Ficha: "Wittgenstein", colección "Aprender a pensar", RBA Editores, 156 páginas, ISBN: 978 84 473 8555 3
En general los grandes filósofos son gente bastante atípica y extraña, sin embargo incluso entre la gente que nos puede resultar "rara" hay diferentes grados, Ludwig Wittgenstein resulta inusual incluso entre el conjunto de los filósofos que han pasado a la posteridad. Nos encontramos ante un personaje original en grado sumo, sin comparación posible con ningún pensador anterior o posterior a él, un filósofo al que de haber vivido en el pasado le hubiera gustado ser, según sus palabras, el incendiario de la biblioteca de Alejandría, un filósofo que se hubiese sentido feliz de aniquilar la filosofía, tal y como se entendía antes que él, y convertirla en otra cosa... si en un post anterior dedicado a William James, a este pensador norteamericano le hubiese gustado aunar filosofía y literatura, despojando a la filosofía de toda pretensión de encontrar la Verdad, con mayúsculas, Wittgenstein quería convertir la filosofía en una ciencia terapeútica, en una disciplina completamente ajena a la búsqueda de respuestas y centrada en la crítica al pensamiento como tal.
Para Wittgenstein había algo más importante que la búsqueda de las respuestas, el análisis de las preguntas, destapar las contradicciones, las incongruencias lógicas y los absurdos que permiten "disolver" la pregunta en sí, porque una vez eliminada la pregunta por ilógica o absurda la respuesta deja de tener sentido. Una forma un tanto retorcida de buscar la verdad, pero mucho más sencilla y asequible que los hasta entonces laberintos interminables de la filosofía tradicional y la metafísica. Wittgenstein pretendía llevar un poco de cordura a la filosofía... y de paso aniquilarla en su forma tradicional.
Para Wittgenstein había algo más importante que la búsqueda de las respuestas, el análisis de las preguntas, destapar las contradicciones, las incongruencias lógicas y los absurdos que permiten "disolver" la pregunta en sí, porque una vez eliminada la pregunta por ilógica o absurda la respuesta deja de tener sentido. Una forma un tanto retorcida de buscar la verdad, pero mucho más sencilla y asequible que los hasta entonces laberintos interminables de la filosofía tradicional y la metafísica. Wittgenstein pretendía llevar un poco de cordura a la filosofía... y de paso aniquilarla en su forma tradicional.
Se compara a este filósofo austriaco en ocasiones con Sócrates, en el sentido de la importancia que le daba a la conexión íntima entre la vida personal y el pensamiento, en que para él era tan importante ser consecuente tanto con la propia vida como con las ideas, y sostener la armonía entre forma de pensar y vida a toda costa. También me recuerda en ese aspecto a Spinoza, en quien se inspiró un poco en el título de su obra más conocida el "Tractatus lógico-philosophicus", por aquel "Tratado Teológico-Político" del filósofo judío holandés.
La honestidad personal e intelectual fue siempre la piedra de toque, la base fundamental de la filosofía de L. Wittgenstein, y en esa línea fue más lejos que ninguno de los grandes filósofos del siglo XX. Aunque acusado de "banal" por algún que otro filósofo, me refiero al Sr. Bunge, y generalmente incomprendido, incluso por algunos que se declararon fervientes admiradores de su filosofía, lo cierto es que se ha ganado un lugar de honor en la historia del pensamiento filosófico del pasado siglo y sus ideas forman parte de la que se estudian, o estudiaban, en el bachillerato... aunque otra cosa es que se le entienda... recuerdo cómo comentaba un compañero de clase en el bachillerato con sorna "mi filósofo favorito es Wittgenstein, al decir aquello de "de lo que no se puede hablar lo mejor es guardar silencio" pues no se dice nada y ya está" :-). Y aunque no estoy de acuerdo con Bunge en que sea un filósofo "banal", no lo es para nada, pero sí en cambio creo que se puede "banalizar" con facilidad su pensamiento, vamos que de la misma forma que se pueden defender barbaridades defendiendo las ideas de Nietzsche o frivolizar con el pesimismo de Schopenhauer, se puede reducir el pensamiento de Wittgenstein a una simple caricatura, y es que aunque las conclusiones de su pensamiento son relativamente simples el trabajo intelectual que lleva a ellas es simplemente formidable, es como la parte oculta del hielo de un iceberg.
La honestidad personal e intelectual fue siempre la piedra de toque, la base fundamental de la filosofía de L. Wittgenstein, y en esa línea fue más lejos que ninguno de los grandes filósofos del siglo XX. Aunque acusado de "banal" por algún que otro filósofo, me refiero al Sr. Bunge, y generalmente incomprendido, incluso por algunos que se declararon fervientes admiradores de su filosofía, lo cierto es que se ha ganado un lugar de honor en la historia del pensamiento filosófico del pasado siglo y sus ideas forman parte de la que se estudian, o estudiaban, en el bachillerato... aunque otra cosa es que se le entienda... recuerdo cómo comentaba un compañero de clase en el bachillerato con sorna "mi filósofo favorito es Wittgenstein, al decir aquello de "de lo que no se puede hablar lo mejor es guardar silencio" pues no se dice nada y ya está" :-). Y aunque no estoy de acuerdo con Bunge en que sea un filósofo "banal", no lo es para nada, pero sí en cambio creo que se puede "banalizar" con facilidad su pensamiento, vamos que de la misma forma que se pueden defender barbaridades defendiendo las ideas de Nietzsche o frivolizar con el pesimismo de Schopenhauer, se puede reducir el pensamiento de Wittgenstein a una simple caricatura, y es que aunque las conclusiones de su pensamiento son relativamente simples el trabajo intelectual que lleva a ellas es simplemente formidable, es como la parte oculta del hielo de un iceberg.
Podríamos estar ante un filósofo de "medio pelo", alguien cuya filosofía quedó aparcada en la cuneta y aun así seguiríamos estando ante un ser humano fascinante, al menos en lo que a biografía se refiere. Estamos ante un filósofo que abandonó una carrera de ingeniería aeronáutica para dedicarse a la filosofía, que renunció a una cuantiosa herencia familiar que le hubiera permitido vivir desahogadamente porque lo consideraba deshonesto, que vivió en soledad durante largos periodos de tiempo en una cabaña en los bosques de Noruega para centrarse en su trabajo intelectual, que participó en la guerra de forma voluntaria pero sin empuñar un arma, trabajando como camillero en la primera guerra mundial, y como ayudante en un hospital durante la segunda... a alguien que consideraba muestra de deshonestidad no mirar cara a cara a la muerte y que se presentaba voluntario para operaciones en primera línea de fuego... en definitiva todo un personaje al que podríamos llamar de todo menos desleal consigo mismo y sus ideas... aunque alguna vez las circunstancias le forzaron a serlo hasta cierto punto, algo que pesó en su conciencia hasta el final de sus días.
Wittgenstein era un filósofo con un carácter nada fácil, excéntrico, en cuestiones intelectuales era profundo, vehemente, apasionado, de pensamiento directo y afilado como una cuchilla de afeitar, alguien extraordinariamente inteligente, un genio teniendo en cuenta la conmoción que creó en la filosofía en la época en la que le tocó vivir, que no solamente cargó contra todo lo que creía erróneo y desviado de la búsqueda de la verdad, sino que no tuvo reparos en atacar con el tiempo sus propias ideas y reinventarse a sí mismo... de ahí que se hable de "dos" Wittgenstein, aquel primero que gira en torno al mencionado trabajo que le hizo famoso y único que vio publicado en vida, "Tractatus lógico-philosophicus", y el "segundo", aquel cuya obra capital es "Investigaciones Filosóficas" donde en cierta forma se desdice de muchas de sus ideas anteriores... el primero que pone a la lógica y el análisis lógico del lenguaje en el centro, y el segundo que eleva a la gramática al rango de materia fundamental para reinventar la filosofía y entender la forma en la que pensamos y vemos el mundo.
En el coleccionable de RBA, que comento aquí, nos vamos a encontrar con un pequeño ensayo que nos acerca a la vida y obra de este peculiar filósofo, su origen en el seno de una rica familia en el decadente imperio austro-húngaro de antes de la primera guerra mundial, su acercamiento al mundo de la filosofía a través de la lógica y las matemáticas gracias a las obras de Frege y Rusell, su curioso comienzo en Cambridge apadrinado por Bertrand Rusell y sus tempestuosas relaciones con sus colegas, veremos como la diplomacia no era precisamente lo suyo, pero también como supo ganarse el respeto de aquellos que no comulgaban precisamente con sus ideas. No me cabe la menor duda, su acercamiento a la universidad inglesa y su contacto con aquel extraordinario ambiente intelectual que se vivía allí en aquellos años fue todo un golpe de suerte.
Henar Lanza González, doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, nos proporciona una introducción poco menos que ideal para adentrarnos en la figura de Wittgenstein, tratando de hacerlo lo más accesible posible. Se centrará especialmente en las dos obras capitales de sus dos etapas, el Tractatus y las Investigaciones Filosóficas, llegará al extremo de ofrecernos inclusive una pequeña guía del lenguaje lógico-simbólico utilizada en la primera de las obras. También intentará relacionar con su pensamiento algunas de las circunstancias de la época que le tocó vivir... especialmente esa obsesión suya por hacer concordar el pensamiento y los hechos observados, o lo que es lo mismo, el lenguaje y el mundo.
Aunque como introducción es una obra muy válida, tras acabar su lectura me quedé con ganas de más... de modo que me dirigí a mi biblioteca donde tengo toda una colección de libros de filosofía sin leer todavía, a ver que encontraba sobre el pensador austríaco.
Wittgenstein era un filósofo con un carácter nada fácil, excéntrico, en cuestiones intelectuales era profundo, vehemente, apasionado, de pensamiento directo y afilado como una cuchilla de afeitar, alguien extraordinariamente inteligente, un genio teniendo en cuenta la conmoción que creó en la filosofía en la época en la que le tocó vivir, que no solamente cargó contra todo lo que creía erróneo y desviado de la búsqueda de la verdad, sino que no tuvo reparos en atacar con el tiempo sus propias ideas y reinventarse a sí mismo... de ahí que se hable de "dos" Wittgenstein, aquel primero que gira en torno al mencionado trabajo que le hizo famoso y único que vio publicado en vida, "Tractatus lógico-philosophicus", y el "segundo", aquel cuya obra capital es "Investigaciones Filosóficas" donde en cierta forma se desdice de muchas de sus ideas anteriores... el primero que pone a la lógica y el análisis lógico del lenguaje en el centro, y el segundo que eleva a la gramática al rango de materia fundamental para reinventar la filosofía y entender la forma en la que pensamos y vemos el mundo.
En el coleccionable de RBA, que comento aquí, nos vamos a encontrar con un pequeño ensayo que nos acerca a la vida y obra de este peculiar filósofo, su origen en el seno de una rica familia en el decadente imperio austro-húngaro de antes de la primera guerra mundial, su acercamiento al mundo de la filosofía a través de la lógica y las matemáticas gracias a las obras de Frege y Rusell, su curioso comienzo en Cambridge apadrinado por Bertrand Rusell y sus tempestuosas relaciones con sus colegas, veremos como la diplomacia no era precisamente lo suyo, pero también como supo ganarse el respeto de aquellos que no comulgaban precisamente con sus ideas. No me cabe la menor duda, su acercamiento a la universidad inglesa y su contacto con aquel extraordinario ambiente intelectual que se vivía allí en aquellos años fue todo un golpe de suerte.
Henar Lanza González, doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, nos proporciona una introducción poco menos que ideal para adentrarnos en la figura de Wittgenstein, tratando de hacerlo lo más accesible posible. Se centrará especialmente en las dos obras capitales de sus dos etapas, el Tractatus y las Investigaciones Filosóficas, llegará al extremo de ofrecernos inclusive una pequeña guía del lenguaje lógico-simbólico utilizada en la primera de las obras. También intentará relacionar con su pensamiento algunas de las circunstancias de la época que le tocó vivir... especialmente esa obsesión suya por hacer concordar el pensamiento y los hechos observados, o lo que es lo mismo, el lenguaje y el mundo.
Aunque como introducción es una obra muy válida, tras acabar su lectura me quedé con ganas de más... de modo que me dirigí a mi biblioteca donde tengo toda una colección de libros de filosofía sin leer todavía, a ver que encontraba sobre el pensador austríaco.
Ficha: "Wittgenstein I", colección "Grandes pensadores", editorial Gredos, 347 páginas, ISBN: 978 84 473 7867 8
Durmiendo el sueño de los justos se encontraba este libro en mi biblioteca desde hace ya casi dos años, como en cada tomo centrado en algunos de los más grandes filósofos que constituye esta colección me encontré con un "estudio introductorio", un pequeño ensayo de unas 122 páginas firmado por otro Doctor en Filosofía, Isidoro Reguera Pérez, cuya tesis doctoral versó precisamente sobre Wittgenstein... y se nota.
Aun sin quitarle mérito alguno al ensayo de Henar Lanza, que me parece perfecto para un primer acercamiento a la figura del filósofo vienés, tengo que reconocer que el de Isidoro "juega en otra liga", ambos son muy diferentes y aunque es inevitable alguna que otra coincidencia aquí y allá, está claro que Isidoro nos ofrece un trabajo de un mayor calado, ya no enfocado a un neófito sino a alguien interesado especialmente en Wittgenstein. Abundarán en él las pinceladas biográficas, mucho más acertadas creo yo y desde luego bastante afiladas, muy bien escogidas... pero sobre todo es el comentario a su filosofía, las críticas a la misma, los comentarios a las críticas sobre la misma y a su significado en el ámbito filosófico lo que ocupan la mayor parte del ensayo. Un trabajo que imagino recogerá material de un ensayo que tiene publicado desde 2002 en la editorial Edaf, quizás este de Gredos sea precisamente aquel... no lo se pero estoy seguro que poco se ha quedado en el tintero a la hora de realizar este estudio introductorio, el mejor que hasta ahora he leído sobre ningún filósofo... la verdad es que me ha encantado.
La forma en que presenta su filosofía, ese intento de ahondar todo lo posible en la misma, de enfocarla desde diferentes ángulos... presentando oportunamente las críticas y las opiniones de otros pensadores, ha sido una lectura magistral, estimulante y absorbente que ha conseguido atraparme completamente y conseguir "picarme" con la filosofía y figura de este pensador, que no era ni mucho menos uno de mis favoritos hasta ahora.
"Un marco simplemente teórico no legitima nuestras prácticas ni nuestros pensamientos, nuestra vida ni nuestro pensar, que siempre se entienden mejor desde dentro, unidos, en su irrenunciable dialéctica. La teoría es un exceso del lenguaje, enmarca las cosas en un horizonte tan exangüe como pretencioso, si no es vida es mendaz, dice lo que hay que decir en cada caso, a conveniencia, o es ebriedad logorreica, palabras que salen a borbotones de nada y que a borbotones van a nada. No tiene nada que ver con la verdad, es decir, con la veracidad. ¿Qué otra verdad hay? ¿Cuáles pueden ser el origen y la finalidad de las palabras sino la decencia de vida y pensar unidos? ¿hay algún otro fundamento que la corrección y acuerdo humanos? ¿en qué consisten, pues, la verdad de las cosas y el significado de las palabras? Si no se fundan en un pensar y una vida honrados, acordes en su decencia, con su forma de vida, son mera retórica en el aire, castillos de naipes."
Una vez leído ambos ensayos y plénamente advertido por lo tanto de lo que me iba a encontrar... es más, pensando incluso que tras el ensayo de Isidoro la filosofía de Wittgenstein se iba a asemejar a esas alturas a un limón exprimido me enfrenté a la lectura de su primera gran obra.
Tractatus logico-philosophicus.
Veinte mil y pico palabras en el original en alemán, seis capítulos subdivididos en un sinfín de aforismos y fragmentos perfectamente numerados y estructurados... la obra de Gredos además proporciona el texto original en alemán, por si algún lector experto conocedor del lenguaje de Goethe se aventura a leerla directamente. Es una obra que combina la dureza de una piedra con algunos momentos verdaderamente bellos, imposible sacarle demasiado partido si no se embarca uno antes en lecturas previas que nos allanen el camino... Wittgenstein no escribía para el gran público, de hecho abominaba de las obras de divulgación, tanta desconsideración hacia el futuro lector tenía que hay partes que de ninguna forma podremos intentar siquiera en intentar comprender sin las notas al pie, el "Tractatus" viene acompañado de una introducción que en su día escribió Bertrand Rusell y que fue rechazado por el Wittgenstein, que siempre se quejaba de no haber sido "entendido"... posiblemente disfrutaba con ese hecho habida cuenta el poco esfuerzo que dedicó a la explicación de su primera obra, al menos por escrito. Esa forma suya de intentar exprimir el pensamiento lo más posible, de decir mucho y de mucho alcance con pocas palabras... le tenían que convertir en un filósofo "duro de pelar" por narices. Confieso que hay partes en las que aunque he puesto buena voluntad he terminado "sobrevolando"... que uno es masoca pero no tanto :-). Afortunadamente los ensayos leídos, todavía frescos en mi memoria, y el hecho de que no siempre se centra en la lógica pura y dura con su colección de símbolos y frases lapidarias, sino que trata de sacar conclusiones que deriven de la misma a la filosofía hacen que su lectura no haya sido una pérdida de tiempo.
De hecho una de las equivocaciones más comunes entre aquellos que leyeron este primer trabajo fue el pensar que de todo aquello de lo que Wittgenstein afirmaba que "era mejor callar", puesto que se hallaba fuera de la lógica, del lenguaje y por tanto del mundo, podía ser menospreciado y que solo valoraba aquello de lo que hablaban las ciencias naturales... es decir del mundo, vamos de aquello de lo que verdaderamente se podía hablar según sus propias palabras... y no era así, Wittgenstein sin ser él mismo un místico se acercó más a la mística seguramente que ningún otro filósofo, eran precisamente estas cuestiones sobre las que nada había que decir y era mejor callar aquellas que él más apreciaba y consideraba las verdaderamente importantes.
"4.002 El hombre posee la capacidad de construir lenguajes en los que cualquier sentido resulte expresable, sin tener la menor idea de cómo y qué significa cada palabra. Al igual que se habla sin saber como se producen los diferentes sonidos. Lenguaje ordinario es una parte del organismo humano y no menos complicado que este. Es humanamente imposible extraer de él inmediatamente la lógica del lenguaje. El lenguaje disfraza el pensamiento. Y de un modo tal, en efecto, que de la forma externa del ropaje no puede deducirse la forma del pensamiento disfrazado; porque la forma externa del ropaje está construída de cara a objetivos totalmente distintos que el de permitir reconocer la forma del cuerpo. Las convenciones tácitas para la comprensión del lenguaje ordinario son enórmemente complicadas.
4.003 La mayor parte de las proposiciones e interrogantes que e han escrito sobre cuestiones filosóficas no son falsas, sino absurdas. De ahí que no podamos dar respuesta en absoluto a interrogantes de este tipo, sino solo constatar su condición de absurdos. La mayor parte de los interrogantes y proposiciones de los filósofos estriban en nuestra falta de comprensión de nuestra lógica lingüistica (son del tipo del interrogante acerca de si lo bueno es más o bueno idéntico que lo bello)."
Dejo aquí mi comentario sobre estos dos ensayos y la primera gran obra de Wittgenstein, apunto para más adelante la lectura de su excelente "Investigaciones Filosóficas", una obra centrada en el lenguaje y la gramática y desde luego no menos profunda que el Tractatus y bastante más asequible... y también dejo apuntado en esa lista de "imprescindibles" para buscar y leer a la biografía que Ray Monk escribió sobre el filósofo, toda una obra de referencia elogiada por Isidoro Reguera, lo cual la convierte en una lectura que hay que tener en cuenta.
Lo mejor: Dos ensayos recomendables, uno más sencillo y muy apropiado como estudio inicial, otro de mucha mayor profundidad, ideal para todo aquel que se aproxime con seriedad a la obra y la vida de este singular filósofo.
Lo peor: Te tiene que gustar mucho la filosofía... Wittgenstein como personaje es fascinante, pero reconozco que no es el filósofo más fácil ni más popular para entrar de su mano en la filosofía. Si encima crees que la lógica matemática es un batiburrillo incomprensible... mejor ni acercarse a este primer trabajo de este pensador y emprender otras lecturas más fáciles, hay algunas pepitas de oro en su pensamiento, pero también mucha "paja", seguramente demasiada, destinada solo a las mandíbulas más fuertes.
Wittgenstein es un "mostro", que decía mi abuela. Su vida es, como dices, fascinante. Y coherente, justo porque no cometía las incoherencias de los demás. Su filosofía está muy discutida hoy porque ya no existe el imperio de los filósofos analíticos, pero la importancia de la filosofía no es exactamente su verdad, sino su influencia, y Wittenstein ha cambiado la historia de la filosofía dos veces, una de ellas después de muerto. Confieso que no es el que más me interesa, aunque sí me fascina. Tengo el "Tractatus", claro, y lo leí a su debido tiempo con enorme dificultad. Creo que Wittegenstein quiere decir lo que no puede decirse, que hay en su texto nostalgia de lo que él llama "lo místico", eso me interesa muchísimo, no tanto su obsesión por un lenguaje perfecto de base matemática.
ResponderEliminarPara despedirme, un placer encontrar una reseña así en medio de la banalidad bloguera.