer aunque se tratase de ensalzar los placeres sencillos, se huyera de los excesos y se celebrara la vida.

Celebración en suma, según Onfray, de la filosofía del dolor y la muerte, de la negación del goce de vivir, celebración de la vergüenza y del sentimiento de culpa por ser humanos y poseer tan "baja naturaleza". Todo lo contrario de lo que los filósofos por él ensalzados buscaban, filósofos marginales, despreciados sistemáticamente por una historia oficial de la filosofía que no es ni de lejos la única posible aunque sí la peor para subyugar y reprimir al espíritu humano y convertirle en un títere de supuestas ideas más "elevadas" incrustadas en la esencia misma de nuestra civilización inspirada en el modelo judeo-cristiano. 

Estas son las líneas maestras de su pensamiento que nos irá relatando en sucesivos capítulos, dedicados a la historia alternativa de la filosofía, al papel del cuerpo en el desarrollo humano y la filosofía como obra de vida, al fundamento de la moral enfocado en el goce de la vida y al respeto al prójimo, aunque la palabra hedonismo parezca sugerir lo contrario... Onfray no deja títere con cabeza y aunque en ocasiones su estilo es dificil de digerir por su densidad y múltiples referencias en general habla claro y apoya sus razonamientos lo suficiente como para ganarse al lector. Una tarea digna de Hércules esta reescritura de la filosofía y pensamiento occidentales.


Posteriormente el libro aborda otros temas más concretos, se centra en un ataque furibundo de la ética judeocristiana, pero también del nihilismo predominante en estos tiempos en los que venimos asistiendo a un cambio de paradigma, anclados todavía en el antiguo pero sin sustituirlo completamente por un nuevo... ruinas del antiguo paradigma jerárquico, paternalista y machista que sin embargo siguen sin constituir nada nuevo, al rechazo a unos valores se sucede una ausencia, no una sustitución, de los mismos. El autor nos pone en guardia con esa supuesta muerte de los valores judeocristianos proclamados por el laicismo... y sin embargo continuamente presentes incluso entre gentes que ya no profesan religión alguna a través de nuevas formas, de ahí que hable de "la necesaria descristianización" de la civilización occidental.



Tras despacharse a gusto con las ideas a "sustituir" en aras de una nueva era basada en su postulados hedonistas, se centra en un interesante análisis de la sexualidad humana, el papel de la familia a través del ideario tradicional judeocristiano y los problemas que conlleva y su papel en la infelicidad humana. Es esta parte del libro para mí una de las más interesantes y donde el autor abandona ese fárrago continuo de referencias y adopta un estilo más claro y más inspirado:

"El temor a la castración en el individuo macho, además del deseo de la sociedad de controlar una potencia que la impugna y la pone en peligro, les permite a los hombres, a los usuales edificadores de ciudades, naciones, religiones y reinos, codificar el sexo. El código de buena conducta libidinal femenina se vuelve, por lo tanto -por pura imposición de la arbitrariedad masculina-, ley inquebrantable. Potencia del falocentrismo y temor a la castración... "

Defensa por tanto del amor libre, de la libertad a la hora de decidir la propia sexualidad, elección voluntaria del modelo de familia y un nuevo planteamiento de las relaciones de pareja alejadas del habitual contrato social ya completamente caduco que solo sirve, en opinión de su autor, para causar dolor e infelicidad y someter al ser humano a algo que no le es connatural.

No será la sexualidad el último objetivo de su manifiesto hedonista, también el arte y posteriormente los asuntos éticos relacionados con los avances en genética y la política ponen el punto y final a un libro pequeño pero rebosante de ideas y extremadamente denso que invita al lector a reflexionar sobre la naturaleza del mundo en el que vivimos y en como todo está relacionado, comienza hablando de filosofía, se pasa a la religión, luego a las normas y convenciones sociales, a la sexualidad, al mundo del arte y finalmente a la bio-ética y la política... junto con ese prólogo biográfico. ¿Una mezcla confusa y arbitraria?... desde luego creo que no.


Lo mejor:  Michel Onfray no puede dejar indiferente a nadie, a más de uno le chirriarán las ideas expuestas en este libro y resto de su obra, pero no cabe duda de que es uno de los grandes pensadores contemporáneos ¿demasiado radical? ... bueno teniendo el clima reinante en los últimos tiempos de ese cáncer llamado "pensamiento políticamente correcto", del renacimiento de los fanatismos religiosos y su empeicinada defensa de unos valores caducos que solo han servido para esclavizar al hombre, sumado a la instalación en el mundo de la política del "todo vale si sirve a mis fines"... pues que quieren que les diga, si no existiera alguien como Michel Onfray y otros como él habría que inventarlos. Seguramente no conseguirá cambiar nada de este mundo imperfecto... pero ahí está la semilla puesta en sus libros.

Lo peor: En pocas palabras, pedante, pretencioso y pagado de sí mismo. Demasiadas referencias a pensadores y autores franceses, algo casi normal por ser su marco de referencia natural... pero no estaría demás menos miradas al ombligo. Dificilmente su mensaje hedonista de celebración de la vida y el goce de la existencia, su mensaje revolucionario que nos invita a la no-colaboración con ese poder al servicio de las nefastas ideas de siempre podrá prender e influir lo suficiente más allá de una minoría con inquietudes intelectuales. Creo que apunta en la dirección correcta pero dista mucho de presentar su mensaje de una forma que todos lo puedan entender y sobre todo de una forma útil, sencilla y fácil de recordar. En el fondo no puedo evitar la sensación, quizás equivocada, de estar ante un gran pensador y filósofo demasiado alejado de la experiencia de la realidad, aunque predique justo lo contrario.




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