viernes, 11 de enero de 2013

¿La injusticia de la justicia?



Ficha:  ¿La injusticia de la justicia?, Tania Miralles Gil, Editorial Círculo Rojo, 332 páginas, ISBN: 9788490300


De nuevo otra lectura por encargo, o casi, en este caso se trata de uno de mis regalos de estas navidades obsequio de mi hermana que conoce mejor que nadie mi obsesión por la lectura y que tiene la osadía de asomarse de vez en cuando a este blog :-). Por lo visto conoce a alguien en su trabajo que es familiar o conocida de la autora del mismo así que tengo en mis manos un ejemplar firmado e incluso con una dedicatoria... todo un lujo muy poco frecuente en mi biblioteca.

Tania Miralles se estrena en el mercado literario con una especie de “trhiller” judicial, la historia es bien simple... dos jóvenes empresarios, Marcos y Noah,  han sido acusados de un delito de tráfico de drogas y armas y detenidos. Ambos son inocentes pero han quedado atrapados en las redes del aparato judicial y asisten estupefactos a una situación que jamás podrían haber imaginado, verse entre rejas por un delito que no han cometido y sin saber a ciencia cierta como va a terminar la pesadilla en la que están inmersos. La historia está basada en un caso real, solo la autora sabe que elementos corresponden al relato de los protagonistas y cuales han sido añadidos o modificados en la misma.

La convivencia en sociedad hace necesarias las leyes, el fundamento de las mismas consiste principalmente en un equilibrio entre la defensa de los intereses individuales de cada miembro de la sociedad y su protección frente a los intereses de los demás. Sin embargo hasta la ley más perfecta se convierte en simple papel mojado si el estado en representación de la sociedad en su conjunto no provee los medios necesarios para la vigilancia de su cumplimiento... ahí entran en acción las fuerzas de seguridad y la organización judicial, y por desgracia también entran los seres humanos con sus defectos, sus prejuicios, sus debilidades y corruptelas...

De la mano de la escritora que se presenta a sí misma desde el comienzo como narradora de los hechos y del relato de los dos protagonistas, se nos hace partícipes de una historia conmovedora y profundamente humana donde seremos testigos de las tribulaciones de las dos infelices víctimas de un error judicial, de su humillación y conversión en dos sujetos sin apenas derechos por una simple equivocación en la investigación policial, propiciada en buena medida por la imagen que ambos proyectan de jóvenes hombres de negocios de éxito... algo que forzosamente ha de parecer sospechoso en las calenturientas mentes de los investigadores seguramente también aguijoneadas por la envidia.

La sorpresa y la incredulidad inicial, mayúscula al ser ambos inocentes, va dejando paso a la preocupación, el dolor por la humillación y la rabia. Se verán metidos de lleno en un régimen carcelario y conocerán un mundo marginal que antes veían muy de lejos... uno de los padres del movimiento punk británico dijo una vez tras su paso por la cárcel que esta “era una experiencia que todo el mundo debería vivir alguna vez en su vida”... era un tipejo repugnante y lleno de odio pero algo de razón debía tener porque forzosamente algo así ha de transformar la percepción que se tiene de las cosas para siempre.  Alguna contrapartida buena tiene sin duda al dolor y el sufrimiento que sin buscarlo en modo alguno les cae encima a sus protagonistas. Ambos no volverán a ser los mismos tras la experiencia.

El libro se lee fácilmente y la historia avanza con fluidez, se termina casi sin darse uno cuenta. Ayer mismo salía de la cárcel un chico que fue detenido en las manifestaciones que rodearon el Congreso hace casi dos meses al que se le ha aplicado la ley antiterrorista, sin motivo alguno por simples indicios sin fundamento y con una clara intención política de "dar ejemplo" y ha pasado unas cuantas semanas incomunidado... vino a mi mente ese caso cuando leía esta novela y justo al término de la misma esa otra pesadilla ha acabado felizmente, de momento. Tania demuestra en esta novela que en general vivimos de espaldas a la realidad de una justicia que no funciona como debería y en cuyo nombre se cometen muchos abusos. 

Marcos y Noah podrían ser mañana cualquiera de nosotros, aunque de momento nos consolamos pensando, erróneamente, que a la cárcel solo van los culpables y que bien está lo que les pase allí, que ellos se lo han buscado, que uno nunca va a estar en un sitio como ese que es solo para los delincuentes... y que demasiado viven allí para lo que realmente se merecen. Opiniones semejantes, fruto de la ignorancia, son frecuentes en la calle... hasta que te das cuenta que nadie está libre. Un inocente entre rejas no disfruta precisamente de privilegios, todo lo contrario, recibe una carga de dolor suplementaria ante la injusticia de su situación. Esta creo que es la virtud más importante de la novela de Tania, podría haber escrito un drama carcelario cualquiera pero ha querido mostrarnos una historia donde precisamente sus protagonistas son inocentes y donde uno no puede esgrimir la cobarde excusa moral “bueno, jódete que te lo has buscado”.

Podría ser mucho peor naturalmente, en el caso de un país dictatorial... nuestro vecino Marruecos sin ir más lejos por ejemplo, ambos podían haber sido obligados a confesar su culpabilidad mediante torturas y acabado con una larga y ejemplar condena en condiciones mucho peores. Pero eso no quita que en España también se realicen actos por los cuerpos de seguridad del estado que constituyen de hecho violaciones de los derechos humanos... Si los detalles de la historia que cuenta Tania son ciertos la justicia española no sale precisamente bien parada, quedando al descubierto no solamente sus inevitables errores humanos sino también los trapicheos que se llevan en los juicios para quedar todos contentos... llegando incluso a quedar patente que en ocasiones no solamente es aconsejable mentir sino que hay que hacerlo si no quiere uno salir mal parado. Que nadie me diga que en un sistema donde hay que asumir falsas culpabilidades para salir bien librado y darle al fiscal y al juez de turno su cuota de sangre para evitar el cuestionamiento del sistema las cosas funcionan bien.

Al final de la función de la justicia de hacer cumplir las leyes... ni rastro, ni rastro tampoco de sentido a una historia absurda de algo que nunca debió haber ocurrido. El libro trae un anexo de unas ochenta páginas con textos legales escogidos de la Constitución Española y la Ley de Enjuiciamiento Criminal... que ya me ocuparé un día de estos de leer si me cae una desgracia semejante a la de los protagonistas, de momento la verdad es que paso ;-).


Lo mejor: Una historia bien narrada, se lee con agrado y con rapidez. Muy bien el punto de vista de los protagonistas cuando nos hacen partícipes de su mundo interior.  Lamentablemente a día de hoy resulta de plena actualidad. Si la autora pretendía hacernos reflexionar a los lectores sobre unas cuantas cosas lo consigue plenamente. Muy interesante también la descripción de los procedimientos judiciales, policiales y la visión del mundo carcelario. Desde aquí le deseo la mejor de las suertes en su carrera literaria y dada la afición de Tania por la filosofía seguiré sus próximas obras con interés.

Lo peor: El empeño de la autora en formar parte de la trama y cobrar parte del protagonismo no me ha gustado demasiado aunque resulta disculpable dada la gran ilusión personal que se palpa en la obra de principio a fin. Tampoco me ha gustado la inclusión de textos legales en el cuerpo de la novela ¿era necesario?... desde luego no tengo ningún interés personal en leermelos aunque habrá quien se trague ese tocho legal por gusto o por interés personal "hay gente pa tó" :-) y veo a los personajes protagonistas un poco planos, me ha costado trabajo conectar con los mismos hasta casi el final de la obra, me han parecido en ocasiones poco reales y me ha pasado en más de una ocasión el tener que retroceder en la lectura para ver quien está contando su historia si Noah o Marcos, despistado que es uno..

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