lunes, 25 de agosto de 2014

La conquista de la felicidad

"Una persona que haya percibido lo que es la grandeza del alma, aunque sea temporal y brevemente, ya no puede ser feliz si se deja convertir en un ser mezquino, egoísta, atormentado por molestias triviales, con miedo a lo que pueda depararle el destino. La persona capaz de la grandeza de alma abrirá de par en par las ventanas de su mente, dejando que penetren libremente en ella los vientos de todas las partes del universo. Se verá a sí misma, verá la vida y verá el mundo con toda la verdad que nuestras limitaciones humanas permitan; dándose cuenta de la brevedad e insignificancia de la vida humana, comprenderá también que en las mentes individuales está concentrado todo lo valioso que existe en el universo conocido. Y comprobará que aquel cuya mente es un espejo del mundo llega a ser, en cierto sentido, tan grande como el mundo. Experimentará una profunda alegría al emanciparse de los miedos que agobian al esclavo de las circunstancias, y seguirá siendo feliz en el fondo a pesar de todas las vicisitudes de su vida exterior"


 
Ficha: "La conquista de la felicidad", Bertrand Russell, Random House Mondatori, 121 páginas, ISBN: 84 9759 288 3

Bertrand Russell vivió una larga y fructífera vida, fallecido a los 97 años en 1.970 tras haberse sido durante muchos años una figura de relevancia mundial en el campo de la filosofía y las matemáticas, siendo por ejemplo uno de los fundadores de la filosofía analítica... por si ello fuera poco en 1.950 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura "en reconocimiento de sus escritos variados y significativos en los que defiende los ideales humanitarios y la libertad de pensamiento". 

Autor de casi cuarenta libros, Russell fué un coloso del pensamiento del pasado siglo y un gran ser humano en todos los aspectos, mantuvo una gran actividad intelectual hasta poco antes de su muerte... quizás de alguna forma la fortuna le compensó con una larga y fructífera vida tras haber padecido una niñez muy desgraciada y una adolescencia espantosa en medio del represivo ambiente de la sociedad victoriana donde vino a nacer. Un ambiente donde un pensador brillante, independiente y con una mentalidad liberal y avanzada dificilmente podía sentirse a gusto. 


Filosofía analítica, ética, lógica y teoría de las matemáticas, filosofía del lenguaje, filosofía de la ciencia, activismo social a favor de causas pacifistas... defensor de las ideas socialistas pero a la vez muy crítico con el régimen soviético debido a su carácter totalitario y dogmático... sin duda alguna que fue no solamente un gran intelectual y una figura de calado internacional, también fue una persona muy adelantada a su tiempo en muchos aspectos. Por ejemplo en su momento apoyó el sufragio femenino, tenía una visión de la sexualidad mucho más abierta y liberal que la que imperaba en su época, y también una postura muy crítica con la iglesia y la religión en general. Fue en definitiva todo un personaje.

En 1.930, a la edad de cincuenta y ocho años, en una época especialmente fecunda y creativa en la que publicaba un libro al año como mínimo, se atrevió con este ensayo "La conquista de la felicidad", probable antecesor de la moda de libros de autoayuda que iba a plagar las estanterías de las librerías décadas más tarde. No era la primera vez que escribía sobre el tema, "Como ser libre y feliz" fue escrito seis años antes... volvía a retomar el tema y seguramente de todas las obras de Russell que hay circulando por Internet esta sea la más difundida. Tengo que decir que los ochenta y cuatro años transcurridos desde su publicación le han pasado un fuerte tributo... y aun así, sigue mereciendo la pena adentrarse en el pensamiento de este brillante filósofo, incluso en terrenos donde no podemos considerarlo una autoridad en el tema nos propone cosas interesantes.

No he podido evitar que viniera a mi mente el libro que en 1.990 publicó el psicólogo americano Mihaly Csikszentmihalyi "Fluir", cuando leía este de Russell... porque aparte de algunos consejos y temas que veremos más adelante la clave fundamental para una vida más feliz que nos proporciona el filósofo británico es básicamente el estar centrado en algún aspecto externo de nuestra existencia, en alguna habilidad que se nos de particularmente bien, que admita un perfeccionamiento progresivo,  y que exija nuestra atención completa... estoy seguro, absolutamente convencido vamos, que el psicólogo americano de nombre impronunciable y casi "inescribible" (viva el corta y pega ;-), fue un devoto lector del tratado sobre la felicidad de Russell.

"Y todo interés externo inspira alguna actividad que, mientras el interés se mantenga vivo, es un preventivo completo del ennui (aburrimiento crónico). En cambio, el interés por uno mismo, no conduce a ninguna actividad de tipo progresivo. Puede impulsar a escribir un diario, a acudir a un psicoanalista, o tal vez a hacerse monje. Pero el monje no será feliz hasta que la rutina del monasterio le haga olvidar su propia alma. La felicidad que él atribuye a la religión podría haberla conseguido haciéndose barrendero, siempre que se viera obligado a serlo para toda la vida. La disciplina externa es el único camino a la felicidad para aquellos desdichados cuya absorción en sí mismos es tan profunda que no se puede curar de otro modo"

El "centramiento" en uno mismo es puesto en el libro como el problema número uno a resolver, o al menos mitigar si se quiere ser mínimamente feliz, los siguientes problemas serán a juicio de Russell:

El pesimismo y la angustia vital, la competencia con otros, el círculo vicioso del aburrimiento y su opuesto, la excitación, la fatiga (motivada por las preocupaciones, no por el trabajo), la envidia, el sentimiento de culpa (llamado "sentimiento de pecado por Russell", la manía persecutoria (o sentimiento de que el mundo conspira contra uno) y el miedo a la opinión publica (o la obsesión por el "que dirán"). 

Russell no se erige en ningún moralista, si examinamos cada uno de estos obstáculos veremos que todos dependen de la actitud que uno tenga ante la vida... la misma mediante un oportuno cambio nos puede acercar, o alejar, del objetivo de ser felices en la vida. También como muy bien aclaran el propio Russell en su comienzo y nuestro filósofo Fernando Sabater en el prólogo a la edición española, el autor no trata de minimizar y dar de lado a aquellas personas que se sienten desgraciadas por una causa externa importante, como puede ser el fallecimiento de un familiar o una grave enfermedad... el libro está dedicado a todas aquellas personas que gozando de una razonable buena salud y teniendo las necesidades más importantes cubiertas no consiguen ser felices. En el momento de la publicación del libro corría el año 1.930, en occidente y aun a pesar de la crisis actual ese grupo de personas hoy en día es cuantitativa y porcentualmente mucho más elevado que en aquellos tiempos... si bien no lo sería mucho tiempo, al menos en los EEUU debido a la gran depresión, pero eso es otra historia... la clave es que incluso hoy, seguramente mucho más que en aquel año, el mensaje sigue vigente. Todos conocemos a personas notoriamente infelices cuya "infelicidad" tiene bastante que ver con las causas esgrimidas por Russell, quizás incluso empezando por nosotros mismos.

Tras esta serie de capítulos identificando los obstáculos y sugiriendo, con mejor o peor acierto, los remedios, siempre a base de sentido común, el libro se encarrila en su segunda parte en sus puntos opuestos, es decir, en aquellos elementos que hay que cuidar y potenciar en la vida si queremos acercarnos lo más posible a esa felicidad ideal:

El entusiasmo, el cariño, la familia, el trabajo, el cultivo de intereses no personales, el esfuerzo y la resignación, son los aspectos de la vida que hay que cuidar especialmente según el filósofo británico, para acercarse siquiera un poco, o con la mayor frecuencia posible, a ese estado de felicidad. Todo ello puede resumirse en el siguiente párrafo:

"Cuando las circunstancias exteriores no son decididamente adversas, la felicidad debería estar al alcance de cualquiera, siempre que las pasiones e intereses se dirijan hacia fuera, y no hacia dentro. Por tanto, deberíamos proponernos, tanto en la educación como en nuestros intentos de adaptarnos al mundo, evitar las pasiones egocéntricas y adquirir afectos e intereses que impidan que nuestros pensamientos giren perpetuamente en torno a nosotros mismos. Casi nadie es capaz de ser feliz en una cárcel, y las pasiones que nos encierran en nosotros mismos constituyen uno de los peores tipos de carcel."

Hay unos capítulos que me han parecido mejores que otros, pero uno que me ha sorprendido por su actualidad y por su brillantez, y quizás por sentirme muy identificado con lo que en él se dice es el dedicado a los "intereses no personales", es decir, al cultivo de las aficiones... no importa lo extravagante y absurda que pueda parecer a los demás, si uno se siente realizado en la misma ¡adelante! :-) ... Russell no discrimina ni establece jerarquías en los entretenimientos y las pasiones ajenas a los intereses, pone en el mismo plano al visionado de espectáculos deportivos y a la lectura ¿por qué no?, cuando se trata de hacer descansar la mente de las rutinas habituales de la actividad profesional todo vale. Por otra parte no puede evitar elevar su pensamiento a cuotas "místicas" como las señaladas en el párrafo inicial de este comentario... no hay peligro, Russell posee un sentido de lo práctico que lo hace posar inmediatamente los pies en la tierra.

Finalmente me quedo con este párrafo digno de ser enmarcado:

"El animal humano, igual que los demás, está adaptado a cierto grado de lucha por la vida, y cuando su gran riqueza permite a un Homo Sapiens satisfacer sin esfuerzo todos sus caprichos, la mera ausencia de esfuerzo le quita a su vida un ingrediente imprescindible de la felicidad. El hombre que adquiere con facilidad cosas por las que solo siente un deseo moderado llega a la conclusión de que la satisfacción de los deseos no da la felicidad. Si tiene inclinaciones filosóficas, llega a la conclusión de que la vida humana es intrínsecamente miserable, ya que el que tiene todo lo que desea sigue siendo infeliz. Se olvida de que una parte indispensable de la felicidad es carecer de algunas de las cosas que se desean"


Lo mejor: Un compendio de sentido común breve y sencillo de leer, seguramente la obra más accesible para acercarse al pensamiento de este gigante, una lectura en definitiva muy agradable que hará las delicias de los amantes de este tipo de libros hoy denominados de "autoayuda". Muchas de las premisas de las que parte el filósofo británico siguen siendo hoy tan válidas como en la época de su publicación. Muy recomendable.

Lo peor: El paso del tiempo es inmisericorde, y no iba a hacer una excepción con el libro, el mundo ha girado y cambiado mucho desde 1.930 hasta hoy. Aunque Russell era un hombre avanzado en cuanto a mentalidad se refiere, sus opiniones referentes a las mujeres por ejemplo poseen una considerable aura de candidez y de torpeza, me niego a calificarlo de machista, y hay que hacer un esfuerzo en muchas partes del libro para situarlo en su contexto... es un libro escrito por un varón blanco de clase acomodada y edad madura, de mentalidad liberal progresista si, pero también hombre de su tiempo... una época en la que los medios de comunicación de masas consistían en la prensa y la radio por ejemplo. Aun así resulta reveladora su intuición en algún asunto como el pronosticado descenso de la natalidad en occidente que tendrá que compensarse con flujos migratorios procedentes del tercer mundo.

Algo va mal






Ficha: "Algo va mal", Tony Judt, editorial Taurus, 216 páginas, ISBN: 978 843 060 7969

Desde que estalló la crisis de 2.008, el actual paradigma político-económico está sometido a innumerables críticas, ha quedado en evidencia y no son pocos los que lanzan sus dardos, con más o menos razón, contra el llamado neoliberalismo. Sin duda alguna que el agotamiento del sistema y su posible crack fue pronosticado por muchos, a los que no se les hizo el menor caso, pero también es cierto que una gran mayoría de los políticos de occidente estaban subidos al carro de la reforma ideológica, siempre lo fue y lo es, que iniciaron la Sra. Tatcher y el Sr. Reagan en los ochenta. Unos de modo más directo declarándose herederos suyos, otros con un doble discurso donde se habla mucho de políticas sociales por un lado y se actúa a la contra por otro.

Lo curioso del caso, es que hasta ese momento de crisis del sistema bursatil y la masiva adopción por los gobiernos de medidas intervencionistas el esquema "reducción de ayudas estatales + adelgazamiento y supresión del estado del bienestar + privatizaciones + escaso control sobre los mercados" era poco cuestionado fuera del ámbito de la izquierda más "radical", y no solamente eso sino que además se consideraban como poco menos que inevitables unas políticas nacidas de un clima ideológico relativamente nuevo... porque desde comienzos de los cincuenta hasta los años setenta fue otro clima bien diferente el que animaba la situación y era considerado poco menos que algo normal... justo el opuesto, el intervencionismo estatal, la construcción de un sólido estado del bienestar y la idea de que había que promover desde el estado políticas que fomentaran la igualdad social, todo eso que posteriormente fue considerado "caduco" e "insostenible".

Esta es la idea central del libro del tristemente desaparecido historiador británico Tony Judt, un hombre claramente posicionado en la izquierda ideológica y de talante súmamente moderado, la explicación de cómo se ha llegado a esta situación, y de que algo que hoy vemos como algo "normal" no lo era hace unas décadas, y de porqué motivo se ha cambiado el paradigma y el modo gradual en que dicho cambio ha ido aconteciendo.

 A diferencia de otros libros escritos en tono panfletario y de denuncia, este de Judt está escrito desde el sentido común y la búsqueda de acuerdos. Quizás su estado físico, ya muy deteriorado por una grave enfermedad que lo llevó a la tumba el mismo año de su publicación (2.010) tuviera influencia en ello, pero lo cierto es que es una obra que rezuma concordia y a obsesión por encontrar una salida al embrollo en el que se halla envuelto el mundo. Crisis económica imparable, tasas de paro inaceptables, políticas de ajustes presupuestarios con los presupuestos para gastos sociales como principales víctimas mientras a los artífices de la crisis se les premia con subvenciones multimillonarias a fondo perdido, cinismo y falta de los más elementales valores por doquier, aumento preocupante de la tasa de desigualdades sociales... el panorama no es nada alentador.

Judt propone volver a retomar el discurso ya antiguo de la socialdemocracia, ve en esta ideología tan denostada la única respuesta plausible a las políticas de sesgo neoliberal, sin buscar el enfrentamiento, proponiendo el diálogo y la acción directa en los temas más acuciantes. El libro también se centra capítulo a capítulo en como el paradigma político fue cambiando tras los años sesenta hasta llegar al neoliberalismo de los ochenta, el porqué este triunfó en política y a su vez la socialdemocracia se fue apagando y desluciendo... y como a pesar del gran patinazo de 2.008 los estados siguen empeñados en continuar con el rumbo errado con una ceguera total. 

Judt señala como parcialmente culpable a los sesenta y los movimientos de protesta como los iniciadores de un cambio que finalmente se volvió en contra. Como todo ese movimiento de la contracultura tuvo como efecto positivo la conquista de libertades... pero cómo esas libertades se centraron en el ámbito de lo individual y se fue olvidando la conciencia de clase, la lucha por lo de los demás, la lucha por lo colectivo, por lo que es de todos. Y como al final los individuos, libres pero aislados, fueron presa fácil para el mundo de los publicitarios y los demagogos políticos sin escrúpulos... el resto es conocido.

De ahí que al autor no se le ocurra otra cosa que una toma de conciencia global, un diálogo y una vuelta, en la medida de lo posible, a políticas correctoras que encaminen el mundo en otra dirección diferente a la búsqueda individualista de la riqueza y el progreso material y en otra dirección diferente a la que nos quieren inculcar a través del mensaje político imperante y a través del mundo del marketing y de la publicidad, la búsqueda de la felicidad a título exclusivamente individual y centrada en el consumo de bienes de todo tipo. Un sin sentido que solamente lleva a lo que ya sabemos, a la exaltación del ego y a la miseria moral donde te venden una felicidad de pastel mientras la injusticia y la miseria nos rodea cada vez más, y donde impera la ley del más fuerte y la del "todo vale si sirve a mis intereses".

Lo Mejor: El sentido común del autor, su honestidad y voluntad de encontrar una salida al actual caos económico y social volviendo a recuperar el discurso de la socialdemocracia, es decir una política firmemente anclada en la dirección y la importancia del estado pero a su vez comprometida con las instituciones democráticas, lejos, bien lejos de las tentaciones totalitarias del pasado, y a su vez empeñada en el que debe ser siempre el objetivo de un gobierno de todos y para todos, el ataque directo y sin miramientos a las grandes desigualdades sociales, el verdadero problema nº 1 de la política, la democracia y todo lo demás, aunque muchos no quieran verlo así.

Lo Peor: Un discurso atacable tanto desde la derecha más extrema, defensora consciente o inconsciente de las desigualdades y beneficiaria del actual status que ve con sospecha todo lo que huela a "socialloquesea", como de la izquierda dogmática y anticapitalista... precisamente porque Judt nunca realiza cuestionamiento alguno del sistema económico, solo de sus excesos y de su falta de dirección, aparente, por parte de los estados. Quizás esté ahí el punto más débil del libro, la propuesta peca de ingenua y tampoco es de recibo comentar que el principal problema de la socialdemocracia esté en el "lenguaje de su discurso"... no creo que sea tan fácil como eso. Ojala Judt hubiera vivido para presenciar los movimientos sociales de 2.011... quizás hubiese escrito un libro diferente.



Historia intelectual del siglo XX

Ficha: "Historia intelectual del siglo XX", Peter Watson, editorial Crítica, 968 páginas, ISBN: 978 84 843 28056

Como ya he comentado alguna vez en este blog suelo hacer bastante caso de las recomendaciones de lectura, nunca desaprovecho la oportunidad de echarle un vistazo a un libro o a la obra de un autor que alguien me recomienda, especialmente si la persona que me aconseja es alguien que tiene todo mi respeto como lector. Aunque no fue el caso concreto de esta obra sí que en cambio fue el caso de su autor, el periodista, intelectual e historiador británico Peter Watson, un escritor capaz de enfrentarse con tareas titánicas, padre de varias voluminosas criaturas ensayísticas capaces de satisfacer la curiosidad cultural del más pintado y hacer huir de pavor a los lectores "tamañofóbicos" que dificilmente osarán siquiera curiosear entre sus páginas.

Así que buscando por la red datos e información sobre la gigantesca "Ideas, historia intelectual de la humanidad", hasta ahora su mayor obra que espero leer ansiosamente en alguna de mis vidas futuras, me encontré con este otro ensayo, aparentemente más "modesto"... todo un banquete pantagruélico de datos, autores e información sobre el que hasta ahora ha sido el siglo más fructífero y convulso de la historia de la humanidad, el tan denostado siglo XX, del cual somos sus hijos en todos los sentidos, no solamente porque todavía la mayoría de la humanidad nació en el mismo sino porque en él se gestó y dio forma al mundo tal y como lo conocemos hoy, este siglo XXI es todavía un adolescente y le queda mucho, muchísimo para llegar a parecerse a su antecesor en todos sus aspectos... ¿soy el único que piensa que en muchos aspectos vamos hacia atrás?.



Analizar de modo cronológico las ideas que flotaban en el ambiente cultural, científico, político y artístico durante cien años aparte de asemejarse a un trabajo hercúleo se diría que es tan divertido como emprender la redacción de una guía telefónica o un diccionario... agotador de escribir, agotador de leer, para eso están ya las enciclopedias ¿o no?. Pues no, porque lo que una enciclopedia o una relación de simples datos hará será RELACIONAR unos elementos con otros, y esta es la clave del libro de Watson y lo que lo convierte, con algún que otro pero, en una verdadera obra maestra del ensayo histórico. Watson nos habla de cada momento crucial del siglo, nos habla del clima político, de los avances científicos, del estado del arte... pero sobre todo nos habla de sus protagonistas, de como sus ideas en estos y otros ámbitos no surgieron de la nada, como el clima y el espíritu de los tiempos influía en ellos, como se influían unos con otros... el hecho de que las ideas no nacen por generación espontánea, que es radicalmente falsa la idea del sabio o artista iluminado que recibe una inspiración "divina" y que es un hecho de que cada persona es hijo de su tiempo y recibe múltiples influencias de su entorno social y cultural y a su vez, aquellos que destacan en algún campo también influyen a otros... todo un entramado complejo y aparentemente enmarañado e imposible de descifrar pero que posee su lógica, Watson lo describe con maestría y nos lo sirve en bandeja, nos lo pone sumamente fácil.

La obra es monumental, son casi ochocientas setenta densas páginas de texto más un índice con más de tres mil referencias insertas en el cuerpo principal, por las mismas y siempre en negrita para subrayar su importancia aparecen cientos de nombres de escritores, científicos, filósofos, sociólogos, políticos, médicos etc etc... todo aquel que a juicio del Sr. Watson ha merecido aparecer en la obra debido a sus contribuciones al siempre apasionante mundo de las ideas. Esta es otra de las claves para entender la obra porque tampoco se trata de narrar la historia del siglo, sino aquella parte de la historia, tal y como reza el título, que atañe al mundo de las ideas... de ahí que no vamos a encontrar narraciones de guerras y batallas, de resultados electorales, de tal o cual política... esos son hechos, hechos influidos por las ideas y que a su vez naturalmente influirán en los hombres de su tiempo y sus ideas. Nos vamos a mover siempre en ese nivel, el autor supone que el lector conoce de sobra los hechos históricos, pero que quizás esté interesado en entender cual era el clima ideológico y el marco conceptual en el que se gestaron las principales ideas del siglo y su relación entre sí.

Imposible enumerar completamente aquí los temas tratados en el libro... las ideologías nacionalistas de comienzos del siglo, las vanguardias culturales, la psicología y el psicoanálisis, las teorías de Einstein, las distintas figuras filosóficas, los avances científicos en física, en medicina y genética... las sucesivas crisis de la ideología, el marxismo, su triunfo político y su posterior decadencia, la era nuclear, la carrera espacial, las diferentes fases del orden mundial, la contracultura de los sesenta, el existencialismo, el posmodernismo, el arte moderno, el impacto de la radio, la televisión y la explosión informática y la era de internet... comentarios a las principales obras artísticas, literarias especialmente y a toda una miríada de autores considerados por P. Watson como relevantes... el libro tiene mucho, muchísimo por ofrecer en muchos aspectos. Su lectura constituye toda una aventura que no puedo menos que recomendar. Funciona también perfectamente como obra de referencia.

Lo mejor: Un gran banquete que no hay que tener prisa por degustar, hay de todo para todos, por un lado tenemos una gran colección de personalidades relevantes que quedan perfectamente situados en su contexto y que constituye toda una guía para futuras lecturas, por otra parte, una explicación de la génesis de las ideas más influyentes del pasado siglo, nada de datos incohexos que se amontonan, sino de un entramado perfectamente definido con cada parte relacionada con el resto... una obra de relojería que, unas veces más que otras eso sí, funciona a la perfección. Recomendado para todo lector que se considere a sí mismo culto, o para todo aquel que no siéndolo, como es mi caso, pretende aumentar su bagaje cultural y entender mejor el mundo en el que nos ha tocado vivir.


Lo peor: Es una lectura exigente, no tanto por su complejidad o por su estilo de redacción, que es directo y simple, sino por el enorme abanico de temas tratados. Es inevitable que haya lectores que encuentren algunos capítulos apasionantes y otros pasables o aburridos, me ha pasado con algunas partes del libro por ejemplo centradas en comentar las obras literarias de autores anglosajones que no conozco, o con temas científicos que no me interesan... El autor se hace a sí mismo una reflexión casi al final del libro, se muestra consternado y "horrorizado" por la escasa inclusión de pensadores y autores de fuera del ámbito occidental, apenas si se citan media docena... esa era una crítica que me iba surgiendo conforme avanzaba la lectura de este libro, pensaba que el autor era un "snob" centrado en la cultura occidental, especialmente en la anglosajona aunque también hay muchas referencias a pensadores y artistas germanos y franceses por ejemplo. Es cuestionable su opinión de que fuera de occidente, es decir en Asia y Africa principalmente, apenas ha habido pensadores y artistas de relevancia internacional, cuya obra y pensamiento hayan constituido referentes a nivel mundial. Su disculpa por este hecho exime a Watson de falta de parcialidad o rigor, pero es cierto que no lo hará de modo suficiente para muchos lectores. El rumbo del mundo posee inevitablemente, y de forma trágica en algunos aspectos se podría añadir también, un sesgo marcadamente occidental, nos guste o no. 

Una nota para futuras ediciones: ¿Por qué no incluir al final del mismo junto con las referencias del texto una lista de autores y personalidades?... es un detalle que alargaría considerablemente la vida del libro, sobre todo en su edición en papel. ¿Para cuando una versión en E-Book?.