Ficha: "El ajedrez es mi vida... y algo más", autor Viktor Korchnoi, editorial Chessy, 282 páginas, ISBN: 978-84-937645-3-1
26 de enero de 2.011, se celebra como cada año el torneo de ajedrez de Gibraltar, jugadores de sobra conocidos por los aficionados miden sus fuerzas en el tablero... en la nota de prensa tras la ronda de aquel día salta la bomba, Fabiano Caruana, un maestro italiano perteneciente a la élite con un ELO por encima de los 2.700 puntos ha perdido su partida jugando con blancas frente a un jugador inferior en 170 puntos en el ranking y ¡62 años de más edad!, ha bastado un error posicional para que el jugador que conducía las negras presionase de forma implacable hasta doblegarle... Fabiano podría ser su nieto o bisnieto, estamos hablando naturalmente de Viktor Korchnoi, el jugador más fuerte de la historia del ajedrez que nunca llegó a ceñirse la corona de campeón. En aquel momento faltaban casi un par de meses para que cumpliese los 80 años, ¿cuantos jugadores de la actual élite llegarán a su edad con ese nivel de juego?... probablemente yo no lo veré pero apostaría a que ninguno.
Supe de la existencia del gran Viktor "el terrible" desde que tuve noticias de los campeonatos del mundo de ajedrez allá por mi adolescencia, solo sabía que había sido rival de Anatoli Karpov en su defensa del título mundial en 1.978 y 1.981 y poco más. Su estilo de juego calificado por algunos de "retorcido, defensivo y amante de posiciones complejas" no era desde luego santo de mi devoción, sin conocer gran cosa sobre este jugador tomé deliberadamente partido por Karpov, pues su juego me pareció siempre paradigma de la elegancia y el virtuosismo técnico. Había además una importante diferencia de edad entre ambos y bueno, la juventud posee siempre un atractivo especial, algo había en la persona de Anatoli que me resultaba afín y a su vez algo encontraba de repelente en aquel desconocido de cabellos revueltos con una incipiente calvicie y barba de dos días.
26 de enero de 2.011, se celebra como cada año el torneo de ajedrez de Gibraltar, jugadores de sobra conocidos por los aficionados miden sus fuerzas en el tablero... en la nota de prensa tras la ronda de aquel día salta la bomba, Fabiano Caruana, un maestro italiano perteneciente a la élite con un ELO por encima de los 2.700 puntos ha perdido su partida jugando con blancas frente a un jugador inferior en 170 puntos en el ranking y ¡62 años de más edad!, ha bastado un error posicional para que el jugador que conducía las negras presionase de forma implacable hasta doblegarle... Fabiano podría ser su nieto o bisnieto, estamos hablando naturalmente de Viktor Korchnoi, el jugador más fuerte de la historia del ajedrez que nunca llegó a ceñirse la corona de campeón. En aquel momento faltaban casi un par de meses para que cumpliese los 80 años, ¿cuantos jugadores de la actual élite llegarán a su edad con ese nivel de juego?... probablemente yo no lo veré pero apostaría a que ninguno.
Supe de la existencia del gran Viktor "el terrible" desde que tuve noticias de los campeonatos del mundo de ajedrez allá por mi adolescencia, solo sabía que había sido rival de Anatoli Karpov en su defensa del título mundial en 1.978 y 1.981 y poco más. Su estilo de juego calificado por algunos de "retorcido, defensivo y amante de posiciones complejas" no era desde luego santo de mi devoción, sin conocer gran cosa sobre este jugador tomé deliberadamente partido por Karpov, pues su juego me pareció siempre paradigma de la elegancia y el virtuosismo técnico. Había además una importante diferencia de edad entre ambos y bueno, la juventud posee siempre un atractivo especial, algo había en la persona de Anatoli que me resultaba afín y a su vez algo encontraba de repelente en aquel desconocido de cabellos revueltos con una incipiente calvicie y barba de dos días.
Había un vacío en torno a ese jugador que no acertaba a comprender, por edad pertenecía a esa insuperable generación de jugadores como Petrosian, Spassky, Geller, Tahl, Polugaevsky, Stein... campeones del mundo y grandes estrellas del ajedrez en los años 50 y 60, en mis libros de ajedrez apenas se nombraba a Korchnoi. Luego me enteré de que había huido de la URSS y que disputó los matches contra Karpov desde su puesto de exiliado, habiendo sido objeto de una feroz campaña de desprestigio y acoso por parte de las autoridades soviéticas. Tampoco eso bastaba para incluirle en mi nómina de jugadores favoritos aunque desde luego que consiguió captar mi atención. Probablemente porque no podía entender su forma de jugar, a todos los aficionados nos atraen las partidas de ataque, también con el tiempo nos llega a atraer el virtuosismo en los finales y el juego de posiciones simples ... pero ¿un jugador amante de las complicaciones y virtuoso de la defensa?, además caracterizado no solamente por no entregar material sino por aceptar sacrificios e intentar refutarlos sobre la marcha... era una especie de némesis del juego de Tahl, allí donde este sacrificaba y atacaba este aceptaba los "regalos" y se defendía con tenacidad, en verdad que no podía ser más antipático y poco atractivo para el aficionado amante de los fuegos de artificio y jugadas espectaculares.
Así estaban las cosas hasta que cayó en mis manos el tomo quinto de la serie "Mis grandes predecesores" de Garry Kasparov, en el mismo, dedicado a Viktor y a Karpov, Garry se deshace de elogios hacia el primero, otorgándole el honor de dedicarle la mitad del tomo con una presencia igual a la de Anatoli a pesar de no haberse proclamado campeón del mundo, es el único jugador con quien Kasparov ha tenido tal deferencia como queriendo subrayar que Viktor podría ser considerado como "rey sin corona", no solo a la misma altura de Paul Keres o David Bronstein sino superándolos de pleno merced a los éxitos deportivos de una larguísima carrera junto al tablero y a un legado de partidas magistrales superior a la de la mayoría de campeones mundiales. En las bases de datos hay más de 4.000 partidas de Korchnoi y suman 156 los torneos donde ocupó un lugar no inferior al quinto puesto. Hablamos de un grande entre los grandes. Sea como fuere quedé tan impresionado por el trabajo que le dedicó Kasparov que inmediatamente le incluí en mi nómina de maestros favoritos junto a Bronstein o Tahl.
En el libro que nos ocupa Viktor nos habla de su vida, desde su infancia y primeras aproximaciones al ajedrez, hasta el momento actual... una larga vida llena de dificultades y penurias pero también de grandes éxitos deportivos. Seremos testigos de la dura existencia del autor en el Leningrado sitiado por las tropas nazis donde sobrevivió robando cartillas de racionamiento de los cadáveres, bebiendo agua de las tapas de alcantarilla, como su infancia quedó marcada por la trágica pérdida de su padre y como se fue abriendo paso poco a poco en el mundo del ajedrez de su ciudad hasta proclamarse campeón juvenil de la misma. Viktor nos hablará largo y tendido de aquellos campeonatos de la URSS que llegó a ganar en cuatro ocasiones récord solo superado por Botwinnik, las difíciles luchas contra todos aquellos grandes jugadores que le superaban en toda la línea excepto en una cosa... en espíritu de lucha. Nos hablará de las intrigas que contra él urdió Petrosian, de las dificultades para salir al extranjero, de como vivía un maestro soviético de la época... será especialmente crítico contra un sistema que terminó haciéndole la vida imposible debido a su carácter independiente y contestatario, invitándole a que abandonara el país al término de un torneo en Holanda.
En el libro que nos ocupa Viktor nos habla de su vida, desde su infancia y primeras aproximaciones al ajedrez, hasta el momento actual... una larga vida llena de dificultades y penurias pero también de grandes éxitos deportivos. Seremos testigos de la dura existencia del autor en el Leningrado sitiado por las tropas nazis donde sobrevivió robando cartillas de racionamiento de los cadáveres, bebiendo agua de las tapas de alcantarilla, como su infancia quedó marcada por la trágica pérdida de su padre y como se fue abriendo paso poco a poco en el mundo del ajedrez de su ciudad hasta proclamarse campeón juvenil de la misma. Viktor nos hablará largo y tendido de aquellos campeonatos de la URSS que llegó a ganar en cuatro ocasiones récord solo superado por Botwinnik, las difíciles luchas contra todos aquellos grandes jugadores que le superaban en toda la línea excepto en una cosa... en espíritu de lucha. Nos hablará de las intrigas que contra él urdió Petrosian, de las dificultades para salir al extranjero, de como vivía un maestro soviético de la época... será especialmente crítico contra un sistema que terminó haciéndole la vida imposible debido a su carácter independiente y contestatario, invitándole a que abandonara el país al término de un torneo en Holanda.
El libro está también salpicado con abundantes partidas suyas, algunas ampliamente comentadas, fotografías, anécdotas... junto con la detallada crónica de su infructuoso camino hacia la cumbre del juego donde no solamente tuvo que medirse contra los mejores jugadores del mundo sino también a un genio del ajedrez, Anatoli Karpov, con el mayor apoyo humano que jamás recibió jugador alguno y además a una presión psicológica verdaderamente brutal con su mujer bajo arresto domiciliario y su hijo en prisión, despreciados como la familia de disidente. Su nombre además fue borrado de todos los libros sobre el juego y ni siquiera la prensa se refería a él por él llamándole el "aspirante" o simplemente "el traidor". En mi biblioteca poseía hace años un libro de Tahl en clave autobiográfica con una selección de sus mejores partidas donde el nombre de Korchnoi no se pronunciaba ni una sola vez... y eso que ambos jugadores midieron sus fuerzas en muchas ocasiones siendo Viktor durante años la "bestia negra" del mago de Riga.
Viktor no pudo proclamarse campeón, luchaba contra un poderoso sistema, contra un jugador excepcional y además contra el tiempo... tenía 47 años cuando se enfrentó a Karpov en Baguío (Filipinas) veinte más que su jóven rival, aunque estaba aún en la cima creativa de su juego a una edad en la que hace tiempo que los maestros van de capa caída la ley de la naturaleza sigue su curso inexorable...
Aun así estuvo muy cerca de conseguirlo y teniendo en cuenta las circunstancias fue un resultado formidable que casi deja pequeño el conseguido por Fischer en 1.972, ¿cual es el secreto de este leningradense de ascendencia judía y ucraniana?... seguramente una mezcla de amor al trabajo, voluntad de hierro y tremendo espíritu de lucha, aunado con una buena salud crónica y sistema nervioso a prueba de balas. Otra cualidad indispensable que le ha hecho mantenerse en tan buena forma "ajedrecística" es un insuperable amor por la verdad y la objetividad sobre el tablero donde no escatima críticas al juego de sus rivales y especialmente al suyo propio. Victor ya antes de su huida de la URSS mantenía malas relaciones con numerosos colegas debido precisamente por eso, por su falta de tacto y su espíritu independiente a la hora de decir lo que pensaba sin hipocresías ni paños calientes... una cualidad de su carácter que le granjeó muchos problemas y no pocas enemistades, nunca tuvo nuestro héroe demasiado sentido de la diplomacia. Otros grandes jugadores contemporáneos suyos tuvieron una vida más fácil merced a su desarrollado sentido de la hipocresía. En el libro Viktor no ahorra comentarios y ácidas críticas a los mismos.
Aun así estuvo muy cerca de conseguirlo y teniendo en cuenta las circunstancias fue un resultado formidable que casi deja pequeño el conseguido por Fischer en 1.972, ¿cual es el secreto de este leningradense de ascendencia judía y ucraniana?... seguramente una mezcla de amor al trabajo, voluntad de hierro y tremendo espíritu de lucha, aunado con una buena salud crónica y sistema nervioso a prueba de balas. Otra cualidad indispensable que le ha hecho mantenerse en tan buena forma "ajedrecística" es un insuperable amor por la verdad y la objetividad sobre el tablero donde no escatima críticas al juego de sus rivales y especialmente al suyo propio. Victor ya antes de su huida de la URSS mantenía malas relaciones con numerosos colegas debido precisamente por eso, por su falta de tacto y su espíritu independiente a la hora de decir lo que pensaba sin hipocresías ni paños calientes... una cualidad de su carácter que le granjeó muchos problemas y no pocas enemistades, nunca tuvo nuestro héroe demasiado sentido de la diplomacia. Otros grandes jugadores contemporáneos suyos tuvieron una vida más fácil merced a su desarrollado sentido de la hipocresía. En el libro Viktor no ahorra comentarios y ácidas críticas a los mismos.
Alguna anécdota sobre su carácter:
El maestro peruano Julio Granda en sus comienzos participó en un torneo donde se enfrentó a Korchnoi con blancas, tras un empate rápido y firmar unas tablas sin lucha este se quitó sus gafas y mirándole le preguntó "jóven ¿usted porque juega al ajedrez?"... creo que Granda tardó bastante en volver a hacer algo parecido.
En otra ocasión jugaba en un torneo y comentó a un compañero suyo de equipo refiriéndose a su rival en su próxima ronda "se como ganarle, he comprobado que pasada la cuarta hora de juego se cansa, de modo que voy a tratar de agotarle... ", ¡su rival tenía 25 años menos de edad!.
Tras una partida en un torneo un maestro se lamentaba de haber empatado frente a un rival notablemente inferior, Viktor le dijo "no me extraña, hiciste las mejores jugadas y le forzaste a emplearse al máximo... debiste dejar caer algún error para que se confiara... "
Terminada una simultánea un aficionado se preguntaba como había podido ganarle Viktor si "tenía un plan perfecto", otro jugador simplemente le dijo "si, tenías un buen plan, pero él no lo siguió" ;-).
Un par de frases atribuidas a Korchnoi:
En otra ocasión jugaba en un torneo y comentó a un compañero suyo de equipo refiriéndose a su rival en su próxima ronda "se como ganarle, he comprobado que pasada la cuarta hora de juego se cansa, de modo que voy a tratar de agotarle... ", ¡su rival tenía 25 años menos de edad!.
Tras una partida en un torneo un maestro se lamentaba de haber empatado frente a un rival notablemente inferior, Viktor le dijo "no me extraña, hiciste las mejores jugadas y le forzaste a emplearse al máximo... debiste dejar caer algún error para que se confiara... "
Terminada una simultánea un aficionado se preguntaba como había podido ganarle Viktor si "tenía un plan perfecto", otro jugador simplemente le dijo "si, tenías un buen plan, pero él no lo siguió" ;-).
Un par de frases atribuidas a Korchnoi:
"Ningún gran maestro es normal; sólo se diferencian por la gravedad de su locura"
"Con frecuencia se encuentran, dentro de los cocos, los esqueletos de los ratones, porque es más fácil entrar en ellos, delgados y ávidos, que salir, apaciguados pero gordos"
"Con frecuencia se encuentran, dentro de los cocos, los esqueletos de los ratones, porque es más fácil entrar en ellos, delgados y ávidos, que salir, apaciguados pero gordos"
Lo mejor: Una obra imprescindible en la biblioteca de todo buen aficionado al juego que seguramente no te enseñará a jugar mejor, pero difícilmente encontrarás un libro más interesante que este si te gusta la historia del juego rey. Esté uno de acuerdo o no con las opiniones vertidas por Viktor no cabe duda de que esta obra rezuma sinceridad y honestidad por los cuatro costados. Y lo mejor de todo... Viktor sigue vivo, sigue jugando a sus 80 años y no ha hecho falta que deje este mundo para tener este libro editado en castellano para deleite de todos los aficionados a este maravilloso juego.
Lo peor: Viktor nos muestra la historia de su vida de forma completamente subjetiva como debe ser, gracias al impresionante trabajo de Kasparov conozco también la versión de Karpov sobre lo acontecido en Baguío y Merano de forma que aunque mis simpatías estén con el lado más débil, en este caso el disidente Korchnoi, no cabe tampoco duda de que nunca fue un ángel de la caridad y que supo usar los limitados medios que disponía para atraer simpatías por su causa. No digo en absoluto que mienta, la honestidad de este hombre para mí está más allá de toda duda, sino que también sabe como cualquiera nadar y guardar la ropa.