sábado, 24 de mayo de 2014

Microcosmos

Ficha: "Microcosmos", Lynn Margulis y Dorion Sagan, Tusquets Editores, 316 páginas, ISBN: 978 84 8383 455 8

Un día de estos debería montar otro blog sobre libros, uno que estuviera dedicado a mis lecturas fallidas, a los libros inconclusos, y también porqué no a mis libros no leídos y que reposan pacientemente en mis estanterías durante años. Este mes ha sido prólijo en lecturas, pero en lecturas dispersas, dejadas a medio... de ahí la inusual escasez de artículos poco o nada relacionada con mi habitual actividad lectora. Sería interesante... pero por desgracia tales comentarios no tienen cabida aquí si soy consecuente con el espíritu de este blog. 

De modo que en el espacio de veinte días solamente puedo comentar la lectura, completa eso sí, de un solo libro en vez de los dos o tres habituales. Sin embargo y a modo de compensación tengo que decir que no es un libro del montón, creo que ninguno de los comentados aquí lo es, pero este en especial me ha sorprendido gratamente, desconocía su existencia hasta que hace poco me encontré con él en mis habituales inspecciones a las estanterías de una librería. Con algunos libros me pasa que los suelo revisar varias veces antes de decidirme a tomarlos prestados de la biblioteca, o bien y de forma más dolorosa para mi bolsillo, simplemente adquirirlos... "Microcosmos" fue un caso de flechazo instantáneo, solo tuve que hojearlo ligeramente para decidir no solamente llevármelo a casa sino ponerlo en primer lugar en el siempre nutrido y creciente grupo de lecturas pendientes.

Se trata en este caso de un trabajo de colaboración, no demasiado habitual, entre un científico de categoría mundial, la bióloga e investigadora Lynn Margulis, y un escritor especializado en obras de divulgación científica, Dorion Sagan. Ambos madre e hijo, nacido del primer matrimonio de esta con el archifamoso Carl Sagan, del que precisamente tengo una obra más que recomendable comentada en este blog "El mundo y sus demonios", unieron sus fuerzas en este trabajo publicado en el ya lejano año de 1.986. Un trabajo polémico y provocador que expone algunas teorías que en su momento no fueron totalmente aceptadas por la ciencia, aunque hoy en día ya la ciencia asume como cierta la teoría de la simbiosis celular esgrimida por Lynn, y donde no solamente se exponen conocimientos y hechos más o menos corroborados por la ciencia, sino que también se trata de ir más allá y meterse en los significados filosóficos que tales hechos sugieren... un terreno ya más subjetivo y resbaladizo, pero precisamente por ello mucho más interesante. 

La idea central del libro es bien simple, toda la vida multicelular que puebla el planeta, seres humanos incluidos, no es otra cosa que una comunidad bacteriana, un conglomerado de vida unicelular que ha evolucionado no solamente a base de la competencia del más apto y la constante mutación genética, tal y como apunta principalmente la teoría de la evolución y su moderna revisión en clave genética, sino con la idea de la cooperación simbiótica como motor principal. 

El mundo microscópico suele ser ignorado sistemáticamente, cuando en la escuela e instituto se estudia biología se estudia naturalmente lo que es una célula, tipos de células, sus partes, su funcionamiento, metabolismo y reproducción... para pasar enseguida al mundo pluricelular, se estudia la evolución, las distintas clases y órdenes de animales y vegetales, los ecosistemas... para terminar estudiando al ser humano. Hay como una progresión que nos lleva desde la célula procariota al ser humano que pretende formar como una especie de pirámide, desde la expresión de vida más simple, a la más compleja representada por el ser humano y su complejísimo cerebro al que se pone en lo más alto de la evolución... una idea que no deja de ser rebatida y atacada en el libro de principio a fin. No somos más que comunidades ambulantes de células simbióticas, cada célula nucleada posee en su interior vestigios de una pretérita asimilación que fue la responsable del éxito de las células procariotas, o sea células con núcleo, y la posterior colaboración celular a un nivel mayor que constituyen los organismos multicelulares. 

Toda esa base microbiana, de bacterias y células con núcleo, sigue no solamente viva... sino que es esencial, no hay una sola especie animal en el planeta, nosotros incluidos, que sea imprescindible para la vida, el ser humano podría desaparecer mañana mismo y la vida continuaría, continuaría con todo su esplendor, continuarían los mecanismos evolutivos, nada indicaría a un hipotético observador desde el espacio exterior que ha ocurrido extinción alguna en nuestro planeta... sin embargo el mero análisis de la atmósfera terrestre sí en cambio indicaría que existe una anomalía química, que algo hay imposible en este planeta, algo que la mera ciencia de la química no puede responder por sí misma, ... el 21% de contenido de oxígeno en nuestra atmósfera es producto de la actividad microbiana, la vida ha cambiado el entorno físico. De niño en la escuela, y posteriormente en distintas lecturas, se me indicaba que la vida se adapta al entorno, que las especies con mejor capacidad adaptativa son las que sobreviven... una verdad a medias, porque si entendemos la palabra vida en toda su magnitud, no solamente la "vida" que podemos percibir con nuestros sentidos sin ayuda de un microscopio, la realidad nos indica que no solamente las especies se adaptan, sino que modifican su entorno... y lo llevan haciendo desde hace más de tres mil millones de años. 


 
 No puedo dejar de pensar en la similitud entre una observación actual desde el espacio y una hipotética observación de la superficie de la tierra hace tres mil millones de años, en el tiempo en que la única expresión de la vida era, que nosotros sepamos, la existencia de las bacterias, una tierra aparentemente yerma, una atmósfera irrespirable si la comparamos con la actual, una actividad geológica inusual, volcanes, vientos huracanados, tormentas, un sol implacable que barría la superficie bombardeándola con rayos ultravioleta que llegaban sin filtro alguno... y unas manchitas verdes y pardas en las orillas del mar, burbujas aquí y allá, barro verdoso y un limo multicolor... la vida en una constante ecervescencia, aparentemente humilde e insignificante, pero con un potencial verdaderamente colosal. Nunca hemos efectuado un salto más grande y misterioso en la evolución desde la pura materia física inanimada a esas simples bacterias, y tras el cruce de ese vertiginoso abismo nunca tampoco hemos dado un salto tan grande como el que supone la diferencia entre una sencilla bacteria procariota y una célula nucleada en cuyo interior hay cientos, o miles, de unos orgánulos llamados mitocondrias y que según la principal autora de este libro, no son más que vestigios de una vida unicelular independiente que terminó siendo asimilada... sin las mitocondrias presentes en cada célula eucariota no podríamos respirar el oxígeno del aire... casi nada.



Es evidente que hablar de microorganismos se asemeja un poco a hablar en filosofía del mundo de las ideas, o de la metafísica,  es un mundo que escapa a nuestra visión, la vida nos rodea por doquier pero solo percibimos habitualmente aquella que nuestros sentidos pueden captar... árboles y plantas, animales e insectos, peces... y a nosotros mismos. Sin embargo olvidamos que a una escala más íntima no somos más que conglomerados celulares, que incluso en el interior de nuestras células existe lo que podríamos llamar una comunidad simbiótica, que las conexiones entre nuestras neuronas no son probablemente más que orgánulos tubulares procedentes de un antiguo mecanismo que servía y sirve para intercambiar material genético entre bacterias, en definitiva que la vida multicelular a cierto nivel no ha inventado absolutamente nada que no esté ya presente en el mundo de los micoorganismos independientes... y que podría ocurrir mañana mismo un cataclismo que dejase pequeño el que terminó con los dinosaurios y que la vida continuaría... y que probablemente la evolución podría volver a desembocar en la existencia de otra especie inteligente en la Tierra ¿por qué no?, no somos tal y como pretendemos la culminación de nada sino muy probablemente uno más de los millones y millones de callejones sin salida creados en la historia de la evolución, con sus inicios, su desarrollo, expansión, decadencia y muerte... que suele sobrevenir precisamente, tal y como indican los fósiles y los cultivos bacterianos, en un momento inmediatamente posterior a su máxima gloria...

 

De una forma provocadora, quizás en exceso reduccionista, quizás demasiado centrada en ese mundo que conoce tan bien, Lynn y Dorion insisten en lo mismo, atacar al antropocentrismo en su misma base, tratar de cuestionar nuestra supremacía como especie, devolvernos a nuestro sitio, a nuestra necesidad y dependencia de los microorganismos, a encarar la realidad de que que ningún producto del trabajo humano se acerca ni de lejos a lo que llevan haciendo los microorganismos desde hace miles de millones de años. Incluso ofrecen la perspectiva inusual, y también irónica y divertida, de que nuestra exploración y expansión por el espacio no es otra cosa más que la expansión de las células microbianas originales de nuestro mundo... si el ser humano no es más que una comunidad simbiótica de bacterias y células, si forma parte de la vida y la misma en esencia no es más que eso... incluso en la forma de herramientas, computadoras y robots que dependen de nosotros es en definitiva una curiosa forma de verlo. 

Capítulo a capítulo se muestra lo que hoy, o más bien en 1.986 con alguna revisión posterior a comienzos de los noventa, se sabía acerca de la evolución de la vida... iteracción entre moléculas para la creación de las proteínas, el ADN y ARN, vesículas de lípidos que en un primer momento sirvieron de primitiva membrana a las protocélulas... un viaje alucinante y por desgracia pleno de conjeturas ya que estamos todavía lejos de sintetizar la vida en un laboratorio, algo que Lynn sostenía que ocurriría en las siguientes décadas, no ha sido así, aunque se hayan dado pasos de gigante en esa dirección. De la existencia de las primeras células simples el libro pasa a relatar los avatares que fueron sufriendo... como transformaron la atmósfera, como sufrieron un terrible cataclismo debido al envenenamiento de la atmósfera con el oxígeno producto de su metabolismo y como unas pocas consiguieron adaptarse al cambio, como organismos tan simples se adaptaron y dieron con la respuesta a problemas colosales que empequeñecen cualquier cosa que hoy día podamos hacer en física o química... no olvidemos que en la historia de la evolución el 90% del tiempo solo podemos hablar de microorganismos y que toda vida pluricelular, desde un simple gusano microscópico hasta una ballena azul o un ser humano, es una relativamente recién llegada a la historia geológica de la Tierra. 

Hoy la ciencia trata de desentrañar los misterios del átomo, con potentes telescópios y computadoras los científicos tratan de escudriñar los orígenes del Universo, conseguir una explicación factible de la expansión del big-bang, especular con la existencia o no de los agujeros negros, la materia y energías oscuras... llevamos ingenios mecánicos a Marte y mucho más lejos aún, y todavía no podemos explicar completamente, ni mucho menos reproducir en un laboratorio los pasos que llevaron a la formación de la célula más primitiva. Quien tenga la curiosidad por rastrear el enlace que he puesto más arriba al artículo que la Wikipedia dedica a la Dra. Margulis podrá constatar que las teorías de la misma sobre la evolución de la vida distan mucho de ser completamente aceptadas, por mucho que algunas de sus conclusiones hayan sido corroboradas por experimentos posteriores. Su teoría de la simbiogenésis se da de tortas en algunos aspectos con la moderna teoría de la evolución, la neodarwiniana, aceptada actualmente como teoría oficial y que engloba no solamente la evolución "tradicional" sino también la genética. En mi humilde opinión de neófito en estos temas creo que incluso aunque la simbiogenésis sea falsa en algunos postulados no por ello deja de arrojar ideas interesantes que solamente el tiempo dirá si son ciertas o falsas, pero lo que si es cierto de forma indudable es que en el plano filosófico suponen un cambio radical de ver las cosas, la concepción de la vida no como una competición entre organismos, no como una lucha y un inento de adaptación al medio, sino como una cooperación contínua entre organismos y especies junto con una modificación del entorno... ya se que suena demasiado "bonito" pero posiblemente sea más real de lo que imaginamos, estoy seguro que la poderosa intuición y la genialidad de Lynn Margulis y su legado acompañarán durante mucho tiempo a la biología.


Lo mejor: Un recorrido fascinante por la historia de la vida en la Tierra tomando como eje de la misma las células y bacterias, una visión diferente y un conjunto de teorías de profunda significación filosófica, todo un banquete para el lector no solamente ávido de conocimientos sobre ciencia sino tambien sobre las visiones sobre la vida y el ser humano derivadas de los mismos. En algunos momentos me dieron ganas de irme a una tienda a comprarme un microscópio, de pensar que en otra vida futura me gustaría ser biólogo centrado en la investigación celular... en definitiva una verdadera joya de la divulgación científica que nadie debería perderse, ofrecida además a un precio muy asequible.
 
Lo peor: El libro tiene sus altibajos, hay capítulos donde se satura demasiado al lector con hechos, datos y teorías dando vueltas sobre lo mismo; no siempre la lectura es fluída, me da la impresión de que la colaboración madre-hijo, o más bien, científico y escritor de la ciencia, no funcionó como debiera... Hay partes como la dedicada a la evolución de la especie humana francamente aburridas y desechables en mi opinión. En ocasiones los autores se dejan llevar demasiado por el entusiasmo y lanzan al aire afirmaciones verdaderamente ridículas, su visión no deja de pecar de reduccionismo de principio a fin por mucho que pretendan dotar al trabajo de una visión global y universal sobre el fenómeno de la vida. La sensación final que tengo es que con tan formidable material los autores podían haberlo hecho mucho mejor, ello no obstante no resta un ápice al interés por esta obra, pero estoy seguro que hay libros posteriores sobre el tema que son mucho más recomendables.

viernes, 2 de mayo de 2014

En busca de Spinoza


"... comprender qué son los sentimientos, cómo funcionan y qué significan es indispensable para la construcción futura de una teoría de los seres humanos más precisa que aquella de la que disponemos ahora; una teoría que debería tener en cuenta avances en las ciencias sociales, la ciencia cognitiva y la biología. ¿Por qué habría de tener algún uso práctico una construcción tal? Porque el éxito o el fracaso de la humanidad depende, en gran medida, de la manera en que el público y las instituciones encargadas de la gestión de la vida pública incorporen principios y políticas a esta visión revisada de los seres humanos. La comprensión de la neurobiología de la emoción y los sentimientos es clave para la formulación de principios y políticas capaces tanto de reducir las aflicciones como de aumentar la prosperidad de las personas. "


Ficha:  "En busca de Spinoza", autor Antonio Damasio, Editorial Crítica, 311 páginas, ISBN: 978 842 334 6158

Hace ya algo más de un año que me encontré con una referencia de este libro a través del ensayo filosófico de Vicente Serrano "La herida de Spinoza", todo el mismo surge de un comentario que había escrito Antonio Damasio en ese libro y que daba pie a Vicente Serrano a seguir con el tema, tirar del hilo y confeccionar un excelente ensayo ganador del premio Anagrama en 2.011, un libro más que recomendable aunque con la advertencia que hice entonces, y que aún mantengo, de la considerable dificultad de su lectura. 

De modo que estaba cantado que tarde o temprano me las vería con el ensayo de Antonio Damasio, el tema del mismo posee dos atractivos innegables, por un lado la investigación sobre el cerebro, tema ya abordado en alguno de los libros comentados en este blog, y la filosofía de Spinoza, uno de mis filósofos-fetiche.

Vicente Serrano achacaba en parte el interés de Damasio por Spinoza al hecho de compartir nacionalidad, Portugues el primero, descendiente de judíos portugueses el segundo, está claro que algo ayuda esa coincidencia entre ambos... pero queda muy claro en Damasio desde el comienzo que su interés por Spinoza viene de muy lejos y que el mismo no ha hecho más que incrementarse con el tiempo. ¿Qué pueden tener en común un moderno investigador del cerebro, un neurólogo de fama internacional y un filósofo judeo-holandés del siglo XVI?, en principio se podría pensar que casi nada, pero lo cierto es que parte de la filosofía de Spinoza guarda una estrecha relación con la concepción del universo y particularmente del ser humano que define la ciencia actual. Spinoza es considerado junto con Descartes y Leibniz uno de los grandes filósofos racionalistas de su siglo, sin embargo su visión de la naturaleza humana entra en conflicto directo con su antecesor Descartes.

Si el filósofo francés bien por equivocación, bien por miedo, atribuyó una doble naturaleza al ser humano separando cuerpo y mente, y dándo opción a la existencia de una supuesta alma inmortal, Spinoza deja bien claro desde el principio en su obra más ambiciosa, la "Ética", que cuerpo y mente son simplemente dos atributos de la misma sustancia, res cogitans y res extensa, la materia, el cuerpo, el universo está compuesto simplemente por materia, nada hay más allá de la misma, los pensamientos, las emociones, los sentimientos solo son atributos de la materia animada... aunque no podamos examinarlos al microscopio. Algo que ahora parece tan obvio pero que en aquel momento era fruto de una intuición poderosa que casi nadie compartía, o al menos casi nadie se atrevía a proclamar, escribir o comentar en público. No olvidemos que en aquel entonces la ciencia estaba en pañales, que no existía instrumental, ni rayos X, ni escáneres... solo rudimentarios microscopios para los que Spinoza talló algunas lentes...

Si los pensamientos, las emociones y los sentimientos solo son atributos de la materia ¿dónde están?, ¿dónde se haya su huella en el cuerpo?... este es ya el terreno de la ciencia, la neurología, y por supuesto el ámbito de acción del apasionado investigador portugués afincado en los EEUU. Damasio en esta obra nos ofrece una rara simbiosis entre filosofía y ciencia. Con abundantes datos biográficos sobre Spinoza, su afición por su filosofía, su peregrinación incluso a Holanda para ver la última residencia del filósofo, convertida en un museo y las huellas que perduran de su paso por el mundo. Todo un viaje que un servidor haría también con gusto... que no todo en Holanda van a ser bonitos canales, tulipanes, coffee shops y poses junto a los escaparates del barrio rojo... ;-) No tengo la menor duda de que seguiría los pasos de Damasio si la vida me diera esa oportunidad.

Aunque en ocasiones los confundimos hay todo un gradiente de complejidad entre los apetitos y emociones y los sentimientos... los dos primeros los compartimos con nuestros parientes animales, incluso con aquellos a priori menos evolucionados, insectos y gusanos, pero los últimos al menos que se sepa solamente con nuestros compañeros de especie y es que los sentimientos necesitan de la intervención de los pensamientos complejos. La relación entre el cuerpo y el cerebro, la interacción entre ambos, la interacción entre sensaciones, emociones y pensamientos... el continuo "mapeo" del cuerpo que realiza el cerebro, desde las funciones de los órganos a las sensaciones emitidas por los órganos sensitivos... el camino de ida y vuelta de las pulsiones nerviosas, el como el cerebro desencadena emociones a través de impulsos sensibles, el como en ocasiones los recrea por sí mismo sin que le lleguen señales de otras partes del cuerpo, el como el cerebro inhibe en ocasiones esas señales... todo un universo complejo que Damasio va desgranando y desmenuzando pieza a pieza.

No es mucho lo que la ciencia actual nos puede decir sobre el tema, el continente a penas ha sido perfilado, sus costas han sido cartografiadas pero queda casi todo el interior y el funcionamiento de sus partes... todavía hay que usar herramientas tan burdas como los escáneres e interpretar zonas coloreadas compuestas por miles de millones de neuronas... todavía hay que utilizar de forma obligatoria la relación entre lesiones cerebrales y los efectos visibles de las mismas para lanzar conjeturas e hipótesis... si no hablásemos de la investigación del cerebro y estuviésemos hablando de la evolución de los medios de transporte todavía no hemos pasado de la carreta de bueyes... aun así es sorprendente todo lo que la ciencia moderna está descubriendo a pasos cada vez más apresurados, este libro le proporciona al lector todo un "recital" sobre el tema. 

Damasio realiza pequeñas incursiones en la filosofía de Spinoza cuando la ocasión lo requiere y trata de mostrar una y otra vez coincidencias entre las intuiciones del genial filósofo y lo descubierto actualmente por la ciencia, y la verdad es que en contadas ocasiones muestra discrepancias importantes, posiblemente porque Spinoza era muy cauto sobre todo aquello de lo que no poseía un conocimiento cierto... de ahí que no cayera en el ridículo de otros pensadores, como el citado Descartes que situó en la glándula pineal del cerebro el nexo de unión entre cuerpo y mente (o alma). Para todos aquellos que consideraban al cuerpo como mera materia burda y semiputrefacta, una simple porquería, envoltorio del alma...  Spinoza elevó lo material a los altares, Deus sive natura, Dios o la naturaleza, fue su particular estandarte. 

"Y el hecho es que nadie, hasta ahora, ha determinado lo que puede el cuerpo, es decir, a nadie ha enseñado la experiencia, hasta ahora, qué es lo que puede hacer el cuerpo en virtud de las solas leyes de su naturaleza, considerada como puramente corpórea, y qué es lo que no puede hacer salvo que el Alma lo determine"  B. Spinoza - Ética. Parte III - Escolio.

Este acusado materialismo, que en buena medida fue el responsable de que Spinoza fuera con diferencia el autor más maldito de la historia de la filosofía, es compartido como no podría ser de otra forma por la ciencia, las investigaciones no dejan de encontrar aquí y allá rastros de la conexión entre el sistema nervioso, tanto en el cuerpo como el localizado en el cerebro, y las emociones, el papel de las mismas en la evolución y en la supervivencia de las especies, humanos incluidos, y aunque buena parte del ensayo de Damasio está lleno de interpretaciones, más o menos cuestionables, hay en general un tono de seguridad y de rotundidad en sus afirmaciones en la mayoría de las ocasiones que muestra que el investigador luso-norteamericano pisa terreno firme, o al menos cree pisarlo. 

Damasio no se queda en la demostración científica de cuanto expone y en el despliegue de lo que sabemos a día de hoy, o por lo menos en la fecha de escritura del ensayo el año 2.003,  sino que como aficionado a la filosofía y hombre profundamente preocupado por las implicaciones filosóficas de los descubrimientos de la ciencia no deja de meterse en ese terreno y se "moja" sobre muchos temas que van más allá de la materia en la que es especialista. Probablemente será esta parte final del libro la que pueda "chirriar" a más de uno, la más fácilmente criticable... pero es de agradecer ver a un hombre de ciencia entrar en estos temas y demostrar que la ciencia y la investigación no solamente están orientadas a la tecnología y su vínculo con la economía, sino que también la misma concepción del ser humano y las grandes preguntas filosóficas de Emanuel Kant ¿qué puedo saber? ¿cómo debo actuar? y ¿qué puedo esperar? necesitan de la ciencia no solamente para ser contestadas sino también para ser correctamente planteadas.


Lo mejor: Un ensayo atípico, mezcla casi a partes iguales de divulgación filosófica, histórica y neurobiología e investigación sobre el cerebro, recomendable para aquellos que gusten de la lectura de ambos temas. Muy interesante todo lo relacionado con las emociones, los mapas corporales y el control del cerebro sobre el cuerpo. Muy agudas e interesantes también las ideas sobre la naturaleza de la conciencia y la interrelación entre los pensamientos y las emociones. Simplemente este es uno de esos libros que los aficionados a la neurología no se deben perder. También me gustan algunas de las ideas de Damasio, especialmente su visión del sentido de la vida y la búsqueda de la felicidad si uno sigue fielmente los postulados esbozados por Spinoza, sus pros y sus contras, posiblemente lo mejor del libro aunque el autor no esté en su terreno.


Lo peor: Una dificultad de lectura bastante variable, resalta la sencillez y el estilo directo y cercano de Damasio cuando trata temas filosóficos, como no podría ser de otra forma ya que no es especialista en el tema, y la complejidad y el estilo recargado cuando se adentra en las aguas más profundas de la investigación sobre el cerebro... para mi gusto es un ensayo demasiado "borracho" de datos no relevantes, demasiado atiborrado de nombres técnicos y científicos que no aportan nada a la claridad de la explicación y que tampoco significarán nada para el lector profano. Afortunadamente también tengo que decir que esas son las partes menos extensas y relevantes del libro, pero es una pena que la lectura se vea entorpecida por semejantes "escollos" que en alguna ocasión me hicieron pensar en dejar el libro de nuevo en la estantería.