sábado, 15 de octubre de 2016

Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie

"Ninguna política se ha de fundar en la decisión de exterminar al adversario; no solo -y ya es mucho- porque moralmente es una abominación, sino porque, además, es materialmente irrealizable; y la sangre injustamente vertida por el odio, con propósito de exterminio, renace y retoña y fructifica en frutos de maldición; maldición, no sobre los que la derramaron, desgraciadamente, sino sobre el propio país que la ha absorbido para colmo de la desventura"

Manuel Azaña. 18 de julio de 1.937



Ficha: "Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie", Juan Eslava Galán, Editorial Planeta, 400 páginas, ISBN: 9788 408 114635

Cuenta el autor que un día reunido con Arturo Pérez-Reverte y Fito de Cózar en un bar de Jaén, Arturo le preguntó por el libro que andaba escribiendo, a lo que Juan Eslava le contestó, -todavía no tiene título. Es una historia de la guerra civil que no le va a gustar a nadie-, -Ése es el título-, le contestó Arturo.

Si hay un tema en España que todavía es capaz de tocar la fibra sensible es precisamente el de la guerra civil, parece mentira que en julio de este año se hayan cumplido 80 años desde su inicio y que estemos todavía así. Todavía andamos liados con recriminaciones de unos y a otros, todavía con heridas sin cerrar y sobre todo seguimos sin poder pasar página y ver el tema sin apasionamiento y con un poco de objetividad.

Dicen, y es verdad, que la historia la cuentan los vencedores, durante muchos años hubo una "versión oficial" de lo ocurrido llena de mentiras y medias verdades, había que justificar aquel monstruoso baño de sangre y alabar al poder constituido literalmente sobre decenas de miles de cadáveres, en su gran mayoría de gente inocente de otro crimen salvo el de no pensar igual que el gobierno... tras la muerte del dictador llegó el cambio de régimen y llegaron también otras versiones del conflicto, y aquellos que fueron pintados primero como unos desalmados que querían destruir el país y provocar una sanguinaria revolución empezaron a aparecer como unos defensores de la legalidad y unos luchadores por la libertad ¿en qué quedamos?... hoy encima asistimos a un nuevo "revisionismo" de falsos historiadores que quieren volver a dar otra vuelta de tuerca al asunto y en un "más difícil todavía" pretenden hacernos comulgar con ruedas de molino adelantando incluso la fecha del estallido de la guerra a 1.934... nos guste o no, la Guerra Civil Española sigue dando trabajo a los historiadores, vendiendo libros y ocupando su parcela de actualidad. Ahí está esa Ley de Memoria Histórica que pretende restañar heridas, eliminar símbolos del antiguo régimen, y devolver un poco la dignidad a las familias de represaliados cuyos huesos descansan hoy todavía bajo las cunetas. Y claro, eso molesta a algunos que no ponen por ejemplo objeción alguna a la beatificación de religiosos asesinados en dicha guerra... incluso hoy ochenta años después todavía la Guerra Civil sigue siendo usada con fines políticos por unos y otros, vamos para lo de siempre, para al final fomentar la división sin llegar a ninguna parte... y es que los españolitos somos especialmente negados a la hora de pasar página, y únicos a la hora de encontrar motivos para el enfrentamiento.



La verdad es tan terca como incómoda, de ahí que Juan Eslava se ha metido voluntariamente en un avispero con este libro, sabiendo de antemano que ofrecer una visión cruda y realista de lo acontecido en aquellos años terribles, sin un marcado viraje a la izquierda o a la derecha, iba a hacer que le llovieran tortas desde ambos lados.



No, definitivamente España no necesitaba un conflicto a gran escala ni un golpe militar para evitar ningún mal mayor ¿puede haber algo peor que lo que sucedió?, ni tampoco la Segunda República era un régimen precisamente ejemplar... el radicalismo revolucionario de unas izquierdas, anarquistas incluidos, que miraban con esperanza a la URSS y sus experimentos de ingeniería social, ni el extremismo reaccionario de grupos de extrema derecha, CEDA y Falange, que se identificaban con los fascismos europeos en auge en aquel momento, podían traer nada bueno. La verdad es que en los meses anteriores al estallido de la guerra la situación política se había convertido en un polvorín... pero también es verdad que el golpe de estado se estuvo fraguando durante años. Aunque no se hubiese asistido a la escalada violenta del asesinato del teniente Castillo y sobre todo al de Calvo Sotelo, el dispositivo golpista se hubiera puesto en marcha igualmente.

Solo este clima de violencia y tensión acumulada podía explicar que desde el comienzo del conflicto y antes de que terminase el año hubiesen fallecido en España, no ya en los enfrentamientos armados... al fin y al cabo una guerra es una guerra siempre, sino ante los pelotones de fusilamiento, muchos miles de españoles, realmente en aquellos meses hubo muchos más asesinados por motivos políticos que muertos en combate. Hoy afortunadamente, a pesar de que todavía queda algo de aquellas "dos españas" por desgracia en el plano ideológico, cuesta mucho trabajo imaginar una situación parecida, ni podemos tampoco enjuiciar a sus protagonistas con los baremos actuales porque tampoco la Europa en la que se encuadraba aquella España es siquiera parecida.

No, ni la versión de la cruzada liberadora destinada a salvar la patria de unos malvados enemigos, ni la de los valerosos defensores de la libertad derrotados injustamente por la supremacía armamentística de un enemigo superior en medios se sostienen. Fue una carnicería sin igual, donde para la mayoría la pertenencia a uno u otro bando se debió a causas puramente accidentales, y donde más valía guardar las apariencias ante todo. Naturalmente que hubo ideología, a porrillo, posiblemente ninguna guerra ha sido tan politizada como aquella que libraron nuestros abuelos, y bisabuelos para las generaciones más jóvenes, pero seguramente quitando un pequeño porcentaje de idealistas y fanáticos los españoles de a pie hicieron lo que han sabido hacer siempre muy bien a lo largo de la historia, sobrevivir como sea... si tocaba levantar el puño y apoyarlo en la sien para cantar la "Internacional" o si tocaba levantar el brazo en alto, cantar el "cara al sol" y acudir a misa cada domingo... pues se hacía y en paz.

Ejemplos de esto lo tengo en mis dos abuelos, uno se echó al monte y se escondió para evitar que lo alistaran los milicianos, el otro se vio enrolado, con mejor o peor fortuna, en la Guardia de Asalto al poco de empezar la guerra y pasó la guerra en Jaén... de allí pasó como todo "rojo" por un campo de concentración al terminar la guerra, donde pasó más hambre que el perro del afilador, pero sobrevivió, otro familiar mío, un tío de mi madre, sí estuvo en el frente pero se limitó a pasar la guerra en la trinchera "disparando para donde me decían que estaba el enemigo"... hubieron muchos que se implicaron ideológicamente en la guerra, por supuesto, pero leyendo el libro de Juan Eslava uno tiene la sensación de que había que hacer realmente pocos méritos, muy pocos, para merecer un puesto en la fila de turno delante de la tapia del cementerio.




Cincuenta mil asesinatos en la zona republicana, ciento cincuenta mil en la zona nacional... más otros cincuenta mil de propina al terminar la guerra en la represión que siguió. La misma furia, más sistemática y metódica en el bando nacional eso sí, pero igual de encarnizada.

Demasiada sangre por todas partes, la República perdió muy pronto la guerra... prácticamente desde el principio se comportó como un boxeador que está KO técnico, que sigue de pie aunque falla todos los golpes y solo le queda ya un traspiés para caer a la lona. Nunca en la historia ha ganado una guerra el bando que divide sus fuerzas y pierde el tiempo en conflictos internos, un gobierno impotente a la hora de poner disciplina y dirigir el esfuerzo de guerra tenía forzosamente, antes o después, que perder. Demasiadas divisiones internas, demasiados errores, demasiados puntos diferentes de vista... o se metía la pata, o se mostraban incapaces de aprovechar los aciertos cuando los había, mucha mala suerte... pero también mucha chapuza "made in Spain", y es que organizar una guerra cuando careces casi por completo de ejército y tienes que echar mano a voluntarios sin instrucción militar no es una tarea fácil.

El país tuvo muy mala suerte con los políticos y dirigentes, militares y civiles, que le tocaron en suerte... y solamente el espíritu de sacrificio y la entrega de muchos miles evitaron que Franco y sus tropas profesionales ganasen la guerra ya en 1.936. Alguna versión sobre el conflicto leí hace muchos años, claramente girada a la izquierda, donde su autor parecía sostener la tesis de que la victoria de la República pudo haber sido posible. Es verdad que los militares rebeldes y sus partidarios se encontraron en algunos momentos con dificultades, la aventura golpista no les salió gratis precisamente, y que el gobierno republicano tuvo importantes medios económicos y humanos, pero está muy claro desde el principio que supieron aprovechar todas las situaciones favorables que se les presentaron y mantuvieron un mando unido y disciplinado, no exento de visiones diferentes y desavenencias pero con la vista puesta siempre en el objetivo final por encima de todo, la victoria. Justo lo contrario que en el bando republicano donde en los primeros meses solo "marearon la perdiz". La diferente calidad y cantidad de la ayuda recibida del extranjero hicieron el resto... pero da la impresión de que Franco hubiese podido ganar incluso con bastante menos de lo que tenía en vista de la jaula de grillos que tenía enfrente.

Por ejemplo en la batalla más grande de la guerra, la Batalla del Ebro, la aviación republicana hizo aparición en escena al segundo o tercer día... y luego de forma esporádica, y eso en una operación planeada por el estado mayor republicano ¿y si aquello hubiese comenzado como iniciativa del bando rebelde?... el bando nacional siempre operó con eficacia y supo manejar sobre el terreno sus armas... de hecho la guerra no se terminó antes debido a que Franco no era ninguna lumbrera como estratega y porque aparte de los motivos puramente militares mezcló motivos políticos en sus decisiones, como por ejemplo el desviarse del camino a Madrid para liberar el Alcázar de Toledo, o negarse a atacar Cataluña o Valencia dejando al ejército del Ebro atrincherado frente a Gandesa. 

El libro de Juan Eslava es prolijo en historias, todas reales, y en detalles sobre el curso de los acontecimientos, como si de una novela de intriga se tratase va desgranando capítulo a capítulo los avatares de la guerra, denunciando tanto los crímenes de unos como los de los otros (hunos y "hotros" como los llamaba Miguel de Unamuno en plan despectivo). No descubrirá casi nada importante a cualquier lector bien informado sobre el tema de nuestra guerra civil, pero a cambio ofrece una visión desapasionada y realista... ¿sesgada hacia algún lado?, imagino que para algunos evidentemente les parecerá una visión "izquierdosa" al subrayar la política de terror sistemático de los rebeldes, otros podrán tildarla de "reaccionaria" al señalar los numerosos errores del gobierno republicano y su incapacidad para poner coto a los crímenes de muchos desalmados que empuñaron las armas supuestamente en su defensa, pero creo que si una obra sobre nuestra guerra civil se lleva críticas de ambos lados es que va por el buen camino.

Personalmente me ha sorprendido gratamente en algún que otro asunto, y me ha interesado especialmente el espacio dedicado al papel de la Iglesia Católica por su responsabilidad y falta de caridad cristiana durante, y después del conflicto. La misma ha sido habitualmente considerada principalmente víctima del conflicto, y lo es por supuesto, ahí están sus más de seis mil miembros asesinados en la zona republicana, un dato completamente objetivo (y terrible), pero también hay que contar con su papel directo no solamente en el apoyo ideológico al bando de Franco durante y tras la guerra, con aquellas incendiarias soflamas lanzadas desde los púlpitos animando a los fieles a luchar y matar en la "cruzada", sino su participación activa en la represión franquista, y no solamente de republicanos implicados en crímenes... vamos que esos seis mil mártires durante el conflicto fueron oportunamente "vengados" y por triplicado como poco. Tampoco conocía aquel intento de secuestrar a Franco en un vuelo de Salamanca a Sevilla, o los detalles de algún que otro enfrentamiento "menor"... y por supuesto las anécdotas, no todas tristes o terribles, que se cuentan en el libro que cuenta con una abundante provisión de documentos muy interesantes.


Lo mejor: Un libro en la línea de los que escribe Juan Eslava, instructivo, ameno, muy bien documentado, lleno de anécdotas y datos históricos, bien narrado... naturalmente no pretende ser un libro exhaustivo con sus 400 páginas sobre un conflicto tan complejo y apasionante como la Guerra Civil sobre el que se ha escrito tanto,  pero será difícil encontrar un trabajo más ameno y entretenido que este sobre el tema. Sin duda es el libro que yo recomendaría a aquel que desee empezar leer algo sobre la más mortífera y cruel guerra de nuestra historia.

Lo peor: No es un libro tan "rompedor" como promete, al menos a mí no me lo parece, y seguramente no levantó polémica alguna en un mercado ya saturado de obras sobre la Guerra Civil que pareció ponerse de moda hace diez años. Dudo mucho también que figure entre los favoritos de los aficionados a la historia, los hay mucho más ambiciosos, de mayor prestigio y que aportan muchísima más información al lector curioso.

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