"La espiritualidad empieza con una reverencia a lo ordinario que nos puede llevar hasta perspectivas y experiencias que lo son todo menos ordinarias. Y aquí no tiene lugar la convencional oposición entre humildad y arrogancia. Efectivamente, el cosmos es vasto y por lo que parece indiferente a nuestros esquemas morales, pero cada momento presente de conciencia es profundo. En términos subjetivos, cada uno de nosotros es idéntico al principio mismo que da valor al universo. Experimentarlo directamente -no solo pensar en ello- es el verdadero comienzo"
Ficha: "Despertar. Una guía para una espiritualidad sin religión", Sam Harris, editorial Kairós, 314 páginas, ISBN: 9788 499 884578
Hacía ya tiempo que quería leer algún libro del filósofo y neurocientífico Sam Harris, en su momento no adquirí su primera obra "El fin de la fe" y era como una asignatura pendiente para mí teniendo en cuenta que sí que me he acercado a obras de los otros tres componentes del cuarteto llamado "cuatro jinetes del ateísmo", Richard Dawkins, Christopher Hitchens y Danniel Dennet. Del primero ya comenté aquí su combativo "El espejismo de Dios", o el ateísmo desde el punto de vista de la ciencia, del segundo su excelente ensayo "Dios no es bueno", una defensa del ateísmo desde un punto marcadamente histórico y político, y el interesante "Romper el hechizo" del tercero, una obra de más envergadura que las reseñadas y de marcado talante filosófico, obra que no he comentado aquí aún por estar leído solamente por mí de forma parcial, estoy en ello todavía. Me quedaba por lo tanto leer y comentar la obra mencionada de Sam Harris que hasta ahora era lo único publicado de este autor... por fortuna una reciente publicación en la editorial Kairós de su nuevo libro me ha facilitado las cosas, "Despertar" constituye pues el nuevo trabajo de Sam Harris y ha sido toda una sorpresa para mí.
Y es que cuando uno va a hablar de un autor que defiende una postura abiertamente atea lo que espera es encontrarse con una visión eminentemente científica, con alguien que nunca ha poseído el menor atisbo de eso que se denomina "fe"... máxime cuando ha sido compañero de "cruzada" de los otros tres autores. Es por eso que un ateísmo directo y militante no me cuadraba con lo que me he encontrado en este libro, hasta cierto punto claro, y es que el autor deja claro que una cosa es la fe religiosa basada en el dogma y otra cosa ese concepto tan ambiguo denominado "espiritualidad", precisamente de eso va este libro.
Centrado en el tema de la espiritualidad y dejando de lado el asunto de la religión, ya abordado por Sam en sus libros anteriores, el mencionado "El fin de la fe" y el que escribió posteriormente como respuesta a los ataques recibidos a consecuencia de su publicación, "Cartas a una nación cristiana" el libro nos va a relatar aquello que el autor entiende por espiritualidad y como el cultivo de la misma puede ayudarnos en nuestra vida, sorprendentemente, al menos para mí, el autor nos referirá en numerosas ocasiones su experiencia como buscador espiritual, sus viajes a oriente y sus vivencias como discípulo de diferentes "gurús", la práctica desde su juventud de forma asidua la meditación y como esta le ha sido de utilidad en la vida. Como vemos, a diferencia de sus tres "tocayos" de causa Sam conoce el mundo de la espiritualidad, al menos en su vertiente oriental de Budismo y Vedanta Advaita desde dentro. Algo que un servidor no esperaba desde luego y que da un interés especial a este libro.
Este es un libro destinado a dos tipos de lectores que no suelen coincidir en cuanto a gustos, un libro destinado a aquellos que comulgan con una visión racional científica del mundo y aquellos que intentan ir un poco más allá de esa visión y piensan, o desean creer, que esta todavía no alcanza a explicar toda la realidad del universo. Hay un evidente peligro de estrechez de miras y negar una parte sensible de la realidad solo porque esta es difícilmente comunicable en el primer grupo y un peligro a caer en la superstición y creer en insensateces en el segundo. Mi extremadamente limitada experiencia con la espiritualidad oriental, en comparación con la que exhibe Sam en este libro, me hace "coger con pinzas" cualquier ensayo sobre estos temas desde hace unos años, ya que se muy bien la tendencia de las personas a "creer" en cualquier tontería que les suene bonita... pero también me doy cuenta que una explicación exclusivamente racional y científica del mundo posee sus limitaciones ya que la ciencia dista todavía mucho de ser perfecta, aun cuando su explicación de la realidad sea de momento la mejor que tenemos.
Qué es la espiritualidad al margen de la religión por una parte, y cómo la meditación puede ayudarnos a sentirnos mejor y evitar sufrimiento en el mundo por otra. La meditación como herramienta para llegar a ese punto que buscan el Budismo, el Advaita y otros de romper con la ilusión del yo, esa ficción necesaria pero no imprescindible para estar en el mundo y que una vez puesta en entredicho hace que las cosas se puedan vislumbrar de otra forma. La negación del yo en esas religiones orientales, sus trucos y técnicas para alcanzar una íntima comprensión que nos muestre la inexistencia de esa ficción... junto con la visión científica moderna que las apoya, cómo la moderna neurología y las investigaciones psicológicas sobre la naturaleza de la conciencia no hacen más que corroborar que eso que denominamos "yo" no existe. Para la búsqueda de ese "yo" desde el punto de la ciencia y la filosofía recomiendo la lectura del excelente libro de Julian Baggini "La trampa del ego", ya comentado aquí hace tres años.
Temas como la búsqueda de la felicidad, el sufrimiento y ese estado especial de la conciencia al que aluden las religiones orientales "la iluminación" en el que cesa toda ilusión de constituir un ente separado del mundo, y por lo tanto todo sufrimiento psicológico, serán protagonistas del primer capítulo del libro. En el segundo Harris se mete en harina y nos mostrará el resultado de los últimos experimentos sobre la mente, sus funciones, ese concepto tan sumamente escurridizo que denominamos "conciencia", la posibilidad, de momento fracasada, de encontrar en el cerebro un punto indivisible que constituya su mismo centro, el tema del inconsciente y su relación con el comportamiento...
La investigación del "yo" será el protagonista del tercer capítulo, la posibilidad de una conciencia sin sentido del "yo", la naturaleza de los pensamientos y de esa profunda fantasía que es prácticamente inevitable. El cuarto capítulo estará dedicado a la meditación, al camino progresivo de la meditación vipassana y la meditación zen, el camino repentino que defiende el advaita y la escuela budista dzogchen... y el interesantísimo, y divertido, trabajo de Douglas Harding, por cierto leído por mí hace años antes de la existencia de este blog ;-), donde una idea sencilla e inspirada proporcionó la mejor explicación de la visión del budismo zen y similares que se pueda tener, y es recogida por Sam Harris. En medio de todo este caudal teórico e infomativo que Sam nos lanza en este libro destaco la utilidad de esos párrafos con fondo sombreado donde se nos alude a la práctica directa, a ejercicios que el lector puede realizar para penetrar junto con el autor en el mundo de la auto investigación de la conciencia.
El quinto capítulo será una especie de indicador de peligro, los peligros de buscar un maestro espiritual y dar con un farsante o un embaucador, los peligros y las potencialidades de las drogas para experimentar diferentes estados de conciencia, y también el camino sin salida de creer en las experiencias después de la muerte o buscar la espiritualidad en ese tipo de fraudes... al fin y al cabo no se trata de indagar en algo que no podemos conocer, que hay más allá de la muerte, sino de mejorar la experiencia de esta vida, que es la que sabemos con toda certeza que existe.
"Una vez que hemos reconocido la ausencia del yo de la conciencia, la práctica de la meditación se convierte solamente en un medio para familiarizarse más con ella. El objetivo, a partir de este momento, es que ya no nos pase desapercibido lo verdaderamente crucial. Para ello, paradójicamente, sigue haciendo falta disciplina, y es indispensable reservar un tiempo para meditar. Sin embargo, la auténtica disciplina es mantener el compromiso, durante toda la vida, de despertar del sueño del yo. Para ello no hace falta que hagamos ningún acto de fe. De hecho, la única alternativa es seguir estando confusos respecto a la naturaleza de nuestra mente."
"Estamos siempre y en todas partes en presencia de la experiencia. En efecto, la mente humana es la más compleja y sutil expresión de la realidad que hayamos encontrado hasta ahora. Ello debería asegurar profundidad al modesto proyecto de darnos cuenta de cómo es estar en el presente. Por muchos que sean tus errores, algo en ti en este momento es puro, y solo tú puedes reconocerlo. Abre tus ojos y mira"
Lo mejor: Una mirada lúcida y completa de lo que podemos llamar "espiritualidad laica", el que alguien como Sam Harris recomiende la práctica de la meditación y pueda aportar una experiencia tan extensa de una vida de práctica meditativa, retiros espirituales de semanas o meses... aunado a una lucidez y sentido común fuera de toda duda, le hace a uno reconciliarse con el mundo de la mal llamada "búsqueda espiritual", comprender cuanto de valioso nos puede aportar a nuestra vida y también el cuidado que tenemos que tener para evitar sus peligros, que no son pocos. Muy recomendable a todos aquellos interesados en estos temas. Volveré sin duda a leer algo de este autor.
Lo peor: Sam habla para gente como él, gente con curiosidad por saber pero por otro lado sin estar presa de ideas preconcebidas ni supersticiones... por desgracia en el mundillo de la búsqueda espiritual hay absolutamente de todo. Habrá quien ante la mención siquiera de estos temas, incluso avalados por alguien tan serio y riguroso como este autor, simplemente harán un gesto de desprecio y no sentirán impulso alguno de querer conocer... otros tendrán una idea de la espiritualidad tan contaminada ya por el dogma, la superstición o dudosas cosmologías, que una visión científica y sensata les parecerá demasiado estrecha y parcial por no decir extraña. Nadar entre dos aguas es lo más complicado que hay y el ámbito donde se mueve este libro es demasiado difuso ya que apoya decididamente una práctica espiritual desligada del dogma y la creencia religiosa, enfocada en el auto conocimiento tal y como la profesa el autor. Es fácil naufragar en uno u otro sentido y es complicado recomendar este libro a nadie sin conocerle bien.
La defensa que hace el autor del uso de sustancias psicotrópicas, aunque sea solamente una vez, para experimentar otros "estados de conciencia" es un arma de doble filo tan peligrosa, tal y como reconoce el mismo autor y donde no deja de explicarlos los "problemillas" que puede acarrear, que ese consejo simplemente sobra del libro, nadie necesita un viaje al terrorífico mundo de la locura, aunque sea un viaje de ida y vuelta.
"Nadie necesita un viaje al terrorífico mundo de la locura" ¿Por qué?
ResponderEliminarPorque personalmente dudo mucho que ese sea un viaje completamente de ida y vuelta de donde uno no se traiga "souvenirs" no deseados. Bastante desgracia sería verse arrastrado allí como para encima pretender visitarlo voluntariamente. Pero allá cada cual, entiendo que haya quien le fascine la experiencia (antes de vivirla) y desee correr ese riesgo al igual que hay quien vive la experiencia de la escalada o de saltar en paracaídas ;-)
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