sábado, 31 de diciembre de 2016

Voces de Chernobíl

"Si el libro que leemos no nos despierta como un puño que nos golpeara en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿Para que nos haga felices? Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos, si fuera necesario, escribir nosotros mismos los libros que nos hagan felices. Pero lo que debemos temer son esos libros que se precipitan sobre nosotros como la mala suerte y que nos perturban profundamente, como la muerte de alguien a quien amamos más que a nosotros mismos, como el suicidio. Un libro debe ser como un pico de hielo que rompa el mar congelado que tenemos dentro."

Franz Kafka a Oskar Pollak, carta de 1.904



Ficha: "Voces de Chernóbil. Crónica del futuro", Svetlana Alexiévich, Random House colección Debolsillo, 406 páginas, ISBN: 9788 49062 4401

Dicen que una imagen vale por mil palabras, yo mismo lo creía hace años, y la verdad es que cuando lees obras como esta que comento hoy aquí, en este último día del año, te das cuenta de que pocas veces se ha dicho una estupidez más grande que esa.

Como la gran mayoría de los lectores supe de la existencia de la obra de esta periodista bielorrusa solamente después de que le fuera concedido el premio Nobel en 2.015, el mercado editorial español se lanzó a reeditar, y a editar también, sus principales obras, seguramente ya habían sido editadas con anterioridad en castellano, pero en mi caso nunca me llamaron la atención ni por supuesto las vi nunca en los montones de "novedades" que las librerías suelen mostrar como gancho al alcance de la mano.

Durante más de un año hojeé curioso sus libros, sin decidirme a adquirir ninguno, vi que en todos ellos había una unidad temática, la descomposición de la URSS principalmente, pero también obras que nunca hubieran podido salir a la luz antes de 1.990... e incluso que todavía parece que levantan ampollas, de hecho Svetlana Alexiévich sigue despertando animadversión tanto en su país, Bielorrusia, donde este libro por ejemplo sigue prohibido, como en Rusia por su postura crítica ante el presidente Vladimir Putin. En sus entrevistas deja bien claro que el camino hacia la democracia de Rusia como de las ex-repúblicas es largo y complicado, no bastaba con echar a los comunistas del poder, pues muchos de los resortes dictatoriales y la mentalidad de la gente de un estado totalitario siguen todavía en pie, aunque no ondee la bandera de la hoz y el martillo en los edificios gubernamentales.

Así que empecé por este, un libro de bolsillo, económico, traducido a más de 20 idiomas, un libro que tan solo por los testimonios que recoge y por lo que significa hubiese merecido no uno sino varios premios Nobel. De hecho me da la impresión de que después de la concesión del Nobel en 2.015 a Svetlana ya solo pueden conceder premios Nobel en plan "coña marinera"... el ejemplo lo tenemos este año.


Lo que cuenta Svetlana Alexievich en este libro va más allá de lo que cualquier escritor podría relatar, va más allá del sufrimiento y del horror... llega a comunicar cosas que no se pueden ni expresar. Y lo hace porque en el formato escogido, y típico de esta escritora y periodista, se limita a recoger los testimonios de personas que vivieron, y siguen viviendo, aquel horror indescriptible, mujeres de "liquidadores" fallecidos, políticos, científicos, niños, ancianos campesinos, exiliados, habitantes clandestinos de la zona de exclusión, militares, fotógrafos, médicos... todo un coro de testimonios, en ocasiones uno cree que ha leído lo más fuerte que podía haber leído en toda su vida... hasta que el siguiente testimonio le hiela la sangre en las venas. Todos los ángulos, todas las variantes, todo el espectro del horror, del sufrimiento, de la maldita estupidez humana... y más, mucho más de lo que se pueda imaginar, quien piense que sabe todo lo relativo a esa catástrofe que se puede saber no puede ni imaginar lo que se va a encontrar en este libro. Hay documentales en Youtube, uno especialmente interesante que muestra el estado actual de la zona de exclusión... uno lo ve todo tan verde y tan lleno de vida (excluyendo la vida humana) que siente como la esperanza surge... pero es una sensación engañosa y traidora, la radiación no se ve... las imágenes en este caso solo son la punta del iceberg.




Realmente hubo dos catástrofes aquel 26 de abril de 1.986, la primera un accidente en una central nuclear, la segunda un pueblo atrapado en un régimen autoritario que se comportó de una forma criminal e irresponsable, estúpida en grado sumo, y que empeoró la situación y acarreó más desgracias que las que hubiese podido haber en cualquier otro país del mundo, exceptuando alguno otro de la misma calaña. Naturalmente es fácil decir, y esa es la versión oficial, que el sacrificio de miles salvó a millones. La preocupación inmediata de las autoridades fue siempre evitar que cundiera el pánico, evitar las injerencias del exterior, evitar que se cuestionara al régimen, fingir que todo estaba bajo control... vamos lo que cualquier régimen autoritario haría, aunque es fácil llevarse las manos a la cabeza ante tanta incompetencia criminal, de verdad que los niveles de la misma llegaron a extremos imposibles de imaginar, también es fácil imaginar cual sería la actuación de muchos gobiernos... en nuestro país también hay centrales nucleares, ya sabemos que son más seguras que las soviéticas... pero me gustaría saber si existe algo parecido a un protocolo de seguridad para casos de un accidente nuclear, y si este posee los medios y recursos suficientes como para ponerse en marcha de forma inmediata... mejor no pensar en ello ¿verdad?, la URSS lo tenía... pero estaba pensado para el caso de una guerra nuclear, no para un accidente de lo que para ellos eran las centrales más seguras del mundo... o eso decía su propaganda. 

Lo cierto es que Chernóbil destapó la caja de Pandora y mostró mejor que ningún otro acontecimiento las mentiras y la vacuidad del estado soviético, demostró que allí no había nada más que propaganda y engañabobos... que no obstante la población se había tragado y asimilado durante décadas, Chernóbil fue un duro despertar a la realidad, pues los átomos y la radiación nada entienden de política y de mentiras. Por eso aún hoy hay secretismo con mucho de lo ocurrido aquel nefasto 1.986, por eso se destruyeron miles de documentos, por eso treinta años después apenas hay libros sobre el tema... porque es de una magnitud tan monstruosa que lo más cómodo es mirar a otro lado.




Svetlana pasó diez años preparando el material de este libro, dándole forma, el libro se publicó en 1.997, esta es una nueva edición que data de 2.005, un año antes del vigésimo aniversario, que imagino que fue ampliada y revisada por la autora, además de añadirle un epílogo nuevo y extender un poco el prologo con información actualizada. Su aportación al relato básicamente se centra en escoger los testimonios, añadir notas de página cuando la situación lo requiere, añadir comentarios entre corchetes para aludir al estado anímico de su entrevistado... y poco más, este testimonio coral por lo tanto va más allá de lo que cualquier historiador pueda recoger y ampliar con datos y cifras, quien quiera empaparse de los detalles de los hechos y el porqué del accidente tiene a su disposición información de sobra... lo que no encontrará es justo lo que Svetlana recoge en su libro. Y es que todavía seguimos sin digerir lo ocurrido hace treinta años en aquella central... habría un segundo capítulo de la historia con lo ocurrido en Fukushima en Japón en 2.011... me pregunto si a estas alturas somos conscientes del peligro que encierra la energía nuclear de uso "pacífico", ni es el tema de este libro ni tampoco de este blog... ya lo sabía, pero ahora tras leer el libro de Svetlana cada vez que alguien comente lo "segura" que es la energía nuclear me va a dar la risa.

Poco más que añadir, a este comentario, una recomendación al visitante ocasional ¡léelo! ... si crees que has leído algún buen ensayo en tu vida o que has leído algo realmente terrible o espeluznante, no tienes ni idea. Tampoco es un libro pesimista en el fondo... al fin y al cabo nos muestra los testimonios de supervivientes, pero hay una diferencia con los testimonios de los supervivientes de un campo de concentración, de una catástrofe convencional o de una guerra, una diferencia fundamental.

El subtitulo del libro lo dice todo "Crónica del futuro", porque Chernóbil NO es un episodio cerrado, un accidente nuclear se asemeja a arrojar una piedra al centro de un lago en calma... puedes medir y precisar donde ha golpeado el guijarro en la superficie, pero el golpe no solamente se produce en ese punto determinado, se crean ondas en el agua que se expanden más y más afectando a toda su superficie... estamos sufriendo todavía las consecuencias de esa expansión, solo cuando haya pasado mucho más tiempo, varias generaciones, se podrán conocer en toda su extensión las dimensiones de la tragedia, y al igual que en lo ocurrido en Fukushima nos encontramos con la misma política de silencio por parte de las autoridades, la misma actitud de mirar para otro lado... porque seguramente lo que se ve si uno gira la cabeza y mira de frente es demasiado horrible. Esa es la mirada que Svetlana comparte con sus lectores, dar voz a las personas que nunca pudieron hablar sobre lo ocurrido... no hay palabras para describir el estremecimiento que le embarga a uno cuando lee algunos testimonios, te das cuenta de que el dolor y el sufrimiento humano posee más caras de lo que uno imagina. 


Ya el primer capítulo con ese testimonio de la viuda de uno de los bomberos que acudió a la central a apagar el incendio de la fatídica noche del 26 de abril, un capítulo donde se mezclan a partes iguales, el horror, el sufrimiento, la muerte y el amor... a uno se le ponen las tripas del revés, y eso es solo el "aperitivo", no hay, no puede haber ningún lector indiferente a esta obra, si la lees te vas a conmover, salvo que seas un robot claro... te conmoverás como padre, como amante de los animales, como persona sensata, como conocedor de la ciencia... hay muchos nervios pulsados por los testimonios, algunos dolorosos, en ocasiones también uno se echará a reír... una risa macabra, propia del humor negro, pero que también forma parte de lo mismo. Hay cien maneras distintas de sentirse mal con este libro, incluso de mover la cabeza y pensar ¡no puede ser cierto! ¡no es verdad lo que estoy leyendo! ¡no podían ser tan estúpidos!... la sensación es aterradora, lo aseguro, y lo peor de todo es que la tragedia sigue tan viva hoy treinta años después, de que Chernóbil es el futuro que nos espera.

"Al despedirnos nos dieron un apretón de manos y nos entregaron un certificado en que expresaban su agradecimiento por nuestra entrega. Mi padre recordaba y contaba sin parar. La última vez que regresó del hospital nos dijo -Si sobrevivo, adiós a la química y a la física. Dejaré la fábrica. Solo trabajaré de pastor-.

 Mamá y yo nos hemos quedado solos. No iré a estudiar al instituto técnico, como quiere mi madre. Al que fue mi padre. Tengo un hermano pequeño. Le gusta jugar a Chernóbil. Construye un refugio, cubre de arena el reactor... O se viste de espantapájaros y corre detrás de la gente y los asusta: -Uh, uh, uh... ! ¡Soy la radiación! ¡Uh, uh, uh...! ¡Soy la radiación!. Aún no había nacido cuando ocurrió aquello"



Lo mejor: Un ensayo impresionante, brutal, que no dejará a ningún lector indiferente, un libro que cumple todas las características esgrimidas por Kafka en la cita con la que encabezo este comentario, y que hay que leer, si o si, vamos si uno es un lector mínimamente serio.

Lo peor: Que Chernóbil sigue vivo... que viendo las medidas de seguridad, la construcción de un nuevo sarcófago (que solo estará operativo 100 años) y el desastre posterior de Fukushima, así como la apertura de nuevas centrales nucleares uno se da cuenta de que no hemos aprendido nada, y de que la irresponsabilidad de los políticos mezclada con la ausencia de ética de muchos hombres de ciencia, ya que esta no se ocupa de lo que está bien o mal... solo de la "verdad", me da la risa de nuevo, políticos irresponsables y hombres de ciencia ciegos forman un cóctel verdaderamente letal que volverá a explotar antes o después. Te puede pasar lo que a uno de los protagonistas del libro, lo que a mí, que ya se le han quitado para siempre las ganas de leer ciencia ficción, y de que te das cuenta de que el ser humano no tiene remedio, que somos la especie más estúpida de la evolución. 

lunes, 26 de diciembre de 2016

¿Tenemos suficiente inteligencia para entender la inteligencia de los animales?

"La diferencia mental entre el hombre y los animales superiores, aun siendo grande, ciertamente es de escala y no de tipo."

Charles Darwin.

Ficha: "¿Tenemos suficiente inteligencia para entender la inteligencia de los animales", Frans de Waal, Tusquets editores, 365 páginas, ISBN: 9788 490 662502

Si te interesa el mundo de los animales, si tienes alguna mascota, si crees que la zoología es un tema apasionante y no has leído ningún libro de Frans de Waal la verdad es que no se a qué estás esperando, acude a la biblioteca o visita una librería... de verdad que no sabes lo que te estás perdiendo.

Tras "El bonobo y los diez mandamientos" y "La edad de la empatía" de Waal publica ahora este interesante ensayo donde pone en tela de juicio la mayor parte de lo asumido hasta ahora por la investigación sobre inteligencia animal, el título y la cita que encabezan este artículo lo dicen todo, o casi todo, los recientes experimentos sobre la cognición e inteligencia animal demuestran que aquel pensamiento de Darwin que parecía hecho muy a la ligera está resultando ser muy cierto.


Durante mucho tiempo no obstante se pensaba justo lo contrario, que la inteligencia humana tenía algo de especial... no solamente era netamente superior a la de los animales, incluso a la de los animales más inteligentes, algo por otra parte para lo que no hay necesidad de experimentación alguna... sino que era de un TIPO diferente, una vez aceptada como cierta la teoría de la evolución de Darwin daba la impresión de que en algún momento del pasado remoto hubo un salto evolutivo, una especie de comprensión súbita que elevó al ser humano muy por encima de todos los animales y le concedió la bendición, o maldición según se mire, de una inteligencia muy diferente, de tener conciencia de sí, consciencia, de ser autoconsciente y estar dotado de raciocinio, de capacidad de pensar... mientras que el resto de los seres vivos del planeta se movían principalmente por instinto en el caso del hombre había entrado el pensamiento y el raciocinio por la puerta grande, marcando un antes y un después, y una diferencia, un abismo fundamental entre este y los animales. La habilidad para fabricar objetos y principalmente la adquisición del lenguaje nos convertían en algo tremendamente especial... y la verdad es que se mire como se mire lo somos, pero no tanto como creíamos, en ese punto es en el que Frans de Waal y muchos investigadores de esa joven rama de la ciencia denominada etología, una especie de psicología animal, van descubriendo sorprendentemente que si queremos establecer una diferencia fundamental, de tipo y no de grado, entre el hombre y los animales hay que redefinir muchas cosas.



De hecho es sorprendente la ceguera de los estudiosos, de los experimentadores y científicos en general, durante años... llevados por la idea preconcebida que bien poco tiene de científica y mucho de dogma cuasi religioso, se negaban a aceptar muchos resultados y observaciones experimentales, Frans de Waal recoge en este libro una buena cantidad de ejemplos de experimentos defectuosos, conclusiones precipitadas, prejuicios y en general MALA ciencia que iba no ya encaminada al descubrimiento de la verdad, sino a encontrar pruebas que justificaran los prejuicios existentes... vamos el peor pecado que puede cometer un científico. Veremos una buena cantidad de ejemplos de experimentos defectuosos porque los experimentadores no tenían en cuenta la fisiología y el mundo sensitivo de los animales sujetos a experimentación... un ejemplo concreto e instructivo es el que se realizaron con elefantes, a los que se dejaba un palo tirado en el suelo y un racimo de plátanos fuera del alcance de su trompa, un mono no dudaría en coger el palo y utilizarlo para alcanzar los plátanos casi al instante, pues los simios están acostumbrados al uso de herrramientas para manipular objetos, pues bien los elefantes no hacían nada de esto, no cogían el palo para alcanzar los plátanos... se dedujo que la inteligencia del elefante era inferior a la del mono. Hasta que alguien se dio cuenta de que el elefante vive en un mundo predominantemente olfativo y auditivo, que son criaturas poco visuales en comparación con los simios, y que al agarrar un objeto con la trompa cierran su conducto nasal y quedan ciegos a los olores. Se repitió el experimento dejando un cajón de madera por la habitación... y se pudo comprobar cómo el elefante rápidamente iba a por el cajón, lo arrastraba, y lo usaba para auparse y conseguir llegar a los plátanos... incluso aunque el cajón estuviese fuera de la vista en otra habitación. Es un ejemplo de conclusiones precipitadas causadas por nuestro imperfecto conocimiento de la realidad sensitiva de un animal... así se podrían citar muchos ejemplos, el libro hace hincapié en este tema... de que tenemos que intentar ponernos en la piel del animal a investigar, pero ello requiere tiempo, paciencia, y sobre todo abandonar determinados prejuicios. 

Afortunadamente con el tiempo tras una serie de trabajos de etólogos y primatólogos menos escrupulosos con la corriente ideológica dominante que trataba a los animales como meros autómatas, fueron llegando otro tipo de conclusiones, sorprendentes pero a la vez rigurosas, que hacían tambalear el mundo de la supuesta supremacía humana, la idea preconcebida de que se estaba evaluando la inteligencia animal del modo correcto... veremos como los animales son capaces de experimentar sentimientos muy semejantes a los que poseemos los humanos, cómo son capaces de realizar comportamientos complejos donde se llevan a cabo alianzas políticas, simbiosis con otros organismos, cómo tienen en cuenta la experiencia del pasado, como no viven exclusivamente en el presente tal y como se pensaba sino que muchos de ellos son capaces de anticiparse a las circunstancias futuras... y en definitiva la prueba de que la cognición animal es fruto de la evolución al igual que cualquier otra característica física, y que características que consideramos netamente humanas están ya ahí en nuestro pasado evolutivo y que muchas veces no cometemos ningún disparate al usar analogías con el comportamiento humano a la hora de traducir en palabras el comportamiento de los animales. 


Una y otra vez en el libro seremos testigos de cómo los investigadores tenían que elevar el listón de lo que se consideraba un rasgo fundamental y diferenciador de la inteligencia humana respecto a la inteligencia animal, pues en cuanto se conseguía demostrar experimentalmente que tal rasgo también estaba presente en los animales había una conmoción en determinados sectores de la ciencia y pasaban a replantear sus propias cuestiones, a su vez los etólogos y científicos que como de Waal se habían marcado el reto justo opuesto, de demostrar que el pensamiento de Darwin es correcto, volvían a la carga con más pruebas experimentales... al final la nueva etología evolutiva ha salido triunfando, ello no nos quita mérito alguno a los seres humanos, basta echar un vistazo al mundo que el hombre ha construido en el planeta, pero desde luego que nos ha acercado mucho más a los animales, demuestra que ese enorme abismo que parecía que nos separaba a lo mejor no es tan grande. Lo interesante, lo mejor con diferencia, no es solamente que las líneas investigadoras de estos modernos etólogos evolutivos nos llevan a una mejor comprensión de los animales, algo valioso por sí mismos, sino que están ayudando también a entendernos mejor a nosotros mismos... en resumen que no podemos llegar a entender bien la inteligencia animal sin comprender a la vez mejor la nuestra... de ahí el título del libro, indudablemente la investigación termina marchando en ambas direcciones.

"Perseguimos la validez ecológica de nuestros estudios, y seguimos los consejos de Uexküll, Lorenz e Imanishi, quienes promovieron la empatía humana como medio para entender a otras especies. La auténtica empatía no se centra en uno mismo, sino que se orienta al otro. En vez de convetir a la humanidad en la medida de todas las cosas, tenemos que evaluar a las otras especies por lo que son ellas mismas. Al hacerlo, estoy seguro de que descubriremos muchos pozos mágicos, incluyendo algunos que por ahora están más allá de nuestra imaginación".


Lo mejor: Un libro ameno, interesante, riguroso, sorprendente... seguramente el mejor de Frans de Waal que he leído hasta la fecha. Aquí le veremos contar con pelos y señales los detalles de muchos experimentos con simios, su especialidad, pero sobre todo teorizar sobre la inteligencia humana y la animal y su origen evolutivo, y también de ofrecer ejemplos sacados de la experimentación con otros animales y trabajos de otros colegas centrados en las aves y los mamíferos marinos. Ello lo convierte en el libro más variado y completo de los que he leído en comparación. Muy recomendable.

Lo peor: Que no se reediten más los libros de este autor y que otras obras escritas por él no estén más accesibles, si hay un divulgador científico al que vale la pena leer en el campo de la zoología es sin duda alguna este. Hay un punto en el libro en que se enzarza en discusiones teóricas sobre cómo debería ser la investigación con animales, qué habría que buscar, qué podemos esperar en un futuro próximo... para el lector más especializado puede ser un tema interesante pero creo que la parte final del libro pierde un poco esa familiaridad y sencillez del comienzo, aunque desde luego que está lejos de ser un tema difícil o árido. Lo dicho, si te gustan los animales y no conoces la obra de Frans de Waal es que no sabes lo que te estás perdiendo ;-).

domingo, 18 de diciembre de 2016

El apoyo mutuo


"Casos de compasión de los animales hacia sus camaradas heridos son constantemente citados por los zoólogos que estudian la vida de la naturaleza; y al comprobar que semejantes casos no son generalmente reconocidos uno no puede hacer otra cosa que asombrarse por la vanidad del hombre y por su deseo de diferenciarse a toda costa del mundo animal. Tales actos son perfectamente naturales. La compasión se desarrolla necesariamente en la vida social. Pero la compasión, a su vez, significa un progreso general importante en el campo de las facultades intelectuales y de la sensibilidad. Es el primer paso hacia el desarrollo de los sentimientos morales superiores, y, a su vez, se vuelve un agente poderoso del desarrollo progresivo posterior, es decir: de la evolución"


















































Ficha: "El apoyo mutuo. Un factor de evolución", Piotr Kropotkin, editorial Pepitas de Calabaza, 418 páginas, ISBN: 9788415 862727

Pepitas de Calabaza.
Cuando el otro día alababa la labor de la Ediciones Atalanta a la que ponía como claro ejemplo de pequeña editorial que publica trabajos arriesgados e interesantes, calidad de manufactura aparte, no puse más ejemplos de este tipo de editoriales a las que deberíamos dar las gracias todos los lectores por su labor, pero si los hubiese puesto la editorial riojana "Pepitas de Calabaza" ocuparía el puesto número 1, al menos para mí claro. La lectura del maravilloso "Historia de las utopías" de Lewis Mumford me convirtió en "fan" incondicional de esta singular editorial, luego vendrían el testimonio excepcional de "Reflejos del Edén" de Biruté Galdikas, o los divertidos diarios de Iñaki Uriarte, sin olvidar tampoco el extraordinario trabajo de Kenneth Rexroth en esa recopilación de críticas literarias en "Cita con los clásicos", y esa interesante colección de breves ensayos bajo el título "Desconexión y otros ensayos", así como los iconoclastas "Ensayos de herejía" de Luis Andrés Bredlow... toda una colección de ensayos atípicos que solo constituyen una pequeña muestra del curioso catálogo de esta pequeña gran empresa del mundo editorial cuya web recomiendo visitar... y no, no me llevo ninguna comisión ;-).


El geógrafo y biólogo anarquista.
Suelto todo este rollo porque solo viendo el tipo de libros que componen el catálogo de esta editorial uno comprende que en el mismo pueda tener cabida un libro como el que aquí comento, Piotr Kropotkin es uno de los "padres" e ideólogos del movimiento anarquista, fue desde su juventud una persona muy comprometida con las ideas libertarias y anarquistas con las que tomó contacto a través de una estancia en Siberia como ayudante de campo del general Kúkel en 1.862. Kropotkin había nacido en el seno de una familia aristocrática rusa, recibido una esmerada educación y pudiendo elegir un destino más cómodo había preferido marchar a Siberia. Pasó allí cinco largos años que le hicieron abrir los ojos ante la realidad social de su país, la ineficacia del estado y la burocracia, las injusticias de un sistema penal durísimo y sobre todo observar no solamente la región con su naturaleza salvaje y su geografía, sino cómo vivían multitud de comunidades de campesinos, ganaderos y cazadores en aquel lugar tan apartado, y cómo a falta de una presencia importante del estado, que allí solo era una autoridad poco menos que simbólica; cómo se organizaban y afrontaban las dificultades en aquel rincón tan apartado, de una vida muy condicionada por la dureza de un clima y condiciones naturales y climáticas implacables. 


Por aquel entonces estaban muy en boga las ideas de Charles Darwin, cuya gran obra "El orígen de las especies" había sido publicado en fecha muy reciente, 1.859, posteriores desarrollos de aquel importantísimo ensayo a cargo no solamente del propio Darwin, sino de seguidores suyos como Rusell Wallace, que cerca estuvo de "pisarle" la idea al propio Darwin, y Thomas Henry Huxley, el desarrollo había tomado una línea que aunque seguramente no era del todo correcta se había instalado poderosamente en la mentalidad de la época, una época este siglo XIX donde predominaba la idea del "dejar hacer", en el plano económico, y una meritocracia de lo más salvaje y falta de compasión que aún hoy en nuestra sociedad profundamente individualista del siglo XXI cuesta trabajo imaginar, resumiendo: que la evolución era una lucha permanente de cada individuo contra todos los demás, donde sólo medraba el más fuerte, este conseguía sobrevivir el tiempo necesario para reproducirse y sus vástagos heredarían tanto sus características físicas como su cruel egoísmo. La cooperación, el apoyo mutuo, la compasión en definitiva, eran desviaciones de una conducta "naturalmente normal". Jamás Darwin quiso decir con su teoría que la evolución premiase al más fuerte, sino al más apto, a aquel que mejor sabía adaptarse a las condiciones siempre cambiantes de la naturaleza... pero ese "más apto" se transformó en el ideario popular en el "más fuerte"... una idea que no tenía nada de científica y que era indudablemente fruto de la orientación ideológica de la época.

Kropotkin cuando estuvo en Siberia era un joven oficial que estaba todavía lejos de ser el erudito en el que se convertiría años más tarde, sin embargo aquella experiencia le marcó profundamente, no es extraño que tras el contacto con las ideas anarquistas de la mano de algunos exiliados que se encontraban en aquella apartada región, y su experiencia al convivir con gente de las más diversas extracciones sociales sus ideas ya no volvieron a ser las mismas. Se dio cuenta que algo fallaba en aquel supuesto de la evolución a través de la lucha de todos contra todos... observó las comunidades siberianas, la lucha por la supervivencia de los animales en medio de un clima hostil, y se dio cuenta que no era la competición sino el apoyo dentro y entre las comunidades humanas y animales la norma. 


Kropotkin tuvo una vida azarosa y aventurera, fruto de la persecución a causa de sus ideas anarquistas, sufrió prisión y el exilio, y tuvo suerte de escapar con vida de las cárceles del Zar, pero también tuvo más y más contacto con pensadores de la cuerda de Bakúnin y otros, y por supuesto también desarrolló una intensa labor intelectual en la que siempre quedaron como un poso imborrable aquellos años pasados en Siberia, era algo que no le podían proporcionar los libros, al igual que aquel viaje a bordo del Beagle le proporcionó a Charles Darwin material sobre el que trabajar y reflexionar durante el resto de su vida, P. Kropotkin vivió siempre marcado por su periplo de años y miles de kilómetros por Siberia. 

La idea central de este ensayo es muy simple, no es la competición y la lucha en el seno de una especie el principar motor de la evolución, sino el apoyo entre los individuos... hay una lucha feroz e implacable si, pero de la especie en conjunto por superar las adversidades y los retos que la naturaleza impone. Hay naturalmente muchas especies de corte individualista, donde a penas se observa cooperación entre los individuos más allá de las imprescindibles reproducción y cría de los vástagos... pero son siempre las especies menos exitosas en relación a su número, la mejor prueba de ello está precisamente en la especie humana, pero no somos ni por asomo los únicos ni seguramente tampoco los mejores representantes de este apoyo mutuo... viene a mi mente el excelente trabajo de Frans de Vaal "El bonobo y los diez mandamientos", donde el gran primatólogo holandés se rebelaba precisamente contra la idea que ya ocupaba la mente de Kropotkin en el siglo XIX, que la compasión y la ayuda mutua eran excepciones en la naturaleza y que eran también poco más que exclusivas del género humano, que cualquier conducta altruista observada en el seno de la naturaleza no era sino una deformación del sesgo humano con el que contemplamos las cosas, una "humanización" de los animales, un espejismo o una conducta egoísta camuflada... ello proporcionaba a los seres humanos el monopolio de la ética y la moral... , el hombre era por lo tanto en cuanto a su naturaleza humana un ser cruel y egoísta al que solamente la civilización dotaba de una delgada patina de cultura y educación, y que si le despojamos de la misma se convierte en el animal salvaje que es muy en el fondo. O sea, que solamente mediante la educación, la religión y la fuerza coactiva de las leyes surge la moral, que esta poco o nada tiene de "natural".

De ahí la enconada defensa de Kropotkin de la idea de que el apoyo mutuo es un factor importante y positivo en la evolución, y de que su origen es completamente natural en este ensayo, muy popular y no solamente entre las filas anarquistas, y del que tenemos por primera vez gracias a la labor de Pepitas de Calabaza, una traducción directa del ruso y de su última edición, revisada y ampliada por su autor. El mismo se compone claramente de tres partes, en la primera se subraya la importancia del apoyo mutuo en la vida animal y su lucha por sobrevivir, en la segunda se hace alusión al mismo en relación con la historia humana, y finalmente tenemos una investigación de sus restos y huellas en la sociedad de su tiempo, 1.902, que fue el año de su publicación.

Fruto de su observación durante años, pero también de la lectura de numerosos tratados sobre la naturaleza, tenemos el inmenso cuadro formado por la naturaleza, sus bandadas de pájaros, las nidadas, los rebaños de herbívoros, las manadas de lobos y grupos de caza de los leones, las abejas, termitas y hormigas... Kropotkin lo tenía muy claro, las asociaciones de individuos de la misma especie son un activo y punto a favor, en ocasiones decisivo, a la hora de la supervivencia. No era tan patente en la civilizada Europa occidental donde la presión humana había reducido enormemente las poblaciones de animales salvajes, pero en Siberia, en medio de un inmenso territorio virtualmente despoblado y sometido a los rigores de un clima durísimo, con largos y crudos inviernos, lluvias torrenciales y enormes inundaciones, la unión y colaboración era una necesidad imperiosa. Bandadas de aves que anidaban juntas para protegerse contra los depredadores, que se guiaban unas a otras en sus migraciones, enormes rebaños capaces de orientarse por vastas regiones... la idea de que solamente la competencia extrema podía servir para equilibrar la balanza y evitar la superpoblación caía por su propio peso en una región donde solamente por medio de las variaciones climáticas se cobraban un enorme número de víctimas cada año. El libro en su primera parte, la dedicada a la vida salvaje nos va a atosigar una y otra vez con ejemplos sacados de los testimonios de naturalistas y también de la propia experiencia del autor, es una característica que nos vamos a encontrar a lo largo de todo el ensayo, la repetición, la insistencia machacona... y ello seguramente era debido a la importancia del mensaje transmitido por Kropotkin, una idea que en aquel tiempo constituía incluso mucho más que en la actualidad algo que podríamos llamar revolucionario, de ahí su insistencia en demostrar una y otra vez que no, que la visión de la vida natural como una lucha implacable de todos contra todos era ante todo una visión sesgada y errónea fruto de la ideología.

Por supuesto que la competición inter-especies existe, si el autor no llega al extremo de Hobbes y su visión de la naturaleza como una lucha implacable de todos contra todos, tampoco está en el lado de Rousseau y su idealización de la naturaleza, como buen observador y alguien con sentido común era imposible dejar de observar la dura lucha por la vida... pero como muy bien observa era una lucha sobre todo de la especie contra las circunstancias adversas, y donde la cooperación era siempre un valor positivo... de hecho eran las especies más cooperantes las más abundantes y triunfadoras sin duda de la lucha por la supervivencia, es más... llegará a señalar que aquellas más individualistas y menos dadas a la cooperación son sin duda alguna más "decadentes", menos evolucionadas y seguramente más condenadas a desaparecer. Habría que tomar nota, por lo tanto, en lo que nos toca como especie. Un "buenismo" bienintencionado y noble, dirán algunos, pero poco real... bueno, mi opinión personal es que esas ideas de hace más de cien años están hoy más vigentes que nunca.

La segunda parte se centra en la historia del apoyo mutuo en la especie humana, tanto en la comunidad primitiva como en las enseñanzas que nos revela la antropología acerca de las sociedades prehistóricas que han sobrevivido sin cambios hasta los tiempos modernos. Una y otra vez se insiste en lo mismo, en cómo cada pueblo y cada cultura, no importa el tiempo o el lugar, elabora una serie de normas para la convivencia en paz, como se tiende siempre a evitar los conflictos, a reglamentar de una u otra forma la vida en común, y sobre todo cómo el bien común del grupo, la tribu y la etnia se ponen siempre por encima del individuo, y también como la ayuda mutua y la compasión con los más débiles es la norma... por mucho que algunos quieran resaltar los ejemplos opuestos. Aquí el amigo Kropotkin se inclina un poco hacia una visión propia de un Rousseau... su ensayo evidentemente también está dotado de cierto sesgo ideológico en defensa de las ideas anarquistas y comunistas... pero si tenemos en cuenta el espíritu de la época, completamente opuesto, se entiende perfectamente.

Las culturas prehistóricas, las culturas bárbaras, la ciudad medieval... uno tras otro vemos ejemplos de asociaciones humanas en pos del bien común que con el tiempo chocaron con el estado, esa bestia parda cuya existencia justificaba Hobbes en su "Leviatán", precisamente para evitar la lucha inhumana de todos contra todos... y que en su época era la justificación de los gobiernos autoritarios encabezados por los monarcas... vamos un "mal menor". Kropotkin y otros pensadores anarquistas se rebelaron contra esa idea, puesto que si en las sociedades tribales, en las aldeas, en las ciudades independientes del medievo con sus gremios y demás asociaciones, incluso en la misma naturaleza tenemos ejemplos de que la ayuda mutua es la moneda corriente, y no la lucha despiadada y el individualismo, ¿cómo se sostiene entonces la justificación de un poder absoluto emanado de una supuesta ley divina... osease natural?.

La derrota por todas partes de las asociaciones humanas basadas en el apoyo mutuo por parte del estado y su burocracia será el protagonista de la tercera y última parte... aun así el autor defiende la idea de que a pesar de todo, y teniendo en cuenta su carácter "natural" la idea de la cooperación y el apoyo no desaparecen del todo, y ello es debido a que la compasión y la ayuda mutua están firmemente insertadas en nuestra biología, así como, tal y como siempre reconoce el pensador anarquista, el egoísmo y el carácter competitivo. Es importante señalar que Kropotkin jamás evita reconocerlo, si bien se opone a la idea de que este sea el factor predominante en la naturaleza, tanto en la humana como en la animal. Restos de asociaciones cuyos orígenes se pueden rastrear en la Edad Media, sindicatos en cuya lucha en defensa de los derechos de los obreros prevalecía el carácter altruista, el constante apoyo dentro de las clases menos favorecidas donde la solidaridad era un fuerte imperativo, incluso dentro de comunidades urbanas... restos de tierras comunitarias que todavía existen, o existían en 1.902... resulta un poco triste comprobar cómo el desarrollo posterior a la muerte del autor en Europa no le dio precisamente la razón, por ejemplo habla de una serie de comunidades colectivas firmemente asentadas en la Rusia pre revolucionaria... que terminarían aplastadas bajo el sangriento mandato de Stalin. Uno comprende de súbito el interés del dictador en cortarle las alas a la autonomía de las asociaciones de campesinos y cómo organizó aquel plan quinquenal que devastó Ucrania y se llevó la vida, a través del hambre y la inanición a varios millones de agricultores.


Lo mejor: Un ensayo de gran importancia, cuya vigencia no se ha perdido y que defiende unas ideas que hoy son más importantes que nunca. Denso, lleno de ejemplos, instructivo... uno de esos libros que simplemente hay que leer si uno está interesado en el tema y que difícilmente van a pasar de moda o quedar obsoletos, ya que más allá de los ejemplos puntuales que ofrece, muchos de ellos ya caducos, le anima un espíritu más que necesario.


Lo peor: La obsesión por machacar una y otra vez al lector con la misma idea, el idealismo y la nobleza de su autor y su fe en el ser humano y su progreso... chirrían un poco a estas alturas, pero eran otros tiempos y era natural que a esa política e ideología despiadadas de la explotación salvaje y a ese darwinismo social, que terminó convertido en la más perniciosa ideología que surgió en el siglo XX, y de la que hoy todavía podemos ver su huella convenientemente transformada y camuflada, el autor opusiera un trabajo lleno de energía y esperanza. No será una lectura cómoda y fácil en ocasiones, de hecho llega a cansar un poco con tanta insistencia en lo mismo y tanto ejemplo sacado de la zoología, antropología e historia y convenientemente pasado por el tamiz ideológico del anarquismo... pero no cabe duda de que es interesante y que todavía hoy sorprende la ceguera con la que en ocasiones gentes eruditas y supuestamente objetivas nos han colado "goles" ideológicos del sesgo opuesto.

domingo, 11 de diciembre de 2016

La segunda guerra mundial contada para escépticos



Ficha "La segunda guerra mundial contada para escépticos", Juan Eslava Galán, Editorial Planeta, 750 páginas, ISBN: 9788 408 150 213

A estas alturas no tengo duda alguna de que Juan Eslava Galán es mi escritor de divulgación histórica favorito, comencé a leerle hace menos de dos años y con este ya son cuatro los que comento aquí, y es bastante probable que siga aumentando la cuenta ya que el ensayista no deja un momento la pluma quieta publicando un libro al año. 

En todos los que he leído de este autor, que se podrían encuadrar en una serie denominada "historia para escépticos", se ensaya el mismo formato y están escritos con el mismo estilo: capítulos breves, de unas pocas páginas cada uno y centrados en un tema o episodio histórico en concreto, un lenguaje llano y directo, y sobre todo un sentido del humor cargado de ironía que en ocasiones sirve para aligerar la carga dramática de lo narrado, y en otras ocasiones simplemente proporcionar anécdotas y chistes que capten el interés del lector y su curiosidad no ya por conocer la historia en sí, pues creo que los lectores de sus libros en su gran mayoría ya conocen de sobra el tema del que habla, sino sorprenderles con historias secundarias y anécdotas ya no tan conocidas, de hecho abundan aquellas que los lectores habituales del género histórico desconocen.

Como todo el mundo sabe la segunda guerra mundial ha sido la guerra más universal y destructiva de las que ha protagonizado el ser humano, se libró, o implicó, a países de los cinco continentes y todavía se discuten sus cifras de víctimas según la fuente que se consulte, pero está claro que no bajan de setenta millones, con los años las cifras han ido "engordando" conforme se han conocido más fuentes y se han afinado los cálculos, condensar en un libro esos casi seis años de locura y proporcionar al lector una cantidad exhaustiva de datos es poco menos que imposible, sin embargo el libro de Juan Eslava consigue que nos hagamos una buena idea de la magnitud del conflicto, presentarnos a los principales actores del drama, y sobre todo no dar respiro al lector. El formato elegido, ese estilo ágil y directo, la búsqueda constante de la anécdota exponiendo no solamente números y cifras, que también los hay, sino sobre todo el factor humano presente en toda guerra, hace que dificilmente se pueda leer un ensayo sobre la segunda guerra mundial más ameno y entretenido que este. Personalmente lo considero poco menos que ideal a modo de introducción sobre el tema.

En general predomina la idea entre la mayoría de los historiadores de que la segunda guerra mundial fue un conflicto que se podía haber evitado con cierta facilidad, no se hasta que punto ello es cierto, pero la verdad es que examinando los hechos "a toro pasado" más bien resulta fácil llegar a la conclusión contraria, al igual que sucede con la primera guerra mundial... si las penosas condiciones tras los tratados de Versalles que sumían a Alemania en dificultades sumamos la humillación y los efectos de una crisis mundial... es natural pensar que antes o después llegaría algún político hábil y sin escrúpulos como Hitler a alcanzar el poder. Encontró un terreno más que favorable para que sus ideas, un batiburrillo de pseudo-historia y pseudo-ciencia calasen en una población desesperada que estaba dispuesta a creer a todo aquel que le proporcionase esperanza y les devolviese el orgullo perdido, indudablemente este siniestro personaje y su pandilla supieron encontrar el punto débil de sus crédulos y disciplinados paisanos. Y naturalmente viendo como acabó todo es complicado que hubiesen podido elegir a alguien peor.

En el libro nos vamos a encontrar de todo, un afilado e iconoclasta retrato de los principales protagonistas, la sucesión de hechos que como en una montaña rusa parecieron encadenarse y lanzar al mundo a toda velocidad hacia la barbarie, el desarrollo de las armas, las operaciones militares, el porqué de cada una de las mismas, la situación prebélica... veremos como una vez que Hitler llegó al poder el conflicto era poco menos que inevitable, que el estado alemán se encontraba en una virtual bancarrota y tan necesitado de una guerra expansionista en busca de recursos que la misma se volvió prácticamente en inevitable... mucho más claro incluso se ve en el caso de Japón, lanzado a una política militar agresiva a la que intentaron poner freno las potencias occidentales con un embargo de materias primas, sin darle otra salida que el colapso económico o la guerra... tras los éxitos alemanes en los comienzos del conflicto era imposible que un gobierno militarista, que admiraba y tenía como ejemplo la Alemania Nazi escogiese la paz.

Las principales operaciones militares, los crímenes, los campos de concentración, la batalla diplomática, la guerra tecnológica, la guerra librada por la inteligencia destinada a descifrar códigos, las operaciones de simulación, los sufrimientos de la población civil, el terror de los bombardeos... Juan Eslava además nos obsequia con una serie de capítulos donde se explica muy bien el papel de España y su régimen ante los acontecimientos de aquella guerra... y como la versión oficial sobre la "neutralidad" de Franco es una "milonga" que se nos ha contado muchas veces, el invicto caudillo hubiese deseado una victoria de Hitler y los fascismos europeos ¡cómo no!, fue la suerte y la astucia del militar lo que le permitió navegar a dos aguas y evitar tanto una participación decidida a favor de Alemania como las represalias que merecía por parte de las potencias vencedoras. La relación entre España y la segunda guerra mundial quedará muy bien reflejada en el libro... aunque para los lectores de "Los años del miedo", son temas ya de sobra conocidos... nos vamos a encontrar con un "corta y pega" sobre unos cuantos asuntos, en especial sobre la entrevista de Franco con Hitler en Hendaya y la participación de la División Azul en la campaña de Rusia, pero era algo normal.




Quiero destacar por último la colección de bonitas fotografías, la mayoría en color, que adornan el libro, muy bien escogidas... al igual que las anécdotas que lo salpican, es como si el escritor se hubiese dicho a sí mismo "a ver que le cuento a aquellos lectores que ya conocen de sobra la historia para sorprenderles y darles algo nuevo que seguramente no conocen", y la verdad es que lo hace de forma sobresaliente. 







Lo mejor: El lector que simplemente quiere instruirse y de paso pasar un buen rato difícilmente encontrará libros de divulgación histórica más entretenidos que los de Juan Eslava, en ellos encontrará multitud de datos curiosos que NO suelen leerse en los libros habituales del género, y que sorprenderán a más de uno. Además aparecen pronto en ediciones baratas de bolsillo, como la que he comentado aquí, vienen profusamente ilustrados y por supuesto acompañados de una copiosa bibliografía para aquel que quiera seguir profundizando en el tema ¿se puede pedir más a un ensayo histórico? ... por mi parte desde luego que no. Vamos que estamos ante el libro ideal para entretener, refrescar la memoria, aportar una buena cantidad de datos curiosos y sobre todo para intentar entender qué ocurrió en aquellos terribles seis años, los más oscuros y terribles de la historia humana.

Lo peor:  No todo iba a ser bueno, aunque casi ;-), evidentemente sobre cualquier tema expuesto aquí sobre la segunda guerra mundial hay libros que aportan una cantidad mucho mayor de datos, especialmente por ejemplo en lo que se refiere a los detalles de las operaciones militares... para el lector ávido de detalles sobre batallas y movimientos de tropas con una descripción detallada de cifras y listados de unidades, y también para todos aquellos deseosos de tratar el tema en profundidad desde el punto de vista político, para todos aquellos que ya han acumulado una buena cantidad de lecturas sobre este periodo histórico está claro que este difícilmente puede ser un libro satisfactorio. Y por supuesto... de la misma forma que un chiste puede hacer gracia, o no, pero también puede molestar, alguien habrá a quien el tono general de ironía del libro no le parezca apropiado.


martes, 6 de diciembre de 2016

La mente participativa


"Si el cosmos es infinitamente complejo, y no hay razón para creer lo contrario, si una única célula es infinitamente compleja, y no hay razón para creer lo contrario, si un átomo es infinitamente complejo, y éste puede ser ciertamente el caso, entonces nos encontrábamos en apuros, pues la mente no puede manejar tanta complejidad. De modo que la propia naturaleza de la mente la lleva necesariamente a simplificar. Comprender es simplificar."

"Los patrones y las configuraciones del mundo no están ahí con independencia de la mente; son los patrones del entendimiento mediante los cuales trabajan nuestras mentes. Las cosas tampoco se tornan simples o complejas- ya se trate de átomos, células o galaxias- por sí mismas. Es nuestro conocimiento el que las hace así, es nuestra mente la que las hace así"


Ficha: "La mente participativa", "Henryk Skolimowski", Ediciones Atalanta, 467 páginas, ISBN: 978 8 494 52316 8

En una entrevista en JotDown, Jacobo Siruela comentaba que las pequeñas editoriales son un fenómeno típicamente español... si esto es así uno ha de dar gracias porque en el ámbito editorial de nuestro país existan pequeñas empresas que se dediquen a esta labor, pues muchos libros interesante nunca verían la luz ni tendríamos la oportunidad de conocerlos.

Ediciones Atalanta, es sin duda un buen ejemplo de pequeña editorial que realiza apuestas arriesgadas,  algunas de mis lecturas más interesantes de los últimos años han tenido como protagonistas a algunos libros editados por la misma. No siempre se ha tratado de obras que me hayan dejado un 100% satisfecho o convencido de todo aquello que el autor de turno me contaba, pero lo cierto es que ninguno me ha dejado indiferente, y desde luego que ese tipo de ensayo heterodoxo, alejado de las corrientes principales de la filosofía o la ciencia, que constituye buena parte de su nómina de libros sigue resultándome especialmente atractivo.

El presente libro de un filósofo de orígen polaco muy poco conocido en nuestro país es una buena muestra, ¿cómo es posible que alguien como él apenas haya contado con nada traducido a nuestro idioma?, probablemente por su filosofía a contracorriente, imbuída de sentido de la espiritualidad y fácilmente confundible con cualquier obra radicada en ese cajón de sastre que llamamos "contracultura" o "new age"... no, Skolimowski no es ningún charlatán ni ningún oportunista de los que tanto pululan por ese campo ya tan saturado de la espiritualidad y autoayuda a la caza del lector incauto, es un filósofo bastante serio, aunque desde luego muy poco convencional, uno casi se lo imagina con un kimono sentado en la posición del loto dando sus charlas... pero no, su pensamiento aunque notablemente influido por la cultura oriental sigue los derroteros de la filosofía occidental.

Cuando en 1.994 escribió y publicó este libro no hay duda que estaba con muchas ganas de ajustarle las cuentas a la corriente científica dominante, al reduccionismo científico, a ese materialismo burdo y a la visión del mundo como un lugar sin sentido, un lugar donde las combinaciones fruto del azar dieron como origen a una vida y donde la misma ha ido evolucionando en gran medida de la mano de la diosa fortuna hasta desembocar en una especie, la humana, consciente de sí para su desgracia, según algunos, o bien, para la misión de escudriñar los entresijos del cosmos y la materia en un afán de saber por saber completamente estéril. Para el filósofo de origen polaco la ausencia del ser humano de la ecuación del conocimiento da como fruto un mundo absurdo, sobre el que es posible decir cualquier cosa y nada al mismo tiempo, ese afán por reducir, trocear y diseccionar solamente puede conducir al sinsentido... la ciencia llevada por un reduccionismo cada vez más extremo acumula más conocimiento, describe más y mejor... pero ello no lleva a una mejor comprensión, cada vez las partes son más diminutas, pero el conjunto se torna más y más incomprensible.


Partidario de otro tipo de pensamiento, de eso que algunos llaman "holismo", un intentar pensar en la totalidad... entendiendo por "totalidad" un conjunto que incluya la mente humana, aquí es donde entra el meollo de su libro, nada nuevo hay en decir que con la mente construímos el mundo, es algo que encontraremos en el budismo, el hinduísmo e incluso en la mística cristiana, sin embargo Skolimowsky pretende llevar esta, para algunos, obviedad un poco más lejos. Construímos el mundo a través de nuestra mente, no hay una realidad objetiva ahí afuera esperando a ser descubierta, nuestra mente a través del progreso científico, entre otros, se amplia y expande, abarcando más y más, pero siempre, por mucho que expandamos la burbuja estaremos dentro de ella... la mente humana, fruto de la evolución, en cierta forma no es más que el universo conociéndose a sí mismo. Skolimowsky está en contra de todo intento reduccionista de limitar la mente al cerebro y este al simple conocimiento neurológico, hay un sentido espiritual en ello, algo que se nos escapa y a lo que apuntan los místicos de todas las épocas, de ahí que sea ferviente partidario del camino de la meditación como apoyo y refuerzo al conocimiento.

El libro hará un recorrido por diferentes estadios de la mente y el pensamiento a través de la historia, según una explicación sumamente instructiva... cómo nuestro universo se limita a través de nuestra mente, cómo el mismo se expande a través de la acumulación de conocimientos que inevitablemente llevan a una nueva comprensión, el "embudo" ascendente del universo de nuestra mente, cuyas paredes no podemos traspasar, ese ascenso en espiral (ya que nunca hay una ascensión directa) que define el conocimiento, la imposibilidad de ver más allá de sus límites... la diferente forma que ha adquirido la mente con el paso de los siglos... de esa concepción del universo protagonizada por el "mithos" antecesor del "logos" griego, el advenimiento del mundo medieval y su "theos", y el actual espíritu de los tiempos denominado "mechanos" ... muy acertadamente, por Skokimowsky, componen un viaje interesante que trata de explicar no solamente el lugar donde actualmente estamos (o estábamos en 1.994) a juicio del autor, sino cual podría ser la evolución de ese "espíritu de los tiempos" o mentalidad a partir de entonces. El filósofo hace una apuesta decidida por favorecer la evolución hacia una mentalidad participativa, donde se reconozca el papel de la mente en la construcción de la realidad y donde de alguna manera la compasión entre en la ecuación del conocimiento. Anticipaba en aquel entonces que el espíritu de los tiempos estaba cambiando pero que todavía era muy pronto para adivinar en que dirección... eso sí, apostaba porque todo se iría haciendo más complejo y fragmentario y que sería imposible antes del año 2.050 ver el resultado. Creo que en parte el futuro le ha dado la razón, y resulta interesante su idea de como todo tiende a una mayor complejidad, hasta que se convierte literalmente en inmanejable, antes de crearse una síntesis que se pueda mínimamente definir.

El libro concluye con una serie de capítulos donde se trata de sentar las bases de lo que debería ser el espíritu acorde con los nuevos tiempos, una época de mayor empatía, mayor hermandad entre los seres humanos, donde lo científico y lo espiritual marchasen codo con codo y donde la aventura humana, que no es otra cosa que la aventura de la conciencia universal expandiéndose, diese sentido en sí a la existencia... en fin, idealismo por todas partes, buenas intenciones y todo de muy buen rollo ¿qué podíamos esperar de un declarado ferviente seguidor de Platón?, pues nunca otra cosa de un libro que interpreta la realidad y la evolución que nos ha llevado a la misma a su manera y que se centra en un futuro dominado por el idealismo, por el habitual "lo que debería ser", o lo que al autor le gustaría que fuera el espíritu de los tiempos en evolución (siempre suponiendo que hay tal cosa claro).


Algunos "peros".
La "ecosofía", o su intento de fundación por parte del filósofo polaco, me parece algo muy loable... sin embargo en el libro nos encontramos con una crítica permanente a la ciencia, o más bien a un espantajo sobre el que el filósofo dispara a placer sin posibilidad de réplica, hace tiempo que leí a cerca de una falacia lógica denominada "la falacia del hombre de paja", hay que deshumanizar y ridiculizar al adversario antes de lanzarle piedras, uno se lo piensa antes de apedrear a un ser humano con sentimientos y sensibilidad... pero lanzarle piedras a un monigote de paja es algo que se puede hacer sin miramientos. Y es que el Sr. Skolimowsky hace culpable a la ciencia de todos los males habidos y por haber, y de forma notoriamente injusta. Entiendo que no le vayan las medias tintas y que necesitaba ser claro en su mensaje, pero ese maniqueísmo de meter a todos los científicos en el mismo saco... sospechoso. Nadie negará que el filósofo polaco conocía de muy buena mano la filosofía de la ciencia siendo como fue alumno de Karl Popper... sin embargo creo que esa identificación permanente entre ciencia y deshumanización, ciencia y positivismo científico, ciencia y reduccionismo... es cuando menos esquemática, ingenua y panfletaria. Da de lleno cuando critica los excesos de la ciencia, su nula capacidad en ocasiones para echar el freno cuando las investigaciones llevan a unos derroteros de destrucción, vamos a su falta de ética y empatía, que por otra parte NO son ámbito de la misma, para eso tenemos a la religión y la filosofía. Pero da la impresión de querer meter a toda la ciencia bajo la misma etiqueta, lo que huele sospechosamente a una actitud anti-científica que es absurda viniendo de quien viene.

Por otra parte cada vez que me encuentro con alguien que ataca el reduccionismo y alaba las virtudes del holismo pienso lo mismo... dame pruebas de lo que dices, dame resultados de esa supuesta visión omniabarcante. Está claro que no se puede elaborar una teoría mínimamente coherente sobre el funcionamiento de un hormiguero analizando solamente las partes de una hormiga... hay que alejar la mirada y lanzar una visión de conjunto, ¡pero eso es algo que ya saben los científicos!. Otra cosa que en ocasiones me indigna cuando veo a alguien cargar contra la ciencia en conjunto sin delimitar claramente que se hace contra los excesos de la misma, y la ceguera moral que en ocasiones la embarga, es la certeza de que esa misma persona que escribe esas líneas debe mucho al progreso científico... el que esto escribe de niño podría haber muerto un par de veces si no fuera por los avances médicos de esa ciencia a la que tanto se critica, seguramente el mismo Skolimowsky que tenía sesenta y cuatro años en el momento de redactar este ensayo podría decir del tema más que yo. Por ese motivo me duelen especialmente los ataques a la ciencia de forma indiscriminada, se nombra muchas veces en el libro a la bomba atómica por ejemplo, pero no a las vacunas o a los antibióticos, y a tantas y tantas comodidades y avances fruto de la tecnología alumbrada por la ciencia que nos han hecho la vida más fácil y digna... ya sabemos que todo adelanto es susceptible de ser utilizado de forma perversa, pero también sucede al contrario y aplicaciones creadas para la muerte y la destrucción, para la guerra en suma, también pueden terminar en un invento positivo. La bomba atómica es puesta como ejemplo de algo intrínsecamente perverso sin posibilidad de utilidad benévola, sin embargo la misma energía atómica desatada en la bomba también está presente en otras aplicaciones más pacíficas... no hay un blanco o un negro en este asunto, solamente diferentes tonalidades de gris que parece que no interesa comentar.

Otro punto discutible del libro es su apuesta descarada por la fe en el progreso humano... aunque reconoce que el cambio de paradigma puede ser convulso y doloroso se tiene la certeza de que el resultado del mismo es siempre para bien... creo que es algo cuanto menos discutible y que ahí el autor ha puesto mucho de sus esperanzas y anhelos personales, nada que reprocharle humanamente por una parte, pero tampoco veo que se justifique del todo esa identificación de futuro con progreso con mejoras ¿por qué no pensar en una futura regresión como algo igualmente posible?. Otro punto donde creo que no incide lo suficiente es en el hecho, creo que bastante evidente, de que un nuevo paradigma o un nuevo espíritu de los tiempos no sustituye nunca completamente al que ya existía, "mithos", "logos", "theos" y "mechanos" siguen coexistiendo en la actualidad aunque el mayoritario sea esa visión materialista y "mecanicista" del mundo... por cierto cada vez menos debido a los avances de la nueva física, algo también reconocido por Skolimowsky.

Por otra parte hay en el autor una tendencia a "lanzarse" hacia determinadas conclusiones de la física cuántica en relación con la interconectividad del mundo... es curioso cuanto ha influido en determinados filósofos y pensadores de distinto pelaje el concepto de "indeterminismo" de la mecánica cuántica, aquello de que el observador influye en lo observado y que nunca podemos conocer simultáneamente y con exactitud el "momento" o dirección de una partícula y su posición en el espacio... ha sido como una caja de Pandora que ha destapado e intentado justificar las más peregrinas teorías... seguramente por su valor simbólico y su semejanza con algunas doctrinas orientales. Estoy seguro que si en un futuro cercano algún experimento científico demostrase que tal indeterminismo no existe, o es solo figurado, muchos seguirían aferrados como lapas a esa noción tan bonita de que "el observador cambia la realidad" y que "no existe el observador imparcial"... por cierto, el antropocentrismo sobre el que se habla en el libro es un tema todavía sujeto a debate y sobre el que no existe ni mucho menos un consenso entre los mismos científicos.

Conclusión.
Dicho todo lo anterior, alguien que leyera estas líneas, si es que hay alguien que me lea a estas alturas ;-), podría pensar que el libro es un despropósito, un bodrio... y nada más lejos de mi intención que escribir o decir tal cosa, la apuesta de Henryk fue una apuesta valiente, toca una serie de temas que habitualmente se dan de lado en la filosofía, algunos lo tildarían de ensayo sobre espiritualidad camuflado, o cosas aún peores, creo que es un trabajo muy válido y que en todo caso podría pecar de pretencioso... algo que en vista de los tiempos que corren dista mucho la verdad de ser un defecto, el libro en general me ha gustado y me ha dejado con más ganas de leer algo de este autor, especialmente de obras posteriores donde hubiera seguido indagando por el camino apuntado por este excelente ensayo. No es un trabajo de los que se olviden con facilidad, y solamente el azar ha determinado que no sea una obra perteneciente a mi biblioteca. Hay momentos brillantes en el mismo y es una obra que ante todo hace pensar, y en la que a pesar de ciertos excesos, en mi opinión ,promueve una serie de reflexiones de lo más interesantes.


Lo mejor: Un trabajo valiente y ambicioso, sin duda uno de las obras filosóficas más originales e importantes de los últimos veinticinco años. Espero con interés nuevas traducciones de su obra, sobre todo para comprobar cómo evolucionaron las ideas del autor a lo largo de estos últimos veinte años y ver si abrió una nueva vía, una salida a la locura que domina nuestro tiempo... o bien, se trató simplemente de un bonito espejismo.

Lo peor: Aunque el autor no deja de puntualizar términos como Dios, espiritualidad, espíritu y demás, aunque trata por todos los medios de hacer un trabajo serio y que ponga el punto de partida al surgimiento de un nuevo paradigma donde el ser humano y su mente, el enigma más impresionante del universo, sean el punto central de la filosofía y esta marche de la mano con la ciencia uno no deja de advertir en determinadas críticas un "tufillo" a contracultura, da la impresión de que en su crítica al espíritu materialista de nuestro tiempo se le va un poco la mano y que no deja en definitiva de ser simplemente un conjunto entretenido de generalidades, buenas intenciones y deseos. Skolimowsky es un filósofo atípico, un ferviente creyente en el destino y la naturaleza especial del ser humano, un optimista redomado y también un hombre de fe, a su manera claro... toda una actitud a contracorriente que no le habrá granjeado simpatías precisamente.