sábado, 30 de abril de 2016

Encyclopédie



Ficha: "Encyclopédie. El triunfo de la razón en tiempos irracionales", Philipp Blom, editorial Anagrama, 460 páginas, ISBN: 9788 433 973 931


Algunas notas personales.
Creo que fue por el año 1.980, cursaba por aquel entonces quinto o sexto de la ya desaparecida EGB, cuando mis padres adquirieron un diccionario enciclopédico, era un desembolso de dinero realmente considerable para aquel tiempo en el que en mi casa no sobraban precisamente medios económicos. Quitando las enciclopedias Espasa-Calpe y  Larousse aquel diccionario estaba considerado de lo mejor que se podía tener, es más, quien les recomendó la compra se lo describió como "el mejor", era de una editorial desconocida para mí, la editorial Labor, y constaba de ocho tomos y otro más suplementario, mi favorito. Aquel diccionario fue desde el primer momento el rey de nuestra, por otra parte pequeña y deslucida, biblioteca. Nos fue bastante útil a mi hermana y a mí en nuestros estudios de primaria a la hora de buscar biografías para copiar... pero poca utilidad le encontramos más tarde y terminó arrumbado en un rincón cubierto de polvo. terminamos deshaciéndonos de mala manera de él... hoy que me he vuelto un tanto nostálgico por la edad y un poco, solo un poco, bibliófilo, probablemente hubiera atesorado esos volúmenes como una reliquia.



 Ese diccionario enciclopédico me enseñó bastante, y como de pasada me mostró ya en aquel momento lo que era el talón de Aquiles de cualquier enciclopedia, el desfase temporal y la carga ideológica. El primero era inevitable en una obra escrita en papel, aunque aquellos gruesos volúmenes encerraban multitud de conocimientos en sus páginas el devenir del tiempo forzaba a añadir más artículos, ese era el motivo de añadir un tomo suplementario, aquel tomo que llegaba hasta 1.978, contenía ya un artículo sobre Adolfo Suarez y el mundial de fútbol celebrado en Argentina... y muchos artículos sobre el mundo del cine y el arte de los últimos treinta años, especialmente sobre los años sesenta, había hasta un artículo con foto incluida sobre el grupo británico Pink Floyd... no se le podía pedir más ;-), pero el tiempo avanzaba y aquello ya a comienzos de los ochenta olía a naftalina. El cuerpo principal de los artículos, los primeros ocho tomos, era de redacción bastante anterior, de comienzos de los años sesenta... de ahí mi sorpresa al leer algún artículo polémico, el de la Guerra Civil Española, que figuraba todavía como "Alzamiento nacional" y con una más que clara orientación filo-franquista, nada que ver con la versión de los hechos que estudiaría en el colegio. Hoy las enciclopedias en papel han sido borradas del mapa gracias a Internet, y tenemos disponible una enciclopedia gratuita, la todopoderosa Wikipedia, que a pesar de sus defectos y considerada en conjunto es mil veces mejor que cualquiera de las editadas físicamente, de hecho creo que la prestigiosa Enciclopedia Británica dejó ya de editarse en papel. Y lo que es más importante, está de forma gratuita a disposición de cualquiera que tenga una conexión a Internet. No era así en la época anterior a Internet, recuerdo que entre mis compañeros de clase apenas habían unos pocos con enciclopedias en casa convirtiendo algunas tareas escolares necesitadas de recopilación de información en un verdadero quebradero de cabeza para escolares, y sus padres. Es por eso que cuando hoy en día oigo y leo hablar sobre el problema del "exceso de información" casi me da por reírme, para mí el exceso de información es como el exceso de dinero... un problema falso en esencia, la falta de información... ese si que es un problema de verdad, y si el exceso es tratado como problema es porque conduce inevitablemente a lo segundo, y en mi opinión siempre es preferible.


Philipp Blom, el autor de este excelente ensayo sobre la archiconocida "Encyclopédie" francesa de la Ilustración, es un historiador y novelista alemán autor de otros interesantes ensayos y novelas. En particular me atrae bastante su último trabajo sobre los pensadores radicales del siglo de las luces, "Gente peligrosa", esos pensadores prácticamente olvidados, pero sumamente interesantes, como el barón de Holbach, cuyas obras he comentado ya amplia y recientemente en este mismo blog, pero es que además tiene varios ensayos históricos además del señalado y el que voy a comentar aquí, sumamente interesantes, "Años de vértigo", "El coleccionista apasionado". Sin duda alguna se trata de un escritor al que voy a seguir leyendo y que recomiendo a todos los aficionados a la historia que no le conozcan ya.



Escribir un ensayo sobre una obra ya de por sí impresionante debió parecerle a Philipp un reto similar a escalar una montaña del Himalaya, hablamos sin lugar a dudas del trabajo enciclopédico más famoso de todos los tiempos, y una de las mayores empresas editoriales emprendidas por grupo humano alguno, una obra que pretendía recoger el nuevo espíritu de los tiempos, compilar el grueso del conocimiento humano disponible a la fecha, una obra que pretendía poco menos que cambiar, o más bien acelerar, el cambio del mundo... nunca se emprendió una obra editorial tan ambiciosa, y por si fuera poco, en un ambiente tan hostil y contrario a la misma. Ni es la más grande ni la mejor... pero si tenemos en cuenta los medios con los que contaban sus autores y los problemas que tuvieron que sortear para terminar haciendo un trabajo soberbio, aunque muy irregular y chapucero, no hay parangón posible entre esta y ninguno de los esfuerzos editoriales de antes o después de la misma. La "Encyclopédie" de Diderot y D' Alembert, como es comúnmente conocida fue desde sus inicios una especie de gato de siete vidas... salió adelante contra todo pronóstico en un país que si bien había sido el más avanzado y hegemónico de Europa en el último siglo se estaba ya tambaleando. Su estricto y autoritario régimen monárquico, su estrecha relación con la iglesia, que frenaba por sistema cuanto avance ideológico pudiese comprometer su status y su anquilosamiento político que lo tenía ya relegado a la cola de las naciones europeas en materias de libertad de expresión chocaban con los aires de renovación y de libertad que promulgaba una clase social emergente, la burguesía, que comenzaba ya a acumular suficiente poder económico como para hablarle de tu a la nobleza y al clero, principales valedores del antiguo régimen monárquico absolutista.



El equipo.
Como muy bien deja claro desde el principio P. Blom en su ensayo, Francia no era el sitio más indicado para una obra semejante, congregó además en el proyecto, que comenzó por casualidad a un grupo de lo más variopinto, el desconocido, apasionado y aspirante a la inmortalidad Diderot, verdadera "alma mater" de la empresa desde el comienzo, el matemático D' Alembert, que aunque ayudaría mucho en los momentos iniciales y otorgaría a la empresa el prestigio necesario no tardaría en abandonar el barco y causar problemas... estando su nombre, bastante injustamente, vinculado a la empresa a la par que el de Diderot, Rousseau que aunque formaba parte del equipo principal apenas contribuyó con unos pocos artículos y dio bastantes quebraderos de cabeza a su director, Voltaire cuya exigua contribución también le proporcionó un buen prestigio y que como en el caso anterior fue un freno más que otra cosa, el barón de Holbach que aportó mucho a la obra, más de 400 artículos y sobre todo apoyo económico cuando más falta hacía, y por encima de todos, excepto Diderot, al médico Louis de Jacourt, injustamente olvidado y cuya labor, mucho más meritoria que la de cualquiera de los ilustres colaboradores, fue la que posibilitó la culminación de la obra en un momento en el que Diderot ya no daba más de sí. Todo un equipo que llegó a contar con más de 150 personas en la consecución de un proyecto que tardó muchos años en culminarse y que tenía una envergadura económica impresionante para la época, siendo posiblemente, como muy bien apunta Blom el motivo principal para que todo saliera adelante al final, el pulso entre la ideología política y religiosa y el poder económico se estaba decantando por primera vez a favor de este último.


El ensayo nos llevará, por orden cronológico, a través de los acontecimientos que señalaron la empresa, como lectores sabemos que la misma se concluyó, más o menos, felizmente... pero no conocemos de primera mano las vicisitudes que tuvo que afrontar y los graves problemas, que se sucedieron uno tras otro, que convirtieron la empresa en una aventura, no solo intelectual y artística, sino ante todo política. La forma en la que tuvieron que batirse con la censura, esquivarla, buscarle la vuelta, aprovecharse de sus deficiencias, los conflictos internos entre los autores, sus diferentes puntos de vista... los mismos, al menos los principales actores, se dejaron la vida en el proyecto. Así veremos a un Diderot primero entusiasmado con el proyecto, que prometía otorgarle la inmortalidad, pero poco a poco más y más desilusionado al comprobar que los trabajos se extendían tanto en el tiempo que comprometían seriamente su labor como filósofo y autor literario... de haber podido prever tales dificultades seguramente hubiese abandonado el proyecto al poco tiempo. Aun así su coraje, optimismo y capacidad de trabajo fueron fabulosos durante años teniendo en cuenta las circunstancias. 

Será inevitable, por lo tanto, ver entremezclados multitud de datos personales con las vicisitudes que conllevó tan magna obra, hablamos de más de setenta y dos mil artículos de calidad y dimensiones extremadamente variables recogidos en 27 volúmenes, once de ellos dedicados en exclusiva a ilustraciones, con más de 16.500 páginas en total, publicado todo ello de forma escalonada a lo largo de veintidós años. Para escribir este libro, publicado originalmente en 2.004, Philipp Blom tuvo que documentarse extensamente de forma forzosa, el tema es de por sí tan amplio que seguramente lo mostrado aquí no es más que la punta del iceberg... tuvo que llegar un momento en que seguramente el quebradero de cabeza de este ensayista debió ser acerca de qué material incorporar al mismo y cual no, por eso no me extraña su vuelta a la misma época unos años más tarde con otro libro. Digo esto porque en bastantes ensayos históricos se observa una lucha del autor entre dos tendencias, por un lado incorporar al texto todos los datos que se puedan, para ilustrar lo que se está contando, para instruir al lector y situarlo en el contexto histórico, pero también introducir elementos de emoción, elementos que susciten su interés y creen un cierto "suspense" que mantenga la atención... Blom lo consigue a la perfección en este ensayo, de un capítulo a otro uno no sabe qué se va a encontrar, veremos por ejemplo que no solamente fue la censura el único problema con el que tuvieron que lidiar Diderot y compañía, sino que en ocasiones las desavenencias procedían del mismo grupo... hasta el punto que podemos considerar como a los participantes en la empresa en ocasiones como los peores enemigos del proyecto.



Hay algunos datos sorprendentes, o que al menos a mí me han sorprendido bastante, la calidad tan irregular de los artículos, las meteduras de pata tan groseras, a la vez que las mil y una fórmulas ideadas por este increíble y desigual equipo humano para eludir la censura, y sobre todo constatar una y otra vez de que no existe el "conocimiento objetivo" como tal, y que una obra aparentemente aséptica puede estar embebida de ideología de las formas más insospechadas. Hay en este ensayo, aparte de mil cosas más, una decidida labor de reinvindicación de la figura de Louis de Jacourt, ilustre desconocido sin cuya inmensa aportación en tiempo, trabajo y dinero, otorgada de la forma más desinteresada que cabe imaginar, no se hubiera concluido nunca el proyecto... es irónico que otros nombres como D' Alembert y Rousseau hayan pasado a la posteridad, especialmente este último como vinculados a la famosa obra que marcó toda una época y que este colaborador, abnegado, eficiente y desinteresado cuya incorporación al equipo fue todo un golpe de suerte, haya quedado prácticamente relegada al olvido.


Lo mejor: Un ensayo sobresaliente lleno de datos sobre esta época apasionante en la que se empezó a forjar el mundo moderno tal y como lo conocemos hoy. Se lee con placer de principio a fin y resulta en muchas ocasiones no solamente instructivo, sino verdaderamente sorprendente y tan emocionante como un relato de suspense. Muy bueno, imprescindible para cualquier lector aficionado a la historia e interesado en este periodo. Se agradece la cuidada edición, los índices y sobre todo las láminas , fotografías y dibujos incluidos en el mismo, y sobre todo esos ejemplos insertos a lo largo de toda la obra con reproducciones de textos de la obra original.

Lo peor: En ocasiones a Blom se le va un poco la mano a la hora de relatar las historias personales de los enciclopedistas y hay algunas partes que se hacen un poco pesadas de seguir o que simplemente resultan irrelevantes para el propósito general del ensayo. También da la sensación de que en algunos apartados se podía haber extendido más... hay tantos factores en juego que este podía haber sido un libro literalmente interminable, no era desde luego un tema fácil, y mucho menos para hacer equilibrios entre lo verdaderamente interesante, lo accesorio, lo objetivamente cierto y las elucubraciones del autor. 



domingo, 24 de abril de 2016

Sistema de la naturaleza



"El hombre es tan desgraciado únicamente porque ignora la naturaleza. Su espíritu está tan infectado de prejuicios que se creería condenado para siempre al error: la venda de la opinión que se le pone desde la niñez está tan fuertemente atada que sólo con mucha dificultad se le puede arrancar"

Ficha: "Sistema de la naturaleza", Paul Heinrich Dietrich barón de Holbach, editorial Laetoli, 676 páginas, ISBN: 9788 492 422036


Hace tres años me encontraba por casualidad con una colección de libros editados por una pequeña editorial navarra, Laetoli, centrados en una serie de pensadores del siglo de las luces, contemporáneos de Rousseau, Voltaire, Diderot, D' Alembert etc  y no tan conocidos, era un grupo heterogéneo y sin más relación entre ellos que un radical materialismo y una decidida, fervorosa diría yo, profesión de ateísmo. De entre todos ellos sobresalía, al menos en cantidad de obras, un oscuro barón francés de origen alemán del que no había oído hablar en mi vida... espoleado por la curiosidad me embarqué en la lectura de un par de obras suyas, "Etocrácia" y "Cartas a Eugenia", que terminaron comentadas en este blog, su mensaje directo y contundente, su prosa sencilla y desprovista de cualquier artificio, y sobre todo su tono didáctico enormemente alejado del tipo de texto académico habitual en la filosofía me atraparon por completo. Tampoco es que fuera nada del otro mundo, pero algo tenía que no podía dejar de leerle.

Decidí entonces que más adelante leería algo más de este atípico filósofo, de hecho adquirí su obra principal "Sistema de la naturaleza" poco tiempo después y sucedió lo de siempre... nuevos libros, nuevas orientaciones lectoras vinieron a ocupar su lugar y allí quedó este grueso volumen, el inicial de la colección "Los Ilustrados" de Laetoli, durmiendo el sueño de los justos en mi biblioteca... hasta ahora claro, aunque para ser honesto tendría que añadir que no dejé de lado completamente la lectura de los libros de esta colección, pude añadir el comentario de la obra del infeliz cura Meslier unos meses más tarde, "Memoria contra la religión" es uno de los manifiestos ateos más sobresalientes de la historia y un libro que comparte bastantes cosas con este que comento aquí.  

Antes de comentar nada hay que dejar claro que este NO es un tratado filosófico al uso, no estamos ante un libro de corte académico dirigido a los especialistas en la materia, estamos ante todo ante un texto divulgativo y reivindicativo publicado clandestínamente de forma anónima, un libro del que su autor sabía perfectamente que sería prohibido nada más ser publicado y con el que tendría que tomar todas las precauciones posibles. Holbach era un consumado maestro en el tema, tenía los conocimientos suficientes para hacerlo. Años atrás había visto lo que le había sucedido a un intelectual conocido suyo, Helvetius, cuya obra "Del espíritu" terminó siendo prohibida y acarreando multitud de problemas a su autor. La censura había declarado la guerra al pensamiento ilustrado y Holbach decidió tomar partido, su obra filosófica de la década de los años setenta del siglo de las luces iba toda encaminada en esa dirección. Publicó una buena cantidad de ensayos, todos de forma anónima bajo nombres falsos... en el caso de "Sistema de la naturaleza" fue más allá... al intentar atribuirle la autoría del mismo a un intelectual ya fallecido para evitar la persecución. No lo consiguió y la censura buscó insistentemente al autor de tan provocativo y demoledor trabajo, aunque sin éxito por fortuna para él. 



De las tres fases, apuntadas por Michel Onfray, en el que podemos dividir el pensamiento de Holbach, la demolición y ataque contra la religión establecida, la elaboración de un sistema propio manifiestamente sensualista y ateo, y las propuestas políticas basadas en la moral, "Sistema de la naturaleza", su obra más importante y extensa, está marcadamente situada en la segunda fase. Holbach había ya publicado otras obras centradas en atacar los fundamentos de la religión y socavar el poder existente en su época en manos de la iglesia, "El cristianismo al descubierto", "Cartas a Eugenia" o "Teología de bolsillo" eran obras también publicadas de forma anónima que atacaban sin misericordia alguna a la religión y al poder aliado con la misma.

No bastaba sin embargo con esa labor de demolición subversiva, había que proponer una alternativa racional y creíble al papel de la religión en la sociedad de su tiempo... aquí es donde entra "Sistema de la naturaleza", el intento por parte de Holbach de crear un sistema propio que pudiera algún día, el autor no se hacía tampoco demasiadas ilusiones sobre su triunfo, reemplazar al orden imperante por aquel tiempo, ese viejo régimen formado por monarcas absolutistas, estuvieran más o menos ilustrados, sólidamente aliados con el poder religioso basado en la superstición y el dogma. 


"Los hombres se equivocarán siempre que abandonen la experiencia por sistemas alumbrados por la imaginación. El hombre es obra de la naturaleza: existe en ella, está sometido a sus leyes y no puede franquearla o salir de ella ni siquiera mediante el pensamiento. En vano quiere lanzarse su espíritu más allá de las fronteras del mundo visible; siempre se verá obligado a regresar"


Esa característica singular de la obra como trabajo destinado a su aparición y difusión clandestina, unido a su origen intelectual en los debates y tertulias filosóficas en las que Holbach y los mayores pensadores de la época que pasaban o residían por París se enzarzaban, es el origen de su peculiar estilo. Una obra de marcado carácter divulgativo, escrita de principio a fin con un lenguaje diáfano y claro, llena de recursos más propios de la lengua hablada, con fórmulas retóricas propias de los diálogos... de ahí la gran cantidad de repeticiones y vueltas y vueltas sobre los mismos temas. El autor parece endiosarse a la menor oportunidad y lanzar inflamadas proclamas llenas de retórica y frases rimbombantes, Holbach en esta obra parece más que dialogar con el lector hablar para un amplio auditorio al que intenta convencer y del que espera arrancar sonoros aplausos. Esa cercanía, ese intento de ganarse al lector termina cansando un poco y hay que leer con un poco de paciencia, con la ventaja de que no importa si nos perdemos un poco por el camino... porque más adelante es bastante probable que volvamos a encontrarnos con los mismos temas y con parecidos argumentos.

Holbach sabía que no bastaba con destronar a la religión, que no bastaba con eliminar a la misma del puesto que ocupaba como garante de la moralidad en la sociedad, había que llenar el lugar con algo... y no es que no se emplee a fondo en este ensayo con seguir lanzando dardos a la misma, ¿dardos? ¡cornadas más bien!, este atípico noble si algo era es apasionado, todo el fanatismo y la intransigencia que denunciaba precisamente del estamento eclesiástico y de los teólogos es combatida con las mismas armas, al menos en el terreno dialéctico claro, porque Holbach fue un hombre que no hizo mal a nadie en su vida y que si parecía en ocasiones furioso y fanático en sus escritos lo era convencido de la bondad de su causa que no era otra que la mejora de las condiciones de vida del ser humano y su felicidad. Así que hay que tener claro antes que nada que todo su genio, toda su artillería dialéctica estaba dirigida a ese fin. Holbach no buscaba ni el dinero, que ya tenía, de hecho era el más rico de los ilustrados de su tiempo con diferencia, ni tan siquiera la gloria, publicaba de forma anónima, buscaba inocular unas ideas nuevas y progresistas que poco a poco fueran socavando el viejo orden amparado y sostenido por la iglesia y al que acusaba de la mayoría de los males del mundo. 

"Concluyamos, pues, que el nombre no tiene razones en absoluto para creerse un ser privilegiado en la naturaleza y que está sometido a las mismas vicisitudes que sus otros productos. Sus pretendidas prerrogativas están fundadas sólo en un error. Que se eleve con el pensamiento por encima del globo en que vive y verá su especie con la misma perspectiva que a los demás seres: verá que, al igual que los árboles producen frutos en función de su especie, los hombres actúan en función de su energía particular y producen frutos, acciones y obras igualmente necesarias. Sentirá que la ilusión que le predispone a favor de sí mismo proviene del hecho de ser a la vez espectador y parte del universo. Reconocerá que la idea de excelencia que atribuye a su ser no tiene otro fundamento que su propio interés y la predilección que siente por sí mismo."


Le veremos en esta ocasión defender la instauración de un nuevo orden, basado en las leyes de la naturaleza deducidas a través de la observación y el conocimiento de la misma, conocimiento obtenido a través de la experimentación de la mano de la ciencia. Para Holbach el mundo no era ni bueno ni malo en sí, había tantas razones para defender lo primero como para lo segundo, sin embargo sí que era posible llegar a ser feliz en el tiempo que nos toca vivir si seguíamos las inclinaciones naturales, si respetábamos la vida en sociedad y sus normas, si procurábamos hacer el bien a los demás a fin de recibir nosotros también lo mismo... en definitiva, una filosofía utilitarista, pragmática, basada en el sentido común, en continua re-elaboración de forma coordinada con los avances y descubrimientos científicos.

Quizás pecando en su elaboración de un exceso de optimismo, sin duda, pero bienintencionada, y sorprendentemente para nada subversiva con el orden existente... Holbach no era un revolucionario que quisiera poner todo patas arriba. Su muerte coincidió con el inicio de la revolución francesa, una revolución que le hubiera horrorizado por su barbarie y también porque sorprendentemente no tuvo su reflejo en las ideas religiosas... los revolucionarios franceses no arrojaron la idea de Dios a la basura, tal y como pretendía Holbach, sino que adaptarían los sentimientos religiosos al nuevo orden, la revolución no fue atea, aunque Holbach sí que lo era, de hecho nadie en el siglo de las luces escribió tanto y de forma tan apasionada en la defensa del ateísmo.

La primera parte se centra en esta construcción de un nuevo sistema, a través de la misma nos haremos eco de las teorías científicas de la época, y también de sus limitaciones y sus especulaciones. El ser humano no es un ser aparte de la naturaleza, nace, vive y muere en ella, y cualquier sistema moral bajo el que gobernemos la sociedad debe participar en la misma medida del orden natural. La religión al ocuparse fundamentalmente de todo aquello que ni conocemos ni podemos conocer, al centrarse en dogmas basados en fantasías y quimeras alejadas de la naturaleza de las cosas rompe forzosamente con este orden natural, y de ella por lo tanto no puede salir nada bueno.

El hombre en su estado primitivo ignora casi todo del funcionamiento de la naturaleza, esta de vez en cuando muestra su cólera mediante desastres como volcanes, huracanes, epidemias... que le sumen en una profunda consternación y sobre todo le hunden en el temor. Deseoso de encontrar un sentido a lo que ocurre y un alivio a su miedo no encuentra otra salida que la superstición, es decir, buscar causas sobrenaturales ocultas a aquello que le perturba y a lo que no encuentra explicación... la superstición acabará desembocando en la religión más o menos organizada, y esta desembocará en el oscurantismo de la teología... de la alianza entre el poder terrenal y el religioso solo hay un paso. Aunque la ciencia era todavía deficiente y andaba dando sus primeros, y decididos, pasos, estaba claro cada vez más que buscar causas inmateriales en un mundo esencialmente material era como buscarle los cinco pies al gato. Una cosa era admitir la ignorancia de los principios naturales, y otra buscar una causa sobrenatural a aquello que se ignora forzando a la razón a efectuar piruetas imposibles, a asumir contradicciones lógicas y negar y afirmar simultáneamente. La teología para Holbach no era más que una ficción ilógica y retorcida que se destruía a sí misma, y los conceptos de Dios, alma, espírtu, cielo o infierno junto con todos los dogmas de la iglesia solo ficciones fantasmales destinadas a calmar la imaginación de los simples y prolongar el poder de los tiranos en la tierra.

Es precisamente en la deconstrucción y desenmascaramiento de la religión, el cristianismo y especialmente la teología donde más vemos brillar el genio y la pasión de este singular escritor. Es en esta segunda parte donde asistimos a su discurso más demoledor, y donde le vemos insistir una y otra vez en la imposiblidad de la existencia de Dios, de la creación, de la promesa de un infierno o un paraíso, de las múltiples contradicciones de la teología, de la que Borges en el siglo XX consideraría como "la cumbre de la literatura de ficción"... un comentario sarcástico y ácido que Holbach hubiera suscrito al 100%, de la inutilidad de la religión para servir de referente moral, de su utilización por el poder y los malvados, de su incapacidad para ser útil y llevar al ser humano en el camino del amor a sus semejantes, de sus llamadas al fanatismo, al odio, a su capacidad para hacer que buenas personas obren el mal y no evitar las malas obras de los malvados... Holbach se encarniza en esta última parte de una manera que poco o nada tiene que envidiar a sus obras más feroces y críticas con la religión.

"Aun suponiendo por un instante que esta naturaleza fuese inerte, inanimada, ciega o, si se quiere, haciendo del azar el Dios del universo ¿no sería mejor depender de la nada absoluta que de un Dios al que es necesario conocer y del que no podemos hacernos ninguna idea, o al que, al intentar formarnos alguna, nos vemos obligados a asignar las nociones más contradictorias y dañinas para el reposo de los seres humanos? ¿No es mejor depender del destino o de la fatalidad que de una inteligencia lo bastante insensata como para castigar a sus criaturas por la poca inteligencia y luces que les ha querido dar? ¿No es mejor echarse en brazos de una naturaleza ciega, privada de sabiduría y objetivos, que temblar toda la vida bajo la vara de una inteligencia todopoderosa, que ha conjugado sus planes sublimes para que los débiles mortales tuviesen la libertad de oponerse a ellos y destruirlos y llegar así a ser víctimas constantes de su implacable cólera?."

Conclusión:  Pobre barón, tuvo suerte de no presenciar los horrores que le esperaban a la vuelta de la esquina al fallecer semanas antes de la toma de la Bastilla. Hoy podría contemplar un mundo donde la religión ya no es el soporte principal del poder, por lo menos en occidente, y no se sorprendería al ver las teocracias islámicas a las que señalaría como ejemplos de gobiernos perversos y corruptos por causa de la religión. No obstante dudo mucho que se complaciera al ver sentado en el trono de la moral al dinero y al culto al yo, al ver a las pseudociencias campar a sus anchas, y al pueblo ensimismado con los productos de la tecnología, como este ordenador portátil en el que escribo ahora mismo ;-), como antes quedaban absortos ante los sermones del párroco de turno... No, Holbach no era un revolucionario ni un partidario de la anarquía, defendía la ética y la moral por encima de todo, una ética y moral basadas en la naturaleza y sentido común y no en la fantasía y el dogma antinatural de la religión... aun así dudo mucho que pudiera sentirse contento en un mundo donde la razón no ocupaba el trono que él le hubiera deseado reservar, y es que su conocimiento de la naturaleza del ser humano tenía todavía mucho que aprender, en el fondo no pudo evitar caer en los errores que él mismo atribuía a sus enemigos intelectuales, atacó una metafísica para sustituirla por otra, una serie de dogmas contrarios a la naturaleza para intentar cambiarlos por otros no menos artificiales, siendo consciente tal vez que nunca los vería triunfar. La denominada "falacia de la ilustración" pocas veces se puede apreciar tan claramente como en el caso de este valiente pensador, no sería el último que caería en sus errores.


Lo mejor: Un libro extraordinario, sin duda, recomendable especialmente a todos aquellos interesados en la filosofía del siglo XVIII, que no se queden solamente en Rousseau, Diderot o Voltaire y se animen a conocer las obras de este grupo de radicales, ateos y materialistas de los que Holbach es sin duda alguna su "buque insignia". Ni su época era ilustrada ni lo es la nuestra tampoco, de ahí que buena parte de su mensaje, en cuanto a llamadas a la hermandad universal, a la bondad, al sentido común alejado de sistemas quiméricos sigue completamente vivo. Excelente el ensayo incluido al final de José Manuel Bermudo, la traducción y la edición en general, Laetoli no podía haber escogido un libro mejor que este para iniciar su colección dedicada a los ilustrados. Para los amantes de la filosofía especialmente interesados en el siglo de las luces es simplemente un libro que no deberían perderse.

Lo peor: Dejando aparte la estrecha visión que Holbach tenía de la religión y su, en parte, forzada conexión de esta con la superstición, "Sistema de la naturaleza" es un monumento al exceso... son 520 densas páginas llenas de momentos brillantes y gran lucidez y mensaje machacón y reiterativo a partes iguales. Creo que Voltaire dijo de esta obra que "le sobraban la mitad de las palabras", la envidia y el desagrado le movían a escribirlo en parte, pero también hay algo indudablemente acertado en la crítica. De hecho podemos quitar algunos capítulos y el mensaje seguirá llegando igual, podemos quitar bastantes frases y el libro ni pierde ni gana... no es extraño que posteriormente escribiera otro "El buen sentido" que no es otra cosa que un resumen de este, es tanto como reconocer que se había pasado de la raya... por mi parte he distrutado en general de su lectura, pero advierto, este libro no es para pusilánimes ni para lectores novatos en temas filosóficos, la sencillez de su prosa es engañosa, uno se ve atrapado en su lectura... y ya no puede parar ;-)


jueves, 14 de abril de 2016

Lo que vio el perro


Ficha: "Lo que vio el perro... y otras aventuras", Malcolm Gladwell, editorial Taurus, 423 páginas, ISBN: 978 84 306 07556

¿Qué tienen en común los mejores mercachifles norteamericanos de la teletienda, el ketchup, las inversiones en la bolsa, los tintes para el pelo, la píldora anticonceptiva y el adiestramiento de perros?... aparentemente nada, pero todos estos temas, y muchos más, serán los protagonistas de esta recopilación de ensayos del periodista, ensayista, sociólogo y divulgador canadiense Malcolm Gladwell, y lejos de constituir una especie de cajón de sastre donde entra cualquier cosa veremos que hay muchos puntos en contacto con estos temas aparentemente tan dispares.

Es el primer libro que leo de este autor, aunque ya le conocía por la versión en lengua inglesa de su más reciente ensayo, David y Goliath, que espero poder leer un día de estos. Gladwell escribe habitualmente artículos, en realidad mini-ensayos, para la revista The New Yorker y este libro publicado originalmente en 2.009 contiene una selección de los mejores, a juicio de su autor, aparecidos desde su incorporación a la revista, en 1.996 hasta el momento de su recopilación. 


Hay varias cosas que quedan meridianamente claras tras la lectura de un libro como este, la primera es que uno se encuentra con un escritor extremadamente inteligente y que además domina como nadie el arte de enganchar al lector con los temas más dispares, se nota que disfruta escribiendo y es una de esas afortunadas personas que poseen una curiosidad infinita por el mundo que les rodea. No estamos simplemente ante artículos de opinión, ni comentarios sobre trabajos de otros, hay en cada uno de estos pequeños ensayos un trabajo intenso de recopilación de datos, una labor de investigación y un "darle vueltas" a cada tema hasta llegar a conclusiones interesantes que elevan la palabra "periodista", esa profesión tan denostada ultimamente, a un nuevo rango... y es que leyendo a M. Gladwell sencillamente te das cuenta de que hay periodismo de otro nivel. Para ser justos hay que comentar también que estos artículos que constituyen esta recopilación no son solamente el fruto del trabajo de un virtuoso de la pluma y la investigación periodística, sino que hay detrás de los mismos una labor de equipo en la redacción de la célebre revista, cuanto debe Malcolm a estos y cuanto hay exclusivamente de su cosecha... bueno eso solamente él lo sabe, aunque como lector debo agradecer ese "pulido" y naturalmente como ocurre con cualquier libro editado en otra lengua, la buena labor del traductor, Pedro Cifuentes en este caso.



Obsesos, pioneros y otras variedades del genio menor.
Decía antes que la elección de la temática de los artículos no era completamente aleatoria, el libro posee tres partes, en la primera, donde se tocan todos los temas primeramente enunciados, se nos muestra el talento de una serie de personas de lo más dispares con el denominador común de ser auténticos genios en su limitado campo, así se nos presentará la historia de una serie de familias de vendedores ambulantes americanos, verdaderos fueras de serie en el arte de vender, y como supieron adaptarse al mundo de la publicidad televisiva alcanzando en este medio cotas nunca antes vistas en el mundo del comercio, al menos en los EEUU. O el genio que inventó, no el mejor, sino la salsa de ketchup más vendida, comercializada por Heinz, y el porqué de su éxito... o como con un enfoque radicalmente diferente del mercado de valores y con ideas que aparentemente se dan de tortas con la corriente de pensamiento general, Nassim Nicholas Taleb creó una empresa de inversión en bolsa aparentemente inmune a las crisis. O la clave de la maestría de César Millán en su escuela de adiestramiento canino... todos ellos pueden presumir de la misma capacidad, clave de su éxito, y no es otra que la capacidad de penetración psicológica, la capacidad de saber ponerse en la piel del futuro cliente, del futuro comprador, inversor... o perro y dueño de perro :-)

Teorías, predicciones y diagnósticos.
De la habilidad psicológica para averiguar qué quiere un potencial cliente pasamos en la segunda parte al difícil arte de la predicción, a la toma de decisiones cuando no se conocen bien todos los datos, o bien, cuando no se puede separar de forma satisfactoria la información útil de la que no lo es. Veremos como el exceso de información puede ser tan pernicioso como la carencia de la misma, Gladwell nos dará pistas del porqué del fracaso de un gigante empresarial como Enron, a pesar de que había numerosos datos que alertaban de su colapso, del fracaso a la hora de prevenir los ataques terroristas a las torres gemelas, del fracaso de los israelitas a la hora de prever el ataque por sorpresa de los árabes en la guerra de Yom Kipur. Veremos como la interpretación de las fotografías aéreas con objetivos militares tiene mucho en común con el examen radiológico de las mamografías, y cómo se las apañan los expertos para navegar entre mares de información aparentemente irrelevante. Veremos también como los avances tecnológicos propician el desarrollo de sistemas tan complejos, como un trasbordador espacial o una central nuclear, donde es virtualmente imposible prevenir completamente los accidentes y que en ocasiones los mismos se deben a una desafortunada concatenación de casualidades que tomadas de una en una no son nada pero que en conjunto pueden desembocar en un desastre como el de la central nuclear de Harrisburg o la explosión del Challenger.

Personalidad, carácter e inteligencia.
Finalmente en esta tercera parte nos meteremos de lleno en la psicología para analizar una serie de temas interesantes, ¿existen diferencias entre los genios precoces y aquellos que maduran tardíamente?... el autor así lo cree y nos ofrece una serie de ejemplos, la decisión de elegir a una potencial "estrella" en los deportes o en otros campos ¿cómo evaluamos aquello que es por definición imposible de evaluar?. Otro pequeño ensayo nos introduce en las mentes criminales y en la forma en la que los investigadores intentan crear perfiles de sospechosos... en todos estos casos veremos algo que no nos sorprende, que no siempre es oro lo que reluce. La más que probable sobrevaloración del talento en el mundo empresarial, al menos en los EEUU y la difícil evaluación correcta de un candidato a ocupar un puesto de trabajo a través de una entrevista serán los temas tratados en los dos siguientes artículos, para finalmente terminar con un interesante ensayo dedicado a la supuesta peligrosidad de determinadas razas de perro y la efectividad de las normas legales.

Conclusión: Es difícil encontrar una colección de ensayos más variada y entretenida que esta, por encima de todo sobrevuela la aguda inteligencia del autor, su intención de que nos demos cuenta de que problemas aparentemente simples encierran más variables y más complejidad de la que sospechamos y de que en ocasiones hay soluciones sencillas a problemas aparentemente insolubles, y en otras, sucede todo lo contrario, que la simplicidad de una solución es engañosa e ineficaz. Comprender porqué muchas veces los mapas y las guías son inútiles y a su vez porqué son imprescindibles, que el talento individual puede ser una trampa, que nuestros prejuicios y nuestros sesgos cognitivos pueden formar una cortina de humo que nos impidan apreciar correctamente la realidad y cómo no siempre más información supone saber más de un asunto, sino que puede ser justamente al revés. Que en definitiva las cosas no son lo que parecen y que hay siempre un porqué detrás incluso de muchas que creemos fruto del azar.

El autor posee página web donde se pueden encontrar una recopilación de artículos, muestras de sus libros, trabajos etc... aquí le tenemos en un vídeo dando una charla sobre el conocido episodio bíblico del enfrentamiento entre David y Goliat... y porqué deberíamos verlo de otra forma. Un perfecto ejemplo de su trabajo y su particular enfoque al tratar cualquier tema, "las cosas no son lo que parecen".


Lo mejor: Una colección de ensayos muy entretenida, variada, amena, fácil de leer, no exenta de profundidad y que enganchan desde la primera página. Me gustan particularmente ese desparpajo y esa frescura y soltura con la que escribe. Lo recomiendo.

Lo peor: Demasiado americano en ocasiones, demasiadas referencias a temas locales y asuntos más propios de su sociedad y cultura que la nuestra y que no siempre podemos extrapolar aquí. En ocasiones mete demasiada paja y da demasiados rodeos para ilustrar algo que quizás no necesitaba tanta presentación.

martes, 5 de abril de 2016

Historia íntima de la Humanidad


"Con un poco de valor, todos estamos en condiciones de tender una mano a alguien diferente de nosotros, de escuchar e intentar aumentar, aunque sólo sea en una pequeña proporción, las reservas de amabilidad y de humanidad existente en el mundo. Pero sería poco cuidadoso hacerlo sin recordar cómo han fracasado otros intentos previos y cómo nunca ha sido posible predecir con certeza el comportamiento de los seres humanos. La historia , con su inacabable procesión de transeúntes cuyos encuentros han constituido en su mayoría oportunidades fallidas, ha sido en gran parte hasta ahora una crónica de capacidades desperdiciadas. Sin embargo, la próxima ocasión en que dos personas se encuentren, podría ser diferente. Aquí tiene su origen la angustia, pero también la esperanza; y la esperanza es el origen de la humanidad."


Ficha: "Historia íntima de la Humanidad", Theodore Zeldin, Plataforma Editorial, 527 páginas, ISBN: 978 84 16096 92 3

Hace menos de un mes escribía aquí una reseña sobre un libro que me parecía a todas luces extraordinario, "Los placeres ocultos de la vida", de Theodore Zeldin era el libro que necesitaba leer, tras una serie de lecturas de autores marcadamente pesimistas y apocalípticos, necesitaba sumergirme en el pensamiento de un autor diferente, de un autor volcado en la vida, en el mundo, pasado y presente; de un defensor de lo humano y no un mero observador de su propio ombligo y demás miserias. Era no solamente un libro necesario para mí en ese momento, sino también un libro con un atractivo tan irresistible que me dejó con ganas de seguir leyendo a este autor, me lo leí de forma frenética en un solo fin de semana, algo que no me ocurre demasiado a menudo. No es extraño que tardase tan poco en buscar, adquirir, leer y comentar aquí algo más de este magnífico ensayista.

Theodore Zeldin, su autor, historiador, profesor y ante todo un gran pensador con una erudición incomparable, nos ofrecía veinte años antes, en 1.994, su obra maestra. "Historia íntima de la Humanidad", era un ensayo bastante original y causante de los más encendidos elogios que puede inspirar un libro. Han tenido que pasar veinte años para verlo publicado en castellano, en 2.014, de forma casi simultánea con la anterior obra mencionada. Creo que va ya por la quinta edición en menos de año y medio... todo un record para un ensayo en nuestra lengua, y que tengo muy claro que no va a quedar ahí la cosa. En mi caso su lectura me ha saturado un poco porque tenía demasiado reciente la anterior obra señalada, pero además por la semejanza entre ambas, el momento quizás no demasiado propicio para afrontar su visita, es un libro que hay que coger con ganas, y otras características que paso a comentar aquí.

Está claro que "Los placeres ocultos de la vida" era una continuación de "La historia íntima de la Humanidad", de hecho realmente es como un homenaje, o más bien un intento de repetir la fórmula. Tengo que decir que ambos libros son muy recomendables y que aunque repiten temática, el ser humano y sus tribulaciones ante la vida tanto en el presente como en el pasado, son lo suficientemente diferentes entre sí, debido a la inagotable variedad de los asuntos tratados, para convertir su lectura en un verdadero placer y no dejar pasar concesión alguna al aburrimiento. No obstante la comparación constante entre uno y otro es inevitable.

Entre ambos libros existe además una clara evolución, fruto sin duda de los veinte años transcurridos entre su escritura, este primero, esta supuesta historia íntima de la Humanidad, posee una estructura capítulo a capítulo que se va repitiendo. Dicha estructura será copiada en la obra posterior pero con una diferencia, que la introducción inicial centrada en el relato de la vida de una persona contemporánea ha sido eliminada. Así en cada capítulo de un título realmente llamativo, y pretencioso, nos encontrábamos con la historia de la vida de una, o más, mujeres, casi siempre de nacionalidad francesa, de edades diversas, y que tras ser elaborada a partir de las respuestas de una entrevista bastante confidencial y sincera pasaban a ilustrar el tema anunciado en el capítulo... aquí en este punto y al igual que sucedía en "Los placeres ocultos de la vida" nos encontrábamos directamente con personajes históricos, de oriente y occidente, con sugerentes historias sobre la historia y finalmente unas conclusiones, bastante "jugosas" en general, por parte del autor a modo de conclusión.

Quitando esa parte inicial del relato íntimo y personal de la historia de las entrevistadas nos encontramos con exactamente si no con el mismo libro, sí con el mismo TIPO de libro. Para rematar la cuestión cada capítulo viene con una bibliografía extensa, sobre los temas tratados. Si ponemos juntas todas estas páginas dedicadas a la bibliografía recomendada, en su mayor parte obras en francés, tenemos una de las obras más documentadas que se puedan concebir... me pregunto cuantos de esos libros habrá leído realmente Zeldin o si existe alguien que pueda leer tanto :-)



Aquí no tenemos capítulos titulados con una sugerente pregunta, donde se insinuaba que quizás podíamos hallar una respuesta, sino una colección de afirmaciones capaces de llamar la atención de cualquiera: "Cómo los seres humanos han perdido la esperanza en repetidas ocasiones y cómo recuperan los ánimos con nuevos encuentros y unas gafas nuevas", "Cómo algunos se han hecho inmunes a la soledad", "Cómo el respeto ha llegado a ser más deseable que el poder", "Cómo la gente se ha liberado del miedo descubriendo nuevos miedos", "Cómo hemos desarrollado el arte de huir de nuestras preocupaciones, pero no el de saber a dónde"... 

Últimamente me gusta leer otras opiniones sobre los libros que comento aquí, la página americana "www.goodreads.com" es una buena opción si el libro tiene ya una versión en inglés. Algo que recomiendo ya que la participación en los foros sobre libros en castellano a mi juicio deja bastante que desear. Y en lo que respecta a este libro hay como dos opciones mayoritarias, aquellos que han quedado maravillados por la obra, por su diversidad, sus ideas, el ideal humanístico al que apuntan, catalogándolo de obra maestra como un libro al que hay que acudir una y otra vez... y aquellos que lo califican de ensayo-suflé, un libro que habla de muchas cosas y a la vez de nada, y que trata de vendernos aire.

Ni que decir tiene que me identifico con los primeros, Zeldín hace una mezcla en su ensayo de historia, psicología y sociología que seguramente ha despistado a más de uno. Evidentemente quien busque un libro de "recetas", mejor que busque un libro de cocina, o uno de psicología y autoayuda... no me extraña que en esa posterior ampliación de esta obra publicada veinte años más tarde excluyera el relato y los testimonios de entrevistados, por mucho que alabe la idea de la conversación sincera entre las personas como fuente de conocimiento y sabiduría, ese diálogo presente casi en los inicios de la filosofía, posiblemente porque en 1.994 no existía esa saturación de temas psicológicos y este ensayo podía presumir de original por presentar esas historias. Para mí esta presentación de personajes y su vida, aunque interesantes por sí mismas, no constituyen ni de lejos lo más importante y destacable del libro, aunque también es verdad que le otorgan al ensayo una patina de humanidad, emoción y cercanía al lector de la que suelen carecer los ensayos sociológicos e históricos. 

De modo que solo tengo esto que añadir, que tenemos más de lo mismo, más datos históricos, más conclusiones interesantes a partir de los mismos y como añadido una colección sugerente de vidas de mujeres singulares, de todas las edades y condiciones sociales, que seguramente se encontraron por primera vez en su vida con alguien que les preguntaba estas cosas... "¿qué esperas de la vida?, ¿te gusta tu trabajo? ¿qué querías ser de mayor cuando ibas a la escuela? ¿estás satisfecha de tus relaciones personales? ¿sientes nostalgia del pasado? ¿cambiarías algo del mismo? ¿cuál ha sido tu mayor satisfacción? ¿qué experiencia de tu pasado consideras más dura y traumática? ¿te has sentido alguna vez especialmente sola? ¿hay algo que te apasiona en la vida? ¿cual ha sido tu mayor frustración? ¿te gusta vivir aquí? ¿te consideras una persona inteligente? ¿crees que tienes algún talento especial?" ... estas preguntas, y otras muchas, no están presentes de forma directa en el ensayo, pero a juzgar por lo expresado por el autor debieron de ser formuladas en la intimidad... y contestadas con mayor o menor sinceridad.

Lo que está claro es que muchas de las mujeres que aparecen en el ensayo debieron contestarlas por primera vez en su vida. No son los temas con los que uno suele hablar con nadie, sea amigo, pareja sentimental, familia... etc, posiblemente la mayoría de las personas pasamos por la vida sin sincerarnos nunca con nadie de la forma que este hábil profesor de historia ha conseguido con sus interlocutores. 

Creo también que la elección de mujeres para ser entrevistadas es también un acierto, aunque solo sea por equilibrar la balanza ya que en el caso de los personajes históricos puestos como ejemplo para ilustrar los temas tratados nos vamos a encontrar de forma ineludible casi siempre con miembros del sexo masculino. Y dejando temas de paridad de sexos aparte, algo siempre discutible y polémico, creo también que las mujeres tienen en general una mejor capacidad para abrir sus mentes y sus corazones a los extraños, en cuanto estos se ganan su confianza claro, los hombres somos generalmente más herméticos, huraños, competitivos y suspicaces... excepto aquellos capaces de volcar su mente por escrito, generalmente tratándose ya de autores muertos, tal y como haría Zeldin con su ensayo de la misma temática veinte años después, en la que confiesa sin rubor preferir recoger testimonios de este tipo. 

Zeldin se esfuerza en mostrarnos también en este libro que cada persona es un mundo que vale la pena conocer y que es un mundo que permanece en su mayor parte escondido, y que por desgracia, muere con la persona para no poder recuperarse ya nunca jamás. Nos muestra también que nuestros problemas de hoy son los mismos que abrumaban a las personas hace siglos, que incluso aquello que catalogamos como nuevo casi siempre no lo es en absoluto, que solo cambian las formas externas, pero que la esencia de las tribulaciones humanas son esencialmente las mismas, que no hay tema que no haya aparecido anteriormente en cien formas diferentes, que las personas somos todas únicas, pero también iguales en más cosas de las que nos atrevemos a imaginar... y que en definitiva el mundo es inmenso, infinito, y que resulta tan imposible de abarcar como el océano, pero a la vez que es posible conocerlo mucho mejor si somos capaces de escuchar e intentar comprender a otros seres humanos. En definitiva, que la vida es una aventura irrepetible.

Lo mejor: Intelectualmente estimulante, variadísimo, erudito, ameno, brillante... una singladura intelectual en la que vale la pena embarcarse. Muy bueno, el libro que le regalaría a un aficionado a la historia, especialmente si es mujer, es una obra a la que se le puede sacar muchísimo partido y con una cantidad de temas y exposiciones tan interesantes que darían para alimentar a un participativo y nutrido foro de opinión durante un año, o más. Un filón difícil de agotar, tan bueno, o mejor aún que su excelente "Los placeres ocultos de la vida", e igualmente recomendable.

Lo peor: Laberíntico, en ocasiones abrumador, uno en ocasiones se cuestiona hasta que punto las historias elaboradas a partir de estas entrevistas reflejan fielmente lo hablado en las mismas o reflejan en buena medida la imaginación y las reflexiones del propio autor. Ese brincar de tema en tema, de personaje en personaje, ese realizar constantemente afirmaciones de tal calibre y llegar a tantas conclusiones simplificando tanto las cosas, de forma un tanto forzada, puede llegar a ser cuestionable, así como pueden cuestionarse ciertas opiniones... por más extensa que resulte la bibliografía recogida en el ensayo. Muchos cuestionarán esa auto-presentación del autor como un sabio indiscutible que parece tener respuestas para todo y que sabe ver los nexos ocultos entre tantos temas. Zeldin es un autor singular y extraordinario, doy fe, pero en este ensayo me ha llegado a marear y en ocasiones me ha hecho sentirme un poco perdido. La relación entre los testimonios de las entrevistadas y el tema principal de cada capítulo ha sido en ocasiones sujetado con alfileres, o encajado con un buen calzador ;-).