"Cualquiera que muestre la pasión y la dedicación necesarias para dominar un campo o una materia puede destacar en ellas. La genialidad, sea del tipo que sea, no se debe a una mera particularidad del cerebro, sino que es el resultado de ciertos atributos, mucho más caóticos, dinámicos e inherentemente humanos, como la perseverancia, la imaginación, la intuición, e incluso el amor. Analizar de este modo la mente humana no le resta valor a la forma en que la opinión pública valora los logros de las personas que han triunfado, sino que la enriquece."
Ficha: "La conquista del cerebro", Daniel Tammet, Blackie Books, 332 página, ISBN: 9788 416 290604
Tras la publicación en 2.006 de su autobiografía ya comentada en este blog en sus inicios, "Nacido en un día azul", el libro fue todo un éxito que le valió el reconocimiento de la American Association Library. Daniel Tammet se animó a continuar escribiendo, pasando al género de la divulgación. Este que aquí comento, publicado en 2.009 es su segundo libro y el más recientemente publicado, que yo sepa, en castellano. De nuevo el libro fue un éxito, sobre todo en Francia, país en el que Daniel reside prácticamente desde entonces.
Si en el primero teníamos la autobiografía de una persona muy particular, un chico con síndrome de Asperger, con los problemas que conlleva debido a su limitada capacidad para la empatía con los demás y sus dificultades con las habilidades sociales, estando además este síndrome en el caso de David en su modalidad conocida como savant que se caracteriza por una habilidad extraordinaria en algún campo. En el caso de David Tammet su especialidad son los números, además de una excelente memoria. El origen de esa habilidad él mismo nos lo cuenta en la obra antes mencionada, consiste en una característica de su cerebro que se denomina "sinestesia", es decir, una especie de vínculo entre zonas cerebrales que habitualmente no están conectadas. En su caso le permiten no solamente realizar abstracciones numéricas sino que "ve" literalmente los números con formas y colores... lo que le sirve de truco mnemotécnico a la hora por ejemplo de memorizar largas series, y también a la hora de realizar largos y laboriosos cálculos. David puede indicarle a cualquiera, por ejemplo, en pocos segundos que día de la semana cayó una fecha determinada... y con mucha exactitud. Multiplica grandes números y también extrae raíces cuadradas con más precisión que una calculadora de mano. Además en 2.004 batió el record europeo de memorizar dígitos de pi, más de 22.000 decimales, para cuya recitación tardó unas cinco horas.
Sin embargo sus habilidades numéricas palidecen cuando David muestra su talento como lingüista, aceptó el reto de una televisión islandesa y marchó a ese país para en el transcurso de una semana asistir a un curso acelerado de islandés y poder ser entrevistado en un programa en esa lengua al cabo de siete días. Lo consiguió y dejó atónita a la audiencia, toda una hazaña teniendo en cuenta el poco tiempo y la dificultad de la lengua de la que adquirió los suficientes conocimientos como para poder mantener una conversación, y entender las preguntas. Tengo que comentar aquí que no todo el mundo es unánime en su admiración por David, y que en su libro "Los desafíos de la memoria", Joshua Foer pone en duda parte de la historia de David, en concreto el que tenga esa habilidad "sinestésica" de la que habla o que sea un verdadero caso de síndrome de Asperger y mucho menos de savant ... Personalmente creo que David es sincero, aunque él mismo estaría de acuerdo en que sus habilidades memorísticas, linguísticas y de cálculo pueden ser imitadas e incluso superadas por personas completamente "normales"... sea cual sea el significado de esa palabra. Precisamente de eso va este libro.
La idea fundamental del ensayo, aparte de ser un lúdico y entretenido recorrido por algunas de las más sorprendentes habilidades cerebrales, es la desmitificación de las habilidades, aparentemente sobrehumanas, de aquellos aquejados por el síndrome de Asperger en su modalidad savant, grupo en el que él mismo se incluye aunque no deje por otra parte de ser una persona completamente funcional, con algunas particularidades y manías, y capaz por otra parte de analizar y explicar con detalle su caso particular... lo que lo hace "casi" único, y digo casi porque me viene a la memoria el caso de Temple Grandin, protagonista entre otros del excelente ensayo de Oliver Sacks "Un antropólogo en Marte", donde tenemos el caso de otro caso de síndrome de Asperger con una determinada habilidad, completamente funcional, capaz de hablar de sí misma con detalle y con un gran éxito profesional además. David pone en cuestión algunos mitos respecto a los savant, tal y como que nunca se equivoquen, por ejemplo, y sobre todo el hecho de que sus habilidades no puedan ser adquiridas por una persona normal con el debido entrenamiento y perseverancia. También le da un buen tirón de orejas al bueno de Oliver Sacks (que en paz descanse) por su retrato poco amable de dos gemelos savant retratados en "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero", aparte de cuestionar algunos de los hechos que en ese capítulo concreto se narran.
El libro constituye todo un viaje ameno e interesante por el mundo de las habilidades cerebrales, su título en el original en inglés vendría a ser "Abrazando el ancho cielo", confío en que futuras ediciones en castellano cambien el pretencioso título que de momento le han puesto. Lo de "abrazar el cielo" hace referencia a una idea de Tammet sobre la aparente pequeñez del cerebro humano, que sin embargo en su interior y debido a su increíble complejidad puede incluir el universo entero, aunque sea de forma conceptual.
David en su recorrido por las particularidades del cerebro no dejará pasar la oportunidad de expresar sus opiniones, hablar desde la experiencia, y en definitiva dejar parte de sí mismo en el camino, nada que ver con esos escritores de ensayos que no se "mojan" y desaparecen de escena. David deja claro desde el comienzo que el tema tratado no ha sido escogido por él por casualidad. La complejidad del cerebro humano y descubrimientos recientes en el campo de la neurociencia, el tema de la inteligencia y su posible medida, los diferentes tipos de inteligencia, aquello denominado "inteligencia emocional"... los problemas a la hora de realizar test y su inutilidad, la relación entre la misma y el ambiente social, la práctica de una determinada habilidad etc etc. La capacidad del cerebro humano, incluso en edades muy tempranas, para adquirir y utilizar algo tan complejo como el lenguaje, el papel del olvido y la memoria, la importancia del lenguaje a la hora de moldear la mente...
El libro en su parte final aborda el siempre apasionante tema de la percepción de la realidad, de cómo el mundo que percibimos es una construcción de la mente que se articula fundamentalmente a través de la visión, las ilusiones ópticas, y el tema tan importante de la información, sobre la importancia de filtrar la misma y las repercusiones negativas que tienen el bombardeo informativo y su capacidad para desorientarnos y confundirnos en vez de guiarnos. El pensamiento matemático, los sistemas electorales, el papel del azar... y finalmente el futuro de la mente humana, tal y como lo ven algunos en relación con la informática, los ordenadores y esa futura fusión entre mente y tecnología cibernética... la postura de David en este tema no es de escepticismo total, pero tampoco de ilusión desmedida, tal y como tienen otros, sobre las posibilidades de una futura unión hombre-máquina.
La sensación que me produce Tammet es la de una persona sensible e inteligente, lo más opuesto posible a una mente cuadriculada, un autor con una visión poética de la vida, aunque con una buena base matemática y científica. En definitiva una especie de mentalidad científica y analítica, muy poderosa, que hace años descubrió el mundo de las letras y vive un idilio con el lenguaje pero sin dejar de lado sus adoradas matemáticas. Pronto leeré otro trabajo suyo publicado con anterioridad pero escrito en fecha más reciente. Sin duda D. Tammet es un autor al que vale la pena seguir, creo que acertó de pleno cuando decidió dedicar su vida a escribir, posee un talento innegable para ello y creo que los lectores de divulgación estamos de suerte con el hecho de que alguien como él se moleste en escribir y compartir sus pensamientos y reflexiones con nosotros.
La sensación que me produce Tammet es la de una persona sensible e inteligente, lo más opuesto posible a una mente cuadriculada, un autor con una visión poética de la vida, aunque con una buena base matemática y científica. En definitiva una especie de mentalidad científica y analítica, muy poderosa, que hace años descubrió el mundo de las letras y vive un idilio con el lenguaje pero sin dejar de lado sus adoradas matemáticas. Pronto leeré otro trabajo suyo publicado con anterioridad pero escrito en fecha más reciente. Sin duda D. Tammet es un autor al que vale la pena seguir, creo que acertó de pleno cuando decidió dedicar su vida a escribir, posee un talento innegable para ello y creo que los lectores de divulgación estamos de suerte con el hecho de que alguien como él se moleste en escribir y compartir sus pensamientos y reflexiones con nosotros.
Lo mejor: Sencillo de leer, lleno de información interesante, muchísimo sentido común, elegantemente escrito... en él da la sensación de que no sobra ni falta nada. Una delicia que gustará a los lectores habituales del género de la divulgación científica y temas relacionados con el cerebro y la mente en general. Muy recomendable.
Lo peor: Toca tantos temas que no profundiza al final en ninguno, la sensación final que tuve al terminarlo fue de haber leído un libro ameno y poco más, que le faltaba "sustancia" y que no me descubría nada nuevo, que en general estaba de acuerdo con sus reflexiones y que no había nada sorprendente. El libro, es verdad, tiene momentos interesantes, pero lamento un poco una cierta ausencia del Daniel Tammet que aparecía en "Nacido en un día azul", había un componente humano y personal omnipresente que le otorgaba una calidez que no tenemos aquí, el anterior me sigue pareciendo mejor libro, aunque sé que la comparación no es en absoluto justa esperaba más de este autor.
Fe de erratas: Es Daniel, en lugar de David
ResponderEliminarCorregido, gracias :-)
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