martes, 29 de mayo de 2012

Heidegger y un hipopótamo van al cielo

"Pero de repente surgió otro obstáculo: contemplar nuestra popia muerte nos dió un susto de muerte. No podíamos mirar a la señora de la guadaña cara a cara sin sentirnos aterrados y echarnos a temblar; aunque tampoco podíamos apartar la vista. Ah, la muerte: no se puede vivir ni con ella ni sin ella."



Ficha:  Heidegger y un Hipopótamo van al cielo, Thomas Cathcart y Daniel Klein, Editorial Planeta, 258 páginas, edición de bolsillo, ISBN:9788408005087.

Cathcart y Klein son dos licenciados en filosofía, bastante entrados ya en años, autores de varios libros de divulgación filosófica en clave de humor, suyos son también "Platón y un ornitorrinco entran a un bar" y "Aristóteles y un armadillo van a la ciudad", insólitos títulos como insólita es la forma de presentar al lector la filosofía, huyendo de toda seriedad pero a la vez respetando el rigor de las ideas que se exponen, no en vano ambos autores son considerables especialistas en el tema, no se acercan al pensamiento filosófico desde la perspectiva de un aficionado, ni mucho menos. Cathcart además ha trabajado como gerente de un hospital en Portland y ha dirigido un hospicio para enfermos de sida. Daniel Klein aparte de licenciado en filosofía es autor además de una treintena de libros y ha sido guionista de programas cómicos de televisión para los que escribía chistes. Ambos son amigos por lo visto desde hace más de cincuenta años y seguramente se lo han pasado en grande escribiendo este libro.

Escribir un libro de divulgación filosófica en clave de humor sobre el tema de la muerte parece así de pronto como el más dificil todavía, para más "inri" ambos autores no son precisamente unos jovencitos de modo que es un asunto que tienen más que presente y sobre el que han debido reflexionar mucho, y seguramente llegado a la conclusión de que no vale la pena tomarselo demasiado en serio. 

Aclaro aquí, antes que nadie se mese los cabellos y exclame ¡pero como se pueden tomar a broma ese tema!, que el libro en ningún momento aborda la muerte desde el punto de vista de la pérdida de un ser querido, pues aunque relacionado este sería otro tema muy diferente, sino que enfoca el tema de la muerte como suceso personal con el que tarde o temprano nos enfrentaremos todos, un asunto que la mayoría preferimos ignorar y que poco a poco, conforme vamos cumpliendo años y vamos viendo desaparecer a gente a nuestro alrededor, vemos que tarde o temprano nos tocará a nosotros... es entonces cuando uno empieza a hacerse preguntas y se encuentra con las distintas "respuestas" posibles al gran enigma, de eso va este libro.

La primera parte nos enfrenta así de sopetón con la angustia ante la visión de la muerte como una terrorífica entrada en la nada, ¿que hacer con esa angustia? ¿se puede evitar? ¿sirve para algo positivo?... de esta sensación de angustia y las estrategias para negarla y meter la cabeza bajo la arena como dicen, falsamente, que hacen los avestruces va este primer tramo del libro. La "autoanestesia", el encerrarse en uno mismo, el perderse en las trivialidades de la vida, llenar la agenda de objetivos y vivir volcado en asuntos externos para no pensar, realizar una actividad artística con la esperanza de que dicha obra nos suceda... y la más eficaz de todas, la respuesta que dan los existencialistas, afrontar diréctamente la angustia y la ansiedad, sin remedios de ningún tipo, vamos mirar a la muerte cara a cara... opción solo para audaces y que por lo visto es la mejor, si es que se puede soportar.

La segunda parte se dedica al momento presente que ha sido identificado por algunos filósofos, tanto de occidente como de oriente, con la verdadera eternidad. En la tercera se habla del tema del alma y la opinión que han tenido distintos pensadores y filósofos a lo largo de la historia en la vertiente tradicional religiosa, con los añadidos de la reencarnación, el cielo y el infierno. La cuarta trata del tema del espiritismo y los mensajes del más allá, junto con las experiencias cercanas a la muerte. La quinta parte trata el tema del suicidio. La sexta nos habla de los intentos de la ciencia por burlar a la muerte con asuntos tales como la criogenia, la clonación o el volcado de nuestros recuerdos y nuestra mente en circuitos de ordenador. La séptima parte al final nos habla de las conclusiones... que no pienso exponer aquí claro, el que tenga curiosidad ya sabe lo que tiene que hacer ;-).

El libro es muy ameno, no hay espacio para el aburrimiento, apenas se topa uno con un párrafo "serio" de poco más de una página cuando salta una anécdota, un chiste, una viñeta de humor gráfico o la simpática historia del imaginario diálogo entre los autores y un vecino que supuestamente recibe las enseñanzas que conforman el contenido del libro... vamos una "perita en dulce", se lee en un periquete.

"Heidegger y un hipopótamo llegaron a las Puertas del Cielo y san Pedro les dijo:
- Escuchad, hoy sólo tenemos espacio para uno. De modo que aquel de vosotros que me responda mejor a la pregunta "¿Cuál es el sentido de la vida?" pasará el primero.
Y Heidegger dijo: - Pensar el ser en sí explícitamente requiere despreocuparse del ser hasta el punto de que sólo se base e interprete en términos de seres y para seres como su base, como en toda la metafísica. 
Pero antes de que el hipo pudiera musitar una sola palabra, san Pedro le dijo: - ¡Hoy es tu día de suerte, hipo! -"


Lo mejor: Un librito muy ameno y no exento de interés, de lectura más que fácil, y que a pesar de estar escrito en clave de humor no deja de tocar prácticamente todos los aspectos de ese tema tan sombrío, por mucho que se quiera "endulzar", que muestra que no todos los aspectos de la muerte son malos y que aunque parezca un triste consuelo es en el fondo la muerte la que da valor a la vida. Bien por los autores capaces de emprender la escritura de algo que tanta gente evitaría leer.


Lo peor: Que maldita la gracia que tiene... y que el sentido del humor de los norteamericanos me sigue pareciendo demasiado ingenuo y soso comparado con el de aquí, dificilmente, aunque hay "gente pa tó", el lector español esbozará más que una ligera sonrisa con la mayoría de las gracietas plasmadas en el libro. Evidentemente no estamos ante una obra seria de filosofía... y esto podría ser una virtud según como se mire.






domingo, 27 de mayo de 2012

Las consolaciones de la filosofía


 "Vana es la palabra de aquel filósofo que no remedia ninguna dolencia humana. Pues así como ningún beneficio hay de la medicina que no expulsa las enfermedades del cuerpo, tampoco lo hay de la filosofía si no expulsa la dolencia del alma".  Epicuro


"... parecía viable identificar a un grupito de individuos, separados por siglos, que profesaran una vaga lealtad común hacia una visión de la filosofía sugerida por la etimología griega de la palabra (philo, amor; sophia sabiduría), un grupo que compartiese el interés en decir unas cuantas cosas prácticas y consoladoras acerca de las causas de nuestros mayores pesares. A tales hombres habría yo de dedicarme."


Ficha: Las consolaciones de la filosofía, autor Alain de Botton, Editorial Aguilar, 262 páginas, ISBN: 9788430604180.


De nuevo otro libro con el tema de la filosofía y sus aplicaciones prácticas en relación con el alivio del sufrimiento humano y el arte de vivir. Forzosamente me remite a otro leído recientemente con la misma temática pero con una naturaleza bien distinta, "La sabiduría recobrada" de Mónica Cavallé. El objetivo de ambos libros es el mismo, llamar la atención del lector sobre las posibilidades de la filosofía para aportar algo positivo a su existencia, mostrar que esta rama del saber humano tiene mucho que decir acerca de nuestros problemas del día a día y que en absoluto está alejada de la vida cotidiana y sus preocupaciones.

El autor no comienza realizando una defensa de la filosofía en este asunto, simplemente nos muestra una anécdota personal del autor que le sirvió como idea original para comenzar a escribir el libro, comenzando por la figura de Sócrates y la entereza con la que se enfrentó al proceso judicial donde fue finalmente condenado a muerte. Si alguien era capaz de afrontar con tamaña valentía y serenidad un proceso tan manifiestamente injusto era porque vivía de acuerdo con las enseñanzas que el mismo impartía, porque era un ser humano sin dobleces e íntegro que llevó hasta el extremo esa fidelidad a sí mismo.

A partir de aquí, de esa breve introducción el libro se divide en seis partes, cada una con el título de una adversidad que podemos sufrir en la vida, un problema concreto que nos afecta a todos y como podemos afrontarlo a través de las enseñanzas de un filósofo.

La impopularidad y el juicio injusto de los demás tendrá como protagonista al ya mencionado Sócrates. El problema de la falta de dinero será abordado a través de la filosofía de Epicuro. El de la frustración ante los golpes inesperados de la adversidad nos llevará a la filosofía del estoico romano Séneca. La ineptitud y la estrechez de miras serán examinados de la mano de Montaigne. El "mal de amores" y su consuelo nos llegará a través de Schopenhauer, y finalmente el reto y las dificultades continuas de la vida serán examinadas con la ayuda de la filosofía de Nietzsche.

Seis grandes preocupaciones humanas que nos han afectado y nos seguirán afectando en el futuro, pues son ineludibles a nuestra naturaleza, de la mano de seis de los más grandes filósofos de todos los tiempos. Alain de Botton no nos va a hablar aquí de nada que no hayamos vivido, no se nos va a nombrar filosofía oriental alguna ni complejas y profundas filosofías sacadas del Tao, no se nos va a exhortar a trascender el ego ni a reflexionar sobre el equilibrio de la vida ni nada parecido... no, no se anda por las ramas porque dolencias concretas requieren palabras concretas, requieren remedios y ejemplos de la vida de otras personas que tuvieron que pasar por lo mismo.

Que nadie busque misticismos de ningún tipo en este libro ni ideas "inaprensibles" por la razón, las lecturas de las que emanan paz y sosiego espiritual, están muy bien pero personalmente ultimamente las aprecio cada vez menos ya que en ocasiones lejos de promover el "despertar" en el lector terminan confinándole en un cómodo sopor que es justo lo contrario de lo que pretenden. Quizás sea así porque creo que apuntan demasiado alto y también porque en su mayoría por desgracia no están narradas desde la experiencia personal de sus autores. No es desde luego el caso de esta obra de marcado carácter didáctico que huye de toda pretensión salvo la de entretener e ilustrarnos con datos biográficos de varios filósofos y la manera en que encararon determinados problemas y cuestiones que se les planteó a lo largo de sus vidas... unas ensañanzas que bien podríamos aplicarnos nosotros también.

Alain me ha sorprendido en este libro, uno no sabe realmente lo que va a encontrar al comenzar cualquiera de sus seis capítulos, la forma de conducir las seis historias que nos relata es súmamente original, está bien documentada, abundan datos biográficos sobre cada uno de los seis filósofos consultados y además se hace una disección del tema que se aborda con inclusión de abundantes citas e incluso, algo sorprendente en un libro de divulgación filosófica, fotografías de estatuas, grabados y pinturas... no es de extrañar que las ideas formuladas en este libro terminasen dando origen a una serie de divulgación filosófica. El libro posee un componente "audiovisual" que sitúa al lector muchas veces en el papel de espectador de un documental... más valor didáctico imposible.

De Sócrates terminaremos aprendiendo que una mayoría no siempre tiene la razón y que antes de considerarnos desafortunados por tener en contra a muchas personas hay que examinar si los argumentos de las mismas están bien fundados o no. Ni una mayoría está forzosamente en lo cierto ni una minoría está equivocada, ni al revés tampoco, todo asunto tiene que ser sopesado y estudiado a la luz de la razón y el sentido común.

Epicuro nos mostrará que los mayores placeres de la vida nos los reservan las cosas sencillas y que a partir de tener unas necesidades básicas cubiertas el resto del dinero y riquezas posee un valor cada vez menor y llegando a tornarse completamente inútil. Algo que modernos estudios psicológicos ha demostrado hace no tantos años y que este filósofo ya decía doscientos años antes de Cristo.

Séneca, que conoció los mayores avatares de la fortuna que cabe imaginar, nos previene ante la idea de pensar que cualquier situación de la vida, buena o mala, no va a cambiar con el tiempo. Cualquier eventualidad, por dura y dolorosa que sea, es posible y uno ha de estar de continuo preparado para lo que nos traigan los azares de la existencia, aceptando lo malo igual que se acepta lo bueno. Algo nada fácil y que requiere una preparación y una actitud continua de por vida.

Montaigne nos pone en guardia ante el orgullo de creer que lo sabemos todo, el peligro de confundir erudición con sabiduría, y sobre todo ante la falsa presunción de creer que aquello que rodea nuestra vida y que procede del entorno cultural en el que hemos nacido es "normal" y "anormal" lo que se hace o piensa fuera del mismo, llegando hasta el extremo de degradar y despreciar como inferiores a los seres humanos de otras culturas y naciones, o incluso, llevados por un absurdo orgullo de especie, negar todo tipo de valores similares a los animales.

Schopenhauer nos pone en contacto con la doble naturaleza del ser humano, la capacidad de razonar y pensar, junto con esa fuerza de la naturaleza de la que somos portadores y que llamó "voluntad de vivir". De ahí el aparente dislate entre sentido común, producto de la razón, y el mundo de los sentimientos, gobernado por esta voluntad. Una naturaleza la podemos observar e intentar gobernar pero otra no... de ahí lo escurridizo del amor y el mundo de los sentimientos y el "mal de amor" que aflige a todo aquel que ha sido rechazado... y también el por qué de encontrarnos con personas que nos agradan y atraen en el plano intelectual, pero que no nos atraen físicamente y al revés, compañeros de cama, y con los que a veces hay que compartir mucho más, y de los que ni seríamos amigos.

Y finalmente Nietzsche y como pasó de una filosofía de vida fundamentalmente pesimista, influida por Schopenhauer, a otra mucho más vitalista que veía en las dificultades y obstáculos de la vida la esencia misma de la virtud, el medio por el que podemos hacernos mejores. El ejemplo que pone entre llevar una vida cómoda y sencilla en el fondo del valle y el echarse una mochila a los hombros y escalar las montaña, pasando penas y fatigas si, pero con la recompensa final de ver un paisaje y acceder a una belleza que está vetada a todo aquel que sigue viviendo cómodamente instalado al pie de las mismas.




 Alain de Botton aparte de lo que dice de él la Wikipedia, y la ficha en Lecturalia, protagoniza varios discursos en la web www.ted.com sobre el éxito profesional y su defensa de una nueva concepción del ateismo sobre la que ha escrito recientemente un libro que espero leer pronto y comentar aquí.

Me ha gustado mucho su forma de escribir, la forma de presentar datos e información al lector de forma interesante y acorde con la exposición de sus ideas, la originalidad y la variedad de un texto donde se utilizan abundantemente las citas y los pensamientos de los filósofos estudiados y siempre como refuerzo de sus ideas de forma tan amena y accesible que consigue captar la esencia de los pensamientos expuestos, y hacernos caer simpáticos a pensadores tan aparentemente pesimistas y radicales como Schopenhauer y Nietzsche. Excelente también el trabajo sobre el resto de los filósofos de los que habla en el libro... en definitiva una de esas obras que hablando en lenguaje taurino "crean afición".


Lo mejor: Claro, didáctico, ameno, original... es un libro que se lee en un santiamén y que deja muy buena impresión. Alain de Botton sabe muy bien como presentar un tema, exponerlo sin rodeos y captar la atención del lector. Sin duda el más ameno y seguramente mejor libro divulgativo sobre filosofía que he leido hasta ahora.

Lo peor: Lo de siempre, "el que mucho abarca poco aprieta" dice el refrán... los temas abordados por Alain son de una importancia tal que no se agotan ni de lejos por su exposición, quien desee bucear a mayores profundidades deberá continuar por su cuenta, eso sí, gracias a este libro puede saber muy bien por donde empezar.





viernes, 25 de mayo de 2012

Cómo ser un existencialista

"Los existencialistas son nihilistas porque reconocen que la vida es en último término absurda y está llena de verdades terribles e ineludibles. Pero son antinihilistas porque reconocen que la vida sí tiene un sentido: el sentido que cada persona elige dar a su propia existencia."

Ficha: "Cómo ser un existencialista", autor Gary Cox, Editorial Ariel, 161 páginas, ISBN: 9788434469815.

Con un diseño de portada atractivo que reproduce unas manos sujetando la portada y mostrando parte del texto, este breve y a la vez entretenido ensayo del escritor especializado en temas filosóficos, Gary Cox, tuvo que captar a la fuerza mi atención. Este año estoy especialmente interesado en asuntos relacionados con la filosofía y aunque sé que tarde o temprano cambiaré saturado, la temática de mis lecturas pues otras veces ha ocurrido eso en el pasado y volverá a ocurrir en el futuro; la verdad es que con libros como este de momento mi interés por temas filosóficos está más que asegurada. Si la mitad de escritores que hay publicando libros sobre esta apasionante rama del saber humano fuesen como Gary Cox... en fin, veamos el libro.

Conozco la figura de Jean Paul Sartre como filósofo casi desde mi niñez, desde antes incluso que hubiese dado clase alguna de filosofía. Está vinculada a una corriente del pensamiento llamada existencialismo de la que he oido o leido comentarios muy superficiales y de la que tengo que decir que no me llegaron nunca demasiadas "buenas vibraciones", para mí si hay algún filósofo con un aire antipático era este. Por lo demás y en concordancia con mi ignorancia general sobre tantas cosas veía el existencialismo como una filosofía cruda, directa y descarnada sobre el ser humano al que se despojaba de todo elemento idealista. Bastaba este "aroma", ahora veo que completamente infundado, para mantenerme alejado de la misma.

Por eso tras ver la publicidad que sobre este libro se hacía en uno de los números de la revista "Filosofía Hoy" decidí probar suerte y curiosear un poco en esta filosofía, la forma de presentar el libro y un párrafo de presentación del mismo me indujeron a pensar que se trataba de una obra fácil y accesible para el público no especializado y que me serviría de introducción en el llamado "Existencialismo", tal vez encontrase aquí otro filón con el que intentar saciar mi inagotable glotonería intelectual, o tal vez quien sabe, encontrase algo práctico que poder aplicar en mi vida personal... o ambas cosas.

Y así ha sido la verdad, Gary Cox sabe como escribir, sabe como interesar al lector y como agarrarlo de la solapa y persuadirle a seguir leyendo. El libro está escrito con un formato muy habitual en los ensayos de psicología y autoayuda, un estilo directo y coloquial que establece desde el comienzo un diálogo de tú a tú con el lector, sin otorgarse a penas el papel de "maestro"ni suponer constantemente que el lector te está siguiendo y "cazando al vuelo" todo lo que escribes, no solamente es una excelente guía introductoria al Existencialismo sino también para la filosofía en general. En definitiva Gary es el profesor o al menos el conferenciante con el que nos gustaría toparnos, la antítesis del aburrimiento. Pero que nadie se engañe, esto no es puro divertimento ni superficialidad, quien desee ejercitar las neuronas y tener motivos por los que pensar los va a tener de sobra con esta obra.



El libro posee un título más completo, "Cómo ser un existencialista o cómo tomar el control, ser auténtico y dejar de poner excusas", que resúme en unas pocas palabras el sentido del existencialismo expuesto por el autor. 


"Todos somos libres y no podemos dejar de serlo. Todos somos responsables de nuestras acciones y nuestras vidas están llenas de deseo, culpa y angustia" "Y,  como si todo ello no fuera suficientemente malo, estamos condenados a morir desde el momento en que nacemos en un universo absurdo en el que Dios es, por lo menos, un personaje esquivo y, probablemente inexistente"

Indudablemente el Existencialismo puro y duro no es para pobres de espíritu ni para amantes del auto-engaño, Gary Cox remacha una y otra vez la idea de que somos libres, lo queramos o no, incluso en las situaciones más extremas de las que pone varios ejemplos, porque al fin y al cabo nuestra es la elección siempre de aceptar la realidad tal y como es o auto engañarnos, o desesperarnos del todo y terminar de una vez a través del suicidio. Puesto que estamos aquí, significa que hemos elegido vivir, hagámoslo de la forma más auténtica posible.

Sobre ser uno mismo y aceptar las consecuencias de nuestras acciones, sean las que sean, también habla largo y tendido. Un discurso muy edificante en esta época en la que todos somos especialistas consumados en "echarle la culpa a otro", una actitud, la del victimismo contra la que el Existencialismo choca de frente. No obstante aunque esta es una visión que podría ser calificada por la mayoría de negativa e incluso nihilista, es realmente todo lo contrario, porque nos dice que somos libres y que aunque nunca seremos felices al 100%, tenemos que dejar de creer en "cuentos de hadas" también nos dice que tenemos el control efectivo sobre nuestra vida a condición de que tengamos el coraje de ser auténticos y de que estemos siempre vigilantes sobre el enemigo número uno de la autenticidad, la mala fe.

La mala fe, es como bautizó Sartre en su libro "El ser y la nada" , a toda creencia contraria a nuestra verdadera forma de ser que solemos utilizar como "muleta" para aliviar la angustia de tener que decidir o de hacernos responsables de nuestras decisiones. Una especie de dualidad psicológica, una especie de falso auto-engaño, con el que convivimos habitualmente y que se presenta de las más variadas formas. En definitiva pensar y sentir de una forma y actuar de otra bien distinta bajo una sensación de justificación de nuestros actos "yo realmente no soy así", "son las circunstancias", "en el fondo soy buena persona"... etc, no es fácil de definir porque puede adoptar los más variados disfraces, a veces incluso el de una sinceridad mal entendida.

Gary Cox ilustra con abundantes ejemplos toda su exposición del núcleo principal del Existencialismo, aunque nunca abandona su estilo directo no por ello deja de plantear preguntas y retos al lector, adornando el texto con una sutil, y a veces no tan sutil, ironía. En el mismo hay muchas referencias a Sartre, como no, pero también a Nietzche y otros filósofos relacionados en mayor o menor medida con el tema principal del libro. 

Es posible que más de uno tome esta obra como un aperitivo y lo vea como un trampolín para lanzarse a lecturas más profundas sobre el tema y profundizar en la obra de Sartre, Camús, Simón de Beauvoir... e incluso Heidegger (lagarto! lagarto! ;-) ). Pero en mi caso puedo afirmar que ya he tenido bastante con esta exposición, al menos de momento, en el disco duro de mi equipo anda descargada una versión de "El ser y la nada", un libro que Gary Cox define como "cruzar a nado el Canal de la Mancha" en relación con el esfuerzo intelectual que conlleva... igual para este verano cuando el calor apriete...

"del hecho de que siempre nos encontramos en un proceso de devenir constante se deriva la conclusión de que nunca nos sentiremos completamente satisfechos (ni siquiera ganándo la lotería, nadando con los delfines o conduciendo un tanque por encima de un autobús). Siempre habrá algo más que desear, algo que sentimos que nos hace falta, porque anhelar lo que no se tiene, creer que el césped es más verde al otro lado de la colina, es fundamental para una criatura que carece de armonía consigo misma en el presente y vive esforzándose por alcanzar esa armonía en el futuro"


Lo mejor: Dirécto, sincero, ameno, en ocasiones divertido, en otras dolorósamente realista, a veces extremadamente simple y en otras ocasiones no tanto, superficial y a la vez profundo... un libro que dificilmente puede dejar indiferente a nadie y que constituye una invitación de lujo a una filosofía incómoda y cruda sí, pero a la vez profundamente humana, posiblemente en el fondo la más realista y humana de todas. Quizás lo mejor de todo sea el efecto que causa en la conciencia del lector al que intenta conmover, intentando que este se plantee cuestiones personales, sobre todo sobre la autenticidad de su vida ¿ha conseguido ese efecto en mí?... el tiempo lo dirá.


Lo peor: El coraje que demanda, ser existencialista no pide realmente un intelecto privilegiado ni unas excepcionales dotes de observación, aunque ambos ayudan desde luego, sino que básicamente es una actitud ante la vida en la que uno se responsabiliza de ser lo que es y de tomar las decisiones que toma, independientemente del resultado. ¿Cómo evitamos la "mala fe" ?, sencillo y a la vez complicado ya que nos rodea por doquier y me temo que la mayoría vivimos cómodamente instalados en ella más tiempo del que queremos reconocer. Como cualquier libro con pretensiones de ayudar al lector a mejorar algún aspecto de su vida, no en vano estamos ante un libro de autoayuda más o menos camuflado, corre el peligro de ser olvidado rápidamente.





domingo, 20 de mayo de 2012

Oráculo manual y arte de prudencia.

"51 Saber elegir. Vivir es saber elegir. Se necesita buen gusto y un juicio rectísimo, pues no son suficientes el estudio y la inteligencia. No hay perfección donde no hay elección. Ella tiene dos ventajas: poder escoger y elegir lo mejor. Muchos con una inteligencia rica y sutil, con un juicio riguroso, estudiosos y de cultura amena se pierden cuando tienen que elegir. Siempre se casan con lo peor, tanto que parecen hacer ostentación de equivocarse. Por ello, éste es uno de los máximos dones del cielo.

 
Ficha: "El arte de la prudencia", Baltasar Gracián, Ediciones Temas de Hoy, Edición de José Ignacio Díez Fernández, 184 páginas, ISBN: 9788478807680.

No es la primera vez que una casualidad o un inesperado golpe de suerte me pone ante una lectura que no figuraba ni remotamente entre la lista de libros por leer. El otro día poniendo órden en la biblioteca de casa apareció esta edición de bolsillo del inmortal clérigo aragonés. 

No es un autor en modo alguno desconocido para mí, todavía recuerdo la impresión que me produjeron en mis tiempos de estudiante de instituto los comentarios a sus obras en clase de literatura, siempre me llamó la atención y me pareció uno de los escritores más interesantes que produjo nuestro Siglo de Oro... a pesar de no haber leido nada suyo. Había una frase en el libro de texto de aquel entonces, los lejanos años ochenta, que comentaba "es un escritor con muchos menos lectores de los que merece", y tanto que es así, aunque creo que en parte por culpa de la dificultad de su estilo y su obsesión con las cuestiones de la moralidad y la ética. Incluso su obra cumbre "El Criticón", casi comparable a nuestro Quijote o a La Celestina en calidad y valor, está totalmente impregnada de enseñanzas de carácter filosófico. 

Otro asunto bien diferente es la dificultad del estilo de Gracián, junto con Quevedo es el máximo representante del llamado "conceptismo". La férrea censura de la época y la escasa libertad de la que gozaban los escritores, siempre en el punto de mira de la iglesia y de su brazo armado inquisitorial, les obligó a muchos a aguzar el ingenio y eludir el estilo llano y coloquial para enfrascarse en un "más difícil todavía" cuyos máximos exponentes fueron el "culteranismo" representado por Góngora, y el "conceptismo" representado por Quevedo y Gracián. Dos estilos completamente distintos, difíciles y oscuros. Decir poco con muchas palabras haciendo prevalecer la forma sobre el fondo en el primer caso, decir mucho con pocas palabras en el segundo.

Este es el caso de Gracián, una condensación de significados que en ocasiones llega casi a hacer opaco el significado de sus textos. Estilo que llegaría a su máximo exponente en este "Oráculo manual y arte de prudencia". Una falta de claridad totalmente premeditada que pretendía ensalzar y glorificar aún más el significado de las enseñanzas expuestas, en modo alguno se intenta dejar perplejo al lector sino por el contrario hacerle esforzarse para causarle una mayor impresión una vez desvelado el significado de lo que lee.

Afortunadamente no es necesario ser un entendido en el castellano del siglo XVII para disfrutar de la lectura de este pequeño pero gran, más que grande inmenso, libro. La edición que aquí comento ha sido convenientemente adaptada al castellano moderno con gran maestría, según la humilde opinión de un lego en la materia. Creo que en el caso de este libro hay muchas versiones distintas, desde la original comentada, hasta alguna otra tan adaptada al castellano de nuestros días que en ocasiones cuesta trabajo descubrir a Gracián y parece más un libro moderno de autoayuda. Es la tentación algunos "adaptadores" del texto original tienen, hacerlo tan moderno en aras de la comprensión que parezca haber sido escrito en este siglo.

Excelente el trabajo de la edición que comento aquí, he podido comparar su texto con el original del autor (extraido de la Biblioteca Virtual Cervantes) y con otra versión (un horror que circula gratis por Internet que no quiero ni nombrar para no darle publicidad). El responsable de la edición, arriba mencionado, ha trabajado con el texto de Miguel Romera-Navarro y también con la edición de Christopher Maurer y su adaptación del original al inglés. Posiblemente haya otras mejores pero en mi caso han conseguido hacerme disfrutar de un texto conocido por su dificultad haciéndolo accesible a un lector normal y corriente y a la vez conservar el carácter de clásico, se comprende perfectamente y a la vez uno no tiene la sensación de estar ante una obra completamente moderna... aunque, y esto es ya otra cuestión, sus enseñanzas sigan siendo tan actuales como siempre.


A continuación una muestra del texto original y la versión "actualizada" de este libro:
  
"18 Aplicación y Minerva. No ai eminencia sin entrambas, y si concurren, excesso. Más consigue una medianía con aplicación que una superioridad sin ella. Cómprase la reputación a precio de trabajo; poco vale lo que poco cuesta. Aun para los primeros empleos se deseó en algunos la aplicación: raras vezes desmiente al genio. No ser eminente en el empleo vulgar por querer ser mediano en el sublime, escusa tiene de generosidad; pero contentarse con ser mediano en el último, pudiendo ser excelente en el primero, no la tiene. Requiérense, pues, naturaleza y arte, y sella la aplicación.

"18 Aplicación y capacidad. No hay eminencia sin ambas, y si concurren la eminencia es aún mayor. Es mejor conseguir una medianía con aplicación que una superioridad sin ella. La reputación se compra con trabajo: poco vale lo que poco cuesta. Incluso para las más altas ocupaciones se deseó en algunos la aplicación. Raras veces es independiente del carácter. Se puede entender el no destacar en una ocupación baja por querer ser mediocre en un empleo más alto. Pero no hay excusa para quien se contenta con ser mediano en la última ocupación pudiendo ser excelente en la más alta. Se necesita, pues, naturaleza y arte, junto con aplicación.




La estructura del libro no puede ser más simple, un manual de bolsillo, breve, con trescientos aforismos con la consiguiente explicación de cada uno de ellos... y siempre con la prudencia como asunto principal en torno al que giran todas las enseñanzas. Enseñanzas desordenadas en cuanto a temática, en ocasiones un tanto repetitivas con evidentes intenciones didácticas como muy bien señala el editor en el prólogo.

Su lectura me ha recordado un poco a "El príncipe" de Maquiavelo, escrito un siglo antes, por la concepción del mundo de Gracián. Una concepción alejada por completo de todo idealismo, el autor aunque adopta una postura calificada de pesimista, típica del Barroco, y lo es hasta cierto punto, no se hace ilusiones respecto al mundo en el que vive, sabe que la astucia, la malevolencia, la ignorancia, las pasiones desatadas y la traición campan por doquier.

Contra estas adversidades de la vida previene al lector y le insta a encauzar su vida con sabiduría. A diferencia del secretario florentino Gracián no dedica su libro a los poderosos ni a nadie en particular, referencias hay en los mismos, pero no muchas la verdad. Es al hombre normal y corriente, o al menos lo suficientemente ilustrado como para leer su libro, es al que dirige sus consejos de vida. Consejos sobre la prudencia que el mismo Gracián debió obviar en muchas ocasiones... de ahí sus choques con la orden de los Jesuitas en la que militaba y que seguramente terminaron costándole la vida, llegó a estar preso durante un tiempo a "pan y agua"... y todo por publicar la tercera parte de su obra magna "El Criticón" sin el permiso expreso de la orden. Se la tenían jurada por dedicarse a escribir obras no relacionadas directamente con asuntos religiosos.

Sin duda alguna que estamos en un típico caso de escritor, y persona, que superó ampliamente las atribuciones que le fueron encomendadas, se salió del papel y fue objeto de envidias y ataques en vida como cualquiera que trascienda la mediocridad... de ahí que son frecuentes en sus consejos la prevención contra la maldad y la envidia, tuvo que ser algo que vivió en carne propia con frecuencia. No tuvo en vida el reconocimiento que merecía, y como ha ocurrido con otros grandes escritores españoles, tuvieron algunos autores extranjeros que descubrirlo y apreciarlo para ser reconocido aquí como se merece... y ni aún así.  Dicen que Schopenhauer aprendió castellano, entre otras cosas, para leer y posteriormente adaptar al alemán esta obra del inmortal Clérigo de Calatayud, Nietzche llegó a decir de la misma "Europa no ha producido nada más fino ni más complicado en materia de sutileza moral".

Si incluso de una obra clásica tan alejada a nuestra cultura occidental y lejana en el tiempo como "El arte de la guerra" de Sun Tzu, hay autores que han sacado enseñanzas para la vida actual sabiendo entresacar de sus consejos guerreros verdaderas joyas de sentido común ¿que no se podría sacar de un libro como este?... su lectura es un placer y algo más que eso, pocas veces, por no decir jamás, un escritor ha sabido destilar tantos y tan sensatos buenos consejos en tan breve espacio. Que a nadie le engañe su brevedad, si de densidad hablamos aquí no estamos ante una ligera y porosa piedra pómez... sino más bien ante un elemento infinitamente más pesado, más cercano al oro debido a su valor y su inalterabilidad con el paso del tiempo que al plomo, ya que su lectura convenientemente adaptada al castellano actual no tiene absolutamente nada de "plomífera". Más bien todo lo contrario, Gracián es tan parco en palabras, tan exacto y tan breve que no puede estar más en las antípodas del aburrimiento.


Lo mejor: Clásico entre clásicos, lleno de sabiduría y buen juicio que debería ser muchísimo más conocido que otros libros que no le llegan ni a la suela del zapato, perdón que ni al grosor de las tapas ;-). Aún hoy su lectura sigue siendo una gozada y apenas terminado a uno le quedan ganas de seguir "releyendo", aunque ahora al azar, cualquiera de esas 300 máximas y no perderlo de vista, en verdad que es uno de esos libros que hay que tener siempre a mano y más en estos tiempos que corren. Creo que es un elogio decir que necesita segundas y aún terceras lecturas, siempre tendrá algo nuevo que ofrecer.

Lo peor: Hay enseñanzas pletóricas de sentido común, otras parecen más hijas de su tiempo y de la personalidad de su autor. Da excesiva importancia a la reflexión y a la razón y en general solo nombra a los sentimientos en sentido peyorativo alertando siempre contra sus efectos perniciosos. Aunque nunca justifica una mala conducta y defiende la integridad moral, a veces su visión del mundo es demasiado pesimista y descorazona un poco (no es de extrañar que Schopenhauer lo adorase), pareciendo además incitar a una actitud un tanto pasiva, a un ocuparse cada uno de lo suyo... no en vano estamos ante una incitación constante a la prudencia y la reflexión que puede ser fácilmente malinterpretada. Aunque tampoco estaría mal que más de uno nos contagiásemos un poco de ese sentido común por lo general tan escaso.





viernes, 18 de mayo de 2012

Los cien táleros de Kant

"Un buen vino no necesita etiquetas. Un concepto eficaz tampoco necesita ejemplos. Pero una etiqueta puede testimoniar la calidad del vino, y un ejemplo apropiado puede convencernos de la validez de un concepto"
 
Ficha: "Los cien táleros de Kant", autor Pietro Emanuele, editorial Alianza, 313 páginas, ISBN: 978-84-206-6950-2.

La filosofía no es necesariamente una materia árida, aburrida y alejada de la experiencia de la vida cotidiana. En este bonito libro Pietro Emanuele, profesor de filosofía, nos presenta un interesante viaje dividido en cincuenta breves, pero jugosas, etapas. En cada uno nos muestra un problema filosófico que ha entretenido a pensadores de todo occidente a lo largo de los tiempos, ordenados cronológicamente, desde Zenón de Elea y su famosísima paradoja de Aquiles y la tortuga, hasta Noam Chomsky y su teoría del mecanismo del lenguaje.

Redactado de forma amena y no exenta de rigor, el autor va recorriendo la historia de la filosofía, mostrándonos a algunos de sus principales protagonistas y relatándonos algunas anécdotas e historias curiosas, no sobre sus vidas, aunque en el libro no falten datos biográficos sobre los filósofos mencionados, sino sobre sus ideas y pensamientos utilizando para ello la figura del ejemplo. Los hay muy conocidos como el ya mencionado de Aquiles y la tortuga, el del asno de Buridan, o el de las cajas chinas y el test de Turing, pero también los hay mucho menos conocidos y no por ello menos interesantes. 

Cuando lo compré pensé que me encontraría con una colección de anécdotas y cotilleos sobre vidas de filósofos aderezados con notas filosóficas, pero en cambio me encontré justo con lo contrario. De modo que el libro constituye un buen ejemplo de como entretener al lector curioso ávido de aprender y a la vez sirve perfectamente de "aperitivo" para instigar la lectura de obras más serias. Creo que es su principal virtud, incitar a seguir leyendo y a conocer más en profundidad a los filósofos presentados en esta breve obra. Para ello viene muy bien el apartado de bibliografía del final.

La dificultad de las lecturas será, no obstante, bastante variable... este no es un libro para completos principiantes en el tema, sino más bien para aquellos que llevan ya tiempo interesados en la filosofía y que buscan algo así como una guía introductoria, aunque no sea el propósito del libro. Hay capítulos sencillos que no demandan esfuerzo alguno y en cambio los hay que "navegan en aguas más profundas", en definitiva para todos los gustos y apelando en general a la inteligencia del lector en vez de darlo todo prácticamente digerido tratándole como un crío y a la vez facilitándo la tarea en los asuntos menos simples.

En sus páginas seremos testigos de las paradojas y los límites de la lógica, la ética, los resortes que conmueven al espectador en una tragedia, las jugarretas de nuestra fantasía, la relación entre realizar el acto en sí y la intención, el azar, el eterno debate entre la lógica y los sentimientos, la relatividad del movimiento, la escultura y la poesía, la visión humana de Dios, el autodominio de sí mismo, el sentido del humor, los límites de la ciencia, la función constructora de la realidad del lenguaje...  cincuenta capítulos, cincuenta ejemplos sobre cincuenta debates eternos sobre la naturaleza humana. Todo un regalo para el lector ávido de conocimientos que no haga ascos a pensar un poco,  tantear los límites de su inteligencia y hacerse las preguntas más insospechadas, algo típico de la filosofía.

Lo mejor: Un viaje apasionante por la historia del pensamiento humano, relatado de una forma simple, amena y a la vez rigurosa, con numerosos guiños para el lector curioso con deseos de aprender y usar su intelecto.

Lo peor: Pueden parecer muchos capítulos, pero la verdad es que el libro termina sabiendo a poco, son todos los que están ... pero no están todos los que son. No es una historia de la filosofía, aunque haya algo de eso, ni tampoco una colección de anécdotas o datos biográficos, aunque también haya bastante de eso en el libro. Los especialistas en el tema y los lectores más versados en asuntos filosóficos mejor que se acerquen a otras obras.







domingo, 13 de mayo de 2012

La sabiduría recobrada


Ficha: "La sabiduría recobrada", Mónica Cavallé, Ed. Kairós, 326 páginas, ISBN: 978-84-9988-027-3

En mis incursiones exploratorias por la sección de "ensayo y filosofía" de una conocida librería me encontré con esta obra de la doctora en Filosofía Mónica Cavallé. Esta autora forma parte de una lista de autores en lengua castellana que viene incluida en la obra "Aprender a vivir" ya comentada en este mismo blog.

La verdad es que me apetecía leer algo sobre filosofía de un autor español tras todo lo que últimamente he leido sobre el tema, tengo que decir que la obra de Mónica me ha sorprendido gratamente.

Antes de pasar a comentarla y a modo de "cotilleo", comentar que por lo visto la misma fue objeto de plagio por el conocidísimo autor Jorge Bucay a quien personalmente ni he leido ni tengo intención alguna de leer... prefiero hacerlo diréctamente de sus fuentes ;-)

Cuando alguien me pregunta "¿que es la filosofía?", así lo hizo hace poco un amigo cuando me vió leyendo un libro de esta temática, no tengo más remedio que echar mano de la etimología de la palabra y soltar aquello de -viene de filos amor y sofía, sabiduría, es decir amor a la sabiduría- ... suele ser suficiente salvo que se continúe con -¿bueno y que es para tí la sabiduría?- ... ahí si que me han "pillao", y empiezo a enrollarme sobre aquello de -es el arte de vivir la vida con el objetivo de la felicidad en última instancia, teniendo siempre a la búsqueda de la verdad como fin en sí mismo, una búsqueda de la verdad por métodos no experienciales porque para eso está ya la ciencia... - en fin, un rollo que poco o nada aclara.

Para la mayoría de la gente la filosofía evoca una disciplina del pensamiento humano extremadamente difícil de entender, donde se fuerza al intelecto y a la capacidad lógica al límite, una disciplina alejada en general de los asuntos prácticos de la vida donde como dijo aquel "se dicen cosas sencillas con un lenguaje que no se entiende". La imágen del filósofo es la de alguien inmerso en la lectura de sesudos tratados encerrado en su biblioteca ajeno a la vida que hay a su alrededor. Seguramente algo de cierto hay en ello porque buena parte tanto de la filosofía contemporánea como históricamente la de la mayoría de los pensadores de occidente ha sido tradicionalmente así, algo alejado de la experiencia del común de los mortales y solo reservado para una élite intelectual.

Originariamente no era así, Mónica nos lo expone en su libro de forma magistral, el amor a la sabiduría que forma la etimología de esta palabra no era algo artificioso sino completamente real. Las obras de grandes filósofos, principalmente la escuela de los estóicos romanos con epícteto a la cabeza, secundado por Marco Aurelio y Séneca, también los sabios orientales taoistas con Lao Tse y Chuang Tzu, Sócrates y el "presocrático" Heráclito, maestros más contemporáneos como Ralph Waldo Emerson o Nietzsche, la doctrina hindú del Vedanta Advaita y el Budismo Zen... todos estos pensadores, y muchos otros, a lo largo de la historia han concebido la filosofía como un arte de vivir, como una especie de ciencia en la que la misma vida era su laboratorio y campo de ensayo, que no tenía otro objeto que liberar al ser humano de su sufrimiento y llevárlo a un estadio superior de conciencia.

Épocas distintas y lugares distantes, pero un mismo afán y un mismo "método", la llamada "filosofía perenne", muy diferente de la habitual disciplina de investigación a través del pensamiento y la lógica humanas en búsqueda de la verdad aunque en modo alguno ajeno a esta. Tendríamos así según la autora dos tipos de filosofías, aquella concebida como un "arte de vivir" y la otra alejada habitualmente de los aspectos prácticos que es la que ha predominado en el pensamiento occidental durante siglos.


Mónica emprende la tarea en la primera parte del libro de hacer una apología de esa "filosofía perenne", de la necesidad que tenemos de ella y de su gran utilidad a la hora de dirigir nuestra vida en el sentido correcto que no es otro que en la búsqueda de una verdadera felicidad. En el libro no ahorra críticas hacia la "otra" filosofía y tampoco las ahorra hacia la religión, a la que se considera también extraviada de su verdadera función.

En la segunda parte se realiza una completa disección de esta filosofía perenne y de sus características, se nos hablará del Tao y como este nos enseña a seguir el curso de la vida sin chocar continuamente con esta, se nos hablará del autoconocimiento, de la importancia de ser fiel a sí mismo, de la autoconfianza... de como las creencias conforman nuestra realidad, de la importancia de vivir con atención, de vivir en el ahora y como eludir las trampas de quedar atrapado en el pasado y proyectarnos permanentemente en el futuro etc.

Nada pues ajeno a cualquier buen lector de lecturas de la filosofía oriental, Budismo, Taoismo e hinduismo Vedanta, que Mónica sintetiza y repasa de forma ejemplar, pocas veces he visto tan bien expresadas estas ideas, con tanta claridad y de forma tan sintética. El libro en sí es una verdadera guía de este tipo de filosofía perenne que ilumina el pensamiento humano desde hace tantos siglos y que está ahí, accesible para todos, sencilla y a la vez tan difícil, pletórica de sentido común y a la vez tan poco común... 

Lo mejor: Me ha parecido un libro excelente, si alguien busca una obra que le sirva como introducción a este tipo de filosofía o de sabiduría imperecedera dificilmente encontrará uno mejor que este. Muy acertadas y bien escogidas las citas de filósofos de todas las épocas, ha sido una gozada encontrar esas joyas de sabiduría insertas en el texto... muchas de esas frases y esos pensamientos han sido usados por mí aquí en la red en mis habituales "frases del día" en Facebook.

Lo peor: ¿Dónde está la frontera entre la filosofía útil y la que no lo es? ¿que criterio seguimos? ... creo que hay pensadores con obras o fragmentos en uno y otro estado, y creo que también la "otra" filosofía tiene también su valor, me niego a verla como algo alejado completamente de la experiencia humana, no dudo que habrá obras así, seguramente en abundancia, pero no toda la filosofía es o puede ser las "Confesiones de Marco Aurelio" o el "Tao te king"... los estóicos, el Taoismo, el Budismo Zen y el Vedanta nos proporcionan un tesoro de sabiduría impresionante que ni en toda una vida podríamos abarcar, pero el espíritu humano y su pensamiento son tan inmensos que no pueden quedar atrapados en ninguna filosofía concreta, ni siquiera en esta maravillosa "filosofía perenne".




martes, 1 de mayo de 2012

Trío de filósofos

Ficha: "Fragmentos sobre la historia de la filosofía", Arthur Schopenhauer, "Ensayos escogidos", Michel de Montaigne, "El Príncipe", Nicolás Maquiavelo. Ed. Globus Comunicación. Entre 150 y 180 páginas cada uno.

De nuevo comento en este blog algunas lecturas publicadas en los kioskos de prensa ligadas a la revista mensual "Filosofía Hoy" de la que me he convertido en un fiel lector este año. Entre revista y revista, y también acompañando a la misma, se suelen publicar breves obras filosóficas, ya sea en versión completa si el tamaño lo permite, o en versiones resumidas, en relación a los filósofos "estrella" de cada número.

Schopenhauer.
El filósofo protagonista del número 9 de enero estuvo dedicado a la vida y obra de Arthur Shopenhauer e incluyó una versión resumida de su "Fragmentos sobre la historia de la filosofía" incluido en su última obra, "Parerga y paralipomena", precisamente aquella que le hizo popular en vida tras haber publicado trabajos mucho más importantes como "El mundo como voluntad y representación", su obra magna y verdadero eje de su pensamiento.


Tras leer a duras penas esta versión resumida de "Fragmentos de la filosofía" me resulta dificil de creer que fuese una obra de éxito en parte debido a su accesibilidad al lector... no quiero ni pensar en los niveles de hermetismo, complejidad y abstracción que lastraban, o más bien que eran una de las señas de identidad del pensamiento filosófico de la época.

Sé que soy un lego en la materia y que mi aproximación a la filosofía es más que superficial, aun así he disfrutado por momentos de este libro y en otras ocasiones me he visto completamente desbordado ante este pensamiento de hondo calado, afilado y dotado de una erudición impresionante. Schopenhauer era un pensador de muy altos vuelos, extremadamente culto y de temperamento apasionado, no ahorra epítetos descalificativos hacia otros pensadores, diríase es más que su principal intención en este libro era el bombardeo y demolición sistemáticos de las ideas de otros, críticas a la filosofía de su tiempo, ataques furibundos hacia los profesores de filosofía y en particular un odio feroz hacia Hegel y sus seguidores. Esto en verdad hace más ameno el libro, te puedes perder un poco pero tarde o temprano siempre aparece ese viejo cascarrabias que parece llevar el diablo en las venas  ;-).

"Leer toda clase de exposiciones de sus doctrinas, o la historia general de la filosofía, en vez de las obras originales de los filósofos, es como si uno se hiciera masticar la propia comida de otro."


Así de contundente se nos muestra desde el comienzo, toda una declaración de intenciones que revela que él no va a hacer un libro de historia de la filosofía cualquiera, que no solamente se va a limitar a exponer ideas de otros sino que va a ejercer una evaluación crítica de los mismos en relación con su filosofía. Para mí es sin duda el principal atractivo de este libro. 


"La lectura de los neoplatónicos requiere mucha paciencia, porque todos ellos carecen de forma y estilo. En este sentido, Porfirio es mucho mejor que los demás; es el único que escribe con claridad y lógica, de suerte que se lee sin repugnancia"

 Acerca de Plotino: "Su exposición y estilo son, en general, malos; sus pensamientos no son ordenados, reflexionados de antemano; sino que los ha ido escribiendo a medida que se le han ocurrido"

Afortunadamente también encontramos lúcidas disertaciones sobre el pensamiento filosófico de los autores que le ocupan, se nota que los ha leido a fondo, que ha reflexionado sobre sus enseñanzas y trabajado sobre sus obras diseccionando sus elementos como un hábil cirujano. Destacar sus comentarios sobre la obra de Inmanuel Kant, verdadera base de la suya propia, en este caso particular deja de lado toda hostilidad y ácidas críticas y se embarca en una apasionada apología de la misma.

Poco más que decir de un pensador al que ingeniosamente se refirieron en la revista Filosofía Hoy de "esta es la peripecia de un filósofo genial... al que tuvimos la suerte de no conocer". Misógino, pesimista, malhumorado, increiblemente pagado de sí mismo y soberbio, solitario empedernido, narcisista... una contradicción viviente ya que por añadidura mantuvo una relación cariñosa con su caniche Atma "si no existieran los perros preferiría no vivir", o su devoción por las filosofías orientales del Budismo e Hinduismo, probablemente porque la visión fatalista, en parte, de las mismas coincidía con su propia visión profundamente pesimista de la vida.

Aunque no está del todo mal como introducción a su filosofía creo que no fue una obra demasiado acertada para acercarnos al pensamiento de Schopenhauer, sinceramente creo que lo de la "facilidad" de esta obra es simplemente un mito teniendo en cuenta que es un libro en ocasiones oscuro y repleto de citas latinas y griegas que naturalmente Arthur no se molesta en traducir... total el conocimiento del griego y latín debía considerar que estaba al alcance de todo lector culto, y si no lo eras... pues a leer otra cosa más acorde con tu nivel... un tirón de orejas para la editorial por no molestarse en traducir estos textos.

Tras la indigestión ocasionada por el filósofo alemán afortunadamente afronté pronto otras lecturas más accesibles, ligeras y sinceramente, muchísmo más interesantes:


Montaigne.
El protagonista del número de marzo de la revista es un pensador radicalmente diferente al anterior, de hecho no pueden ser más distintos ni como pensadores ni como personas. Montaigne fué siempre un hombre de temperamento sociable y amistoso, amigo de sus amigos, amante de la buena vida y los placeres de la misma pero también con un fuerte sentido del deber, y filósofo en su más pura acepción de amigo de la sabiduría. El anterior solo tuvo como ocupaciones el vivir de sus rentas, trabajar en sus libros y ocasionalmente ejercer de profesor... Montaigne no tuvo tanta suerte y tuvo que ejercer cargos públicos en aquella Francia del siglo XVI convulsionada por las guerras de religión.

Externamente era un hombre poco singular, de talante conservador incluso, ejerció de magistrado, fue durante varios años alcalde de Burdeos, dueño y señor de una villa que había heredado de su padre y aquel de su abuelo, un mercader de vinos y salazones... era pues algo así como un "nuevo rico", o casi, no provenía de una familia de rancio abolengo sino que el título de "señor de Montaigne" con el que se adornó toda la vida era algo reciente en su familia. Esta dicotomía entre nobleza y plebe estuvo siempre presente en él, nunca se sintió superior a nadie ni olvidó los humildes orígenes de su familia que hasta la generación de su abuelo solo fueron simples mercaderes en última instancia favorecidos por la fortuna.

Tras una serie de desengaños personales, la muerte de su padre, el fallecimiento de un hermano, el de su mejor amigo, el poeta La Boetie, y sus dificultades e impedimentos para medrar en su trabajo de magistrado, sus enemigos políticos le cerraron el paso a cualquier ascenso, sufre una crisis que culmina en su abandono de su puesto como magistrado y su retiro a una relativamente temprana edad, no había cumplido los cuarenta años todavía, a su castillo para llevar una vida tranquila y entregada a la lectura de sus queridos libros. Para tal fin había mandado organizar en el último piso de la torre donde tenía sus aposentos una excelente biblioteca.

Así pretendía pasar el resto de su vida... hasta que casi por orden directa del rey de Francia tuvo que ocuparse de asuntos públicos, muy a su pesar, y ocupar el cargo de alcalde de Burdeos, también tuvo que ejercer labores de mediador entre católicos y protestantes en aquella época de guerras civiles que asolaban el país y trabajar para el parlamento de dicha ciudad. Por encargo de su padre, fallecido años antes, publica una obra... "Apología de Raimundo Sabunde" que más que apología del pensamiento del mismo parece su condena definitiva... una de las máximas de este hombre fue la fidelidad a sí mismo y no podía defender de corazón a alguien con cuyo pensamiento no estaba conforme. Lo bueno de aquel trabajo que no debió de emprender de buena gana es que le serviría de ejercicio para afrontar poco después lo que sería la gran obra de su existencia.

Acostumbrado a una vida intelectualmente activa, no siendo ningún holgazán como tantos nobles de su tiempo, y a su vez sintiendo una gran repugnancia por los asuntos triviales de la administración de su hacienda, asuntos que siempre dejó en manos de su madre y esposa, su mente concibió una idea única en su tiempo... hoy parece algo casi vulgar pero en aquel momento fue una genialidad, dedicaría su tiempo libre (que era mucho en ocasiones) y todos sus esfuerzos a escribir un libro... pero un libro distinto a todos los que habían existido hasta entonces.

Los ensayos.

El único tema en el que se consideraba un experto, o al menos lo intentaba, era sobre el conocimiento de sí mismo, en vez de escribir un libro sobre filosofía, historia, arte, teología o cualquier asunto de su interés, eso había sido lo habitual hasta entonces y lo sigue siendo todavía en este siglo XXI más de cuatrocientos años más tarde, Montaigne decide legar a la posteridad el retrato de su persona para que todos aquellos que no le han conocido en vida o que le echan de menos puedan al leer sus páginas ser testigos del milagro de la aparición a través de sus palabras de su vivo retrato, como si de repente este se materializara a través del tiempo y volviese a cobrar vida.

Fué un libro al que consagraría ya todo su tiempo, lo publicó en varias ocasiones con partes añadidas, cambiadas y de los dos tomos iniciales pasaría a añadir un tercero, en total una versión completa abarca más de mil páginas salpicado por casi mil quinientas citas de autores latinos que usaba constantemente como refuerzo de su propio pensamiento ya que merced a su educación conocía muy bien el latín y se sentía tan cómodo con esa lengua como usando el francés en el que escribiá.

Era su proyecto de vida en el que pretendía trabajar hasta el último día, un libro sin un final proyectado, solo la muerte decidiría hasta cuando llegaría el mismo. Sin pretenderlo Montaigne creaba un nuevo género, el ensayo, la palabra viene del título que él dió a su obra y la tituló asi porque no quería dar nada por sabido sino su opinión sobre las cosas, "ensayar" pues, nada de pontificar ni expresar verdades absolutas.

De modo que como muy bien expresa Sarah Bakewell en su fantástico libro recientemente comentado en este blog "El siglo XXI está lleno de gente que está llena de sí misma. En una pesca de media hora en el océano de blogs, twits, tubes, spaces, faces, webs y pods sacamos a miles de individuos fascinados por sus propias personalidades y gritando en busca de atención. Todos dan vueltas sobre sí mismos: escriben diarios, chatean y descargan fotografías de todo lo que hacen... Montaigne creó la idea simplemente haciéndolo. A diferencia de los memorialistas de su época, no escribía para que quedase constancia de sus grandes hazañas y logros".

Ni que decir tiene que el éxito en su época fue arrollador, y que no hizo sino incrementarse cada nueva edición. Actualmente ando enfrascado en la lectura de la obra completa aunque la que aquí comento está extremadamente resumida, 17 "ensayos" escogidos del total de 107 que tiene la obra completa, como se suele decir "no están todos los que son pero si que son todos los que están", tendría que leer la obra entera para poder decir que hay una selección de lo mejor... pero me da la impresión de que casi es así. Los dedicados a la muerte "Que el filosofar es prepararse a morir" y "De la amistad" me parecen extraordinarios y dignos de ser leidos en más de una ocasión, como probablemente la mayor parte de los mismos.

"El último extremo de la perfección en las relaciones que ligan a los humanos, reside en la amistad; por lo general, todas las simpatías que el amor, el interés y la necesidad privada o pública forja y sostienen, son tanto menos generosas, tanto menos amistades, cuanto que a ellas unen otros fines distintos a los de la amistad, considerada en sí misma."

"He aquí por qué todas las máximas convienen en este respecto; y aunque nos conduzcan de común acuerdo a desdeñar el dolor, la pobreza y las otras miserias de la vida humana, esto no es tan importante como ser indiferentes a la muerte, así porque esos accidentes no pesan sobre todos, como porque la muerte puede ponerles fin cuando nos plazca, cortando el hilo de todas nuestras desdichas. Más la muerte es inevitable"


Hay mucho, muchísimo que comentar de Montaigne y sus ensayos... pero lo dejo para otra ocasión cuando tenga su impresionante libro debidamente leido y "digerido". No podré eso sí evitar citarle mientras tanto en otras entradas de este blog, en su momento vereis por qué.



Maquiavelo.

¡ Pobre Nicolás Maquiavelo ! que injusta ha sido la posteridad con él. A través del tiempo nos ha llegado el adjetivo "maquiavélico" con el sentido de persona de mente astuta, taimada y retorcida sin escrúpulos de ningún tipo para conseguir lo que se propone... o el pensamiento "el fin justifica los medios" algo con lo que él no estaría de acuerdo o al menos no sin matizarlo mucho. Definitivamente quienes usan tal adjetivo con dicho significado es que no le han leido.

Maquiavelo fue un funcionario de la ciudad-estado de Florencia que vivió a caballo entre los siglos XV y XVI, una época de frecuentes conflictos y guerras. A diferencia de Montaigne a él no le alcanzaron los conflictos entre católicos y protestantes, pero le tocó vivir en aquella Italia dividida en diferentes estados donde constantemente se vivían luchas entre las ciudades, el papado y las intervenciones de Francia y España que tenían en aquella parte de Europa su particular teatro de operaciones y donde volcaban sus ambiciones en asuntos de política exterior, era un enorme campo de batalla, de intrigas, conspiraciones y luchas por el poder.


Maquiavelo por lo tanto no representa para nada al típico filosofo alejado de los problemas mundanos y recluido en su mundo particular, tal y como lo fueron los anteriormente mencionados ,Schopenhauer por voluntad propia y Montaigne tan solo a medias, en este último caso podríamos hablar de un caso justo contrario. Maquiavelo siempre buscó la fama, la gloria y estuvo permamentemente volcado a una vida pública que le proporcionó tanto grandes satisfacciones como numerosas aflicciones... apartado de la misma a la fuerza y llevado a un retiro no deseado escribirá durante el mismo sus principales obras "Discursos sobre la primera década de Tito Livio" y "El Príncipe". Aunque hay estudiosos que prefieren la primera no hay duda de que si Maquiavelo ha pasado a la posteridad es por la segunda, "El Príncipe" vendría a ser una especie de libro de autoayuda de la época destinado al nuevo gobernante de Florencia Lorenzo de Médicis al que Maquiavelo ofrece sus servicios en un intento desesperado por salir de su exilio forzoso.

No tuvo suerte y Lorenzo de Médicis demostró ser un gobernante inepto, las enseñanzas de este libro a él dedicado resumían lo aprendido en veinte años de intensa actividad como funcionario de la corte de Florencia, embajador, secretario y consejero, organizador de la milicia del principado... pero también extrae en él las enseñanzas de todos aquellos libros que ha leído, que son muchos.

"Por mi parte queriendo presentar a Vuestra Magnificencia alguna ofrenda o regalo que pudiera demostraros mi rendido acatamiento, no he hallado, entre las cosas ue poseo, ninguna que me sea más cara, ni que tenga en más, que mi conocimiento de los mayores y mejores gobernantes que han existido. Tal conocimiento sólo lo he adquirido gracias a una dilatada experiencia de las horrendas vicisitudes políticas de nuestra edad, y merced a una continuada lectura de las antiguas historias"

El libro está dedicado en su totalidad a la forma de conducirse de un príncipe en el gobierno de su estado, teniendo por tal a aquel que lo gobierna de modo absoluto, tanto si es un gobierno heredado como recién adquirido. Deja aparte el gobierno de un país por medio del sistema de república, a ese cometido ya dedicaría su "Discurso sobre la primera década de Tito Livio". 

En él Maquiavelo hace distinciones entre los distintos tipos de "principados", según la forma de haber sido elevado al trono el príncipe, de si es una nación recientemente conquistada, de la forma de defenderlo contra enemigos extranjeros o interiores, de la organización de los ejércitos, de todo lo que un gobernante que pretenda mantenerse en el poder debe evitar y aquello a lo que debe aspirar. Hay desde consejos de tipo militar hasta consejos sobre el comportamiento personal. 

Maquiavelo en contra de la opinión generalizada nunca alienta la crueldad, la traición o la maldad... pero anima a usar la mentira, la fuerza y el crímen si es absolutamente necesario, aunque siempre dejará claro que es mejor evitar esos extremos todo lo que se pueda y que ante todo el príncipe debe evitar ser odiado por el pueblo, aunque también tildado de pusilánime. Maquiavelo no se hace ilusiones sobre acerca de lo que los hombres deberían ser, ha visto muy bien lo que son y alecciona al "Principe" a tener siempre los pies bien firmes en la tierra. Conoce muy de primera mano la naturaleza humana y todos los entresijos del poder, ha sido testigo de ascensos y caidas, empezando por él mismo y sabe por qué se triunfa y por qué se fracasa y tal conocimiento es lo que intenta transmitir en este libro. Incita a la prudencia, a la reflexión, recomienda siempre usar métodos amables y ser amado... siempre que esto no sea tomado como signo de debilidad, Maquiavelo sabe que vive en un mundo despiadado donde en más ocasiones de las que uno quisiera hay que enarbolar el látigo y hacer el papel de león o de zorro según convenga. También previene al gobernante de caer en la excesiva confianza y en los excesos del poder... así como también le previene sobre perder el favor del pueblo que le sostiene, si eso sucede su ruina está asegurada.

"Cuando el príncipe vea a sus ministros pensar en ellos más que en él, y regirse en todas sus acciones por afán de provecho personal, quede persuadido de que tales hombres jamás le servirán bien".

"Ha de manifestarse el príncipe amigo generoso de los talentos y honrar a todos aquellos gobernados suyos que sobresalgan en cualquier arte. Por ende, debe estimular a los ciudadanos a ejercer pacíficamente su profesión, y oficio, agrícola, mercantil o de cualquier otro género, y hacer de modo que por el temor de verse quitar el fruto de sus tareas, no se abstengan de enriquecer al Estado, y que, por el miedo a los tributos, no se persuadan a dedicarse a negocios diferentes".

"Dedíquese, pues, el príncipe a superar siempre las dificultades y a conservar su Estado. Si logra con acierto su fin se tendrán por honroros los medios conducentes al mismo, pues el vulgo se paga únicamente de exterioridades y se deja seducir por el éxito."

Libro de cabecera de Napoleón y Mussolini, pero también de Gramsci uno de los padres del partido comunista italiano... El Príncipe es una de esas obras que no dejan a nadie indiferente, incomprendido en su época e incluso incluido en la lista de los libros prohibidos, seguramente por su visión descarnada del ser humano y por haber incluido en sus ejemplos de gobernantes que usaron la mentira para medrar a uno de los papas:

"El papa Alejandro VI no hizo jamás otra cosa que engañar a sus prójimos, pensando incesantemente en los medios de inducirles a error y encontró siempre ocasiones de poderlo hacer. No hubo nunca nadie que conociera mejor el arte de las protestas persuasivas ni que afirmara una cosa con juramentos más respetables, ni que a su vez incumpliera menos lo que había prometido. A pesar de que todos le consideraban como un trapacero, sus engaños le salían siempre al tenor de sus designios, porque, con sus estratagemas, sabía dirigir a los hombres".

Para terminar este otro "escalofriante" fragmento de su libro, ¿de cuantos políticos en la actualidad podríamos decir esto?... 

"En nuestra edad vive un príncipe que nunca predica más que paz, ni habla más que de buena fe, y que, de haber observado una y otra, hubiera perdido la estimación que se le profesa, y habría visto arrebatados más de una vez sus dominios. Pero creo que no conviene nombrarle".

Bien poco ha cambiado la política desde entonces mucho me temo.

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Muchas gracias a todos los que entrais de forma habitual u ocasional en este blog,  hoy el sistema me ha "chivado" que se han superado las 41.000 visitas, aunque creo que es un número excesivo uno no puede menos que animarse a seguir leyendo y escribiendo aquí. Hasta otra.