sábado, 15 de septiembre de 2012

A la espera de Dios

"Un ateo puede ser alguien cuya fe y amor están concentradas en uno de los aspectos impersonales de Dios".


Ficha: A la espera de Dios, Simone Weil, editorial Trotta, 155 páginas, ISBN: 84-87699-60-X

Supe de la existencia de esta filósofa y mística francesa a través de unos comentarios y fragmentos seleccionados de su obra presentes en "Pequeño tratado de las grandes vitrudes" de Compte-Sponville, ya comentado en este blog. Eran todos referidos al tema de Dios y me llamaron la atención por su elegancia y su profundidad. Decidí pues intrigado investigar un poco sobre la vida y la obra de esta singular mujer.

No es dificil encontrar información sobre ella, Internet rebosa de páginas donde se hacen comentarios sobre sus libros y su vida. Es más, hay un interés creciente por su obra tal y como lo atestiguan las publicaciones que han ido apareciendo en estos últimos años. Todavía queda mucho por publicar en castellano ya que la mayor parte de su obra está todavía inédita. Una obra que como atestigua un artículo sobre Simone Weil que leí hace poco en el último número de la revista "Filosofía Hoy" ocuparía unos 17 volúmenes, y ello a pesar de su prematura muerte a los 34 años víctima de una tuberculosis agravada por su terca negativa a comer suficientemente para "solidarizarse" con sus compatriotas de la zona ocupada... fue una verdadera tragedia y una gran pérdida para las letras francesas y para la filosofía europea, "desde Marx el pensamiento político y social no había producido en Occidente nada más penetrante y profético", llegó a escribir Camus.



Simone Weil nació en París en 1.909, fue hija de una familia burguesa de origen judío. Recibió una esmerada educación exenta de todo elemento religioso tanto por el sistema educativo laico en el estudió como por la voluntad expresa de su familia. Tuvo un hermano, André, extremadamente inteligente que sería uno de los matemáticos más importantes del siglo XX, Simone no se quedaba muy atrás, aunque ella no debía pensar lo mismo y ya a la edad de catorce años sufriría una grave crisis seguramente por la constante comparación con el genio de André. A los 19 años entró a la universidad, Escuela Normal Superior, y salió de allí a los 22 convertida en catedrática de filosofía con plaza en el instituto de Le Puy. Simone de Beauvoir fue una de sus compañeras de estudios, años más tarde comentaría la anécdota sobre ella, "una gran hambruna acababa de asolar China. Me contaron que cuando lo supo se puso a llorar. Esas lágrimas motivaron mi respeto, mucho más que sus dotes como filósofa. Yo envidiaba un corazón capaz de latir a través del universo entero".

Ya en aquel entonces empieza a implicarse en movimientos sindicalistas, reparte su paga con los obreros en paro, participa en sus manifestaciones, pasa sus ratos de ocio con ellos... algo escandaloso para la época, la prensa de derechas llega a apodarle "la virgen roja". Sus convicciones personales la llevan a dejar momentáneamente la enseñanza y buscar trabajo en factorías y fábricas. Desea conocer la realidad obrera desde dentro, no quiere ser alguien que solo escribe y que ve "los toros desde la barrera", pasa por varias fábricas hasta que encuentra trabajo en la factoría de Renault en París donde trabajará durante un año como peón fresador. Fruto de aquella experiencia que la marcó para toda la vida escribiría "La condición obrera". Aquello pudo con ella, nunca tuvo buena salud y era de constitución menuda y frágil... no pudo soportar lo agotador del trabajo y el trato vejatorio y humillante... nunca se recuperaría completamente, "su alma fue como aplastada por aquella conciencia de la desgracia que la marcó para toda la vida" escribió uno de sus biógrafos posteriormente, "en la fábrica, confundida a los ojos de todos, incluso a mis propios ojos, con la masa anónima, la desdicha de los otros entró en mi carne y en mi alma", llegó a escribir más tarde.

Volvió a la enseñanza,  realiza un viaje con su familia a Portugal donde queda impresionada ante una ceremonia religiosa en un pueblecito costero... tras haber vivido siempre en un agnosticismo militante, llega a romper una amistad con un chico porque este se convierte al catolicismo,  la experiencia religiosa empieza a filtrarse poco a poco en ella... aún faltaba otra experiencia capital. En 1.936 estalla la guerra civil española y Simone como participante en un sindicato anarquista marcha a la España republicana como voluntaria, allí formará parte durante un breve periodo de tiempo de la columna de Durruti en su ofensiva sobre Aragón. Estuvo implicada en una operación militar aunque por lo visto no llegó a pegar ni un tiro... por pura torpeza tropezó con una sartén de aceite hirviendo y sufrió graves quemaduras en una pierna, otras fuentes dicen que metió diréctamente un pie en una sartén... el caso es que su aventura española duró bien poco y fue repatriada a Francia. No obstante vió allí lo suficiente como para escribir más tarde "el sentimiento de que, cuando las autoridades temporales y espirituales han puesto una categoría de seres humanos fuera de aquellos cuya vida tiene un precio, no hay nada más natural para el hombre que matar".

Al año siguiente viaja a Italia, pasa una temporada en Asis, al año siguiente visita el pueblo de Solesmes donde durante la semana santa tendrá una experiencia mística, mezclada con sus habituales jaquecas... deja definitivamente la enseñanza y a partir de ese momento su pensamiento se tornará casi exclusivamente religioso, se convierte en una fervorosa católica, aunque no oficialmente porque siempre renunció voluntariamente al bautismo por motivos personales, renegaba de la figura de la excomunión y además no quería bajo ningún concepto sentirse apartada de aquellos que estaban fuera de la Iglesia "de dos hombres sin experiencia de Dios, aquel que le niega es quizás el que está más cerca de él", "yo no soy católica, aunque nada católico, nada cristiano me haya parecido nunca ajeno. A veces me he dicho que si se fijara a las puertas de las iglesias un cartel diciendo que se prohíbe la entrada a cualquiera que disfrute de una renta superior a tal o cual suma, poco elevada, yo me convertiría inmediatamente".

Tras declararse la Segunda Guerra Mundial tiene que exiliarse con su familia a Marsella, allí escribe sin cesar y mantuvo una correspondencia con varios amigos entre los que se encontraba el sacerdote dominico J. M. Perrin, algunos de los escritos de ese periodo junto con las cartas formarían el libro aquí comentado "A la espera de Dios". En 1.942 fue detenida acusada de simpatizar con la resistencia, la amenazaron con ir a la cárcel... posibilidad que a Simone le agradó particularmente, siempre quiso ingresar en una voluntariamente, y así se lo comunicó al juez... que inmediatamente la dejó en libertad tomándola por loca. Junto con su familia marchó a Nueva York, vía Casablanca... allí estuvo varios meses, una espera que se le hizo interminable ya que nada la unía a aquel país salvo una creciente amistad que tuvo con la comunidad negra de Harlem con la que simpatizó de inmediato, nada extraño. Finalmente llegó a Londres donde entabló contactos con los exiliados franceses y la Resistencia, quiso pertenecer a ese movimiento y realizar una misión dejándose caer en paracaidas en la Francia ocupada, pero por lo visto le denegaron la solicitud.  Aquejada de una mala salud crónica y sometida voluntariamente a privaciones, deseaba comer lo mismo que lo que le decían que comían los francesese de la zona ocupada, enfermó finalmente de tuberculosos y murió... el médico forense dejó bien claro en su informe que ella misma se había procurado la muerte por ese motivo.

La vida de Simone es pues el relato de sus fracasos, como profesora, como sindicalista, como obrera, como soldado, como miembro de la resistencia, posiblemente también como religiosa... su vida es un continuo descalabro, sin embargo dejó tras de sí una obra filosófica de primera categoría y lo que es más importante, a diferencia de tantos pensadores en el caso de Simone su vida y su obra van cogidas de la mano, no hay diferencia entre la persona real y la filósofa, como persona poseía una integridad que rayaba en ocasiones con la temeridad, la misma sinceridad y honestidad se encuentra en su obra.

Esta que aquí me ocupa, "A la espera de Dios" es una de sus obras menores, una colección de cartas que le dirigió al sacerdote J.M. Perrin desde enero a mayo de 1.942. Aparte de las cartas hay una serie de ensayos escritos durante su estancia en Marsella, forman parte por lo tanto de sus últimos escritos, hacía varios años ya que la temática religiosa ocupaba toda su obra. Son escritos posteriores a aquellas revelaciones místicas de 1.938 que cambiaron su vida para siempre... de ahí que el tema de Dios, Cristo, la Iglesia y sus sacramentos estén omnipresentes. En las cartas que mantuvo con el sacerdote el tema siempre es el mismo... el religioso la instaba a que se uniera al catolicismo y se bautizara, algo a lo que Simone se negaba. 

Son cartas donde siempre se repite la misma temática, agradece efusivamente la amistad del sacerdote a la vez que le explica extensamente y de muchas maneras distintas el por qué de su negativa. Cartas donde hace gala de su estilo como escritora, un estilo pulcro, cuidado, elegante y repleto de esa humanidad y sensibilidad exquisita que siempre atesoró en grandes cantidades.

"Creo que la voluntad de Dios no es que yo entre en este momento en la Iglesia. Pues, como ya le dije antes, y sigue siendo verdad, la inhibición que me retiene no se deja sentir con menos fuerza en los momentos de atención, de amor y de oración que en los restantes. Y ,no obstante, he experimentado una gran alegría oyéndole decir que mis pensamientos, tal como se los he expuesto, no son incompatibles con la pertenencia a la Iglesia y que, por consiguiente, no le soy extraña en espíritu"

En las cartas hace mención a episodios de su vida, especialmente a sus experiencias místicas... que dan pie a expresar sus ideas sobre la Iglesia, la fe, el amor a Dios... etc etc, ideas no exentas de críticas.
"Pero a mis ojos el cristianismo es católico de derecho, no de hecho. Tantas cosas están fuera de él, tantas cosas que Dios ama, puesto que de lo contrario no tendrían existencia... "

En definitiva y a pesar de todas sus justificaciones no puedo dejar de pensar que la Simone de aquellos tiempos era un ser lleno de dudas y atormentado, su obstinación por dotar a su vida de sentido como fuese, su pertenencia y a la vez no pertenencia al catolicismo, y la sensación de que había desperdiciado su vida en vano flotan a través de esas cartas, en ellas expone con abrumadora sinceridad todas sus zozobras interiores... no hay duda de que se trataba de un ser verdaderamente singular.

Como colofón a las mismas en el libro se añaden varios ensayos, el primero lleva el estrambótico título de "Reflexiones sobre el buen uso de los estudios escolares como medio de cultivar el amor a Dios". Un texto realmente centrado en el tema de la atención, todo un ensayo no solamente sobre los estudios sino también sobre como usar la atención como preparación para la oración y como requisito indispensable para la misma... cualquier practicante y maestro budista lo firmaría sin dudarlo.

A continuación el libro incluye un ensayo titulado "El amor a Dios y la desdicha" ... toda una declaración de intenciones, pues nunca eludió el sufrimiento en su vida, en él presenta el sufrimiento humano como una puerta de entrada a la unión con Dios... de nuevo encontramos no solamente una espiritualidad cristiana sino un poderoso ejercicio de espiritualidad universal, pese a su lenguaje pío y sus múltiples referencias a Cristo, un ejercicio que podría pertenecer a cualquier tradición religiosa por su profundidad.

"La alegría y el dolor son dones igualmente preciosos, que deben ser íntegramente saboreados, tanto uno como otro, cada uno en su pureza, sin tratar de mezclarlos. Por la alegría, la belleza del mundo penetra en nuestra alma. Por el dolor entra en el cuerpo. Solo con la alegría no podríamos ser amigos de Dios, como no se puede llegar a ser capitán con el solo estudio de manuales de navegación".

El ensayo más bello y extenso de todos los incluidos en el libro es el titulado "Formas del amor implícito a Dios", Simone habla de tres formas, el amor al prójimo, a la belleza del mundo y a la religión. Estos tres apartados son interesantes... pero me quedo personalmente con el reservado al dedicado a la belleza del mundo:

"Así como Dios, estando fuera del universo, es al mismo tiempo su centro, así también el hombre se sitúa de forma imaginaria en el centro del mundo. La ilusión de la perspectiva le sitúa en el centro del espacio; una ilusión semejante falsea en él el sentido del tiempo; otra ilusión del mismo tipo dispone a su alrededor toda la jerarquía de valores. Esta ilusión se extiende incluso al sentimiento de la existencia, a causa de la íntima unión que en nosotros hay entre el sentimiento de valor y el sentimiento de ser; el ser nos parece cada vez menos denso a medida que se aleja de nosotros."

Finaliza el libro con un ensayo sobre el significado del Padrenuestro, una versión "personal" de Weil, y otro sobre el simbolismo del episodio bíblico de Noé y su borrachera... lo que da pie a hipótesis y elucubraciones de Simone sobre el orígen y la historia de los pueblos del Mediterraneo, donde demuestra su gran erudición sobre la historia antigua... sin duda lo más prescindible del libro.

Lo mejor: Simone era una escritora privilegiada, poseía una mente aguda y un carácter apasionado y sincero que rebosaba sentimientos nobles por doquier, una "santa" si es que tal término puede ser aplicado a alguien que nunca perteneció "de facto" al cristianismo, alguien con una enorme sensibilidad y compasión por el género humano, cualidades que era capaz de volcar en sus escritos. Una escritora poco conocida del gran público y que seguramente será más y más leida con el transcurso de los años, posee cualidades más que sobradas para ello... independientemente de que se compartan o no sus creencias e ideas políticas, cuando se la lee uno percibe un cálido sentimiento de hermandad con toda la humanidad, y eso la sitúa muy por encima de cualquier idea o credo, es de ese tipo de escritores que parecen hablar para todo el mundo.

Lo peor: A veces es dificil de seguir, su estilo es elegante pero a la vez profundo y pletórico de ideas, no es una lectura de evasión... aunque confieso que salvo cuando se enreda en retóricas posee una hipnótica belleza. Tanta piedad llega a empalagar un poco... seguramente no sea esta la obra más idónea para iniciarse en su lectura.


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