Ficha: "Microcosmos", Lynn Margulis y Dorion Sagan, Tusquets Editores, 316 páginas, ISBN: 978 84 8383 455 8
Un día de estos debería montar otro blog sobre libros, uno que estuviera dedicado a mis lecturas fallidas, a los libros inconclusos, y también porqué no a mis libros no leídos y que reposan pacientemente en mis estanterías durante años. Este mes ha sido prólijo en lecturas, pero en lecturas dispersas, dejadas a medio... de ahí la inusual escasez de artículos poco o nada relacionada con mi habitual actividad lectora. Sería interesante... pero por desgracia tales comentarios no tienen cabida aquí si soy consecuente con el espíritu de este blog.
De modo que en el espacio de veinte días solamente puedo comentar la lectura, completa eso sí, de un solo libro en vez de los dos o tres habituales. Sin embargo y a modo de compensación tengo que decir que no es un libro del montón, creo que ninguno de los comentados aquí lo es, pero este en especial me ha sorprendido gratamente, desconocía su existencia hasta que hace poco me encontré con él en mis habituales inspecciones a las estanterías de una librería. Con algunos libros me pasa que los suelo revisar varias veces antes de decidirme a tomarlos prestados de la biblioteca, o bien y de forma más dolorosa para mi bolsillo, simplemente adquirirlos... "Microcosmos" fue un caso de flechazo instantáneo, solo tuve que hojearlo ligeramente para decidir no solamente llevármelo a casa sino ponerlo en primer lugar en el siempre nutrido y creciente grupo de lecturas pendientes.
Se trata en este caso de un trabajo de colaboración, no demasiado habitual, entre un científico de categoría mundial, la bióloga e investigadora Lynn Margulis, y un escritor especializado en obras de divulgación científica, Dorion Sagan. Ambos madre e hijo, nacido del primer matrimonio de esta con el archifamoso Carl Sagan, del que precisamente tengo una obra más que recomendable comentada en este blog "El mundo y sus demonios", unieron sus fuerzas en este trabajo publicado en el ya lejano año de 1.986. Un trabajo polémico y provocador que expone algunas teorías que en su momento no fueron totalmente aceptadas por la ciencia, aunque hoy en día ya la ciencia asume como cierta la teoría de la simbiosis celular esgrimida por Lynn, y donde no solamente se exponen conocimientos y hechos más o menos corroborados por la ciencia, sino que también se trata de ir más allá y meterse en los significados filosóficos que tales hechos sugieren... un terreno ya más subjetivo y resbaladizo, pero precisamente por ello mucho más interesante.
La idea central del libro es bien simple, toda la vida multicelular que puebla el planeta, seres humanos incluidos, no es otra cosa que una comunidad bacteriana, un conglomerado de vida unicelular que ha evolucionado no solamente a base de la competencia del más apto y la constante mutación genética, tal y como apunta principalmente la teoría de la evolución y su moderna revisión en clave genética, sino con la idea de la cooperación simbiótica como motor principal.
El mundo microscópico suele ser ignorado sistemáticamente, cuando en la escuela e instituto se estudia biología se estudia naturalmente lo que es una célula, tipos de células, sus partes, su funcionamiento, metabolismo y reproducción... para pasar enseguida al mundo pluricelular, se estudia la evolución, las distintas clases y órdenes de animales y vegetales, los ecosistemas... para terminar estudiando al ser humano. Hay como una progresión que nos lleva desde la célula procariota al ser humano que pretende formar como una especie de pirámide, desde la expresión de vida más simple, a la más compleja representada por el ser humano y su complejísimo cerebro al que se pone en lo más alto de la evolución... una idea que no deja de ser rebatida y atacada en el libro de principio a fin. No somos más que comunidades ambulantes de células simbióticas, cada célula nucleada posee en su interior vestigios de una pretérita asimilación que fue la responsable del éxito de las células procariotas, o sea células con núcleo, y la posterior colaboración celular a un nivel mayor que constituyen los organismos multicelulares.
Toda esa base microbiana, de bacterias y células con núcleo, sigue no solamente viva... sino que es esencial, no hay una sola especie animal en el planeta, nosotros incluidos, que sea imprescindible para la vida, el ser humano podría desaparecer mañana mismo y la vida continuaría, continuaría con todo su esplendor, continuarían los mecanismos evolutivos, nada indicaría a un hipotético observador desde el espacio exterior que ha ocurrido extinción alguna en nuestro planeta... sin embargo el mero análisis de la atmósfera terrestre sí en cambio indicaría que existe una anomalía química, que algo hay imposible en este planeta, algo que la mera ciencia de la química no puede responder por sí misma, ... el 21% de contenido de oxígeno en nuestra atmósfera es producto de la actividad microbiana, la vida ha cambiado el entorno físico. De niño en la escuela, y posteriormente en distintas lecturas, se me indicaba que la vida se adapta al entorno, que las especies con mejor capacidad adaptativa son las que sobreviven... una verdad a medias, porque si entendemos la palabra vida en toda su magnitud, no solamente la "vida" que podemos percibir con nuestros sentidos sin ayuda de un microscopio, la realidad nos indica que no solamente las especies se adaptan, sino que modifican su entorno... y lo llevan haciendo desde hace más de tres mil millones de años.
No puedo dejar de pensar en la similitud entre una observación actual
desde el espacio y una hipotética observación de la superficie de la
tierra hace tres mil millones de años, en el tiempo en que la única
expresión de la vida era, que nosotros sepamos, la existencia de las
bacterias, una tierra aparentemente yerma, una atmósfera irrespirable si la comparamos con la actual, una actividad geológica inusual, volcanes, vientos huracanados, tormentas, un sol implacable que barría la superficie bombardeándola con rayos ultravioleta que llegaban sin filtro alguno... y unas manchitas verdes y pardas en las orillas del mar, burbujas aquí y allá, barro verdoso y un limo multicolor... la vida en una constante ecervescencia, aparentemente humilde e insignificante, pero con un potencial verdaderamente colosal. Nunca hemos efectuado un salto más grande y misterioso en la evolución desde la pura materia física inanimada a esas simples bacterias, y tras el cruce de ese vertiginoso abismo nunca tampoco hemos dado un salto tan grande como el que supone la diferencia entre una sencilla bacteria procariota y una célula nucleada en cuyo interior hay cientos, o miles, de unos orgánulos llamados mitocondrias y que según la principal autora de este libro, no son más que vestigios de una vida unicelular independiente que terminó siendo asimilada... sin las mitocondrias presentes en cada célula eucariota no podríamos respirar el oxígeno del aire... casi nada.
Es evidente que hablar de microorganismos se asemeja un poco a hablar en filosofía del mundo de las ideas, o de la metafísica, es un mundo que escapa a nuestra visión, la vida nos rodea por doquier pero solo percibimos habitualmente aquella que nuestros sentidos pueden captar... árboles y plantas, animales e insectos, peces... y a nosotros mismos. Sin embargo olvidamos que a una escala más íntima no somos más que conglomerados celulares, que incluso en el interior de nuestras células existe lo que podríamos llamar una comunidad simbiótica, que las conexiones entre nuestras neuronas no son probablemente más que orgánulos tubulares procedentes de un antiguo mecanismo que servía y sirve para intercambiar material genético entre bacterias, en definitiva que la vida multicelular a cierto nivel no ha inventado absolutamente nada que no esté ya presente en el mundo de los micoorganismos independientes... y que podría ocurrir mañana mismo un cataclismo que dejase pequeño el que terminó con los dinosaurios y que la vida continuaría... y que probablemente la evolución podría volver a desembocar en la existencia de otra especie inteligente en la Tierra ¿por qué no?, no somos tal y como pretendemos la culminación de nada sino muy probablemente uno más de los millones y millones de callejones sin salida creados en la historia de la evolución, con sus inicios, su desarrollo, expansión, decadencia y muerte... que suele sobrevenir precisamente, tal y como indican los fósiles y los cultivos bacterianos, en un momento inmediatamente posterior a su máxima gloria...
De una forma provocadora, quizás en exceso reduccionista, quizás demasiado centrada en ese mundo que conoce tan bien, Lynn y Dorion insisten en lo mismo, atacar al antropocentrismo en su misma base, tratar de cuestionar nuestra supremacía como especie, devolvernos a nuestro sitio, a nuestra necesidad y dependencia de los microorganismos, a encarar la realidad de que que ningún producto del trabajo humano se acerca ni de lejos a lo que llevan haciendo los microorganismos desde hace miles de millones de años. Incluso ofrecen la perspectiva inusual, y también irónica y divertida, de que nuestra exploración y expansión por el espacio no es otra cosa más que la expansión de las células microbianas originales de nuestro mundo... si el ser humano no es más que una comunidad simbiótica de bacterias y células, si forma parte de la vida y la misma en esencia no es más que eso... incluso en la forma de herramientas, computadoras y robots que dependen de nosotros es en definitiva una curiosa forma de verlo.
Capítulo a capítulo se muestra lo que hoy, o más bien en 1.986 con alguna revisión posterior a comienzos de los noventa, se sabía acerca de la evolución de la vida... iteracción entre moléculas para la creación de las proteínas, el ADN y ARN, vesículas de lípidos que en un primer momento sirvieron de primitiva membrana a las protocélulas... un viaje alucinante y por desgracia pleno de conjeturas ya que estamos todavía lejos de sintetizar la vida en un laboratorio, algo que Lynn sostenía que ocurriría en las siguientes décadas, no ha sido así, aunque se hayan dado pasos de gigante en esa dirección. De la existencia de las primeras células simples el libro pasa a relatar los avatares que fueron sufriendo... como transformaron la atmósfera, como sufrieron un terrible cataclismo debido al envenenamiento de la atmósfera con el oxígeno producto de su metabolismo y como unas pocas consiguieron adaptarse al cambio, como organismos tan simples se adaptaron y dieron con la respuesta a problemas colosales que empequeñecen cualquier cosa que hoy día podamos hacer en física o química... no olvidemos que en la historia de la evolución el 90% del tiempo solo podemos hablar de microorganismos y que toda vida pluricelular, desde un simple gusano microscópico hasta una ballena azul o un ser humano, es una relativamente recién llegada a la historia geológica de la Tierra.
Hoy la ciencia trata de desentrañar los misterios del átomo, con potentes telescópios y computadoras los científicos tratan de escudriñar los orígenes del Universo, conseguir una explicación factible de la expansión del big-bang, especular con la existencia o no de los agujeros negros, la materia y energías oscuras... llevamos ingenios mecánicos a Marte y mucho más lejos aún, y todavía no podemos explicar completamente, ni mucho menos reproducir en un laboratorio los pasos que llevaron a la formación de la célula más primitiva. Quien tenga la curiosidad por rastrear el enlace que he puesto más arriba al artículo que la Wikipedia dedica a la Dra. Margulis podrá constatar que las teorías de la misma sobre la evolución de la vida distan mucho de ser completamente aceptadas, por mucho que algunas de sus conclusiones hayan sido corroboradas por experimentos posteriores. Su teoría de la simbiogenésis se da de tortas en algunos aspectos con la moderna teoría de la evolución, la neodarwiniana, aceptada actualmente como teoría oficial y que engloba no solamente la evolución "tradicional" sino también la genética. En mi humilde opinión de neófito en estos temas creo que incluso aunque la simbiogenésis sea falsa en algunos postulados no por ello deja de arrojar ideas interesantes que solamente el tiempo dirá si son ciertas o falsas, pero lo que si es cierto de forma indudable es que en el plano filosófico suponen un cambio radical de ver las cosas, la concepción de la vida no como una competición entre organismos, no como una lucha y un inento de adaptación al medio, sino como una cooperación contínua entre organismos y especies junto con una modificación del entorno... ya se que suena demasiado "bonito" pero posiblemente sea más real de lo que imaginamos, estoy seguro que la poderosa intuición y la genialidad de Lynn Margulis y su legado acompañarán durante mucho tiempo a la biología.
Lo mejor: Un recorrido fascinante por la historia de la vida en la Tierra tomando como eje de la misma las células y bacterias, una visión diferente y un conjunto de teorías de profunda significación filosófica, todo un banquete para el lector no solamente ávido de conocimientos sobre ciencia sino tambien sobre las visiones sobre la vida y el ser humano derivadas de los mismos. En algunos momentos me dieron ganas de irme a una tienda a comprarme un microscópio, de pensar que en otra vida futura me gustaría ser biólogo centrado en la investigación celular... en definitiva una verdadera joya de la divulgación científica que nadie debería perderse, ofrecida además a un precio muy asequible.
Lo peor: El libro tiene sus altibajos, hay capítulos donde se satura demasiado al lector con hechos, datos y teorías dando vueltas sobre lo mismo; no siempre la lectura es fluída, me da la impresión de que la colaboración madre-hijo, o más bien, científico y escritor de la ciencia, no funcionó como debiera... Hay partes como la dedicada a la evolución de la especie humana francamente aburridas y desechables en mi opinión. En ocasiones los autores se dejan llevar demasiado por el entusiasmo y lanzan al aire afirmaciones verdaderamente ridículas, su visión no deja de pecar de reduccionismo de principio a fin por mucho que pretendan dotar al trabajo de una visión global y universal sobre el fenómeno de la vida. La sensación final que tengo es que con tan formidable material los autores podían haberlo hecho mucho mejor, ello no obstante no resta un ápice al interés por esta obra, pero estoy seguro que hay libros posteriores sobre el tema que son mucho más recomendables.
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