"El Eros no ha de confundirse con el deseo (epithymia). Es superior no solo al deseo, sino también al Thymos (valor). Lo incita a producir bellas acciones. El Thymos es el lugar donde puede existir contacto entre el Eros y la política. Pero la política actual, que además carece de valentía se desarrolla por completo sin Eros, se atrofia para convertirse en mero trabajo. El neoliberalismo lleva a cabo una despolitización de la sociedad, y en ello desempeña una función importante la sustitución del Eros por la sexualidad y la pornografía. Se basa en el deseo (epithymia). En una sociedad del cansancio, con sujetos del rendimiento aislados en sí mismos, también se atrofia por completo la valentía. Se hace imposible una acción común, un nosotros"
Ficha: "La agonía del Eros", Byung-Chul Han, editorial Herder, 79 páginas, ISBN: 978 8425 432545
Vivimos en un mundo enfermo, enfermo de egoísmo y soledad, un mundo inmerso en una constante exaltación del "yo" y una incesante llamada a la acción. Una acción enmarcada siempre en lo "positivo": hay que tener éxito profesional, cuidar la salud y mantenerse eternamente jóven, ganar dinero, consumir, acumular experiencias, hacer de la propia vida una singular obra de arte... eliminando, eso sí, todo rastro de negatividad. Las estanterías de las librerías rebosan de la llamada literatura de "autoayuda" con títulos que muchas veces alcanzan las ventas millonarias, el mundo de la publicidad nos bombardea continuamente con sus mensajes que podrían centrarse en uno solo "puedes tener más, puedes ser más feliz... puedes puedes puedes".
Estamos en definitiva metidos en una vorágine de auto-explotación donde continuamente nos exigimos unas metas la mayoría de las veces erráticas y absurdas... es la "sociedad del cansancio", ya perfilada y denunciada oportunamente por el autor que trato aquí, el germano-coreano Byung-Chul Han, un filósofo bastante atípico al que a estas alturas ya no se puede ignorar.
En este, que ya es su tercer ensayo traducido al castellano, Han se pregunta por cual puede ser el antídoto que ataque de raíz los problemas ya apuntados en sus trabajos anteriores, concretamente el mal que genera esa auto-explotación que conlleva la sociedad del cansancio, es decir el agotamiento y la destrucción de la personalidad que se alcanza a través de un exceso de positividad, de una auto exigencia que no tiene fin, que viene incitada desde los más diversos frentes y que termina sumiendo al individuo en el agotamiento y la depresión.
El filósofo parece haber encontrado la clave en esa fuerza denominada Eros, el amor pasional, un Eros que relacionará en la obra con los más diversos asuntos pero que se negará a definir. Si Compte-Sponville en su "Pequeño tratado de las grandes virtudes" hacía, en el apartado dedicado al amor, una apología del Filos, o amor filial definido principalmente por la alegría y disfrute de aquello que se tiene, Byung-Chul Han en cambio se centra en el Eros, amor-ausencia, pasión por aquello que se ama y se desea con fervor... pero que no se posee todavía, que no se puede poseer en realidad. Una pasión que vivifica pero que también, y esta es la clave, está teñida de tragedia, de negatividad, una pasión que coquetea con la muerte... y que por ello mismo constituye la contrapartida perfecta, el otro plato de la balanza que viene a equilibrar esa desmedida "positividad" que lleva al agotamiento del individuo y la depresión en su vertiente más extrema.
El filósofo parece haber encontrado la clave en esa fuerza denominada Eros, el amor pasional, un Eros que relacionará en la obra con los más diversos asuntos pero que se negará a definir. Si Compte-Sponville en su "Pequeño tratado de las grandes virtudes" hacía, en el apartado dedicado al amor, una apología del Filos, o amor filial definido principalmente por la alegría y disfrute de aquello que se tiene, Byung-Chul Han en cambio se centra en el Eros, amor-ausencia, pasión por aquello que se ama y se desea con fervor... pero que no se posee todavía, que no se puede poseer en realidad. Una pasión que vivifica pero que también, y esta es la clave, está teñida de tragedia, de negatividad, una pasión que coquetea con la muerte... y que por ello mismo constituye la contrapartida perfecta, el otro plato de la balanza que viene a equilibrar esa desmedida "positividad" que lleva al agotamiento del individuo y la depresión en su vertiente más extrema.
En el primero de los pequeños capítulos en los que el autor divide este breve ensayo, se nos ejemplifica a través del análisis del film del danés Lars von Trier, "Melancolía", el proceso por el cual a su juicio el Eros puede constituir el antídoto contra los excesos de la positividad de la sociedad del cansancio.... la caída en la depresión de la protagonista y su redención final, a través precisamente de su aceptación de la muerte, convertida en pulsión erótica, y su entrega a los demás. Espoleado por la curiosidad y por los comentarios de Byung-Chul Han visualicé el film en una sesión doméstica y pude disfrutar de lo que de otra forma hubiera sido una película de autor verdaderamente soporífera ;-).
Sociedad del cansancio, sociedad de la transparencia, infierno de lo igual... esta no es una obra que pueda o deba leerse de forma independiente de las ya conocidas del autor. Es obligada su lectura de forma secuencial porque el filósofo en cada uno de sus pequeños ensayos nos da las claves para el siguiente, realiza un trabajo que podríamos llamar acumulativo en el que es necesario seguir un orden a pesar de las repeticiones de conceptos y argumentos.
En el llamado Eros y su antagonismo con la "tabla rasa" que genera la despersonalizada sociedad actual ha encontrado como decía antes el antídoto para la misma. Seguramente por la ausencia de mero interés económico, entre otras cosas, una pasión verdadera siempre es contraproducente, poco o nada tiene que ver con la lógica del mercado, choca frontalmente con nuestro habitual sentido del interés propio, quizás será por eso seguramente las auténticas y genuinas pasiones, aquellas embebidas por el espíritu del Eros son tan raras...
Sea como fuere no solamente Eros es una salvaguarda contra la sociedad del cansancio y el exceso de positividad, también tiene su influencia en la política, en la lucha por unos ideales, en como bellamente lo describe Han "Es exaltado como fuente energética de una renovación, de la que ha de alimentarse también la acción política. A través de su fuerza universal une entre sí lo artístico, lo existencial y lo político. El Eros se manifiesta como aspiración revolucionaria a una forma de vida y sociedad completamente diferente. Es más, mantiene en pie la fidelidad a lo que está por venir."
Disuelve el todopoderoso "yo", y es capaz de arrastrar al sujeto que la disfruta y padece, porque una verdadera pasión tiene siempre algo de ambas cosas, a una salida de ese círculo infernal que suele terminar en el agotamiento y la autodestrucción. Sobre el tema de los círculos viciosos y las encerronas a uno mismo desde una perspectiva filosófica recomiendo "El infierno horizontal" de la filósofa hispana Ana Carrasco Conde.
En el llamado Eros y su antagonismo con la "tabla rasa" que genera la despersonalizada sociedad actual ha encontrado como decía antes el antídoto para la misma. Seguramente por la ausencia de mero interés económico, entre otras cosas, una pasión verdadera siempre es contraproducente, poco o nada tiene que ver con la lógica del mercado, choca frontalmente con nuestro habitual sentido del interés propio, quizás será por eso seguramente las auténticas y genuinas pasiones, aquellas embebidas por el espíritu del Eros son tan raras...
Sea como fuere no solamente Eros es una salvaguarda contra la sociedad del cansancio y el exceso de positividad, también tiene su influencia en la política, en la lucha por unos ideales, en como bellamente lo describe Han "Es exaltado como fuente energética de una renovación, de la que ha de alimentarse también la acción política. A través de su fuerza universal une entre sí lo artístico, lo existencial y lo político. El Eros se manifiesta como aspiración revolucionaria a una forma de vida y sociedad completamente diferente. Es más, mantiene en pie la fidelidad a lo que está por venir."
Disuelve el todopoderoso "yo", y es capaz de arrastrar al sujeto que la disfruta y padece, porque una verdadera pasión tiene siempre algo de ambas cosas, a una salida de ese círculo infernal que suele terminar en el agotamiento y la autodestrucción. Sobre el tema de los círculos viciosos y las encerronas a uno mismo desde una perspectiva filosófica recomiendo "El infierno horizontal" de la filósofa hispana Ana Carrasco Conde.
La importancia de la ausencia y el deseo, la "muerte del Eros" que trae consigo la sociedad de consumo donde el amor se pervierte y convierte en un simple contrato de compraventa donde se busca la equidad de la transacción y el sexo se convierte en simple distracción y objeto de consumo... la exhaltación de la vida, pero no en cuanto a calidad sino a simple cantidad, lo que el autor llama mera vida... una vida que se aferra a sí misma y elude de forma obstinada a la muerte, sin valorar la calidad de la misma. La pornografía en sentido ámplio como mercantilización vulgar y grosera que despoja de contenido y profundidad al sexo y a cuanto se expone en la misma, la falta de distancia entre el observador y lo observado que se traduce en falta de respeto... el libro, como no podía ser de otra manera en una obra de Han, rezuma de ideas, en ocasiones profundas, casi en cada una de sus páginas.
Finalmente el autor realiza una analogía, más o menos forzada, entre la filosofía y el pensamiento crítico con el Eros... no hablamos aquí ya de una pulsión erótica en el sentido comunmente aceptado del término, sino que se relaciona a Eros con cualquier pasión por el pensamiento:
"El pensamiento en sentido enfático comienza por primera vez bajo el impulso de Eros. Es necesario haber sido un amigo, un amante, para poder pensar. Sin Eros el pensamiento pierde toda vitalidad, toda inquietud, y se hace represivo y reactivo. Eros da nervio al pensamiento con la aspiración al otro atópico."
En definitiva otro trabajo breve pero extremada mente denso, complejo y fascinante, digno sucesor de los dos libros anteriormente publicados de Han y muy vinculado a los mismos. En cierta forma constituye una conclusión a "La sociedad del cansancio" en cuanto que apunta a una salida de la burbuja que nos atrapa. Otro ensayista podría confeccionar un libro de cientos de páginas con las ideas con las que el filósofo germano-coreano trabaja en este, pero no es el estilo del mismo por lo que se ve. Frases cortas, lapidarias, densidad conceptual, sencillez y profundidad constituyen sus señas de identidad y tengo que decir a estas alturas que a pesar de lo chocante que resulta en un principio, es esta forma de escribir y concebir sus obras lo que le confiere un atractivo especial.
No faltan tampoco las referencias a otros autores, en ocasiones para subrayar las propias ideas, pero las más, para realizar alguna aguda crítica sobre algún aspecto que el filósofo considera equivocado... Me ha gustado y parecido especialmente oportuna la crítica a una idea que expone Eva Illouz en su "Por qué duele el amor", ya que leeré y comentaré ese libro en breve.
En definitiva otro trabajo breve pero extremada mente denso, complejo y fascinante, digno sucesor de los dos libros anteriormente publicados de Han y muy vinculado a los mismos. En cierta forma constituye una conclusión a "La sociedad del cansancio" en cuanto que apunta a una salida de la burbuja que nos atrapa. Otro ensayista podría confeccionar un libro de cientos de páginas con las ideas con las que el filósofo germano-coreano trabaja en este, pero no es el estilo del mismo por lo que se ve. Frases cortas, lapidarias, densidad conceptual, sencillez y profundidad constituyen sus señas de identidad y tengo que decir a estas alturas que a pesar de lo chocante que resulta en un principio, es esta forma de escribir y concebir sus obras lo que le confiere un atractivo especial.
No faltan tampoco las referencias a otros autores, en ocasiones para subrayar las propias ideas, pero las más, para realizar alguna aguda crítica sobre algún aspecto que el filósofo considera equivocado... Me ha gustado y parecido especialmente oportuna la crítica a una idea que expone Eva Illouz en su "Por qué duele el amor", ya que leeré y comentaré ese libro en breve.
Lo mejor: De nuevo otro ramillete de ideas capaces de bombardear la conciencia del lector como una granizada, a modo de pequeñas y densas piezas que son capaces de alterar la superficie tranquila de una laguna y generar todo un pequeño festival de ondas... y es que hay dos libros realmente, uno es el formado por todo aquello que nos cuenta B. Han, y otro las conclusiones y las reflexiones del lector sobre aquello que el autor nos ofrece de forma tan breve. Quien disfrutó de las dos primeras obras publicadas por la editorial Herder no debería perderse esta, sobre todo porque lejos de exponer una situación nada deseable y tomar simplemente conciencia de la misma, algo ya intrínsecamente valioso, apunta además, y este es para mí el punto fuerte del libro, a una posible solución... aunque el final quede más abierto que nunca.
Lo peor: La lectura previa de "La sociedad del cansancio" es imprescindible, recomendable también la de "La sociedad de la transparencia" antes de abordar esta "agonía del Eros", a pesar de que nos vamos a encontrar con muchos temas ya expuestos. Decía Bergson que un verdadero filófoso construye su obra en torno a una sola idea, en el caso de Han es algo completamente cierto de forma que las repeticiones van a ser inevitables. Para lo bueno o lo malo son inevitables una lectura lenta y sosegada, y también una segunda y aún una tercera lecturas pausadas y reflexivas... solo un lector habitual de ensayos filosóficos puede valorar una obra así, lo cual no es gusto de todos los platos. Desesperará a todo aquel lector amante de obras más fluidas... y es que leer a Han en ocasiones se asemeja a ponerse en la piel de un ebanista y tallar un trozo de madera, golpe a golpe y viruta a viruta, el esfuerzo que se ahorra en la breve extensión de sus libros se toma, con creces, en la relectura y reflexión.
"El respeto constituye la pieza fundamental para lo público. Donde desaparece el respeto, decae lo público. La decadencia de lo público y la creciente falta de respeto se condicionan recíprocamente. Lo público presupone, entre otras cosas, apartar la vista de lo privado bajo la dirección del respeto. El distanciamiento es constitutivo para el espacio público. Hoy, en cambio, reina una total falta de distancia, en la que la intimidad es expuesta públicamente y lo privado se hace público. Sin distancia tampoco es posible ningún decoro. También el entendimiento presupone una mirada distanciada. La comunicación digital deshace, en general, las distancias. La destrucción de las distancias espaciales va de la mano con la erosión de las distancias mentales"
Ficha: "En el enjambre", Byung-Chul Han, editorial Herder, 109 páginas, ISBN: 978 8425 433689
Aquellos que por suerte o desgracia hemos nacido bastante antes de la existencia de Internet, el auge de las redes sociales y en definitiva la invasión de lo "digital" en cada aspecto de la vida, aquellos que nacimos y nos educamos en un mundo fundamentalmente "analógico", de hecho todavía la mayoría de la población en este envejecido occidente supuestamente civilizado, tenemos una percepción diferente sobre muchas cosas respecto a los más jóvenes que se mueven con los ordenadores y móviles de última generación como peces en el agua.
Personalmente me niego a pensar que en general los mal llamados "nativos digitales" salgan peor parados, me parece un exceso de arrogancia generacional ¿ha existido en el tiempo alguna generación que no halla mirado por encima del hombro a la que le precede y a la que le sucede?... aunque no faltan las voces que opinan lo contrario y miran con suspicacia a este mundo digital en el que todos somos todavía unos novatos. Byung-Chul Han es una de estas voces críticas, aunque no desde luego la única... viene a mi memoria a propósito del tema el espacio dedicado al mundo digital y a la conservación del saber libresco que Ignacio Domingo Baguer expone en su magnífico "Para qué han servido los libros", o el ensayo de Eugeny Morozov "El desengaño de Internet", otro de mis libros en lista de espera...
Ruido.
Han utiliza la palabra "enjambre" para distinguir a un grupo humano que podríamos también denominar, "masa", "turba", "horda" o "rebaño" en un sentido bien concreto. Sea un grupo de aficionados al fútbol, una cola de consumidores a la espera de la apertura de unos centros comerciales en época de rebajas, los espectadores a un concierto de música o los participantes en una manifestación, en todos estos casos e independientemente del fin que lleva a la congregación y la concentración humana hay siempre un nexo común, un disfrute de un espectáculo, un sentimiento generalizado que permite la inclusión del grupo en la primera persona del plural, hay un "nosotros". En el caso de la comunidad ligada a través de la red no suele existir. Aquí hablamos casi siempre de un conjunto de individualidades sin otra conexión que la física a la red, un rebaño de gatos donde no hay un vínculo común, donde el "nosotros" se desvanece. Hoy pensaba antes de escribir sobre el libro de Han que también el término "enjambre", por su evocación a una laboriosa colmena de abejas, podría ser incluido en el conjunto de grupos humanos con cierto sentido... sin embargo hay algo que un enjambre hace, zumba, emite sonido que no tiene sentido y significado alguno. De ahí que la palabra "enjambre" referido a la comunidad de Internet tenga aquí bastante sentido. Cualquiera que entre en algún foro de opinión, sobre cualquier tema, independientemente de lo controvertido o no que el mismo pueda ser, comprobará las toneladas de basura que los participantes vierten en forma escrita amparados en el anonimato... Internet promueve el ruido en las más diversas formas, información irrelevante, insultos y calumnias, comentarios fuera de lugar... encontrar algo de valor supone siempre hurgar y remover la porquería... navegar por las redes sociales e incluso por la misma red web buscando información sobre cualquier tema se convierte de forma obligada en una visita a un basurero, un viaje que a alguien de otra época le parecería una verdadera pesadilla y que a los afortunados habitantes de este mundo digital nos resulta ya de lo más familiar.
Crítica a la falta de respeto que promueve la red, crítica a las olas de indignación como resorte para configurar el espacio público, crítica al "ruido", a lo banal, a la falta de identidad común, a la superficialidad y a la falta real de compromiso, a la volubilidad, a la falta de mediación entre el emisor y el consumidor de información y los excesos que conlleva, la falta de reflexión, la suma de información que lejos de aclarar ideas y ayudar a pensar no hace más que dificultar el pensamiento creativo y reflexivo... Muy oportuna por parte de Han la siguiente cita del escritor francés Michel Butor:
"No solo vivimos en una crisis de la economía, vivimos también en una crisis literaria. La literatura europea está amenazada. Lo que ahora experimentamos en Europa es precisamente una crisis del espíritu... Desde hace diez o veinte años apenas sucede nada más en la literatura. Hay un diluvio de publicaciones y, sin embargo, nos hallamos en una pausa espiritual. La causa es una crisis de la comunicación. Los nuevos medios de comunicación son admirables, pero producen un ruido enorme"
B. Han no se para aquí en su demoledora crítica a la sociedad digital, en este libro se muestra incansable lanzándole agudas críticas, criticando incluso la esencia misma de la representación digital "No hay un rostro transparente. La cara que apetecemos es siempre opaca. Opaco significa, literalmente, sombreado. Esta negatividad del sombrear es constitutiva para el apetito. La pantalla transparente no admite ningún apetito, pues en el apetito apetecemos al otro."... aquí reconocemos de nuevo al filósofo obsesionado con lo negativo y lo positivo, su particular Ying y Yang, que le sirve de brújula... "La cara expuesta no es ningún semblante que esté enfrente, que me atrae a su cauce y me encadena. Así, la cárcel del amor cede el puesto a la caverna de la libertad"... amén ;-)
El mundo de la imágen y su versión digital, especialmente en el caso de esta última, también recibe la atención del filósofo germano, que añora los tiempos de la imagen analógica y consigue captar de una forma poética ese "algo" que hemos perdido con la digitalización masiva "La imágen digital no florece o resplandece, porque el florecer lleva inscrito el marchitarse, y el resplandecer lleva inherente la negatividad del ensombrecer". La pérdida de la habilidad manual en favor del "tecleo" también será protagonista en otro de las pequeñas unidades temáticas en las que se divide el libro, en este caso el uso de los dedos para teclear y que lo "digital" etimológicamente venga de "dedo" le viene al pelo... "La época digital totaliza lo aditivo, el contar y lo numerable. Incluso las inclinaciones se cuentan en forma de "me gusta". Lo narrativo pierde importancia considerablemente. Hoy todo se hace numerable, para poder transformarlo en el lenguaje del rendimiento y de la eficiencia".
A continuación el libro se centra también en los cambios que operan en la mentalidad del habitante del mundo digital, en como la mentalidad del "labrador", apegado a la tierra, a lo tangible y lo material, cede el paso a la mentalidad del "cazador", ansioso por capturar información, a través de la cámara de su teléfono móvil, buscándola en Internet o más aún, filmándola a través de las Google Glass... convirtiéndose él mismo, sus ojos y su mirada, en una fuente de captación de datos "Las Google Glass totalizan la óptica de los cazadores, que ofusca todo lo que no es una presa, es decir, lo que no permite ninguna información. Pero, en el fondo, la dicha más profunda de la percepción, de ver, consiste en la carencia de eficiencia. Brota de la mirada larga, que se demora en las cosas sin explotarlas". La conversión de la vida en un proyecto interminable y la desaparición del ser humano como sujeto, la sustitución del pensamiento por el mero cálculo, la ausencia de narración, la eliminación de distancia... el libro se adentra en su tramo final en opacas espesuras. Me ha gustado especialmente el apartado dedicado a Kafka y los fantasmas digitales, y el juego que el autor hace con los conceptos de "complejo", "transparente" y "misterio", todo un ejercicio en el que no se sabe donde termina la filosofía y donde lo literario o lo poético.
Finalmente el autor entra en la problemática del exceso de información y su relación con la omnipresente "sociedad del cansancio", el exceso de narcisismo e individualidad en la llamada "crisis de la representación", la desaparición del ciudadano que conlleva la aparición del "consumidor", el no menos importante tema de la vulneración sistemática de la intimidad, algo ya tratado en "La sociedad de la transparencia" y actualizado en el presente ensayo, para terminar finalmente con la inquietante conclusión, la aparición de la "psicopolítica", una evolución de los mecanismos represivos y de control de los estados, sean estos nacionales o supra-nacionales, que va más allá del denominado por Focault "biopoder", el estado actual de las cosas y digno sucesor de la represión pura y dura.
Primero los estados y los soberanos ejercían la coacción física, luego a través del "biopoder" se convertían en organizadores y controladores... el "psicopoder" va más allá y llega a manipular la mente de los ciudadanos hasta un punto en el que no pueden hacerlo los simples policías y carceleros. Para Han el último reducto de la libertad humana, su conciencia y pensamiento, está firmemente amenazado por el mundo digital "La psicopolítica digital se apodera de la conducta social de las masas, pues echa la zarpa en su lógica inconsciente. La sociedad de la vigilancia digital, que tiene acceso al inconsciente colectivo, al futuro comportamiento social de las masas, desarrolla rasgos totalitarios. Nos entrega a la programación y al control psicopolíticos"
Primero los estados y los soberanos ejercían la coacción física, luego a través del "biopoder" se convertían en organizadores y controladores... el "psicopoder" va más allá y llega a manipular la mente de los ciudadanos hasta un punto en el que no pueden hacerlo los simples policías y carceleros. Para Han el último reducto de la libertad humana, su conciencia y pensamiento, está firmemente amenazado por el mundo digital "La psicopolítica digital se apodera de la conducta social de las masas, pues echa la zarpa en su lógica inconsciente. La sociedad de la vigilancia digital, que tiene acceso al inconsciente colectivo, al futuro comportamiento social de las masas, desarrolla rasgos totalitarios. Nos entrega a la programación y al control psicopolíticos"
Lo mejor: Byung-Chul Han consigue ofrecer un panorama sombrío del mundo digital en el que nos desenvolvemos de forma cotidiana, cualquier adicto a Internet, a las redes sociales y a Facebook en particular, como un servidor, verá retratados en este ensayo muchas de las carencias y defectos del medio... y lo que es más, lejos de los tópicos y caminos trillados que otros autores recorren, Han consigue dotar a su crítica de una profundidad y una agudeza fuera de lo comunes. Me ha gustado entre otras cosas por su independencia de lo expuesto en otros trabajos, aunque la conclusión final se de la mano con la apuntada en "La sociedad de la transparencia". En definitiva un ensayo filosófico excelente que da mucho que pensar, digno de ser releído varias veces, comentado y debatido... y esta es la principal virtud de los trabajos del filósofo alemán, su capacidad para estimular el pensamiento del lector y convertirse en joyas imprescindibles en cualquier buena colección de libros de filosofía .
Lo peor: Destila cierta inquina y revanchismo contra el actual mundo digital, no creo que todo sea negativo en el mismo, y lo siento pero creo que alguna que otra crítica es injusta. Dudo mucho que el paradigma en el que nos movíamos antes del desarrollo del mundo digital, Internet y las redes sociales fuese mucho mejor que este en el que vivimos ahora, y que ni mucho menos fuese ningún mundo ideal... aunque no está mal que alguien nos recuerde que este tampoco lo es, ni por desgracia apunta a serlo. Creo que hay otros trabajos que tratan el mundo de Internet y las redes sociales desde una perspectiva más completa e interesante, eso sí, será difícil encontrar otro ensayo más profundo y agudo que el que nos ofrece B. Han en este librito.
Hola,
ResponderEliminarno te pierdas la reseña que hace "El País" de hoy domingo (21 de septiembre) de la traducción del último libro de Nicholas Carr, "Atrapados: cómo las máquinas se apoderan de nuestras vidas". Un saludo, Ignacio Domingo
Muchísimas gracias. Saludos.
ResponderEliminarInteresante el artículo de Nicholas Carr en el País... http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/09/19/actualidad/1411146383_037635.html
ResponderEliminarPero también la réplica al mismo por parte de Enrique Dans:
http://www.enriquedans.com/2014/09/sobre-atrapados-de-nicholas-carr.html
El debate está servido :-D