"He partido del supuesto de no otorgar prioridad especial a ninguna concepción de la realidad en particular, ni siquiera a la actual, que, por lo demás, es múltiple y tremendamente fluida en sus capas profundas. En cambio, me he aproximado a cada cosmovisión con el mismo espíritu con el que me hubiera aproximado a una obra de arte excepcional; es decir, tratando de comprender y apreciar, de experimentar sus consecuencias humanas, de permitirle revelar su significado"
Ficha: "La pasión de la mente occidental", Richard Tarnas, editorial Atalanta, 702 páginas, ISBN: 978 849 576318
Me encontré con este libro por casualidad en la Biblioteca Regional mientras inspeccionaba la sección de filosofía, a la que le suelo dar un "repaso" cada cierto tiempo. En un principio no captó demasiado mi atención, aunque si lo suficiente como para que buscase información sobre el mismo en Internet... tras leer la información que la editorial difundía sobre el mismo y alguno de los comentarios de lectores me dije que era una obra a la que bien valía la pena echarle un vistazo de forma mucho más detenida. Pocas veces he tenido la sensación de acertar tan de lleno con un libro.
Tras una lectura muy intensa que me ha llevado algo menos de una semana, bastante poco teniendo en cuenta que si bien el texto en sí ocupa "solamente" 559 páginas de las setecientas que tiene el libro, el resto lo componen los índices, notas, bibliografía y demás material anexo, este no es un libro donde haya demasiada "paja", más bien todo lo contrario, la narración es densa en ideas, no hay partes más ligeras, ni diálogos, hay pocas citas de otros autores... de principio a fin asistimos a todo un recital de ideas, magníficamente expuesto y narrado por este filósofo y psicólogo de origen suizo y afincado en California que en 1.991 y tras casi una década de trabajo decidió publicar esta especie de "prefacio" a otra obra más ambiciosa que ya vería la luz en 2.006 "Cosmos y Psique".
Si la intención de Tarnas en un principio era la de elaborar un trabajo preparatorio a la obra que estaba gestando, mucho más importante, donde ya elaboraría su particular filosofía acerca de una nueva visión del cosmos, un nuevo paradigma que podría constituir una alternativa a la actual visión posmoderna, está muy claro que la labor se le fue un poco de las manos... bastante diría yo.
Era imposible presentar a sus lectores un trabajo donde analizase la posible futura evolución de la actual visión del cosmos sin que estos comprendieran bien la visión actual, y naturalmente para comprender la visión actual nada mejor que explicar cual ha sido su proceso de formación y evolución a lo largo del tiempo.
La actual visión moderna, o más bien "posmoderna" tal y como apuntaba antes, ha derivado y evolucionado de una cosmología moderna, esta lo hizo a partir de la heredada del medievo, y a su vez esta evolucionó a partir de la visión del cosmos de la antigüedad clásica... de modo que para entender bien la cosmovisión del presente y contemplarla en toda su complejidad hay que retroceder en el tiempo más de veinticinco siglos... a los tiempos de Pitágoras, Heráclito, Parménides... de allí pasar a Platón, de este a Aristóteles y posteriormente a la figura clave de Ptolomeo, de ahí a los neoplatónicos... hasta toparnos con el cristianismo, primero en su visión de orientación más judaica, de ahí a la cristiana romana e influida por Platón de la mano de de San Agustín, asistir al nacimiento de la Escolástica Medieval gracias a Santo Tomás que trajo de nuevo a Aristóteles, y de allí sumergirnos en el fascinante mundo del Renacimiento donde terminaremos topándonos con la revolución de Copérnico, Kepler y Galileo, que culminaría finalmente en Newton. Estaríamos ya en una nueva visión del cosmos, el mundo moderno, que culminaría con Kant, Darwin y Nietsche en un proceso imparable de desmantelamiento de la figura del hombre como centro del mundo... Freud y posteriormente Einstein vendrían a colocar el último clavo en el ataud y volver a poner patas arriba el ordenado cosmos mecanicista de Newton... un viaje intenso y fascinante.
La actual visión moderna, o más bien "posmoderna" tal y como apuntaba antes, ha derivado y evolucionado de una cosmología moderna, esta lo hizo a partir de la heredada del medievo, y a su vez esta evolucionó a partir de la visión del cosmos de la antigüedad clásica... de modo que para entender bien la cosmovisión del presente y contemplarla en toda su complejidad hay que retroceder en el tiempo más de veinticinco siglos... a los tiempos de Pitágoras, Heráclito, Parménides... de allí pasar a Platón, de este a Aristóteles y posteriormente a la figura clave de Ptolomeo, de ahí a los neoplatónicos... hasta toparnos con el cristianismo, primero en su visión de orientación más judaica, de ahí a la cristiana romana e influida por Platón de la mano de de San Agustín, asistir al nacimiento de la Escolástica Medieval gracias a Santo Tomás que trajo de nuevo a Aristóteles, y de allí sumergirnos en el fascinante mundo del Renacimiento donde terminaremos topándonos con la revolución de Copérnico, Kepler y Galileo, que culminaría finalmente en Newton. Estaríamos ya en una nueva visión del cosmos, el mundo moderno, que culminaría con Kant, Darwin y Nietsche en un proceso imparable de desmantelamiento de la figura del hombre como centro del mundo... Freud y posteriormente Einstein vendrían a colocar el último clavo en el ataud y volver a poner patas arriba el ordenado cosmos mecanicista de Newton... un viaje intenso y fascinante.
Veinticinco siglos de filosofía, ciencia y religión unidas por el nexo común de la visión compartida del cosmos dan para mucho... Tarnas podía haber optado por dos opciones mucho menos interesantes, o bien un trabajo más ligero donde expusiese unas pocas líneas de pensamiento salpicadas con datos, o bien un trabajo más exhaustivo donde viniese a construir una especie de enciclopedia en pequeño con una historia detallada de los principales protagonistas, sus vidas y sus obras... sin embargo optó por una opción más interesante, exponer las ideas principales, rehuir de dar datos biográficos, referencias a obras, fechas, solo los datos verdaderamente imprescindibles... y empeñarse en un relato denso, descriptivo, claro y ameno de las ideas fundamentales... y sin ahorrar esfuerzos en ello. El libro es una maravilla.
De principio a fin la obra está dotada de una coherencia, un estilo y una claridad explicativa impresionantes, no me extraña que este libro haya sido escogido por muchas universidades americanas como texto obligatorio para sus estudiantes de filosofía, imagino que de primer curso. Desde el lugar donde me ubican mis escasos conocimientos, desde luego que yo haría lo mismo, es un libro que presenta una visión de conjunto y una unidad absolutamente magníficas, ideal para contemplar el "bosque" de las ideas sin perderse por sus innumerables ramas... hay mil y una obras para observar la filosofía en detalle... pero ¡que pocas que ofrezcan una visión de conjunto tan majestuosa y a la vez tan rica de ideas y con tanta sustancia como la que R. Tarnas nos ofrece aquí!. Lo dicho, sin duda en la mente de su autor esta no era más que una obra "auxiliar" de otra más ambiciosa, y ya completamente de su "cosecha", que terminó desbordándole.
Alguna vez algún lector de este blog me ha escrito con la intención de que le recomiende algún libro de filosofía, al ver que es el tema dominante en el mismo... hay mucho donde escoger si uno comienza a interesarse por estos temas, muchos libros agradables de leer que proporcionan unos conocimientos básicos y generales, enfocados por biografías de grandes pensadores, por obras filosóficas, por ideas... centrados en la ética o en el arte de vivir. Nunca había visto uno tan bueno como este y que además sirviera también como introducción... si hay una medalla que puede ponerse el filósofo suizo-americano es sin duda la de la brillantez y la claridad expositiva, no hay ni el menor indicio en la mayor parte de este libro de aridez ni opacidad... y no solamente no está reñida dicha claridad con la profundidad de las ideas expuestas, es que llega un punto en el que tanta claridad "asusta", uno lee y se rebela "no puede ser, no puede ser tan simple... " transmite la seguramente engañosa sensación de que esto es "fácil" que no hay que darle demasiadas vueltas, que el pensamiento humano y la filosofía en su expresión más profunda tampoco son tan difíciles de entender, al menos según sus líneas generales, que su evolución a través de la historia tiene su lógica, que apenas hay ideas originales y que detrás de muchas ideas aparentemente modernas siguen vivitas y coleando otras mucho más antiguas a poco que se escarbe un poco.
La exposición del pensamiento y la cosmovisión de la antigüedad clásica es soberbia, me ha impresionado por su sencillez y claridad, por su insistencia en sus características más importantes que no hay que perder nunca de vista y cuyos efectos llegan hasta nuestros días. La atención prestada a los presocráticos y los sofistas, verdaderos perdedores y marginados en la historia oficial por la atención prestada a los gigantes Platón y Aristóteles, y que los tiempos modernos han terminado reivindicando... el modelo atomista de Demócrito, la modernidad del pensamiento de los sofistas, la visión Pitagórica de un orden universal que luego fue copiada y ampliada por Platón... en lenguaje taurino habría que decir que cuando termina uno esta primera parte consagrada al mundo griego el autor ya "sale en hombros y por la puerta grande".
Es muy habitual en los tratados sobre historia de filosofía pasar un poco "de puntillas" por la Edad Media... total solo son mil años de nada... Pues no, Tarnas le dedica un gran espacio a esos mil años, aparentemente tan oscuros y tan poco productivos en los que parece que nada hubo aparte de los habituales San Agustín y Santo Tomás. La doctrina cristiana, su visión del mundo, lo que cambiaron y adoptaron del mundo griego, las tensiones y diferentes visiones "cristianas"... la irrupción de la poderosa figura de Santo Tomás y la reivindicación de la figura de Aristóteles, la combinación de aristotelismo y su defensa a ultranza de la razón, con una visión platónica del mundo de las ideas adaptada a la cosmología cristiana, los dogmas del cristianismo y sobre todo el porqué, explicado con una minuciosidad que raya en la obsesión, del motivo por el cual el cristianismo arrolló y suplantó con tanta eficacia al mundo pagano. Acostumbrados como estamos siempre desde nuestra visión moderna a una crítica permanente del cristianismo cuesta trabajo ver como en muchos aspectos su cosmovisión era muy superior a la de la antigüedad... Tarnas no cae en el error y muestra tanto los aciertos como los errores. Y sobre todo como una idea habitual durante todo el relato filosófico nos mostrará como el cambio de paradigma nunca implica la desaparición completa de las ideas anteriores y como estas vuelven a surgir una y otra vez aunque sea de forma camuflada.
El medievo en crisis tuvo su particular "adolescencia" en el Renacimiento que terminaría alumbrando al mundo moderno y a su nuevo y radical cambio de cosmovisión... una crisis, un parto, de más de dos siglos que se inició con Copérnico y que continuó con Kepler y Galileo, la visión medieval del mundo saltó hecha pedazos... el hombre, y no Dios, pasó a ocupar el centro del mismo. Descartes erigió a la razón, no el dogma o la palabra revelada, como árbitro supremo del conocimiento, Newton proporcionó leyes físicas y matemáticas que explicaban el orden de los cielos sustituyendo a las esferas celestiales de Platón y Ptolomeo... los empiristas británicos Locke y Hume, y posteriormente Kant terminarían también echando por tierra a la razón "pura" de Descartes como principal instrumento de conocimiento. Quedaba el camino expedito para la siguiente convulsión... la teoría de la evolución de Darwin vino a demoler lo que quedaba de autoridad en la Biblia en relación al origen del hombre y del mundo. El hombre se desliga del cosmos para siempre, es un animal como cualquier otro, tanto su conocimiento a través de la experiencia como a través de la razón poseen límites... y no solo eso, como demostraría más tarde Freud, ni siquiera es dueño de sí, la otrora poderosa razón no gobierna en casa.
El paso de un mundo unido, pleno de sentido, donde el hombre ocupaba su lugar de honor, un mundo ordenado y regido por leyes físicas implacables pero al alcance de la razón humana ha terminado dando lugar al mundo caótico, fragmentado, complejo y carente de sentido de la posmodernidad, un mundo donde el hombre se cuestiona cada vez más sentido alguno y donde parece imposible encontrar un mínimo de coherencia, donde todo es relativo, donde atrapados en la jaula del lenguaje queda cada vez más claro que el universo es un lugar casi por completo hostil y donde el azar parece ocupar un lugar antes impensado. Un mundo donde predomina la "deconstrucción" de todo sistema, un mundo impregnado de los pies a la cabeza de un escepticismo que si bien nos preserva de falacias e ideas falsas por un lado, por el otro y llevado a su extremo nos conduce al pensamiento estéril del "todo vale lo mismo".
Ante este panorama desolador de la posmodernidad, Tarnas llegado el final del libro se aventura a lanzar su hipótesis particular, estamos en el fin de un periodo histórico, una agonía que comenzó en el siglo XIX y que se ha acelerado en el XX, un momento de crisis a todos los niveles que terminará alumbrando el nacimiento de una nueva cosmovisión ¿cual podrían ser las características de la misma?... Tarnas apuesta por la vuelta a unos valores antiguos, primordiales, centrados en el elemento femenino. Femenino no solamente entendido como de ese género, tan ninguneado e ignorado a lo largo de casi toda la historia, sino en relación a lo femenino entendido como simbólico, femenino como global, como indiferenciado, como holístico... una vuelta a "casa", una erosión y ruptura de la furiosa individualidad que comenzó en el Renacimiento. Un abandono paulatino de la visión "masculina" que ha predominado desde entonces.
Habrá quien encuentre "sospechoso" este anhelado retorno, que Tarnas ejemplifica con el proceso psicológico de vida indiferenciada en el útero materno, trauma del parto, diferenciación y separación del mundo, anhelo de retorno y finalmente unión mística con el "todo". Un proceso que recuerda a la dialéctica de Hegel de tésis, antítesis y síntesis para terminar repitiendo el ciclo de nuevo... y que inevitablemente hay que ver bajo la sospecha a un cambio a un estado "regresivo" anterior al pensamiento moderno. Dicha crítica solamente se puede ejercer desde el punto de vista equivocado de no haber entendido del todo a Richard Tarnas, pues como ejemplifica este una y otra vez, ningún cambio de paradigma, ningún cambio de cosmovisión acarrea la ruptura total con el anterior, perviviendo muchas de las ideas anteriores bajo otras formas... así que no hay peligro de regresión a estados primitivos, esa supuesta emergencia de un nuevo paradigma presidido por el elemento "femenino" no debería asustar a nadie. De la misma forma que tanto el cristianismo como la modernidad surgieron en un momento en que históricamente eran muy necesarios por haberse superado completamente el modelo anterior, si seguimos el razonamiento de R. Tarnas en este libro, el nuevo paradigma tendría que venir a suplir las graves carencias del modelo actual en crisis y volver a impulsar a la humanidad a un nuevo desarrollo...
"Pero para lograr esta reintegración de lo femenino reprimido, lo masculino debe pasar por un sacrificio, por una muerte del yo. La mente occidental debe tener la voluntad de abrirse a una realidad cuya naturaleza podría hacer añicos sus creencias mejor establecidas acerca de sí misma y el mundo. Éste es precisamente el acto de heroísmo que ha de tener lugar. Ahora es necesario cruzar un umbral que exige un verdadero acto de fe, de imaginación, de confianza en una realidad más amplia y compleja; umbral que, además, exige un acto de auto exploración sin flaqueza alguna."
Lo mejor: Un trabajo impresionante, inspirado e iluminador que no será olvidado con facilidad. El libro de filosofía que me llevaría a una isla desierta para leer una y otra vez. Una obra maestra cuya lectura me ha proporcionado un gran placer y abundantes momentos de felicidad, lo recomiendo encarecidamente a todos los lectores amantes de la filosofía y la belleza del pensamiento humano.
Lo peor: La parte donde el autor se "moja" y anticipa cambios sobre un hipotético cambio de paradigma es tanto el punto fuerte como flaco del libro... tanto en el caso de que uno esté en desacuerdo como si coincide con R. Tarnas; eso es lo de menos porque está claro que pueden pasar muchas décadas, siglos tal vez, a que lo pronosticado por el autor pueda materializarse, si es que llega a suceder... dada la dinámica vertiginosa con la que opera actualmente el mundo. Las dos décadas transcurridas desde la publicación de su libro creo que le han terminando dando la razón, en parte, y seguramente en el día de hoy serían visibles algunos aspectos del nuevo "paradigma emergente"... junto con demasiadas evidencias también, por desgracia, de que las cosmovisiones más anquilosadas y arcaicas siguen también muy presentes. Si los cambios de un modelo a otro son tan lentos como el cambio del medievo a la modernidad estamos bien jodidos porque está muy claro, más que en el momento en que fue editado el libro, que un nuevo cambio es más urgente que nunca.
Me encantó el análisis que has hecho de la obra.
ResponderEliminarsaludos
«La pasión de la mente occidental» es lo que ocurre cuando un practicante de esa pseudociencia llamada psicología intenta hacer filosofía. El libro no me ha gustado por varias razones que espero exponer de forma clara y breve. La primera de ellas es el desigual trato dado a figuras y temas que habrían de merecer el mismo espacio. El libro obvia a personajes tan trascendentales como Crisipo de Solos, Spinoza, Kierkegaard o Wittgenstein. El estoicismo, el epicureísmo, el existencialismo y la filosofía del análisis lógico reciben una falta de atención incomprensible, especialmente tras la larga, pero no por ello mejor, exposición de la filosofía medieval. La obra rezuma en su conjunto un enfoque exegético desfasado, lo que se hace notoriamente manifiesto en la explicación del pensamiento de Platón. En general, pero especialmente durante el tratamiento de las implicaciones de la física contemporánea, Tarnas saca a relucir su talante charlatán. Un ejemplo de esto es su atrevida afirmación de que se puede inferir la posibilidad del libre albedrío humano a partir de los postulados de la mecánica cuántica. En cuanto al lenguaje empleado, si bien no niego que resulte atractivo, he de decir que abusa continuamente de sustantivos de significado vago que no aportan prácticamente nada. Palabras como «espíritu» y «alma» aparecen cada dos frases sin que en ningún momento se aclare su significado, uno de los principios básicos para desarrollar una exposición inteligible. En cuanto a Nietzsche, es muy fácil quedar persuadido de que no solo no lo comprende, sino de que ni siquiera ha leído su obra; se ignora su participación en la puesta en marcha del «giro lingüístico». El desarrollo de la lógica formal, puede que lo mejor que haya aportado la filosofía al conocimiento humano, parece ser intrascendente para el autor. Para acabar con esta crítica, diré que el libro está escrito desde un enfoque muy estrecho que tiende al psicologismo.
ResponderEliminar«La pasión de la mente occidental» está muy lejos del rigor y la claridad de otros libros sobre la historia de la filosofía como pudieran ser los de Frederick Copleston. Y, dentro del margen de lo posible, nunca dejaría de recomendar la lectura de los textos originales de los autores.
Muchas gracias por tu aportación, ya me había dado cuenta de que el libro flojea bastante en el momento en que se trata el tema de la filosofía y el pensamiento en el siglo XX. Hay una reducción del espacio y un exceso de lagunas que se hace muy paente. No creo que Tarnas intentase escribir una historia completa y rigurosa del pensamiento occidental, algo inabarcable en un solo libro, sino vincular la evolución del pensamiento occidental en relación con la visión del cosmos en cada época... algo discutible, atrevido y seguramente tendencioso, pero indudablemente interesante. Creo que tienes razón en el sentido de que la obra está muy alejada de lo que debería considerarse una historia seria y rigurosa de la filosofía, pero desde mi punto de vista como profano en temas filosóficos ahí radica precisamente su gracia, llega a capturar la atención del lector y darle la sensación, engañosa ya lo se, de que existe una lógica y una coherencia en el todo y que está al alcance de cualquiera. El libro no deja de ser un prólogo sobrealimentado de su otra obra más ambiciosa donde ya el autor se mete en terrenos más que dudosos. Aun así me gustó mucho, que más puedo decir, pese a que reconozca sus muchas carencias y que no debe tomarse como un libro modélico para estudiar la filosofía admiro la capacidad del Sr. Tarnas para elaborar un discurso que te atrapa de principio a fin, algo que no se encuentra con facilidad en los ensayos filosóficos... una cualidad que sin duda debe tener cualquier buen charlatán ;-) . Echaré un vistazo a la obra de Frederick Copleston que mencionas. Muchísimas gracias de nuevo.
EliminarYa estamos con la ortodoxia....tenemos la manía de desprestigiar ¿¿sólo por el hecho de que es psicólogo?? pseudociencia y demás gilipolleces y estrecheces mentales. El libro tiene la gran virtud de que tratándose de un libro sobre ideas y conceptos filosóficos engancha, se lee fácil, algo insólito en filosofía...No tengo el más mínimo interés de leerme los 9 tomos de Frederick Colpleston.
ResponderEliminarA ver si en 550 páginas nuestro anónimo tiene la capacidad de síntesis del autor.
Animo al autor del blog a seguir con su tarea, me proporciona muchas pistas y acierta muchas veces. No sólo del rigor científico vive el hombre, hacen falta obras arriesgadas, visionarias, quizás prematuras, el tiempo dirá.
saludos
Gracias por tu comentario, también creo que es injusto meter en el mismo saco a las pseudociencias y a la psicología así de entrada. Alguien podría hacer de paso lo mismo con la filosofía, soltar una etiqueta y "demonizar" de forma gratuita un saber de muchos siglos. Seguiré por supuesto con mi blog y no descarto un vistazo a alguno de los tomos de Copleston ... y sigo recomendando encarecidamente el libro de Tarnas que me parece una maravilla (el único que de momento he leído de la biblioteca y posteriormente he comprado para volverlo a leer), aunque haya que tomarlo con algunas reservas ;-)
ResponderEliminarHola, soy el anónimo del comentario crítico anterior. Tras leer los dos último comentarios y revisar el mío me doy cuenta de que mi tono ha resultado exagerado y ofensivo. A modo de explicación, no así de justificación, diré que estoy acostumbrado al debate académico oral en un ambiente muy distendido en el que todo queda matizado por el tono de la voz, la expresión facial y el conjunto del lenguaje corporal. El lenguaje escrito tiende a resultar casi siempre más serio, frío y solemne, algo que debí tener en cuenta. Pido disculpas.
ResponderEliminarVolviendo al tema que nos ocupa, el libro de Tarnas, me gustaría aclarar ciertas cosas. Si hay algo que le echo en cara es, precisamente, su exceso de ortodoxia. La forma de tratar a Platón casi como un protocristiano, la marginación del epicureísmo, la recreación en Agustín y la escolástica... Todo es muy políticamente correcto, con la excepción del epílogo. ¿Qué decir con respecto a este último? Diré que es pesimista y —¿por qué no?— sexista. «Nuestras predisposiciones psicológicas y espirituales están absurdamente en desacuerdo con el mundo que nos ha revelado el método científico». Lo siento, Richard, pero no te lo compro. Volvemos al viejo debate entre Keats y Newton: la ciencia le quita su belleza al mundo. La ciencia, con todas sus imperfecciones, nos revela la estructura de la realidad con el mayor grado de aproximación posible desde nuestras limitaciones. Y eso es algo hermoso. Puedo entender que haya quien prefiera los mitos, pero esas personas deberían matizar que ese «absurdo desacuerdo» es algo que ellos sienten; son muchas las personas que ven y aman la realidad científica.
Con todo, y pese a lo que podría deducirse tanto de mi comentario original como de este nuevo, no dejaría de recomendar la lectura de este libro. Si bien no aconsejaría leerlo como una fuente para adquirir erudición, nos aportará, como mínimo, una perspectiva diferente. Habrá quien la llame «new age», eso lo dejo en las manos de cada uno.
Los libros perfectos no parecen existir, y hasta la «Historia de la Filosofía Occidental» de mi idolatrado Bertrand Russell peca de graves lagunas. Es posible que, como aventuraba Nietzsche en su «Aurora», el prejuicio sea inherente al homo sapiens.
Un saludo al autor del blog
Si queréis un libro que, a mi parecer, sea perfecto, os recomiendo Sombras De Antepasados Olvidados, de Carl Sagan y Ann Druyan.
EliminarMuchísimas gracias de nuevo por su excelente comentario. Muy acertado en señalar que quizás el principal defecto del libro no sea el tratamiento de los autores que trata (coincido en la excesiva dedicación a Platón y a la escolástica) sino precisamente en sus grandes lagunas, como Epicuro por ejemplo, y lo forzado de la línea descrita que sirve precisamente al propósito del autor de dar una coherencia a la historia de la filosofía y una apariencia de continuidad ininterrumpida que realmente es una ficción. Ando leyendo la "Contrahistoria de la filosofía" de Michel Onfray y desde luego que Tarnas termina pecando de un exceso de ortodoxia entre otras cosas, no quiero ni pensar en lo que diría el filósofo galo de este libro.
ResponderEliminarTambién creo que en el final a la hora de añadir algo de su cosecha particular termina metiéndose en un terreno bastante dudoso, aunque no creo que se le pueda etiquetar como "new age" en esta obra, no del todo, aunque desde luego que ese título hace honor a lo que posteriormente escribió en "Cosmos y psique".
Me parece un libro excelente en conjunto, aunque nunca habría que tomarlo como única referencia para el estudio de la filosofía. Por supuesto que la lectura directa del trabajo de los filósofos siempre será lo mejor, como bien escribió Schopenhauer en su obra "Fragmentos sobre la Historia de la Filosofía": "Leer toda clase de exposiciones de sus doctrinas, o la historia general de la filosofía, en vez de las obras originales de los filósofos, es como si uno se hiciera masticar la propia comida por otro" ... defecto achacable en el fondo a cualquier ensayo sobre la Historia de la Filosofía, que le vamos a hacer ;-)
Coincido con el autor del blog, un libro excelente, muy bien escrito, con una perspectiva muy dinámica que refleja el devenir de las ideas de la filosofía a lo largo de la historia. Para quien quiera entender algo más porque la buena filosofía siempre tiene algo nuevo que decir o contrastar.
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