"Tras alguna tropelía de un político, es frecuente oír un comentario desengañado. Cada nación tiene los políticos que se merece. Para el pensamiento sistémico, esta afirmación no tiene sentido, porque no hay separación entre uno y otro, sino iteracción. Un líder poderoso es el que es capaz de actualizar posibilidades sociales presentes pero dormidas. Y una sociedad inteligente es la que suscita ese tipo de líderes. La inteligencia política adquiere así un doble significado."
Ficha: "Las culturas fracasadas", José Antonio Marina, Editorial Anagrama, 213 páginas, ISBN: 9788433963185
Con una treintena de obras en su haber, José Antonio Marina es seguramente el filósofo y ensayista más prolífico de los últimos veinte años, era normal que tarde o temprano me topase con alguna obra suya. En la biblioteca regional hay unas cuantas, de modo que no tardaré mucho en volver a leer y comentar alguna más en este blog.
Es un ensayista que despierta pasiones, adhesiones incondicionales y alguna que otra fuerte crítica donde se le equipara a un autor que combina la filosofía y la denominada "autoayuda". Es lo de siempre, si un autor elabora obras de marcado carácter técnico tendrá pocos lectores y será tachado de "difícil", si escribe para el gran público puede ser tachado de oportunista y poco riguroso... No conozco más libros que este que comento aquí, pero lo cierto es que si su obra en general posee el carácter de este libro conmigo acaba de ganar otro lector.
José Antonio Marina es una verdadera enciclopedia ambulante, ha estudiado mucho, ha leído mucho y sobre todo posee una cualidad que considero esencial en un escritor, sea cual sea el género que toque, saber ponerse en el lugar del lector, y la sencillez de su discurso en este caso no está reñida con la profundidad de las ideas que toca, lo cual es de agradecer por un lector profano en estas materias como un servidor.
El libro está centrado en el tema que actualmente ocupa el pensamiento de este particular filósofo, la inteligencia social, ya ha abordado en otros libros el asunto de la inteligencia a título individual, pero en esta ocasión se centra en la relación entre la inteligencia personal y la derivada de la cultura en la que se vive, la llamada inteligencia social. Existe una iteración entre ambas que el denomina "el bucle prodigioso", expresión que es título de su último libro. Por cierto que este libro no es lo primero que leo de este autor, el prólogo del "Antimanual de filosofía" de Michel Onfray, leído recientemente por mí lleva su firma.
El ejemplo con el que inicia su libro es de lo más esclarecedor, un hormiguero es un colectivo de insectos que podríamos calificar de inteligente, nace, crece, se adapta al medio y puede poseer una gran complejidad con miles de individuos especializados en diferentes funciones, un mecanismo que funciona a la perfección y sin embargo constituido por insectos estúpidos. Una inteligencia colectiva cuasi perfecta formada por individuos insignificantes pero que funciona a la perfección por el nulo interés que poseen sus miembros en sí mismos, solo la colonia importa y sus miembros se sacrifican gustosamente por la misma.
Las sociedades humanas son mucho más complejas precisamente porque están formadas por individuos inteligentes que constantemente han de evaluar sus intereses personales en relación con los intereses de la comunidad a la que pertenecen. Existen sociedades que favorecen ese individualismo y otras que tratan de anularlo en favor del bien colectivo. José Antonio Marina nos mostrará los peligros y los excesos en los que pueden correr unas y otras. También nos mostrará en el libro la íntima interacción que existe entre la inteligencia individual y la colectiva, como el ser humano al nacer es provisto por la cultura en la que vive de una "caja de herramientas" formada en primer lugar por la lengua materna, además de una serie de elementos culturales como la religión, valores morales propios de la cultura en la que nace etc etc y como interioriza todos esos elementos formando parte inseparable de su inteligencia individual.
De forma que aunque una sociedad es el conjunto de los individuos que viven en la misma estos se encuentran profundamente influenciados por sus características colectivas... si no fuera así todas las culturas serían iguales ya que todas poseen en su seno individuos de distinto grado de desarrollo e inteligencia. Las culturas pueden evaluarse según distintos baremos, el propuesto por José Antonio Marina es el del deseo de los seres humanos que las conforman. De una forma que recuerda a la pirámide de Abraham Maslow pero mucho más simple José Antonio evalúa cuatro deseos fundamentales en el ser humano, deseo de sobrevivir, deseo de disfrutar de la vida, deseo de vincularse socialmente y deseo de ampliar las posibilidades vitales, "autorrealizarse". Cualquier cultura ha de lidiar con estos cuatro deseos fundamentales de sus miembros, deseos que no dependen de la sociedad en la que se nace y que son inherentes en todo ser humano. Todas en mayor o menor medida han de resolver los problemas vitales que su entorno les proporciona y a la vez intentar satisfacer estos cuatro deseos... la diferente eficacia a la hora de hacerlo marcará la mayor o menor inteligencia de una cultura.
"Cuando una sociedad se libera de la pobreza extrema, de la ignorancia, del miedo, del dogmatismo y del odio tribal, su inteligencia social evoluciona hacia un sistema normativo que se caracteriza, al menos, por defender los derechos individuales, el rechazo a las desigualdades no justificadas, la participación en el poder político, las seguridades jurídicas, la racionalidad como modo de resolver conflicots, la función social de la propiedad y las políticas de ayuda"
Marina hará un repaso en el libro de muchos ejemplos de excesos en la disolución de la inteligencia social en favor de una furiosa individualidad, algo propio de los grupos tribales, y también del extremo opuesto, del aplastamiento de la individualidad en favor del estado como institución representativa de la cultura, algo propio de todos los totalitarismos de todo signo. Veremos tanto el peligro de una inteligencia individual desbocada que choca con la inteligencia social del medio en el que vive como los peligros de un sistema cultural que asfixia las individualidades. El libro termina abogando finalmente por un mayor compromiso de los individuos en fomentar la inteligencia social de las culturas donde viven, hoy en día es más posible que nunca gracias a las modernas redes sociales surgidas a través de Internet... otra cosa es el como hacerlo, al final se ofrece una página web ... que curiosamente ya no existe o está caida, en fin.
Lo mejor: Fácil de leer, interesante, ameno, mueve a la reflexión y ofrece la que quizás sea la clave para mejorar el mundo en el que vivimos, el compromiso personal e individual para tratar de mejorar el llamado "capital social" que poseemos en conjunto, es una bonita idea, la de trasvasar en la medida de lo posible la inteligencia individual a la social, no convertirnos en meros receptores-emisores de las influencias que recibimos y poner cuanto podamos de nuestra parte. El autor expone una idea sobre lo que deben ser las sociedades inteligentes que creo que puede ser firmada por la mayoría, no dice el como pero si nos indica la dirección en la que deberíamos marchar y evolucionar si pretendemos hacer de este un mundo mejor. Interesante como guía de lectura de los temas expuestos por su autor, hay continuas referencias a pensamientos y obras de otros pensadores que constituyen un valor añadido importante en el libro.
Lo peor: Demasiado disperso, Marina aunque insiste en no caer en excesos de erudición ni en pedanterías creo que no lo consigue del todo. En mi opinión el libro aunque comienza con un objetivo claro termina dando demasiadas vueltas y tocando demasiadas cosas. Queda fatal ofrecer una web para recoger ideas y luego no ocuparse de su mantenimiento... y han pasado solo dos años desde su publicación, definitivamente el Sr. Marina debe buscarse un asesor informático ;-). El autor marca una hoja de ruta, una dirección y luego arroja la toalla en el asunto del "como", me hubiera gustado verle "mojarse" más en este asunto.
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