miércoles, 25 de junio de 2014

Hacia la sobriedad feliz

 "Se pone en marcha una apasionante construcción que invita a todo el mundo a lograr la mayor hazaña creadora: satisfacer nuestras necesidades vitales con los medios más simples y sanos. Esta opción liberadora constituye un acto político, un acto de resistencia a lo que, bajo el pretexto de progreso, arruina el planeta y aliena al ser humano. Y es la belleza de la naturaleza, de la vida y de la obra del hombre en su dimensión creadora lo que deberá inspirarnos a lo largo del nuevo camino que vamos a emprender".



Ficha: "Hacia la sobriedad feliz", Pierre Rabhi, Errata Naturae Editores, 150 páginas, ISBN: 978 841 5 217435

Sobrio: 1º "Templado, moderado", 2º "Que carece de adornos superfluos", 3º "Dicho de una persona: que no está borracha"

No habla Pierre Rabhi en este libro de una sobriedad relacionada con la bebida, tampoco de una moderación no deseada e impuesta por las circunstancias, ni tampoco de una sobriedad relacionada con la decoración... aunque algo hay de ello. Se trata de una sobriedad voluntaria, una renúncia a aquello que no se necesita causada ante todo por una toma de conciencia del individuo, toma de conciencia en relación a su responsabilidad como consumidor, en relación a su pseudo dependencia creada por la sociedad consumista y el mundo de la publicidad, toma de conciencia en definitiva de los lazos que le unen al resto de la comunidad humana y el planeta. Un mundo de recursos finitos y que parece abocado a una carrera suicida.

A diferencia de otros filósofos que crean teorías y sistemas de pensamiento a partir de una actividad puramente intelectual, Rabhi es un hombre de acción, alguien que puede mostrar constantemente el ejemplo y la concordancia de su vida en relación con aquello que defiende, que no es otra cosa que la posibilidad de llevar una vida más sobria, austera incluso, pero en perfecta armonía con el mundo que nos rodea, sin contaminar, sin destruir, sin dejar en definitiva un mundo peor que el que se recibió en herencia.

Agricultor, ecologista convencido, filósofo autodidacta, escritor, conferenciante, activista en pro del medio ambiente... Pierre Rabhi ha realizado una intensa labor desde su juventud en defensa siempre de los mismos ideales, desde que a comienzos de los años sesenta se instaló en una región francesa como agricultor, en unas tierras yermas y de las que parecía imposible llegar a vivir algún día. Lo consiguió pero a costa de un esfuerzo de años y a costa de pasar múltiples penurias junto con su familia.


Si algo me atrevo a destacar en este libro es en primer lugar su belleza y el estilo poético, casi místico, en el que está redactado, en segundo lugar su optimismo, Rabhí cree en el ser humano, es un visionario convencido de que hay solución a los problemas del mundo, si bien esta pasa forzosamente por un retorno a nuestro origen, por un retorno a la tierra, a la actividad de la agricultura... y en su versión ecológica y diversificada, nada de agricultura industrial y monocultivos que para él no son más que la invasión del campo de los sistemas productivos propios del capitalismo... defiende una agricultura cuyo objetivo sea la producción de alimentos, no la producción de dinero.

La moderación es su bandera, su insignia más importante, pues solamente a través de esa sobriedad en la que se renuncia expresamente a muchas comodidades, a todo lo accesorio e inútil, a todo aquello que nos esclaviza y complica la vida, puede llegarse a la liberación... no es posible por otra parte una liberación sin la concienciación individual, la liberación no llegará a través de un determinado ideario impuesto en la práctica por una clase política de uno u otro signo, será siempre el fruto de un movimiento de abajo a arriba, resultado de una toma de conciencia a nivel individual... o no será.

Ataques a los falsos valores de la modernidad, al mito del progreso, defensa del saber tradicional y el carácter sagrado de la vida, defensa de una educación que forme hombres y mujeres libres, y no esclavos de un sistema que nos lleva al desastre a pasos agigantados en medio de un marasmo de mentiras y manipulaciones... Rabhi no se tiene por perfecto, él mismo en una parte del libro reconoce sus contradicciones. Por ejemplo tener que viajar en avión o recorrer muchos kilómetros en coche, con la consiguiente cuota de contaminación ambiental, para defender la ecología y prácticas agrícolas más respetuosas con el medio ambiente; y es que en el mundo en que vivimos al menos de momento una cierta cantidad de inconsistencia entre lo que se predica y lo que se hace es poco menos que imposible de evitar.

"Un día, dice la leyenda, hubo un inmenso incendio en el bosque. Todos los animales asustados, aterrados, observaban impotentes el desastre. Sólo el pequeño colibrí se movió y fue a buscar algunas gotas de agua con el pico para lanzarlas sobre el fuego.
Un momento después, el tatú, irritado por esta agitación ridícula, le dijo: -Colibrí, ¿estás loco? ¡con esas gotas de agua no vas a apagar el fuego!-  Y el colibrí respondió: -Ya lo sé, pero yo estoy haciendo mi parte"

Y en esto se basa lo que Rabhi denomina "indignación constructiva", él desde luego es de nuevo ejemplo de ello, aquí tenéis el enlace a la plataforma www.colibris-lemouvement.org (en francés) donde el autor y otras personas afines a sus ideas formaron un espacio para promocionar las nuevas ideas de sociedad basadas en la autonomía, ecología y humanismo.

Otro proyecto del autor es la "Ferme des enfants" (granja de niños) donde se llevan a cabo experiencias educativas, similares a nuestras granjas-escuela aunque mucho más ambiciosas, para la educación de los niños y la adquisición de los mismos de técnicas y conocimientos relacionados con la agricultura tradicional, la educación para la paz, la experiencia de un sistema democrático, gestión de emociones, ecología, reciclaje, experiencias sociales diversas como convivencia con profesionales, artistas, científicos, jubilados etc http://www.la-ferme-des-enfants.com/ por desgracia también exclusivamente en francés.

Rabhí participa en más proyectos similares, pero los arriba señalados son los más significativos... también para los curiosos, y esto si que no deben perderselo, puedo señalar esta charla promocional del libro comentado aquí:  ¿Hay una vida antes de la muerte?




Lo mejor: Un libro que merece la pena leer y más de una vez, escrito a la vez con sencillez y con la autoridad de aquel que sabe muy bien de que está hablando porque lo ha vivido en primera persona y lo ha experimentado en cada fibra de su ser. Lleno de significado, hermoso y profundo. Toda una invitación a experimentar la vida en su verdadera dimensión. Muy recomendable, no todos los días uno puede acercarse al pensamiento de un ser humano tan excepcional ¡chapeau monsieur Rabhi! :-).

Lo peor: Lo de siempre, la puesta en práctica de las ideas de Rabhí supone la ruptura traumática de demasiadas cadenas que nos sujetan, ¿sería posible una aceptación masiva de los postulados del filósofo francés sin provocar una hecatombe?... lo veo dificil por no decir imposible, aunque desde luego mucho peor es la opción de continuar como hasta ahora. Se muestra una salida, es verdad, pero el camino para llegar hasta la misma no es nada fácil ni sale gratis. No puedo evitar una sensación de pesimismo cuando pienso en cuan alejados están los ideales propuestos por Rabhí de la realidad de la calle, de esa  mentalidad acomodada y cobarde en la que estamos casi todos inmersos.


domingo, 15 de junio de 2014

De banquetes y batallas

"Para todos los hombres el término de la vida es la muerte, aunque uno se proteja encerrándose en un cuartucho. Pero es preciso que los hombres nobles afronten todas las empresas elevadas, anteponiendo una hermosa esperanza, y soporten dignamente lo que la divinidad les depare."

Demóstenes. De corona.

Ficha: "De banquetes y batallas. La antigua Grecia a través de sus anécdotas", Javier Murcia Ortuño, Alianza Editorial, 597 páginas, ISBN: 978-84-206-8435-2

Haber recibido, o al menos pretender alcanzar, un mínimo nivel cultural y educativo sin haberse topado nunca con la antigua Grecia es una tarea que se torna poco menos que imposible. Tanto en la historia general de occidente como en relación a la historia del arte, la filosofía y la ciencia, la Grecia del siglo V antes de nuestra era y siglos posteriores, es una parada de obligada visita. Es dificil por lo tanto exagerar el papel que tuvieron los habitantes de esa pequeña península y tierras aledañas en el inicio y desarrollo que más tarde se conoció como civilización occidental. Todavía hoy impresiona el legado que ese pueblo tan diverso, habitante de una tierra pobre en recursos y orografía complicada, políticamente más que dividido diríase "atomizado" y con una interminable sucesión de hombres extraordinarios en las artes, el pensamiento, el genio militar y el mundo de la política entre otros.

Nunca había leído un libro tan completo sobre este tema, y no porque no falten precisamente. Una búsqueda rápida en una conocida editorial on-line arroja más de setecientos resultados con los términos "antigua Grecia"... seguro que hay absolutamente de todo, sin embargo si uno tiene interés en el tema surge inmediatamente la duda ¿por donde empezar?, tras haber leído el libro del profesor de Griego y doctor en Filología Clásica Javier Murcia Ortuño no puedo más que recomendar al lector curioso interesado en este apasionante periodo histórico, que convierta a esta obra en su punto de entrada en el apasionante mundo de la Grecia Clásica. En mi caso como un incentivo a título exclusivamente personal puedo señalar la proximidad del autor a mi tierra y el contacto con el mismo, aunque no nos conocemos personalmente, a través de unas personas muy queridas y conocidas de ambos.

Este no es un libro de historia al uso, un libro que nos lleve en progresión cronológica desde los albores de la civilización griega a su decadencia y contacto con la Roma conquistadora, hay bastante de eso en el mismo naturalmente, en cada capítulo hay una cierta estructura y orden cronológico, pero ello no se hace tocando simultáneamente varios temas que se ponen en relación entre sí, sino que el libro se estructura en base a grandes temas, siguiendo dentro de los mismo un orden "histórico" cuando es posible o conveniente, dejando mucho espacio para la anécdota y los datos curiosos o insólitos, con el objeto de aligerar todo lo posible la narración y hacer que el interés no decaiga, incluso entre lectores no habituales de ensayos históricos. No es un libro por lo tanto dirigido al lector especializado sino que posee la ambición de gustar a un rango mucho más amplio de público. 

El ejemplar que comento aquí pertenece a la segunda edición, de este mismo año 2.014, convenientemente revisada y ampliada en relación con la primera edición que data de 2.007, no es muy habitual que un autor se moleste en seguir trabajando en una obra tras tanto tiempo y es de agradecer... quien sabe si en una futura edición no habrá un posterior trabajo de revisión. El texto no solamente nos va exponiendo capítulo a capítulo por boca del escritor la historia, sucesos, anécdotas y demás explicaciones de la vida pública griega de aquel periodo histórico, sino que está también salpicado profusamente de textos clásicos que ilustran la cuestión que en ese momento se trata. Esas referencias externas junto con una copiosa y detallada bibliografía dotan a la obra de un carácter de verdadera guía de la historia de la Grecia Clásica. 

Literatura, cine, historia del arte, asignatura de historia en el colegio e instituto, historia en clases de griego, lecturas como aficionado a la filosofía, de todas esas diferentes fuentes me llegó información sobre la antigua Grecia y poca, muy poca de esa información que todavía recuerdo no aparece reflejada en este libro, y por el contrario gracias al mismo he podido "juntar los pedazos", llenar muchísimas lagunas y disfrutar de nuevo con el relato ya conocido de los grandes acontecimientos de la historia griega, las Guerras Médicas, la Guerra del Pelopoleso, la campaña de Alejandro Magno... pero también he podido añadir la historia sobre muchísimos personajes apenas conocidos y sobre los que casi nada sabía, los tiranos, el legislador Solón, varios filósofos presocráticos y los sofistas... anécdotas sobre la vida cotidiana en Atenas, un detallado relato sobre el sistema democrático griego, sobre la filosofía de la vida de atenienses y sus enemigos espartanos... Evidentemente una obra como esta, a pesar de sus más de 500 páginas, dificilmente puede tocar ámpliamente todos los aspectos conocidos de la Grecia de aquellos tiempos... de hecho hay muchos acontecimientos que forzosamente tienen que ser tratados de forma muy superficial, sin embargo me ha gustado mucho el enfoque humano y me ha descubierto a algunos personajes muy curiosos e interesantes... que no todo va a ser Sócrates, Platón y Aristóteles... con algún Diógenes y Epicuro de propina. 

La sociedad aristocrática y su mentalidad, Esparta y su peculiar sociedad e historia, Atenas y su comienzo como monarquía, la figura de Solón, las tiranías en diferentes ciudades estado, Sicilia y la Magna Grecia, las sublevaciones contra los tiranos, la figura de Temístocles, las guerras contra los persas, la democracia ateniense y sus peculiaridades, el arte y los grandes artistas atenienses, el teatro, la educación en Atenas, los sofistas, las intrigas políticas, la guerra del Peloponeso, la comedia y Aristófanes, la tiranía de los treinta... apuntes sobre la sociedad ateniense, metecos, esclavos, mujeres, los niños y las heteras. El Juicio contra Sócrates, Platón, los tiranos de Siracusa, la escuela de Platón, la figura del historiador Jenofonte, el ascenso de Tebas, la figura de Filipo de Macedonia y el final de las ciudades-estado, Alejandro Magno y su campaña en Asia, Aristóteles y el imperio de los sucesores de Alejandro... y finalmente la decadencia del mundo griego. 

El libro no deja tema vital sin tocar, y lo que es más importante, no escatima en explicaciones e interpretaciones que ayudan al lector a ver más allá de los meros acontecimientos, y como valor añadido y antes citado en este comentario, una buena abundancia de textos originales de sus protagonistas que ilustran cada episodio al servicio de la narración.


Lo mejor: Una excelente y muy completa introducción al mundo de la Grecia Clásica que seguro que no defraudará a nadie, una redacción amena y sencilla plagada de explicaciones que ayudan a entender la historia brindando en algunas ocasiones distintos puntos de vista, algo que no es habitual en este tipo de obras. Muy acertada la nutrida lista de personajes del libro, hay historias de sobra conocidas... otras no tanto, seguro que hasta lectores habituales de novelas históricas centradas en ese período y ensayos referidos a la época encuentran datos que no conocían. Excelente la bibliografía que se incluye al final. Un trabajo en definitiva bastante ameno y muy bien documentado que no puedo más que recomendar, además se lee con gran facilidad.

Lo peor: Evidentemente hay episodios que seguramente hubiesen merecido más extensión y atención por parte del autor, de otros en cambio se podrá aducir lo contrario. Aunque salpicado con anécdotas el texto termina siendo mucho más serio y académico de lo que se sugiere en el prólogo, que nadie espere una colección de chascarrillos y curiosidades con fragmentos históricos insertos... más bien sucede lo contrario.


miércoles, 11 de junio de 2014

Filosofía como forma de vida


Ficha: "Filosofía como forma de vida", Pierre Hadot, Editorial Alpha Decay, 266 páginas, ISBN: 9788493654016



El año pasado tuve la oportunidad de comentar aquí un ensayo de un filósofo francés, Pierre Hadot, uno de los mejores libros en su género, el ensayo filosófico, que he leído nunca, "La ciudadela interior" es un libro que trasciende, y con mucho, el papel que en principio tenía asignado, el de proporcionar una guía al lector de las "Meditaciones" de Marco Aurelio. Estaba claro que antes o después continuaría repasando la obra de este excelente filósofo tan poco conocido por el gran público.

Hadot no fue un autor demasiado prolífico, a su muerte, acaecida hace ya cuatro años, nos dejó unas pocas obras de envergadura menor en el sentido de que no fueron obras especialmente originales donde el autor expusiera un sistema filosófico propio, nada de impulsar nuevos caminos en la filosofía del lenguaje, la metafísica o siquiera la ética... su obra mira constantemente al pasado, a la interpretación de los clásicos de la antigua Grecia y Roma, o al menos a algunos de ellos; y precisamente ahí está su valor, invita a una nueva relectura de los mismos para sacar de estos todo aquello que tienen de valioso para el hombre de hoy, invitan a mirar con nuevos ojos la filosofía antigua, no como una mera construcción de sistemas filosóficos o elaborados sistemas lógicos, sino como una guía sobre como vivir, nada más y nada menos.

Ese aspecto tan cercano a los orígenes de la filosofía y a menudo tan olvidado y tan menospreciado, hasta el punto de que actualmente son la psicología y la religión, especialmente en el caso de aquellas fuentes espirituales que nos llegan de oriente, las encargadas de cubrir ese vacío que hace muchos siglos ocupaba, al menos en occidente, la filosofía.

Filosofía pues como forma de vida, filosofía como guía que ilumina al ser humano en su andadura por el mundo, enseñándole a valorar aquellas cosas que poseen valor verdadero, a apreciar las virtudes, a seguir un recto modo de vida comprometido con la comunidad donde se vive, y sobre todo guiándole lo mejor posible en la consecución de una existencia lo más feliz posible o al menos llena de paz interior. Ese fue el campo de batalla del erudito francés, la relectura y la reinterpretación de los clásicos como obras destinadas a cambiar la conciencia del lector, de ahí su sinuoso estilo, de ahí las repeticiones y la aparentemente mala construcción de los textos, las aparentes contradicciones... daba la sensación de que algunos de los más grandes filósofos de la antiguedad no sabían escribir...

Desde luego que Hadot no ha sido el único erudito que en la historia ha demostrado y puesto énfasis en la comprensión del contexto histórico para interpretar los textos, sin embargo posiblemente en el terreno de la filosofía antigua ha sido uno de los mejores. Lógica, claridad expositiva, un uso continuo de un lenguaje común y para nada especializado, salvo donde es imprescindible, convierten la lectura de P. Hadot en un verdadero placer para cualquier aficionado a la filosofía. En este libro, más incluso que en el anteriormente mencionado, me he vuelto a encontrar con el filósofo más entrañable y comunicativo con el lector que he visto nunca. Eso sí, con una obra considerablemente difícil de comentar dada su complejidad y riqueza ya que en esta ocasión no tenemos un discurso ordenado en torno a una obra o una filosofía sino un mosaico del rico pensamiento del autor acompañado de numerosas notas biográficas.


Estoicismo, epicureísmo, Platón, Aristóteles y la escuela de los neoplatónicos con Plotino a la cabeza serán de nuevo compañeros de viaje, no faltarán referencias a Goethe y a Montaigne, otras dos figuras capitales para entender la particular obsesión de Hadot resumida perfectamente en el título de este libro, el mismo está construido en torno a diez conversaciones con Jeannie Carlier, una escritora amiga de Pierre, y Arnold I. Davidson profesor de filosofía en la universidad de Chicago, principal impulsor de la difusión de la obra de Hadot en los Estados Unidos. El formato irá más allá de la típica sucesión de preguntas y respuestas, a tres bandas en este caso, sino que los interlocutores de Pierre participarán de modo muy activo en la elaboración de la obra, sobre todo en el caso de Arnold, con elaboradas e incisivas preguntas que tratarán de dejar al descubierto todos los aspectos de la visión filosófica del autor francés. 

El libro consta de diez capítulos, estando los dos primeros y con Jeannie Carlier como interlocutora, centrados en su la vida de Pierre, tanto en sus aspectos más personales como en su formación intelectual. Se nos relatará en primera persona la infancia y juventud del filósofo, su educación en el seno de la iglesia con una vocación sacerdotal más o menos forzada, su primera intuición del rumbo que debería llevar su vida, esa primera "visión oceánica" de tipo místico y para nada relacionado con la religiosidad en la que estaba siendo adoctrinado. Hadot aunque abandonará la iglesia posteriormente llegará a ser ordenado sacerdote y guardará toda su vida un considerable agradecimiento por la excelente formación recibida, sobre todo en lo que se refiere a autores clásicos, de manos de la iglesia.

"El sentimiento de la naturaleza existe en el Evangelio. Jesús habla del esplendor del lis de los campos. Pero ya he dicho que el sentimiento oceánico, tal y como lo experimenté, que es diferente del sentimiento de la naturaleza, es extraño al cristianismo porque no hace intervenir ni a Dios ni a Cristo. Es algo que se sitúa en el nivel del puro sentimiento de Existir"

Su ordenación y la salida del seminario, su experiencia como trabajador manual durante la guerra,  su vida llena de dificultades económicas en la Francia de la posguerra, su actividad docente y sus relaciones con sus colegas filósofos... las relaciones cada vez más difíciles con la iglesia, a la que no dejará de reprocharle su actitud reaccionaria y retrógrada, su contacto con los filósofos existencialistas, hasta finalmente su ruptura definitiva merced a su enamoramiento de la que más adelante sería su primera esposa, una ruptura que jamás pesó en su ánimo por lo que comenta en el libro y que era una consecuencia inevitable. Reconoce en el libro que posteriormente incluso terminaría abandonando la fe que sin duda en aquel momento profesaba.


Tras esta entretenida historieta del capítulo primero, relato filosófico y cotilleo a partes iguales, el libro entra en "materia" en el capítulo segundo, donde describe sus principales investigaciones filosóficas y filológicas, su actitud crítica con el modo en que se interpretaban en aquel entonces, años 50, los textos de los clásicos y su interés creciente por la historia de la filosofía, Hadot comenzó como filósofo pero de ahí saltó a la filología y más adelante a la historia como herramientas de la interpretación filosófica... esta vertiente suya, magistralmente expuesta en su obra dedicada a Marco Aurelio, quedará perfectamente diseccionada en este segundo capítulo, mucho más interesante. 

Una de las aportaciones al mundo de la filosofía francés fue su promoción de Wittgenstein en un momento en que era poco conocido en Francia, posteriormente sus intereses le llevaron a difundir la figura de Plotino con una obra prácticamente descatalogada en castellano titulada "Plotino o la simplicidad de la mirada", que un servidor tendría ya en su poder de no ser difícil de conseguir... Será a finales de los años sesenta cuando comience a dar forma a la idea de una nueva interpretación de los clásicos motivado por una serie de investigaciones filolóficas que le hacen tomar conciencia de la importancia del estudio del contexto del filósofo, del sentido de los términos que usa en relación con el significado de su época... etc. Este capítulo nos muestra la génesis de su interés por la reinterpretación de los clásicos, la existencia ya en la antiguedad de lo que los cristianos llamaron posteriormente "ejercicios espirituales" con San Ignacio de Loyola al frente, y que según demostrará Hadot no fué una invención del santo español, sino más bien una "re-invención", porque ya existían en la antiguedad clásica en occidente, por no hablar de la experiencia del hinduísmo y el budismo, lamentablemente comentada de forma escasa por Hadot, aunque se trata de utilizar el término "espiritual" en un sentido mucho más ámplio y no-religioso. El capítulo es una sucesión ininterrumpida de datos, comentarios de otros autores, y un detalle pormenorizado del trabajo de Hadot en su campo... los lectores no particularmente interesados en la figura del filósofo francés harán bien en saltárselo, aunque reconozco que en mi caso ha distado de parecerme aburrido.

En el tercer capítulo y siguientes se abandonan ya las referencias autobiográficas y entramos en materia, el papel del entrevistador pasa a Arnold I.Davidson y este se centra en las ideas del filósofo francés acerca de la filosofía antigua, comienzan las discusiones sobre diferencias entre filosofía moderna y antigua, el caracter de "oralidad" de la filosofía antigua con el uso intensivo de los diálogos, el uso de formas estilísticas ya casi abandonadas como el género epistolar, el uso del término "ejercicios espirituales" en referencia a la filosofía y las prácticas que incluyen, la importancia y la dificultad de comprender la intención del autor a la hora de interpretar sus texos, la importancia del contexto histórico y de la búsqueda de la objetividad... todo un festín para los aficionados a la filosofía donde el autor se explaya a gusto, siempre de la mano y guía de Davidson que cumple con su papel a la perfección.

La concordancia entre la vida y las ideas filosóficas esgrimidas, los problemas con la interpretación de los textos, el tema del misticismo y su relación con las prácticas espirituales, la relación entre las drogas y la experiencia mística, entre esta última y el amor... el misticismo en sus diversas formas. De nuevo hay que resaltar la riqueza de ideas, la abundancia de datos y lo interesante de las preguntas de Davidson y por supuesto las respuestas de Hadot basadas siempre en su experiencia personal, en sus investigaciones y en sus lecturas e interpretaciones de los clásicos.

En el sexto capítulo el libro entra de lleno en el tema de los "ejercicios espirituales", nombre usado por Hadot y no exento de polémica y malinterpretaciones, la relación entre estas prácticas denominadas espirituales por Pierre debido a su desconexión con el dogma religioso y su intención de abarcar mucho más e ir directamente a la cuestión y el reto del ser humano ante la vida. La relación entre teoría y práctica en cada ámbito de la filosofía, la observación de la naturaleza, la atención al momento presente... la utilización de la filosofía como búsqueda de una sabiduría de la vida, su esencia misma vamos, la filosofía como preparación de la muerte... pero también como exaltación de la vida, las connotaciones morales de la búsqueda de la sabiduría, la figura del sabio como ideal etc etc

En el capítulo octavo se hace un repaso por la historia de la filosofía buscando en la misma ejemplos de pensadores que ligaran de alguna forma en su obra, o no, los temas de la teoría y la práctica, comenzando por el perfecto ejemplo de Sócrates donde no existía diferenciación alguna entre su vida y su pensamiento filosófico, Montaigne también es citado por el autor y algún que otro filósofo más moderno como Bergson o Jankélevitch, pasando finalmente por Heidegger, Wittgenstein, los existencialistas y finalmente Foucault... se termina finalmente con una larga conversación sobre el arte y su relación con el mundo del pensamiento en su vertiente práctica.

La dificultad de la práctica espiritual y su imposibilidad será tratado en el capítulo noveno, en él veremos por ejemplo que las gentes de la antiguedad no eran más propensas que las actuales a las mismas, que las enseñanzas para la vida de los filósofos se han encontrado siempre con la misma incomprensión y las mismas dificultades por parte de sus contemporáneos. La relación entre el materialismo y el mundo de las ideas, el aparente desprecio de lo material por los platónicos, recogido por la iglesia, y una nueva interpretación que le despoja de ese aparente desprecio por el cuerpo. La relación entre la serenidad ante la adversidad y su confusión con la simple indiferencia, la actitud de los estóicos es analizada y comentada. Se examina también el papel de la providencia en la relación del hombre con el mundo a través de las distintas escuelas de pensamiento...

Finalmente el libro aborda en su capítulo final el tema de la felicidad y como las ideas defendidas por Hadot en relación con su visión de la filosofía de los antiguos han influido, o influyeron, en su vida personal, la actitud ante la vida con el pensamiento continuo de la muerte y la atención, y apreciación, del momento presente y como esta influye positivamente en la forma de vivir. Ese presente será analizado desde diversas perspectivas y diferentes lecturas, junto con esa otra práctica espiritual de "mirar desde lo alto", la búsqueda de objetividad, el quitarle importancia a las cosas, la visión desapasionada de la realidad cuando se ve en su conjunto... serán finalmente la mezcla de ambas actitudes, el centramiento en el presente y la visión global las que fundamentan estos ejercicios espirituales de los que se habla en todo el libro. Ambos serán analizados desde varios puntos de vista buscando siempre las posibles dificultades y contradicciones entre dichas prácticas y el discurrir habitual de la vida.


Conclusión: Pierre Hadot consagró la mayor parte de su vida como investigador en los campos de la filología, filosofía e historia a la misma idea, la reinterpretación de las obras filosóficas de la antiguedad como manuales de vida destinados a no solo instruir sino a influir en la vida del lector-oyente para conducirle a una existencia más plena de sentido. Nunca quiso extraer esas ideas para elaborar un manual de su puño y letra sino más bien señalar siempre a los clásicos y la forma de interpretarlos correctamente, dejando pues el trabajo para el lector de los mismos. El camino quedó abierto pero nunca ofició de "gurú" filosófico salvo de forma indirecta. Para los interesados en el tema de la conexión entre la filosofía y el arte de vivir puedo recomendar "Filosofía para la vida" de Jules Evans, "Todo tiene dos asas" de Ronald Pies, y "La sabiduría recobrada" de Mónica Caballé entre otros.


Lo mejor: Una lectura compleja y densa, con multitud de nombres y datos, pensamiento en estado puro... por un lado nada recomendable para lectores principiantes y por otra parte hay una renuncia a términos técnicos y argumentaciones enrevesadas pudiendo ser leído por todo tipo de lectores. Un gran banquete para el lector aficionado a estos temas que no saldrá defraudado. No todos los libros ofrecen una completa radiografía de un filósofo tan interesante como este, de su vida y sobre todo de su pensamiento narrados por él mismo. Todo un recorrido fascinante, sin duda, aunque no exento de dificultades.


Lo peor: Solo para fans de Pierre Hadot, mucho mejor iniciarse en su pensamiento con otras obras, si alguien leyó "La ciudadela interior" y se quedó con ganas de más este es el libro perfecto para él. Los aficionados serios a la filosofía antigua disfrutarán también enormemente con este libro... el resto de lectores, ni acercarse vamos, no pasarán más allá de una docena de páginas, puedo asegurarlo ;-). Aunque los capítulos poseen una cierta unidad temática el salto de un tema a otro y las múltiples referencias a diferentes autores puede desanimar a más de uno.

Por otra parte resulta notoria la ausencia de referencias al budismo e hinduísmo, da la impresión de que o bien Pierre no conocía gran cosa de esas religiones-filosofías orientales, algo que dudo seriamente en alguien de su enorme cultura, o que simplemente veía en las mismas ante todo el aspecto dogmático y religioso, pasando por alto el potente contenido filosófico muy similar a bastantes elementos presentes también en la filosofía de los clásicos, hubiera sido interesante leer más sobre la opinión del filósofo francés sobre el tema... una pena.

miércoles, 4 de junio de 2014

Contra aquellos que nos gobiernan

 Ficha: "Contra aquellos que nos gobiernan", Lev Tolstói, Errata naturae editores,125 páginas, ISBN: 978 84 15217 63 3

Supe de la preocupaciones sociales y las ideas políticas del legendario escritor ruso (Guerra y Paz, Anna Karénina) a través de la obrita de teatro inserta en la excelente recopilación de Stefan Zweig "Momentos estelares de la humanidad", donde relataba los sucesos del final de la vida del gran escritor, concretamente su huída del hogar ante la incomprensión de su familia, especialmente la de su esposa, su intento de legar todos sus bienes a los pobres y su muerte solitaria en una estación de tren.

De noble ascendencia, hijo de condes, durante buena parte de su vida vivió una existencia indolente y disipada hasta que ya casi en la madurez una serie de crisis personales, espoleadas por su experiencia en la guerra de Crimea, le transformaron profundamente en alguien de hondas convicciones religiosas, humanísticas y pacifistas. Defensor a ultranza de la no-violencia, del vegetarianismo y pacifista convencido... cuando tal actitud contraria a la guerra era algo verdaderamente inusual, sus escritos de corte social y político inspiraron a personajes de la talla de Gandhi, con el que llegó a mantener correspondencia, y Martin Luther King.  Sus convicciones no solamente le empujaron a defender la no violencia y la hermandad entre los seres humanos en sus escritos sino que hizo cuanto pudo para predicar con el ejemplo, llegando a vivir apartado de su familia entregado a un oficio artesano y pagando de su bolsillo la fundación de una escuela para los hijos de los campesinos en la que hacía también de profesor. A su muerte, en 1.910, era una de las personas más respetadas y queridas de Rusia.

Este libro que comento aquí, de muy reciente publicación, enero de este mismo año, se compone de una serie de pequeños capítulos, quince en total, y una breve conclusión. Comienza con una especie de ensayo novelado donde se relatan las terribles condiciones de vida de los trabajadores del ferrocarril en Rusia, estamos en el año 1.900 y hace ya bastante tiempo que se está gestando lo que será la futura revolución rusa, un capitalismo salvaje y opresor que se nutre de mano de obra esclava junto con una sociedad todavía anclada en parte en el feudalismo. Un país subdesarrollado que trataba de subirse a toda prisa al tren de la modernidad a un precio terrible. 

Tolstói nos resumirá todo su ideario político en esta breve obra que puede ser leída perfectamente de una sentada ya que el estilo de su escritura es ágil, ameno y además tampoco es un libro excesivamente denso, más bien se trata de una recopilación de artículos periodísticos con aires de panfleto donde el autor va rápidamente al grano sin dar demasiados rodeos. Denuncias de las humillantes y degradantes condiciones de los obreros, ataques al sistema que hace tal cosa posible, a aquellos que lo mantienen y apoyan, críticas también a la incultura y la ignorancia de la clase obrera, culpable en parte de su situación al haberse encandilado con los bienes materiales fruto del progreso, los cuales para su elaboración, paradojicamente, necesitan de su esfuerzo y sacrificio.

Ataques duros al sistema capitalista, sin concesiones, para Tolstói la situación del obrero explotado por el sistema en su tiempo era incluso peor que la del esclavo de la antiguedad y la del siervo medieval, peor incluso que la situación de los animales y las bestias de tiro, ya que al menos a estas últimas se las consideraba posesiones valiosas, así también sucedía con los esclavos y los siervos... mientras que el obrero explotado solo era una pieza desechable de un mecanismo inhumano. Militares, jueces, abogados, políticos... todos estos "hombres de ley" se llevan también lo suyo al ser los guardianes de tan injusto sistema, un sistema que se reviste de naturalidad, de orden natural inevitable que hace incluso que las mayores atrocidades e injusticias ni siquiera pesen en las conciencias de sus responsables. 

"La luz eléctrica, los teléfonos, las exposiciones universales, todos los jardines de la arcadia con sus conciertos y sus diversiones, los cigarros y las cajas de cerillas, los tirantes y hasta los automóviles... todo eso me parece muy bien, pero que desaparezcan para siempre todas esas cosas junto con los ferrocarriles y las fábricas de telas y de paños, si para hacer perdurar todos esos manantiales de placeres y de comodidades, en provecho de una minoría privilegiada, el noventa y nueve por ciento de la humanidad debe permanecer en la esclavitud y continuar muriendo por millones a consecuencia del trabajo que se le impone. Si para que Londres y Petersburgo aparezcan iluminadas por la electricidad, si para que se eleven los magníficos pabellones de una exposición o para que podamos admirar bellos colores y finas telas, se precisa que algunas vidas humanas se destruyan o se abrevien o se echen a perder, alúmbrense Londres y Petersburgo con gas o con aceite, que no haya más exposiciones y que no se fabriquen más telas preciosas"

Mención aparte merece la crítica de Tolstói a las ideas socialistas que por aquel entonces impregnaban la vida política de Rusia y que evidentemente él conocia sobradamente, para él el ideal de una sociedad futura igualitaria y justa que preconizaban los seguidores de Marx y Engels estaba equivocado de raíz, la posesión por los obreros de los medios de producción para Tolstói no significaría nunca la liberación mientras siguiesen existiendo fábricas y talleres centrados en la producción de artículos no imprescindibles, fuese por imposición, necesidad o por voluntad propia nada cambiaría mientras no fuese abolida la propiedad privada, las leyes que la sostienen y por supuesto la violencia que sirve de coacción para el cumplimiento de las mismas.

Tenemos pues el retrato de un pensador anarquista, libertario, con una profunda desconfianza en los gobiernos, en todo tipo de gobierno, y por supuesto en las leyes creadas para el sostenimiento del poder. Finalmente Tolstói marcará el camino que conduciría a una hipotética liberación de la humanidad, solo ve como salida de la situación una concienciación a nivel individual y un compromiso firme con la no-violencia, y sobre todo una negativa en la medida que se pueda a colaborar con las injusticias del mundo. El boicot, la pasividad y la no colaboración con un sistema injusto, a la vez que una transformación personal y un compromiso de por vida con la causa de la no-violencia ya que para Tolstói toda forma de gobierno es opresiva y se fundamenta en el uso de la fuerza... usar la misma para derrocar a un gobierno injusto suponía para el novelista ruso caer en una contradicción que terminaría sofocando cualquier intento por evitar la perpetuación de la injusticia.


"Igual que sucede con las sociedades enfermas. Si el malestar que padecemos tiene su origen en la violencia ejercida por ciertos hombres contra otros, no podremos mejorar nuestro estado si continuamos sosteniendo la violencia de los gobiernos, o si la reemplazamos por la violencia de los socialistas revolucionarios. Podíamos tener ilusiones acerca de ese punto cuando la verdadera causa de la desdicha de los hombres nos era desconocida. Pero hoy sabemos que nuestra sociedad padece por la violencia, y no podremos curarla sosteniendo la violencia en una u otra forma. Para el alcohólico no hay más que una cura, reconozcámoslo: abstenerse de beber vino, es decir, suprimir la causa de su enfermedad. Para nosotros, que queremos acabar con una organización injusta, no hay más que un remedio, abstenernos de practicar la violencia: la violencia física, la enseñanza sistemática de la violencia y toda justificación social de la violencia."

Lo mejor: Un ensayo breve e intenso que con una excepcional lucidez se anticipaba a las reivindicaciones pacifistas, de liberación nacional y la lucha por la igualdad, marcando con mejor o peor acierto la raíz de los problemas y la solución a los mismos. Humanidad, sentido común y una hermosa visión de la hermandad de los seres humanos con una voz que nos habla desde los albores del siglo XX y que sigue teniendo aún plena vigencia. Sea por los motivos expuestos por el autor, sea por la mala aplicación de sus principios, resulta revelador el anuncio del fracaso de la puesta en práctica del "paraíso del proletariado" de los regímenes comunistas... casi dos décadas antes de que estallara la Revolución Rusa. Por desgracia también las críticas al sistema capitalista y al consumismo extremo y vacío, ambos van íntimamente ligados, siguen teniendo plena vigencia.


Lo peor: Tolstói no confiaba demasiado en la ciencia ni en la tecnología si estas no iban en pos de la liberación del ser humano, del alivio de su sufrimiento y del aumento del bienestar generalizado, no solamente del disfrute de unos pocos. Es por eso que a pesar de su innegable valor me termina pareciendo un poco reaccionario al preconizar la vuelta del ser humano a sus orígenes campesinos, él precisamente que era hijo de nobles y que disfrutó de una esmerada educación se erige en defensor de la vida sencilla del campo... seguramente acierta cuando la prefiere a la brutalidad de las fábricas y la deshumanización de las cadenas de montaje o los talleres de costura, pero dudo mucho que la difícil y durísima vida de los campesinos rusos fuera tampoco un modelo deseable.


martes, 3 de junio de 2014

El sentido de la vida y las respuestas de la filosofía

"Bien, aquí se acaba la película. Ahora, éste es el sentido de la vida. (Le entregan un sobre. Ella lo abre.) Gracias, Brigitte. (Ella lee.) ... Bueno, no es nada especial. Procurad ser agradables con la gente, evitad comer grasas, leer un buen libro de vez en cuando, dad algún paseo y procurad vivir juntos en paz y armonía con la gente de todos los credos y naciones."

Monty Python. El sentido de la vida
 
Ficha: "El sentido de la vida y las respuestas de la filosofía", Julian Baggini, Ediciones Urano, 206 páginas, ISBN: 84 7953 601 2

Nos cuenta Douglas Adams en su novela de ciencia ficción en clave de humor "Guía del autoestopista galáctico" que hubo hace mucho una civilización sumamente avanzada que diseñó el ordenador más poderoso jamás concebido, al mismo le fue formulada una pregunta sobre "el sentido de la vida, el universo y todo lo demás"... tras siete millones y medio de años de profundos cálculos la respuesta del mismo fué un "escueto"... 42. 

No, el ordenador no estaba estropeado, simplemente la pregunta había sido formulada de forma incorrecta y este es precisamente uno de los pilares de la filosofía desde sus inicios, la correcta formulación de todo tipo de preguntas, pero especialmente aquellas que consideramos fundamentales, aquellas que se relacionan con el sentido más profundo de nuestra existencia.

Este es el punto de partida del breve ensayo del conocido filósofo y divulgador británico Julian Baggini, en este blog ya pude comentar hace tiempo un par de obras suyas, sumamente interesantes, "Más allá de la noticia", que trataba el tema de la manipulación informativa y el imprescindible "La trampa del ego", un ensayo excelente sobre el tan controvertido tema de eso tan nombrado y a la vez tan misterioso llamado "ego" o conciencia de sí mismo. Como podemos comprobar al igual que mi admirado Richard David Precth, Julian Baggini no tiene reparos en meterse en terrenos relativamente no-filosóficos, como la política, la ciencia o la psicología, sin duda un aliciente más para leer sus libros.

Lo primero que me chocó del mismo fue verlo formando parte de una editorial prolija, y casi centrada, en temas relacionados con el mundo de la espiritualidad, uno no esperaría ver un ensayo puramente filosófico en su nómina, sin embargo la conexión del tema fundamental del libro, el sentido de la vida, con la espiritualidad es muy fuerte... de ahí que finalmente, y sobre todo tras leer alguno de sus capítulos, no pueda sino alabar el acierto de la editorial al incluir este título. De hecho es uno de esos libros con los que me encuentro de nuevo con una paradoja... que las personas a las que más podría recomendar el mismo dificilmente se animarían a su lectura, hay un capítulo que se lo recomendaría a más de un aficionado a la meditación, espiritualidad oriental y práctica del yoga, por supuesto con todo mi cariño :-).

¿Existe algo que podamos llamar "sentido de la vida"?, ¿si existe tiene su búsqueda sentido?... el autor no se refiere a un significado para alguien en particular sino a un significado válido para todo el mundo, ¿existe tal cosa?, ¿es una ilusión?... bueno, sobre lo que podría ser, o más bien, sobre lo que definitivamente NO ES, es de lo que trata el libro. El autor, hay que aclararlo, se centra en la vida humana, aquella que podemos examinar desde dentro, se centra también en la visión particular de la filosofía, en su metodología y su lógica buscando siempre el asidero de la razón, esto también es importante dejarlo claro, nunca nos vamos a encontrar con una visión desde el punto de vista de la ciencia, de la religión, de la mística... aunque tanto la mística como la religión tendrán su espacio en el libro naturalmente, aunque vistas desde fuera, desde el punto de vista filosófico.

Comenzamos con una visión de la vida como algo puramente mecanicista y materialista... jamás mejor expresado mejor que en las impactantes palabras de Bertrand Rusell "En el mundo visible, la Vía Láctea es un diminuto fragmento; dentro de este fragmento, el sistema solar es una mancha infinitesimal, y de la mancha nuestro planeta es un punto microscópico. En ese punto, diminutos grumos de agua y carbón impuro, de complicada estructura, con cualidades físicas y químicas algo inusuales, se van arrastrando unos cuantos años, hasta que se disuelven de nuevo en los elementos de los cuales se componen". La vida desde este punto de vista no puede tener significación alguna en sí misma pero por eso mismo queda abierto el camino a la dotación de significado por parte de cada ser humano, una especie de página en blanco que nos corresponde rellenar... y es que el autor consigue demostrar convincentemente que la ausencia de un plan original no implica necesariamente una ausencia de sentido, entendido este también como "dirección", al igual que poseer un origen claro tampoco nos libraría de la angustia de la existencia. Muy bueno el ejemplo de Frankestein, que aunque sacado de la literatura posee su innegable fuerza... el monstruo conoce a su creador y conoce para qué fue creado... y aun así no se libra de sufrir. La búsqueda de sentido de la vida en el pasado y en la naturaleza del ser humano se encuentra con un callejón sin salida.

Más adelante el libro se interna en el camino opuesto, la búsqueda de sentido en el futuro, en una finalidad determinada... algo que se encuentra ineludiblemente con la realidad de la muerte, en esta parte del libro Julian se esfuerza por demostrar que una vida enfocada en el futuro, en un logro por alcanzar que tal vez no llegue nunca y que encima si llega ¿que nos resta entonces sino morir?, no puede ser la respuesta. Naturalmente esto choca con las creencias religiosas en una vida más allá de la muerte, a las mismas les dedica un capítulo entero donde deja bien claro que tampoco ahí está la solución y que los problemas que se generan en torno a ese hipotético sentido, desde el punto de vista de la filosofía, son incluso mayores: posibilidad de una existencia divina pero sin trascendencia humana tras la muerte, existencia etérea sin un ser superior, contradicciones y diferencias entre distintos credos religiosos, problemas que solamente pueden ser atajados mediante el salto en el vacío que representa la fe... y que tampoco está exento de problemas tal y como lo demostró maravillosamente Soren Kierkegaard en su ensayo "Temor y temblor", o sin ir más lejos nuestro gran Unamuno en "El sentido trágico de la vida".

El libro hace una exposición detallada en una serie de capítulos sobre distintas opciones a la hora de buscarle significado a la existencia. La vida como dedicación a los demás, la vida como entrega a una causa noble en favor de la humanidad, la vida como una búsqueda de la felicidad, la vida como una lucha incesante en la búsqueda del éxito del tipo que sea, la vida como una atención constante al momento presente y una búsqueda continua de nuevas sensaciones, carpe diem,  y finalmente la vida como un camino hacia la denominada iluminación espiritual y la pérdida del ego, la tan ansiada fusión con el cosmos que preconizan los místicos orientales y que recibirá una atención especial del filósofo británico.

"No estoy diciendo que toda idea con algún valor tenga que ser producto de un argumento racional. Lo que digo es que la discusión racional es con mucho la mejor manera de examinar las ideas. En el momento en que alguien dice que lo que piensa no puede discutirse o debatirse, por supuesto no queda nada que decir ni en lo que pensar. Por eso no me disculpo por no discutir ni pensar más sobre estas ideas. Puede que parezca despectivo, pero creo que es tan sólo aceptar la afirmación de que una idea no puede expresarse en serio mediante el lenguaje: es inútil tratar de discutir lo que no se puede decir. Es como intentar beberse una sinfonía"

La vida vivida como un "sinsentido" y los límites de la racionalidad ocuparán la parte final del libro, con un apartado dedicado a las emociones y particularmente al amor. El autor nos proporcionará como punto y final su conclusión... nada sorprendente por otra parte, el tema queda completamente abierto a la interpretación del lector, la búsqueda no ha terminado y se invita a seguir indagando en el mismo.


Lo mejor: Breve, conciso, escrito con un lenguaje sencillo y carente por completo de tecnicismos, completamente enfocado en el lector no habitual de temática filosófica pero a la vez profundo y no exento de alguna que otra dificultad, el capítulo quinto sobre la dedicación a la humanidad en abstracto me ha parecido con diferencia el más "filosófico" y difícil con diferencia. El libro se lee con relativa facilidad, salvo en alguna que otra parte como la mencionada, y en general creo que se consigue el objetivo de tratar de realizar una exposición de este tema lo más amplia y simple posible. Desde luego no es el mejor libro de este filósofo aunque lo considero bastante recomendable.

Lo peor: Baggini intenta abarcar demasiado a la vez ser breve y encima hacerse de entender por todo el mundo... el resultado es desigual, creo que por una parte se agradece el esfuerzo del autor y por otra parte termina sabiendo a poco, algún capítulo simplemente sobra y hay alguno, especialmente en ciertos temas, donde se notan demasiado los particulares afectos y desafectos del filósofo, el trato dado al mundillo de la autoayuda, "new age" y nueva espiritualidad es bastante agrio y contundente. Lo dicho, hay capítulos que merecerían una extensión mucho mayor, en ocasiones también me parece que el autor más que buscar una respuesta intenta desengañar al lector sobre las posibles falsas respuestas en que este haya podido pensar... lo cual termina resultando poco reconfortante a pesar de la almibarada conclusión final. Resumiendo, uno se queda igual o peor que al principio, aunque eso sí... el viaje ha valido la pena.