lunes, 31 de julio de 2017

Meditación integral


Ficha: "Meditación integral", Ken Wilber, editorial Kairós, 367 páginas, ISBN: 978 84 998 852 92






































Desde que comencé a redactar este blog tuve la idea de escribir un artículo sobre algún libro de Ken Wilber, durante varios años había sido mi autor favorito de temas relacionados con la espiritualidad y la meditación. En ese campo es un escritor completamente atípico e irrepetible, nada que ver con otros autores muy populares entre los aficionados a los libros de autoayuda... de hecho, a pesar del título de esta obra comentada aquí, por ejemplo, quien crea que se encuentra ante un típico libro de autoayuda que pretende enseñar meditación, mindfulness tal y como se llama ahora en plan "fínolis", se puede llevar un gran y sonoro chasco.

Wilber se parece tanto al típico y exitoso escritor de espiritualidad y autoayuda como un huevo a una castaña... estamos ante un erudito, un investigador del campo de la conciencia, un estudioso de diferentes tradiciones y prácticas religiosas, de psicología, de ciencia... un "todólogo" como no ha existido otro igual en el mundo de la espiritualidad y la psicología. Le descubrí a través del magnífico ensayo "Ken Wilber o la pasión del pensamiento", de Frank Visser, una excelente guía para introducirse en su obra, y no pude evitar estar enganchado a sus libros durante varios años. Tengo que decir que sus escritos poseen una amplia "graduación" de dificultad, desde bellos parajes llenos de lírica y poesía de indudable inspiración mística, hasta sesudos estudios donde se cruzan múltiples referencias a otras obras de autores. Lecturas ligeras, otras de gran belleza... por ejemplo algunos fragmentos de su  "Diario" me impresionaban tanto que me producían la sensación de no haber leído nada hasta ese momento en mi vida.


Más allá de las formas Wilber, nacido en 1.949, que no posee ninguna licenciatura aunque dejó sin terminar unos estudios de bioquímica, que nunca ha realizado ningún trabajo aparte de escribir y como lavaplatos en un restaurante, que a estas alturas habrá publicado ¿veinte o quizás treinta? ensayos sobre sus teorías de psicología, espiritualidad, filosofía y una amalgama de diferentes disciplinas difíciles de clasificar... Wilber decía es un pensador que vale la pena conocer, aunque tan solo sea para criticar sus ideas o su teoría del conocimiento. No es un autor en ocasiones fácil, y a pesar del gran éxito de sus libros, en Kairós tienen toda su obra publicada en castellano, es uno de esos pensadores que poseen una popularidad muy superior a su aceptación en el mundo académico. No me refiero solamente a la aceptación de sus colegas psicólogos, o de las gentes de ciencia, algo completamente previsible, sino también de aquellos autores o "gurús" del mundo de la espiritualidad. 

El pensamiento de Wilber se sitúa en un punto en el que puede ser atacado con facilidad por posturas extremas, por un lado puede ser tachado de excesivamente metódico y científico, de haber intentado llevar al mundo de la espiritualidad la metodología más propia de las ciencias, y por supuesto, puede ser ignorado y rechazado de un plumazo por todo aquel cuya perspectiva se centra en el mundo de lo racional y que ignora por sistema cualquier connotación o elemento de carácter místico. Aunque su pensamiento haya surgido en plena eclosión de la contracultura americana de los sesenta y haya sido impregnado por la llamada "posmodernidad" Ken Wilber se ha mostrado siempre muy crítico tanto con una y otra. Wilber desde que comenzó a publicar libros en la década de los setenta ha sido criticado y sistemáticamente ignorado desde ambos ámbitos, el mundo académico de la ciencia, la filosofía y la psicología, y también por parte de los representantes del ámbito espiritual y religioso... aunque eso no parece afectar al éxito de sus libros.

Puedo recomendar además del de Frank Visser mencionado los siguientes: "Diario", "El ojo del espíritu", "Ciencia y religión", "La conciencia sin fronteras", "Breve historia de todas las cosas", "Una teoría de todo"... y por supuesto este "Meditación integral" del que ahora me ocupo. Dejo en el tintero varios interesantes como "Gracia y coraje" que quiero leer un día de estos, el monumental "Espiritualidad integral", el inmenso "Sexo, ecología y espiritualidad"... un hueso muy duro de roer, o el hermoso "La pura conciencia de ser", una recopilación de sus textos de carácter místico y que comentaré pronto aquí.

Creo que fue Peter Sloterdijk quién escribió que "elegimos a nuestro filósofo favorito en función de cómo somos nosotros", creo que la frase encierra una gran verdad, y desde luego probablemente es cierta en mi caso y sin duda alguna en el caso de Ken Wilber. Alguna vez me encontré con la figura de Plotino en sus escritos, mencionado como de pasada sin profundizar demasiado, ha sido a través de mi lectura del filósofo griego este año cuando me he vuelto a encontrar con Ken Wilber, esa creencia que tenía aquel en la llamada "gran cadena del ser", y que es común a las grandes tradiciones espirituales y religiosas, me ha hecho volver al autor americano. Este podría ser considerado sin duda alguna el "Plotino del siglo XX y XXI", su filosofía tiene mucho, muchísimo, en común con la del neoplatónico. Al igual que el griego, Wilber ha intentado llevar sobre sus hombros lo más granado del pensamiento occidental, e incluso oriental, y darle un nuevo impulso. Si la tarea del filósofo griego fue gigantesca, y abocada al fracaso desde el comienzo, podría decir lo mismo del pensador americano... aunque todavía es pronto, y nunca lo veremos sus lectores actuales seguramente, para comprobar si su influencia trasciende nuestra época. Por cierto, antes de aventurar condenas o desprecios debido al carácter metafísico de su filosofía habría que examinar bien de cerca algunas teorías científicas, muy populares y respetadas, embebidas de metafísica de los pies a la cabeza... pero de eso prefiero no hablar aquí.

Meditación integral.
Este no es un libro que enseña meditación, va dirigido a todos aquellos que YA practican la meditación de forma habitual, o a aquellos que desean iniciarse en dicha práctica y se preguntan ¿para qué sirve? ¿qué puede aportar a mi vida?... Wilber, asiduo practicante de la meditación en la tradición Zen desde hace muchos años que yo sepa, aunque ha experimentado seguramente también con multitud de modalidades de la misma, e incluso inventado alguna de su cosecha, hace tiempo que tiene una idea clara, la meditación es una herramienta indispensable, aunque no única desde luego, para el desarrollo de una espiritualidad sana. 

Decía el Dalai Lama hace años que él consideraba que la espiritualidad no era otra cosa que "el desarrollo y cultivo de las buenas cualidades que existen en el ser humano". El objetivo último del budismo, acabar con el sufrimiento psicológico, potenciar las buenas cualidades inherentes en el ser humano, restringir y minimizar las malas, y conducir a ese estado último del "despertar", semejante al de Buda y al de todos los místicos de todas las tradiciones religiosas en todos los tiempos, puede ser alcanzado a través de una práctica meditativa continua e intensiva, una práctica que ha de mantenerse durante años para tener algún tipo de efecto beneficioso. Sin embargo Wilber en este libro nos dice que NO es suficiente, que hace falta algo más y es que una cosa para él son los estados del desarrollo y otros los estados del despertar, hace falta una práctica meditativa enfocada tanto a uno como al otro, de lo contrario nos podemos encontrar con la paradoja, tal y como se ve con experimentados meditadores o con maestros de diferentes tradiciones que llevan meditando muchos años, que a pesar de esa práctica siguen inmersos en formas de pensar anquilosadas, dogmáticas y llenas de prejuicios. La meditación, según Wilber, por sí sola no garantiza un "crecimiento" espiritual ni una ampliación de nuestra perspectiva sobre el mundo y la vida, o solamente lo hace hasta cierto punto.

Para el pensador americano esto se debe a que se ignoran los llamados estados del desarrollo,  es decir, aquellos puntos de vista desde los que contemplamos la vida y que no han sido los mismos desde nuestro nacimiento. En una graduación marcada por etiquetas y colores, para su mayor claridad a la hora de realizar gráficos y esquemas, estos estados son principalmente siete, aunque se pueden anticipar otros superiores ya que no hay nada que nos impida suponer que no existen otros superiores. Que hay un límite inferior está claro, pero se puede pensar con cierta seguridad que deben existir, o existirán en una futura evolución humana otros más avanzados... es especulación naturalmente, pero posee indudablemente un fundamento lógico.

Los estados de desarrollo que Wilber describe se caracterizan por ir de más simple a más complejo y sobre todo de más estrecho, con una visión más limitada, a una visión más amplia y abarcadora. A modo de esas muñecas rusas, cada nuevo estado engloba todos los anteriores, y de modo curioso cuando somos capaces de observar características de un determinado estado de desarrollo de forma objetiva se debe siempre a que nuestro punto de vista se sitúa en un estado superior, pues de otro modo seríamos incapaces de observarlo desde fuera sin identificarnos con el mismo. Hablando de forma metafórica somos como peces incapaces de observar el agua en la que nadan, en el momento que podemos hablar, examinar y observar el agua es porque estamos ya fuera de ella.




Así nos encontraríamos, según la terminología de etiquetas y colores de Wilber, con un estado arcaico-infrarrojo, semejante al estado mental de un niño en el primer año de vida donde no se distingue nuestro cuerpo del entorno, un estado mágico-magenta en el que vamos a situarnos en los primeros años de vida y en el que aunque disociados del entorno no terminamos de comprender la influencia que podemos ejercer en él, un estado rojo-mítico de poder y egoísmo puro y duro, un estado ambar-mítico tradicional, donde se ubicarían los últimos años de nuestra infancia, un estado naranja-racional, representado muy bien por la adolescencia... y bueno, un estado verde-pluralista donde llegan algunas personas en su madurez, y un estado turquesa-integral donde se ubicaría el propio Wilber ;-).

El autor americano insiste en la existencia de estos estados,  identificados algunos de ellos claramente con la psicología en evolución en la mayoría de los seres humanos, aunque haya muchos adultos, de hecho muchísimos, que no pasan del rojo (ahí tenemos a los delincuentes y terroristas), o del ambar (ahí tendríamos a los fundamentalistas políticos y religiosos)... etc. Hoy el mundo está claramente dominado por el estado de desarrollo naranja-racional que fomenta el individualismo, la competitividad y el modo racional de observar el mundo, con un importante contingente de estado verde-pluralista, más avanzado y abarcador, donde también se prima la importancia del sentimiento y la empatía... aunque este estado también tiene sus problemas y vicios, aunque existe una graduación evidente de menor a mayor complejidad y amplitud, ninguno de ellos está exento de problemas, y por supuesto no existe nada parecido a un "estado superior". Finalmente Wilber describe ese estado integral-turquesa que apenas asoma en menos del 1% de la población en el mundo occidental, un estado que básicamente coincide con la visión integral del propio Wilber... no podría ser de otra forma claro, y también, dando un poco de coba al lector, coincidiría con el interesado en su teoría integral. No creo que sea mi caso desde luego.



El asunto se pone más "peliagudo" cuando llegamos a los estados del despertar, aquí Wilber nos habla de diferentes niveles de acercamiento a ese estado especial, llamado iluminación, y su vinculación con los estados de desarrollo... antes le habíamos visto moverse en un terreno más psicológico con recomendaciones sobre cómo tratar de utilizar la práctica meditativa para tratar de descubrir y observar el estado de desarrollo en el que nos ubicamos... con la sana intención lógicamente de transcenderlo, convirtiendo sujeto en objeto, es decir, siendo CONSCIENTES, y esta es la clave, de nuestro modo de ver el mundo, de cómo las ideas preconcebidas y los filtros a través de los que observamos el mundo y la realidad pueden hacerse visibles a través de la meditación y por lo tanto es posible trascenderlos buscando estados de conciencia más abarcadores e inclusivos. Suena raro y un poco "magufo" pero realmente es más sencillo de lo que parece, y no tiene nada de mágico o irracional cuando se entiende un poco, es lo que viene haciendo durante siglos la práctica meditativa, hacernos tomar distancia de aquello con lo que nos identificamos falsamente. Un proceso lento pero inevitable si uno hace caso no ya a la propia experiencia, no practico la meditación, sino si toma en serio las declaraciones de los meditadores avanzados y por supuesto a la riquísima tradición que abarca muchos siglos.



Aquí ya tenemos al Wilber "desatado" de siempre, dando por sentadas muchas cosas de las que habría que hablar largo y tendido, desapareciendo el psicólogo y haciendo acto de presencia el erudito de corte espiritual... aunque no será nada comparado con lo que nos espera al final del libro, cuando se ponga a comentar su ya muy conocida teoría de los cuatro cuadrantes, como forma de ampliar nuestra visión sobre cualquier tema y no digamos ya cuando se meta de lleno en el terreno de las inteligencias múltiples... y siga mezclándolo todo. No diré que no son ideas interesantes pero creo que es una pena porque el libro en sus tres primeros capítulos es fantástico, me ha recordado el porqué me agrada leer a este autor... la parte final, quitando ese hermoso epílogo de inspiración mística, me ha recordado en cambio el porqué hace tiempo dejé de leerle y terminó cansándome.

Conclusión.
Ken Wilber en estado puro, este no es un libro que yo recomendaría para introducirse en el pensamiento del erudito y místico americano, hay otros mejores para ello, pero sí que resulta ideal para constatar en qué ha estado trabajando en estos últimos años y para tener una idea global de su pensamiento. El libro hubiera necesitado una parte final más extensa, más reposada y semejante a la anterior, demasiadas ideas metidas a presión en un ensayo que al final resulta demasiado confuso. Como es habitual en él trata de abarcar demasiado y pasa demasiado aprisa por temas que necesitarían un desarrollo más amplio.

Un buen compendio en definitiva de lo mejor y lo peor, una visión grandiosa del cosmos, de la vida, la espiritualidad etc. que personalmente siempre he encontrado reconfortante y llena de sentido común, cuestión de gustos supongo, pero también una dosis importante de ingenuidad, de un cierto "tufillo" a erudito de salón que parece vivir encapsulado en un mundo a medida. Me cae muy bien Wilber, creo que es una excelente persona cuya bondad y honestidad se termina filtrando a través de sus ideas, pero eso no significa que "comulgue" con todo lo que nos cuenta, por bonito y grandioso que suene. Para terminar unas frases del final del libro, que resuenan como una poesía declamada en el desierto:

"La tarde cristalina de otoño se apaga perezosamente mientras caen los primeros copos de nieve iluminados por los rayos de una luna tan redonda como blanca. Millones de seres humanos descansan en sus hogares, con el deseo palpitando en su corazón y el anhelo en su alma, pasando de estado desconocido en estado desconocido, preguntándose de qué va todo esto y soñando, sobre todo soñando. Y de nuevo sientes el impulso de una promesa atemporal procedente de algún rincón de tu corazón a despertar a todas las almas a su alma Una y Única; un impulso que resuena por doquier anunciando su presencia en los minúsculos arco iris que el reflejo de los rayos de la luna arranca de los miles de millones de copos de nieve engalanando de púrpura la bruma. El filo de la niebla lacera la piel y penetra hasta el hueso en este nuevo episodio de interdependencia danzando a la luz de una luna atemporalmente viva, resplandeciente, luminosa y omniabarcadora. 

Parpadeo y todo se desvanece."




domingo, 30 de julio de 2017

Narrenturm, Los guerreros de Dios, Lux perpetua


Ficha: Trilogía sobre las guerras husitas formada por: "Narrenturm", "Los guerreros de Dios", "Lux perpetua", "Andrzej Sapkowski", Editorial Alamut, 528, 512 y 491 páginas respectivamente. ISBN: 978 84 9889 022 8, 978 84 9889 074 7 y 978 84 9889 098 3



Se ha hecho esperar, pero al final ha valido la pena. En diciembre de 2.010 publicaba un artículo en este blog sobre la primera de las novelas que componían la trilogía sobre las guerras husitas que se había publicado en castellano del escritor polaco Andrzej Sapkoski, desde ahora mi autor favorito de fantasía. En aquel entonces me lamentaba al final del artículo del tiempo que habría que esperar para ver terminada la serie, no imaginaba que sería tanto ya que la última parte, "Lux perpetua" ha visto la luz, y nunca mejor dicho, a finales del año pasado en nuestro idioma. No quería continuar con la lectura del relato sin tenerlo completo en mis manos.

De hecho debido al tiempo transcurrido he vuelto a releer aquella joya titulada "Narrenturm", o la torre de los locos, y me ha gustado incluso más que la primera vez que la leí. El tiempo transcurrido me había hecho olvidar casi toda la historia, solamente recordaba bien su inicio y su final, sin embargo me ha enganchado de nuevo y me ha hecho devorar sus más de quinientas páginas por segunda vez en un santiamén, llevándome en vilo hasta ese final donde el personaje se mete de lleno en la historia de estas guerras que asolaron Europa Central a comienzos del siglo quince, el último ya de la Edad Media.


Su continuación, "Los guerreros de Dios" y "Lux perpetua", no me han defraudado en lo más mínimo, si bien y a pesar de la ironía que las impregna eché de menos ese estilo despreocupado, gamberro y desenfadado que predominaba en la primera novela, pero que debido al dramatismo de la continuación de la historia, el momento previo al comienzo de la cuarta cruzada, dejaba menos espacio a la comicidad y a la acción desenfrenada. Aquella primera entrega era una novela que tampoco contaba demasiado, se limitaba a presentar a los personajes principales, el marco histórico y a narrar una tras otra las peripecias del personaje principal que no era otra cosa que una huida contínua, Reinmar de Bielau, Reymar para los amigos, es ese tipo de personaje que gusta a algunos escritores, y lectores, que parece aquejado de una suerte sobrenatural, y también de una sobrenatural mala suerte, cuando parece que está perdido siempre encuentra una salida, cuando parece que ha salido del peligro vuelve a caer, no deja de luchar, no deja de equivocarse y meter la pata, no deja de sufrir, física y emocionalmente, ni deja de enamorarse con funestas consecuencias, a lo largo de toda la historia sin darse un respiro. Su condición primero de perseguido por un asunto de "cuernos", y posteriormente de proscrito adherido a la causa husita, por no hablar de sus flirteos con la magia negra y el ocultismo, a la par que la medicina, darán juego... muchísimo juego durante todo el relato. Tras tantos avatares veremos su evolución como bribón y joven idealista primero, fanático religioso después, para terminar convertido en un endurecido pragmático ya alejado de todo ideal, aunque sin convertirse por eso en un cínico o en un malhechor.

Sapkwoski utilica su historia personal, con elementos de las novelas de caballería clásicas y la picaresca, como hilo conductor del relato, aunque no será ni mucho menos el único personaje relevante; porque si algo tiene esta magistral trilogía del escritor polaco es personajes, datos históricos, nombres de la época, lugares, casas nobiliarias, blasones... un relato de la topografía tan detallado que nos hará en más de una ocasión buscar un mapa del centro de Europa, de ese lugar donde transcurre la mayor parte de la acción, Silesia, hoy perteneciente a Polonia, pero que en aquella época era una región que no se sabía muy bien a quien pertenecía, un auténtico cruce de caminos entre Polonia, Alemania y la Bohemia checa. 

De esa situación privilegiada, o no tanto en vista de los acontecimientos, deriva la riqueza de las lenguas que Sapkowski utiliza en su relato, hay fragmentos de latín, polaco, checo y alguno que otro de lenguas romances. Los habitantes de la región eran políglotas a la fuerza, aunque los silesios utilizasen generalmente el alemán, y esa es la lengua en la que se supone que hablan cuando conversan entre ellos. En cada uno de los libros hay un apéndice donde viene la traducción de los fragmentos incluidos en las diferentes lenguas así como su referencia histórica... el autor se ha documentado a base de bien, eso ya lo comenté en su día con Narrenturm, y continuará naturalmente en las dos siguientes partes de la historia. 

A pesar de la gran cantidad de personajes hay varios que destacan y que no serán fáciles de olvidar, aparte del principal protagonista, que sufrirá en sus carnes mil y una penurias de todo tipo, sus compañeros Scharley y Sansón Mieles merecen una reseña aparte, así como el personaje del villano principal, el llamado "treparriscos", el inquisidor, y el obispo de Wroclaw... así como varios personajes femeninos de enjundia, sobre todo Jutta y Rixa, que toman protagonismo a partir del primer tomo de la trilogía. Malos muy malos, buenos muy buenos... y personajes ambiguos que no se sabe muy bien en que lugar situar, y por supuesto una visión ácida y descarnada de las religiones organizadas, de los ideales revolucionarios, del poder y el orden social... Lewis Mumford escribió en sus ensayos que cuando Colón descubrió América, a finales del mismo siglo en que transcurre esta historia, la sociedad medieval hacía tiempo que había entrado en crisis y descomposición, viendo los acontecimientos que describen estos relatos y los que sucederían en el siguiente siglo es fácil estar de acuerdo.



La obra es monumental, todo un banquete para el lector ávido de historias y de lecturas entretenidas, mil quinientas páginas de relato, densas y llenas de acción y peripecias, dan para mucho... una galería de personajes inolvidables, batallas, persecuciones, intriga, viajes por una Europa medieval llena de peligros, magia negra con sus hechizos y conjuros... la trilogía es una novela histórica por su forma, a pesar de su abundante inclusión de elementos fantásticos estamos ante una crónica, en ocasiones bastante detallada, del conflicto que sacudió los cimientos de Europa en esa primera mitad del siglo XV, esa crónica y marco histórico es el elemento principal, que nadie se engañe que aquí Sapkowski abandona temporalmente su temática de fantasía heróica recogida en su saga del mago Geralt de Rivia, pero solo hasta cierto punto. Veremos como la magia cobra forma y se convierte en un elemento importante del relato, sobre todo a partir del primer tomo. Reynevan, tal y como comenté sufrirá una suerte de transformación durante el relato, veremos como ese pícaro y aprendiz de mago se va transformando en un idealista y mortífero guerrero, extremadamente valiente, experto en artes mágicas y curativas. Hay todo un homenaje en estas novelas a esa magia y alquimia medievales, con multitud de referencias a libros históricos, y algún que otro guiño a los lectores al incluir entre los libros mágicos al famoso Necronomicón de H.P. Lovecraft. Estoy seguro que durante todo el relato hay cantidad de referencias, ironías y chistes que no he conseguido captar. No olvidemos que el Sr. Sapkowski es un escritor que destila en ocasiones la más sutil de las ironías y no deja nunca de lanzar dardos al lector.



A pesar de su ironía, que es mucha y de alto voltaje, las novelas no deja por ello de tocar temas serios, la inhumanidad de la guerra por ejemplo será puesta de manifiesto una y otra vez, hay páginas que destilan tal cantidad de sangre y violencia que ponen los pelos de punta... y lo peor no es que esa violencia quede lejos del lector y que este pueda exclamar "qué salvajes eran en aquellos tiempos", no, esta es una trilogía que habla de un conflicto de hace más de quinientos años, pero ha sido escrita en el siglo XXI y dirigida al lector de esta época, las alusiones por ejemplo al "terrorismo" no son fortuitas, está claro el mensaje, no se puede combatir el terror con terror, la violencia con violencia... esa forma de pensar solo favorece a aquellos que se lucran y benefician con la guerra ¿a que recuerda bastante a esa infame "guerra contra el terrorismo" emprendida por los EEUU y sus aliados?. La lección es clara, no importa cuan nobles, justos y hermosos ideales adornen una causa si se produce sufrimiento y derramamiento de sangre. Indudablemente los guerreros husitas, seguidores del reformador Jan Hus quemado injustamente en la hoguera en 1.415, tenían la razón en su parte, todas sus críticas al estamento eclesial, a la corrupción del papado y su colaboración con el poder feudal para extorsionar al pueblo eran más que justas... sin embargo sus campañas militares y las guerras que desencadenaron les terminaron dando justa fama de sanguinarios.

Es verdad que sus enemigos pusieron todos los medios a su alcance para exterminarlos, intentando anegar en sangre su pequeña revolución, ahí tenemos al Papa convocando una cruzada tras otra, a la inquisición actuando a destajo con sus conocidos métodos de delaciones, encarcelamiento, torturas y muertes en la hoguera... pero ninguna violencia puede justificar las atrocidades que los seguidores de Jan Hus realizaron, y que seguramente hubieran sido condenadas sin paliativos por el predicador checo. Hablamos de poblaciones enteras saqueadas, incendiadas y con sus habitantes pasados a cuchillo. Los husitas se cebaban especialmente con el estamento eclesiástico, para ellos el mismísimo satanás, con el que raramente tenían algún asomo de piedad. Contestaban al terror y la barbarie de los ejércitos lanzados contra ellos y la inquisición con niveles de barbarie similares, o peores. Eran tiempos horribles sin duda.

Las guerras husitas.
Cuando se estudia historia y se contempla el final del feudalismo hay que hacer alusión de forma obligatoria a lo que sucedía en el campo de batalla donde por primera vez ejércitos formados por campesinos y burgueses batían a los señores feudales cuyos ejércitos estaban constituidos principalmente por caballería pesada. Se suele poner como ejemplo en lo relativo al cambio de las tácticas y armamento militar a las derrotas de la caballería francesa a manos de los arqueros ingleses en la Guerra de los Cien años, pero la verdad es que si hubo un conflicto que demostrara que el tiempo de los caballeros había pasado fueron las guerras husitas que desde 1.420 a 1.434 convirtieron el corazón de Europa en un matadero.

Los seguidores del malogrado Jan Hus, divididos en varias facciones, taboritas, huérfanos y utraquistas principalmente, tras tomar el poder en Praga y desafiar abiertamente al rey y al Papa, formaron un ejército que derrotaría sucesivamente a los caballeros y ejércitos de mercenarios que desde media Europa se lanzaron contra ellos. Eran gente animada por altos ideales, cristianos que se consideraban depositarios de la verdadera tradición y que querían devolver a la Iglesia su espíritu original, limpiarla de corrupción y que dejase de ser lo que entonces era, una herramienta de opresión al servicio de la nobleza y las diferentes casas reales. Era una afrenta tan directa y "peligrosa" que fueron convocadas hasta cinco cruzadas contra los herejes de Bohemia, Moravia y Silesia. Además de formar un contingente fanático, leal y disciplinado los husitas introdujeron algunas novedades en el terreno militar.

Dirigidos primero por Jan Zizka, fallecido ya cuando comienza el relato de las aventuras y desventuras de Reymar de Bielau, y posteriormente por Procopio el Grande, los husitas introdujeron unos carros de guerra, especialmente preparados. Hasta entonces en las batallas los carros de madera tirados por caballos se limitaban a ser meros medios de transporte, a Zizka se le ocurrió utilizarlos para convertirlos en un elemento de combate. Todos hemos visto películas del oeste americano en las que los colonos al atravesar las praderas formando largas columnas y ser atacados por los indios utilizaban los carros poniéndolos en círculo como forma defensiva. Lo mismo, pero de una forma perfeccionada hicieron los husitas. 


Sus ejércitos se dividían en tres partes, una parte de caballería ligera, sin armaduras en el cuerpo, que se anticipaba a la marcha del ejército principal y que también se dedicaba al pillaje y al saqueo del territorio enemigo, la infantería que era armada especialmente con armas "anticaballería", especialmente mayales, una herramienta campesina reconvertida en arma de guerra y que estaba formada por una pértiga que tenía unida en uno de sus extremos mediante una corta cadena una barra metálica, pero también una buena variedad de lanzas, tales como las alabardas y otras cuyo objetivo era punzar, buscando las partes desprotegidas de las armaduras, e incluso las había con forma de gancho para derribar a los jinetes de sus monturas. También portaban una buena cantidad de ballestas y armas de fuego. Eran armas de fuego rudimentarias y casi tan peligrosas para que las usaba como para el enemigo, pero tenían un efecto devastador porque aunque los caballeros con armadura fueran inmunes la mayor parte de las veces a sus proyectiles los destinatarios de los mismos eran generalmente los caballos, que al caer a tierra o encabritarse dejaban fuera de combate a sus acorazados jinetes. 



Situados sobre los carros, unidos estos entre sí por cadenas, armados con ballestas, armas de fuego y lanzas de diferentes tipos, los husitas formaban una barrera prácticamente impenetrable ante cualquier carga de caballería. Eran además expertos en mover los carros con rapidez y en más de una ocasión tuvieron que repeler ataques por sorpresa de la caballería acorazada de los nobles y órdenes de caballería moviéndose y contraatacando con eficacia. Sin duda alguna, y sin menospreciar al ejército inglés de la guerra de los Cien Años, formaron el mejor ejército del mundo durante los catorce años que duró el conflicto. Para ser más justos  con sus rivales también habría que decir que como estrategas tanto Zizka como posteriormente Procopio estaban muy por encima de los nobles que lideraron los ejércitos que se les enfrentaron, una amalgama de casas nobiliarias, órdenes de caballería y mercenarios poco acostumbrados a lidiar con rivales de altura que no huyeran acobardados a las primeras de cambio y mucho menos en conflictos tan salvajes donde se desconocía la palabra piedad.


Al final el cansancio de la guerra, junto con la desunión entre moderados y radicales contra un rival que seguía luchando con tenacidad y al que no parecían afectar las derrotas militares, junto con el aislamiento cada vez más grande de los "herejes" que perdieron el apoyo que les daba parte de Polonia hicieron el resto. La derrota de Lipany, que terminó con la muerte del mismo Procopio y la salvaje matanza de los supervivientes, más de setecientos achicharrados vivos en una iglesia, puso prácticamente punto y final al conflicto. El hecho de que checos moderados engrosasen el bando que apoyaba al Papa debió marcar la diferencia... por primera vez combatieron con inteligencia, lanzando ataques señuelo y utilizando cadenas con ganchos sujetas a las monturas de los caballos para desbaratar la formación de carros y abrir brechas a la caballería. 


Fue una guerra que como comenté antes marcó muy bien el comienzo definitivo del declive de la caballería como arma principal en las batallas, y también el declive de la influencia política de la nobleza... y que para postre sirvió de antecedente a lo que habría de acontecer en la Europa del siglo siguiente con la Reforma de Lutero, la Iglesia de Roma, aunque victoriosa en esta ocasión, no aprendió nada de la experiencia husita, posteriores guerras y conflictos, si bien mucho más generalizados y sangrientos, que culminaron en la espantosa guerra de los Treinta Años casi dos siglos después, y que siguió fielmente la pauta marcada por esta en cuanto a su interminable corolario de saqueos y matanzas, dos siglos de luchas religiosas en Europa que hoy cuesta imaginar. 


Como obsequios dejo aquí varios enlaces, el primero es una película sobre la figura de Jan Hus, el segundo es un fragmento de una película, no se si checa o rusa y bastante cutre ;-), donde se muestra el primer enfrentamiento victorioso entre los husitas de Zizka, solo unos 400 que utilizaron por primera vez sus carros de guerra, y 2.000 caballeros del imperio. 


Conclusión.
Una trilogía impresionante, posiblemente no guste demasiado a los lectores más fanáticos del género histórico debido a su buena cantidad de elementos fantásticos, y quizás pueda desagradar o resultar excesivamente complicada de leer para algunos lectores habituales de lectura fantástica. Mi experiencia con la misma es muy sencilla... la he disfrutado de comienzo a fin y solamente puedo recomendarla sin reservas, por lo que a mí respecta el autor polaco es el mejor escritor del género fantástico. Disfruté mucho con los libros de Abercrombie el año pasado y tengo a mano ya para leer su última trilogía, la del Mar Quebrado, pero hay categorías en lo que escritores se refiere y para mí el autor polaco juega en otra liga. Muy buena por otra parte, buenísima, la utilización del elemento fantástico y de la magia... con humor, comicidad y una frescura que no he visto nunca. Si eres fan del género y no le haces ascos a la novela histórica, esta es tu trilogía, si crees como yo que la novela histórica es en demasiadas ocasiones un verdadero coñazo... acércate a esta trilogía de Andrzej Sapkowski, dudo mucho que te arrepientas.

domingo, 16 de julio de 2017

La guerra no tiene rostro de mujer

"En Stalingrado... Una vez llevé a dos heridos al mismo tiempo. Cargaba con uno, le arrastraba unos metros, y luego volvía a por el otro. Los alternaba porque los dos estaban muy graves, resultaba imposible dejarlos, y los dos, a ver cómo se lo explico, ambos tenían las piernas destrozadas muy por arriba, se estaban desangrando. En esos casos cada minuto cuenta. De pronto, cuando ya me había alejado un poco de la batalla y el humo se había dispersado, descubrí que estaba arrastrando a un tanquista de los nuestros y a un alemán... Me quedé petrificada: nuestros soldados morían y yo salvando a un alemán. Sentí pánico... En medio del combate, con la densa humareda, no me había dado cuenta... El hombre se estaba muriendo y gritaba... Los dos estaban quemados, negros. Iguales. Pero ahora ya lo veía con claridad: una chapa distinta, un reloj distinto, todo era ajeno. Y ese maldito uniforme. "¿Qué hago ahora?" Arrastraba a nuestro herido y pensaba: ¿Vuelvo a por el alemán o no?". Comprendía que si lo dejaba, pronto moriría desangrado... Regresé a por él. Y continué arrastrando a los dos..."



Ficha: "La guerra no tiene rostro de mujer", Svetlana Alexiévich, Ramdon House colección Debolsillo, 365 páginas, ISBN 97 88 465 33 88 44
































Este año he leído algunos relatos y ensayo de temática bélica, ahí están los recomendables y entretenidos "Diario de un marine", "Mi casco por almohada",  y las memorias ¿o más bien desmemorias? de guerra del general Douglas Mc Arthur, americanadas "viriles" y fantásticas que merecerían un lugar de honor en la literatura de ficción, o quizás, en la sección de comics para niños en comparación con este libro que comento aquí. Y mira que me gustó el relato que Eugene Sledge hace de su paso por el cuerpo de marines... pero reconozco que la guerra que cuentan es, incluso dentro de lo terrible, un paseo por Disneylandia cuando se compara con los relatos de supervivientes del frente ruso en la Segunda Guerra Mundial, aquel conflicto tuvo otro nivel... allí se jugó en otra liga, por mucho que uno alabe la habilidad de los escritores americanos para vender sus historias épicas... todo palidece, a nivel de horror y sufrimiento, a nivel humano, a nivel de heroísmo, absolutamente todo, cuando se compara con la épica lucha del ejército rojo y el pueblo soviético y su defensa de la invasión de la Alemania Nazi. 

Sobre la lucha en el frente ruso ya comenté hace años aquí en este blog el magnífico libro de Vasili Grossman "Vida y destino", obra que sigo recomendando a todo aquel que desee un acercamiento a ese monstruoso conflicto desde el punto de vista literario. La escritora bielorrusa, premio Nobel de 2.015, nos trae de vuelta ese conflicto el el tradicional formato en el que suele escribir, una recopilación de testimonios humanos de supervivientes, en este caso de la guerra. Ya tuve la ocasión de comentar otras obras suyas recientemente, "Voces de Chernóbyl" un ensayo absolutamente conmovedor y escalofriante de supervivientes de la catástrofe nuclear, y "El fin del Homo Soviéticus", toda una variopinta colección de testimonios de testigos del derrumbe del sistema soviético y los durísimos años que le siguieron, otro de esos libros de esta escritora que considero sencillamente imprescindibles para entender, o al menos intentar entender, el mundo de hoy.




¿Y qué tenemos aquí?, como bien dije antes una colección de testimonios de supervivientes de la Segunda Guerra Mundial,  este fue su primer libro, publicado en 1.983 en la URSS donde ya comenzaban a soplar otros "aires"... el estreno de una versión teatral en Moscú por lo visto fue todo un acontecimiento. No son testimonios sin más de supervivientes, lo novedoso del tema es que son testimonios de mujeres que lucharon en el ejército soviético. Durante la Gran Guerra Patriótica, tal y como la denominaron los soviéticos, sirvieron casi un millón de mujeres, muchas en unidades de combate, francotiradoras, conductoras de carros de combate, aviadoras de cazas, mecánicos, artilleras, zapadores... las mujeres contribuyeron al esfuerzo bélico en todos los países envueltos en aquel conflicto, pero en ningún país se implicaron en tal medida que las mujeres rusas. 

Hay algún que otro testimonio de mujeres que fueron reclutadas para unidades auxiliares, pero en casi todos los casos se trata de VOLUNTARIAS que marcharon al frente, frecuentemente con la oposición de sus familias, con la oposición inclusive de los mandos militares... mujeres que tuvieron que escaparse de casa, crías, a las que a más de una le llegó la menstruación en las mismas trincheras, mujeres para las que no había ropa diseñada para ellas, ni contaron tampoco con la colaboración del ejército... no había nada previsto para que las mujeres participaran en la guerra. Algunas se tuvieron que confeccionar ropa con lo que encontraban, adaptarse a caminar con botas que no eran de su talla, a improvisar prendas para sus necesidades... los testimonios son terribles, a veces cómicos, y casi siempre enormemente humanos. Si la guerra es ya de por sí inhumana, si aquel conflicto nazi-soviético superó todas las cotas de barbarie imaginables en una guerra moderna, la presencia de mujeres luchando, muchas de ellas apenas unas crías, añade otra dimensión al horror. Nada como el contraste entre seres humanos que parecen haber nacido para proteger y crear vida en un escenario de muerte como aquel. Es por eso que uno lee los testimonios de luchadores, hombres, de aquella guerra en otros frentes y parece que a pesar de todo queda un resquicio de salvación... poco hay de eso en este tremendo libro. Si la guerra es inhumana y odiosa ya de por sí, se vuelve mucho más odiosa cuando uno lee estos testimonios, algunos conmovedores capaces de taladrarle los nervios al lector más curtido, testimonios de mujeres extraordinariamente fuertes y valientes, pero que a pesar de todo nunca dejaron que la guerra las convirtiese en monstruos y las aniquilase por dentro.



La sorpresa del comienzo de la guerra, el fervor patriótico que movía a estas chicas a intentar a hacer algo por su país, la sensación de vergüenza al ver que los hombres de la familia parten para el frente, la obstinación por negarse a servir en puestos de retaguardia, el miedo, la incomprensión de sus compañeros masculinos atrapados por un lado en la visión fascinante de rostros femeninos en un entorno de caos y muerte, y por otro por los prejuicios profundamente arraigados sobre lo que una mujer puede, o no puede, hacer... prejuicios que fueron cayendo uno a uno a pedazos conforme avanzaba el conflicto. Hay testimonios sobrecogedores, pero también algunos muy significativos... como el de aquella mujer nombrada capitana de una compañía de zapadores a la que al comienzo ningún hombre obedecía y ocultaba su desprecio... para al final de la guerra terminar llevándola a hombros por la celebración de la victoria.

Recientemente he visto una película, "Hasta el último hombre" dirigida por Mel Gibson que cuenta la hazaña de un soldado médico norteamericano, objetor de conciencia, que en un solo día logró rescatar a 75 compañeros del campo de batalla en Okinawa... recibió los más altos honores y tiene una película que conmemora su hazaña y su impresionante demostración de valor ¿qué medalla tendría que recibir entonces una de las mujeres que entrevista Svetlana que durante la guerra rescató a más de cuatrocientos heridos del campo de batalla?... esa hazaña que realizó el soldado norteamericano, enorme sin duda, era moneda corriente entre el personal sanitario, hombres y mujeres, del ejército soviético.

Hablamos de mujeres que durante semanas llevaban pantalones almidonados con sangre humana, tejidos tan duros que podían cortar... no a ellas nadie les va a hacer ninguna película, alguna hay que nunca volvió a llevar una prenda de color rojo y que llevaron el olor de la sangre atravesado en sus fosas nasales durante años. Durante la guerra hubo muchas condecoraciones a mujeres, a francotiradoras, a personal sanitario... sin embargo aparecían pocas en los documentales de propaganda. Fueron rápidamente olvidadas, de hecho fue peor, porque quedaron la mayoría de ellas estigmatizadas y tratadas con desprecio, esa será una queja que aparece a lo largo del libro con frecuencia. Los soldados trataron muy bien a sus compañeras de lucha, de hecho la presencia de mujeres en el frente aunque al comienzo les chocó, terminó contribuyendo a mantener alta la moral y siempre tuvieron en general por lo que se ve, un comportamiento caballeroso y considerado con ellas... que terminó cuando acabó la guerra. Tras la misma la mayoría quedaron solteras y viviendo en pisos compartidos, el hecho de haber convivido en las trincheras con compañeros masculinos las rebajó a nivel de fulanas para una buena parte de la sociedad, especialmente crueles fueron muchas mujeres que quedaron en retaguardia... como muy bien dicen amargamente algunos testimonios, un hombre mutilado era un héroe de guerra que difícilmente tendría problemas para encontrar esposa, una mujer sin una pierna... era otra cosa.




Es un libro duro, con testimonios espeluznantes, la guerra y especialmente una guerra tan monstruosa y cruel como aquella, quedan vivamente retratados. Para mí ha roto algún que otro prejuicio, por ejemplo se dice que el régimen soviético "rescató" el sentimiento patriótico y lo sacó de las catacumbas por puro interés para motivar a la gente a luchar, es una estupidez, el sentimiento de orgullo y amor a la patria estuvo siempre tan inmerso en la mentalidad del ciudadano soviético como antes de la revolución, los testimonios de estas mujeres así lo prueban. No eran luchadores por el comunismo, ni por el régimen de Stalin... si es cierto que casi todos eran comunistas convencidos, pero era el sentido del deber, el amor por su país que estaba siendo invadido con una violencia y crueldad difícil de exagerar, lo que verdaderamente conmovió a estas personas, que hay que decirlo claro, podían haber permanecido perfectamente en retaguardia durante todo el conflicto, a dar un paso al frente y superar en ocasiones toda clase de obstáculos para poder luchar. Y a pesar de todo el horror que impregnan sus páginas hay espacio para el amor, la humanidad, y la esperanza en el ser humano, no es un libro completamente negativo... de hecho hay algunos testimonios que resultan conmovedores, aquí uno de muestra... cuando al final de la guerra los soviéticos entran en territorio alemán esto es lo que comentaba Natalia Ivánova Serguéieva, soldado auxiliar de enfermería:

"Nunca llegas a conocer a tu corazón. En invierno, los prisioneros de guerra alemanes empezaron a desfilar por delante de nuestra unidad. Iban congelados, con las cabezas envueltas en unas mantas rotas, con los capotes agujereados. Hacía tanto frío que los pájaros se congelaban al vuelo. Caían congelados. En esta hilera había un soldado... Un niño... Las lágrimas se le habían congelado sobre las mejillas... Yo iba empujando un carro con el pan, lo llevaba al comedor. Él no lograba apartar la mirada de aquel carro, no me veía a mí, solo al carro. El pan..., el pan... Cogí una hogaza, la partí y le di un trozo. Lo cogió... No se lo creía... No... ¡No se lo creía!. Yo estaba feliz... Estaba feliz porque no era capaz de odiar. Me sorprendía a mí misma... "


Lo mejor: Otro gran libro de la escritora bielorrusa que ha aparecido recientemente en formato de bolsillo. Recomendable para aquellos que ya han leído algo de ella y que seguro que no querrán perderse. El horror de la guerra, de una guerra total como la germano-soviética del frente oriental queda retratada como pocas veces. No es un relato del conflicto, para eso hay docenas de ensayos... pero pocos libros deben existir como este, donde se da voz a los testigos olvidados, por partida doble, por ser agentes insignificantes, gente normal y corriente, ¡y encima mujeres!... doble desprecio y doble olvido, es por libros como este por los que Svetlana recibió el premio Nobel, por mí más que merecido sin duda.

Lo peor: Aunque hay cierta unidad temática en general los comentarios son de lo más variado, desde aquellos breves donde el entrevistado apenas recuerda nada, o bien, los recuerdos son demasiado dolorosos. Y los hay que componen historias merecedoras por sí mismas de un libro aparte... ese formato coral, disperso, irregular, donde el autor se limita a grabar y tomar notas para luego transcribirlas tal cual, no gustará a determinados lectores que quizás hubieran preferido una implicación mayor de la autora. Su gusto aparente por recoger historias tremendas con notas escalofriantes puede dar la impresión de búsqueda de golpes de efecto y morbo, no en vano estamos hablando de la obra de una periodista... aunque me pregunto si no habrá realizado una criba del material antes precisamente para todo lo contrario. Lectores sensibles absteneros.


lunes, 10 de julio de 2017

Eso no estaba en mi libro de Historia Natural



Ficha: "Eso no estaba en mi libro de Historia Natural", Sergio Parra Castillo, editorial Almuzara, colección Guadalmazán, 363 páginas, ISBN: 9788 494 608513

Fue una sorpresa encontrarme en las estanterías de una librería esta obra de divulgación científica centrada en la vida animal y sus curiosidades, hace tiempo que sigo, más o menos, la actividad de Sergio Parra como colaborador de diferentes blogs y nunca me había detenido a leer su curriculum como escritor, este es ya por lo visto su quinto libro. Con él tengo una deuda de gratitud al haberme descubierto hace años por ejemplo a Edward O. Wilson, del que he leído y comentado un par de obras aquí, la excelente y fundamental "Consilience. La unidad del conocimiento", uno de esos libros que debería leer, si o si, cualquier aficionado a la ciencia y la divulgación, se esté o no de acuerdo con sus premisas, y la bonita, entretenida y también muy recomendable "Cartas a un jóven científico". De modo que no pude evitar echarle un vistazo a esta simpática obra de divulgación y la verdad es que el flechazo fue inmediato. 

Ya había leído otro libro de esta pequeña colección editorial que se caracteriza por una muy cuidada y curiosa presentación y que ha elaborado un estilo propio muy atractivo en sus portadas presididas por bonitos dibujos y un toque "retro" que recuerdan a los grabados de los libros antiguos y que llama bastante la atención la verdad. El libro en cuestión, que también recomiendo, es "El escritor que no sabía leer y otras historias de neurociencia", de José Ramón Alonso Peña. Hace poco en la misma colección apareció uno dedicado a Aristóteles, "La laguna", y centrado en su labor de biólogo, habitualmente dada de lado y menospreciada por los divulgadores de filosofía, que tengo ya en mi lista de libros a consultar en biblioteca o adquirir, previo ahorro claro... que ya no gano para libros :-)

La vida y su mera existencia es sin duda el elemento más increíble y fascinante de todo lo que conocemos del universo, y con diferencia, naturalmente también podríamos incluir ahí el cerebro humano o la conciencia, pero claro estas también derivan de esta. Ya se que la exploración del espacio, la investigación de los secretos de la materia y la inteligencia artificial, entre otras, también tienen su "miga", pero todo palidece y se queda gris y desleído cuando se compara con el hecho mismo de la vida y sus complejidades. Dentro de este tema tan sumamente amplio podríamos encuadrar el fascinante mundo de la vida animal y sus curiosidades. En otra época un servidor era un ávido lector de ciencia ficción, todavía muy de vez en cuando me acerco a ese género literario... pues bien no hay NADA más imaginativo, sorprendente e increíble, mil veces más que la más delirante de las fantasías del mejor escritor que podamos concebir, que la realidad del mundo animal cuando se examinan algunas de sus facetas más curiosas... esa idea la expresa el autor en el prólogo y aparece recogida también en plan propagandístico la contraportada de este libro, y la verdad es que se queda corto, muy corto, cuando uno contempla el cuadro completo mostrado en la obra.



En un estilo cercano al lector, semejante al empleado normalmente por los articulistas de las publicaciones de divulgación, aunque adornado con no pocas pinceladas de humor, Sergio nos introduce en las mil y un curiosidades del mundo animal, en muchas ocasiones nos vamos a encontrar con seres vivos absolutamente reales que parecen descripciones de seres fantásticos fruto de la febril imaginación de un escritor de fantasía. Da la impresión de que conforme avanzan las investigaciones científicas más y más sorpresas inesperadas nos depara la biología. Fisiología relacionada con el sexo que parece absolutamente demencial, seres extraños, historias alucinantes de parásitos capaces de controlar el sistema nervioso de sus huéspedes, un caracol capaz de elaborar su concha con metal, otro animal que es capaz de deshacerse de su piel para escapar de un depredador, otro que fabrica un espantapájaros parecido a él, un insecto al que se consideraba extinto y que sobrevivía en un islote, el ornitorrinco y su increíble anatomía más propia de un bestiario medieval que de un ser real, animales enormes, otros diminutos, proezas físicas, las más sorprendentes formas y tamaños, venenos letales, los animales y su virtuosismo a la hora de jugar con la química, sus impresionantes sentidos, los sorprendentes microbios y los no menos fascinantes hongos y cómo algunas variedades de los mismos inspiran hasta a los informáticos a la hora de elaborar sofisticados algoritmos... y hay que decir que a pesar de todo lo sorprendente que podemos encontrar en este libro no estamos rascando apenas la superficie de las sorpresas y tesoros que alberga el reino animal, tal y como el mismo autor expresa en el prólogo.

Ahí tenemos a los campeones de las "pruebas" deportivas, los más rápidos, los más ruidosos, las especies invasoras y su problemática, un vistazo también a las especies vegetales y sus curiosidades, las nuevas especies surgidas a raíz de la intervención humana en el entorno natural, los increíbles parásitos... los campeones de la resistencia a los medios hostiles, los más estudiados por la ciencia tanto en neurología como en genética. El libro llega un punto en que se sale un poco de su temática y comienza a abarcar hasta a los mutantes humanos y los orígenes de la vida, también dedica un capítulo, muy interesante por cierto por si faltara poco, a la vida artificial, virus informáticos y los videojuegos.

Conclusión.
Un libro muy entretenido, escrito en un estilo directo y ameno, que da justo lo que promete y algo más. Lleno de curiosidades, anécdotas e historias interesantes que no deja de sorprender en todo su recorrido. Personalmente conocía algunas de las historias y curiosidades que contiene, lo mismo imagino que le pasará a muchos lectores más o menos habituales de obras de divulgación científica, aun así me ha sorprendido en no pocas ocasiones. Mención aparte me merece la abundante y generosa colección de grabados y fotografías en blanco y negro reproducidas en sus páginas para amenizar su contenido, y por supuesto, la sección de bibliografía recomendada al final de cada capítulo, todo un detalle.

Lo recomiendo sin reservas, su lectura ha sido todo un placer. La única nota negativa, por decir algo, sería la pequeña colección de erratas que trae el texto y que confío en que sea subsanada en futuras ediciones, da la impresión de que la revisión por parte de la editorial antes de su publicación en esta primera edición fue un tanto apresurada, por lo demás ¡chapeau!.


jueves, 6 de julio de 2017

Lecturas veraniegas I

"Hoy va a ser un día de locos. Esta mañana, cuando me he levantado, llovía copiosamente, y lo seguía haciendo un poco más tarde, mientras me preparaba una taza de café. Con el sonido de fondo de las noticias de la radio me he pegado una ducha.  Siempre lo mismo. Que si España se rompe, que si no se rompe, que si esto, que si aquello... "


Ficha: "Apocalipsis Z. El principio del fin", Manel Loureiro, Penguin Random House, 431 páginas. ISBN: 9788 499 081908


Llegó el verano, y con él vuelven a apetecerme lecturas más ligeras, lecturas veraniegas, de esas de poner el piloto automático y devorar páginas y más páginas tumbado en una hamaca o en un sillón reclinable bajo un ventilador y con una bebida fría a mano... cuando puedo claro. Volveré a los sesudos ensayos muy pronto, pero de momento hoy comento estos dos libros de bolsillo que adquirí en una papelería de una localidad costera en lo que ha sido, hasta ahora, casi mi única visita al mar en este año.


Una de zombies.
Hace tiempo que observo aliviado al observar las últimas novedades editoriales que la moda por el subgénero "zombie" ha desaparecido prácticamente de la escena. Tuvo su gracia al principio pero como todas las modas enseguida derivó en la publicación de productos mediocres y estrambóticos dedicados a captar la atención, y de paso cazar unos cuantos euros, del bolsillo del lector poco exigente, o simplemente del "friki" de turno como un servidor. 

Aquí reseñé en su día, al comienzo de este blog, la que me sigue pareciendo el mejor ejemplo y con diferencia de este subgénero dentro del terror, "Guerra Mundial Z", al final de la reseña y a modo de aperitivo recomendaba un enlace, ya fallecido por desgracia ;-), a una página donde se podía leer fragmento a fragmento, capítulo a capítulo, esta novela del abogado gallego Manel Loureiro. 

Ese fue su origen, una novela publicada en internet por entregas, a lo largo de no menos de un año, y que descubrí en su momento y visitaba periódicamente en busca de más "material", no fui el único desde luego, recuerdo que me subí al carro de los visitantes de la misma cuando la novela estaba terminada en más de sus dos terceras partes, tuve suerte porque en ocasiones pasaban varios días, semanas incluso, antes de que más material fuera añadido, dejándonos todo ese tiempo a sus lectores en ascuas pendientes de leer cómo continuaba la historia.



Tantas visitas recibió la página de Manel que finalmente la minúscula editorial Dolmen adquirió los derechos para publicar la historia en papel, la misma fue reescrita en parte por el autor y publicada. Reconozco que no la compré en su momento porque había leído de cabo a rabo la historia publicada en internet, incluso tenía por ahí el texto completo en word mediante el procedimiento de "corta y pega"... pero siempre me quedó la curiosidad de saber qué cambios habría introducido Manel a la hora de reescribirla y si el resultado final mejoraba lo que yo ya había leído. Alguna vez la tuve en mis manos y la vi, junto a sus dos continuaciones "Los días oscuros" y "La ira de los justos", pero siempre rehusé comprarla... hasta ahora en que fue demasiado intensa la tentación. 

Hay un "toque" especial en esa novela que no se da en ninguna otra sobre el tema que yo haya leído, Carlos Sisí por ejemplo supo explotar el filón "zombie", me pregunto si se hubiera lanzado a escribir su saga de "Los caminantes", sin los ejemplos de Mark Brooks y su ya señalada "Guerra Mundial Z" o el de Manel y su blog. Novela de terror, apocalipsis zombie y encima con la acción transcurriendo en nuestra querida España. Aparte de la ambientación nacional hay algo que para mí otorga a esta novela un punto y aparte que no he visto en ninguna otra, la intriga, esa emoción que va "in crescendo" conforme se desarrollan los hechos, la sensación de aislamiento y angustia del personaje, el terror psicológico en suma. Es lo que mejor recordaba, y lo que para mí le otorga un atractivo a la historia que no lo tiene ninguna otra novela de terror que he leído. Respeto la opinión de aquellos que prefieren historias con más personajes o más movidas, pero creo que al género de terror le van mucho más la recreación de ambientes oscuros y opresivos donde la tensión va aumentando de forma paulatina que los golpes de efecto... y ese formato de diario con todos esos días con el personaje aislado en su chalet con el mundo cayéndose a pedazos a su alrededor, bueno pues que tienen como un morbo muy especial.

No es lo mismo concebir de una vez una narración que ir construyéndola a golpe de post para ir siendo publicada semana a semana, como las antiguas novelas por entregas. Esa forma de construir el relato otorga un aire "amateur", porque también lo era entonces el autor, que recuerda a esas películas que simulan una grabación de aficionados. Lo que se pierde en complejidad y quizás en algunos aspectos literarios se gana en emoción, es que no sabes qué va a ocurrir en cada momento. Manel además durante la mayor parte del relato supo dosificar la acción y construir un ambiente de pesadilla donde nos mostrará también los efectos psicológicos que tiene ese peculiar fin del mundo, y sobre todo demuestra que el viejo axioma de "menos es más" en ocasiones es muy cierto.


Conclusión.
Recordaba bastante bien la historia y aun así he disfrutado con su relectura, la he devorado en un par de días y he vuelto a sufrir con las peripecias del abogado, siempre enfundado en su traje de neopreno y recordado a su pobre y sufrido gato Lúculo, san Lúculo habría que decir, y sobre todo a esa España de hace diez años y la insólita visión de una Galicia invadida por los muertos vivientes... dejo las dobles lecturas y la ironía política para otros ;-). Manel siguió adelante con su afición por la escritura y ha publicado varias novelas desde entonces, es probable que más adelante siga leyendo algo suyo. Recomendable para nostálgicos de una pasada moda que seguramente volverá a revivir un día de estos, si es que alguna vez se ha muerto del todo claro, con los zombis nunca se sabe.

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Ficha:  "Un cuento oscuro", Naomi Novik, Editorial Planeta, 687 páginas, ISBN: 9788 408 170365

Mi segunda lectura veraniega ha sido esta curiosa novela de fantasía de una desconocida autora norteamericana, bueno de los EEUU hasta cierto punto, porque su padre es lituano y su madre polaca, algo que podría muy bien haber influido en el relato, en este oscuro y siniestro, a veces, cuento de fantasía donde me atrevería a asegurar que la autora ha bebido de diferentes fuentes del folclore de la Europa del este.

Novela de fantasía con el típico formato tipo "tocho" tan habitual en el género, casi setecientas páginas, y que en general tanto nos gusta a los aficionados al mismo, un bonito mapa para ilustrar el marco donde sucede la acción y algo mejor todavía, una historia que comienza y acaba, sin promesas de segundas y terceras partes que tanto nos exasperan a algunos aficionados al género últimamente. Y es que en las características sobresalientes de cualquier buen escritor de fantasía vamos a tener que incluir su capacidad de terminar de una puñetera vez las historias que concibe.

Sé que esto puede sonar muy duro, pero viendo los casos del señor George R. R. Martin y de Patrick Rothfuss, magníficos escritores que NO han sabido gestionar las obras que creaban y que han terminado creciendo tanto en sus manos que el proceso de escritura deriva en una historia interminable, aunque esa si que tenía fin ya podrían aprender de Michael Ende... el caso es que da gusto encontrarse con una historia, sea mejor o peor, donde se comienza y se termina sin promesas de segundas o terceras partes que tardan años en llegar. 


Tampoco es que Naomi Novik esté libre de escribir larguísimas sagas... pero al menos viendo los años de publicación de su serie "Temerario" deja bien claro que no es una escritora que se duerma en los laureles, publicando una media de un libro al año, en fin que ya podrían aprender otros :-)

Aquí estamos con una novela que imita, al menos en su comienzo, a esos cuentos que todos hemos leído, o nos han contado, en nuestra infancia. Tenemos una simpática y pacífica aldea, en los límites de un siniestro bosque donde parece que habita un poder maligno, un misterioso mago apodado "el Dragón", aunque veremos que ni muerde ni escupe fuego, una rara y torpe niña y una tradición un tanto siniestra en la que este mago cada diez años visita al pueblo y se lleva a su torre a una niña que acabe de cumplir los diecisiete años... transcurridos diez años vuelve otra vez. Las chicas quedan liberadas de estar a su servicio pero algo raro ocurre con ellas, no desean volver con su familia y prefieren marchar a otras partes del país alejándose para siempre de su aldea natal. Evidentemente esta misteriosa forma de actuar por parte del extraño mago da mucho que hablar... un año que la elección del mago parece la más fácil del mundo, pues en la aldea hay una chica especialmente agraciada y hermosa, nadie pensaría que esta no iba a ser la elegida, y mucho menos que podría serlo ese desastre ambulante llamada "Agnieska", pero no olvidemos que es un cuento y que las sorpresas y giros inesperados de la trama van a ser constantes. Bueno y hasta aquí puedo contar para no destripar más la historia.



Reconozco que me gusta poco el elemento "magia" en los relatos de fantasía, parece un contrasentido, pero siempre me ha parecido que es una peculiaridad del género que se presta tanto a abusos como a recursos fáciles, por eso me agradó tanto el tratamiento que le daba, por ejemplo, Patrick Rothfuss en sus novelas, porque había algo de físico y científico, aunque solo claro está en la forma, a la hora de describir la magia... en el caso de Naomi es un elemento esencial del relato, la magia impregna cada aspecto de la narración, y se va haciendo más y más importante conforme transcurre la historia.

Al comienzo parece que estemos ante una nueva versión del "aprendiz de brujo" tradicional, algo hay de eso naturalmente, pero pronto el relato coge ritmo y pronto el mundo imaginario que describe la magia toma más y más importancia, constituyendo un elemento de tanto peso como la acción, la ambientación o el pensamiento y las reflexiones de la protagonista, de hecho llega un punto en que se entremezcla de tal modo con la trama que hasta la acción física, los hechos que tienen lugar, podríamos decir que transcurren en dos planos. 

Naomi consigue un constante subir y subir el listón en una especie de "más difícil todavía" que aparte de demostrar su capacidad como narradora y su desbordante imaginación, mete al lector en una especie de carrusel hacia la parte final del libro donde no se sabe muy bien como salir. Confieso que tras una primera parte, quizás aburrida para algunos, pero que me pareció excelente por su recreación de un peculiar ambiente de cuento, donde tampoco uno se encuentra con frecuencia como espectador la verdad, llegamos a un último tercio de la novela en el que hubo momentos donde parecía que estaba en una sala de cine asistiendo a un despliegue frenético de efectos especiales... en mi opinión se le fue un poco la olla :-).

Conclusión. 
Una buena narración y una demostración de imaginación y virtuosismo sobresalientes que quitando algunos excesos, y algún que otro personaje muy poco logrado, de verdad que poca cosa me parece ese personaje del Dragón, presenta una novela realmente redonda. Fantástico ese personaje coral del bosque maligno, verdadero centro sobre el que gravita toda la historia. En definitiva un buen ejemplo de literatura fantástica que es complicado dejar de leer una vez que se comienza, perfecta para estos días de calor y pereza.