"Quiere la desgracia que una vez que se llega a lúcido se vaya siéndolo cada vez más: no existe medio alguno de hacer trampas o de retroceder"
Ficha: "Adiós a la filosofía y otros textos", Emil Cioran, Alianza Editorial, 175 páginas, ISBN: 978 842 063 5071
Mi encuentro con este filósofo maldito, cínico y pesimista se produjo a raíz de leer una cita suya en un libro recientemente comentado en este blog. Sólo eran tres líneas pero me produjeron tal impresión que decidí averigüar más cosas de él. En una de mis frecuentes visitas a la librería solicité alguna de sus obras y solo me encontraron este librito. Tuve suerte porque seguramente es una introducción poco menos que ideal a su pensamiento. Con un tamaño tan pequeño que parece invitar a ser leído y releído como esos breviarios de oraciones antes de ir a dormir... ahora bien, Ciorán no es un filósofo para leer antes de dormir, sino más bien, tal y como él recomendaba, para consultar en alguna noche de insomnio y desesperación.
Su principal valedor en nuestro país fue siempre Fernando Savater quien se ocupó personalmente de traducir algunas de sus obras al castellano, este aquí comentado vio la luz en castellano en 1.980 y desde entonces lleva ya 11 reediciones. Se compone de fragmentos escogidos de tres de sus obras más importantes (hacia 1.979 cuando fue compilado), Breviario de podredumbre (1.949), La tentación de existir (1.956) y El aciago demiurgo (1.969). En ellos asistiremos al pensamiento, casi siempre negativo, desesperanzado, radical, descreído y también brutalmente sincero y emotivo de este filósofo rumano de adopción francesa. Una etiqueta la de "filósofo" que detestaba pero a la que no pudo nunca escapar... ¿que ha despotricado contra la filosofía y los filósofos en sus escritos?, vale, pero ¿como podríamos definirle?. Y es que no se puede escapar a las etiquetas y a las clasificaciones e incluso la calificación de no-filósofo no deja de ser una :-).
En esta selección de las tres obras mencionadas asistimos a sus obsesiones personales, la muerte, las ideologías, la filosofía, la comprensión del mundo, la literatura, la música, la historia, y sobre todo la angustia y el vacío existencial ante una vida que para él no tenía sentido. Destaco el breve y emotivo prólogo de este libro donde Savater nos lo presenta en estos términos:
"Pero hay también almas, raras y terribles, que tienen propensión a la lucidez. Algún hada irónica o adversa dejó ese don negro en su cuna, y ellas despiertan al menor choque de la vida, al más pequeño indicio de fisura en la solidez estatuida... Se convertirán en centinelas insomnes de fracasos que todo pretende hacer olvidar, en sarcásticos pregoneros de bancarrotas fundamentales"
Cioran posee un estilo único, no le gusta andarse por las ramas y afronta sus ideas sin tapujos ni medias tintas, ello no obstante, no le hace caer nunca en la vulgaridad, más bien todo lo contrario, se expresa con un estilo que me atrevería de calificar de aforístico, fue muy aficionado a los aforismos y de hecho alguna de sus obras no son más que una compilación de pensamientos breves, pero es que incluso en los textos más largos y convencionales uno tiene la sensación de estar leyendo una serie de aforismos encadenados, se puede coger cualquiera al azar, extraerlo y sigue poseyendo valor aun a pesar de haber sido desligado de su contexto. Es una cualidad rara y que hace que su lectura sea hipnótica y absorbente, agarra al lector y ya no le suelta... y no siempre es una postura cómoda ya que Cioran no es un pensador reconfortante, que le diga a uno lo que quiere oír, que lo arrulle con exquisitas divagaciones sobre ideales anestesiantes... todo lo contrario, es crudo, directo y contundente. Pero a la vez ¡que maravilloso escritor1... que elegancia y que estilo... incluso para hablar del dolor, de la desesperación y de lo más terrible.
"Idólatras por instinto, convertimos en incondicionados los objetos de nuestros sueños y de nuestros intereses. La historia no es más que un desfile de falsos Absolutos, una sucesión de templos elevados a pretextos, un envilecimiento del espíritu ante lo Improbable. "
Cioran era un profundo escéptico de toda idea política o religiosa, en su juventud vivió con ilusión la ascensión del nazismo en Alemania, como tanta gente de la época que no conocía la verdadera cara de Hitler, y fue testigo del advenimiento del fascismo y de la guerra con toda su pléyade interminable de horrores. Tras publicar varios libros en su Rumanía natal marchó a Francia, país que ya nunca abandonaría. Él mismo comentó en una ocasión que escribió su primera obra "En las cimas de la desesperación" publicado cuando contaba 25 años, como fruto de una profunda depresión con tintes suicidas de la que escapó precisamente volcándose en la elaboración de esta obra. Nunca más volvió a mostrarse optimista o transigir con la naturaleza del hombre o sus ideas, llegó a decir poco después y mantener la idea durante toda su vida de que "escribir un libro es como un suicidio en diferido". En una ocasión, tal y como cuenta en una entrevista que le realizó F. Savater, se encontró con un hombre que se quería suicidar y tras hablar varias horas con él consiguió hacerle desistir convenciéndole de que "mejor valía que atrasara su suicidio, que en el fondo esa una idea muy vital que había que aprovecharla"... él mismo daba fe de ello sin duda.
Así nos habla sobre la muerte:
"Contra la obsesión de la muerte, los subterfugios de la esperanza se declaran tan ineficaces como los argumentos de la razón: su insignificancia no hace sino exacerbar el apetito de morir. Para triunfar sobre ese apetito no hay más que un método: vivirlo hasta el fin, sufriendo todas sus delicias y sus espantos, no hacer nada por eludirlos"
Y así sobre la inutilidad de las revoluciones:
"Nadie puede corregir la injusticia de Dios y de los hombres: todo acto no es más que un caso especial, aparentemente organizado, del Caos original. Somos arrastrados por un torbellino que se remonta a la aurora de los tiempos; y si ese torbellino ha tomado el aspecto de orden sólo es para arrastrarnos mejor... "
Hablará también largo y tendido de la decadencia de Europa, un continente al que ama y detesta por igual, ve en él un despojo de lo que una vez fue al que solo salva su pasado artístico y cultural especialmente en lo que a música se refiere, Cioran se confiesa admirador de Bach, entre otros compositores y dedica algunos de sus raros elogios a la música. En ello me recuerda la figura de un misógino y solitario Schopenhauer, con el que tiene muchos paralelismos, ya que al igual que en el caso del filósofo alemán prefirió llevar una vida aislada con pocos amigos y sin formar una familia refugiándose en sus escritos y en la música. El barrio latino de París fue el lugar elegido en el caso del filósofo rumano-francés.
"Si bien no ha creado ni una sabiduría ni una metafísica que le fueran absolutamente propias, ni siquiera una poesía de la que pueda decirse que es incomparable, ha proyectado, como contrapartida en sus producciones musicales, toda su fuerza de originalidad, su sutileza, su misterio y su capacidad de lo inefable. Ha podido amar la razón hasta la perversidad; su verdadero genio fue, sin embargo un genio afectivo. ¿El mal que más le honra? La hipertrofia del alma."
Dedica también abundantes pensamientos a España y Rusia, aparte de Francia sin duda sus naciones más admiradas por su genio y su trágica historia que le sirven para divagar acerca del destino. No obstante su pasión por la música será la literatura y especialmente la novela la protagonista del fragmento más extenso del libro en el cual se dirige a un imaginario autor novel que va a dedicarse a escribir y que se ha dirigido a él en busca de consejo. Le lanzará todo un discurso donde refleja su hastío y su escepticismo sobre esa forma de arte, y de una forma brillante que impresiona y acongoja... aunque finalmente le animará a continuar, eso sí, a su modo:
"Si no tiene usted la fuerza de desmoralizarse con esta época, de ir tan bajo y tan lejos como ella, no se queje de ser un incomprendido. Sobre todo, no se crea un precursor: no habrá luz en este siglo. Si se empeña usted en aportarle alguna innovación, hurgue en sus noches o desespere de su carrera"
Así escribirá más adelante sobre un hipotético fin de la forma literaria de la novela:
"No seamos inútilmente amargos: ciertas quiebras pueden ser fecundas. Por ejemplo, la de la novela. Saludémosla, pues; incluso lleguemos hasta celebrarla: nuestra soledad se encontrará de este modo reforzada, robustecida. Privados de una de nuestras salidas, acorralados finalmente en nosotros mismos, podremos interrogarnos mejor sobre nuestras funciones y nuestros límites, sobre la inutilidad de tener una vida, de convertirse en un personaje o de crear uno."
Otro de sus grandes temas es el del cristianismo y el misticismo cristiano, tendrá muy duras palabras para la historia y el origen del cristianismo y efectuará una disección detallada de la psicología del místico poco amable, por no decir feroz. Cargará también sus tintas contra San Pablo de una forma que deja en amables disertaciones todo cuanto había leido hasta ahora sobre la crítica de los orígenes de la iglesia... Cioran no le perdona al cristianismo su dogmatismo y fanatismo y sobre todo el que arrasara al mundo clásico en su expansión, leyendo sus palabras uno llega a desear que aquellos emperadores que persiguieron al cristianismo hubieran conseguido su propósito de exterminarlo completamente... tal es la carga de resentimiento y amargura que desprenden sus palabras.
En otro texto, el que da título a la recopilación de Savater habla de el por qué a su aversión a la filosofía y de sus motivos para no considerarse filósofo, para Cioran es el arte e incluso la religión los que mejor hablan sobre el mundo, la filosofía para él queda a medio camino. No obstante hace un retrato elogioso de Diógenes, aquel filósofo cínico, al que como no podía ser de otra forma admira, le dedicará un elogioso ensayo titulado "El perro celestial". El absurdo de la existencia, la vida como mentira, o el vacío del lenguaje serán otros temas tratados, breve pero contundentemente. En otro titulado "Los nuevos dioses" le veremos regocijarse con la decadencia y previsible final, según él, de la iglesia... ni que decir tiene que el asunto para él tiene un aire de revancha... al final de esta recopilación abundan los textos más breves, los aforismos toman ya el protagonismo, destaco de entre todos el llamado "teología", un contundente y delicioso texto, de esos que uno no se cansa de releer, que posiblemente me moleste en transcribir completo para subir en la red. Que dificil es encontrar un escritor como este, con tanto talento y tanta fuerza, y que pena que el motor que lo impulsase a escribir fuese la tristeza y la desesperación.
"¿Por qué insurgirnos aún contra la simetría de este mundo cuando el mismo Caos no podría ser más que un sistema de desórdenes? Pues nuestro destino es pudrirnos con los continentes y con las estrellas, pasearemos como enfermos resignados, y hasta el final de las edades, la curiosidad por un desenlace previsto, espantoso y vano".
Lo mejor: Poco más que añadir a lo expuesto aquí, Cioran fue un escritor formidable aún a su pesar, ya que como él mismo comentó en más de una ocasión odiaba escribir libros, y no tenía más remedio ya que nunca ejerció ningún otro oficio. Fue un ser tremendamente original y contradictorio que reflejó sus demonios personales en sus escritos, desesperanzados y trágicos pero también dotados de esa sinceridad tan apabullante que hace que uno se rinda sin condiciones, esté o no de acuerdo con él, y es que es precisamente por ello, por esa negatividad y ese sentido dramático y a la vez desmitificador del ser humano y de sus creaciones es por lo que vale la pena leerle. Es como si a fuerza de negación, a fuerza de ahondar en la desesperación en él encontrásemos ese fondo, ese lugar sólido donde ya no es posible hundirse más y usarlo como trampolín para tomar impulso y subir a la superficie a tomar aire. Así sin duda debía sentirse él en más de una ocasión releyendo sus obras.
Lo peor: Su empeño en demoler ideologías, creencias y casi toda obra humana pueden espantar a más de uno. Su negatividad puede resultar insoportable por lo reiterativo de la misma, es como si no viera casi nunca nada bueno, nada noble en el espíritu humano... y a pesar de todo su actitud en relación a aquella anécdota del suicida le delata, no le dice "no te mates", sino "déjalo para más adelante y usa esa desesperación ahora para algo bueno". Justo el ejemplo de su vida, de ahí que quizás no fue del todo consecuente en la misma en relación a lo que escribía, aunque sin duda que era plenamente consciente de ello.
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