"Por mi parte, no doy crédito a ello, no creo en modo alguno que nuestra experiencia humana sea la forma más alta de experiencia que existe en el universo. Creo, más bien, que nuestra relación con la totalidad del universo es bastante parecida a la que mantienen nuestros perros y gatos con la totalidad de la vida humana. Ellos andan por nuestros salones y bibliotecas. Toman parte en escenas cuyo significado se les escapa. Sólo son tangentes a las curvas de una historia cuyos comienzos, fines y desarrollos quedan fuera de su comprensión. De igual modo, nosotros también somos tangentes con respecto a la vida, al desarrollo más ámplio de las cosas"
William James.
Ficha: "La invención de la libertad", Juan María Arnau Navarro, Ediciones Atalanta, 283 páginas, ISBN: 9788 494 3770 75
De nuevo tengo que comentar aquí un libro de Juan Arnau, hace poco más de un año escribía un comentario sobre su "Manual de filosofía portátil" que me pareció lo mejor que había leído sobre el tema, ese viaje a través del tiempo desde el estudio del mito en la época actual hasta el mito como inicio de la filosofía, un libro original y tan magistralmente escrito que se salía bastante de los cauces habituales de la divulgación filosófica. Este libro que comento hoy aquí es en cierta medida complementario de aquel, pues aunque el ciclo quedó cerrado hubo pensadores que se quedaron en el tintero... sobre todo tras aquel interesante capítulo dedicado a George Berkeley, una de las sorpresas más agradables del libro y un filósofo que en aquel momento debió darle la pista a Juan Arnau de por donde proseguir con su labor de escritor, de hecho lo comentado en este libro es en alguna medida una continuación de la labor y la notable intuición de aquel filósofo irlandés.
Ahora Juan se va a centrar en tres filósofos bastante originales, que propugnaron una "vía alternativa" a las corrientes principales de la filosofía, los tres desarrollaron su pensamiento como una especie de reacción contra la visión del mundo que propugnaba la visión científica. Una visión descarnada que trasladada a la filosofía de la mano del positivismo fue la madre de la corriente existencialista, así tenemos a nuestro Miguel de Unamuno, el cual se debatió entre el rechazo a la visión científica y mecanicista por un lado y sus dificultades para aceptar la visión de la religión por otro, los filósofos existencialistas no parecían tener otra salida que el lamento y la queja, algo normal cuando se considera el mundo vacío y estéril, un sinsentido grisáceo al que como mucho intentamos pintar color... otros pensadores se centraron en el análisis del lenguaje que condujo a otra tierra baldía y alejada de las preocupaciones cotidianas, un andar entre nubes alejados del mundo que ha sido la tradicional etiqueta despectiva contra la filosofía...
Frente a ambas corrientes mayoritarias, existencialista y analítica, y siempre según J. Arnau, hubo tres intentos de la mano de William James, Henri Bergson y Alfred North Whitehead de establecer una vía alternativa, una nueva visión del mundo que fuese a la vez compatible con la ciencia, y por lo tanto alejada de las visiones teístas tradicionales con un "supremo hacedor" y sus acrobacias lógicas para justificarlo, y que por otra parte que otorgase un lugar digno al fenómeno de la conciencia, esta ya no se vería como un epifenómeno que surge espontáneamente de la evolución, sino que la misma sería poco menos que el fenómeno rector de la evolución misma, la aparición de la conciencia no sería un accidente evolutivo sino un paso fundamental e inevitable del proceso que conduce de la materia inanimada a la vida y de esta a la vida inteligente, el Universo sería visto pues como un todo orgánico, no como un desierto inanimado en el que ¡plop! ¡mira que casualidad!... ha surgido la vida inteligente y consciente de sí misma. Se rechazaría tanto la figura de un ser supremo creador separado de su creación como la existencia de leyes naturales omnipotentes surgidas de la noche de los tiempos e inmutables. El universo continúa su evolución, la conciencia humana sería, que nosotros sepamos, la cúspide de esa evolución, pero la misma no ha terminado ni seguramente terminará nunca... no hay una causa primera, ni tampoco leyes eternas e inmutables que solo nos queda descubrir a través de la ciencia.
El universo, tal y como comenta J. Arnau, no sería ese complejísimo y enorme "sudoku" que nos quiere vender la ciencia, un problema enorme y complejo pero que podría ser resuelto en un futuro... ya que si continúa su evolución de forma constante es imposible de conocer en su totalidad. La búsqueda por lo tanto de esa teoría final que unificase todas las leyes pertenecería más a la metafísica, y al mundo de las quimeras que a la ciencia real... aunque se nos quiera vender como tal.
En fin, un tema complejo, apasionante, donde es tan fácil asentir con Juan Arnau y darle toda o parte de la razón como considerar la postura de esos tres filósofos, defendida y apoyada por el autor no hay que olvidarlo, como pura charlatanería vacía de contenido. Algo hay no obstante que resulta fascinante de la propuesta tanto de W. James, H. Bergson y sobre todo la de Whitehead, destilan una fe en la capacidad humana que excede el optimismo más desaforado de la ciencia, porque si la conciencia humana, o consciencia inteligente, es fruto inevitable de la evolución del universo, algo hay de divino, de enorme, de impresionante en nuestra, por otra parte miserable naturaleza. Reducirnos al estado de animal, a esa caricatura que definía Humbold como "simples transformadores de alimento y bebida en repugnantes heces y apestosa orina"... pues no se, creo que es una visión del mundo que nos dignifica un poco ;-)
Juan Arnau pertenece a esa no tan rara clase de filósofos que han tenido en origen una sólida formación científica, en este blog he comentado algunos de los libros de Matthieu Ricard, doctorado en Biología Molecular y monje budista posteriormente. En el caso de J. Arnau tenemos a todo un licenciado en Astrofísica y posteriormente estudioso de las filosofías orientales y especialista en lenguaje sánscrito, poco antes de este libro acaba de publicar una nueva traducción del clásico Bhagavadgita. Y es curioso porque los tres pensadores tratados en este libro tuvieron una trayectoria similar... W. James pasó de la fisiología y medicina a la filosofía, y Bergson y Whitehead llegaron a la filosofía tras su paso, brillante por cierto, por las matemáticas. De forma que es fácil establecer un símil entre el autor y los tres filósofos, es un libro escrito un poco "a la contra" comentando la obra de tres filósofos que, a su peculiar manera cada uno, hicieron básicamente lo mismo. Naturalmente que esa sólida formación científica pre-filosófica no tiene porqué ser garantía de nada en terrenos filosóficos, pero en mi caso particular, que profeso una especial admiración por el método científico como herramienta de conocimiento, hace que me caigan especialmente "simpáticos", que esa obsesión por ampliar el ámbito de lo humano sin reducirlo todo a organismos, química y procesos físicos me resulte particularmente atractiva, y sobre todo, que no me voy a encontrar así de entrada con los típicos "charlatanes new age", aunque no estén exentos, como humanos, de errores.
No es este un libro fácil, aunque el autor, tal y como hacía en su "Manual de filosofía portátil", nos va a brindar otra muestra de sus habilidades como buen narrador, en ocasiones con un estilo que recuerda más a la literatura que a la filosofía académica; es cierto que es tal la cantidad de ideas y pensamientos interesantes que habrá momentos en los que haya que retroceder en el texto y volver a leer, al menos así me ha ocurrido en varias ocasiones, especialmente en el tramo final, el centrado en la filosofía, o más concretamente, metafísica de A. N. Whitehead, todo un pulso intelectual que satisfará al lector de filosofía más exigente y que requerirá probablemente varias lecturas.
En particular he disfrutado con la parte dedicada a H. Bergson, un filósofo por el que me interesé hace unos años y terminé dejando un poco de lado, más centrado en obras más sencillas, y he terminado un tanto disgustado por el hecho de que no haya nada decente publicado en castellano sobre A. N. Whitehead, posiblemente uno de los filósofos más difíciles y complejos del pasado siglo, pero que a la vez fue responsable del esfuerzo más serio, aunque fallido, de crear una nueva metafísica que pusiera en palabras de una forma sólida y "científica" la experiencia mística de unión con la totalidad... no podía terminar de otro modo el intento de estructurar y definir lo "inefable", pero ¡que esfuerzo más increíble y admirable!. William James también me ha terminado resultando interesante, quizás sea el menos "muerto" de los tres, y el que tuvo mayor continuidad, otro más de esos pensadores a apuntar.
Conclusión.
Un trabajo excelente, que trata de plasmar la vida y la obra de tres notables filósofos empeñados por encontrar una salida a la desesperanzada visión del mundo como un lugar donde la libertad es algo ilusorio y donde, o bien, somos las marionetas de una divinidad creadora, o bien, marionetas de unas todavía misteriosas leyes universales. Una reivindicación extremadamente optimista de la libertad del ser humano y de su capacidad a la hora de trascender su naturaleza, no exenta de problemas ni de contradicciones, pero quizás por eso mismo también mucho más interesante.
Queda abierta la cuestión de si realmente importa tanto una nueva filosofía de este tipo, posiblemente para mucha gente tenga peso la visión científica y mecanicista del mundo una vez abandonado el consuelo de la religión, pero también es verdad es que para la gran mayoría de las personas de este mundo, al menos de las que yo conozco, no hay otra concepción de la vida, otra filosofía y otra metafísica que la lucha con los problemas del día a día, quizás haya también un vuelco exagerado en el materialismo y consumismo como compensación de un vacío interior, pero ¿qué podría hacer la filosofía, incluso esta, al respecto?... no creo que haya filosofía alguna capaz de llenar ese vacío, todo lo contrario, el plantear más cuestiones o la verdadera naturaleza de nuestras preguntas y el inquietar casan más con su naturaleza. Por otra parte ¿hay alguna diferencia entre un universo en constante evolución que siempre irá por delante de nuestro conocimiento del mismo y otro tan complejo, aunque con unas "leyes" ya establecidas, que resulta virtualmente imposible de conocer? ... yo al menos no consigo ver una diferencia que otorgue más o menos sentido a la vida.
Quizás en unos años veamos un resurgir del concepto del universo defendido por alguno de estos filósofos ... pero de momento hay una cosa clara, en el fondo nos muestran tres ejemplos fallidos, aunque muy interesantes, y hasta cierto punto estériles. Quizás se pueda decir, al menos en el caso de Whitehead, lo mismo que alguien dijo hace años de la teoría de cuerdas en la física, que era una teoría del siglo XX que necesitaba de las matemáticas del siglo XXI... creo que con la física actual, en perpetuo cambio y con fascinantes descubrimientos a la vuelta de la esquina poca metafísica podemos necesitar, pero ¿quién sabe?, si el filósofo S. Zizek medio en broma medio en serio recomendaba a los físicos estudiar la lógica, peculiar y aparentemente ilógica, de Hegel para ampliar su perspectiva de lo admisible o racional, igual podrían hacer lo mismo con la metafísica de Whitehead ;-).
Queda abierta la cuestión de si realmente importa tanto una nueva filosofía de este tipo, posiblemente para mucha gente tenga peso la visión científica y mecanicista del mundo una vez abandonado el consuelo de la religión, pero también es verdad es que para la gran mayoría de las personas de este mundo, al menos de las que yo conozco, no hay otra concepción de la vida, otra filosofía y otra metafísica que la lucha con los problemas del día a día, quizás haya también un vuelco exagerado en el materialismo y consumismo como compensación de un vacío interior, pero ¿qué podría hacer la filosofía, incluso esta, al respecto?... no creo que haya filosofía alguna capaz de llenar ese vacío, todo lo contrario, el plantear más cuestiones o la verdadera naturaleza de nuestras preguntas y el inquietar casan más con su naturaleza. Por otra parte ¿hay alguna diferencia entre un universo en constante evolución que siempre irá por delante de nuestro conocimiento del mismo y otro tan complejo, aunque con unas "leyes" ya establecidas, que resulta virtualmente imposible de conocer? ... yo al menos no consigo ver una diferencia que otorgue más o menos sentido a la vida.
Quizás en unos años veamos un resurgir del concepto del universo defendido por alguno de estos filósofos ... pero de momento hay una cosa clara, en el fondo nos muestran tres ejemplos fallidos, aunque muy interesantes, y hasta cierto punto estériles. Quizás se pueda decir, al menos en el caso de Whitehead, lo mismo que alguien dijo hace años de la teoría de cuerdas en la física, que era una teoría del siglo XX que necesitaba de las matemáticas del siglo XXI... creo que con la física actual, en perpetuo cambio y con fascinantes descubrimientos a la vuelta de la esquina poca metafísica podemos necesitar, pero ¿quién sabe?, si el filósofo S. Zizek medio en broma medio en serio recomendaba a los físicos estudiar la lógica, peculiar y aparentemente ilógica, de Hegel para ampliar su perspectiva de lo admisible o racional, igual podrían hacer lo mismo con la metafísica de Whitehead ;-).
"Dios está en el mundo, o no está en ninguna parte. Creando continuamente en nosotros y alrededor nuestro. Este principio creativo está en todas partes, en el mundo animado y en la llamada materia inanimada, en el éter, el agua, la tierra y los corazones humanos. Y esta creación es un proceso continuo, y el proceso en sí mismo es la realidad: tan pronto como llegas inicias un nuevo viaje."
Lo mejor: Un libro excelente, muy bien escrito, sorprendente, intelectualmente muy estimulante, de los que se disfrutan y que recomiendo a todo buen amante de la filosofía. Un ensayo que nos descubre la obra de tres filósofos un tanto olvidados pero sumamente interesantes y que consigue que el lector quede con "ganas de más". No es un libro que se suelte de las manos con facilidad, aun tras haberlo acabado hace unos días sigo releyéndolo con el mismo placer, y eso no es algo que se pueda decir de todos los ensayos filosóficos.
Lo peor: El autor nos lleva de la mano desde el principio de una forma un tanto forzada, no se critica a la ciencia en sí, creo que este no es un libro "anticientífico" para nada... pero sí que se critican los excesos de la ciencia, precisamente cuando esta deja de serlo y se empeña en meterse en "arenas movedizas", pero me da la impresión de que es un poco injusto en ocasiones al despachar con tanta ligereza y subjetividad una visión del mundo llevada de antemano a la caricatura. Aunque Juan Arnau nos señala las líneas maestras de una nueva filosofía centrada en las líneas maestras de la empatía, la creatividad y la atención, una propuesta muy atractiva así de entrada, se echa en falta un mayor desarrollo de la misma, un "mojarse" más y ofrecer él mismo su propio sistema basado en estas premisas... imagino que lo habrá dejado para más adelante, de momento hay pensamientos y "señales" más que suficientes en este excepcional ensayo. Hay momentos donde su lectura no resulta nada fácil y el lector tendrá fácilmente la sensación de ir demasiado aprisa. ¿Para cuando un buen ensayo o una publicación de la obra de Whitehead en castellano? ... ya se que es difícil, por decirlo suavemente, de entender, pero Kant, Husserl, Heidegger o Hegel tampoco son fáciles precisamente :-).
No hay comentarios:
Publicar un comentario