"Cada cosa tiene dos asas, una, por la que es llevadera, la otra, por la que no lo es. Si tu hermano te hace una injusticia, no lo tomes por el lado de la injusticia que él te hace, pues es el asa por el que la cosa no es llevadera; pero si lo tomas por el otro lado, por el de que él es tu hermano, un hombre que fue criado y alimentado junto a tí, entonces lo tomarás por el buen lado, el que lo hace soportable"
Epícteto. Manual (43)
Ficha: "Todo tiene dos asas. Guía estoica para conquistar el arte de la vida", Ronald Pies, Alianza Editorial, 165 páginas, ISBN: 978 84 206 4339 7
Supe de la existencia de este simpático librito a través de la lectura de "Filosofía para la vida" de Jules Evans, comentado hace poco en este blog. Es fácil encontrar obras de pensadores estoicos en castellano, lo que ya no es tan sencillo es encontrar un libro que trate de condensar y resumir el pensamiento estoico en sus líneas más fundamentales para presentarlo al público en general. El libro mencionado de Jules Evans lo hace aunque no solamente con el estoicismo sino que dedica espacio a otras filosofías de la antigüedad, Pierre Hadot en un trabajo mucho más serio y riguroso también realiza esta tarea en su excelente "La ciudadela interior"... aunque como mero pretexto para la mejor comprensión de la obra de Marco Aurelio que comenta y disecciona en su ensayo.
Ronald Pies, psiquiatra clínico, profesor de psiquiatría y autor de diversos ensayos, tanto en su campo como en el la divulgación del pensamiento filosófico, nos presenta un pequeño libro de bolsillo donde realiza un cumplido homenaje al pensamiento de los antiguos estoicos y extrae del mismo todo aquello que juzga valioso e interesante para el hombre de nuestros días. Se trata de una obra divulgativa, enfocada al público en general, con un contenido muy bien ordenado y estructurado dividido en tres tipos de elementos:
En primer lugar una colección de citas de los distintos pensadores estoicos, especialmente de las "Meditaciones" de Marco Aurelio, que sirven como hilo conductor, pero también de Séneca, Epicteto, Cicerón, Boecio... e incluso de otros pensadores que nada tienen que ver con el estoicismo pero cuyas palabras bien podrían encuadrarse en sus ideas, hay citas de la bíblia, de Buda, Confucio y una serie de rabinos judíos.
En segundo lugar tenemos sus explicaciones a los textos citados y los comentarios de los mismos, enfocados siempre en torno al gran tema del que se habla, posiblemente uno de los puntos más fuertes del libro es la buena organización interna y la capacidad de Ronald para "atacar" los asuntos clave del estoicismo que también son los de la vida humana en sí. Se nota mucho aquí su experiencia como psicólogo clínico, sus lecturas y formación como aficionado a la filosofía. Temas como el conflicto entre la razón y la emoción, la mortalidad y el sentido de la vida, la moralidad y el respeto hacia uno mismo, el control de la adversidad, el perfeccionismo y la aceptación de uno mismo, la armonía con el universo, la vida centrada en el momento presente, las opiniones ajenas, el vínculo con el resto de los seres humanos, la persecución de la felicidad y la satisfacción con lo que se tiene... cualquiera de estos capítulos daría tema sobradamente para un libro entero.
Finalmente en tercer lugar, con la intención clara de resultar lo más útil al lector, y tal y como es costumbre entre los autores anglosajones de libros de autoayuda, se nos presentan una serie de casos "reales" de personas enfrentadas a situaciones dificiles donde en ocasiones se siguen o bien se vulneran los principios estoicos y se sacan conclusiones y analiza cual debió ser la respuesta correcta ante los retos de la vida... personalmente considero que este tipo de historias están de más aunque entiendo su utilidad para mostrar al lector el vínculo entre la filosofía y el arte de vivir. Desde que Lou Marinoff "destapó la caja de los truenos" con su "Más Platón y menos prozak" es casi inevitable encontrar estos comentarios, para mí de puro relleno, en libros de divulgación filosófica que despiden un fuerte "tufo" a ensayo de autoayuda del montón.
Lo mejor: Un libro breve, sencillo de leer, muy bien estructurado, que se lee en un santiamén y que proporciona al lector una visión muy ámplia de la escuela filosófica del estoicismo y su utilidad para la vida del hombre actual. Ideal para tener siempre a mano y releer una y otra vez. La selección de las citas y la exposición de los temas es excelente. Muy recomendable como introducción al estoicismo.
Lo peor: Lo bueno si breve dos veces bueno... aunque no siempre, esa intención del autor de resultar útil y crear un librito de consulta para tener siempre a mano, una especie de breviario estoico, no está completamente conseguida. Me hubiera gustado que se prescindiera de esas historias supuestamente sacadas de la vida real y que el autor hubiese trabajado más los comentarios a los textos... da la impresión de haber construido un libro a base de juntar fragmentos de otros, especialmente del excelente libro "Las consolaciones de la filosofía" de Alain de Bottom, una obra mucho más completa y recomendable que esta aunque no tenga ese marcado sentido práctico del que Ronald quiere imbuir a su pequeño manual.
Ficha: "De la brevedad de la vida y otros diálogos", Lucio Anneo Séneca, Globus Comunicación, 214 páginas, ISBN: 84 8223 404 8
Ya lo he comentado aquí en más de una ocasión, soy un fanático seguidor de la revista "Filosofía Hoy" que suelo adquirir religiosamente cada mes que sale a la venta, es más, incluso ando recopilando los primeros números que no compré en su día. Ello tiene como consecuencia, aparte del fajo de los números de esta revista que suelo tener a mano, siempre con varios ejemplares pendientes de leer, la proliferación en mi biblioteca de una plaga de libros amarillos... el papel es de calidad regular, pero eso sí, están todos encuadernados en unas brillantes y duras tapas amarillo-limón que convierte la tarea de eludir discretamente mi afición por la filosofía en algo poco menos que imposible.
De modo que una vez leído el libro de Robert Pies me dije que debía continuar "tirando del hilo", seguir con el tema del estoicismo y de paso leerme alguno de estos enanos amarillos que para eso están. Rebuscando entre los mismos encontré un par de obras de autores estoicos, el primero seguramente el más conocido e importante de todos, al menos en función de la obra que la posteridad nos ha legado de él, hablo del inefable Lucio Anneo Séneca, pensador influyente y autor brillante, controvertido y contradictorio donde los hayan.
El hecho de que la filosofía no es sabiduría sino amor por la misma posiblemente nadie lo entendió mejor que este romano nacido en Córdoba, provincia de Hispania, entre el año 1 y 3 de nuestra era.
Séneca nunca se tuvo por sabio, pero si en cambio persiguió la sabiduría con ahínco durante toda su vida, esa era para él la ocupación de la filosofía. Tomadas por separado su vida y su obra ambas con perfectamente consecuentes consigo mismas... el problema surge cuando comparamos una con la otra.
Así tenemos al filósofo estoico preocupado por la virtud, por llevar una vida sencilla desapegada de los bienes materiales, por el control emocional, por la aceptación de la adversidad y la muerte, por el sentido del deber... y por otra parte tenemos al cortesano servil y falto de escrúpulos que amasa una gran fortuna, seguramente de forma fraudulenta pese a que en sus escritos diga lo contrario. Un cortesano y preceptor del futuro emperador Nerón que no tendrá escrúpulos en escribir textos satíricos y difamatorios contra el anterior emperador Claudio, que aceptará honores y prebendas y usará de su influencia para obtener cuanto poder y riqueza puede, que durante su vida tomará parte en distintas conjuras contra el poder.
Solo se apartará del círculo de cortesanos que rodean a Nerón cuando este se torna peligroso y teme por su vida tras el asesinato de Agripina, madre de Nerón y su principal valedor en la corte imperial... finalmente como todo aquel que se relaciona con serpientes terminará siendo mordido y envenenado. Caído en desgracia como supuesto participante en un complot para derrocar a Nerón, Séneca es condenado... se le otorga la gracia del suicidio y este se abre las venas, la aceptación de su muerte, a pesar de lo patético de la misma y lo paródica que resulta en relación con la muerte de su admirado Sócrates, será seguramente el elemento más filosófico de su vida.
En este librito vienen cinco de sus más importantes diálogos filosóficos, el verdadero "núcleo duro" del pensamiento de Séneca, con un estilo vigoroso, brillante y apasionado, el autor defiende su punto de vista sobre las grandes cuestiones que gobiernan la vida de los hombres. Séneca no es un pensador preocupado por la naturaleza de los dioses, los orígenes del cósmos o la composición del universo, es ante todo un filósofo centrado en la ética, en el como hay que vivir, por eso muchas líneas de su pensamiento siguen hoy tan vigentes como cuando fueron escritas en el primer siglo de nuestra era.
De la brevedad de la vida, habla de la importancia de aprovechar el tiempo, realiza una enconada defensa de la vida activa y condena las ocupaciones estériles, para Séneca solo la búsqueda de la sabiduría es tiempo bien empleado precisamente porque solamente el sabio vive una vida plena, la cantidad de años no mide el tiempo vivido sino que es más importante la calidad de los mismos, en que se ha ocupado ese tiempo.
"A muchos desamparó la edad mientras, trepando a la cumbre de la ambición, luchaban con los principios; a otros, después de haber arribado por mil indignidades a las dignidades supremas, les llega un miserable desengaño de que todo lo que han trabajado ha sido para el epitafio del sepulcro"
De la providencia, aborda el importante y siempre controvertido tema de los males del mundo y el motivo por el cual estos afectan a los hombres buenos. Séneca viene a defender la idea de que los males que afectan al hombre son solo males en función de como este los afronte, y más aún, defiende una y otra vez la conveniencia de la existencia de adversidades y desgracias a modo de pruebas que sirven para fortalecer el espíritu de los buenos, de modo que se vuelve a incidir en lo relativo de todo aquello que se define como mal.
"Sábete que esto mismo es lo que los hombres buenos deben hacer: no temer las cosas duras y difíciles, no quejarse del destino, tomar cuanto sucede como un bien y dirigirlo hacia el bien. No interesa lo que sobrellevas, sino cómo lo sobrellevas."
"Nada malo puede sucederle a un hombre bueno: los contrarios no se mezclan. Del mismo modo que tantos ríos, tan grande cantidad de lluvias caídas de lo alto, tanto vigor de fuentes medicinales, no cambian el sabor del mar y ni siquiera lo modifican, así el ímpetu de las cosas adversas no subvierte el ánimo del varón fuerte: éste permanece en su estado y todo cuanto sucede lo tiñe con su propio color, pues es más poderoso que todas las realidades externas. Y no digo que no las sienta, sino que las supera. Calmo y tranquilo, enfrenta sus embates. Todas las adversidades son para él ejercitaciones."
La superación de las adversidades tomadas como pruebas, la obtención de cosas positivas a través de la desgracia, el lado malo y engañoso de la falta de dificultades... Séneca escribió este diálogo durante su exilio de siete años en Córcega, no es de extrañar que en estas dificiles circunstancias se dedicase a escribir sus tragedias, consolaciones y algunos de sus diálogos filosóficos que más inciden en la aceptación de los golpes adversos de la fortuna y en el aprovechamiento de los mismos para templar el ánimo.
De la vida feliz, en cambio está escrito durante su estancia en la corte de Nerón, justo antes de que decida renunciar a sus cargos y autoexiliarse en una de sus numerosas propiedades. Corresponde pues este diálogo a su momento "cumbre" como consejero del cruel emperador. Esa plenitud que alcanzó en su carrera política se plasma en el que seguramente es el más brillante y filosófico de sus escritos, curiosamente no es la obra de alguien en dificultades que escribe sobre la tragedia de la vida y como aguantar los embates de la fortuna, sino de alguien que debido a su situación personal parece rozar ya la felicidad, felicidad que para Séneca solo podía tener sentido con la consecución de la verdadera sabiduría. De ahí que en este diálogo se examine y analice cual debe ser el comportamiento del sabio en la vida.
"Nada importa, pues, más que no seguir, como ovejas, el rebaño de los que nos preceden, yendo así, no a donde hay que ir, sino a donde se va. Y ciertamente nada nos envuelve en mayores males que acomodarnos al rumor, persuadidos de que lo mejor es lo admitido por el asentimiento de muchos, tener por buenos los ejemplos numerosos y no vivir racionalmente, sino por imitación"
"La vida feliz es, por tanto, la que está conforme con su naturaleza, lo cual no puede suceder más que si , primero, el alma está sana y en constante posesión de su salud; en segundo lugar, si es enérgica y ardiente, magnánima y paciente, adaptable a las circunstancias, cuidadosa sin angustia de su cuerpo y de lo que le pertenece, atenta a las demás cosas que sirven para la vida, sin admirarse de ninguna; si usa de los dones de la fortuna, sin ser esclava de ellos."
De la tranquilidad del alma, aquí encontramos al Séneca más humano, acaba de morir asesinada su principal amiga y apoyo en la corte de Nerón, Agripina, y cada día que transcurre ve su posición más comprometida y peligrosa. Séneca comienza a retirarse cada vez más de los asuntos públicos y se centra más en sus escritos filosóficos, a esa época de desengaño y frustración política corresponde este diálogo.
En él habla del veneno de la envidia y el aburrimiento, la bondad de la vida contemplativa tan insoportable para aquellos que no poseen paz interior y en definitiva de la importancia vivir en paz consigo mismo, paz siempre amenazada desde fuera y sobre todo desde dentro. Queda muy claro que a Séneca ya se le estaba pasando por la cabeza la idea de renunciar a sus cargos e irse de Roma.
"Innumerables son las calidades de las culpas; y uno solo es el efecto del vicio, que es el de descontentarse de sí mismo. Y esto nace de la destemplanza de ánimo y de los cobardes o poco prósperos deseos, que no se atreven a tanto como apetecen, o no lo consiguen; y adelantándose en esperanzas, están siempre inestables, accidente forzoso a los que viven pendientes del querer ajeno"
"Aquí principalmente tiene origen el afecto de aquellos que detestando su ocio se quejan de que les faltan decentes ocupaciones; y de ello nace asimismo la envidia de los ajenos acrecentamientos que se alimenta en la propia pereza; y así los que no pudieron adelantarse desean la ruina de los otros"
"Conviene retirarnos en nosotros mismos, porque la conversación que se tiene con los que no son nuestros semejantes descompone todo lo bien compuesto, y renueva los afectos y las llagas de todo aquello que en el ánimo está flaco y mal curado. Pero también, conviene mezclar y alternar la soledad y la comunicación, porque aquella despertará en nosotros deseos de comunicar a los hombres, y esta otra, de comunicarnos a nosotros mismos, siendo la una el antídoto de la otra. La soledad curará el aborrecimiento que se tiene a la turba, y la turba curará el fastidio de la soledad".
De la constancia del sabio, corresponde a su época del exilio en Córcega, de ahí su tono de resignación y aceptación de la adversidad que corre paralelo a De la providencia, en él expone el ideal estoico de la fortaleza del sabio ante las adversidades, especialmente ante el daño producido por las opinones ajenas, los insultos, injurias y afrentas. El sabio situado en una posición de superioridad mental y moral según Séneca ha de mostrarse tan imperturbable a las ofensas de sus semejantes como un adulto ante las travesuras de un niño o ante los desvaríos de un loco, en su mano está, y por eso es precisamente sabio, no sentir daño ni ofensa alguna, ni tampoco rencor hacia el autor de dichos ataques a su persona.
"¿Piensas que aquel rey ignorante, que con una nube de saetas oscureció el día, llegó con alguna a ofender al sol, o que habiendo echado muchas cadenas en el mar, pudo prender a Neptuno? De la manera que las cosas divinas están exentas de las manos de los hombres, sin que la divinidad reciba lesión de aquellos que queman sus templos; así todo lo que se intenta contra el sabio, con desvergüenza, insolencia o soberbia, se intenta en vano."
Encumbrado a lo más alto, como cualquier personaje público de primer
orden Séneca se vió en el punto de mira de multitud de enemigos
políticos, las críticas hacia su falta de coherencia entre lo dictado en
sus escritos filosóficos y su vida personal no son meramente el fruto
de una visión moderna y retrospectiva de los que le sobrevivieron en el
tiempo, sino que dicha falta de coherencia fue señalada ya en su momento
por sus contemporáneos. La falta de categoría moral de alguno de sus
acusadores no esconde el hecho de que Séneca amasara una inmensa fortuna
que dificilmente pudo obtener por medios lícitos, aunque en De la vida feliz defienda a capa y espada
la compatibilidad entre el ejercicio de la filosofía, e incluso la
obtención de la misma sabiduría, con la posesión de riquezas siempre que
uno no se apegue a las mismas, muestre generosidad con las mismas y
hayan sido obtenidas de forma honrada. De la misma forma que en sus
escritos inevitablemente tenían que influir sus emociones y
circunstancias personales, como ocurre con cualquier ser humano, no deja de percibirse por ello cierto grado de hipocresía o lo que es peor auto-engaño, algo dificilmente excusable a un filósofo.
Lo mejor: Hay obras en las que es complicado, si no imposible, escoger y señalar algún párrafo por su interés o brillantez, hay otras donde es bien simple porque uno las lee y rápidamente su atención queda captada por tal o cual fragmento... y hay otras, como esta selección de algunos de los mejores diálogos, de Séneca donde el asunto se torna complicado precisamente por su abundancia. Séneca era un escritor verdaderamente sobresaliente, incluso cuando incide una y otra vez en las mismas ideas sabe sacar partido de su dominio del lenguaje para evitar saturar o aburrir a sus lectores. Hay multitud de momentos brillantes en su exposición de sus ideas filosóficas. No siempre uno está completamente de acuerdo, en ocasiones percibe ideas discutibles y argumentos endebles... pero siempre expuestos de forma tan magistral que uno no puede hacer otra cosa que admirarse ante la capacidad y la potencia del discurso del inmortal filósofo.
Lo peor: Séneca renunció a sus cargos, renunció a su fortuna, finalmente dio ejemplo de lo que predicaba tanto en sus escritos aceptando su final y poniendo fin a su vida. Ello desde luego lo confirma como filósofo... pero en modo alguno le hace sabio. Su falta de escrúpulos como adulador de Nerón, incluso llegó al extremo de defender el asesinato de Agripina acusándola de conspirar contra el imperio, para salvar su pellejo... cuando precisamente fue a la misma a la que debía su posición en la corte y toda su fortuna, le convierten en un tipo poco recomendable, por no decir en un indeseable y un cobarde. Solo cuando se vió acorralado sin remedio dio ejemplo, con una muerte que queriendo emular la de Sócrates terminó siendo una parodia de lo que había leído en el diálogo de Platón. Ello no quita validez a sus ideas o a sus escritos, esto es lo más importante, pero resulta cuanto menos lamentable cuando se leen sus textos y se reflexiona sobre quién los escribió.
Ficha: "Sobre la naturaleza de los dioses", Marco Tulio Cicerón, Globus Comunicación, 114 páginas, ISBN: 84 8223 404 8
Cicerón viene a ser una especie de reverso de Séneca en algunos aspectos, aquí estamos hablando de un orador, jurista y político de primer orden, uno de los más importantes personajes de su época. Un personaje público que en un determinado momento de su vida, breve pero intenso, decidió escribir tratados de filosofía... es pues fundamentalmente un político metido a filósofo, y no al revés.
Estamos en los últimos años de la roma republicana y asistimos al surgimiento del imperio en medio de las guerras civiles que le precedieron, un tiempo tumultuoso y apasionante donde era dificil decir hacia donde se encaminaba el curso de la historia.
Cicerón se mantuvo alejado tanto de las luchas entre Pompeyo y César primero como de la conspiración de Bruto contra César... no obstante sus amistades con los enemigos de César, los encendidos discursos contra Marco Antonio, las Filípicas, y su defensa de la república romana le terminaron costando la vida al aliarse Octavio con Marco Antonio y darle el primero la espalda.
Debido a esta intensa actividad política y legislativa fue una sorpresa para muchos cuando le vieron publicar una serie de tratados filosóficos, Cicerón se autoexilió en un retiro voluntario de la política, debido no solamente a los peligrosos tiempos que le estaba tocando vivir sino también por la dolorosa pérdida personal de su hija Tulia. Es en ese momento cuando desveló a sus ciudadanos su interés por la filosofía, que por lo visto le había acompañado toda su vida. En un corto periodo de tiempo escribe varios tratados filosóficos, uno de los cuales, el breve "Sobre la naturaleza de los dioses", dedicado a Bruto y escrito el mismo año del asesinato de César, es una de sus obras más importantes de este periodo.
Si a Séneca poco o nada le importaba especular sobre la naturaleza del mundo y el universo, sino más bien dar lecciones de ética sobre como debía comportarse un gobernante y cualquier persona abocada a ocupar un cargo público, en Cicerón tenemos en este caso una obra puramente especulativa sobre la naturaleza del mundo. Es un libro singular, cuando comecé su lectura pensaba que me encontraría algo así como con una especie de "cosmogonia estoica", es decir una explicación de la visión estoica de la naturaleza del mundo a través de la especulación sobre la existencia o no de los dioses y su naturaleza. De forma sorpresiva me he encontrado con una exposición, posiblemente deformada y subjetiva, de la naturaleza del mundo pero no de los estoicos sino de los epicúreos... para ser luego larga, y ácidamente, criticada y desmontada por Cicerón.
En el libro se presenta una especie de diálogo imaginario entre el senador Cayo Velleio y el senador Cayo Cotta. El primero se muestra como un apasionado defensor de las doctrinas de Epicuro en relación con la visión que este gran filósofo tenía de la naturaleza del mundo... Cayo Cotta, alter ego de Cicerón en el tratado, que en principio tendría que defender la visión estoica se dedica en cambio a desmontar uno por uno todos los argumentos de la visión epicurea sin aportar por su parte ninguna alternativa. Esta era la visión personal de Cicerón, el eclecticismo, tomar de aquí y allá todo aquello que fuese bueno y adecuado a la razón.
Cicerón no podía aceptar la visión epicurea del universo ya que esta quedaba desligada del ejercicio de la virtud, de modo que si tal y como decían los epicureos los dioses existen pero en nada se preocupan de los asuntos humanos, si el mundo no es sino una combinación de átomos sujetos a sus propias leyes físicas... entonces no hay ningún fundamento moral para la religión ni para las leyes. Por lo tanto, aunque de forma indirecta, Cicerón adopta los planteamientos del estoicismo en cuanto a la naturaleza del mundo, y no porque crea en ellos sino porque los considera útiles para el buen funcionamiento de los asuntos públicos.
Lo mejor: Un breve tratado muy sencillo de leer, ameno, escrito con maestría, que muestra tanto la visión del mundo epicurea como las objecciones, y también prejuicios, de los que se les hacían objeto en su época. Paradójicamente constituye una obra de divulgación del epicureismo, tan perseguido, aniquilado y despreciado... debido precisamente a que parece ser un tratado en el que se le ataca sin misericordia. Ha sido una de las paradojas de la historia, el conocer esta filosofía a través de los que no estaban de acuerdo con ella principalmente.
Lo peor: Solo para aficionados a las filosofías de la antigüedad. Lamentablemente el discurso de Cicerón no va más allá de la crítica del universo propuesto por los epicúreos al que califica de falso y dogmático... añadiendo él por su parte sus propios dogmas como la creencia en la virtud como el bien supremo. Hubiera sido deseable que el gran orador romano se hubiese extendido mostrando a su vez el discurso estoico sobre la naturaleza del mundo y los dioses, aunque habida cuenta de su posición intermedia y crítica, como buen ecléptico, con cualquier visión del cosmos se hubiera visto en un problema al tener que criticar a su vez los planteamientos estoicos mucho más "respetables" en su época.
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