jueves, 22 de agosto de 2013

2312


"Alcanzó el pie de los salientes y llegó a la llanura cubierta de escombros de Tricrena Albedo. Allí desaparecía la senda, porque cualquier vía era igual de buena. Podía adentrarse en la noche, ganar terreno al alba, alzarse sobre Yes Tor y contemplar los puntos más elevados de luz en el terreno como la llama de las velas, que después ardía hacia abajo desde sus puntas brillantes. Para caminar perpetuamente en el amanecer, ay, qué deseo tan ferviente. ¿Quién podría soportar el mediodía o el atardecer? Dejar atrás el amanecer, correr de nuevo hacia la noche. Evitar el día, porque quién sabe lo que trae consigo. No tenía ni ideas ni planes. "

 
Ficha: "2.312", autor Kim Stanley Robinson, editorial Minotauro, 526 páginas, ISBN: 978 844 500 1349

Volver a leer una novela de Kim Stanley Robinson ha sido como reencontrarme con un viejo amigo, en 1.999 leí su trilogía sobre Marte (Marte Rojo, Marte Verde, Marte Azul) que me pareció de lo mejor que había leído nunca en el género de ciencia ficción. Pocos años después mis gustos, por aquel entonces centradas en la C.F. me encaminaron por otros derroteros, si bien nunca ha dejado de interesarme este género en el que realmente me formé como lector y al que he sido más o menos fiel desde entonces con alguna lectura ocasional como esta.

Desde aquella memorable trilogía han sido varias las novelas publicadas de K.S. Robinson y la verdad es que no me ha apetecido el adquirir y leer ninguna de ellas, seguramente porque estaban muy alejadas en cuanto a temática y forma de sus novelas "marcianas". Esta que reseño aquí es una excepción, el haber obtenido además el premio Nébula, otorgado por el gremio de escritores del género en Estados Unidos, le otorga un "caché" y una categoría que no pueden pasar fácilmente desapercibidas... al menos para los editores porque hay alguna todavía pendiente de publicar si hago caso a la información de la Wikipedia. El autor en esta vuelve a su mundo recreado en sus novelas sobre el planeta rojo, el hipotético desarrollo de la carrera espacial en el futuro más cercano... desde luego para mí el punto fuerte de este escritor, es el ámbito en el que se mueve como pez en el agua.

2.012 fue un año marcado como "apocalíptico" gracias a los antiguos mayas... ese año se publicó esta novela, cuya primera edición en castellano hizo su aparición este verano. Estamos en el año 2.312, tres siglos adelante en el futuro en medio de una carrera espacial triunfante que no solamente ha llevado a la raza humana a ocupar y "terraformar" el planeta rojo, argumento de su trilogía de los noventa, sino a colonizar el resto del sistema solar.



K.S. Robinson no es como sus colegas Ian Banks (recientemente fallecido R.I.P.) o como Dan Simmons, cuyas obras de ciencia ficción exploran el terreno de la "space opera" con extravagantes civilizaciones alienígenas y viajes intergalácticos, ni tampoco como Larry Niven y su desmelenado afán por las descripciones pseudocientíficas aunque ambos compartan el gusto por la vertiente más "hard" de la ciencia ficción. Robinson es más de andar por casa, quizás por transcurrir en un futuro más cercano, quizás por respeto a la física einsteniana, o por lo que sea, al Sr. Robinson no parecen gustarle demasiado los viajes intergalácticos, de modo que se centra en el aparentemente humilde patio trasero que constituye nuestro querido y viejo sistema solar. 

Una de las cosas buenas que tiene leer a un autor cuyas obras abarcan un nada desdeñable período de años es comprobar su evolución, a la par que la de uno mismo como lector claro. Tras leer esta obra no tengo la menor duda, el escritor norteamericano ha cambiado para mejor... algún fiasco hay en su carrera como en la de todo escritor pero sin duda alguna que esta novela es todo un acierto y con ella recuperamos al mejor autor de ciencia ficción "realista", si es que tal expresión tiene sentido en este género, que recuerda a los mejores Arthur C. Clarke e Isaac Asimov.

Si en la mencionada trilogía era el planeta Marte y la aventura de su colonización y "terraformación" el eje central de las novelas, aquí el eje lo constituye la descripción de los logros humanos a través de su expansión por el sistema solar a lo largo de tres siglos. Estamos en el año 2.312, la humanidad vive el momento más brillante de su historia, ha colonizado Marte, Venus, Mercurio, las lunas de Saturno y Júpiter, convertido miles de asteróides en enormes habitáculos espaciales denominados "terrarios", irónico nombre que en castellano alude también al criadero de reptiles y anfibios... la tecnología ha proseguido su avance imparable cuyo máximo exponente son los qubos, miniordenadores cuánticos de una extraordinaria potencia. El desarrollo también ha tenido sus sombras y en la Tierra conviven y malviven once mil millones de personas de las cuales más de cinco mil millones no tienen acceso a los elementos más básicos para la subsistencia. Todo ello mientras las razas nacidas en el espacio gozan de una vida casi idílica, aunque no exenta de peligros, en comparación, disfrutando además ya por término medio de dos siglos de existencia merced a los avances médicos.

En ese mundo diverso, complejo, políticamente fraccionado, "balcanizado", se desarrolla la acción. Una de las principales científicas de Mercurio sufre una aparentemente muerte natural, su nieta Cisne Er Hong, junto con una serie de amigos y colaboradores de la fallecida emprenden una investigación para aclarar los motivos que pudieron llevar a este crímen y de paso se ven envueltos en una trama que pretende desestabilizar el equilibrio de poder existente en el sistema solar. Visitaremos Mercurio y la ciudad móvil de Terminador, el cinturón de satélites que orbitan más próximos al sol que el mismo Mercurio los llamados "vulcanoides", visitaremos la Tierra, Venus, Titán, Jápeto, Saturno... seremos testigos de la vida en multitud de asteróides convertidos en "terrarios", la historia nos llevará a bordo de un crucero espacial, al espacio frío y desnudo, a la tórrida superficie de Mercurio recorrida por los románticos caminantes solares... a pesar del número nada desdeñable de personajes y de la acción centrada casi siempre en la protagonista Cisne y su insufrible qubo parlanchín que lleva insertado en la cabeza, es el universo particular recreado el indudable protagonista.

"Terminador gira en torno a Mercurio como los caminantes solares, moviéndose a la velocidad de rotación del planeta, planeando sobre veinte gigantescos raíles elevados, que juntos empujan y guían hacia poniente una ciudad bastante mayor que Venecia. Los veinte raíles discurren alrededor de Mercurio como el prieto anillo de boda de una novia, sin apartarse mucho de los cuarenta y cinco grados de latitud sur, pero trazando amplios desvíos al sur y al norte para evitar los trechos del terreno que son especialmente accidentados"

Hay partes del libro en forma de minicapítulos introductorios que en ocasiones se centran en aspectos técnicos o curiosidades de esa historia proyectada en el futuro por Robinson, incluso se toma la molestia de recrear una cronología desde finales y comienzos del siglo XX hasta el siglo XXIV en el que transcurre la acción... toda una declaración de intenciones al denominar el período actual (hasta 2.060) como "la vacilación"... es decir el periodo histórico en el que todo el mundo era consciente de los peligros medioambientales y la amenaza del cámbio climático y nadie hizo nada para evitar sus funestas consecuencias que ocasionaron posteriormente millones de víctimas tras el deshielo de buena parte de los polos y la elevación de once metros del nivel del mar. Robinson nos lanza un claro mensaje con esta novela, "no tenemos remedio", al menos mientras no salgamos de nuestro globo terráqueo. 

Es curiosa la contraposición entre los avanzados colonos espaciales en todos los sentidos, tanto el nivel tecnológico, el alto nivel de vida, la ausencia de dogmatismos e ideologías nocivas, el alto grado de permisividad sexual que lleva a un futuro de seres andróginos y hermafroditas donde la diferenciación de sexos y razas no tiene sentido alguno... todo ello en relación con los atrasados terrícolas que viven inmersos en sus interminables luchas de poder y los sesgos ideológicos, culturales y religiosos que los tienen atrapados en un pasado que las generaciones colonizadoras dejaron muy atrás. La visión de unos mundos idílicos, aunque artificiales, en comparación con una tierra devastada, agotada, sin selvas, sin casi especies animales salvajes, superpoblada y presa de las mayores injusticias... vamos como el mundo de hoy y lo que nos espera por el camino que vamos.

No estamos sin embargo ante una "distopía" en modo alguno ya que hay un gran optimismo en esta novela, pero sí ante una obra de ficción que hunde sus fundamentos en la actual realidad, en los últimos descubrimientos de la ciencia y la exploración del sistema solar, que realiza una serie de hipótesis culturales sobre la posible evolución de las diferentes civilizaciones humanas y que en definitiva fundamenta todas sus esperanzas de un futuro mejor para la humanidad en el desarrollo de la carrera espacial, única forma a juicio del escritor de continuar con la evolución del ser humano hacia algo mejor. Como toda buena obra de ciencia ficción, y esta lo es indudablemente, el fondo prevalece sobre la forma. No solamente es interesante lo que el autor expone sino también lo que sugiere, las segundas lecturas, la dirección a la que apuntan sus ideas... en ese aspecto concreto me ha parecido una novela excelente y muy superior a la trilogía de Marte.

Aparte de la recreación de estos artefactos y mundos imaginarios me ha gustado especialmente el tratamiento de los aspectos psicológicos de la protagonista. No es habitual en este género, pero en cierta forma la historia lo requería ya que la mayor parte de la misma está siendo vista a través de un singular personaje que resume perfectamente las complejidades y los retos que tendría que afrontar una futura evolución humana donde la vida se prolonga más allá de los cien años, se libra una fuerte batalla contra el vacío existencial y la soledad, por una parte y el hedonísmo egoísta por otra, amén de la especial sensibilidad de la que hace gala Cisne Er Hong, su también peculiar sexualidad y el hecho de haber experimentado en sí misma con toda una variedad de añadidos y "gadgets" cerebrales, intoxicaciones bacterianas alienígenas incluidas, llevar consigo una hiriente computadora parlante amante de los juegos de lógica (posiblemente los diálogos con ella son de lo mejor de la novela) y haberse empeñado en hacer de su vida, su cuerpo y su cerebro una obra de arte viviente. La complejidad psicológica y las reacciones y comportamientos incomprensibles están servidos, cuando ella es la protagonista de algún capítulo ya se sabe de forma anticipada que no hay lugar para el tedio.



Lo mejor: Todo un pulso imaginativo, un viaje fascinante al que el autor sin respiro nos lleva de una punta a otra del sistema solar un espacio inhóspito, despiadado y no obstante "domable". Eso sí, de momento solamente en la imaginación bienintencionada y benébola de un escritor enamorado de la ciencia y el progreso humano. Sin duda alguna una de las mejores de su autor, que nace con vocación de clásico del género, sin prácticamente un momento de desinterés o de aburrimiento.

Lo peor: Una novela de ciencia ficción pura y dura en el más clásico estilo con sus virtudes derivadas de la exposición de ideas y el impresionante despliegue imaginativo, y los habituales defectos del género especialmente en su vertiente "hard". Exceptuando a la protagonista nos topamos con personajes insultantemente planos, a los que el escritor en ocasiones no dedica ni dos líneas para describir físicamente, dedicándo en cambio párrafos y párrafos a las descripciones de los diferentes hábitats artificiales y a los diferentes mundos escenarios de la acción. La trama argumental tiene poco interés en sí, no aclara ni significa gran cosa, exceptuando la parte de la misma que transcurre en la Tierra, posiblemente por sus conexiones con el mundo actual. Sobra la parte del inmigrante venusiano, metida en la historia a martillazos, y sobre todo el "bodorrio", cumplido homenaje al final de la trilogía marciana.

Todo en definitiva está supeditado al juego de imaginar un grandioso escenario donde en ocasiones los protagonistas y su historia simplemente se pierden. Hay por lo tanto que entrar en el juego del escritor y convertirse en su cómplice para disfrutar de esta novela. Solo recomendable para forofos del género, existen obras más interesantes para el público general que desee introducirse en la ciencia ficción que esta novela... aunque probablemente también los aficionados a la ciencia puede disfrutar mucho de la misma, si es que hay alguno de ellos que no guste también de la ciencia ficción ;-)


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