"Vi que ya no había ninguna diferencia entre lo que mi padre había sido y la mesa sobre la que yacía, el suelo sobre el que ésta descansaba, el enchufe de la pared debajo de la ventana, o el cable que iba al aplique de al lado. Porque los seres humanos no son más que una forma entre otras formas, expresadas una y otra vez por el mundo, no sólo en lo que vive, sino también en lo que no vive, dibujado en la arena, piedra y agua. Y la muerte, que yo siempre había considerado la magnitud más importante de la vida, oscura, atrayente, no era más que una tubería que revienta, una rama que se rompe con el viento, una chaqueta que cae de la percha al suelo."
Ficha: "La muerte del padre", Karl Ove Knausgård, editorial Anagrama, 499 páginas, ISBN: 9788 433 978448
Hay una cita atribuida al escritor italiano Giovanni Papini que dice lo siguiente "Si un hombre cualquiera, incluso uno vulgar, supiera narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novelas que jamás se han escrito". Estoy seguro que el escritor noruego Karl Ove Knausgård debía conocerla cuando hace unos años, en 2.009 tras una temporada de bloqueo artístico la que iba a ser su tercera novela se negaba a arrancar. Comenzó entonces para salir de aquel agujero el que sin duda alguna es el experimento literario más radical de lo que llevamos de siglo, sí, ya se que solo llevamos quince años del mismo, pero aunque estuviéramos en 2.045 creo que podríamos seguir diciendo lo mismo... teniendo en cuenta el panorama actual de la literatura ;-)
Knausgård sin que viniera a cuento comenzó a escribir otra cosa distinta de la que tenía planeada, comenzó a tomar notas y apuntes personales sobre los recuerdos que tenía en aquel entonces del fallecimiento de su padre por alcoholismo diez años antes, una dolorosa herida que seguía sin cicatrizar. Curiosamente el relato y los apuntes fueron tomando forma y le sacaron del atolladero creativo en el que se encontraba... ahora bien, ¿qué hacer con este material que estaba escribiendo de forma compulsiva?... era demasiado íntimo y personal para ser publicado ¿o no?, según una entrevista posterior el editor al que le llevó el primer manuscrito le dijo que aquello parecía "la obra de un maníaco" ¡bingo!, era lo que estaba buscando, otra cosa era el dilema moral de si aquello debía o no publicarse, pero lo de si tenía o no calidad suficiente o era "vendible" estaba más claro que el agua.
Y Karl Ove decidió seguir adelante, y además hacerlo con determinación fanática, de 2.009 a 2.011 escribió algo así como unas 20 páginas diarias que terminaron conformando no una, sino seis novelas que suman más de 3.500 páginas en total. Hasta la fecha solo han sido publicadas en castellano las tres primeras, curiosamente las mismas que en inglés aunque la edición castellana ha sido traducida, y además de forma espléndida, directamente de su lengua noruega original. Esta relativa premura en publicar una obra de un autor escandinavo viene justificada por el colosal éxito que la misma tuvo en su país de origen, es difícil de imaginarse como en un país de cinco millones de habitantes una serie de novelas vendan más de cuatrocientos mil ejemplares... y que el subtitulo de la serie llamado de forma provocadora "Min Kamp", o sea "Mi lucha", haya adelantado posiciones en Google al título del ensayo del mismo nombre que escribió Hitler...
Ni que decir tiene que la idea tiene bien poco de original, me vienen a la cabeza dos antecedentes muy claros "Los Ensayos" de Montaigne, solamente leídos por mí en parte, y por supuesto aquella maravillosa monstruosidad "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust, no leída en absoluto aún. Pero ¿quién podría resistirse a la lectura de una obra semejante escrita por un hombre de nuestro tiempo?, además casualmente de mi misma edad ya que ambos nacimos en 1.968, yo no desde luego, y sobretodo tras haber leído tantos encendidos elogios sobre la misma, quizás algo sospechosos por su unanimidad y la importancia de la editorial donde ha sido publicada en castellano, pero que a uno no le hacen sino intuir que solamente con que los mismos, aunque sea en parte, están bien fundados esta es una serie de libros que uno no puede dejar de intentar a comenzar de leer, ... aunque sea para escribir luego aquí "todo es mentira".
Y no, ni es mentira ni exagerado según la opinión del lector que escribe aquí y al menos por lo que respecta a lo leído. Este primer libro de la serie versa de principio a fin sobre el tema de la muerte, de su implacable punto y final y todo lo que conlleva a todos los niveles. De la muerte concreta en este caso de su padre tras unos años de alcoholismo autodestructivo. La novela tiene un arranque poderoso, unas pocas páginas que tienen el efecto de un puñetazo en el rostro, que te dejan K.O. de buenas a primeras, y una de dos, o dejas el libro o ya no lo puedes soltar de las manos. Knausgård sabe como escribir, sabe como darle forma a las ideas, como narrar los acontecimientos y los hechos más simples de la forma más atractiva y rotunda, como alternar el relato dando saltos aquí y allá en distintas etapas de su vida pasada de forma que nunca sabemos que es lo que nos espera a la vuelta de la página. Momentos de su ingenua niñez, de su rebelde y patética adolescencia, de su difícil madurez como esposo y padre... y sobre todo sus sentimientos como hijo, y su experiencia de la muerte de su padre, narrada con un interminable lujo de detalles, sus sentimientos contradictorios sobre el mismo, sus errores y frustraciones... sus miserias más íntimas expuestas a la luz sin concesiones de ningún tipo salvo el más elemental decoro, que nunca lleva al plano de las emociones y sentimientos, en ese terreno el exhibicionismo es casi total.
Memorables esas primeras páginas sobre la muerte, como lo son también sus solitarias reflexiones sobre el inexorable curso de la vida y también cuando asoma su sensibilidad de artista y nos regala una hermosa reflexión sobre el arte y lo humano... dolorosas confesiones íntimas donde el autor se muestra completamente sincero. Y este es para mí el punto fuerte del libro, llegar a convencer al lector desde el principio que no estamos ante una pose, de que todo lo que uno lee es dolorosamente cierto, que no hay imposturas de ningún tipo y que este no es el típico escritor de autobiografías que no hace más que "nadar y guardar la ropa"... se nos muestra implacable, para todos, pero muy especialmente para sí mismo.
Evidentemente por muy reales que hayan sido las situaciones, por muy sincera que sea la intención del autor algo falla... nadie recuerda hechos de su vida con tanto lujo de detalles, nadie recuerda las cosas de forma completamente objetiva, dicha objetividad no existe en realidad, el autor de esta novela no es el mismo que vivió aquellos hechos que luego se nos relatan... hay realidad en la novela, sin duda alguna, una posible muestra de ello es el conflicto que vivió a partir de su publicación, el daño que hizo a amigos y familiares y que aunque el autor no deja de lamentar tampoco impidió seguir adelante con su proyecto. Pero está claro que también hay mucho recreado, imaginado, deformado y reinventado, no podría ser de otra forma. Estoy seguro que a estas alturas ya ni el mismo autor sabe en muchas de las situaciones descritas donde termina lo real y donde comienza la interpretación... pero ¿qué mas da?, esto es literatura al fin y al cabo, y LITERATURA así con mayúsculas, y en su más exquisita esencia, la de un autor que se desangra y se desnuda de la forma más íntima a sus lectores.
"Lo extraño es que los extremos se parezcan, al menos en un sentido, porque tanto en lo suntuosamente caótico como en lo severamente regulado y dividido, el vivo no es nada, la vida lo es todo. De la misma manera que al corazón no le importa qué vida representa, a la ciudad le tiene sin cuidado quién cumple con sus distintas funciones. Cuando estén muertos, digamos dentro de ciento cincuenta años, todos esos seres que anduvieron por la ciudad ese día, el eco de sus actividades seguirá recorriendo todos sus trayectos. Lo único nuevo serán los rostros de las personas, pero tampoco tanto, porque todos se parecerán a nosotros".
"Me encantaba, me encantaba esa sensación, era mi mejor sensación, pero nunca traía nada bueno, y al día siguiente, o en los días siguientes, estaba tan estrechamente relacionado con lo desmesurado como con la estupidez, algo que odiaba con toda mi alma. Pero cuando me encontraba en ese punto, el futuro no existía, ni tampoco el pasado, sólo el presente, y por esa razón me gustaba tanto estar allí, porque mi mundo, en toda su intolerable banalidad, brillaba"
"... y como lo que uno ve siempre, es lo que nunca ve, vivíamos nuestras vidas bajo un cielo constantemente cambiante sin dedicarle ni un pensamiento, ni una mirada. ¿Y por qué íbamos a hacerlo? Si al menos esas diferentes formaciones de nubes tuvieran un sentido, si por ejemplo hubiera en ellas señales y mensajes ocultos para nosotros, que había que interpretar correctamente, entonces sí habría una continua atención hacia todo lo que allí ocurría, inevitable y comprensible. Pero no era así, las distintas formaciones y luz de las nubes no significaban nada, su aspecto en cada momento se debía exclusivamente a la casualidad, de manera que lo que representaban realmente las nubes era la falta de sentido en su forma más pura y perfecta"
Lo mejor: Emoción de principio a fin, una historia sugerente y, también, algo morbosa que mantiene el interés a lo largo de su extensión y con algunas de las más interesantes y hermosas reflexiones que he leído nunca diseminadas con irregularidad a lo largo de la narración a modo de inesperados regalos para el lector. Los amantes de la buena literatura, de esa que juega en primera división y que requiere de cierto esfuerzo no saldrán defraudados.
Lo peor: Este no es un relato más para pasar el tiempo, tampoco encontrará el lector sentido del humor... aunque alguna situación cómica si que hay. Tiene partes con cierta dosis de intriga y otras hasta cierto punto aburridas... a pesar de la habilidad narrativa del autor y naturalmente dependiendo mucho de lo que se busque. Amantes de las historias de acción, de novelas bien construidas con estructura de presentación, nudo y desenlace abstenerse, este noruego loco no escribe para vosotros.
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