"El talante y el talento interdisciplinario, es curioso, no suelen cuestionarse a posteriori, a la vista de los resultados obtenidos, sino a priori, ante la colección de prejuicios asignados de entrada al pensador intruso: superficialidad, inconstancia, falta de rigor, ingenuidad... A veces, durante la práctica interdisciplinaria, uno llega a hacer suyos estos mismos reproches, pero pronto cae en la cuenta de que la comparación es una fase previa de toda comprensión y de que las comparaciones se agotan rápidamente tierra adentro, mientras que brotan con mucha frescura en el litoral y en territorio fronterizo. Si no se puede comparar, entonces tampoco se puede comprender"
Ficha: "El pensador intruso", Jorge Wagensberg, Tusquets Editores, 300 páginas, ISBN: 978 8490 660614
Ficha: "El pensador intruso", Jorge Wagensberg, Tusquets Editores, 300 páginas, ISBN: 978 8490 660614
De nuevo comento otro libro de este excepcional divulgador español, su anterior obra recientemente comentada "El gozo intelectual" me dejó con ganas de más... de modo que aproveché que había otra obra suya publicada recientemente en la misma colección (en 2.014) para volver a leerle. Si en la anterior obra el tema fundamental era el placer del descubrimiento, el gozo intelectual, en esta ocasión se trata de una apasionada defensa del pensamiento interdisciplinario.
Desde la primera página el libro me enganchó, no pude evitar sentirme reflejado en sus palabras cuando comenta su predisposición natural a "picotear" aquí y allá, a no centrarse únicamente en una sola faceta del pensamiento y genio humano... que le voy a hacer, como sufro de la misma enfermedad, una acusada tendencia a interesarme por los más variados temas, y por desgracia a no profundizar lo suficiente en ninguno, me vi retratado. Y es que centrarse en exclusiva en algo significa una ganancia pero también una pérdida, esta última se deriva, como muy bien expone Jorge, en todo aquello que uno está dejando de hacer, no importa lo que te beneficie la actividad a la que prestas atención y esfuerzo, conocedor de que la vida y el tiempo es limitado la dedicación exclusiva no deja de ser un compromiso con una cosa y una traición a todas las demás, un problema sin solución.
Jorge se nos muestra en este libro como un "aguerrido" pensador de frontera, alguien que no teme adentrarse en lo desconocido, en saltar de una disciplina a otra, sin miedo, sin temor a hacer el ridículo, con una mentalidad abierta siempre dispuesto a aprender... y es que es precisamente en ese territorio nebuloso y fronterizo, en esas tierras de arenas movedizas y cubiertas por la niebla es precisamente donde la ciencia, su especialidad, encuentra la mayor fuente de inspiraciones. Jorge aboga definitivamente por lo interdisciplinario... no como un "totum revolutum" donde todo vale, sino como un sano eclecticismo donde dejamos a un lado purezas más bien dudosas.
No solo se quedará ahí, sino que llegará a afirmar, algo que puede resultar polémico para muchos, que el conocimiento puro no existe como tal, que todo conocimiento es en cierta forma una fuente mixta de diferentes disciplinas, ni existe la ciencia pura, ni el arte puro ni la pura revelación. Estas tres facetas del conocimiento humano, el científico, artístico y revelado, serán comentados ampliamente en el libro. Apoyándose en su formación científica, que le aporta abundantes herramientas para la definición y la síntesis, enjuiciará a las otras ramas del saber, arte y revelación, con los instrumentos de medida de la ciencia, no sin definir sus parámetros antes por supuesto. Me ha parecido fascinante su tratamiento del conocimiento artístico, porque si hay un concepto difuso, escurridizo y complicado en filosofía es precisamente el arte, aparte de otros como el tiempo y la justicia por ejemplo, la aproximación que hace Jorge a una definición de arte me parece de lo mejor que he leído nunca... aunque seguramente todavía dista bastante de ser perfecta.
Una y otra vez Jorge nos muestra ejemplos en los que se entrecruzan los caminos del arte, la ciencia y el mundo de la religión y la espiritualidad, denominada esta última de una forma amplia "revelación" ... aunque es una palabra que personalmente no me gusta ya que solo abarca un espectro concreto de lo apuntado por Jorge, en fin, sin duda alguna los defectos de la superficialidad que conlleva el "picoteo" interdisciplinario. El caso es que una y otra vez vemos como las distintas ramas del saber, sin distinción de método, objetivos y lenguaje se relacionan unas con otras y dan fruto. Si la primera parte del libro es la más teórica, todo un tratado sobre el conocimiento interdisciplinario, la segunda y la tercera se centran en ejemplos concretos, el libro se aligera bastante, lo que se agradece especialmente y se termina leyendo con sumo agrado.
Lo mejor: Un ensayo muy interesante de ritmos y dificultad muy cambiante, en ocasiones es exigente con el lector que tendrá que leer con suma atención ante la avalancha de ideas y conceptos, en otras resulta mucho más ameno y ligero. Los que leyeran en su momento "El gozo intelectual" volverán a disfrutar de más de lo mismo, algunos temas son recurrentes y se repiten, los que no hayan leído nada de este autor esta podría ser una obra ideal para comenzar a conocerle. Sus historias sobre ciencia son una delicia, una especie de "cuentos" para adultos interesados en temas científicos... deberían existir como género literario independiente.
Lo peor: Aunque el fomento del conocimiento interdisciplinario es el objetivo del libro, el enfoque es principalmente científico, aunque lleve añadidos de filosofía, arte, revelación y un buen puñado de más cosas estamos ante un libro de divulgación científica, o de filosofía de la ciencia a lo sumo, quiero decir que interesará principalmente a los ya interesados en temas de ciencia... dudo que por ejemplo pueda interesar o "enganchar" a los que se aproximen al mismo desde el mundo del arte, y mucho menos a aquellos lectores de temas de espiritualidad, y es que me temo que ese espíritu interdisciplinario tan querido por Jorge de momento solo se encuentra mayoritariamente en el mundo de la ciencia, y quizás también en parte del mundo de la filosofía... y poco más, es la ciencia la que principalmente se expande, crece y se inmiscuye en otros territorios, con mejor o peor fortuna, tal y como comentó Edward O. Wilson en su excelente "Consilience. La unidad del conocimiento" aunque desde luego siempre podemos añadir la coletilla "de momento" :-).
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