jueves, 30 de octubre de 2014

Las obras esenciales de la Filosofía


"No debe esperarse, de esta incursión, que los visitantes salgan bien pertrechados o entrenados en cuestiones filosóficas, y mucho menos debe aspirarse a obtener título o diploma alguno. El objetivo del paseo no es el análisis profundo, sino el tener un primer contacto de conocimiento en medio de una atmósfera relajada. Por lo demás, algunos libros secos e inaccesibles pueden mostrarse, gracias a este viaje, desde su lado más atractivo: todos ellos tienen una historia propia y muy personal, y todos se ocupan de cuestiones que, una vez liberadas del polvillo académico, se nos aparecen bajo una nueva luz, una luz, además, más interesante"


Ficha: "Las obras esenciales de la Filosofía", Robrert Zimmer, editorial Ariel, 277 páginas, ISBN: 9788 434401495

Tuve la oportunidad de hojear en varias ocasiones este libro en la librería de unos grandes almacenes antes de decidirme por su compra, comenzaba a interesarme por temas filosóficos y era uno de esos títulos que me parecían idóneos para comenzar a leer algo sobre el tema... algo así como un primer “hilo del que tirar”. Finalmente fue la dedicación de uno de sus capítulos a “Los ensayos” de Michel de Montaigne lo que me animó a comprarlo, en aquel entonces adquiría cualquier cosa relacionada con el sabio francés. Posteriormente el libro terminó casi olvidado en mi biblioteca, principalmente debido a la lectura de otras obras similares, enfocadas al público no especializado y que trataban de introducir al lector en el mundo de la filosofía. O bien a través de la biografía de los más grandes filósofos como: “La aventura del pensar” del afamado Fernando Savater, la deliciosa “Una historia de la filosofía para la vida cotidiana”, o incluso la divertida e irreverente “La leyenda dorada de la filosofía” de Francisco Giménez Gracia; o bien a través de un ensayo organizado en torno a las grandes obras de la filosofía como “La caverna de Platón y otras delicias de la filosofía” de Nigel Warburton. Un título este último que para mí es imprescindible tener en mente a la hora de comentar este libro ya que viendo las similitudes de uno y otro es interesante establecer una comparación.

Evidentemente cualquier selección de obras filosóficas, tal y como señala el autor en el prólogo, y también Nigel hace lo propio en el suyo, es algo subjetivo y hasta cierto punto arbitrario. Si Warburton evita incluir obras demasiado áridas y complejas en su selección, más completa que la de Zimmerman, es para evitarle incomodidades y problemas a los lectores que les llevase a constatar en sus carnes el consabido tópico de la dificultad y oscuridad de los textos filosóficos, una verdad solo a medias, y que les terminara alejando de la filosofía. Zimmerman por el contrario no duda en recomendar libros reconocidamente difíciles y nada adecuados para el lector neófito, como “La crítica de la razón pura” de Kant, o “Ser y tiempo” de Heidegger, el criterio aparte de las evidentes preferencias personales del autor ha sido según sus propias palabras en el prólogo el elegir obras que no solamente fueron importantes para la historia de la filosofía, sino que además trascendieron el ámbito de la misma y que, hasta cierto punto, podrían interesar a lectores habituales de otros géneros. Por otra parte se notan, y mucho, las preferencias personales de ambos autores. Warburton por ejemplo dedica espacio a más obras de autores anglosajones, especialmente a los empiristas británicos del siglo XVII, mientras que Zimmerman solo dedica un capítulo a una obra de Locke, también comentada por Warburton.

La selección tanto de obras como de filósofos es diferente en ambos libros, aunque hay varias coincidencias que me han resultado interesantes porque me han permitido constatar las diferencias de enfoque entre uno y otro divulgador filosófico. Nigel es más sistemático, más académico, se pone más en la piel del estudiante de filosofía y del lector que quiere un comentario lo más amplio posible sobre la obra que se comenta y no desea conocer tantos datos biográficos... o que simplemente prefiere centrarse casi exclusivamente en el libro comentado, analizando su repercusión posterior y también las opiniones en contra generadas además de proponer una bibliografía para seguir ampliando las lecturas relacionadas. 


Zimmerman en cambio mezcla durante el comentario a cada una de las obras datos biográficos del autor cuando lo considera necesario, junto con referencias a otras obras contemporáneas o pasadas. Si el autor británico se esfuerza en proporcionar un análisis lo más completo posible en el escaso espacio disponible, el autor germano ante todo trata de captar la esencia del significado de la misma, dejar claras las ideas fundamentales y tratar de despertar en el lector el vivo deseo de sumergirse en la obra filosófica comentada. Un cometido que a mi parecer logra con brillantez, porque si Warburton peca de seco y demasiado académico ,seguramente en aras de una utilidad de su libro, Zimmerman está en el lado opuesto, no duda en entremezclar datos biográficos de los autores y mostrar las líneas maestras de su pensamiento de la forma más sencilla posible, y lo hace de una forma brillante e inspirada. Una pena que no haya más libros suyos traducidos al castellano... este es de momento su mayor éxito, fue durante semanas uno de los libros de no ficción más vendidos en Alemania y ha sido traducido ya a más de una docena de idiomas, algo desde luego poco frecuente para un libro de divulgación filosófica.

“La República” de Platón, “Confesiones” de San Agustín, “El príncipe” de Nicolás Maquiavelo, "Los ensayos" de Montaigne, "El discurso del método" de René Descartes, "Pensamientos" de Blaise Pascal, "Dos ensayos sobre el gobierno civil" de John Locke, "Crítica de la razón pura" de Inmanuel Kant, "El mundo como voluntad y representación" de Schopenhauer, "O lo uno o lo otro" de Kierkegaard, "El capital" de Marx, "Así habló Zaratustra" de Nietzsche, "Tractatus logico-philosophicus" de Wittgenstein, "Ser y tiempo" de Martin Heidegger, "La sociedad abierta y sus enemigos" de Karl Popper... y finalmente "Teoría de la justicia" de John Rawls… una selección personal donde como reza el tópico “son todos los que están, pero no están todos los que son”. 

Alguno hay que personalmente quitaría, también hay ausencias notables... pero en general me ha gustado mucho la selección, es más, he incluido ya el de Popper en mi lista, siempre creciente, de libros pendientes de leer gracias a la persuasiva prosa de Zimmer, el libro es una delicia, se lee con sumo placer y constituye un excelente "aperitivo" para lanzarse a la aventura de embarcarse en la lectura de cualquiera de las obras expuestas en este breve pero bonito ensayo. 

Lo mejor: Ameno, instructivo, iluminador... Robert Zimmer ofrece una obra perfecta para iniciarse en las lecturas filosóficas, su selección quizás parezca demasiado breve o imperfecta, pero puedo constatar que es un libro que se lee fácilmente y que consigue convencer al lector de la importancia de las obras analizadas. El libro es muy bueno y constituye una puerta de entrada a la filosofía excelente... aunque también algo tramposa, como veremos a continuación.

Lo peor: Quizás otros lectores prefieran una introducción a la filosofía articulada por biografías o por temas. Hay otras selecciones, como la aludida de N. Warburton, más completas y seguramente más idóneas para el estudioso... personalmente quitaría a Heidegger de la selección y escogería otra obra de Nietzsche, cuestión de gustos supongo, por no hablar de omisiones especialmente sangrantes como Spinoza o Hume, aunque si hay que asumir el principal criterio de selección del filósofo alemán en relación a la importancia de las obras no solo respecto a la filosofía sino con otros ámbitos como la historia, seguramente sería complicado escoger una lista de dieciséis libros muy diferente a esta. 

Otra cosa es que haya obras en la misma que sean recomendables a los lectores neófitos... por mucho que se expliquen las ideas fundamentales de la obra comentada de Kant o la de Heidegger, por ejemplo, será complicado hacer que textos a priori tan difíciles, y no solo para aficionados, puedan llegar a gustar al lector carente de una buena, o muy buena, formación... y es precisamente a ese lector al que no le sirven ya guías como esta si está en dicho nivel.



miércoles, 22 de octubre de 2014

Acontecimiento



Ficha: "Acontecimiento", Slavoj Žižek, editorial Sexto Piso, 174 páginas, ISBN: 978 841 5601555

De nuevo me las tengo que ver con otra obra del inclasificable filósofo esloveno. En esta ocasión se trata de su último trabajo, sin duda un ensayo de menor importancia en el conjunto de su obra pero no por ello exento de interés. La lectura de su libro "El acoso de las fantasías" me dejó escarmentado durante más de un año... tengo todavía pendiente de leer sus monumentales "En defensa de las causas perdidas" y "Bienvenido al final de los tiempos", sin duda dos de las obras más importantes en la siempre creciente lista de libros no-leídos de mi biblioteca... de modo que no tenía mucho sentido embarcarme en la lectura de otra obra de este autor. Sin embargo como soy habitualmente un lector caprichoso, que funciona a base de impulsos y al que le gusta hacerle la contra incluso a sí mismo... pues nada, contra pronóstico otra obra de mi más admirado-denostado filósofo mediático.

Žižek aborda en este breve ensayo un análisis de ese tipo de sucesos especiales de infinita variación denominada "acontecimiento". No puedo evitar que venga a mi memoria "El cisne negro" de Nassim Nicholas Taleb, que trataba un tema similar, eso sí, abordado desde una óptica completamente diferente. El denominado "Cisne negro" por Taleb haría referencia a un acontecimiento "especial", un subconjunto de la clase... aunque si examinamos de cerca la definición dada por Žižek veremos que las diferencias entre un acontecimiento, tal y como él lo define, y la rareza apuntada por Taleb es solo de grado, y no de naturaleza.

Un "acontecimiento", según Žižek, en esencia es "algo traumático, perturbador, que parece suceder de repente y que interrumpe el curso normal de las cosas; algo que surge aparentemente de la nada, sin causas discernibles, una apariencia que no tiene como base nada sólido" ... aquí entran todo tipo de sucesos, desde los de naturaleza puramente subjetiva e individual, un enamoramiento por ejemplo, como los sucesos colectivos, un golpe de estado, una revolución, un tsunami... un acontecimiento según el filósofo un "efecto que parece exceder sus causas", al suceder de repente y no ser anunciado, es más... posee además un efecto retroactivo ya que es capaz de cambiar el pasado, no en cuanto a lo sucedido ya que eso es imposible, sino a nuestra interpretación del mismo. Hechos que no tenían gran relevancia de no haber ocurrido el "acontecimiento" se muestran ahora de una importancia capital para explicarlo. Un acontecimiento por lo tanto no afecta solamente al presente y al tiempo futuro sino que también deja su huella en la interpretación del tiempo anterior, el pasado.

S. Žižek se embarca junto con el lector en un imaginario viaje en metro, cada parada en el viaje coincide con un análisis y un intento de definición de la palabra  "acontecimiento" y todos sus posibles significados desde los más variados ángulos, la primera parada examinará el efecto que un acontecimiento crea en el marco a través del que se nos presenta la realidad, sin duda su efecto más poderoso... un ejemplo de mi cosecha, la forma en la que todos percibíamos la posibilidad y la amenaza de un atentado terrorista por parte del islamismo radical cambió brúscamente el 11 de septiembre de 2.001, un análisis político de la situación internacional realizado tan solo el día anterior quedó forzosamente obsoleto en un sólo día. En la segunda parada se analiza el cambio producido por un acontecimiento en clave de "caída" religiosa, "la pérdida de una unidad y armonía primordiales que nunca existieron, que no son más que una ilusión retroactiva"

La tercera parada se centra en el acontecimiento religioso por excelencia, la iluminación budista, que consiste principalmente en una disolución del sentido del "yo"... curiosamente Žižek encontrará un paralelismo entre la búsqueda del nirvana budista y la deconstrucción científica moderna del "yo". La milenaria religión asiática y la moderna neurobiología coinciden en este aspecto de la "vacuidad" del fenómeno denominado "yo", o mejor escrito Yo... así con mayúsculas. Žižek no parece muy contento ni con uno ni con otro ya que a su parecer ambos acaban en un callejón sin salida en relación con la naturaleza y análisis del Acontecimiento ... "Acontecimiento es el Acontecimiento de la subjetividad misma, por muy ilusorio que sea".

En la cuarta parada Žižek se "arremanga" por así decirlo y dejándose caer en su propio terreno se centra en los, para él, tres grandes acontecimientos de la filosofía, personificados en el pensamiento de Platón, Descartes y Hegel... cada uno representó una ruptura con el pasado, hasta tal punto que buena parte de la filosofía posterior a cada uno de ellos estaba centrada, o bien en aceptar y ampliar sus ideas, o bien en combatirlas directamente. El filósofo hará varias mini-paradas, o transbordos, en cada uno de los tres casos para analizar el acontecimiento filosófico que supuso la obra de cada uno de los mencionados y de paso seguir ahondando en el tema principal del libro. Entramos por así decirlo en la parte más "espesa" del libro. Si antes el pensador esloveno nos ha deleitado con una variada fanfarria de ideas sueltas, referencias a la cultura popular... e incluso algún que otro chiste escatológico, marca de la casa... ahora nos mete de lleno en temática filosófica pura y dura. Me ha gustado especialmente el apartado dedicado a Hegel y su visión de la dinámica histórica y las revoluciones.


Žižek no sería Žižek sin hacer mención al psicoanálisis en clave sociológico de resonancias "lacanianas"... esta será la quinta parada, amenizada afortunadamente por numerosas referencias al cine y la poesía. Seguramente el capítulo más "genuino" del filósofo y para mí desde luego el más desechable del libro con diferencia, cuestión de gustos supongo, ya que todo lo que tenga resonancias "psicoanalíticas" me resulta sospechoso como mínimo. 

Afortunadamente no dura demasiado el suplicio y llegamos a la "sexta parada", uno de los capítulos más importantes del libro, donde se nos habla de "deshacer un acontecimiento", a través de otro o bien a través de la simple y pura negación del mismo, e incluso de su desarticulación de forma retroactiva. El capítulo concluye con algunas reflexiones de lo más interesantes:

"A menudo se dice que hoy en día, con nuestra exposición total a los medios, la cultura de las confesiones públicas y los instrumentos de control digital, el espacio privado está desapareciendo. Uno debería contraatacar este lugar común con la afirmación opuesta: es el espacio público como tal el que está desapareciendo. La persona que muestra en la red imágenes suyas desnuda o datos íntimos y sueños obscenos no es un exhibicionista: los exhibicionistas invaden el espacio público, mientras que aquellos que suben sus desnudos a la red se mantienen en su espacio privado y sólo lo amplian para incluir a otros."

Žižek ve en la "privatización" del espacio público un ejemplo de como en la sociedad actual el tan esperado "Acontecimiento emancipador", se está deshaciendo... como cada vez se torna más y más improbable... un pensamiento pesimista en este defensor de los movimientos emancipatorios al que vimos en un vídeo lanzándo un discurso a los activistas de "Occupy Wall Street", que no oculta sus simpatías por la formación griega "Syriza" y que actualmente se ha subido también al carro en su apoyo a la formación hispana "Podemos". Žižek no ve posibilidad alguna, o tal vez cada vez menos, en una hipotética revolución... aquí explica en parte sus razones de la supuesta capacidad del capitalismo global para cercenar de raíz los movimientos de protesta... eso sí con la sospecha de que se guarda muchas cartas en la manga. Me hubiera gustado ver alguna referencia a la obra de Byung-Chul Han en este libro, ya que me parece que el filósofo germano-coreano tiene mucho que decir en este tema.

La última parada-capítulo del libro nos lleva al destino que desde un comienzo apuntaba Žižek, el actual ritmo de cambios y acontecimientos evita la asimilación de los mismos y en definitiva que estos produzcan el impacto previsto... se desarticula por así decirlo el mecanismo del Acontecimiento, al menos en su dimensión histórica, a través de una sucesión interminable e ininterrumpida de acontecimientos... no hay cambio de paradigma, no hay revolución... al final se crea un orden artificial y ficticio donde ya da igual todo, una situación supuestamente "normal" donde la "anormalidad" pierde toda capacidad de convulsionar nuestros esquemas, el viejo dicho de que "todo cambie para que todo permanezca igual"... muy bueno el ejemplo de la radical pelicula griega "Strella" como símbolo de estos nuevos tiempos donde lo hasta hace poco tiempo "impensable" se afianza más y más en la realidad cotidiana y uno solo puede encogerse de hombros y exclamar "que le vamos a hacer" ...

Ha sido todo un viaje donde se ha hablado desde la iluminación budista al big bang, desde el mundo de las ideas de Platón a la fenomenología del espíritu de Hegel o la filosofía de Henry Bergson, desde el cine de Lars Von Trier, de nuevo me encuentro con el film "Melancolía", a las terribles producciones cinematográficas "La noche más oscura" y su apología velada de la tortura, y la infinitamente peor "The Act of Killing" donde se reduce el acontecimiento del exterminio de dos millones de seres humanos en Indonesia a una pantomima propia del peor Hollywood... Žižek como de costumbre nos deslumbra con una avalancha de ideas y de referencias cruzadas donde mezcla por igual la cultura popular, el cine, la literatura, la filosofía, el mundo de la espiritualidad, la ciencia... no hay charco que no pise ni zarzal donde tenga reparos en meterse. Seguramente es lo que más me gusta de él y en definitiva lo que hace que a pesar de ciertas incomodidades, a la imposibilidad de seguirle en ocasiones y al torbellino de ideas que destilan sus libros no termine de "escarmentar" y vuelva a él de vez con cierta frecuencia. Este libro me ha dejado buen sabor de boca, por lo tanto prometo que no tardaré tanto tiempo la próxima vez en volver a comentar una obra suya aquí.



Lo mejor: Una obra sencilla, en el contexto de la obra de su autor, pero contundente. En su mayor parte ligera y amena de leer, donde no faltarán algunas reflexiones profundas que andarán por nuestra cabeza durante días tras su lectura. Si ya se es forofo del filósofo o se busca una obra con la que "iniciarse" en su modo peculiar de escribir filosofía esta es sin duda una de las mejores.

Lo peor: En la revista de filosofía a la que suelo referirme aquí con frecuencia incluían a Žižek en una "selección" de los veinte pensadores más relevantes de la actualidad... no faltaron opiniones en contra de su inclusión en la misma. Creo que tanto la decisión de incluirle, como la de sacarle de la lista son completamente acertadas. Incluir a Žižek como uno de los filósofos más conocidos y "mediáticos" es correcto, pero sacarle de ahí por juzgar que su pensamiento no aporta, o al menos no suficientemente, ideas relevantes como para tenerle en un lugar tan importante seguramente también es una decisión acertada. Aunque el viaje fue interesante uno se pregunta si para llegar a tales conclusiones hacía falta tanta vuelta.

Lo menos malo que puedo decir de un libro como este es que constituye una entrada excelente al pensamiento del autor, nos guste o no, lo soportemos e incluso disfrutemos de su lectura, suele haber un poco de ambos sentimientos en mí cuando me enfrasco en sus libros, o bien, lo consideremos irrelevante o simplemente insoportable, una opción que también entiendo muy bien.


miércoles, 15 de octubre de 2014

Cioran. Manual de antiayuda

"Yo no soy un amigo del hombre y no estoy en absoluto orgulloso de ser un hombre. Es más: tener confianza al hombre representa un peligro amenazador, la creencia en el hombre es una gran necedad, una locura. Yo soy una persona que en el fondo desprecia, podríamos decir, al hombre. Desde luego, tengo aún muy buenos amigos, pero si pienso en el hombre en general, siempre llego a la misma conclusión: la de que tal vez habría sido mejor que no hubiera existido nunca. Se podría prescindir - por decirlo así - perfectamente del hombre"

Emil Cioran. Conversaciones.

Ficha: "Cioran. Manual de antiayuda", Alberto Domínguez, Editorial Alrevés, 266 páginas, ISBN: 978 841 5900 429

He tardado dos años en volver a leer algo de Cioran, en su día ya le dediqué un más que efusivo comentario a raíz de la lectura de "Adiós a la filosofía y otros textos", el recopilatorio de Fernando Savater que me introdujo en su obra... a pesar de mi tono positivo y exaltado, típico de los grandes hallazgos, no quise continuar leyéndole en aquel momento porque pensé que ya había exprimido a fondo la esencia de su pensamiento y que de continuar no haría otra cosa que dar vueltas y más vueltas sobre lo mismo. Dudaba seriamente de que ya me sorprendiera lo más mínimo.


Con Cioran además sucede lo mismo que con determinadas comidas donde se abusa de las especias, tales como una hamburguesa doble con queso y abundante mostaza, unos tacos mexicanos o un kebab con salsa picante... cuando no estás acostumbrado te inundan de sabor y te abruman; pero el exceso es malo, arruina tu salud y te abrasa el paladar... de modo que terminas encontrando insulsos otros manjares más "delicados"; y es que al lado de la elegante prosa del filósofo rumano, vehículo de toda una andanada de ideas contundentes y de hondo calado, cualquier escritor y filósofo resulta anodino por comparación. Mucho mejor desde luego en dosis controladas y espaciadas en el tiempo, porque si no se pierde la gracia y el impacto, semejante a un puñetazo en pleno rostro, del que es todavía capaz la obra del taciturno, insomne y atormentado Cioran. 

Sus escritos no es que sigan todavía plenamente vigentes, es que no tienen fecha de caducidad, estoy seguro que con los años lograrán más y más proyección... de hecho todavía me resulta chocante el vacío de silencio que hay en torno a su nombre, el que como muy bien comenta Alberto Dominguez en este ensayo "Es raro, casi escandaloso, pero Cioran es un desconocido; salvo cuatro expertos o frikis de la rama gusto por las pompas fúnebres y la vida entendida como una barrabasada, a Cioran no lo conoce ni su padre"...  no creo que sea tan desconocido, pero si la filosofía es ya de por sí un tema minoritario mucho más el del grupo de conocedores y admiradores del filósofo transilvano... uno de esos escritores que te transmiten la sensación cuando les conoces por vez primera de "cómo he podido tardar tanto tiempo en conocerle", e incluso esta otra "es lo mejor que he leído en mi vida". Vamos que da la impresión, seguramente falsa y fugaz, de que todo cuanto has leído anteriormente no vale un pimiento y no es algo que, al menos a mí, me ocurra con frecuencia.

¿Por qué manual de antiayuda?... porque no este no es un ensayo típico donde el autor nos descubre el pensamiento de tal o cual filósofo, sus ideas, nos muestra los detalles de su vida etc etc. La obra filosófica de Cioran en relación a determinados temas será la excusa, el libro está plagado de citas del rumano, pero básicamente lo que Alberto Domínguez hace es expresar sus propias ideas, elaborar su propio pensamiento en concordancia con las líneas maestras de la filosofía de Cioran. El libro es en su totalidad una reflexión sobre la vida y los aspectos más duros de la misma, que aunque todos conocemos, o deberíamos conocer de sobra a estas alturas, habitualmente suelen quedar fuera de los libros del subgénero ensayístico "autoayuda". Un libro de autoayuda suele tener como pretensión la mejora del estado de ánimo del lector, instruirle, marcarle un camino y proporcionarle fórmulas y recetas para que a través de un cambio de actitud y determinadas acciones mejoren las condiciones materiales, emocionales y espirituales de su vida. En definitiva influir en la vida del lector de forma positiva... aunque sea a través de un "autolavado de cerebro" y de proporcionarle unas esperanzas más que dudosas.

Este "manual de antiayuda" que nos presenta Alberto Domínguez no pretende tal cosa, ni de lejos, el mismo nos va a mostrar en toda su crudeza los aspectos más desagradables de la vida, no la de los demás, ni el estado del sufrimiento, injusticia y dolor en el mundo sino sobre todo el NUESTRO. La vida considerada como una tomadura de pelo, un fraude, una jaula de la que no hay escapatoria, el temor de la muerte, la angustia vital, la soledad, la futilidad de nuestros esfuerzos, la estupidez supina de la raza humana... ilustrado naturalmente con una excelente selección de citas de Emil Cioran, pesimista entre los pesimistas, filósofo de la desesperación y el sufrimiento ¿acaso pretende el autor amargarnos la vida?... tras su lectura, verdaderamente amena e intensa, a ratos descorazonadora y también a ratos divertida y sorprendente, tengo que decir que PARA NADA.

Admitámoslo, si la literatura de autoayuda funcionara de verdad ¿por qué están las estanterías de las librerías atestadas de títulos? ¿por qué tanta venta millonaria?... porque nos prometen aquello que no pueden cumplir y como ilusos picamos una y otra vez. Si esos libros funcionaran de verdad hace ya tiempo que no se editarían tantos títulos... habría dos, tres o una docena de superventas y se acabó, la fórmula se habría agotado hace mucho tiempo y sus autores tendrían estatuas y placas con su nombre en todas las ciudades en agradecimiento a su labor en pos de mitigar el sufrimiento humano ¿alguien ve o ha visto alguna calle dedicada a Paulo Coelho, Deepak Chopra, Wayne Dyer, Lou Marinoff  etc etc ?. Así que tranquilos, un manual de "antiayuda" no nos va a amargar más la vida, si acaso pretende arrojar un poco más de lucidez y de sentido común, ese que también es el "menos común de los sentidos".

El autor en la presente obra realiza un ejercicio que a mí me recuerda un poco al "vichara" del hinduísmo, una autoindagación en la cual el que la realiza trata de dilucidar la verdadera naturaleza de su propio "yo" a base de la negación, "no eres tus pensamientos", "no eres tu cuerpo", "no eres tus sentimientos", "no eres tus emociones" ... etc etc ... para al final demostrar la inexistencia del "yo" y desvelar con claridad las imposturas y las falsedades de tantas cosas que solemos dar por sentadas. Alberto Dominguez realiza su particular "vichara", no enfocado a desenmascarar la falsedad de eso que denominamos "yo" sino centrado en desenmascarar las falsas ilusiones con las que adornamos nuestra vida para hacerla más soportable y que nos hacen permanecer en un estado permanente de oscuridad. 

La pérdida de la inocencia al abandonar la infancia, la condena del trabajo, el aburrimiento, la desgracia de haber nacido (y la conciencia de tener que morir), la soberbia de considerarnos mejor que el resto de las especies, el infierno de tener que convivir con los demás, la carga genética, la inutilidad de la filosofía para curar los males del alma, las limitaciones de las palabras y las terapias, la falsedad de las religiones y su ridiculez, la realidad de la muerte, el suicidio... vamos todo un banquete que hará las delicias de pesimistas y amargados... o que incitarán a más de uno a no seguir leyendo, si es que puede claro ;-)

Alberto Domínguez no es Cioran, afortunadamente para él claro, posee la rara habilidad de hablarnos de los aspectos más duros de la vida en un tono mordaz, claro y desenfadado que hace que uno no pueda dejar la lectura en ningún momento. Si él experimentó una súbita "iluminación" cuando descubrió en Cioran a un alma gemela y tuvo la sensación de estar leyendo sus propios pensamientos está claro que seguramente ha pretendido lo mismo para con los lectores de su libro.

"Cioran decía que un libro debía incomodar, perturbar, sacudir al lector, que un libro cuya lectura te dejaba igual que estabas antes de leerlo no era un buen libro. Lo que, a mi modo de ver, más distinguía a Cioran del resto de escritores era precisamente el hecho de que todos sus libros te provocaban, que todos te vapuleaban el espíritu; a medida que iba leyendo cualquiera de sus obras, iba teniendo la sensación de que aquello era como la piedra Rosetta de la literatura - o de la filosofía, o del pensamiento, tanto da - que me permitía interpretar el mundo, a cada párrafo mi mente asentía, decía: "Sí, es lo que yo sospechaba, estaba en lo cierto, la vida es una equivocación" 

Incomodar y sacudir al lector... bueno eso ya dependerá de la sensibilidad de cada cual, en mi caso simplemente lo he encontrado entretenido, ameno... y poco más, y es que ya partía con ventaja, había leído algo a Cioran y sabía por donde iban a ir los tiros. Aun así me ha agradado mucho su tono desenfadado y directo, me ha hecho sonreír... y no, nada de deprimente, justo todo lo contrario, seguramente porque no me ha descubierto gran cosa... sin embargo creo que voy a seguir leyendo cuanto escriba este autor, precisamente porque de vez en cuando es agradable ver reflejadas muchas de las propias ideas y pensamientos en un libro para constatar que no, uno no se ha vuelto loco, ni es tan anormal como cree... que aunque no se comenten habitualmente, ni se escriban siquiera ciertas cosas, estas pululan por ahí en ciertas mentes "enfermas" de lucidez, quiero pensar que de forma más frecuente de la que uno cree.


Lo mejor: Una buena introducción al pensamiento del filósofo del pesimismo por excelencia y sobre todo al del propio autor, inspirado por este. Irreverente, por momentos descorazonador, sarcástico y corrosivo, muchas veces incisivo y agudo, en definitiva un ejercicio de lucidez que se agradece en medio de tanta tontería y vana ilusión, y es que de vez en cuando necesitamos un buen jarro de agua fría en la cara que nos despierte. Muy buena la recomendación del autor sobre otros escritores, he tomado buena nota. Gracias Alberto.


Lo peor: No muestra ni por asomo toda la riqueza del pensamiento de Cioran, tampoco lo pretende, coge las obsesiones e ideas fundamentales del mismo presentes a lo largo de su obra y las toma como punto de partida para desarrollarlas con su propio estilo. Una falta de luz y un exceso de lucidez pueden cegar igualmente, por eso no considero a la filosofía del filósofo maldito como el "summun" de la perfección, la misma estuvo muy condicionada por sus vivencias personales y sus limitaciones... seguramente de cualquier filósofo podemos decir eso, pero es que en el caso del rumano hay una conexión más que evidente, fundamental diría yo, porque básicamente su pensamiento es una pura sublimación de su sufrimiento personal. 

Tampoco las reflexiones en torno a la vida se agotan ni remotamente con lo expuesto aquí por Alberto... si esto fuera todo hace tiempo que nos habríamos extinguido como especie. El propio Cioran hubiera deseado vivir entregado a una causa noble, creer en algún ideal que hubiera dado sentido a su vida... nunca tuvo fuerzas para lo primero ni su escepticismo fundamental le permitía lo segundo. De modo que aunque la intención es buena dudo mucho que este "reverso tenebroso" de los libros de autoayuda vaya a cambiar demasiado la conciencia de nadie, aunque se agradece el esfuerzo desde luego.

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"Solo he ahondado en una idea, a saber, la de que todo lo que el hombre hace acaba volviéndose contra él. La idea no es nueva, pero dudo que mortal alguno la haya vivido jamás con intensidad semejante y con fuerza a la que ningún fanatismo o delirio se haya aproximado. No hay martirio ni deshonor que no sufriría yo por ella y no la cambiaría por ninguna verdad, por ninguna otra revelación"


Ficha:  "Cuadernos (1.957 - 1.972)", Emil Cioran, Tusquets Editores, 265 páginas, ISBN: 9788483830178



Cuando tras la muerte de Cioran en 1.995 se registró su apartamento para hacer inventario de sus pertenencias se encontraron una colección de treinta y cuatro cuadernos idénticos, el filósofo siempre tenía uno cerrado encima de la mesa, donde a lo largo de quince años había anotado breves pensamientos de temática variada. Estaban fechados desde el 26 de junio de 1.957 hasta el año 1.972. No eran nada parecido a un diario, Cioran menospreciaba dicho formato, sino pequeños fragmentos de su pensamiento que se molestaba en plasmar por escrito en sus abundantes y prolongados periodos estériles, de incapacidad para escribir nada más relevante entre libro y libro. Esta especie de borrador formó parte de un proyecto futuro que nunca llevó a término, por eso poseen por una parte la imprecisión y la falta de "pulido" de sus obras revisadas y preparadas para llevar al editor y por otra parte la espontaneidad del que escribe algo sabiendo que, al menos de momento, nadie va a leerle. 

Reflexiones en torno a sus obsesiones de siempre, el sentimiento de tragedia que acompaña a la vida, el tedio y aburrimiento, recuerdos a su Rumanía natal y pensamientos en referencia a la cultura europea, a sus vivencias cotidianas, su pereza a la hora de escribir y su lamento por los periodos "en blanco", la vejez y el paso del tiempo, la soledad y el sentimiento de pérdida...reflexiones sobre pensadores de otras épocas, sobre el arte y la música en particular, sobre su obra y sus escritos etc etc. 


"Pobre del escritor al que yo haya admirado sobremanera. Mi admiración no tardará en convertirse en odio o asco. No puedo perdonar a aquellos que he convertido en mis ídolos. Tarde o temprano, me erijo en iconoclasta"

"Me resulta imposible precisar mi sentimiento respecto de mis libros. Son míos y sin embargo... Me veo obligado a pensar en ellos y juzgarlos, puesto que me hablan de ellos, pero, ¡cuanto más libre y más yo mismo sería, si no existieran y hubiese dedicado el tiempo empleado en escribirlos a apartarme gozosamente del mundo y de mí mismo!"

"El hombre ha nacido de una voluntad de superación y se ha convertido en locura de superación. Superarse, superarse siempre, ésa es su manía, su enfermedad. Si hubiera sabido permanecer en sí, no cruzar los límites de su ser, vivir en su fondo, en su capital, en lugar de extenderse y querer amasar y conquistar, ¡qué criatura admirable no sería!"

No hay una unidad temática, el autor brinca de un asunto a otro de forma aleatoria, en función de su humor y sus pensamientos de aquel momento, su extensión es variable pero tal y como dice en un punto "llevo el fragmento en la sangre" predominan los textos cortos, de entre dos y cinco líneas, aunque tampoco faltan los de más extensión. En ellos no siempre hace gala de un temperamento triste y melancólico sino que los hay también que destilan una fina ironía, algo no demasiado usual en él. Naturalmente están casi todas sus grandes obsesiones y empiece uno el libro por donde quiera, salte de forma aleatoria sobre sus páginas o lea al tuntún siempre va a reconocer la "marca de la casa"... pesimismo y amargura si, pero también una hiriente lucidez en muchos temas y sobre todo una gran intimidad con el filósofo, se nota mucho que no preparó los textos para su publicación y que seguramente los dejó abandonados para la posteridad, podría haberlos destruido perfectamente, debido al clima de intimidad y honestidad consigo mismo que se respira de principio a fin... no son un diario, pero podrían serlo perfectamente.


Lo mejor: Estamos ante la quintaesencia del pensamiento del filósofo rumano, a pesar de su dispersión temática, bastante errática la verdad, es una lectura que engancha desde la primera página, esa aparente falta de orden y revisión también tiene su encanto y dota a los fragmentos de una "frescura" que no siempre se observa en otras obras suyas donde se nota mucho la revisión y obsesión por remachar las ideas. Quienes estén familiarizados ya con la obra del melancólico filósofo no deberían perderse esta.
 
Lo peor: No estamos ante un "legado póstumo", una especie de últimas voluntades... sino ante una obra que el autor no se decidió nunca a enviar a su editor y que probablemente nunca hubiera autorizado publicar, era demasiado exigente y perfeccionista para ello. Seguramente no es la más recomendable para iniciarse en su pensamiento sino más bien una "rareza" semejante a esos discos grabados con restos desechados de grabaciones y que solamente son editados por jugarretas de las discográficas o por la desesperación creativa de sus autores.

martes, 7 de octubre de 2014

Schopenhauer y los años salvajes de la filosofía

"En el espacio infinito hay innumerables esferas luminiscentes y en torno a cada una de ellas giran aproximadamente una docena de esferas más pequeñas e iluminadas que, ardientes por dentro, están cubiertas con una corteza solidificada y fría, sobre la cual una capa mohosa ha originado seres vivos y capaces de conocer: ésta es la verdad empírica, lo real, el mundo. Sin embargo, para un ser pensante es una situación penosa hallarse sobre una de estas innumerables esferas que se balancean libremente en el espacio ilimitado, sin saber de dónde viene ni hacia dónde va, siendo tan sólo uno entre innumerables seres similares que se empujan, incitan y atormentan, surgiendo y desapareciendo rápida e incesantemente en un tiempo sin comienzo ni final: ahí nada persiste salvo la materia y el retorno de las mismas, a la par que diversas, formas orgánicas, por medio de ciertos caminos y canales que existen de una vez por todas. "

Arthur Schopenhauer. El mundo como voluntad y representación, tomo II, capítulo 1º.

Ficha: "Schopenhauer y los años salvajes de la filosofía", Rüdiger Safranski, Tusquets Editores, 495 páginas, ISBN: 9788 483 833438

De nuevo me acerco a la obra y vida de este gran filósofo alemán y lo hago de la mano de un compatriota suyo, un filósofo contemporáneo, Rüdiger Safranski, especializado en ensayos sobre grandes pensadores alemanes. Schiller, Nietzsche, Heidegger... son algunos de los filósofos a los que ha dedicado un libro. Si todos ellos poseen la calidad y el excelente nivel que Safranski demuestra en esta obra estoy ante uno de esos autores imprescindibles. Sin duda que no será el último libro que lea con su firma.

Schopenhauer como filósofo suele ser despachado rápidamente bajo la etiqueta de "pesimista". Posiblemente no hay en la historia un filósofo con una relación más dispar entre su talla intelectual y su influencia en la historia de la filosofía que el viejo gruñón de Frankfurt. Reducir su pensamiento, como hacen muchos, a la simple etiqueta de pesimismo sería el equivalente de definir a Cervantes como "el escritor manco que escribió una parodia de las novelas de caballerías". 

Schopenhauer fue una anomalía en su época, aquellos "años salvajes de la filosofía" tal y como los define Safranski fueron los años del romanticismo alemán, con Fichte, Schelling y sobre todo Hegel como protagonistas. Los mismos elaboraron una filosofía que era a la vez deudora y se se rebelaba contra la poderosa figura de Inmanuel Kant, pensador que representa la cumbre en filosofía del siglo de las luces... Kant pretendió eliminar de una vez por todas la metafísica y he aquí que los filósofos románticos pretendieron rehabilitar la misma con una particular metafísica del espíritu, muy diferente según el autor, metafísica en la moral, en la naturaleza, el arte, en la historia etc. Schopenhauer fue un seguidor en muchos aspectos de Kant, al que también criticó, especialmente en lo referente a su ética, pero con quien le unió una gran afinidad de pensamiento tal y como muestra Safranski en su ensayo...

Este ir a contracorriente de la época, sobre todo por su original y pretenciosa filosofía, seguramente no ha existido un filósofo más pretencioso en la historia, salvo quizás Nietzsche gran admirador de Schopenhauer por cierto. Todo ello unido a un carácter complicado, extremadamente orgulloso y pagado de sí mismo, con una acusada tendencia al sarcasmo y la ironía más sangrante, unido a una falta notoria de paciencia para tratar con las debilidades ajenas, fueran estas reales o figuradas, convirtieron su vida en una travesía solitaria y llena de conflictos. Fue siempre un bicho raro, en cierta medida las grandes figuras de la historia lo son forzosamente, no digamos ya en la filosofía... pero es que en Artur Schopenhauer todo siempre parece tener un carácter más extremo.


Rüdiger Safranski nos muestra, con todo lujo de detalles fruto seguramente de una ardua documentación, los pormenores del tiempo que le tocó vivir, esa Alemania todavía muchas décadas antes de su unificación donde convivían reinos poderosos como el de Prusia con pequeñas repúblicas independientes dedicadas a la actividad comercial, como Danzing, su ciudad natal, hoy en la Gdansk polaca, Hannover, Weimar y finalmente Frankfurt, ciudad donde residió en sus últimos años y donde al final le alcanzó la fama y el reconocimiento tan ansiado tras una vida prácticamente en el anonimato.

Alguien más convencional hubiera seguido los pasos de comerciante de su padre, y hubiera vivido dedicado a los negocios que habían convertido a su familia en una de las más prósperas de su ciudad. De hecho en principio ese parecía ser su destino pero quiso la fortuna que falleciese prematuramente un padre al que nunca dejó de idolatrar, y de esa forma quedó libre de la promesa, un tanto forzada, que le había hecho de continuar con sus negocios. Tampoco aquí quedaba el capítulo de su vida ya encauzado, cualquier otro en su caso sin una vocación por el mundo de sus negocios y habiendo heredado una nada despreciable fortuna que le permitía vivir sin trabajar se hubiese convertido en el típico rentista aburrido y conservador, en uno más de los "gusanos bípedos", como llamaba a los mediocres, que pululaban a su alrededor... su amor por la filosofía y su genio inquieto no le dejaban tranquilo.

Intentó en un principio no solo vivir "para", sino también "gracias a" la filosofía... sin demasiado éxito. Nunca consiguió un puesto fijo en una universidad como profesor, sus clases apenas despertaron el interés de sus contemporáneos, ni siquiera cuando las anunciaba a bombo y platillo como el "no va mas" en la época en la que residió en Berlín. Al mismo tiempo Friedich Hegel, un filósofo al que siempre despreció y tildó de farsante, dominaba la escena y abarrotaba áulas y salones de conferencias... Demasiada originalidad, demasiado ir a contracorriente, y también muy poca "mano izquierda", Arthur siempre tuvo la habilidad de hacer enemigos y de dejar mal sabor de boca allá por donde pasase. Las ediciones de su obra magna, "El mundo como voluntad y representación", así como su primera obra, la tesis que le valió un doctorado en filosofía por la universidad de Jena "Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente", tuvieron que ser costeadas íntegramente de su bolsillo... nunca se vendieron bien y en su mayor parte terminaron trituradas para obtener pasta de papel...

La obra abunda y se recrea en todo tipo de detalles, la relación del filósofo con su familia, sus conflictos con su madre y hermana, sus denodados esfuerzos por conseguir reconocimiento, su vida solitaria, la gestación de su pensamiento... en sus páginas Safranski disecciona con habilidad la filosofía de Kant, primera gran inspiración de Arthur, la de Fichte... la gran decepción del filósofo germano y su primer encontronazo serio con el espíritu romántico de la época, la construcción de su sistema filosófico. Un sistema que pretendía nada más y nada menos que poner un punto y final a la filosofía, eliminar de raíz las metafísicas del espíritu, a costa eso sí de introducir él mismo su metafísica particular, la metafísica de "la Voluntad". Las coincidencias con Kant, respecto a su identificación de "la cosa en sí" kantiana con la Voluntad, sus críticas a la ética de Kant y su establecimiento de una ética alternativa basada en la compasión. Su descubrimiento de los textos religiosos hindúes, los Upanishad, su admiración por la figura de Buda, su afición a la música... la atención prestada a la experiencia estética y a la contemplación... los límites de la razón, la fuerza ciega e irracional de la Voluntad, la imposibilidad de burlarla. En definitiva la visión de la vida como una broma pesada, como una terrible tragedia donde estamos condenados a ser infelices con apenas un resquicio para liberarnos, esa "conciencia mejor" fruto de experiencias místicas y contemplativas donde el ser humano según su opinión podía, momentáneamente eso sí, ser libre... nadie ha escrito sobre la experiencia artística, especialmente la música, como lo hizo Schopenhauer, elevando la misma a cimas imposibles de superar.

El libro acomete la nada desdeñable tarea de acercarnos la figura del genial filósofo, tanto su vida como su obra, ambas forman un entramado inseparable. No siempre es fácil de leer, existen partes que requerirán del lector una especial atención y unos conocimientos previos, al menos en lo que se refiere a la historia de la filosofía. Pero vale la pena porque es una tarea que da su fruto, Safranski se muestra lo más objetivo posible, no duda en hacer juicios de valor y calificar las palabras y las acciones de Arthur cuando hace falta, pero también sabe disculparlo en diferentes ocasiones. Hubiera sido fácil buscar el sensacionalismo de algunas anécdotas conocidas de su vida, como su relación con una joven actriz y su paternidad malograda, el conflicto con una vecina con la que estuvo pleiteando durante años, o su enconada resistencia a los cambios, motivado sin duda por sus intereses egoístas, que culminaron en la ayuda prestada a la represión de los revolucionarios de 1.848...  

El retrato no es condescendiente, pero tampoco especialmente severo, Schopenhauer como todo ser humano era en parte el reflejo de una época, con lo bueno y lo malo que ello conlleva. A diferencia de los maestros y líderes espirituales él nunca quiso hacer de su vida personal ningún ejemplo, estaba completamente volcado en su obra filosófica y a ella se entregó en cuerpo y alma. A pesar de su época de crápula y sus excesos con la comida, entre otros, su existencia fue de lo más monótona y metódica, recordando mucho en su última etapa a la de su admirado Inmanuel Kant.

No obstante hay aspectos del filósofo que quedan notablemente dulcificados por la versión de Safranski, como por ejemplo su impenitente misoginia, fruto sin duda en parte de sus fracasos amorosos y de la compleja y explosiva relación que sostuvo con su madre... aunque al final de su vida , merced a su trato con una artista que le confeccionó un busto, tuvo ocasión para desdecirse, aunque fuera en parte, de su mala opinión de las mujeres. También ya al final de su vida, a poco menos de una década del final, el éxito llamó a su puerta y pudo disfrutar en su vejez de un poco de paz y sosiego, y al menos irse con la conciencia tranquila de que su filosofía no iba a caer en el olvido, un punto en el que siempre demostró una inquebrantable fe digna de encomio. 

Sus escritos que le proporcionaron la fama en vida, aquellos que incluyó en ese recopilatorio denominado "Parerga y paralipomena" y del que forma parte su ensayo más conocido "Aforismos sobre el arte de vivir", un libro delicioso que no me canso de recomendar, poseían ya un aire menos trágico y más acorde con el espíritu de la época, no daban ya tan por supuesta la imposibilidad de alcanzar la felicidad en la vida y en ellos se nos aparece un Schopenhauer bastante más humano que el genio intransigente autor de "El mundo como voluntad y representación" la obra de su vida. Existe por lo tanto en su obra un "arte menor y mayor" que se puede adaptar a los gustos más variados, y una gran cualidad que le hace muy diferente de la mayoría de los filósofos de su tiempo y posteriores... la claridad, Schopenhauer decía que si algo podía ser expresado en palabras debía ser expresado con la mayor claridad posible. Quizás, tal y como comentó el filósofo argentino Mario Bunge en una entrevista a Jot Down, Schopenhauer nunca pasó de ser un charlatán... pero sin duda alguna que tuvo el gran mérito, y eso es indiscutible, de ser un escritor de primera línea, uno de los más grandes en lengua alemana, y al que a diferencia de otros pensadores del pasado todavía es un placer acercarse...   aunque uno no esté de acuerdo con muchos de los postulados de este pesimista, lúgubre, misógino, misántropo, irónico e implacable observador de la vida humana capaz de ponernos el vello de punta... el aburrimiento es francamente imposible.



Lo mejor: Una biografía completa y exhaustiva que nos acerca a la vida y la obra de uno de los más grandes filósofos de la historia. Gran pesimista, no cabe la menor duda, pero también dotado de una enorme inteligencia, lucidez y buen estilo. Safranski hizo un gran trabajo en este libro, referencia ineludible para conocer mejor a este filósofo gruñón que una vez contestó a la pregunta de porqué quería estudiar filosofía: "creo que la vida es un asunto desagradable y quiero dedicar mi vida a reflexionar sobre ella". Los aficionados a la filosofía en general, a la figura de Arthur Schopenhauer en particular y a la historia pueden disfrutar mucho con este libro. Muy recomendable.


Lo peor: En el texto hay referencias a la posterior influencia de A. Schopenhauer en F. Nietszche, Wittgenstein o Sigmund Freud... sin embargo creo que son insuficientes. Así como hay un par de capítulos dedicados a introducirnos en la época en la que vivió y las circunstancias familiares, culturales, geográficas e históricas ¡ ya antes de que naciera!, sin duda todo un alarde de erudición y meticulosidad por parte de Safranski, no hubiera estado de mas por el autor un epílogo o un capítulo incluso donde se nos hubiera narrado su posterior caída en el olvido, su rescate por parte de F. Nietzsche, y la vuelta a los márgenes de la historia ortodoxa de la filosofía etc. 

Safranski se pone en el papel de un historiador, creo que cumple con creces dicho papel, pero fundamentalmente es un filósofo y es en sus explicaciones y divagaciones sobre el pensamiento del protagonista, junto con sus influencias, a lo que dedica más espacio en el libro... de modo que nadie espere una biografía convencional, las ideas filosóficas cobran tanto peso como el relato de los hechos y pormenores de la vida de Arthur, por lo tanto este no es un libro para los amantes de relatos más ligeros ;-)