Ficha: "Los años del miedo", Juan Eslava Galán, editorial Planeta, 572 páginas, ISBN: 9788408077053
Tras haber comentado en este blog su recomendable "La Primera Guerra Mundial contada para escépticos", me quedaron ganas de volver a leer algún ensayo más sobre historia de este peculiar autor, y he aprovechado este verano en el que me he encontrado este en una librería para seguir aumentando la lista.
De nuevo me encuentro con un libro que no solamente proporciona una buena cantidad de datos y anécdotas para el lector curioso deseoso de saber más, sino que se lee casi de un tirón gracias a su ameno tono humorístico y a la colección de anécdotas que trae insertas en el texto. Nada de un ensayo típico al uso... nada de eso, capítulos en general breves, muy diversos, donde no solamente se aportan datos sobre aquella España negra, negrísima, de los inicios de la posguerra, sino que a modo de relato de ficción leeremos las andanzas de varios españoles dignos representantes de los tipos sociales de entonces... entre otros de un estraperlista bastante canalla, buena muestra de aquellos "vencedores" de la guerra civil que hicieron caja con la desgracia y necesidades de sus compatriotas, un trabajador hijo de un represaliado de la República en prisión, ejemplo de la España de los "perdedores" de la guerra que tuvieron que aguzar el ingenio para sobrevivir, un delincuente buscavidas de poca monta, y un cura superviviente del "terror rojo" digno representante del estamento eclesiástico que jugó un papel determinante en el apoyo ideológico al régimen.
Veremos transcurrir los años desde aquel mes de mayo de 1.939 en el que sonaban continuamente los disparos de los piquetes de ejecución y reinaba el más absoluto terror entre los supervivientes de la España Republicana, siempre pendientes del timbre de la puerta por si llamaba la policía de día o de noche, del país que una vez pasado lo peor y aunque estaba teóricamente en paz no dejaba de sangrar ni de sufrir. Penurias económicas, hambre, racionamiento, miedo, enfermedades derivadas de la desnutrición, vamos de la miseria en suma... un cuadro en el que cuesta reconocer la España de hoy pero que no está tan lejos en el tiempo y que vivieron los padres y abuelos de mi generación, la de los nacidos en los sesenta, la misma del actual jefe de estado.
Planeando por encima de todo estaba la figura de un dictador, un autoproclamado "caudillo" que no fue más que un arribista con suerte que supo aprovechar las oportunidades que se le brindaron para deshacerse de sus enemigos políticos y una vez ganada la guerra y bien afianzado en el poder centró todo su mediocre talento en una sola causa.. agarrarse a la silla que ocupaba con desesperación. Solamente así se justifica que en una nación destrozada por una guerra civil el presupuesto del estado se destinara en casi su mitad a la policía y la defensa. Tenía muy bien aprendida la lección que en ocasión dictó un estadista romano, aquella que rezaba "ten contentos a los militares y ríete de los demás".
Veremos como no faltaron las ocasiones en esos primeros años en las que su autoridad fue cuestionada desde sus mismas filas, que no todo era uniformidad y unanimidad en apoyar su figura, y como su astucia y firmeza, junto con una considerable dosis de suerte, le fue afianzando más y más en el poder. Política de terror, una machacona campaña propagandística que los españoles tenían que soportar hasta en la sopa, y también las prebendas con las que supo engolosinar a quien le convenía cuando hacía falta... aparte del conformismo y la comodidad de la mayoría naturalmente, baza con la que cuentan siempre todos los gobernantes, no solamente los autoritarios. Aquél país que queda ya tan lejano pero al que no deja de parecerse nuestra España actual a pesar de todo, tuvo que sufrir su mandato durante casi cuarenta años... y todavía hay quien recuerda aquella época con nostalgia, naturalmente que dependerá mucho de como le fue a cada cual imagino... y naturalmente por esa añoranza, casi siempre insidiosamente presente, de una infancia y juventud perdida ya en el tiempo ¡qué me van a contar! ;-).
Las críticas irreverentes y la completa desmitificación de Franco era algo que ya me esperaba en este libro, hay de eso en ingentes cantidades, pero la obra no se queda en un torpe alegato antifranquista de denuncia tan facilón de hacer, ni mucho menos... siempre en tono irónico, el libro también carga las tintas contra la "alternativa" monárquica, representando al que iba a ser el futuro rey Juán III el abuelo de nuestro actual monarca como un pelele, estúpido, putero, borracho y vividor que se pegó la gran vida en Portugal mientras que la gente del país pasaba las de Caín, vamos un Borbón de la cabeza a los piés, al que la propaganda oficial de este régimen nos ha presentado siempre como aquel monarca que "se sacrificó por España"... una ironía porque con "demócratas" como ese a uno hasta le empiezan a caer bien los franquistas. El cuadro que formaba por otra parte el gobierno de la República en el exilio no podía ser también más lamentable, con esos adversarios políticos el invicto caudillo tuvo desde luego las manos bien libres porque si bien es cierto que hubo mucha represión y propaganda también hubo colaboración, y mucha, tanto interna, especialmente de la iglesia y del poder económico, como de los gobiernos democráticos del exterior. Todos tardíos y torpes intentos para presionar al régimen de poco o nada sirvieron, aparte de ser completamente inútiles y contribuir únicamente al final al sufrimiento del español de a pie, ese que siempre termina pagando el pato, y naturalmente como en el caso de todas las dictaduras también terminaron afianzando más en la silla al dictador de turno ya que pocas cosas hay más queridas para un dictador que ese "enemigo exterior", que justifique su política.
El libro, incluso en su versión barata de bolsillo que es la que he leído yo, está abundantemente salpicado de fotografías, algunas en color, de carteles de propaganda, de publicidad de productos de la época y sazonado con muchos detalles de la vida cotidiana, algunos sorprendentes, otros no tanto por haberlos escuchado por boca de mis padres y abuelos, y alguno que otro porque un servidor que ya tiene sus añitos había visto y tocado con sus manos. Un buen número de guiños a la nostalgia que imagino que eran inevitables ya que a pesar de la dureza de aquellos tiempos y el primer impulso de olvidar todas esas calamidades no dejan de formar parte de nuestra historia viva.
La iglesia española, con su decidida colaboración con el régimen, su papel activo en la represión y la censura, fue junto con el ejército y la falange una de las columnas del régimen, su claro apoyo a la causa del alzamiento nacional en contra de un régimen que había recortado sus privilegios y amenazaba con hacerlo aún más, junto con su sacrificio y persecución sufrido en la zona republicana durante la guerra le dieron el respaldo moral que necesitaban para ver no solamente recuperados sus privilegios, perdidos en el anterior régimen, sino verlos considerablemente aumentados... el caudillo era generoso con los valedores de su régimen, de hecho todavía hoy es fácil rastrear los restos de esa colaboración en nuestro país en forma de privilegios, indignos de un estado aconfesional, que no laico como creen algunos, aunque siempre puede uno informarse sobre tiempos pasados, como con este libro por ejemplo, para poder exclamar que al menos algo sí que ha cambiado... y sin duda para mejor, por muchas taras y residuos indeseables que quedan de esa época, no es nada en comparación con la situación que había en esos horribles años cuarenta y posteriores de los que trata este libro.
Lo mejor: Un libro ameno y entretenido, bastante instructivo que no solamente nos ayuda a entender como era esa España del 39 al 52, época abarcada en el ensayo, sino también facilita entender nuestra España de ahora... porque aunque la situación haya cambiado en algunas cosas radicalmente, casi siempre para bien, es cierto que subsisten todavía demasiadas pulsiones y tendencias más propias de otras épocas, especialmente en este extraño 2.016, año teóricamente sin gobierno donde uno ve una y otra vez que seguramente las cosas no han cambiado tanto como nos creemos y todavía es posible, aunque parezca difícil de creer, reconocer a ese país de hace setenta y siete años. Me ha gustado el posicionamiento del autor no a favor ni en contra de la derecha o izquierda política, sino claramente a favor del español de la calle, ese que tan solo quería vivir con un mínimo de dignidad y que tuvo que sufrir enormes sacrificios, hablando en general por supuesto, para salir a flote... vamos de esas generaciones que vivieron la guerra y los que nacieron inmediatamente en la posguerra, la generación de mis tíos, padres, y abuelos y de todo lo que tuvieron que pasar para que nosotros disfrutemos de este país tal y como lo dejaron.
Por otra parte hay multitud de datos históricos y dudas aclaradas sobre determinadas cosas, como el papel del país en la segunda guerra mundial, un tema bastante controvertido, y demás intrigas políticas que son de agradecer y que en definitiva hacen que el libro valga la pena.
Lo peor: El tono costumbrista y de "coña marinera" e ironía empleado demasiadas veces en aras de su amenidad, el libro podía haber sido mucho más dramático o más serio, se agradece porque así es más fácil de leer... pero queda un "regustillo" en el fondo a nostalgia que no termina de gustarme, comprensible perfectamente debido a la edad de su autor... y es que el tiempo pasado casi siempre parece mejor. De todas formas su obra anterior "Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie" la pongo ya en mi lista de libros pendientes por leer y comentar, no me cabe la menor duda de que me va a resultar interesante.
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