domingo, 24 de diciembre de 2017

Fugas o la ansiedad de sentirse vivo

"Este libro habla de fantasía, de rabia, de follar y de fuego. 
De un fuego omnipresente. En mi cabeza, detrás de mis ojos, en mi pecho.
Fuego en todas partes.
Este libro habla de la música. Del amor. Del odio. De las imperfecciones. Quizás al final también acabe hablando de la sensación de estar a gusto en tu propia piel."

"... Pero este libro no trata de quien soy. Sino de cómo soy. De cómo somos todos quizá. Que yo sea padre, pianista, escritor, exmarido, piscis y un idiota no tiene la menor importancia. Lo que cuenta es el cómo. "



Ficha: "Fugas", James Rhodes, editorial Blackie Books, 278 páginas, ISBN: 9788 417 059 187

El bueno de James Rhodes vuelve a la carga con este libro, publicado en castellano el mes pasado, ya había publicado otro anteriormente, y no me refiero al archiconocido "Instrumental", comentado aquí el 2 de abril de este mismo año, sino a "Toca el piano", donde se empeñaba en enseñarnos a tocar el preludio nº1 en Do Mayor  de Bach, libro que compraré si un día de estos me vuelve a dar la fiebre que ya sufrí hace muchos años de intentar aprender a tocar el piano... aunque fuera con un teclado electrónico de pacotilla. 

Por lo visto al Sr. Rhodes le volvió a picar el gusanillo de escribir y fue tomando algunas notas dispersas durante los conciertos de su gira de 2.016, concretamente desde agosto hasta diciembre de ese mismo año. Esas notas junto con muchos recuerdos y vivencias experimentados durante ese periodo, que incluyen también la grabación de un disco, son la base de lo publicado en este libro, una especie de diario íntimo de sus días de gira. 


Era "Instrumental", un libro cuya publicación le costó un largo y costoso pleito, y que quizás en ese detalle estriben las enormes lagunas presentes en el mismo, pues como muy bien me apuntaba en su comentario un lector habitual de este blog, no hay prácticamente ninguna mención a sus padres y a su familia en el mismo, tampoco la hay en este "Fugas, o la ansiedad de sentirse vivo", una decisión por parte de James que no puede ser casual. En esa obra se despedía al final de sus lectores un Rhodes pletórico que parecía ilusionado de nuevo por vivir y que parecía haber reconducido su vida sentimental... y que se atrevía, el muy iluso... él precisamente él, en darnos consejos a los demás de cómo llevar una relación... pues vale, ahora lo tenemos en este libro de nuevo divorciado y más solo que la una. No es este ahora un libro-revancha contra nadie, salvo quizás contra sí mismo.

Si en el anterior teníamos a un personaje cuyo sufrimiento, patetismo y feroces autocríticas podían estar plenamente justificadas, su vida daba para llenar veinte capítulos o más de una mezcla de serial e historia de terror, aquí le tenemos conduciendo una carrera profesional triunfante, con calendarios llenos de giras de conciertos, librerías abarrotadas de gente que quiere autógrafos de sus libros y CD's y que no para de darle las gracias, apreciarle y darle muestras de cariño... no es para menos. A comienzos de este mismo año pasó también por mi ciudad y reconozco que estuve tentado de ir a verle, no lo hice y todavía me estoy arrepintiendo tal y como comenté aquí este mismo año, porque si algo tiene el amigo Rhodes es que sabe vender muy bien sus productos. Si con el anterior volví a meterme en vena un buen chute de música clásica mientras leía su historia, en esta ocasión lo he vuelto a hacer... he terminado las últimas páginas de este libro al ritmo de las "Tocatas" de Bach, interpretadas por Glenn Gould, de momento no tengo estómago para sus otros compositores nombrados en esta obra (Chopin, Beethoven, Gluck y Rachmaninov)... pero ya caerán :-).



Buda afirmaba que "con nuestros pensamientos construimos el mundo", y es una verdad muy grande, mayor que un piano de cola, nunca mejor dicho, y estoy seguro que Rhodes está de acuerdo al 100% con ella, porque de eso va este libro, de la vida interior de una persona exitosa en su profesión, que ha conseguido en medio de unas increíbles dificultades dedicarse a hacer lo que más ama, de forma brillante además, y que sin embargo como veremos durante el recorrido relatado por diversas ciudades de Europa de concierto en concierto y de hotel a hotel, no consigue encontrar la paz consigo mismo, no consigue sentirse a gusto en su propia piel... Aquí acude fácilmente el pensamiento de excusar al protagonista en base a las devastadores experiencias sufridas desde su infancia, abusos, drogadicción, dos divorcios, pérdida de la custodia de un hijo, intentos de suicidio, autolesiones, tratamiento psiquiátrico... la lista es tremenda, pero lo cierto es que la clave del sufrimiento relatado en este libro no es otra que sus desequilibrios mentales, su compleja forma de ser, fruto de una psique devastada por muchísimas cosas y demasiados años de dolor. Eso no lo van a cambiar fácilmente ni el éxito profesional ni el apoyo y cariño de los demás, precisamente porque como bien nos lo dice y repite a lo largo de este libro, James Rhodes es su propio peor enemigo, posiblemente el único que tiene... y vaya donde vaya, muy especialmente si tiene que lidiar con la soledad, tiene que aprender a ser un buen amigo de sí mismo, seguramente una de las cosas más difícil de este mundo, incluso para aquellos que hemos podido disfrutar de una vida "normal".



Esa intensidad con la que Rhodes experimenta todo, esa exquisita sensibilidad, para lo bueno y lo malo, ese carácter lleno de manías y esa perenne falta de confianza en sí mismo y en los demás va a producir efectos devastadores. El libro es una letanía interminable de despropósitos y miserias de su mundo interior. Tendrá sus momentos buenos, pero también le veremos caer en picado demasiadas veces... abrumado en ocasiones por chorradas, pero que él por algún motivo no consigue poner en su sitio. Esa complejidad e imperfección de su mundo interior, relatada con el habitual tono directo y macarra, marca de fábrica, engancha desde el comienzo... sobre todo porque cuando empieza a volverse un poco patético y odioso, incluso perdiendo parte de la empatía que el lector puede sentir por él y con el pensamiento "te lo has ganado, te lo mereces por gilipollas" emergiendo en nuestra conciencia... entonces entra de lleno en su TEMA con mayúsculas, que no es otro que la música. De la misma forma que la música ha sido un refugio y una redención en su vida, también sus comentarios sobre la misma siento que impulsan la narración, cuando esta parece tocar fondo o simplemente girar en torno a sí misma, y hacen que la lectura finalmente valga la pena. No he visto absolutamente a nadie escribir sobre música tal y como hace este hombre... ¿amor?, es más que eso, amor apasionado mezclado con una entrega total, por mucho que en ocasiones sus frases nos sacudan y parezca que nos estallan en plena cara. 

Puede parecer que el bueno de James se pasa tres pueblos, y de que cuenta historias que a nadie le importan, porque al fin y al cabo todo el mundo tiene sus propios problemas y tragarnos el rollo de nadie parece un despropósito... pero ¿acaso nos cuenta algo que nos resulte de todo ajeno?. Estoy completamente seguro que muchos de los lectores del libro, que digo muchos, todos, sin excepción se habrán visto reflejados en algún que otro momento, o como en mi caso en bastantes... cualquier lector que tenga un temperamento tímido o con alguna que otra dificultad para relacionarse socialmente puede haber sentido inevitablemente una buena dosis de empatía con Rhodes, no digamos ya aquellas personas solitarias, o que actualmente se encuentran atravesando una situación difícil de soledad. Tal y como hizo Montaigne hace más de cuatrocientos años al exponer sus luces y sus sombras en sus Ensayos poniéndose a él mismo como tema principal de su libro, de forma que cualquier lector pudiera ver reflejado en el mismo su propia humanidad. Rhodes nos lleva de paseo por su atormentada psique, y de paso, nos hace compartir sus emociones, manías y obsesiones. Imperfecciones en suma de las que ninguna cabeza pensante está libre, y eso en mi caso me hace apreciarle mucho más y sentir la sensación, con reservas por supuesto, de que le "conozco de toda la vida"... esa cercanía cómplice al autor nos va a producir la sensación cuando le leemos de que estamos en su compañía, de que ha hecho aparición de forma un tanto fantasmal y que ahí está compartiendo sus intimidades con todo aquel que esté dispuesto a escucharle.

"Ha llegado la hora de dejar de pelear y empezar a aceptar e incluso celebrar todo aquello que me ha causado vergüenza durante tanto tiempo: los momentos de torpeza, los errores incómodos, las cagadas, los fallos y los deslices, la sencilla y sincera mortalidad de mi existencia. Ha llegado la hora de no limitarme a sobrevivir, de empezar a vivir de veras, de forma auténtica y con algo de compasión por mí y por el niño que fui y al que destrozaron de forma tan salvaje. Porque vivir de este modo constituye la única forma efectiva de apagar el fuego que me rodea, y ser libre".


Lo mejor: De nuevo James Rhodes en estado puro, menos extremo y doloroso que en su "Instrumental", mucho menos... pero en modo alguno de fácil digestión. Estoy seguro que todo aquel que disfrutó, y sufrió porque anda que no se sufría ni nada, con aquella primera obra, se acercará también a esta. Por mi parte no me siento defraudado y agradezco que por una vez no se haya cargado tanto las tintas en la parte negativa de su vida... algo hay, es inevitable, pero es minúsculo en comparación, quede claro que esto NO es "Instrumental 2", aunque las secuelas de lo narrado en aquel libro siguen, y seguirán siempre, presentes. Por supuesto también soy consciente de que estamos ante un personaje hipersensible pero también muy inteligente y hábil en el arte de la manipulación psicológica, de modo que aunque uno pudiera darle credibilidad al 100% de lo que nos cuenta, hay que pensar en las exageraciones intencionadas, la distorsión, intencionada o no, y por supuesto en todo aquello que nos calla o que disfraza de forma deliberada. Aun así vale la pena... he devorado este libro en un par de días y adquirido "Instrumental", lo había tomado en préstamo, para en un acto de genuino masoquismo volver a leerlo.

Lo peor: Excesivo, cargante, patético y a la par que un poco "chulesco"... uno no se aburre con este autor, es verdad, aunque hay veces que dan ganas de aporrearle la cabeza. No volveré a perder la ocasión de verle en persona si se vuelve a dejar caer por mi ciudad, su forma de transmitirnos su pasión por la música es simplemente única... aunque estoy seguro que a más de un aficionado o profesional del mundillo clásico le saldrán úlceras con solo pensar en él.

Feliz navidad y próspero año nuevo a todos los visitantes y lectores ocasionales de este blog. Me despido de todos vosotros hasta el año próximo. Un millón de gracias a todos.

Próxima parada:  "Solenoide", de Mircea Cârtârescu.


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