"Nosotros, que no somos sabios, que no somos más que aprendices de sabiduría, esto es, filósofos, todavía hemos de aprender a vivir, a pensar, a amar. Nunca se acaba de aprender, y por eso necesitamos siempre filosofar".
De nuevo vuelvo a temas filosóficos y de nuevo vuelvo a hacerlo de la mano del conocido filósofo francés del que ya he comentado otras obras recientemente aquí.
Hace poco ví un vídeo en la red donde el también filósofo Michel Onfray hacía una distinción entre dos tipos de pensadores, los pertenecientes a la "resistencia" y los "colaboracionistas", dos calificativos con mucho más significado en Francia que aquí. Aunque no daba nombres vino a mi mente rápidamente el de André a mi cabeza en lo que a "colaboracionistas" se refiere.
No hay duda si Onfray es un "resistente" y un innovador que pretende reescribir la historia de la filosofía oficial Compte-Sponville no ha dudado en poner su sabiduría y su oficio al servicio del gobierno de su país como miembro del Comité Nacional Consultivo de Ética Francés. Tampoco es ningún innovador que aporte nuevas teorías, que yo sepa, ni tampoco pretende revisar la historia de la filosofía como su colega mencionado... sin embargo no creo que pueda calificarsele de un filósofo del montón en el sentido de que siempre ha nadado un poco, o bastante, contracorriente al sentir una especial predilección por los grandes temas de toda la vida que fueron caballo de batalla de los filósofos clásicos.
Decididamente André es un filósofo moderno y clásico a la vez. De ahí su defensa de la filosofía como arte de vida, la sencillez y la claridad de su estilo, la preocupación por las grandes cuestiones y también, y esto es algo que muchos filósofos modernos descuidan, el acercamiento de la filosofía al gran público. Sus obras, o al menos las que yo he podido leer, no son en modo alguno estudios especializados sobre cuestiones metafísicas alejadas de la experiencia cotidiana, ni tampoco sesudos estudios sobre el lenguaje y la construcción que a través de este hacemos del mundo, ni ensayos sobre lógica o siquiera temas políticos.
No, nada de eso, André es un clásico entre clásicos, con una pasión especial por la enseñanza y una voluntad irreductible de volver a proporcionar a la filosofía su utilidad en el día a día. Tarea en la que no está solo y haría compañía al anteriormente citado Michel Onfray, con algunas reservas, pero también a Lou Marinoff o a Alain de Botton entre otros. Todos ellos son autores más que recomendables y muy accesibles para el gran público con poca formación académica... la prueba es que yo mismo soy aficionado a tales lecturas :-).
Esta que aquí comento es la última publicada en castellano y seguramente la más accesible ya que se trata de una recopilación de textos introductorios a los grandes temas de la filosofía, han sido ordenados y divididos en doce breve capítulos con la intención expresa de ser escritos para estudiantes de bachillerato e incluso están dedicados a sus hijos, unos adolescentes en la época en la que fue escrito, el año 2.000.
Si buscamos un texto ameno y accesible sobre filosofía ¿que más podemos pedir?, André nos lo pone en bandeja con este texto dotado como otros reseñados aquí de su particular estilo ameno y conciso. Es difícil expresar más ideas en menos páginas, los temas abordados son algunos de los más importantes de la historia de la filosofía, la moral, la política, el amor, la muerte, el conocimiento, la libertad, Dios, el ateísmo, el arte, el tiempo el hombre y la sabiduría. En cada uno de ellos André hará gala de su maestría a la hora de enseñar e ilustrar al lector, sin andarse por las ramas, con las citas y pensamientos de otros autores necesarias pero ni una más, con sus habituales referencias a Spinoza, Epícteto, Montaigne, Descartes... donde sigue mostrando sus preferencias, nada nuevo para cualquiera que se atreviese con la lectura de su maravilloso Pequeño tratado de las grandes virtudes ya comentado en este blog. De hecho el capítulo dedicado al amor es un pequeño resumen del que escribió para este.
"El sabio no ama más la vida porque sea más feliz que nosotros. Es más feliz porque la ama más"
Es un texto muy accesible en general aunque también está en función del tema escogido, por ejemplo el dedicado al tiempo es especialmente complejo, también lo es el dedicado al conocimiento, en cambio el dedicado al arte me ha parecido soberbio y eso que era un tema que a priori me parecía complicado y que se prestaba a áridas explicaciones.
"Necesitamos la belleza, necesitamos la verdad, pero aún más nuestro encuentro con ella, nuestra fusión con ella, la unidad, y por eso necesitamos a los artistas: no para embellecer la verdad, lo que no sería más que artificio o decoración, sino para poner de manifiesto o revelar su belleza intrínseca, para aprender a verla..."
¿Para qué otro libro de iniciación a la filosofía? pues porque en mi opinión nunca hay que perder de vista la intención inicial, los fundamentos, lo más importante... de ahí que no me canse de volver a bajar al punto inicial de partida, André conduce a este mejor que nadie, de nuevo la lectura de este libro me ha vuelto a recordar el porqué me gusta la filosofía. Habitualmente no suelo leer la parte dedicada a la bibliografía, es más, ni siquiera incluyo las páginas de la misma en el cómputo de número de hojas que incluyo en la ficha de cada libro comentado aquí... sin embargo en este he hecho una excepción porque me ha parecido muy bien estructurada y pensada para que el lector encuentre ideas prácticas para continuar su propia indagación en los temas mostrados ¡hasta hay símbolos que indican la dificultad de las obras recomendadas! ... algo que me parece verdaderamente ejemplar :-).
Lo mejor: Entretenido, ameno, sencillo aunque no exento de profundidad. Una lectura muy gratificante que tampoco demandará, salvo en contadas ocasiones, demasiados esfuerzos más allá de una lectura atenta y reposada. Posee como otras obras de este autor un equilibrio perfecto entre forma y contenido de manera que su lectura no reta continuamente el intelecto del lector pero tampoco le permite una lectura con el "piloto automático" puesto como suele ser habitual tantas veces en la narrativa. El estilo de Sponville es simple pero pleno de significado como toda obra filosófica que se precie, en este libro en particular nos encontramos ante verdaderas lecciones de filosofía de modo que no estará de más una revisión cada cierto tiempo.
Lo peor: Los temas tratados darían no para un libro sino para una docena, uno por capítulo como poco, de ahí que hay que tener siempre en cuenta tal y como el mismo autor nos lo dice en su inicio, y en su mismo título, que estamos ante una obra de iniciación a la filosofía, no hay que buscarle más intención que esa, que la de servir de punto de partida. Una pena tanta referencia a obras de filósofos franceses en la bibliografía que no se encuentran traducidas al castellano. A muchos lectores les resultará cargante el tono didáctico de profesor de liceo, de conferenciante que habla desde el púlpito, empleado habitualmente por André, y su aparente distanciamiento de cuestiones más prácticas y concretas... tendré que seguir repasando su obra.
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