"¿Cómo escribir un libro sobre el amor? ¿Sobre algo tan privado, velado, maravillosamente ilusorio como el amor? De este libro no aprenderá usted nada que mejore sus habilidades en el dormitorio. Tampoco le ayudará en caso de ataques de celos, penas de amor y pérdida de confianza. Y no contiene sugerencias y apenas buenos consejos para la convivencia diaria en pareja. Aunque quizás pueda contribuir a que usted se vuelva más consciente de unas cuantas cosas que antes le resultaban poco claras; a que tenga ganas de sondear con mayor exactitud este reino loco en el que (casi) todos queremos vivir. Y posiblemente piense usted conmigo un poco en las reacciones que ha consolidado como normales y supuestas. Quizás tenga ganas de proceder con usted mismo en el futuro un poco más inteligentemente; aunque, naturalmente, sólo si y cuando usted quiera"
~ Dedicado a Mª Ángeles ~
Ficha: "Amor. Un sentimiento desordenado", Richard David Precht, Ediciones Siruela, 383 páginas, ISBN: 978 84 9841 466 0
En ocasiones la elección de cual va a ser el siguiente libro en mi lista de lecturas adquiere una considerable dosis de aletoriedad, soy extremadamente caprichoso y muy bien podría tirar una moneda al aire... en este caso se trata de una obra que está en mis estanterías algo así como seis o siete meses esperando a ser leída, ningún record por otra parte, pero cuya elección fue algo curiosa.
La semana pasada hubo una especie de juego en el grupo que tiene en Facebook un club de lectura en el que participo de vez en cuando. Se trataba de escribir una determinada frase de una determinada página del libro que se estuviera leyendo en esos momentos. Como dio la casualidad de que no tenía ningún libro a medio leer sino que me encontraba en ese, habitualmente breve, intervalo entre la lectura de un libro y otro, decidí que usaría ese juego para escoger mi siguiente lectura. La primera frase que me gustó, o que al menos consideré menos lamentable, del conjunto de mis libros en lista de espera perteneció precisamente a este libro.
Así que para ser un poco consecuente decidí que puesto que ya había escrito dicha frase debía de escoger este libro como próximo objetivo... por eso y también porque su tema principal, el amor, ha entrado en mi vida desde hace poco ¿qué mejor ocasión que esta entonces?, aunque la verdad es que da un poco de repelús meterse en la lectura de un libro filosófico sobre un tema tan amplio, esquivo y escurridizo. Casi incluso parece que podría traer mala suerte intentar analizar un fenómeno tan importante en la vida humana cuya principal característica es su imposibilidad de definición satisfactoria. Así que armado de valor me lancé a su lectura sin por otra parte albergar pretensión alguna de aplicar lo leído a mi vida personal, el fragmento del prólogo que he transcrito al comienzo me ayudó a tomar la debida distancia ya que el enfoque de su autor coincidía en este caso también con mi actitud como lector. El amor puesto en la mesa de disección y examinado bajo la lupa.
Actualmente proliferan los escritores filósofos cuyas obras están enfocadas al gran público no especialista, en este blog he comentado ya bastantes; sin embargo hay un escritor que para mí es punto y aparte, y lo es no porque escriba especialmente bien, ni especialmente claro, cualidades que posee al igual que la mayoría de los demás, vease Niguel Walburton, Compte-Sponville o Alain de Botton por poner unos pocos ejemplos. Si el filósofo alemán Richard David Precht es mi divulgador filosófico favorito es por su ambición, lucidez e inteligencia, así de simple. Ninguno que escriba para el gran público posee su capacidad de abarcar tanto, hacerlo tan bien y tan claro. Ninguno consigue atrapar al lector como este autor cuya primera obra traducida al castellano "¿Quién soy y ... cuántos?" me pareció en el momento de su lectura, y todavía ahora, uno de los trabajos más completos, lúcidos e interesantes que se pueden encontrar en el saturado mundo de la divulgación filosófica. Tal vez un día de estos tenga que escribir aquí que encontré un autor mejor, pero de momento me sigo quedando con este.
Aunque a simple vista este libro parece una obra menos ambiciosa que la anterior, y de hecho lo es, el tema abordado posee tantos matices y se ha escrito sobre el mismo tanto en los últimos años que hay materia de sobra para un trabajo ambicioso, a la medida de Richard. Vuelve a destacar con su típico estilo directo, más cercano a la divulgación científica por su claridad y precisión que a las disertaciones filosóficas, y sobre todo por esa capacidad de abarcar mucho en pocas páginas dejando en el lector la grata, y posiblemente un tanto falsa, impresión de haber captado la esencia de todo lo que se quiere mostrar. No tengo dudas, es una suerte que un comunicador nato como este filósofo alemán se entretenga de vez en cuando en obsequiarnos con alguno de sus trabajos... una pena si acaso que no sea un autor más prolífico.
El libro se centra en el aspecto del amor que resulta con diferencia el más popular y el que primero nos viene a todos a la cabeza, el amor de pareja, el amor con connotaciones sexuales. Deja en el tintero deliberadamente todas esas otras variedades etiquetadas con el mismo nombre. Que otros autores como el Sr. Compte-Sponville nos deleiten con el amor como ágape (amor universal) o filos (amor filial), Richard se centra en el "eros", ese que nos lleva tan de cabeza a lo largo de la vida.
La obra está concebida en tres partes que coinciden hasta cierto punto con los enfoques biológico, psicológico y sociológico del fenómeno del amor. Cada una está dividida en diferentes capítulos de nombres tan sugerentes como "Un legado oscuro", "¿Sexo económico?", "Estranguladores acaudalados y sapos sólidos" ... R. D. Precht aprovecha por ejemplo en la primera parte para ajustarle las cuentas a los psicólogos evolucionistas, especialmente al señor Desmond Morris y a Konrad Lorenz, y también a los genetistas, especialmente al tan idolatrado y en ocasiones tan controvertido Richard Dawkins. Aunque un servidor es seguidor de este último y me parecen excepcionales sus libros creo que el contundente ataque que le lanza R. David a su teoría del gen egoísta está más que bien fundada, al igual que las ácidas críticas que vierte contra toda la moda de la psicología evolucionista. Posiblemente no haga falta que venga un filósofo a cuestionar tanto desbarre y tanta tontería mezclada con ciencia auténtica, pero lo cierto es que me alegro de leer cosas como las que escribe este hombre precisamente porque muestra una y otra vez la gran capacidad de la filosofía, tan cuestionada en estos tiempos, para poner un poco de orden y sensatez entre tanta teoría absurda y salida de madre que se vende en ocasiones como algo verídico y comprobado cuando no es así.
"Quien pretende explicar a los seres humanos de hoy reduciéndolos a formas "simples", a puntos fijos del pasado, se enfrenta generalmente a cuatro grandes dificultades: ha de preguntarse si todo lo que la naturaleza produce, también el ser humano, puede ser explicado de hecho bio-lógicamente. Los biólogos, los científicos de la naturaleza en general, buscan lógica por doquier. Pero la lógica misma no es una propiedad de la naturaleza, sino una peculiaridad del pensamiento humano. Cabe preguntarse, pues: ¿es realmente lógico suponer una explicación lógica detrás de cualquier hecho de la naturaleza?"
R. David no ofrece en esta primera parte su teoría alternativa, lo que si hace es desmontar una serie de supuestos que están muy de moda, la búsqueda del origen del comportamiento humano en nuestra herencia biológica y en nuestros mecanismos genéticos... examinado de cerca no resiste el menor exámen porque hay demasiadas cosas que no se pueden apoyar exclusivamente en la biología. Esta ha de ser tenida en cuenta pero tratar de reducir el comportamiento sexual y amoroso a la naturaleza biológica es un recurso fácil que pasa por alto de forma deliberada el enorme influjo de la cultura.
"En la crítica de todo ello ayuda la formación filosófica. Se puede decir: me intereso por el espíritu desde la perspectiva científico-natural y por la naturaleza desde la científico-espiritual. Me agradan igualmente el sobrio afán de claridad de las ciencias de la naturaleza y el inteligente "no obstante... " de las ciencias del espíritu. No pertenezco a ningún grupo y no tengo a nadie que defender. No creo que haya sólo un acceso privilegiado a la verdad. No soy un naturalista que considere que el ser humano es explicable desde una perspectiva científico-natural, ni un idealista que piense que se puede prescindir del saber de las ciencias de la naturaleza. Creo que se necesitan ambas cosas: la filosofía sin la ciencia natural está vacía. La ciencia natural sin la filosofía está ciega"
La biología, la genética, el papel de las hormonas, las investigaciones del cerebro... el libro va mostrando capítulo a capítulo un cuadro cada vez más complejo, completo y enrevesado, con montones de datos sobre investigadores, teorías etc etc. R. D. Pretch ofrece de nuevo un trabajo muy bien documentado consiguiendo decir prácticamente el mismo mensaje en unos pocos capítulos, abarcando además un espectro mucho más amplio, que la doctora Cordelia Fine en su excelente libro "Cuestión de sexos" ya comentado aquí. Sin duda esos primeros cinco capítulos del libro son de antología. Me he divertido especialmente en todas las críticas que Precht lanza contra John Gray y el matrimonio Pease por desgracia tan leídos, una buena muestra de como se puede extender la ignorancia y la confusión a base de escribir libros pseudocientíficos por divertidos y entretenidos que sean.
"¿Una conclusión? Hombres y mujeres no son fundamentalmente extraños los unos a otros. Nuestros sentimientos y necesidades importantes son los mismos, o al menos muy parecidos. Hay un género biológico que es más que una mera "construcción". Pero no sabemos mucho sobre ese género. Nuestros aprietos comienzan como muy tarde cuando queremos constatar modos de comportamiento naturales. El comportamiento instintivo de las ranas gladiator, los estranguladores grises y los seres humanos no es cualitativamente el mismo. La cultura humana, muy rica en variaciones, separa radicalmente a los seres humanos de los anfibios y las aves"
En la segunda parte, ya centrada exclusivamente en el amor, se tratará la indepencencia del mismo de las leyes de la evolución, el amor vendría a ser una especie de elemento inesperado e innecesario a la vez que hermoso y enormemente complejo, eso que Stephen Jay Goud denominó un "spandrell" al constatar que no todas las formas físicas de los organismos vivos poseen una finalidad determinada. La confusión entre deseo sexual, enamoramiento y amor está servida... inútil buscar pues utilidades biológicas o adaptativas donde no las hay.
La psicología del amor se comienza a analizar en el capítulo seis, en él el autor realiza una diferenciación entre emoción y sentimiento para tratar de acotar todo lo posible la definición del amor, de nuevo la biología, la cultura y la psicología se entremezclan en un todo insoluble e inseparable que no deja de añadir capas y capas de complejidad. El capítulo siete se centra en el aspecto púramente psicológico del amor, entendido como fenómeno individual, y defiende la idea de que el amor no es una emoción sino un sentimiento. A partir de ahí se definirán las diferencias entre uno y otro, y el porqué según el autor estamos hablando de un sentimiento "desordenado" que a diferencia de las emociones no se traduce en reacciones físicas sino que necesita siempre de una interpretación mental.
El capítulo ocho por fin nos muestra el amor desde el punto de vista sociológico y como este es inseparable por lo tanto del entorno cultural y social, es sin duda lo que otorga al fenómeno del amor su especial complejidad, no se puede examinar y someter a disección en un individuo aislado, pues eso solo nos mostraría de forma muy parcial su naturaleza. La psicología y la filosofía tienen también por fin su protagonismo... y se nota que ya estamos en el terreno del autor, posiblemente sea este el capítulo más importante del libro, donde pisa con paso más firme.
El capítulo ocho por fin nos muestra el amor desde el punto de vista sociológico y como este es inseparable por lo tanto del entorno cultural y social, es sin duda lo que otorga al fenómeno del amor su especial complejidad, no se puede examinar y someter a disección en un individuo aislado, pues eso solo nos mostraría de forma muy parcial su naturaleza. La psicología y la filosofía tienen también por fin su protagonismo... y se nota que ya estamos en el terreno del autor, posiblemente sea este el capítulo más importante del libro, donde pisa con paso más firme.
"Los seres humanos son una especie mucho más interesante de lo que nos quieren hacer creer los psicólogos evolucionistas. No toda hembra busca una despensa bien llena, y no todo macho lo que más ansía es copular con toda mujer en edad de procrear que pase por la calle y llevar al banco de semen sus existencias sobrantes. Muchos machos y muchas hembras prefieren una apariencia menos perfecta que la completamente simétrica, sea a causa de preferencias individuales, o precisamente ¡por amor!"
El amor como un arte, con la inevitable alusión a Erich Fromm, será el protagonista del capítulo nueve, los trabajos sobre el amor de Foucault serán analizados en el capítulo diez junto con la evolución de la idea del amor a lo largo de la historia y en las diferentes culturas. Todo un apartado interesante que finalmente desemboca en la última parte del libro y sus capítulos dedicados al análisis del amor en la actualidad.
Los últimos cuatro capítulos están centrados en la actualidad del amor, es decir, como se concibe actualmente el amor como autorrealización del individuo, las descomunales expectativas que se suelen depositar en el mismo, que le dotan casi de un sentido religioso, el actual romanticismo de consumo, el papel de Internet y las redes sociales, el nuevo concepto de familia y la posible evolución de la misma. Todo temas interesantes que tocan de lleno la actualidad que nos ha tocado vivir. Finalmente en el último capítulo el autor a modo de resúmen nos lleva a sus conclusiones... personalmente nunca pensé que un tema como este podía dar tanto de sí ;-)
"Con curiosidad, en mi ensayo sobre el amor he hecho la misma construcción en pisos, de la biología a la sociología pasando por la psicología, suponiendo que lo que hay en cada planta es algo nuevo y específico. Cierto que nada de ello podría existir sin el piso de abajo en cada caso. Pero con cada nuevo piso surgen nuevas dificultades y regularizaciones particulares. Nuestros genes nos empujan a la propagación. Nuestros deseos nos empujan a satisfacerlos. Nuestras emociones nos motivan a interpretarlas como impulsos o como sentimientos de amor. Nuestros sentimientos de amor provocan pensamientos amorosos. Nuestros pensamientos amorosos tejen representaciones y despiertan expectativas. Pero en todo ello se cumple que la lógica de nuestros deseos no es la lógica de nuestros sentimientos, la lógica de nuestros sentimientos no es la lógica de nuestro pensamiento, y la lógica de nuestro pensamiento no es la lógica de nuestra acción"
Amén...
En conclusión, un recorrido apasionante, complejo, completo y dotado de una fina ironía y sentido del humor... Richard David Precth lo ha vuelto a hacer, aunque el libro tiene ya varios años, fue terminado de escribir a finales de 2.008 y publicado en castellano en 2.011, seguramente no hay nada en el mercado editorial que se le pueda comparar si lo que uno desea es tener una visión lo más ámplia y fidedigna del fenómeno del amor. No esperaba menos de este excelente escritor y a pesar de mis grandes expectativas a la hora de abordarlo no me he visto defraudado en lo más mínimo.
Lo mejor: Una lectura imprescindible, cualquier lector curioso en un ámplio espectro de temas disfrutará con esta disección implacable y apasionada de eso tan misterioso, complejo y escurridizo llamado amor... y que nadie tema que lo expuesto por R. David pueda matar nada de la magia del mismo, todo lo contrario, a diferencia de otros filósofos pesimistas y amargados el Sr. Precht es un hombre enamorado de la vida, de su pareja, de la verdad y por supuesto de la sabiduría... y lo mejor de todo es que nos hace partícipes de ello a través de sus maravillosos libros.
Lo peor: ¿A que esperan las editoriales para hacerse con los derechos de su último libro?, ya va siendo hora que se publique. No es una lectura recomendable para lectores golosos acostumbrados a obras facilonas de esas tan de moda. Hay bocados muy jugosos, cierto, pero hay que tomarse el trabajo de masticarlos, a David no le gustan las medias tintas, los purés y los suplementos vitamínicos, la cantidad de datos mostrada puede marear a más de uno. Hay mayores especialistas en el tema si lo que buscamos es un enfoque más parcial, por ejemplo la filósofa y socióloga referenciada en la obra en diversas ocasiones Eva Illouz posiblemente tenga más que decir desde su campo, posiblemente pronto habrá algo aquí comentado sobre sus trabajos en este interesante e inagotable tema.
Como explicar un ciego un color que nunca ha visto, y es más ni entenderlo, esto es lo que ocurre con este concepto o estado del ser humano, y lo unico que nos diferencia de los demas seres del reino animal, al menos en lo fundamental. Ni un psicologo ni un cientifico podran nunca explicar , como se empeñan, lo que es el amor, estado evolutivo del ser, creyentes o no. Podran dar sentido a una reacción de celos, egoismos miedos ... pero no se puede discernir de algo que se ignora.
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