Ficha: El restaurante del fin del mundo, autor Douglas Adams, editorial Anagrama, 171 páginas, ISBN: 978 843 3973283.
Continúo con la lectura de esta "trilogía en cinco partes" tal y como la describió su autor, tras mi comentario de la primera parte guía del autoestopista galáctico, novela que me impresionó gratamente, tenía que seguir con la lectura de esta interesante serie... sobre todo porque la trama queda interrumpida, falta el desenlace, y la obra está concebida para ser leida en su totalidad.
En esta segunda entrega siguen las estrambóticas peripecias del quinteto de chalados en un universo absurdo e irreverente embarcados en la nave imposible "corazón de oro" único artefacto del universo propulsado por la energía de la "improbabilidad infinita"... y siguen las situaciones surrealistas y el humor inteligente a raudales , introducido tanto en la "voz en off" del narrador como en los diálogos entre los distintos personajes.
Se baja un poco el listón de la primera parte, algo normal ya que esta obra es solo una continuación, la trama está más que presentada, y se continúa con el esquema ya trazado en la anterior. Ninguno de los personajes hace nada inesperado y continúan cada uno en su papel, viéndose como siempre en aprietos y salvándose en el último momento de la forma más inesperada tal y como mandan los cánones de la "space opera" y de cualquier novela de aventuras que se precie. No en vano estamos ante una de las pocas obras de ciencia ficción cómicas que se han escrito, y es de lejos la mejor serie de este subgénero dentro del género y lo siento por Harry Harrison y su "Bil héroe galáctico".
Zaphod Beeblebrox sigue con su megalomanía, con sus actos irracionales y su tremendo amor por el disfrute de la vida. Arthur Dent como buen inglés sigue apegado a sus costumbres... es divertidísima la escena en la que intenta conseguir de la máquina expendedora de bebidas un té medio decente, ni en el espacio puede pasar sin su taza de esta bebida. Trillian de momento es el personaje menos trabajado e importante, una pena porque representa, en contraposición a Arthur, el arquetipo de viajero fascinado por las experiencias que está viviendo adaptable a cualquier situación. Ford Prefect es de lejos el personaje más inteligente y valiente de los cinco aunque carece del toque genial y extravagante de Zaphod es puro sentido común... y por fin Marvin un robot doméstico de un carácter insoportablemente depresivo, vendría a ser la antítesis de Zaphod, si el primero es un optimista incurable en el caso del androide cada diálogo suyo es una pieza maestra de humor negro. Con semejante grupo la diversión, lo inesperado y las situaciones absurdas están más que aseguradas, no hay espacio para el aburrimiento en ese universo de locos descrito magistralmente por Adams.
Destaco la descripción de ese demencial restaurante que da título a la novela, donde se celebra cada día el fin del universo gracias a estar todo él inserto en una gigantesca máquina del tiempo que les permite avanzar y retroceder en el mismo... vamos el sueño húmedo e imposible de cualquier sibarita-pijo-cabezahueca aburrido, naturalmente el lugar es escogido por Zaphod. El terrorífico concierto de rock capaz de devastar un planeta. Descacharrante es así mismo la visita al supuesto "dirigente de la galaxia", toda una crítica corrosiva al poder y su absurdo, y bueno... el episodio del naufragio en un planeta de la nave de Golgafrinchan donde viajan todos los burócratas, políticos, militares e inútiles y como se organizan allí es realmente soberbio.
Lo mejor: En esta ocasión no todo es diversión vacia, comienzan a caer abundantes dardos sobre la naturaleza humana y el disparate que estamos haciendo con nuestro planeta, un lugar insignificante en el conjunto del universo y a la vez el más bello y singular de todos, apuesto a que es así. El estilo igual de brillante, Adams era un auténtico genio, las situaciones hilarantes e increiblemente originales y divertidas, es dificil encontrar un escritor mejor dotado para contar historias y solo se puede lamentar su prematura pérdida y el que no escribiera más.
Lo peor: Un cierto tono de pesimismo comienza a asomarse en la obra, Douglas no debía albergar demasiadas esperanzas en el género humano cuando nos hace descendientes de una caterva de inútiles ¿brillará un poco la esperanza en el posterior desarrollo de la trama?, tendré que seguir leyendo esta divertida y fascinante historia.
Continúo con la lectura de esta "trilogía en cinco partes" tal y como la describió su autor, tras mi comentario de la primera parte guía del autoestopista galáctico, novela que me impresionó gratamente, tenía que seguir con la lectura de esta interesante serie... sobre todo porque la trama queda interrumpida, falta el desenlace, y la obra está concebida para ser leida en su totalidad.
En esta segunda entrega siguen las estrambóticas peripecias del quinteto de chalados en un universo absurdo e irreverente embarcados en la nave imposible "corazón de oro" único artefacto del universo propulsado por la energía de la "improbabilidad infinita"... y siguen las situaciones surrealistas y el humor inteligente a raudales , introducido tanto en la "voz en off" del narrador como en los diálogos entre los distintos personajes.
Se baja un poco el listón de la primera parte, algo normal ya que esta obra es solo una continuación, la trama está más que presentada, y se continúa con el esquema ya trazado en la anterior. Ninguno de los personajes hace nada inesperado y continúan cada uno en su papel, viéndose como siempre en aprietos y salvándose en el último momento de la forma más inesperada tal y como mandan los cánones de la "space opera" y de cualquier novela de aventuras que se precie. No en vano estamos ante una de las pocas obras de ciencia ficción cómicas que se han escrito, y es de lejos la mejor serie de este subgénero dentro del género y lo siento por Harry Harrison y su "Bil héroe galáctico".
Zaphod Beeblebrox sigue con su megalomanía, con sus actos irracionales y su tremendo amor por el disfrute de la vida. Arthur Dent como buen inglés sigue apegado a sus costumbres... es divertidísima la escena en la que intenta conseguir de la máquina expendedora de bebidas un té medio decente, ni en el espacio puede pasar sin su taza de esta bebida. Trillian de momento es el personaje menos trabajado e importante, una pena porque representa, en contraposición a Arthur, el arquetipo de viajero fascinado por las experiencias que está viviendo adaptable a cualquier situación. Ford Prefect es de lejos el personaje más inteligente y valiente de los cinco aunque carece del toque genial y extravagante de Zaphod es puro sentido común... y por fin Marvin un robot doméstico de un carácter insoportablemente depresivo, vendría a ser la antítesis de Zaphod, si el primero es un optimista incurable en el caso del androide cada diálogo suyo es una pieza maestra de humor negro. Con semejante grupo la diversión, lo inesperado y las situaciones absurdas están más que aseguradas, no hay espacio para el aburrimiento en ese universo de locos descrito magistralmente por Adams.
Destaco la descripción de ese demencial restaurante que da título a la novela, donde se celebra cada día el fin del universo gracias a estar todo él inserto en una gigantesca máquina del tiempo que les permite avanzar y retroceder en el mismo... vamos el sueño húmedo e imposible de cualquier sibarita-pijo-cabezahueca aburrido, naturalmente el lugar es escogido por Zaphod. El terrorífico concierto de rock capaz de devastar un planeta. Descacharrante es así mismo la visita al supuesto "dirigente de la galaxia", toda una crítica corrosiva al poder y su absurdo, y bueno... el episodio del naufragio en un planeta de la nave de Golgafrinchan donde viajan todos los burócratas, políticos, militares e inútiles y como se organizan allí es realmente soberbio.
Lo mejor: En esta ocasión no todo es diversión vacia, comienzan a caer abundantes dardos sobre la naturaleza humana y el disparate que estamos haciendo con nuestro planeta, un lugar insignificante en el conjunto del universo y a la vez el más bello y singular de todos, apuesto a que es así. El estilo igual de brillante, Adams era un auténtico genio, las situaciones hilarantes e increiblemente originales y divertidas, es dificil encontrar un escritor mejor dotado para contar historias y solo se puede lamentar su prematura pérdida y el que no escribiera más.
Lo peor: Un cierto tono de pesimismo comienza a asomarse en la obra, Douglas no debía albergar demasiadas esperanzas en el género humano cuando nos hace descendientes de una caterva de inútiles ¿brillará un poco la esperanza en el posterior desarrollo de la trama?, tendré que seguir leyendo esta divertida y fascinante historia.
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