"¿Qué valor puede tener la vida humana, si llevamos grabado en nuestra memoria que millones de personas morían hace muy pocos años?. Estamos llenos de odio y prejuicios. Los hemos heredado del Gulag y la guerra horrible que libramos. De la colectivización, la eliminación de los kulaks, las deportaciones de pueblos enteros...
Así fue el socialismo y ésa la vida que tuvimos. No solíamos hablar de ella antes. Pero ahora que el mundo ha mutado incontrovertiblemente, aquellas vidas nuestras interesan a todos, no importa como fueran, eran las vidas que nos tocó vivir. Yo escribo, reúno las briznas, las migas de la historia del socialismo "doméstico", del socialismo "interior"... Estudio el modo en que consiguió habitar en el espíritu de la gente. Siempre me ha atraído ese espacio minúsculo, el espacio que ocupa un solo ser humano, uno solo... Porque, en verdad, es ahí donde ocurre todo."
Ficha: El fin del "Homo Sovieticus", Svetlana Aleksiévich, editorial Acantilado, 643 páginas, ISBN: 978 84 16011 84 1
En una entrevista que le hicieron hace poco tiempo a S. Aleksiévich le preguntaron si alguna vez escribiría algún libro de ficción, contestó que no lo creía, que la realidad era ya de por sí lo suficientemente rica e interesante como para pensar en escribir una obra de ficción... y la verdad es que tras leer este ensayo hay que decir que la autora bielorrusa se quedó corta...
Hace muy poco comenté aquí su impresionante "Voces de Chernóbil", seguramente la mejor acabada y recomendable de sus obras, este "El fin del Homo sovieticus" no me ha impactado tanto... seguramente porque ya iba advertido y en buena medida ya sabía lo que me iba a encontrar, aun así ha sido una lectura de lo más interesante y es uno de esos libros que simplemente no puedes dejar de leer una vez lo empiezas. La magnitud y la complejidad del tema tratado es enorme, colosal, de ahí que la fidelidad a su estilo de escribir y el formato de los libros de esta peculiar escritora, galardonada con el Nobel en 2.015, constituye todo un acierto. Cualquier ensayo más convencional donde un historiador se pusiera a narrarnos, con más o menos detalle y fidelidad, la caída del régimen soviético, de 1.989 a 1.991, y sus posteriores consecuencias, JAMAS tendría, vamos ni por asomo, el interés y la riqueza del cuadro mostrado por Svetlana en esta obra. Tendría forzosamente que centrarse en los acontecimientos históricos, tirar de hemeroteca, interpretar la enorme cantidad de datos... aquí en cambio la escritora bielorrusa se limita a recopilar una serie de testimonios recogidos durante años donde se nos narran en primera persona cómo fue la vida de la gente a la que le tocó vivir los años anteriores, la caída del régimen y la desmembración del estado soviético... esa forma de escribir la historia, narrada no por aquellos que la protagonizan y que toman decisiones que afectan a miles o millones de personas, sino por aquellos ciudadanos anónimos que la sufren y cuyos testimonios quedarían siempre en el olvido de no ser porque un día se presentó en sus casas una peculiar periodista provista de una grabadora y una sobresaliente cantidad de paciencia y capacidad para sentir empatía por sus entrevistados. Una periodista que en más de una ocasión, recogida en este libro, romperá a llorar junto con la persona entrevistada... y justo cuando piensa que en su trabajo y su carrera profesional ya ha visto y escuchado de todo.
Pertenezco a una generación que vio la sucesión de efímeros mandatarios soviéticos que siguieron a la muerte de Brezhnev en 1.982, y la elección de Gorbachov en 1.985, un hombre que le caía bien a casi todo el mundo, daba una imagen muy diferente a la del tradicional jerarca soviético... palabras como "glasnost", transparencia, o "perestroika", reformas, pasaron a formar parte del vocabulario político desde su llegada al poder. El mundo estaba cansado de la guerra fría y ese equilibrio del terror que presidía la política de bloques de aquel entonces... fueron unos años que quedaron para siempre marcados en nuestra memoria. Nada hacía presagiar que el mandato de Gorbachov iba a ser tan breve y que aquella superpotencia temible, digno contendiente de los EEUU en el reparto de poder mundial, iba a desaparecer como tal en un tiempo record. Fue un proceso tan rápido que creo que la mayoría nos quedamos pensando ¿pero qué ha pasado?, el régimen comunista se desplomó igual que un edificio de madera carcomido por las termitas, parecía fuerte y temible desde fuera... pero estaba podrido hasta los cimientos y bastaba un ligero viento para echarlo todo abajo.
Una cosa es cómo se ven los acontecimientos históricos desde lejos, tal y como lo vimos en occidente con una información filtrada y sesgada por los medios de comunicación, otra es la historia oficial de sus protagonistas... y otra bien distinta es la historia personal de los que sufren el proceso, aquellos a los que pilla en medio y tienen que vivirlo como pueden. Esa es la gente escogida por Svetlana para contar su historia. No veremos a ningún personaje importante narrar lo ocurrido, son todos ciudadanos anónimos, unos de edad madura que habían vivido siempre bajo el régimen soviético, algunos más viejos que recordaban todavía historias de la guerra y la represión estalinista, otros más jóvenes que vivieron aquellos años con mucha ilusión y esperanza. Escucharemos testimonios de ex-comunistas que en el momento de relatar su vida todavía defienden a capa y espada al antiguo régimen, muchos comunistas desilusionados pasan por sus páginas, pero también ciudadanos que pensaron que la "libertad" era otra cosa... que en modo alguno estaban preparados para la época de escasez y penurias que siguió al desplome de la URSS. Los más estremecedores de todos serán los testimonios de gentes que tuvieron que marchar de sus tierras debido al desmembramiento de la Unión Soviética y las guerras étnicas que le siguieron, como el conflicto entre Azerbaiyan y Armenia, sin duda el resultado más directo y dramático del desplome del régimen.
Poco a poco uno cómo durante mucho tiempo han existido personas que hayan defendido aquel régimen y sentido nostalgia por la vida que llevaron bajo el mismo, un país de funcionarios con una mentalidad idealista promovida desde el estado, que se sentían felices si podían comer naranjas en navidad, con unas viviendas muy bien provistas de libros pero carentes de lujos y comodidades, donde la ideología dominante hacía tiempo que había ocupado el papel de la religión y todo era sacrificio en el presente en pos de un futuro ideal donde todo sería mejor... la cruda realidad los arrojó como a niños a la intemperie, a un mundo donde el dinero era el nuevo dios que sustituía a los ideales comunistas, a un mundo inclemente donde solo primaba el interés propio y donde no eras nada si eras pobre, donde de nada valían los títulos universitarios y los estudios, y donde una pandilla de mafiosos y malhechores se hicieron con las riendas de la política liquidando el estado a precio de saldo... antes era la falta de libertad, el miedo omnipresente en la época estalinista, la desconfianza y la posible denuncia de cualquiera, luego el miedo a la pobreza, la falta de humanidad y sobre todo la decepción al pasar de golpe de un mal socialismo donde no existía libertad de pensamiento a un capitalismo salvaje donde ya puedes expresar cuanto quieras libremente... que a nadie ya le importas un pimiento si no tienes dinero y no existe ningún "papá estado" para acogerte si te ves tirado en la calle.
Existe una maldición china que reza "así tengas una vida interesante", da la impresión de que Svetlana ha hecho una verdadera criba en los testimonios recogidos aquí, de que solo ha dejado las historias tremebundas, de suicidas o gente que ha vivido al límite, de supervivientes de los campos de trabajo y los orfanatos, de supervivientes de la guerra, de supervivientes de hogares donde las privaciones y el alcoholismo, con la violencia que lo suele acompañar, forman una combinación especialmente cruel. Testimonios sobre todo de mujeres, madres, esposas, hijas ... gentes de diversas procedencias, cada una con una dura historia, una "historia interesante" que contar. Es un libro tremendo, si con su anterior trabajo aquí comentado conseguía que el lector rechazase de plano la energía nuclear, aquí se va a convertir en un enemigo acérrimo del vodka...
Miseria, dolor, desilusión... algunos son testimonios verdaderamente crudos, y cuando crees que ya las leído lo peor, o lo más extravagante, todavía aguardan algunas sorpresas. No es un relato amable de la Rusia soviética lo que vemos aquí, pero tampoco mucho menos de la actual Rusia de Vladimir Putin, no se si este libro está publicado en Rusia... no carga especialmente las tintas contra el actual dirigente ruso, pero tampoco deja en muy buen lugar al país ni a su gente, salvo excepciones, vamos que uno lo lee y se le quitan las ganas de viajar a Rusia de golpe. Lo bueno es que uno agradece una y otra vez haber nacido y vivido en occidente, incluso en España... aquí tenemos, crisis incluida, un paraíso en comparación con lo que viven muchas personas allí. Odio, estupidez, racismo, xenofobia... los rusos han pasado en una generación de ser personas cultas, educadas e instruidas a formar un cuadro verdaderamente lamentable donde cualquier cosa es posible, y cualquier ley aberrante como esa reciente que despenaliza parcialmente la violencia doméstica, resulta comprensible en ese contexto de estulticia generalizada, y es que para juzgar a Rusia no se pueden usar los baremos que tenemos en occidente para medir, hay que ahondar en su historia, en su gente, en lo que han pasado en estos últimos treinta años, y en lo que vivieron anteriormente.
El libro de Svetlana a pesar de denotar un gusto especial por lo crudo y lo sensacionalista, esto es innegable, tiene esa virtud, la de profundizar en el alma de gentes que simplemente son hijos de su tiempo, y a través de sus ideas, opiniones, relatos de vivencias, sentimientos... es precisamente ese material humano la materia prima con la que trabaja la escritora. Pareciera que su labor es extremadamente fácil, busca a alguien con una historia interesante o especialmente dramática, no importa si está a un lado o al otro de una línea ideológica, siéntate junto a él o ella, pon la grabadora en marcha y déjale hablar y sincerarse como no lo haya hecho en su vida, luego recoge el testimonio, pule aquí y allí y ya tienes un material de primera por el cual quizás optes a un premio más adelante... pues no, no creo que sea tan fácil como eso. Buscar, indagar en las historias, contactar con gente que en ocasiones son verdaderos parias con los que nadie querría hablar... y eso durante años. No se el tiempo que la periodista bielorrusa llevó recopilando historias para incluirlas en este libro, pero queda claro que debajo de un ensayo como este hay un trabajo formidable. Comprensión, mucha paciencia, buen olfato para detectar una buena historia, empatía, psicología... no creo que libros como los que escribe esta mujer, y que le ocasionaron su expulsión de Bielorrusia, sean fáciles de escribir.
El desfile de testimonios que recoge este libro es de lo más variopinto, da la impresión de que Svetlana hubiese reunido en este libro toda una suerte de miscelánea, que hubiese volcado en él el contenido de un "cajón de sastre" repartido entre sus documentos y le hubiese dado forma de libro. Porque si es verdad que hay testimonios directamente relacionados con el tema principal del libro, el desplome y desmembramiento de la URSS, no es menos verdad que hay testimonios que están ahí simplemente porque sí, porque relatan la vida que una persona ha vivido durante la existencia del régimen soviético, y nada más puede añadirse, relatos de gente anciana que sirven como sondas temporales para enjuiciar el presente en base a la historia vivida y de paso lanzar interrogantes al futuro. Hay historias, no obstante, que podrían ser perfectamente eliminadas y que no aportan nada a la mejor comprensión del cambio histórico vivido por el país, y que da la impresión de que están ahí simplemente porque son lo suficientemente interesantes por sí mismas, como el testimonio de la madre de un suicida por ejemplo, Svetlana siente verdadera debilidad por el testimonio de las madres, o el de esa historia rocambolesca de casi el final del libro que terminó inspirando una película... definitivamente la escritora se ha tomado muchas libertades a la hora de la selección.
Otras lecturas recomendadas:
"Vida y destino" de Vassili Grossman.
"Koba el temible" de Martin Amis
Otras lecturas recomendadas:
"Vida y destino" de Vassili Grossman.
"Koba el temible" de Martin Amis
Lo mejor: Una visión coral y caleidoscópica, íntima e introspectiva, plena de testimonios impresionantes acerca de un episodio fundamental de la historia reciente. Una obra imprescindible para entender a la Rusia y las repúblicas ex-soviéticas actuales, que desmitifica tanto el antiguo régimen soviético como al instaurado por Yeltsin y Putin. Cuando lo lees te das cuenta de que allí todavía falta mucho para que tengan algo parecido a una democracia al estilo occidental y que en esencia el comunismo, o más bien el autoritarismo que siempre ha presidido la vida política rusa no ha muerto con el régimen comunista, sino que solamente ha tomado otro disfraz, y que ni era deseable lo que había antes ni tampoco lo que vino después, pero que parece que el destino de los rusos es siempre el mismo, tal y como reza el refrán recogido en el libro "en Rusia todo puede cambiar en cinco años y no cambiar nada en doscientos".
Lo peor: No me parece una obra tan entera y acabada como "Voces de Chernóbil", es muy densa e interesante, más ambiciosa sin duda, pero en demasiadas ocasiones da la impresión de dispersarse un poco y querer abarcar demasiado. Te deja exhausto y machacado ante tanto sufrimiento y aunque es verdad que también hay lugar para la esperanza y la admiración ante seres humanos que no parecen de este mundo por su capacidad de aguante y actitud ante la vida, da la impresión de que Rusia no tiene remedio, hay un trasfondo pesimista y amargo que las diferentes notas optimistas no consiguen ocultar. Lo dicho, que dan ganas de no acercarse a ese país ni en fotos :-).
Gracias por tu reseña, muy útil. Saludos desde México. Aura
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