jueves, 27 de febrero de 2014

La sociedad del cansancio y la transparencia

"La supresión de un dominio externo no conduce a la libertad; más bien hace que la libertad y coacción coincidan. Así, el sujeto de rendimiento se abandona a la libertad obligada o a la libre obligación de maximizar el rendimiento. El exceso de trabajo y rendimiento se convierte en auto-explotación. Esta es mucho más eficaz que la explotación por otros, pues va acompañada de un sentimiento de libertad."


Ficha: "La sociedad del cansancio", Byung-Chul Han, editorial Herder, 79 páginas, ISBN: 9788 425 428 685

¿Alguien no ha tenido la impresión en múltiples ocasiones de que el tiempo vuela y se le escurre entre los dedos?, la impresión de que nada dura demasiado y que uno anda constantemente desperdiciando su vida y perdiendo el tiempo, ¿tienes la impresión, amigo lector, que mirando al pasado, incluso al más reciente,  tu vida podría haber sido mucho mejor aprovechada?, ¿tratas constantemente de llenar tu tiempo con diferentes actividades? ¿consideras casi un pecado el no exprimir tu tiempo todo lo posible mediante la acumulación de tareas, experiencias, estudios, distracciones, diferentes aprendizajes y aficiones?... si la respuesta es sí, bienvenido al club, bienvenido a la sociedad del cansancio, a la sociedad del rendimiento como también la llama Byung-Chul Han.


Este filósofo alemán de origen coreano tuvo un inesperado éxito con este ensayo, publicado en 2.010 en Alemania, su patria de adopción, no era su primer libro, había publicado anteriormente una decena de ensayos, pero es el que le proporcionó relevancia a nivel internacional, hasta entonces prácticamente ninguno había traspasado las fronteras del país germano. Es un libro pequeñito pero muy denso en ideas y que sobre todo ofrece una visión muy aguda de la sociedad actual. Desde su prólogo se nos muestra el objeto del estudio, al hombre en la sociedad moderna identificado con el mito de Prometeo. Como este personaje  mitológico encadenado a una roca y condenado por toda la eternidad a recibir cada día la visita de un buitre que le roe las entrañas... para sanar su herida por la noche y vuelta a empezar al día siguiente, el hombre moderno no recibe ninguna visita maligna externa a él mismo, sino que la figura del buitre enviado por los dioses es sustituída por la lucha consigo mismo, el pájaro no sería más que la figura de un ego devorador que lo llena tanto de "sí mismo" que lo termina aniquilando y sumiendo en la desesperación. Un tormento que le mantiene en un estado permanente de agotamiento causado por su lucha interior y que solo se calma con la caída de la noche... si es que puede dormir claro. A diferencia de otros filósofos que analizan los problemas y nos dejan al final en un callejón sin salida en una especie de final abierto a interpretaciones tan típico de la filosofía,  B.C. Han nos propone una posible solución que se va insinuando a lo largo del texto y finalmente se muestra... eso sí, sin decirnos como acceder a ella, eso ya dependerá de la lucha personal de cada cual. Este no es un tratado de autoayuda sino un ensayo filosófico y no hay recetas que sirvan para todo el mundo.

Las sociedades disciplinarias ya analizadas por Focault han evolucionado y se han convertido en sociedades de rendimiento, donde la amenaza no es la coacción de la libertad por un estado totalitario y represor, la herramienta represora no es la negatividad que nos limita y que viene impuesta desde fuera, sino el exceso de positividad, la propia auto imposición del individuo de unos estándares y unos modelos a seguir, de forma consciente o inconsciente, en los que él mismo se erige en víctima y verdugo, no son necesarios los campos de concentración ni las penitenciarías... los llevamos a cuestas con nosotros, cada individuo de la sociedad moderna arrastra consigo un juez severo e implacable que no cesa de darle órdenes, disfrazadas de sabios consejos "por su bien".



El libro arranca con una exposición sobre el tema de la "inmunología", abordado no desde la medicina o la biología sino desde la sociología, esta se apropia a través del autor de la terminología propia de la ciencia para tratar de demostrar que hace tiempo que hemos asistido a un cambio de paradigma, las patologías de tipo viral con toda su nomenclatura de virus, anticuerpos, defensa y ataque ante un enemigo o bien completamente externo, o bien introducido en el cuerpo social como un agente extraño ya no tienen demasiado sentido. Las nuevas patologías no tienen su origen en agentes externos, en sustancias tóxicas que provocan reacción, sino más bien en la insistente presencia de lo igual, de lo que es visto como positivo. Es como la diferencia entre una enfermedad vírica, causada por un agente exterior, y un cáncer... una disfunción del propio cuerpo que crece sin freno y de forma desordenada. A pesar de psicosis varias sobre epidemias la época vírica, según el autor, hace tiempo que llegó a su fin... ahora vivimos en la época de las enfermedades neuronales. 

Depresión, ansiedad, trastorno de la atención... todo ello con el mismo origen, una sobreexplotación del sistema nervioso, un exceso de impulsos "positivos", un constante huir hacia adelante sin frenos que termina colapsando al sistema, una incapacidad manifiesta para soportar el aburrimiento, para contemplar con atención pausada, un exceso de positividad que se transforma mediante la ausencia de contención en una forma nueva de pasividad. Contra ello el autor defiende el valor de la vida contemplativa, en contraposición a la vida activa, sobre todo en un aspecto, en la que denomina potencia negativa, no vista esta como incapacidad de hacer algo sino como capacidad de NO hacer algo, muy diferente de la simple impotencia en la que se desea y quiere hacer y no se puede. Hemos pasado de los imperativos categóricos de aires kantianos, donde se subrayan constantemente las obligaciones y el deber,  al exceso de positividad en el que si algo puede hacerse debe hacerse, sin excusas.

Mención aparte merece el comentario sobre el llamado multitasking, o sea la "multitarea", tan de moda en estos tiempos en los que la tecnología amenaza con invadir cualquier rincón, por íntimo que sea... B.C. Han se muestra contundente, la multitarea lejos de constituir un avance civilizado significa  más bien un retroceso que nos hace retrotraernos al nivel de los animales de la jungla, siempre pendientes de varios asuntos simultáneamente por cuestión de pura supervivencia, o incluso a un nivel inferior... ya que estos poseen una paz interior, derivada de una conciencia más simple,  que ya quisiéramos tener nosotros.

A pesar del escaso volumen de la obra el autor no escatima referencias a otros pensadores y filósofos, así hace referencia, a Baudrillard, Roberto Espósito y Hanna Arendt con el fin de matizar y refutar alguna de sus ideas, referencias también a un relato de Melville, que viene muy a cuento, y sobre todo a la obra "Ensayo sobre el cansancio" de Peter Handke, que he tenido a bien leer antes de escribir esta reseña movido por la curiosidad y para ampliar el horizonte atisbado por el autor germano en este pequeño ensayo... un libro extraño, un ensayo lleno de lirismo y poesía que ahonda en el tema del "cansancio" tomado en sus distintas acepciones, cansancio no solamente físico sino también como profundo hastío vital que iguala y aplana, y que paradójicamente posee también su lado que podríamos llamar "espiritual" cuando este agotamiento produce una rendición del ego y una nueva visión de la realidad que unifica al mundo.

Esa "aceptación" incondicional de la que hablan todas las religiones místicas y que queda recogida simbólicamente como bien menciona Handke y comenta oportunamente B.C. Han, en el pasaje de la Biblia referido a la visita del Espíritu Santo a los apóstoles, en el preciso momento en que estos han abandonado ya toda esperanza y se hallan derrotados. Habría pues que tratar de aprovechar ese hastío vital, si es posible, y buscar ese otro tipo de cansancio, buscado afanosamente por la actividad contemplativa, especialmente en el Budismo Zen, siendo esta un punto de partida de una actividad creativa y un nuevo comienzo... y este sería el punto y final a este breve pero intenso y significativo ensayo.

Lo mejor: Un interesante ensayo filosófico, muy breve pero denso, inteligente e incisivo, lleno de ideas que apuntan al corazón mismo de la sociedad contemporánea, a la raíz misma de tantos y tantos problemas. Tengo la sensación que tomando cada uno de sus breves capítulos y desarrollando las ideas que se incrustan en él podríamos, a partir de ahí, elaborar todo un tratado que a modo de radiografía podría definir y sintetizar de forma magistral el mundo de hoy en muchos de sus aspectos.


Lo peor: Su elevado precio teniendo en cuenta su brevedad. A pesar de todo su relectura es más que recomendable ya que es un libro que se puede leer fácilmente en una sentada. Por supuesto nada recomendable por otra parte para lectores no habituales de ensayos filosóficos aunque no lo considere especialmente difícil, ni mucho menos, su gran éxito en Alemania; donde por lo visto los ensayos poseen un público mucho más amplio que en España, y su traducción ya a una decena de idiomas, lo avala como uno de esos ensayos filosóficos que no hay que perderse y que hay que visitar cada cierto tiempo.

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"Transparencia y verdad no son idénticas. Esta última es una negatividad en cuanto se pone e impone declarando falso todo lo otro. Más información o una acumulación de información por sí sola no es ninguna verdad. Le falta la dirección, a saber, el sentido. Precisamente por la falta de la negatividad de lo verdadero se llega a una pululación y masificación de lo positivo. La hiperinformación y masificación y la hipercomunicación dan testimonio de la falta de verdad, e incluso de la falta de ser. Más información, más comunicación no elimina la fundamental imprecisión de todo. Más bien la agrava."


Ficha:  "La sociedad de la transparencia", Byung-Chul Han, editorial Herder, 95 páginas, ISBN: 9788 425 432 521

Transparencia, es una palabra muy de moda últimamente, así de pronto parece un término positivo que evoca a otros como sinceridad, verdad, honradez, virtud incluso... estirando mucho el término. Su opuesto, opacidad, vendría a tener un significado peyorativo cuando se le asocia a ocultación, falsedad, encubrimiento... mentira. La transparencia imposibilita el engaño, da la cara, es sinónimo de honradez ¿o no?. El filósofo alemán al igual que hace con la obra ya comentada nos demuestra que las cosas no son tan simples como parecen y que al igual que el exceso de positividad tenía su lado tenebroso y patológico también la transparencia posee su lado "oscuro".

Esta es la obra más reciente Byung-Chul Han traducida al castellano, posee una estructura similar a la anterior basada en divisiones en pequeños capítulos temáticos que siguen un orden progresivo, una extensión parecida y guarda además cierta relación con la misma, hasta el punto que se puede decir, sin lugar a dudas, que ambas se complementan y que podrían formar parte de un mismo ensayo. Dos años han pasado desde la redacción y publicación de la anterior y el filósofo, ahora de nuevo más centrado en temas propios de la sociología, usa como "leitmotiv" de su obra este tema tan de moda en nuestro país debido al salto a los titulares de los periódicos, casi a diario, de asuntos relacionados con la corrupción política y su supuesta cura, la transparencia.

"El tiempo se convierte en transparente cuando se nivela como la sucesión de un presente disponible. También el futuro se positiva como presente optimado. El tiempo transparente es un tiempo carente de todo destino y evento. Las imágenes se hacen transparentes cuando, liberadas de toda dramaturgia, coreografía y escenografía, de toda profundidad hermenéutica, de todo sentido, se vuelven pornográficas. Pornografía es el contacto inmediato entre la imagen y el ojo. Las cosas se tornan transparentes cuando se despojan de su singularidad y se expresan completamente en la dimensión del precio. El dinero, que todo lo hace comparable con todo, suprime cualquier rasgo de lo inconmensurable, cualquier singularidad de las cosas. La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual"

Queda claro que el término "transparencia" posee unas connotaciones, en la interpretación de B.C. Han mucho más ricas, complejas e insospechadas de lo que a primera vista parece. El libro tras un potente arranque se desliga del habitual uso del término para llevarnos rápidamente a otros lugares, a las profundas aguas del mar abierto donde el filósofo alemán se desenvuelve como si hubiera nacido en ellas. Lo admito, tras leer el primer y breve capítulo este lector, cual púgil, se sintió al borde del KO técnico. Si la obra anterior brillaba en significados esta ya resulta desbordante, si uno de los objetivos del pensamiento y la filosofía en particular consiste en el establecimiento de nexos de unión entre diferentes informaciones y datos aparentemente inconexos, la creación de sentido y significado que arrojen nueva luz y otorguen sentido allí donde no parecía haberlo, el autor, profesor de la Universidad de las Artes de Berlín, nos ofrece una lección verdaderamente magistral en esta pequeña obra.

Así veremos como se entremezclan términos como capitalismo, transparencia, positividad, exposición, pornografía, aceleración, intimidad, información, revelación... y finalmente control. Cada uno de los pequeños capítulos en los que se divide este pequeño ensayo, que no llega a las 100 páginas, analiza un aspecto de la sociedad actual en relación con un determinado epíteto y muestra el camino lógico que ha seguido el autor para llegar a sus conclusiones, si un servidor fuera un lector más ducho en obras filosóficas me parecería que algunas de ellas son verdaderamente brillantes, como por supuesto no lo soy he de aseverar tal cosa con bastante precaución ;-)

Preciosa me parece, por ejemplo, su apología del misterio en la palabra en contraposición a la simple información seca y desnuda... signo de "transparencia":

"La capa figurada erotiza la palabra, elevándola a la condición de un objeto de deseo. La palabra actúa con mayor poder de seducción cuando está revestida figurativamente. La negatividad de la reconditez transforma la hermenéutica en una erótica. Descubrir y descifrar se realizan como un desvelamiento agradable. En cambio, la información es desnuda. La desnudez de la palabra le quita todo encanto, la allana."

Defensa enconada del misterio, de la ocultación... no con fines malignos e interesados, sino para dotar a aquello que se oculta de una mayor grandeza y significado. Defensa también del espacio íntimo, del no revelarlo todo, de la necesidad del velado que ha de ser descubierto a través del esfuerzo de interpretación, defensa de la toma de distancia, del distanciamiento necesario... la transparencia, tomada en el sentido que lo hace el autor es sinónimo de igualación, mecanicismo, pérdida de significado, positividad forzada, algo plano y romo, sin aristas cortantes... pero también sin profundidad, soso y pobre. No... de ninguna forma Byung-Chul Han asocia en su ensayo a la transparencia con ninguna virtud, con ningún bien intrínseco. De forma, harto discutible también, defiende veladamente incluso la ocultación en la estrategia política ya que la total transparencia impide toda estrategia, nos hace entrar en el terreno de la "postpolítica"... de la simple administración tecnocrática fría, calculadora y aséptica.
El libro, tras todo un viaje intelectual en el que asistiremos a las más insospechadas consecuencias y significados del término central del mismo, desemboca en su predicción para el futuro... si capítulo a capítulo ha ido revelando aspectos de la sociedad actual en relación con la transparencia, aspectos tales como la exposición y evidencia, la pornografía (no en sentido puramente sexual sino como término amplio de la sociedad-espectáculo superficial), la aceleración (otro resultado indeseable de la superficialidad y falta de profundidad), la intimidad y la revelación; el libro se enzarza en su conclusión en el tema más importante de todos los derivados de la transparencia, el control.


Fue el filósofo británico Jeremy Benthan quien imaginó una penitenciaría muy especial dedicada no solamente al castigo y la defensa de la sociedad ante los elementos criminales, sino también dedicada a la reeducación de los mismos. Llamó a la misma "panóptico", palabra derivada del término griego pan- "todo" y "-óptico" visión. La misma consistía en una serie de celdas, incomunicadas entre sí, que quedaban expuestas ante un patio central donde se erigía una construcción de vigilancia. Dicha construcción estaba ocupada permanentemente por carceleros que sometían a los presos a una vigilancia constante, noche y día, y sin que los mismos, y esto era lo más importante, pudieran saber en ningún momento cuando se los vigilaba y cuando no. 

Los vigilantes tenían ante sí las celdas de los presos pero estos nunca sabían cuando les estaban mirando. La idea de Jeremy, que era un buen hombre, padre del utilitarismo filosófico y en modo alguno un sádico, era que esa presión de vigilancia constante terminase por crear en los reclusos unos hábitos de vida virtuosa que permitiría su posterior reinserción en la sociedad con garantías de éxito... ni que decir tiene que el objetivo no se vio cumplido, aunque Benthan consiguió algo que en realidad no pretendía, que su diseño de penitenciaría fuese copiado no solamente en las prisiones, sino también en manicomios, hospitales, colegios, fábricas... allí donde se considere necesaria la vigilancia, debido a la economía de medios que proporciona el diseño.

La sociedad de hoy a través de Internet, las redes sociales, las cámaras de vigilancia omnipresentes por todas partes y demás artilugios ha hecho realidad no solamente el panóptico imaginado por Bentham, sino incluso el sistema de vigilancia del "Gran Hermano" imaginado por George Orwell en su excelente novela 1.984... más aún, esos sistemas de vigilancia unidireccional y asimétrica en la que unos pocos vigilan a muchos ha sido mejorado por la actual sociedad de control, o que deriva hacia el mismo, una sociedad en la que no solamente en aras de la transparencia el poderoso vigila desde arriba... sino que él mismo es cada vez más vigilado desde abajo, y además donde no se impone la vigilancia de forma coactiva como en los modelos de Benthan y las cámaras imaginadas por Orwell sino que son los mismos vigilados los que voluntariamente se someten a la vigilancia a cambio de a su vez vigilar a otros... al igual que en la sociedad del cansancio, fruto del exceso de positividad autoimpuesto donde cada individuo se erigía en su propio dictador personal, bajo la ilusión de la libertad, en la sociedad de la transparencia cada individuo se somete voluntariamente a la vigilancia, bajo la ilusión de un mayor control. 

"Hoy, el globo entero se desarrolla en pos de formar un gran panóptico. No hay ningún afuera del panóptico. Este se hace total. Ningún muro separa el adentro y el afuera. Google y las redes sociales, que se presentan como espacios de la libertad, adoptan formas panópticas. Hoy, contra lo que se supone normalmente, la vigilancia no se realiza como un ataque a la libertad. Más bien, cada uno se entrega voluntariamente a la mirada panóptica. A sabiendas, contribuimos al panóptico digital, en la medida en que nos desnudamos y exponemos."


Lo mejor: Otra obra breve pero densa, semejante a las pastillas de caldo concentrado o a esa comida deshidratada, aparentemente incomestible, que consumen los astronáutas que tras añadirle agua caliente convierte esas secas porciones en apetitosos platos... Han aporta la materia sólida y aparentemente muerta, el líquido y la vida en forma de pensamiento ya la tiene que poner el lector. Es interesante leer al autor alemán y recrearse una y otra vez en sus apetitosos textos comprimidos, pletóricos de ideas, eso sí, el tiempo que se ahorra en leer las breves extensiones de sus trabajos en relación con la obra de otros filósofos, habrá que dedicarse a la relectura e interpretación, vale la pena.

Lo peor: Lectores no habituados a los temas filosóficos abstenerse, aquellos más versados y expertos quizás prefieran ya obras de más envergadura... por mi parte he disfrutado de la aventura intelectual propuesta por este extraño filósofo, seguiré sus próximas publicaciones con atención. A pesar de todas sus virtudes y a riesgo de resultar machacón me parecen libros demasiado caros teniendo en cuenta los tiempos en los que estamos, su "aparente", y subrayo lo de aparente, mala relación calidad-precio desalentará a más de un lector.


viernes, 21 de febrero de 2014

Para qué han servido los libros

"Aunque es imposible prever las consecuencias concretas de la vuelta a la analfabetización masiva en nuestra cultura, sí puede decirse que será una cultura menos inteligente, menos profunda, con menor capacidad para solucionar sus problemas y para progresar. La sociedad y la cultura que se avecina será probablemente la de los analfabetos digitalizados, humanos dotados de cerebros con una configuración muy primitiva, con una muy mermada capacidad de pensamiento abstracto y conceptual y que, sin embargo, vivirán rodeados de dispositivos audiovisuales y de herramientas informáticas muy potentes y avanzadas."



Ficha: "Para qué han servido los libros", autor Ignacio Domingo Baguer, editorial Prensas de la Universidad de Zaragoza, 332 páginas, ISBN: 978 8415 7702 51

    De vez en cuando me encuentro en mis exploraciones por la biblioteca Regional, que frecuento varias veces por semana, con libros que no es que capten mi atención hasta el punto de tomarlos en préstamo... sino que también termino leyéndolos con verdadero gusto y lamentar el que no formen parte de mi colección, ya demasiado extensa me temo. Es un verdadero despropósito y una paradoja el leer libros en préstamo, y en ocasiones también descargarlos de Internet de todas las formas posibles, cuando se amontonan en mis estanterías muchos adquiridos y todavía sin leer... pero me temo que será algo que le pasará a la gran mayoría de los lectores, el fanatismo lector creo que siempre va acompañado de compras compulsivas y gustos caprichosos, falta de lógica y sentido común, al menos así es en mi caso. Hay pocos libros leídos por mí en estos dos últimos años que me hayan dejado una impresión tan favorable como este, y desde luego deja en mantillas a muchos que crían polvo en mi biblioteca. Por eso no podré evitar devolverlo con cierta pena, algo que desde luego no puedo decir de muchos otros.

    El presente ensayo está escrito por Ignacio Domingo Baguer, en la solapa podemos leer que ejerce como profesor en la Universidad de Zaragoza donde imparte clases del master avanzado en Humanidades. El autor relata en su nota de agradecimientos en el comienzo del libro, como la idea de su escritura surgió en los debates que mantenía con sus alumnos de la licenciatura de Humanidades sobre la necesidad, y la utilidad de los estudios de letras en la sociedad actual... por desgracia esos debates terminaron desapareciendo, ya que de curso en curso el número de alumnos disminuía sin cesar hasta que un año la Universidad de Zaragoza tuvo que clausurar esos estudios de Humanidades. 


La importancia del libro y su historia.

    Es importante el detalle, el presente libro se convierte así en una especie de homenaje del autor al papel que han desempeñado los libros en el desarrollo de la cultura humana, en todas las civilizaciones y todas las épocas desde la invención de la escritura, ahora que parece que la utilidad de los mismos está en entredicho sobre todo por la llamada "sociedad de la información" que ha propiciado Internet. 

     La presente obra es mitad ensayo de divulgación sobre la historia de los libros, mitad alegato en defensa de los mismos. Esta defensa hubiera sido completamente inútil e impensable hace cinco o seis décadas... la llegada de los medios de comunicación audiovisual, cine, radio y sobre todo la televisión, constituyó en un primer momento todo un desafío al mundo del libro que no pasó de ser una anécdota, ya que ninguno de estos medios pudo sustituir ni pretender reemplazar a la cultura de la letra impresa. No obstante las cosas han cambiado radicalmente con el surgimiento de Internet y el acceso masivo a la información a través de la red de redes. La presencia en la vida cotidiana de los contenidos en formato de hipertexto, la telefonía móvil con conexión a Internet, la facilidad del acceso gratuito e indiscriminado a todo un océano de datos donde no se sigue apenas criterio alguno de ordenación y debe ser el propio usuario el encargado de discriminar, con mayor o menor fortuna, lo irrelevante de lo valioso, han provocado ya un cambio acelerado de paradigma en el que el libro en su formato tradicional está perdiendo terreno y lleva un aparente camino de extinción... 

    El ensayo no es muy extenso, pero es tan denso y abunda tanto en datos que se termina convirtiendo en todo un viaje por la historia del libro y sobre todo de lo que supuso su invención y uso masivo en relación con el pensamiento humano, de ahí que se trate en varias ocasiones en el texto el tema de la diferencia entre las culturas y tradiciones completamente orales y aquellas donde ya existe la palabra escrita. Aunque hay referencias a diversas culturas es en la cultura occidental donde se centra principalmente el autor, veremos el inicio de la cultura escrita en la antigua Grecia, su adopción, perfeccionamiento y difusión por parte de Roma, la historia de los distintos soportes físicos de la escritura, desde las tablillas de arcilla y los grabados en piedra hasta los libros digitales actuales... pasando naturalmente por los rollos de papiro, los códices de pergamino, los de papel y naturalmente la gran invención de la imprenta. Seremos testigos de las vicisitudes de la palabra escrita, de sus avances y también por desgracia de sus retrocesos, épocas luminosas y gloriosas del saber humano y épocas oscuras, la catalogación casi al azar y la organización de las grandes bibliotecas de la historia, sistemas de organización de la información, problemas con los soportes físicos y la pretendida inmortalidad que quieren otorgarles los sistemas de digitalización... con la problemática y los riesgos que conlleva. En definitiva el libro como objeto físico, en perpetua evolución, y el entorno cultural y social que le rodea, es uno de los grandes temas del libro.

El cerebro lector y su futuro incierto.

    A pesar de su amenidad, el rigor y la forma hábil de repartirla a lo largo del ensayo en función del tema que se trata, la historia de los libros no es para mí el tema principal de este libro, aunque sea inevitable su relato para subrayar la importancia de ese maravilloso invento que es el libro, sin género de dudas el más importante de todos los que ha llevado a cabo el ser humano. El tema principal es el ya señalado anteriormente, la forma en la que el libro y la cultura a él asociada ha moldeado el pensamiento humano, dotándole de una complejidad y profundidad que nunca se hubiese podido alcanzar a través de ningún medio dependiente de la pura "oralidad". Porque precisamente, de la "oralidad" es de lo que dependen los tan alabados medios audiovisuales, supuestamente más avanzados que la letra escrita, pero que como bien demuestra el autor, resultan más pobres en contenido, más superficiales y mucho más primitivos. Está claro que las artes audiovisuales poseen gran impacto en el espectador y son muy valiosas por sí mismas... pero resultan un mal sustituto de la palabra escrita. Ningún documental sobre la naturaleza, por ejemplo, por bello e impactante que resulte, podrá contener en sí mismo toda la riqueza de información y la complejidad de un buen libro sobre el mismo tema, nunca podrá promover el pensamiento de quien lo visualiza de la misma forma que estimula el pensamiento del lector, aunque pueda poseer un impacto emocional mayor... y aún así, porque también un buen libro es capaz de pulsar los resortes emocionales y además siempre constituye y constituirá un estímulo intelectual mucho mayor.

"Mientras que en las culturas orales el significado de lo que se habla es manifiesto y existe poco margen para la discusión de conceptos cuyo significado no sea evidente o no pueda ser aclarado por los hablantes inmediatamente, las culturas escritas permiten la reflexión pausada sobre lo que se lee e incluso la introducción de ideas y conceptos mucho más abstractos que no necesitan la concreción que impone la oralidad. Lo escrito, además, promueve la formulación de múltiples interpretaciones sobre lo que se lee, sin que haya posibilidad de recurrir a la autoridad para descartar interpretaciones divergentes, tal y como puede hacerse en una conversación oral, lo que sin duda favorece el pensamiento crítico"

Es por eso que el autor no ceja durante todo el texto en su enconada defensa de la palabra escrita... aunque con matices. Ese matiz vendrá la mano de Internet, donde hay millones y millones de páginas para leer, toneladas incontables de información, que sin embargo no constituyen para el mismo una gran ventaja en relación con la información presente en los libros. Y es que estos poseen una virtud que Internet no puede, al menos de momento, tener. El proceso de confección y edición de los libros sirve de filtro para que mucho material irrelevante y de calidad más que dudosa se quede finalmente en la cuneta y no vea la luz en forma de página impresa. Ese proceso de filtrado no existe en Internet, la prueba es la inmensa extensión de obras como la Wikipedia donde conviven artículos de excelente factura con otros donde abunda la falsedad, lo banal y la baja calidad. Materiales que nunca habrían sido publicados ni editados por ninguna editorial pueden estar presentes en la red... bueno, y este blog es un ejemplo ;-)

En resumen, la acumulación de información no equivale a sabiduría, un buscador por muy sofisticado que sea no puede sustituir a un bibliotecario ni a un buen índice, los criterios de selección basados en "popularidad" no pueden ser las únicas guías para localizar la información... etc etc. Internet es una herramienta maravillosa, pero tiene también sus peligros cuando no se usa con cabeza, cuando se aplica constantemente aquello del "corta y pega" y cuando la información llega tal cual, sin contexto, inconexa y fragmentaria. La saturación de información que el uso indiscriminado de la red promueve, dando saltos aquí y allá a enlaces de hipertexto, nunca puede compararse con la lectura de un trabajo impreso, bien estructurado, y al que se pueda dedicar tiempo y atención sin "picotear" aquí y allá... este "picoteo" que parece más avanzado que la lectura tradicional, es de hecho una regresión que lo único que promueve al final es la superficialidad a través de la saturación. 

Esta es para mí posiblemente la idea más importante del libro, el hecho de que aunque esté revestido de avance tecnológico y modernidad, la forma actual en la que se presenta la información en Internet no constituye ningún avance importante, sino más bien, un tremendo paso atrás. 


"Si permitimos que las bibliotecas, y con ellas las instituciones académicas y culturales que hemos levantado durante siglos sobre la base de los principios organizativos de la cultura del libro, abandonen su papel de clasificadores de la información, todo el edificio de nuestra cultura se verá reducido a escombros, y nuestro papel en esa ruina será el de los supervivientes que intentan construir cuevas con los cascotes de las catedrales que un día conseguimos levantar".



Lo mejor: Un ensayo riguroso, ameno y portador de un buen número de ideas interesantes y temas para la reflexión, justo el objetivo de todo ensayo que se precie, hacer pensar al lector. Posee también mucho valor didáctico, aporta un sin fin de datos y nos relata una historia que no suelen contarnos en la escuela ni en la educación secundaria acerca del origen, evolución y vicisitudes por las que ha pasado ese pequeño objeto de hojas de celulosa, que concentra en sí mismo el logro intelectual más portentoso de la humanidad, el haber sido capaz de recoger mediante un sencillo lenguaje simbólico de signos los intrincados, misteriosos y abstractos procesos mentales de esa maravilla sin par que es el cerebro humano. 

A pesar de que no comparta el tono de algunas partes de este ensayo, a pesar de no participar del pesimismo, por otro lado comprensible y justificable, del autor de este libro, no puedo más que recomendar encarecidamente su lectura. En opinión de este humilde bloguero es un trabajo muy pero que muy bueno, enhorabuena al autor y a la editorial, no todos los días puedo escribir aquí que un libro me ha hecho disfrutar tanto como este. 

Si eres un fanático de los libros, si los libros forman parte indispensable de tu vida, si te sientes en una biblioteca como pez en el agua, amontonas libros como un poseso en las estanterías de casa y te lanzas como un buitre a mirar y catalogar las bibliotecas ajenas, si clasificas a tus conocidos en función de su mayor o menor afición a la lectura y siempre calibras el nivel cultural de los hogares donde eres invitado en función de su presencia, o ausencia de libros y del tipo de los mismos, si eres un chalado de la letra impresa y no quieres curarte... bueno, ya estás tardando en leer este ensayo.



Lo peor: Aunque el autor evita caer en excesos pesimistas y abre una luz para la esperanza en el último capítulo a modo de conclusión, no puedo evitar tener la sensación de que ha cargado más las tintas, quizás demasiado, en el aspecto negativo de la actual revolución de la red de redes que en todas sus virtudes, que son muchas. Personalmente viví de escolar la época donde el problema no era precisamente la saturación de información sino su falta, viví esos tiempos en los que solamente las familias más pudientes podían permitirse el "lujo" de tener una enciclopedia en casa... el "corta y pega" no nació con la Wikipedia, es tan viejo como el mismo libro, aunque seguramente nunca había sido tan fácil ni tampoco había encontrado una mentalidad tan propicia para su expansión como el momento actual. A pesar de sus inconvenientes un servidor prefiere el exceso a la falta de información... y por supuesto, no creo que la situación anterior a Internet fuera tampoco ideal. La red está todavía en pañales, pese a su expansión y su uso, y el futuro sin duda alguna nos deparará muchas sorpresas. Lo siento amigo Ignacio, perdona que te tutee, a pesar de todo soy muy optimista en lo que a los libros se refiere, igual es que soy demasiado confiado.


viernes, 14 de febrero de 2014

¡Boom!

"Las buenas novelas tienen que hacernos gritar a todos de asombro, tienen que ser interpretables, ya que muchas veces la comprensión de la novela de los lectores no tiene por qué coincidir con lo que piensa el autor. Entre la bondad y la maldad, entre la belleza y la fealdad, entre el amor y el odio, debe haber un espacio indefinible que será la mejor fuente de inspiración de los escritores. "

Mo Yan.



Ficha: "¡Boom!, autor Mo Yan, editorial Kailas, 509 páginas, ISBN: 978 84 89624 99 3


Vuelvo a encontrarme con la novela oriental tras una prolongada ausencia, concretamente con una obra de un autor chino, quedan todavía en mi memoria la bella y emotiva,  ¡Vivir! de Yu Hua, de hace más de dos años... , la triste "Arrancad las semillas, fusilad a los niños" de Kenzaburo Oé, la entretenida y costumbrista "Botcham" de Natsume Soseki y por supuesto varias novelas de uno de mis escritores favoritos, Haruki Murakami, ultimamente un poco olvidado por mí.


El autor protagonista en esta ocasión es Mo Yan, de sobra conocido por las adaptaciones cinematográficas de sus novelas, entre las que destaca "Sorgo Rojo" y por supuesto por habérsele concedido el Premio Nobel de Literatura en el año 2.012. Todo un peso pesado de las letras chinas, duramente criticado en ocasiones por no implicarse más en sus obras en la denuncia de las políticas de su nación. Crítica que Mo Yan suele rechazar intentando mantenerse al margen de cualquier influencia de todo signo en sus obras. A pesar de su pretendida o supuesta asepsia política todo tuvo que ver como una de sus mejores novelas "Grandes pechos, ámplias caderas" de 1.997 fue prohibida por el gobierno de Pekín... probablemte su visión irreverente del pasado reciente de la gran potencia se aleja demasiado de los cánones oficiales.

¡Boom! es su primera obra publicada tras la concesión del premio Nobel, y diga lo que diga Mo Yan es una obra impregnada de una fuerte y ácida crítica a la China actual, porque semioculta tras un apabullante despliegue de sus habilidades de narrador y una imaginación que no parece tener límites, no en vano su figura ha sido comparada con la de Kafka, tenemos una visión irónica y despiadada de la transformación que ha sufrido la nación de Confucio en los últimos cincuenta años. 

La obra consiste principalmente en una narración en primera persona de un singular niño, infantil al menos en lo que respecta a su mentalidad, sobre su pasado y sus observaciones sobre el presente. Verdad y ficción, realidad e imaginación, cordura y locura se entremezclan en un relato en ocasiones descarnadamente realista y en otras desarrollado bajo un velo marcádamente onírico. Mo Yan juega con todas las cartas de la baraja en esta novela, de un relato de unos hechos del pasado, supuestamente interpretados y deformados por el tiempo, a una visión de la realidad del presente supuestamente más objetiva... para trocarse uno en el otro, es decir, volverse el relato del pasado más y más real, y a la vez el relato del presente quedar marcado cada vez más con tintes más alucinatorios. Ambos relatos, para los que se usan diferentes tipos de letra en el libro, terminarán fundiéndose al final.

Un pueblo peculiar de la China profunda es el lugar de la acción, el pueblo de La Matanza, que viene a simbolizar a la China moderna, una sociedad de orígen marcadamente rural, con unos valores muy arraigados, que se ve invadida por la fiebre del consumismo, el afán por el enriquecimiento personal, las nuevas oportunidades de negocios... y por desgracia también por una cada vez más notoria ausencia de escrúpulos, corrupción y clientelismo. Una China auténtica que sucumbe en medio de los fuegos artificiales de esta otra de luces de neón, brillos y cartón piedra donde la consigna parece consistir en "todo vale", o el "si tu no lo haces otro lo hará", "si nadie cumple las reglas, seguirlas es una tontería"... que por desgracia suenan demasiado familiares nuestro querido país en estos momentos. 

En medio de este marco las tribulaciones rocambolescas de una familia humilde y sus relaciones con sus vecinos, el padre de carácter débil pero todavía con firmes principios, la madre con una voluntad de hierro pero dotada a su vez de un sentido práctico despiadado, Xiatong Luo, el personaje principal e hijo del peculiar matrimonio dotado tanto de una fina inteligencia como de una peculiar ingenuidad e inmadurez... por no hablar de su obsesión particular por la carne; y por encima de todos el personaje del alcalde, verdadero arquetipo del empresario chino de éxito. Cínico, corrupto, manipulador... aunque también extremadamente humano y generoso con sus más íntimos colaboradores.

Esta no es una novela demasiado recomendable para lectores de estómago sensible, Mo Yan utiliza varios recursos para a modo de "mazo" golpear a sus lectores y vulnerar su comodidad, captar su atención y conseguir que se aferren al libro... uno de ellos es el bombardeo de imágenes líricas y las descripciones hasta en los gestos más nimios, otro es la escatología pura y dura. Es una novela donde se aúnan lo más hermoso y refinado, las imágenes más poéticas y hermosas, junto con otras no demasiado bonitas, por no decir diréctamente vomitivas... eso sí, siempre en el peculiar estilo de su autor. Lectores demasiado sensibles abstenerse.

"Las únicas dos gallinas que parecían fuera de lugar eran dos hombres que no llevaban equipaje aparte de dos maletines negros de cuero arañados y descoloridos que tenían sobre las piernas. Estaban tumbados en un banco el uno frente al otro y entre medias había un periódico con unas orejas de cerdo troceadas. No se podía decir que eran frescas pero sí comibles. Sabía que provenían de animales muertos; no de cerdos sacrificados sino de cerdos enfermos cuya carne se trataba para hacerla apetecible. En mi pueblo daba igual como muriera el animal, peste porcina o erisipela, que teníamos modos de hacer que la carne de cualquier tipo pareciera apetitosa"

Una acción cuidadosamente dosificada, tacaña y escasa la mayoría de las veces, pero enriquecida con numerosas imágenes, salpicada de ironía y sentido del humor, hacen de su lectura una verdadera delicia. Del libro se pueden sacar también abundantes reflexiones sobre el bien, el mal y el espacio que queda entre ambos. Su autor nos regala dos pequeños ensayos, también muy agradebles de leer, un prólogo y un epílogo, donde nos brinda algunas de sus ideas sobre la novela, sobre la "gran" novela y la literatura en general. No me cabe la menor duda de que Mo Yan disfrutó muchísimo escribiendo esta obra, que a estas alturas y más aún tras su paso definitivo a la inmortalidad a través del Premio Nobel, es un escritor que está más allá de cuanto se pueda escribir y decir acerca de él. Sin duda alguna uno de los grandes.

"Xiatong Luo es un niño que no deja de soltar mentiras, un niño que dice las cosas sin pensar, un niño que encuentra satisfacción a través de la narración. La narración es el objeto final de su vida. En ese arroyo turbio del lenguaje, la historia es la cinta transportadora del mismo y también su consecuencia."


Lo mejor: Un relato vigoroso, imaginativo, cautivador y con una aguda lectura de la China actual, del porqué de su éxito y el porqué de sus miserias. Más allá de lo que se puede leer entre líneas, que indudablemente le otorga mucho más valor, hay fundamentalmente un relato magistralmente bien narrado que mantiene al lector en vilo de principio a fin. Muy recomendable en conjunto. Aquellos lectores que sigan una dieta vegetariana y sean amantes de los animales probablemente terminarán odiándo esta obra, o tal vez todo lo contrario ya que la novela les reafirmará en sus convicciones. Probablemente sea un interesante efecto secundario no deseado por el autor ;-)


Lo peor: Recargado, presuntuoso, Mo Yan se complace a sí mismo, da la sensación de escribir para sí... siempre nos quedaremos con la duda de cuanto hay del jóven protagonista en él mismo, de cuanto ha puesto de sí. Probablemente mucho, sin embargo esa libertad creativa y ese gusto por el derroche en las descripciones y su particular mundo onírico llega a hacerse empalagoso, llega a constituirse en un fin en sí mismo y saturar al lector hasta las arcadas... demasiada autocomplacencia cuasi masturbatoria, amantes de las narraciones simples y los estilos limpios y concisos abstenerse, decididamente Mo Yan no es vuestro autor.

sábado, 8 de febrero de 2014

Salvar una vida


"La mayoría preferimos la armonía a la discordia, ya sea entre unos y otros o en nuestro interior. Esa armonía interior se ve amenazada por cualquier discrepancia entre el modo en que vivimos y aquel en que creemos que deberíamos vivir. Nuestro raciocinio puede decirnos que deberíamos estar haciendo algo sustancial para ayudar a los más pobres del mundo, pero tal vez las emociones no puedan impulsarnos a actuar en consonancia con dicha opinión. Si a usted lo convence el razonamiento moral , pero no siente motivación suficiente para actuar en consecuencia, le recomiendo que en vez de preocuparse por todo lo que tendría que hacer para llevar una vida plenamente ética, haga algo que sea significativamente más relevante de lo que ha hecho hasta este momento. Luego, vea que tal se siente. Tal vez le resulte más reconfortante de lo que imaginaba"



Ficha: "Salvar una vida", Peter Singer,  Katz Editores, 202 páginas, ISBN: 978 84 92946 44 0


Tomando prestada de la Wikipedia la definición de ética nos encontramos con lo siguiente: "La  ética es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio racional de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir."... tal vez no sea una definición demasiado exhaustiva, pero no conozco otra mejor. De todas las ramas de la filosofía que conozco es con diferencia la más importante, mucho más que la metafísica, hermenéutica, epistemología,  fenomenología y las filosofías del lenguaje y la religión, por poner unos ejemplos. Para mí la ética suma más que todas las demás juntas, y si buscamos un referente en torno a la ética en nuestro tiempo, en este todavía temprano siglo XXI posiblemente no encontraremos una figura más relevante y de mayor peso que la de Peter Singer.

En marzo del año pasado tuve la oportunidad de leer su libro "Ética para vivir mejor", más que recomendable, y aquí presento otra obra suya, la última por el momento, escrita durante 2.008 y publicada al año siguiente, que vio finalmente su versión en castellano en 2.012. "Salvar una vida" continúa en la línea marcada por la obra referenciada anteriormente pero con un formato más breve y un marcado interés práctico.

Peter Singer ha escrito una obra mucho más liviana en el apartado teórico con un claro objetivo, remover la conciencia del lector desde la primera página, así de simple. El filósofo australiano no ha querido hacer un libro más sobre la ética y la importancia de las donaciones y el voluntariado para llevar una vida que podamos considerar plena de significado, ha querido que su obra ante todo sea un revulsivo en la persona que la lee... un libro que trate de cambiar la vida de sus lectores, y que además lo haga sin dar demasiados rodeos y con un mensaje claro y directo.

Los números cantan, más de 1.400 millones de personas viven en la miseria, mueren más de diez millones de niños al año de malnutrición y enfermedades fácilmente evitables que de hecho no constituyen causas de mortalidad en los países desarrollados. El grupo de los "ricos" del mundo, según baremos de los países más pobres, lo constituyen los más de 800 millones de habitantes de los países más desarrollados, donde aunque también hay bolsas de pobreza (lamentablemente mucho más amplias por efecto de la crisis desde la redacción del libro de Singer antes del crack de 2008) no es nada comparable a lo que se puede ver en el África Subsahariana, zonas deprimidas de América Latina, la India y extremo oriente. 

"¿Qué pasaría si le dijera que usted también puede salvar una vida, o incluso muchas? ¿Tiene una botella de agua mineral o una lata de algún refresco sobre la mesa, a su lado, mientras está leyendo este libro? Si compramos bebidas aun cuando el agua del grifo de casa es potable, entonces tenemos dinero de sobra para gastarlo en cosas que en realidad son innecesarias. En el mundo hay mil millones de personas que luchan cada día por sobrevivir con menos dinero del que hemos pagado por esas bebidas"

Singer primeramente realiza un símil entre una hipotética acción de socorro que cualquiera podría hacer en un determinado momento, como sacar a un niño de las vías de un tren o rescatarlo de un estanque, y el hecho de donar dinero a una ONG que se encarga de salvar la vida, a través de ayuda alimentaria, vacunas, tratamientos médicos etc etc. en el tercer mundo. El hecho de que en el primer caso muy poca gente tendría dudas de como actuar y en el segundo caso haya una desidia y confusiones tan generalizadas sobre si hay que ayudar o no,  y cuanto y como es el motivo principal del libro.

El autor analiza las motivaciones a ayudar a gente cercana, a casos concretos, a personas de la propia comunidad o pertenecientes a la familia, y como ese deseo de ayuda se va diluyendo con la lejanía. También analiza los argumentos de muchos que opinan que ya se ayuda lo suficiente, e incluso de aquellos que creen que no donar dinero o hacer nada sea una opción moralmente válida en según que circunstancias. Singer no es un filósofo especialmente moralista, pero conocedor de primera mano de las necesidades de una gran parte del género humano y conocedor también del hecho terrible de que hay millones de muertes que cada año se pueden evitar y no se hace nada para impedirlo.

El libro analiza también el coste económico que supondría sacar a la mitad de la humanidad de ese estado de miseria, no se trata de llevarles a una vida cómoda y confortable, sino de darles a sus existencias un mínimo de dignidad y esperanza... ese objetivo resulta mucho más barato de lo que parece, es más, está perfectamente al alcance de las posibilidades del mundo desarrollado y a un coste prácticamente "indoloro". Singer no se detiene ahí... sino que continúa por ese mismo análisis y finalmente llega a la misma conclusión para la total erradicación de la miseria, es decir, un acceso a una sanidad mínima y a una subsistencia de los más pobres, a través de donaciones de alimentos, proyectos de trabajo para el desarrollo de las zonas más deprimidas, atención sanitaria mínima... el coste para el mundo desarrollado sería mínimo en comparación con otros gastos y el "sacrificio" prácticamente nulo. Es más, probablemente los efectos de dicho aporte monetario, tal y como nos quiere convencer el filósofo australiano, no solamente no serían perniciosos, no habría una sensación mayor de injusticia, sino todo lo contrario. Singer quiere convencernos que una vida dedicada a los demás es una vida mucho más plena de sentido que una vida dedicada al puro disfrute y placer.


 
Peter que comenzó su andadura como autor de éxito y filósofo reconocido a nivel internacional con aquella obra fundamental "Liberación animal", ha conseguido holgadamente a través de su trabajo posterior librarse de ese sambenito que muchas personas mezquinas cuelgan a todo aquel interesado en defender los derechos de los animales, aquel que reza que "trata mejor a los animales que a las personas". Está claro que no es este el caso, y aunque sus postulados en otros campos pueden levantar polémicas y crear controversias, me cuesta encontrar un solo argumento en contra de lo defendido por el autor en este libro que no esté imbuido de egoísmo puro y duro, por mucho que se le disfrace de sentido común y racionalidad. Es que simplemente no hay excusa posible para mantener en la miseria a una parte tan importante del género humano en estos tiempos donde la tecnología y las comunicaciones aportan tantos medios, ni una sola excusa válida.

Probablemente el aspecto más valioso de este trabajo lo constituye su vertiente práctica. Aunque en el mismo veremos casos muy extremos de altruismo, y algún otro caso en el polo opuesto, lo interesante es que el libro es realista, no se pide un imposible, no se pide grandes sacrificios, ni siquiera un sacrificio medianamente pequeño. Mediante un análisis razonado se llega a unas tablas de porcentajes para calcular cuánto sería la cantidad razonable para donar en función de nuestras posibilidades. Una cantidad razonable y mínima, por supuesto a partir de la cual uno podría elevar la donación si así lo considera posible. En la página que el autor mantiene en Internet dedicada a este trabajo se puede realizar el cálculo, se introduce el importe que uno gana al año, una vez deducidos los impuestos directos, se pone la moneda (es curiosa la distinción entre euros en distintas nacionalidades europeas) y el programa nos dirá el importe y porcentaje bruto que deberíamos donar al año. 

Es un número ideal que en el caso de ser destinado a las organizaciones más eficientes, se proporcionan unos listados basados en la propia investigación del autor entre rendimientos entre cantidades recibidas y ayuda efectiva realizada, posibilitaría la erradicación de la miseria del mundo en caso de ser igualado por las aportaciones del resto de las poblaciones de los países desarrollados. Vamos, expresado de forma má sencilla, la parte que a uno le toca en la lucha por la lucha contra la miseria. El tema de a quien donar y como escoger una organización efectiva también es tratado en el libro, y por supuesto, el tema, siempre controvertido, de cuanto hay que donar y cuanto tienen que aportar los que más tienen. El libro mostrará casos muy dispares, desde el multimillonario que se convierte en abanderado de la lucha contra la pobreza, aunque pueda hacer mucho más, a aquel que aporta una miseria teniendo en cuenta su enorme patrimonio. Singer intentará convencernos de porqué hay que alabar a unos casos, aunque fuera posible una mayor generosidad, y considerar a otros individuos, a pesar de sus contribuciones millonarias, como sumamente despreciables. 


Aquí está la web del autor por si algún lector curioso  desea comprobar cuan generoso es en relación con la erradicación de la pobreza y la miseria en el mundo.


Y aquí un vídeo en Youtube, subtitulado en castellano, de Peter Singer sobre el tema de este libro:  Concepto de vida

Lo mejor: Un trabajo impactante, sencillo y directo, que dejará sin argumentos a aquellos que aun considerando que no hacen todo lo que pueden se excusan de mil formas para justificar su egoísmo, y que seguramente más de una vez se preguntan cómo pueden llevar una vida más plena, cómo ser más felices y como dotar de significado a su existencia... Peter Singer les proporciona una muy buena respuesta en este y en otros trabajos que estoy seguro que es válida en multitud de casos. Su mensaje es claro, podría expresarse como "deja de lamentarte y de mirarte el ombligo y empieza a mirar más por los demás, serás mucho más feliz, ni te imaginas hasta que punto".

Lo peor: Que aunque hagas la "prueba del algodón" y verifiques que ya aportas tu parte teórica a la erradicación de la pobreza, como ha sido afortunadamente mi caso, eso no te deja una mejor conciencia y siempre queda la impresión de que puedes hacer mucho más, si acaso por tantos y tantos que o no pueden hacer nada, o bien, que pudiendo no les da la real gana. Y es que no hay que olvidar que la cantidad recomendada por Singer no es un "máximo", no existe tal concepto realmente, sino un "mínimo" que debería de ser de obligado cumplimiento... no se trata de un sobresaliente, sino de un aprobado raspado, que aunque sea mejor que un suspenso tampoco es una buena nota, no hay que olvidarlo.

martes, 4 de febrero de 2014

La utilidad de lo inútil


"El saber constituye por sí mismo un obstáculo contra el delirio de omnipotencia del dinero y del utilitarismo. Todo puede comprarse, es cierto. Desde los parlamentarios hasta los juicios, desde el poder, hasta el éxito: todo tiene un precio. Pero no el conocimiento: el precio que debe pagarse por conocer es de una naturaleza muy distinta. Ni siquiera un cheque en blanco nos permitiría adquirir mecánicamente lo que sólo puede ser fruto de un esfuerzo individual y una inagotable pasión. Nadie en definitiva, podrá realizarse en nuestro lugar el fatigoso recorrido que nos permitirá aprender. Sin grandes motivaciones interiores, el más prestigioso título adquirido con dinero no nos reportará ningún conocimiento verdadero ni propiciará ninguna auténtica metamorfosis del espíritu."







Ficha: "La utilidad de lo inútil", Nuccio Ordine, editorial Acantilado, 172 páginas, ISBN: 978 84 15689 92 8

Supe de la existencia de este librito a través de una entrevista, de lectura imprescindible según mi opinión, que publicó eldiario.es en su sección de cultura a raíz de la promoción del manifiesto que de este filósofo y filólogo italiano se acaba de publicar en nuestro país. Me gustó tanto la misma que pensé que sería una buena idea echarle un vistazo a la obra de Ordine, y bueno, aquí la teneis ya comentada.

El tema no es nuevo, ya en julio del año pasado tuve la ocasión de leer un libro que guarda una estrecha relación con este por su temática, "Sin fines de lucro" de la ganadora del premio Príncipe de Asturias de ciencias sociales Martha Nussbaum, ambos tienen como argumento principal el progresivo abandono de los planes educativos de todas aquellas materias y asignaturas de escaso uso práctico, como el arte, la literatura, las humanidades... Martha ponía como ejemplos principales el de dos países que conoce muy bien, su tierra natal Estados Unidos y La India. Nuccio Ordine se centra en el ejemplo europeo, especialmente el italiano, aunque no faltarán referencias a otros países.

Hasta ahí llegan las coincidencias, tanto el filósofo calabrés como la gran pensadora norteamericana, de la que no tardaré en leer alguna otra obra suya pues poseen sus libros méritos sobrados para captar mi interés; tanto el uno como el otro, decía, tratan el tema de forma muy distinta. Nuccio lo hace a través de una recopilación de pensamientos de algunos grandes de la literatura, la filosofía y las artes sobre la necesidad de darle espacio y recursos a ciertas materias consideradas actualmente como "inútiles"... veremos que este es un debate ya muy antiguo y que ya en el relativamente lejano siglo XIX era ya una guerra abierta entre los defensores de uno y otro postulado. La cuantitas se opone innecesariamente a la qualitas, según palabras de Ordine, y esta última parece tener ya la batalla perdida en un mundo como el nuestro donde no solamente el afán de lucro domina cada faceta de la vida humana sino que además parece ser, y por desgracia cada vez más, lo único importante.

Un enfoque fundamentalmente utilitarista de la educación y la cultura ha de ser forzosamente parcial e incompleto, formar para aprender habilidades que serán necesarias para ganarse la vida... y una vez conseguido el sustento ¿para qué? ¿acaso para consumir y seguir trabajando para seguir consumiendo?. La actual crisis claramente favorece a los partidarios de la quantitas, seguro que más de uno torcerá la boca en un gesto de desprecio ante estos nuevos quijotes, como Martha y Nuccio, que defienden las artes y las humanidades como elementos fundamentales en la formación de la persona, aquello que como muy bien explica Martha en su libro "... porque no sirven para ganar dinero. Sólo sirven para algo mucho más valioso: para formar un mundo en el que valga la pena vivir ... " ¿puede haber algo más importante como ese para qué, permanentemente puesto en segundo plano tras el cómo? ... de poco sirve una brújula o un mapa si no se sabe a donde se quiere ir.

Quantitas y cualitas pueden y deben coexistir perfectamente. De hecho siempre ha sido así en la educación. Aquí puede opinar libremente quien quiera pero en lo personal aprendí y olvidé más, mucho más, del 99% de todo lo que en el colegio e instituto me enseñaron. Muchos saberes inútiles, por supuesto, montones de ellos... pero también que algo de poso tuvo que quedarme al final. Somos lo que estudiamos, aprendemos y vivimos... de ahí que distinguir entre válido y prescindible en función de su posible valor económico a corto o medio plazo es un disparate. Es más, es un suicidio a largo plazo por un motivo que el autor expresa en su obra.

Uno de los puntos más interesantes que Nuccio recoge en su libro, en este pequeño manifiesto de bella redacción y trufado de hermosas citas y fragmentos, que Martha no llega a vislumbrar en su trabajo que yo recuerde. La equiparación entre artes y humanidades con la ciencia teórica, y este es un aspecto punto muy importante. 

Cuando Albert Einstein elaboró su teoría de la relatividad no lo hizo movido por tal o cual interés económico, su principal motor fue la pura curiosidad. Un interés que se mantuvo intacto durante su vida. Su teoría por otra parte nunca hubiera visto la luz, al igual que la de todos los grandes de la ciencia, sin el trabajo de cientos o miles de científicos que les precedieron. Muchos de los cuales desarrollaron sus matemáticas, sus teorías y sus sistemas sin motivación económica alguna, llevados de una sed inagotable de saber... naturalmente que también ha habido científicos de cuyas investigaciones se han sacado ideas prácticas que finalmente se han traducido en avances tecnológicos convenientemente difundidos y explotados económicamente, pero a poco que se busque se encontrarán casos y más casos de gentes de ciencia entregados a su trabajo sin pretensiones de enriquecerse, muchos se conforman con modestos sueldos, y eso los más afortunados que reciben subvenciones... 

De ahí la comparación que hace Nuccio entre el arte, las humanidades y la ciencia teórica, estas pueden dar sus frutos de forma inesperada y enriquecer a sus estudiosos y expertos, pero es siempre una consecuencia, no un fin en sí mismo. Ese afán de lucro desmedido, esa monetarización de todo y todos al final termina volviéndose contra sí misma, la tecnología es deudora de la ciencia, y esta necesita tanto de la ciencia empírica como de la teórica, ambas son inseparables. Formar a nuevas generaciones sin más valores que los que se pueden contar, pesar o medir es indudablemente empobrecer al espíritu humano... parece un sarcasmo en estos tiempos que corren donde tanta gente pasa necesidades económicas aludir a aquel dicho que reza "era un hombre tan pobre tan pobre tan pobre que sólo tenía dinero... ". Pero lo cierto es que muchos de los recortes presupuestarios ocasionan mucho más mal que bien, los fondos ahorrados no son tan significativos al final, y sin embargo, sí que son importantes para el mantenimiento de actividades culturales, a las que encima se suele desprestigiar tachándolas poco menos que de "gorronas".


El libro es una delicia, sencillo y ameno, escrito con elegancia y plagado de referencias a los clásicos, Gabriel García Márquez, Dante y Petrarca, Montaigne, Shakespeare, Kant, Ovidio, Leopardi, Bocaccio...  la lista de referencias de grandes autores de la literatura sobre el tema del título del libro es interminable. Precisamente en esa supuesta "inutilidad" está la utilidad de la literatura y el arte, entre otras muchas materias, ahí es donde precisamente se encuentra su valor. Quien quiera comprobarlo no tiene más que acercarse a estas páginas donde se tienta continuamente al lector como al invitado al comienzo de una celebración, con deliciosos bocados que llegan precisamente en el momento en el que más viva se siente el hambre.


Demoledora la crítica de Nuccio a las nuevas universidades y su nueva, y nefasta, filosofía utilitarista. El autor viene a recoger las ideas de otros, como el escritor decimonónico Víctor Hugo, de que precisamente en estos tiempos de crisis donde falta dinero para todo es justamente cuando más hay que invertir en estas pretendidamente inútiles materias... ¿dificil defender el argumento?, bueno no tanto como parece. 

La parte final del libro termina con un excelente artículo de Abraham Flexner, un pedagogo americano que desarrolló su importante vida profesional en la primera mitad del siglo XX y que en 1.939 publicó un artículo que con algunas modificaciones podría haberse publicado hoy mismo:


"Las universidades han sido reorganizadas al punto de convertirlas en instrumentos en servicio de quienes profesan un particular credo político, económico o racial. De vez en cuando un individuo irreflexivo en alguna de las pocas democracias que restan en el mundo pretende incluso cuestionar la importancia fundamental de que la libertad académica se mantenga absolutamente irrestricta. El enemigo real del género humano no es el pensador audaz e irresponsable, tenga razón o no. El enemigo real es quien trata de moldear el espíritu humano de manera que no se atreva a desplegar sus alas... "


Lo mejor: Un manifiesto muy necesario en estos tiempos de locura disfrazada de sensatez. Montones de citas literarias y textos muy bien escogidos que harán las delicias del lector amante de la cultura. En definitiva un trabajo conmovedor y hermoso que vale la pena conocer.



Lo peor: Demasiado breve, se termina demasiado pronto. Hubiera sido más deseable una mayor aportación del autor, que aquí ejerce casi por completo de comentarista y recopilador, seguro que tenía mucho más que ofrecer que lo expuesto en esta pequeña obra, por ejemplo no incide lo suficiente en el tema del desarrollo del pensamiento crítico, punto en el que si habla en la entrevista comentada al principio. Y lo de siempre ... ¿habrá algún responsable de alguna administración pública con poder suficiente para distribuir, aumentar o recortar partidas presupuestarias entre sus lectores?... es que me da la sensación de que aquellos para los que van dirigidos este tipo de libros NUNCA los van a leer.


sábado, 1 de febrero de 2014

El poder es de las personas

Ficha: "El poder es de las personas", Pablo Herreros Laviña,  editorial Léeme Libros, 288 páginas, ISBN 978 841 5589099

En mis habituales vagabundeos por la sección de novedades de las librerías me encontré con este título,   de llamativa portada, escrito por el periodista Pablo Herreros, un nombre que no me sonaba de nada,  aunque tras echarle una ojeada decidí adquirirlo debido a su temática, cualquier trabajo sobre Internet y las redes sociales es siempre de mi interés, pero además este libro tenía muy buena pinta, se trata de una edición muy cuidada y atractiva, además se metía de lleno en el tema de los blogs... algo que definitivamente termina de tocarme la fibra sensible por así decirlo. Da la casualidad de que me inicié en el mundillo de los blogs allá por el ya lejano 2.008, el mismo año en que comenzó a escribir el suyo el autor de este libro.

Hace ya algo más de dos años que se vivió el llamado "caso la Noria", caso conocido por mí ya que se aireó bastante en los medios de comunicación. En aquel infame programa, merecidamente caído en el olvido, se entrevistó a la madre de un delincuente, ya con condena firme, a la que se pagó encima por la entrevista... no era la primera vez que un individuo con causas pendientes con la justicia, o ya directamente condenado, iba a un plató de televisión a contar sus penas... nada que objetar en cuanto a la libertad de expresión que todos tenemos, delincuentes incluídos, pero el hecho de que lo habitual es que dicha aparición televisiva se hiciese tras el pago de un sustancioso cheque de la cadena era lo que ya cruzaba la raya de lo éticamente permisible.

Pablo Herreros reacciónó con indignación ante aquel suceso que no hacía sino alimentar más aún el dolor y el sufrimiento de las víctimas, en este caso principalmente los padres de Marta del Castillo. Lo primero fue publicar mensajes en Twitter, artículos en su blog "Comunicación se llama el juego", entrevistarse con responsables de la administración, con políticos... todo para intentar que se legislase en contra de estas prácticas que claramente sobrepasan el límite de lo que debería ser legal, es decir que un delincuente o su familia se lucren debido a su delito y que encima manden el claro mensaje a la sociedad de que infligir la ley tiene sus compensaciones... 

No hubo suerte y en vista de la escasa sensibilidad demostrada por la cadena, las autoridades y políticos (salvo alguna excepción), uno de sus seguidores en Twitter o un comentarista de su blog le dió la solución... intentar presionar a las marcas anunciantes del programa. El programa se emitió, pero Pablo mediante una rocambolesca acción, comentada con sumo detalle en este libro, tomó nota de los anunciantes del programa para tras la emisión del mismo comunicarles que iba a emprender acciones en la red dirigidas al boicot de sus productos si estas marcas persistían en seguir apoyando económicamente a un espacio televisivo con comportamientos tan poco éticos. 


El disparo dió en el blanco, la primera marca en responder favorablemente pidiendo disculpas y retirando su publicidad de dicha cadena fue la conocida marca Campofrío... después vinieron todas las demás en avalancha. Pablo dejó caer la primera piedra, luego esta empujó a otra y a otra y al final todo se convirtió en un alud imparable que consiguió lo que parecía imposible, que una iniciativa personal y privada, convenientemente difundida y amplificada por la red, apoyada por miles de internautas, que llegaron a escribir cartas a las empresas afectadas, realizar llamadas telefónicas, promover boicots a sus productos terminase triunfando. Hay que decir que las marcas nunca se vieron perjudicadas, muy al contrario, su reacción pidiendo disculpas y retirando su publicidad demostró que no les había hecho gracia la publicidad negativa que el caso les había proporcionado y que no son en modo alguno insensibles a la buena opinión que de las mismas tienen sus consumidores... su negocio precisamente les va en ello.  Se abrió con ello un sano debate sobre la libertad de expresión, sus límites y la conveniencia o no de la influencia de los anunciantes en el contenido de los programas. 

Todo este caso, sus antecedentes, su inicio, desarrollo y conclusión se comenta detalladamente en el último capítulo del libro, pero este contiene mucho más. 

Los dos primeros se centran en Internet y las redes sociales y como ello puede afectar a las empresas. Lejos de constituir un enemigo de según que modelos de negocio, Internet es un medio formidable de comunicación que, convenientemente usado eso sí, puede ser un gran aliado a la hora de colocar productos y servicios en el mercado. El libro se extiende mucho en este tema donde expone casos de como usar Internet y las redes sociales, y como no. Queda muy claro tras la lectura de los mismos que ignorar a las redes sociales puede estar bien para una pequeña tienda de barrio, o no, pero que cualquier empresa puede estar desperdiciando enormes oportunidades de negocio sin un uso inteligente de la red. Los tiempos en los que podía incluso tener visos de romanticismo aquello de la tecnofobia a las nuevas tecnologías e Internet está claramente pasado de moda, por no decir que es de una estupidez total, si se puede hay que estar ahí, hay que usarlo y además aprender a hacerlo... salvo que uno desee dejar de competir en términos de igualdad con otros que indudablemente van a aprovecharlo claro.

Es el mundo que nos ha tocado vivir. Y es precisamente la generación de Pablo Herreros, que también es la mía pues solo nos llevamos 5 años, la que es más consciente de ello ya que hemos visto, y utilizado, todo el desarrollo de la informática, desde el ordenador personal con el que apenas podías hacer otra cosa que jugar en los años ochenta, al PC de los noventa, al uso masivo de Internet en la segunda mitad de esa década, la telefonía móvil en años anteriores, y hemos finalmente asistido desde finales de la década pasada a la explosión de las redes sociales... ahora incluso en su versión portatil. Un desarrollo vertiginoso que sigue acelerándose sin parar...




El tercer capítulo se centra en el mundo de los blogs y en Twitter... el primero como ya he comentado antes es un mundillo en el que me inicié ya hace ya algo más de cinco años, sin embargo tenía como asignatura pendiente el mundo del pajarillo azul. Da la casualidad de que una o dos semanas antes de la adquisición de este libro había abierto mi perfil en Twitter, lo hice tan tarde porque ya soy usuario fanático de Facebook desde hace tiempo, el mundo del "caraculolibro" como lo llama un blogero algo repelente al que sigo varios años ya. Tras la lectura no ya de este libro, sino de este capítulo, me he convertido en un nuevo y fanático converso de Twitter ¡gracias Pablo! ;-)... Facebook puede ser más completo pero esta otra red social tiene también sus utilidades, que son bastante grandes, creo que ya ando "siguiendo" a más de 45 "tuiteros".  El apartado de consejos sobre escritura y confección de blogs me ha parecido también muy interesante, no solamente escribo en algunos sino que leo asiduamente el trabajo de otros en la red, todo lo que opina y expone Pablo Herreros en el mismo es verdaderamente útil y de puro sentido común.

El libro aborda la que para mí es con diferencia su parte más interesante en su cuarto capítulo, dedicado al llamado "ciberactivismo". Especialmente escrito para todos aquellos que creen que con acciones individuales, convenientemente sumadas y dirigidas, se pueden cambiar las cosas, aunque ¿y por qué no? también de muy conveniente lectura para los "ciberescépticos". No puedo ya contar las docenas de firmas que llevo en "Change.org" y "Avaaz.org", con la satisfacción además de que algunas de las causas, para mí nobles y desinteresadas, que he firmado han conseguido cosas... y eso que no firmo por sistema todo lo que me llega, solamente aquello que creo que merece la pena, aun así basta con darse una vuelta por estas páginas para ver que no faltan por desgracia las causas humanitarias y justas a las que apoyar aunque sea con algo tan simple como una firma. 

Sé que parece poco, y de hecho lo es se mire como se mire, pero resulta dificil de creer lo que se puede conseguir aunando miles de esos "pocos"... y es que los políticos dependen de algo tan simple como un voto, las todopoderosas corporaciones empresariales dependen del buen nombre de sus productos en el mercado, los bancos dependen de aquellos que depositan en los mismos sus ahorros y de los que los utilizan sus servicios... y así con casi todo. La red otorga una herramienta muy poderosa con la que antes no contábamos, la posibilidad de organizarnos, de aunar voluntades en pos de un objetivo común, y eso se lo debemos a las tan en ocasiones despreciadas, en los medios oficiales claro, redes sociales. Pablo no deja de poner ejemplos en este capítulo de acciones exitosas, evidentemente todas no consiguen sus objetivos, pero el mero hecho de que exista esta posibilidad, la de organizarse vía Internet en búsqueda de un noble y justo objetivo común, es ya un gran logro en sí mismo. ¿Puede cambiar el mundo una simple recogida de firmas y acciones de ese tipo?... puede que si, puede que no, lo que está claro que nunca cambia las cosas es no hacer nada.

El último capítulo del libro está centrado exclusivamente como ya he comentado en la experiencia personal del autor con el caso "La Noria", un ejemplo de manual de como hay que actuar usando las redes sociales. Pablo no evita la autocrítica, no evita comentar aquello que no le terminó de salir bien o que debería haber hecho de otro modo, como el caso afectó a su vida personal y como consiguió a duras penas evitar el proceso de demanda contra su persona por tratarse del principal instigador... una historia de buenos y malos, con distintos matices y responsabilidades y posiciones intermedias. Al principio su lectura me pareció un poco pesada pero poco a poco se fue poniendo interesante al ver como se iban desarrollando los acontecimientos. Sin duda alguna fue muy valiente, algunos dirán que imprudente, pero su esfuerzo valió la pena... aunque creo que a esta fecha seguimos estando sin una legislación clara que evite estos abusos, al menos sirvió para que un producto televisivo tan deleznable terminase fuera de la parrilla, y lo que es más importante aún, marcó un camino a seguir, una nueva estrategia de presión que aunque muchos la vieron como una amenaza de limitación de libertades está claro que dificilmente se podrá convertir en nada de eso... ¿quién apoyaría aunque fuese con algo tan simple como una firma una causa que cree injusta?, nadie sensato imagino. No hay peligro creo yo por lo tanto de ingerencias interesadas en el mundo de los negocios ni peligro alguno de presiones injustificadas y condenables que limitan la libertad de expresión, dado que para sumar miles y miles de voluntades está claro de que la causa ha de tener un elemento del que parecen carecer ciertos negocios, puro sentido común, la gente no es tan tonta y manipulable como en ocasiones se nos quiere hacer ver.




Lo mejor:  Un libro instructivo, ameno y recomendable sobre un tema que no solamente interesan a una minoría de "frikis" blogueros y tuiteros, teniendo en cuenta los millones de personas que hay abonados en las redes sociales y los que las utilizan a diario muchos de los que además son empedernidos lectores, como un servidor, harían bien en echarle una ojeada. Su aparentemente excesivo precio se justifica a tenerlo en las manos y ver lo cuidado de la edición, el que la editorial lo venda por Internet sin gastos de envío y que además se ofrezca a enviar una versión electrónica del mismo a los compradores de la edición en papel. También hay que señalar que un 20% de sus derechos de autor se destinan a FAPE, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España.


Lo peor:  El libro en algunos apartados me ha parecido una extensión de los post de su blog, no es algo que personalmente me desagrade, todo lo contrario, pero quizás el estilo directo y desenfadado de su autor no sea del gusto de todo el mundo... y lo siento pero el apartado dedicado a las campañas y promociones vía Twitter descritas tan minuciosamente me ha parecido un poco rollo, salvo quizás para las personas que se dedican al marketing, imagino que me faltan todavía "muchas tablas" en esta red social para apreciarlo debidamente ;-)