martes, 31 de julio de 2012

Especial Stefan Zweig


Ficha: "Momentos estelares de la humanidad", Stefan Zweig, editorial Acantilado, 306 páginas, ISBN: 978 84 95359 92 6

El autor.
Hasta fecha muy reciente, probablemente un año o poco más, desconocía la existencia de este escritor que en su día, principios del siglo XX, gozó de una gran fama y prestigio internacional gracias a su obra literaria centrada principalmente en las novelas de corte histórico y biográfico aunque también cultivó la poesía, el ensayo y el teatro. 

Zweig nació en el seno de una acaudalada familia judía austríaca, se doctoró en filosofía y realizó cursos sobre  historia de la literatura, materias que luego le servirían de gran ayuda en su labor artística. Sus medios le permitieron viajar y convertirse en un hombre de mundo y codearse con la élite intelectual de su época. Hombre culto, refinado y con gran amplitud de miras, nunca practicó su religión, su judaismo era un mero accidente de nacimiento. Muy pronto tras una breve participación en la primera guerra mundial se convirtió en pacifista convencido llegando a auto-exiliarse en Zurich. En sus obras aboga por un humanismo sin fronteras de ahí que fuese enemigo declarado de todo nacionalismo, lo que le llevó a una muy temprana oposición al nacionasocialismo alemán de Hitler.

No podía permanecer mucho tiempo en su Austria natal sin sufrir en sus carnes la persecución del nazismo de modo que tuvo que marchar primero a París, luego a Londres... los avatares de la segunda guerra mundial, ocupación alemana de Francia y los bombardeos sobre Londres,  le expulsaron también de esos destinos y terminó recalando en Brasil. Antes de la guerra sus libros fueron prohibidos en Alemania, concretamente en 1.936, recuerdo unas imágenes de nazis quemando libros en las calles, libros de autores judíos, sin duda que en aquella espantosa hoguera, espantosa por el simbolismo de ataque a la libertad de pensamiento que representa, había sin duda alguna muchas obras suyas ardiendo.

Allí en Brasil, en la ciudad de Petrópolis terminaría sus días poniendo fin a su vida en 1.942 en compañía de su esposa convencido de la victoria final del nazismo, había perdido toda esperanza y se había cansado de luchar, no quería vivir para ver el triunfo de Hitler... y fue una pena porque solo con que hubiera demorado unos meses aquella fatal decisión hubiera asistido a la noticia de la derrota alemana en Stalingrado y a la participación norteamericana en la guerra tras el bombardeo de Pearl Harbour, noticias que sin duda alguna hubieran hecho mella en su ánimo y posiblemente le hubiesen proporcionado la esperanza que había perdido.

Momentos estelares de la humanidad.
Esta obra de Zweig pertenece, aunque no totalmente como pronto veremos, al género del ensayo y paradójicamente es una de sus obras más conocidas y populares aunque realmente fuesen las novelas históricas centradas en personajes históricos las que le diesen la fama, novelas biográficas sobre María Antonieta, Dostoievski, Dickens, María Estuardo, Erasmo de Rotterdamm etc. etc. Por lo visto trabajó muchos años en la misma y a pesar de su título y lo que se pueda leer por ahí la colección de los ensayos que reúne es de lo más caprichoso.

Digo esto porque si bien algunos de los catorce ensayos recogidos en la misma indudablemente corresponden a grandes momentos en la historia de la humanidad, puntos de inflexión tras los cuales nada volvió a ser igual... como la caída de Bizancio, la derrota de Napoleón en Waterloo o el viaje de Lénin a Rusia en 1.917, o seguramente también el establecimiento de comunicaciones telegráficas a través del océano Atlántico, las demás corresponden al capricho personal de su autor... así tenemos la historia del senador romano Marco Tulio Cicerón y su caída en desgracia, por muy significativa que fuese como antesala del establecimiento del imperio romano, o el descubrimiento del Océano Pacífico, para los europeos se entiende,  por Núñez de Balboa, o la composición del Mesías por Haendel, el amor otoñal de Goethe por una jóven que le inspirará uno de los más bellos poemas de la literatura... Zweig simplemente ha recogido una serie de acontecimientos históricos o artísticos que tienen como denominador común el azar en algún caso o la limitación en el tiempo, de ahí que hablemos de "momentos" y escribe sobre ellos con maestría. No se trata pues de los acontecimientos más relevantes de la historia de la humanidad tal y como he leído por ahí, lo que no significa que ello los haga menos interesantes. 

El tiempo y su significación como ese minuto en el que el general Grouchy duda y toma la decisión equivocada que ocasionará la pérdida de la batalla de Waterloo por Napoleón, o la inspiración de una noche de la que surgirá el himno revolucionario primero y nacional después de "La Marsellesa", la lucha por la conquista del Polo Sur que privará al británico Scott de la gloria por muy poco, pereciendo incluso en el empeño. O ese descubrimiento casual de los yacimientos de oro en California que despojará al dueño de aquellas tierras, probablemente el hombre más rico que ha existido y que jamás volverá a existir, de su incalculable fortuna... 

Comentaba antes que este era solo un ensayo a medias, y lo es porque todas las historias descritas han sido recreadas y noveladas, con rigor histórico no me cabe la menor duda, pero también incluyendo tanta profundidad y emoción que un relato puramente de ficción no sería más rico. Encima hay dos que son creaciones literarias de Zweig, el poema que dedica a aquel trance que sufrió Dostoievski cuando ya con la venda ante los ojos y delante del pelotón de ejecución fue salvado en el último momento por una conmutación de pena a trabajos forzados. Y también incluye incluso una breve obra de teatro sobre aquella última huida de Lev Tolstoi que culminaría con su muerte en una estación ferroviaria, es uno de los textos más curiosos que he leído nunca. El mismo Tolstoi escribió una obra de teatro inacabada en la que su protagonista huía de la opresión de la vida familiar... contaba su propia historia camuflada, de ahí que Zweig se pregunte ¿y si sustituimos los personajes imaginarios por los reales? ¿como hubiera contado Tolstoi la historia de su propia huida?... y ni corto ni perezoso continúa la historia, me ha parecido un ejercicio absolutamente genial.

Las primeras palabras que me vienen a la mente cuando pienso en la forma de escribir de Stefan son elegancia y emoción. No era un autor que escribiese para una minoría de ahí en parte la gran popularidad de su obra, porque sabía muy bien como conectar con el lector, con ese lector común al que sus obras van dirigidas. Y lo hace a base de darle profundidad psicológica a sus personajes por un lado y sobre todo de dotarles de emoción. Zweig además hace gala de un estilo pulcro y elegante que causa una grata impresión y convierte su lectura en todo un placer, se nota mucho su acervo cultural, sus tablas como escritor, el mimo con el que construye sus historias y sobre todo esa capacidad para proporcionar una hondo calado psicológico y emocional a sus personajes. No hay nada artificioso o aséptico, nada de frialdad, sino más bien una cálida humanidad en cada una de sus historias, hablen de lo que hablen, que sin duda era reflejo de la que él mismo como persona poseía.

Entre los ensayos reunidos en este libro destaco el de Haendel en ese aspecto, como saca lustre a una historia aparentemente banal sobre una gran creación artística, es cierto, pero que aparentemente no tenía más que contar que la imágen de un enfebrecido músico volcado en sus partituras. O la tragedia del capitán Scott con esa muerte inútil a un paso de la gloria... o la lucha del presidente americano Wilson por darle al mundo algo más que una paz temporal tras aquella tragedia de la primera guerra mundial y convertir la paz en algo definitivo... que proféticas las palabras de Zweig en aquel año, 1.927, de la publicación de este libro.

En definitiva un libro espléndido y ameno que constituye una magnífica puerta de entrada a la obra del gran escritor austríaco y que tiene como valor añadido el buen gusto y buen hacer con el que la editorial Acantilado dota a sus libros, me ha gustado mucho el detalle de la publicación del nombre del traductor en la portada del mismo, algo que deberían hacer las demás editoriales, al menos con las obras literarias como esta.

"Ya no veía nada, tampoco oía. Inmóvil, el voluminoso cuerpo yacía entre almohadones. Una cáscara hueca, pesada. Pero, así como en la concha vacía resuena el estruendo del mar, en su interior lo hacía el murmullo de una música ineludible, la más extraña y magnífica de cuantas hubiera escuchado jamás. Poco a poco su apremiante crecida desligó el alma del cuerpo desfallecido, para transportarla hacia la esfera de lo ingrávido. Un caudal hacia otro, un eco eterno hacia la eternidad. Y al día siguiente, aún no habían despertado las campanas de Pascua, falleció al fin lo que de mortal había en Georg Friedrich Händel."


Lo mejor:  Elegancia, majestuosidad, emoción... así es la inmortal prosa de Stefan Zweig, un completo deleite. Un buen puñado de historias que vale la pena conocer y sobre todo que vale la pena leer de la mano de este malogrado escritor al que vale la pena rescatar del olvido.

Lo peor: La tremenda subjetividad con la que fueron escogidas estas historias, son todas las que están pero ¡faltan tantas!, que pena que Stefan se limitase a tan pocas.



"Hay en estas páginas un tú en el que se refleja mi yo, la distancia queda abolida, el tiempo se separa de los tiempos. No tengo conmigo un libro, una literatura, una filosofía, sino a un hombre del que soy hermano, un hombre que me aconseja, que me consuela y traba amistad conmigo, un hombre al que comprendo y que me comprende"

"Si tomo los Ensayos, el papel impreso desaparece en la penumbra de la habitación. Alguien respira, alguien vive conmigo, un extraño ha entrado en mi casa, y ya no es un extraño, sino alguien que siento como amigo."


Ficha: "Montaigne", Stefan Zweig, editorial Acantilado, 111 páginas, ISBN: 978 84 96834 29 3

Este ensayo sobre Montaigne no es uno más de los que escribió durante su dilatada y fructífera carrera artística, a diferencia donde otros escritos de una forma casi novelada aquí nos encontramos con un ensayo breve y puro en su forma. No hay prácticamente recreación alguna del personaje y su historia mezclando realidad y ficción. Estamos ante la narración e interpretación de hechos históricos teniendo además siempre como referente su obra inmortal, los Ensayos, aquella por la que es justa y mundialmente conocido.

Es también la última obra que escribió Stefan Zweig, no llegaría a concluirla totalmente cuando tomó aquella fatal decisión de dejar este mundo. Tiene por ese motivo un significado especial, algo hay en la misma de testamento vital si bien tras leerla tampoco advierte la enorme desesperanza en la que vivía su autor en aquellos momentos, aunque desde luego si que hay referencias al momento que le había tocado vivir y su comparación con la época en que vivió Montaigne ¿acaso las palabras del inmortal noble gascón le influyeron para tomar aquella decisión? "La muerte más voluntaria es la más hermosa. La vida depende de la voluntad ajena; la muerte, de la nuestra"... Sin duda que tuvo que tener estas palabras en mente cuando tomó aquella fatal decisión, pero también es verdad que Montaigne era una persona con un profundo amor por la vida y este se haya presente en sus Ensayos de principio a fin.

Hay muchas lecturas de Montaigne, su fantástica y ambiciosa obra, tal vez la más ambiciosa emprendida jamás por escritor alguno, posee multitud de aspectos, casi tantos como temas tratados, la relatividad de las costumbres, la indagación del yo, la educación de los hijos, la relación entre el hombre y el mundo... sin embargo Zweig toma partido desde el comienzo por un tema presente en los Ensayos, el como ser uno mismo y vivir en tiempos turbulentos sin traicionarse a sí mismo, sin perder su propia esencia y conservar la propia humanidad en medio de la locura y la barbarie.

Es a este tema, la fidelidad a sí mismo, al que dedica el comienzo de este breve ensayo. El autor confiesa que leyó los ensayos a los veinte años y que poca cosa pudo sacar de los mismos, fue una de esas lecturas obligadas y rutinarias que poco parecían tener que ver con su experiencia vital. Fue en una posterior relectura de este libro mucho tiempo después, donde a la luz de sus propias vivencias y del clima imperante en aquella Europa donde se resucitaron ideas de corte autoritario anteriores a aquel siglo de las luces, ideas opresivas dignas de los peores tiempos medievales... y encima teñidas y disfrazadas de modernidad y progreso, ideas que volvían a evocar las persecuciones de los judíos, la inquisición y las espantosas matanzas de las guerras de religión que asolaron Europa durante más de un siglo... precisamente la época que le tocó vivir a Montaigne. Existe indudablemente una analogía entre aquel tumultuoso siglo XVI en el que fueron escritos los Ensayos, tan parecido a ese comienzo del siglo XX con el ascenso de los fascismos en Europa y la revolución bolchevique en Rusia, y Zweig no podrá evitar sentirse como Montaigne, asediado en su castillo mientras el mundo a su alrededor pierde la cordura y los campos se tiñen de sangre.

Por eso Montaigne simbolizará para Zweig la honestidad última del hombre íntegro, capaz de mantenerse fiel a sí mismo, conservando la humanidad contra viento y marea. De ahí que ya las palabras de Montaigne no resuenan en el vacío, él mismo está sufriendo lo mismo en sus carnes y ha tenido que exiliarse de su propio país, ha conocido el horror de la guerra y ha visto sus libros arder en la hoguera. Ahora si, ahora si que Montaigne habla también para él. 

Por muy emocionante que sea el tema cuando emprendí la lectura de este librito temía que Zweig se quedase atascado en este aspecto de la vida del escritor francés, por fortuna no fue así y tras esta brillante primera parte que consigue remover conciencias y pulsar la fibra sensible del lector ya conocedor de la temática de los Ensayos, así ha sido al menos en mi caso, prosigue con el relato más sosegado aunque no exento de pasión, de la vida y obra de su biografiado. 

Sus antecedentes familiares, las circunstancias de su vida y el como esa magna obra se va gestando. De una forma sencilla y brillante vamos asistiendo a la creación artística y su porqué al motivo de ese peculiar enfoque que el noble gascón dará a sus escritos, su búsqueda de sí mismo y la evitación constante de dictar sentencia definitiva alguna. Seguramente este es el atractivo principal de los Ensayos, ese tono lúcido y a la vez irreverente del que no se toma en serio a sí mismo, del que no construye, ni pretende siquiera, erigir un edificio lógico y sólido sino que llevado por la inspiración del momento se mueve en total libertad, por el simple puro placer de escribir sin tener que rendir cuentas a nadie. No he leído totalmente los Ensayos, es una tarea que voy realizando poco a poco, sin prisa, es un viaje que no deseo terminar, ¡ pero que bien consigue Zweig captar el espíritu de los mismos y que bien sabe penetrar en el alma de este francés universal !.

Resumiendo, este no es el mejor ensayo escrito sobre Montaigne y su obra, quien busque el, al menos por el momento, ensayo "definitivo" debe remitirse al libro de Sara Bakewell ya comentado aquí. Sin embargo no dejo de preguntarme si Sara hubiese comenzado la elaboración del mismo de no existir este de Zweig.  Naturalmente el mismo es citado ampliamente en su obra, por un lado quiero pensar que sí pero al mismo tiempo sospecho que no tendría la forma final que tiene y desde luego que le hubiera resultado bastante más difícil lanzarse a esa tarea. Stefan ofrece un retrato mucho más breve e incompleto, el personaje de La Boetie es apenas nombrado por ejemplo, sin embargo capta perfectamente el espíritu de la creación de los ensayos y lo hace de una forma brillante. 

"Siempre, pero sobre todo cuando el individuo vea amenazadas su paz interior y su libertad, la palabra y el sabio consejo de Montaigne serán un alivio, pues nada nos protege más en una época de confusión y de bandos opuestos que la lealtad y el humanismo. Basta una hora, o media, con su libro para encontrar una palabra correcta y alentadora"

Lo mejor: Breve, emocionante, bello... ningún admirador de la obra de Montaigne debería perderse este librito y mucho menos los admiradores del escritor austríaco ya que terminó constituyendo, seguramente sin pretenderlo, su testamento vital.

Lo peor: Quedó sin terminar completamente, el relato se cierra con la muerte de Montaigne es verdad, pero quedan citas incompletas por el camino, se nota un tono apresurado en el final y seguramente quedó mucho material que en una posterior revisión del texto, de haber vivido para hacerlo, un escritor tan meticuloso como Stefan hubiese terminado incluyendo.



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