"...también usted y yo somos el resultado de una casualidad extraordinariamente improbable. La probabilidad de que su padre y su madre se conocieran fue muy remota; y la probabilidad de que este espermatozoide paterno penetrase en aquel óvulo materno, todavía mucho más. En definitiva, somos el resultado de una ínfima probabilidad. Y aun así estamos aquí. Fantástico, ¿verdad? Esto implica que no hay ningún ser omnipotente que decida nuestra suerte, que pueda sacarnos de esta fiesta terrenal, que atormente a unos con un cáncer y a otros con una guerra sangrienta... Significa que debemos cuidar de nosotros mismos y que podemos y debemos tomar la vida en nuestras manos. Ya que estamos aquí por pura suerte, podemos y debemos construir nuestra propia felicidad. Sin infierno ni paraíso. ¿Acaso no es magnífico?"
Ficha: "Darwin en el supermercado", Mark Nelissen, editorial Ariel, 192 páginas, ISBN: 978 8434 405790
Aquí tenemos uno de esos ensayos de divulgación aptos para "todos los públicos", el biólogo belga Mark Nelissen nos introduce en el mundo de la psicología evolutiva y la etología a través de una serie de anécdotas extraídas de la vida cotidiana.
Que el tema de la teoría de la evolución y sus implicaciones es sumamente fascinante no va a sorprender a estas alturas a nadie, otra cosa bien diferente es ver como el mismo se traduce en pautas de comportamiento humano, sí humano, en nuestra vida diaria, ver como no somos en ocasiones tan dueños de nuestro comportamiento como creemos, y que por debajo de los condicionamientos culturales, a un nivel más profundo, circulan una serie de inclinaciones naturales que llevamos insertas en los genes desde que venimos al mundo.
Mark como experto en comportamiento animal, etología, y en esa disciplina joven y apasionante ya mencionada, la psicología evolutiva, nos mostrará una y otra vez situaciones de la vida cotidiana donde es posible extraer indicios de nuestra evolución como especie. Con un estilo simple, directo y cargado de ironía el libro irá desgranando, capítulo a capítulo, temas de lo más diverso: La capacidad de algunos animales gregarios de evitar escisiones de los grupos a través de una especie de enumeración (igualito que nuestro sistema democrático), la relación entre nuestras emociones y las hormonas, las diferentes estrategias reproductoras y su relación con la seducción humana, la aparente sinrazón de la función del dolor en la evolución, las neuronas espejo y cómo nuestro subconsciente nos delata, la tremenda inclinación social de nuestra especie, el papel de las hormonas en la fidelidad, la balanza entre la presión biológica y la cultural a la hora de determinar el número de hijos...
Aparte de rastrear las huellas de la biología allí donde muchas veces presumimos que solo impera lo "racional" y que como mucho no hay más condicionamiento que lo "cultural", creencia generalizada en casi todo el mundo, ya que explicar un comportamiento humano desde el punto de vista de la biología y la evolución resulta "sospechoso" para la mayoría... vamos que en un momento te pueden tildar de misógino, machista, fascista, racista y no se cuantas cosas más si no se anda con pies de plomo teniendo bien a mano una defensa (y aun así); aparte de mostrarnos una buena cantidad de este tipo de relaciones recién descubiertas por la psicología evolutiva, el libro también constituye, y no podría ser de otra forma, una defensa de este tipo de teorías e investigaciones. Porque está muy bien señalar todas estas curiosidades, como mucho nos dará para presumir de erudición o de ingenio en una reunión con los amiguetes en torno a una taza de café o una cerveza... pero ¿hay algo sensato en todo esto? ¿puede probarse que tal o cual comportamiento humano posee raíces profundamente asentadas en nuestra biología y en nuestra evolución como especie?... el ingenioso y chistoso biólogo belga nos asegura que sí, que su disciplina no es una colección aventurada de hipótesis arriesgadas sino que cuanto afirma en este libro posee una base sólida. En uno de los mejores capítulos del libro, "Remando contra los malentendidos", uno que describe su debate con un "culturalista", perdón por la palabreja inventada, nos dice por qué cree que esto es así y cual es baremo para distinguir entre una afirmación sobre el comportamiento humano que podemos asignar a la cultura y otra que está más allá de la misma ¿se adivina cual?... exacto, la "universalidad" de un comportamiento nos dice que este viene de muy lejos. Este capítulo me ha gustado especialmente porque se dedica precisamente a eso de lo que habla en su título, a aclarar los prejuicios y malentendidos que suelen acompañar a cualquier tipo de afirmaciones donde se ose buscar condicionantes biológicos o evolutivos, aun reconociendo el peso enorme de la cultura.
Otro de mis capítulos favoritos es aquel en el que Mark abandona temporalmente su especialidad y se mete en terrenos filosóficos, "¡Socorro! ¡No existo!" me gustó especialmente. También el dedicado a la homosexualidad donde ayuda a echar por tierra la típica idea del blanco y negro en lo que a preferencias sexuales se refiere, o el que se dedica al espacio privado en lo público, o el dedicado a la costumbre de depilarse y su posible origen evolutivo, a la proliferación de modelos femeninos retocadas digitalmente, a si es verdad o no que las personas altas son más felices, o al doble rasero que empleamos en juzgar a los demás en función de si los mismos son famosos o no, al origen de las razas o al origen de la risa y la sonrisa, o la dificultad del cerebro para manejar conceptos abstractos... verdaderamente sorprende la variedad de temas, uno no sabe de un capítulo a otro lo que se va a encontrar, porque van de lo más cotidiano y concreto, vulgar incluso, a lo más insólito.
Lo mejor: Una obra que nos muestra, generalmente en clave de humor, cómo la teoría de Darwin en lo que atañe a su relación con nuestra especie está más cerca de lo que creemos, como bien comenta el autor, no es necesario meterse en un laboratorio o una biblioteca para rastrear comportamientos derivados de nuestra evolución en la vida cotidiana... basta con sentarse en la terraza de un café, tumbarse en una hamaca en la playa o simplemente asomarse a la ventana o asistir a un concierto o una obra de teatro, la realidad está ahí fuera para todo aquel se sepa mirar. Si el lector está interesado en la teoría de Darwin y en la psicología evolutiva difícilmente encontrará un libro más asequible que este.
Lo peor: Mark apenas nos muestra su potencial como escritor, posiblemente esta sea su obra más vendida, de ahí su traducción al castellano, pero también la más "facilona"... estoy convencido qude que sus libros anteriores son más interesantes. Puedo recomendar a los lectores más curtidos en ensayos de divulgación y sin miedo a ahondar en las espesuras, que se adentren en el maravilloso libro de Richard Dawkins "Evolución, el mayor espectáculo sobre la tierra", comentado aquí hace casi seis años, o el retador "La vida bajo escrutínio", de nuestro mayor especialista en filosofía de la biología el profesor Antonio Diéguez.
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